Tanita: Hello people! Aki 'toy con el track 6, esperando les guste. Kizas se revuelvan un poco con los pensamientos o conversaciones, pero si lo leen con calma de seguro entenderán.

Raciel: Y ahora te pones exigente¿pork demonios no escribes como dios manda? O mejor aun ¿pork no dejas esto por la paz?

Tanita: Pork a mi me gusta! Te kedo claro?

Julia: A mi tbn me gusta y a Kmiloncia

Raciel: Tú eres malkavian y te gusta todo el yaoi y la otra… es un experimento extraño…

Tanita: Mas bien el extraño eres tú, así k te puedes ir de aki, kuchele!

Raciel: K? Me estas corriendo? Perfecto, pero no me vuelvas a pedir nada en tu askerosa vida!

Tanita: Genial! Se marcho! T.T estoy taaaan feliz!

Julia: Kreo k se enojo en serio…

Tanita: Y a kien le importa?

Julia:


"Una Absurda Canción de Amor"

Track 6.

El viaje había sido agotador, eso era muy cierto, pero aun así sentía deseos de salir a conocer la ciudad. Tomo una ducha rápida y tomo ropas mas abrigadoras a comparación de con las que había llegado. Fue directo al estacionamiento y tomo su Alfa Romeo azul oscuro con dirección a algún lugar incierto.

Después de estar dando vueltas sin sentido, decidió detenerse en un bar que encontró, no le caería mal un buen trago y, quizás, alguien con quien practicar el idioma.

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Sentía como si hubiera caminado por horas, cuando en realidad solo habían transcurrido treinta minutos. Estaba cansado y tenia frió, solo cargaba con una chamarra ligera que había tomado por la mañana y su inseparable mochila.

Observo su reloj, 10:50 PM se reflejo en sus ojos violetas, aun era temprano y tal vez Hiro seguiría despierto; pero no quería molestarlo, Hiro le había comento que Ayaka iría a Tokio y era muy probable que estuvieran juntos en ese momento, aprovechando el que estaban juntos… compartiendo un amor mutuo… no como él, que era solo un cero a la izquierda…

La noche aun es joven, pensó. Puedo ir a algún lugar y después pensare en donde dormir. Y continúo caminando hacia el primer establecimiento que estuviera abierto a esa hora y que le ayudara a olvidar sus penas.

No es que sea el alcohol

La mejor medicina

Pero ayuda a olvidar

A quien no ve la salida…

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Llevaba ya un largo rato sentado frente a la barra, solo y completamente aburrido. Las personas que se encontraban en ese lugar parecían muy interesadas en sus asuntos; había una joven pareja sentada en uno de los extremos, el chico trataba de convencer a la chica de algo; en otra mesa, tres hombres se encontraban jugando póquer y habían hecho oídos sordos cuando él les había pedido unirse; en el centro, había un grupo de mujeres, probablemente de mas de 30 años, que deseaban encontrar al amor de su vida en aquel lugar. Realmente patético, pensó.

Todo esto y agregando el hecho de que las personas de aquel lejano país parecían desconfiar de los extranjeros. Estaba a punto de marcharse cuando sus ojos se posaron sobre un chico al que no había notado antes, lo cual, imagino increíble ya que su cabello parecía gritar a los cuatro viento ¡Mírenme, aquí estoy!

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Shuichi se encontraba ya muy mareado y no tenia ni la mas remota idea de cuanto había bebido y, la verdad, ni le importaba, el caso era que todavía se acordaba de Yuki y había acordado consigo mismo que no se iría de aquel lugar hasta que ya no se supiera ni como se llamaba.

–¿No cree que ya ha bebido suficiente, joven?–. Le dijo el cantinero mientras preparaba otra bebida para Shuichi.– No es bueno para su salud beber de esa forma–.

No contesto, solo se limito a tratar de escuchar lo que decía el cantinero pero todo se volvió muy efímero. Lo siguiente que capto fue que estaba en una acalorada discusión con alguien y que después lo habían sacado del lugar. Del cielo comenzó a caer una ligera nevada.

Shuichi intento dar unos pasos, pero solo pudo llegar al callejón que estaba al lado del bar y se dejo caer sobre el frió pavimento. Ya no podía caminar, no podía pensar claramente y lo peor era que aun se acordaba de todo. Se dejo llevar por el sentimiento y comenzó a llorar, ya nada le importaba ni siquiera él mismo.

Te lo entregue todo

Amor incondicional

Te lo di sin pensar

Que tú sintieras igual…

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–No se preocupe, yo pagare–. De la cartera saco una tarjeta dorada.

El cantinero le echo una mirada incrédula a la tarjeta y a su dueño pensando si realmente era verdadera, la paso por la caja registradora y sonrió satisfecho al ver que si tenía fondos. –Esta bien, pero le puede decir a su amigo que no vuelva por aquí–.

–Si, no se preocupe–. Tomo la tarjeta y salio del lugar. Miro en ambas direcciones de la calle pero no pudo encontrar al joven de cabellera rosada.

Suspiro resignado y avanzo hacia su auto pero unos ruidos llamaron su atención, giro sobre si y observo que había alguien en el callejón, se acerco y se encontró con el mismo joven.

Este se encontraba agazapado contra la pared, su rostro estaba oculto entre sus rodillas flexionadas y los brazos a su alrededor. Una ligera capa de nieve lo cubría y, al parecer, lloraba.

