Tanita: Muy bien, aquí la segunda parte, he trabajado como burro
Raciel: ¿En serio?
Tanita: Bueno… no en realidad, pero he hecho mi mejor esfuerzo y este track es mas largo que el anterior. No deseo apresurarme a escribir y quitarle el sabor a esta historia por la prisa. Si acaso tardo en subir los siguientes tracks, no se me impacienten…
Raciel: ¿Acaso alguien lee esto?
Tanita: Prometo que esta historia tendrá fin, tarde o temprano. Ahora los dejo continuar, espero les guste esta parte y, ya saben…
Julia: Que esperamos ideas, quejas, felicitaciones, etc, etc, etc. Enjoy it.
"Una Absurda Canción de Amor"
Track 2
El cielo se había despertado completamente despejado esa mañana y así se mantuvo hasta que el sol se oculto en el horizonte. Shuichi caminaba alegremente a través de las calles que lo llevarían a su hogar. Había sido una semana terriblemente ocupada pero por fin había terminado y tenía todo el fin de semana para disfrutar un merecido descanso, aunque dudaba de que así fuera.
Yuki había partido rumbo a Los Angeles, CA a realizar una gira promotora de su nuevo libro, pero por lo que pudo escuchar Shuichi en los programas de espectáculos, este ya se encontraba entre los 10 número uno de Norteamérica, en verdad que su koi tenia talento.
8:00 PM marcaba el reloj digital en la muñeca de Shuichi, aun le quedaban dos horas hasta la llegada de Yuki, así que decidió prepararle una sorpresa; cambio de dirección, espera que el tiempo le alcanzara para todas las compras que ahora tenia que realizar.
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El vuelo con procedencia de California había aterrizado puntual sobre el aeropuerto de Tokio en Japón. Los pasajeros comenzaron a recoger sus maletas en la banda transportadora y se dirigieron a sus destinos, entre ellos el famoso escritor Eiri Yuki. Traía puestas sus ya conocidas gafas oscuras para que nadie lo renociera, aunque no parecía ser necesario ya que el aeropuerto se encontraba particularmente solo, claro, era febrero, casi nadie viajaba en aquellas fechas.
Salio del edificio y subió al primer taxi que encontró en la entrada, dio la dirección al chofer y se acomodo en el asiento trasero. Se encontraba agotado después de toda aquella semana de estar firmando libros y dar entrevistas, deseaba poder estar pronto en su cama y dormir hasta muy tarde.
Veía la ciudad a través de las ventanas del auto, ya no había nieve en las calles ni en los parques pero aun corría un aire helado en la noche y las madrugadas. Le traía muchos recuerdos esa época del año, pero el tiempo había tomado su curso y él aun seguía en este, tratando de vivir cada día sin permitir que el pasado lo atormentara, todo esto lo había logrado gracias a una persona, aunque nunca lo dijera abiertamente sabia que era así.
Un escalofrió recorrió su cuerpo. Subió el cuello del abrigo intentando cubrirse un poco mas, pero sabia que no era a causa del frió, sino de lo ocurrido unos días atrás y las preguntas que surgieron a partir de entonces.
La semana lejos de su pareja le habían servido para meditar lo que había ocurrido en su vida hasta entonces, como el pasado quedaba atrás y su persona cambiaba según transcurrían las estaciones, pero las cosas no son miel sobre hojuelas y él lo sabia perfectamente, no podían continuar así para siempre, todo acaba al final. Todo se termina rompiendo, tarde o temprano.
El conductor aviso que habían llegado a la dirección dada, tomo el dinero y dio las buenas noches al pasajero, se alejo por la amplia calle. Eiri tomo el elevador y pulso el botón del piso en el que estaba su departamento, espero unos momentos y la puerta se abrió, camino los últimos pasos e introdujo la llave en la cerradura. El lugar se encontraba completamente oscuro. Debe estar "trabajando" pensó sarcásticamente, busco el interruptor en la pared cuando sintió que algo se le venia encima y casi lo derribaba.
¡YUKI! – esa voz le grito en el oído casi reventándolo - ¡Te extrañe mucho! Que bueno que regresaste ¿Cómo te fue¿Me trajiste algo? –
Bien y no – contesto, intentando mostrarse molesto. – ¿Quieres hacer el favor de quitarte de encima? No puedo caminar, baka. –
¡Ah! Lo siento – siguió los pasos del escritor hasta la habitación. - ¿Estuvo bien la gira? Escuche que a tu libro le iba muy bien¿es cierto? – decía muy animadamente.
¿Si ya sabes la respuesta, para que preguntas? –
Porque… quería que tú me lo dijeras… – hizo un puchero. Solo quería hacer plática¿Por qué se enoja tanto conmigo? pensó.
