Tantas
promesas que se apagan hoy,
y no sabemos ni el por que.
Porque
el amor se esta muriendo, no.
Tras el portón de aquel
café.
Tantas
parejas que se aman hoy,
a oscuras y en su fantasía.
Tantos
amores se reencuentran hoy
en todas las canciones y en las
poesías.
Era increíble lo rápido que avanzaba el tiempo, pero lo lento que era para curar una herida. Una herida de amor, que poco a poco, dejaba una cicatriz digna como la de Harry Potter.
Hacía casi un mes que no le dirigía ni una sola palabra; ni siquiera una indagadora mirada. Nada. Había optado por ignorar a tal magnífica creación; más que mal, se lo había prometido a sí mismo.
Aunque aún extrañaba cada célula de Hermione; al pasar de los días, la opresión constante de su pecho disminuía. El último día que habló con ella, creyó que moriría después de aquel fatal desenlace. Pero no, había podido detener el naufragio, aunque fuera escasamente.
Le entristecía, pero a la vez estaba agradecido, la postura que la Gryffindor había tomado: en las horas de clases, se sentaba junto a sus dos guardaespaldas al final de la sala, mientras que él estaba de los primeros; aunque pasaran uno al lado del otro, que casi nunca ocurría, optaba por ignorarlo; y por si hubiese sido poco, se las había arreglado para no tener que coordinar el baile de San Valentín con él.
Sí, por más que Mcgonagall le refutara, se había salido con la suya: ella repartía el trabajo, mientras que Mcgonagall le enviaba una lechuza a él indicándole qué tenía que hacer.
Pero sentía paz; una enorme paz al saber, y constatar con furtivas miradas que le dirigía, que la chica había vuelto a sonreír. Si bien estaba agradecido porque Weasley ya no intentase hacerse pasar por su "novio", aún sentía celos al saber que él la había tenido primero.
-¡Vamos, Draco! Llegaremos tarde a clases…-
Dejó su servicio en el plato y miró a la rubicunda chica que tenía en frente.
Ni él mismo se lo creía. Parecía inaudito que Pansy, la causante de sus varios dolores de cabeza, lo llamase por su nombre.
Una noche, semanas atrás, la había encontrado llorando desconsoladamente en las mazmorras; lugar que él frecuentaba esperando a que Hermione llegase. Si bien, en ese momento, sintió gratificación al verla sufrir; minutos después le dio lástima.
Flash Back
La estaba esperando; con la ilusión de que llegase con su pícara mirada a buscarlo, para luego, llevarla a su recámara.
Era una costumbre para él pararse ahí cada fin de semana; aunque sabía que ella nunca acudiría al lugar, que muchas veces, había sido el único testigo de aquel amor oculto.
Ya era muy tarde, pero aún tenía que esperar por si alguna vez ella decidiera volver. No podía rendirse, no quería… De pronto, escucho como un leve murmullo provenía de un salón.
Sigilosamente se acercó, esperando encontrarse con su adorada leona. Pero no, en su lugar, estaba ella: Pansy Parkinson.
"¿Qué no me puede dejar de vigilar tan solo un segundo?". Estaba exhausto de su futura esposa; a lugar que iba, siempre se la topaba. Según ella era por "casualidad", pero Draco bien sabía que Pansy no era de aquellas que frecuentara el bosque prohibido o los campos de Quidditch; sitios donde él creía que podría encontrar tranquilidad.
Pensó en rezarle un rosario completísimo, pero algo le llamó la atención.
"Está… ¿llorando?"
Ciertamente lo estaba; se encontraba tirada en el piso, mientras sollozaba fuertemente tocándose el pecho, como si se estuviese ahogando.
Sonrió satisfactoriamente, después de todo él no era el único que sufría. Pero recordó los momentos en que veía a su amada Hermione en ese estado, y su corazón se ablandó.
Lenta y cautelosamente se acercó a ella, intentando no asustarla. Pero, como era de esperar, al sentir que no estaba sola como creía, se llegó un gran susto. Y seguido, su temor aumentó al percatarse de quien se trataba.
-¡Malfoy!... Yo…- intentó explicarse, pero le fue imposible dado que un arrebatador lloriqueo se apoderó de su voz.
El insinuado solo se limitó a acercarse más y abrazarla: era increíble la manera en que Hermione lo había cambiado. Si bien, antes de comenzar a amarla, por nada del mundo dedicaría un abrazo real a nadie, ahora sí que lo hacía.
Fin Flash Back
Yo
quería parar el tiempo
Con tus ojos viéndome
Con
las ganas de quedarme así abrazándote
Y parar aquel
momento cada vez que tu te ibas
Yo quería, si quería...
Si bien durante los años que se conocían no se soportaban; habían aprendido a tolerarse. Más que eso, en realidad se llevaban bastante bien. Aunque aún no habían logrado la suficiente confianza para contarse sus más íntimos secretos, se habían llevado una grata sorpresa al saber que tenían muchos intereses en común.
