Tanita: Aki esta la compensación por el track 10, que era verdaderamente malo, pero bueno, lo hecho, hecho esta. Pase días y días escribiendo y repasando las líneas pa' k este track sea muy bueno, además que esta súper largo
Julia: Por aquellos que se quejaban…
Tanita: Espero que les guste mucho mucho, pork a mi si
Julia: Incluso a Raciel
Raciel: Solo dije k era mejor k los anteriores, pero tal vez sea que el calor me afecta.
Tanita: Y ya comienza toda la onda interesante y, pronto, mas pronto de lo k esperan, kizas comience algo muy trágico y otro hecho k los dejara asombrados ;P confíen en mi. Bueno, ya los dejo pa' k disfruten su momento de ocio. Bye bye.
"Una Absurda Canción de Amor"
Track 11.
Los primeros meses en Nueva York fueron de los más difíciles, en mis momentos de privacidad no podía evitar el llorar y, a pesar de todo el cariño que hubo a mi alrededor, siempre me sentí muy solo. Había perdido mi casa, mis amigos, mi familia y a la persona que más amaba en el mundo, todo se había quedado atrás, en aquel lejano país, y ahora me encontraba completamente solo y con una nueva vida que comenzar. Hiro, Suguru y Andrei siempre estuvieron a mi lado, dándome ánimos para continuar, mi familia, K, Sakano, todos mis amigos, pero el sentimiento de soledad siempre estaba presente.
El comienzo de la banda fue muy difícil, casi nadie nos conocía y había que abrir camino con sudor, lagrimas y sangre, literalmente. Después de bastante tiempo, el éxito comenzó a tocar nuestra puerta, Andrei conocía perfectamente el negocio y siempre nos llevo costa arriba. Nos tomo mas de un año colocarnos en una posición honorable.
Con el paso de los días, la fama y la fortuna crecieron desmesuradamente, conciertos no solo en Norteamérica sino en todo el continente estaban a la espera y se podría decir que todo era miel sobre hojuelas pero la realidad era otra, por lo menos para mí.
Yo ya no soportaba mas, el dolor y la soledad eran cada vez mayores, moría de envidia al ver a Hiro tan feliz al lado de Ayaka, eternamente enamorados, incluso Suguru encontró el amor, pero yo seguía atrapado en mi rencor.
Quise cambiarlo, olvidar todo, escondí al antiguo Shuichi tras de mil mascaras para que nadie nunca mas volviera a lastimarlo y me convertí en lo que jamás imagine, y, esa vez, si lo perdí todo.
Me volví una persona indiferente y muy fría, mis compañeros de banda no comprendían el cambio y pareció molestarles pero Andrei lo entendió a la perfección, él utilizaba este tipo de imagen con las demás personas, excepto conmigo, pero a diferencia de él yo siempre era igual, arrogante y prepotente.
Entrevistas, fotos, conciertos, chismes, mi vida giraba alrededor de todo esto y era con lo que solía pasar los días, siempre necesite estar rodeado de gente que me alabara, aunque no fueran sinceros. Me encantaba salir por las calles y que la gente me reconociera en el acto o asistir a aquellas lujosas cenas donde solo la gente VIP se daba cita.
Fue en uno de esos tantos programas de entrevistas cuando me tope con él, Yuki Eiri, el famoso escritor de novelas románticas y el hombre que alguna vez fue mi pareja sentimental. En lo mas profundo de mi ser, donde el antiguo yo dormía, un sentimiento resurgió, ese algo que no identificas pero que siempre sientes cuando estas frente a alguna persona especial.
Yo ya no podía permitirme sentir eso, había jurado odiarle para siempre y así es como mantuve mi posición firme. Al pasar a su lado simplemente lo ignore, YO era una estrella y él solo un fantasma de una vida inexistente.
Después de ese día, por "casualidad" siempre me topaba con Yuki, yo fingía no conocerlo y él parecía tratar de hablar conmigo, pero nunca tomaba los ánimos suficientes o quizás mi cruel actitud y mi comportamiento altanero solo le cortaban las esperanzas una y otra vez.
Por azares del destino, un día Yuki toco a mi puerta¿Cómo logro obtener mi dirección, probablemente en alguna revista o un avecilla pasajera fue quien le dijo. Como sea que fue, solo me pidió un momento para hablar a solas¿Qué fue lo que hice? Se lo permití y aun me pregunto porque, aunque quizás si lo sepa en realidad.