La amabilidad no era un don del que presumiera; de hecho, en su vida se había preocupado por alguien que no fuera familiar o amigo muy cercano, y, sin embargo, ahí se encontraba pagando la cuenta de un completo extraño que ni siquiera se percataba de su presencia. Bueno, tampoco era de piedra y el chico lucia muy afectado, un poco de bondad no lo mataría.

–¿Te encuentras bien?–. Se inclino para quedar a la altura del chico, pero este solo negó con la cabeza sin levantar el rostro.

–Bueno… creo que es tarde… Será mejor que vayas a tu casa, no querrás enfermarte¿verdad?–. Trato de sonar alegre pero el chico no respondió, solo continuo llorando.

–Emm…–. Ya no sabia que hacer, aquella situación era muy incomoda. –Si quieres puedo llevarte, solo dime a donde¿de acuerdo?–. No recibió respuesta.

–Si me entiendes¿verdad, o ¿es que acaso hablo tan mal el japonés?–. Si, eso debía ser, era pésimo para tener siquiera una sencilla conversación. –¿Do you speak english?–.

–Eso… ya no lo entendí…–. Por fin, el chico le había dirigido la palabra.

–Bien, entonces no soy tan malo como lo imagine. ¿Quieres que te lleve a algún lado?–

–No…–

–Pero no te puedes quedar aquí, si algo te pasa me voy a sentir muy mal. Vamos que no muerdo. Lo prometo–. Dijo levantando una mano y poniendo la otra sobre el pecho.

–No es eso… es que yo… yo no…–. Mas lagrimas rodaron sobre su rostro.

–¿Acaso no tienes casa?–

–No…–

–¿Te escapaste?–

–No… bueno…–. El chico pelirrosa volvió a ocultar su rostro y continúo llorando con más fuerza.

–Vamos…ya no llores–. Coloco sus manos alrededor del rostro del mas pequeño y lo obligo a mirarlo a los ojos, ahí sus ojos grises se cruzaron con unos violetas cubiertos de lagrimas. –Las cosas no pueden ser tan malas…–, con sus dedos comenzó a limpiar la línea de los ojos violetas –todo, a excepción de la muerte, tiene solución. Además, mientras tengas salud y personas que te quieran, lo demás no importa. ¿Cómo te llamas?–.

–Shuichi–.

Comenzó a sacudir la nieve que se encontraba sobre el pelirrosa y coloco su chaqueta sobre él. –Muy bien Shuichi, si no quieres que yo muera congelado, será mejor que vayamos a mi auto¿de acuerdo?–

Shuichi se había quedado sin palabras e incluso su llanto se vio interrumpido, solo escuchando cada palabra que él pronunciaba, no sabía si realmente lo escuchaba o si estaría perdido en su mundo etílico.

Intento levantarlo del suelo, pero sintió como el pelirrosa se lanzaba sobre él y lo abraza con demasiada fuerza, este comenzó a llorar sobre su pecho y a balbucear un montón de cosas a una velocidad increíble; él no lograba entender ni una palabra, pero supuso que Shuichi se estaría desahogando en ese momento.

Correspondió el abrazo y se dedico a acariciar su cabeza y brindarle palabras de apoyo, cuando sintió que ya se encontraba un poco mas tranquilo lo llevo consigo al auto y lo ayudo a colocarse en el asiento del copiloto.

Comenzó a andar por la ciudad sin saber que hacer con su joven amigo, al parecer algo muy malo le había ocurrido y por eso no deseaba volver a su casa, no creía prudente llevarlo a algún hotel pues ni siquiera traía dinero (de eso ya se había percatado) y no seria muy amable de su parte dejarlo en algún hospicio…

–¿Quieres que te lleve a casa de algún amigo, Shuichi?–. Pregunto, pero su acompañante se encontraba ya en brazos de Morfeo, una sonrisa curveo sus labios.

–Muy bien Andrei, ahora si que la hiciste grande, –se dijo a si mismo. –supongo que no puedo dejarlo por ahí… bueno… no creo que sea tan malo–. Y dicho esto, condujo el auto de regreso al lugar donde se hospedaba.

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Julia: Hola corazón! Como estas?

Tom: Bien, gracias! Y ustedes?

Julia: Yo estoy bien, pero…

Tanita: … (suspiro)…

Tom: o.oU y pork esta así?

Julia: Bueno… kreo k le falta algo…

Tom: o.oU ok… como sea, traigo reviews.

Julia: n.n bien bien, la linda Camila de nuevo! Gracias por las instrucciones, trato de seguirlas al pie de la letra, pero… es normal k huela a kemado?

Tom: O.O

Julia: y… así k no kieres k Shu termine con alguien mas? Eso no sabría decírtelo yo…

Tanita: … (suspiro)…

Julia: veremos k dice la escritora, aunk te aseguro k no keda con ryuchi, creo k ni sikiera sale en el fic… k mas…ah! si… estas esperando la absurda canción? Vaya!

Tanita: … (suspiro)… no es un songfic… (suspiro)…

Julia: pero la idea original tenía letras de canciones, no?

Tanita: …si…

Tom: Tal vez puedas poner la absurda canción, no te parece?

Tanita: …(suspiro)… no lo se…(suspiro)… no creen k esta todo muy trankilo?...

Julia y Tom: o.O