Le sorprendía que con Pansy pudiese tener una interesante conversación sobre política y religión, temas que él encontraba fascinantes y que, por supuesto, no podía debatir con su único amigo: Blaise Zabini. Con éste se podía dar el lujo de conversar sobre Quidditch y chicas, pero nada más. El vocabulario de su moreno amigo se limitaba a más.
Nunca entendió el por qué la chica había llorado esa noche; tal como nunca entendió el por qué no se había dado el tiempo de conocerla realmente. Juntos, más Zabini, eran el Trío de plata.
Podían pasar horas sentados en el jardín contemplando cada suceso que la naturaleza causaba, pero que ellos nunca antes se habían tomado el tiempo de apreciar. Eran horas en silencios acogedores, en donde las palabras no eran necesarias; solo se limitaban a mirarse entre los tres y sonreír sinceramente.
-¡Mujer, aún faltan diez minutos!- le reprochó, puesto que aún no había acabado ni la cuarta parte de su desayuno.
La chica frunció los labios, y se sentó. Luego, le dedicó una sonrisa y le dijo:
-Draco¿estás preparado para lo que viene?-
El chico dejó nuevamente sus cubiertos y le sonrió. Aunque su sonrisa no era verdadera, trató de que ella no lo notara.
-Claro, Pansy. Aunque te advierto: el discurso que debe tener preparado mi padre debe ser terrorífico… De lo aburrido, claro está.-
La chica rió disimuladamente.
-Y eso no es todo, Draco. Recuerda que debes sumar el discurso de mi padre.- repuso mientras ponía cara de asco.
Ambos rieron sonoramente. Ya se podían imaginar en la cena de navidad, que se llevaría a cabo el sábado de esa semana, disimulando ser la pareja perfecta.
-Draco…- inquirió la chica temerosamente.
-¿Sí?- respondió indagando en los ojos de Pansy, intentando descubrir el por qué de su temeroso tono de voz.
-¿Realmente quieres casarte conmigo?-
Draco se extrañó; durante todo el tiempo que llevaban siendo amigos, en ningún momento había surgido el tema del matrimonio. Ambos habían optado, sin saber que el otro también, por mantenerlo al margen.
¿Qué era conveniente en ese momento: mentir o decirle la verdad?
-No queda otra opción...¿no?- le dijo, mientras le guiñaba un ojo.
La chica sonrió, pero Draco notó cierto dejo de amargura en su rostro.
-¿Por qué esa cara, Pansy?- le preguntó. -¿Acaso no era eso lo que querías?-
La muchacha asintió, pero sin mirarlo a los ojos. La audacia y astucia de Draco Malfoy le hicieron dudar ese gesto; bien sabía que el no mirar a los ojos indicaba que algo se estaba ocultando. Aún así, prefirió no averiguarlo en ese momento.
-Señorita Parkinson¿sería tan amable de aceptar mi agradable compañía?-
La aludida lo miró confusa, mientras él le ofrecía su mano.
-¡Dios, Draco! Si sigues así tendré que alejarme de ti…- se mofó Blaise, que no dejaba de devorar cada pastelillo sobre la mesa.
-¿Celoso mi querido Blaise?- preguntó burlescamente. -¿Acaso quieres que te tome la mano también?-
El moreno lo miró falsamente ofendido, mientras que Pansy soltaba una sonora carcajada.
-De la mano o no, creo que si no nos apuramos… Llegaremos tarde a la clase de Mcgonagall.-
Yo
quería cambiar el mundo
Pero el mundo es como es
Cuantas
ganas de escarbar dentro de tu alma
Yo quería tenerte
sola
Y que fueras para siempre mía
Yo quería, si
quería...
-¡RONALD WEASLEY!- chilló.
-¡Dios mío, Hermione!- la reprendió. -¡Suenas igual a mi madre!-
Harry rió por lo bajo, intentando que su amiga no lo notara.
-¡Eres insufrible!- le espetó, mientras cruzaba sus brazos y lo miraba enojada.
-Herms…- le susurró Harry, intentando calmarla. Si bien, estaba contento de que ella hubiese vuelto a ser la misma de antes, no le hacía gracia que las peleas con Ron hubiesen vuelto también. –Aún hay tiempo… Si tenemos clases con Hagrid, él no se enojará si llegamos unos minutitos retrasados.- le dijo, mientras imitaba a Ron, quien tomaba zumo de calabaza para que los pasteles, que tenía en su garganta atorados, no lo ahogaran.
-¡Harry Potter!- le reprendió ahora al moreno. –No porque Hagrid sea nuestro amigo, quiere decir que le faltemos el respeto como profesor que es.-
-¡De acuerdo!... Vamos, creo que ya desayuné bien.- dijo Ron mientras se sobajaba el estómago.