Yuki suspiro, a veces su pareja podía ser muy molesta pero tierna a la vez. – Ya te lo dije – suavizo su voz – me fue bien y como supongo que escuchaste la editorial esta muy complacida por las ventas¿feliz? –
Si, gracias – una gran sonrisa cubrió su rostro. – Te prepare una sorpresa. –
¿Sorpresa? –
Si, pero tienes que cerrar los ojos. –
No –
Pero… si no los cierras, no es sorpresa. –
No estoy para juegos Shuichi, solo quiero dormir. – dijo tajantemente.
Pero… - lagrimitas amenazaban con salir de sus ojos.
Ya te dije que NO y es definitivo. –
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Shuichi guiaba de la mano a Yuki a través de los pasillos del departamento porque este tenía los ojos cerrados.
¡Ya los puedes abrir! – dijo Shuichi.
Se encontraban en el comedor, la mesa estaba cubierta con un mantel blanco, rosas en un florero y velas sobre los candelabros, la habitación lucia completamente distinta bajo los efectos de aquella luz. La cena se encontraba servida para dos.
¿Te gusta? – pregunto el cantante.
¿Tú preparaste esto? –
¡Si! – se sentía orgulloso.
¿Tú solo? –
…si… ¿Por qué? – ya no tanto.
Eiri se acerco a la mesa, los platos estaban cubiertos por charolas.
Supongo que son hamburguesas – dijo mientras le echaba un vistazo a la mesa.
¡Claro que no¿Cómo puedes pensar eso? – se mostraba un poco ofendido.
Shuichi, te conozco. Si no son hamburguesas, de seguro es algún alimento abundante en grasas, de un tiempo de compra de 15 minutos o menos y cero saludable. – trataba de no imaginar la asquerosidad que podía esconderse en tan lindo decorado. – O por lo menos lo pensaste. Y no me mientas. – dijo antes de que Shu comenzara a protestar.
Yo… bueno… al principio lo pensé…-
Lo sabía. – giro los ojos.
Pero como no te gusta nada de eso, cambie de idea y pase a un restaurante al que vas muy seguido y… – comenzó a jugar con sus manos.
¿Y? –
Y, como no entendí nada de la carta, el mesero me explico lo que eran y… ¡me dio mucho asco¡Cómo puedes comer caracoles? –
Restaurante francés, debí imaginarlo. –
Así que me puse a buscar otra cosa, pero no encontraba nada. Entonces recordé un lugar al que fuimos hace tiempo y que nos había gustado a ambos, así que compre todo ahí. Espero que te guste. – esto ultimo lo dijo en susurro mientras que quitaba las charolas que cubría los platos.
Comida italiana… supongo que… - comenzó a recorrer los platillos con la vista – claro, pizza. – Lanzo una mirada acusadora contra el pelirrosa.
Si… – evadió la mirada – ¿te gusta? –
Supongo que esta bien… – dijo mientras se sentaba a la mesa.
¿En verdad¡Que bueno! – Shuichi estaba muy feliz. – Pero… -
¿Qué? – Yuki comenzó a servirse pasta.
¿Cómo supiste que todo lo había comprado? Pude haberlo cocinado. –
Lo único que te he visto "cocinar" es un plato de cereal con leche y a lo mucho un emparedado con mermelada. Si tú hubieses preparado todo esto, lo mas seguro es que no estuviéramos cenando o, en el peor de los casos, el edificio se encontraría en llamas en este preciso momento. –
¡YUKI¡Por qué dices eso? No soy tan malo en la cocina… ¿o si? –
El peor – una sonrisa se curveo en sus labios.
¡Yuki! –
Será mejor que comiences a comer – sirvió vino tinto en las copas – o tendrás que comer la pizza fría. – la sonrisa fue evidente en los dos.
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¿Qué paso después? Pregunto la voz.
Yuki y yo nos fuimos a la habitación, estuvimos juntos. Fue una noche maravillosa.
¿Paso algo extraño? Algo fuera de lugar, que no fuera común en él.
No, no paso nada.
¿Seguro?
¿Qué insinúas¡Claro que no hubo nada extraño, Yuki era Yuki y yo era yo¡nada más!
Recuerda Shuichi, tienes que recordar todo para poder crecer.
No puedo. Su voz era desesperada. Me pides que recuerde cosas que no puedo… porque nunca paso nada malo. Comenzó a llorar. No paso nada…
Mi querido niño, no cierres tu mente a la verdad. Dices no poder recordar porque en realidad no quieres hacerlo, te cierras ante una verdad que temes que te destruya. Pero debes verlo, debes aprender de ello… Aunque duela... La verdad siempre duele…
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Julia: Kisses kisses
Raciel: ……
Julia: Para mi papasito, (susurro) y para todos los lectores
Raciel: Ya vamonos.
Julia: Y dejen su so beautiful review, ok? Bye bye.