La chica creía inaudito el apetito de su pelirrojo amigo; prácticamente se había zampado su desayuno, y para colmo, el de ella también. Y para rematar el asunto; Harry lo apoyaba.
¡Pero qué indisciplinados eran esos dos! Aunque, a esos dos los quería más que a nadie. Ellos dos la habían ayudado sin siquiera escuchar que ella se los pidiera. Siempre estaban ahí para consolarla, para divertirla, y hasta para hacerla rabiar… Pero los adoraba.
Cada vez que la tristeza la rondaba, ellos estaban ahí para ahuyentarla. Sobre todo Ron; quien se había comportado como jamás imaginó Hermione. No la dejaba ni a sol ni a sombra; siempre la defendía contra todo aquel que osara a tan solo rozarle el brazo por casualidad; siempre al lado de ella, velando por su seguridad y felicidad.
Pero lo que más le sorprendía del pelirrojo, era su madurez. La madurez con que afrontaba cada repentina desolación que la azotaba a ella, cada vez que se acordaba de él.
"Draco Malfoy"
Ese nombre que le sonaba tan real, pero tan ficticio a la vez. ¿Dónde lo había escuchado? Por más que lo tratara de negar, sabía que su corazón lo recordaba como si lo hubiese conocido toda su vida.
¿Dónde quedaba el límite entre lo real y lo ficticio?
Lo sabía bien; la realidad era Hogwarts, Gryffindor, su familia, sus amigos, Crookshanks y ella.
Aquel rubicundo Slytherin sería, sin duda alguna, el peor recuerdo que guardaría en silencio. Nunca nadie lo sabría, a parte de sus amigos y del nombrado. Pero se había jurado olvidar, tarde o temprano, aquel pasaje de su vida. Y poco a poco, lo estaba logrando. La idea de Harry de "alejarse, evitarlo y volver a aborrecerlo" estaba funcionando casi en un ciento por ciento. Sería completamente efectivo si su corazón se negase a seguir amándolo, tal como lo dictaba su mente. Pero, en ocasiones como esa, el corazón mandaba por sobre las neuronas.
Tantos
momentos que se extrañan hoy:
tu olor, tu risa y tu
alegría.
Las cosas pasan y así es el amor,
mas no
lo entiendo.
No lo acepto, no.
Y Yo quería…
Olía perfectamente aquel aroma a vainilla.
Olfateaba, sin duda alguna, aquella fragancia mentolada.
Más aún, como era de costumbre, ninguno de los dos había volteado a mirar de dónde expedía aquel olor. No era necesario. Ese perfume estaba impregnado en el otro, aunque no lo quisieran. Desde el momento en que habían unido sus cuerpos, conjeturando una sola alma, podían sentir cuando el otro estaba cerca aunque fuera a kilómetros de lejanía.
El trío de plata pasaba por el umbral de la puerta junto al trío de oro. Más aún, ambos se ignoraron, sumiéndose en sus propios mundos que eran unidos por dos personas. Dos personas que habían logrado profesar el amor más puro y prohibido que jamás hubiese existido.
Hermione sintió como Ron la abrazaba sin tener intenciones de dejarla escapar, mientras la dirigía hacia las afueras del castillo; rumbo a clases de Cuidado de las Criaturas Mágicas.
Draco apreció como Pansy le apretujaba, aún más de lo normal, su blanquecina y fría mano; mientras se dirigían hacia la escalera: rumbo a clases de Transformaciones.
Sin siquiera dirigirse una oculta pero deseosa mirada sus caminos se separaron, dejando atrás aquel aroma que ansiaban desde lo más profundo de su ser.
Con
tus ojos viéndome,
con las ganas de quedarme así
abrazándote.
Y parar aquel momento, cada vez que tú
te ibas.
Yo quería, si quería.
Yo
quería tenerte sola, y que fueras para siempre mía.
Yo
quería, si quería...
Tantas parejas que se aman
hoy,
y yo esta noche sin tu amor...
¡Merlín! Yo también quería:
-Dormir más hoy.
-No estudiar hoy xD.
-Por supuesto, Responder sus bellos reviews (que mañana sí o sí lo hago)
-Dormir en zoología.
-Encontrarme un Draco o un Sirius para mi solita.
-No quemarme las pestañas del ojo derecho ¬¬.
Pero bueno, uno quiere y ... No siempre se puede¿no?. Espero que les gustara el chap; la verdad es que por primera vez a mi sí. Sobre todo el final: no es que sea masoquista, pero me gustó...
Lo sé; Pansy no es mala y blablablah... El malo será otro >:) ...
Saludos, agradecimientos y besos para ustedes.
Agatha Black Malfoy.
"Yo quería tantas cosas, pero ni una wea se realizó xD"