El principio de la charla fue irrelevante, las típicas frases de cortesía¿Cómo estas¿Qué tal el trabajo¿Qué es lo que has hecho, etc. Lo interesante vino después.
.69.69.69.
– ¡Yuki! –La expresión del pelirrosa era de total desconcierto– ¿Qué es lo que quieres? Tengo asuntos que atender.
– ¿Puedo pasar un momento? Hace mucho que no te veía y solo quería saber como estabas –la mirada del escritor era distinta y eso fue algo que Shuichi no paso por alto aunque no le dio mayor relevancia.
–Pues…–comenzó, en su pose mas altanera –como puedes observar me encuentro muuuy bien en estos momentos y no necesito que tu ni nadie venga a preguntar.
–Por favor, hay algo importante que necesito hablar contigo.
–Tú, el famoso Yuki Eiri¿rogando para hablar conmigo? Ja! Creo que este es el fin del mundo –rió sarcásticamente. –Además, tengo una agenda muy apretada y no se en que momento llegue Andrei, porque sabes, SOY UNA ESTRELLA y las personas como YO siempre estamos ocupados. Así que si deseas una entrevista o algo así puedes hablar con mi representante. Con permiso –hizo movimientos de querer cerrar la puerta del apartamento cuando un comentario del rubio lo detuvo.
–Maiko y tu madre me pidieron que te entregara esto –dijo extendiendo un sobre. Shuichi lo tomo sin decir nada. –Además, hay unos paquetes que me pidieron traerte –tras del escritor una enorme pirámide de regalos se extendía.
– ¿Quién…quien envió esto? –Shuichi había abierto enormemente sus ojos y en su cabeza tenia varias gotitas.
–La mayoría son de Sakuma y el resto de tus amigos en Japón –dijo recalcando las últimas palabras. –Aprovecharon la ocasión de que yo tenía que venir aquí para mandarte todo esto.
El pelirrosa se sacudió ligeramente al sentir un dejo de culpabilidad, después de su separación con Hiro y Suguru, jamás se había tomado la molestia de enviar siquiera una carta.
–Esta bien, puedes pasar –se retiro un poco de la puerta–. ¿Quieres que te ayude?
–Si, gracias–. Una sonrisa enmarco el bello rostro de Yuki provocando otra sacudida en el cuerpo del menor.
Introdujeron las cajas en uno de los armarios, que más bien parecía una habitación de tamaño mediano. Acto seguido, Shuichi guió a Yuki a través del lugar hasta llegar a la sala, donde unos enormes ventanales conducían hacia el balcón, el cual ofrecía una vista espectacular de la ciudad.
–Cobramos igual por sentarte que por estar parado –el pelirrosa se encontraba sentado despreocupadamente sobre uno de los sillones y con los pies sobre la mesa de centro.
–Si, gracias –el rubio se sentó sin decir nada mas. Por un momento se quedo admirando aquella estancia, era un total tributo a la modernidad. Las mesas, los sillones, la alfombra, la decoración, todo allí era de diseño exclusivo y apegado al último grito de la moda, y todo lo nuevo en electrónica se encontraba en esa habitación.
– ¿Te gusta?
– ¿Disculpa? –Yuki había olvidado por un momento de quien era ese lugar.
– ¿Qué si te gusta el departamento? No has parado de observar.
–Ah! Si, no sabía que tuvieras estos gustos.
–Tuve que contratar a los mejores diseñadores –dijo sin prestar atención al comentario del escritor. –La decoración anterior era muy anticuada, Luis XVI o algo así, pero ese es mas el estilo de Andrei, por lo que tuve que derribar algunas partes y volver a construirlas, algunos de los muebles tuvieron que ser traídos de Europa porque los de aquí no me gustaban¿ves aquellas cortinas? Es seda traída desde China. Me tomo mucho tiempo y dinero que luciera así pero ya esta perfecta. Toda la casa es por el mismo estilo. Incluso salio como el numero 3 en los 100 mejores diseños de interiores del mes pasado.
–Vaya…todo un logro, supongo…
–Por supuesto. Uno siempre tiene que estar en la cúspide de todo.
–Ya lo creo.
Después de esa conversación, los dos se quedaron en absoluto silencio. Shuichi observaba hacia los ventanales y parecía no tener deseos de romper aquel estado. Por otro lado, Yuki solo trataba de poner orden a sus ideas, tenía tanto que decir y sin embargo las palabras no nacían. Estaba a punto de comenzar cuando Shuichi lo interrumpió.
–El cocinero aun no llega – dijo, observando un reloj de mesa. –Hasta que no llegue, no tengo mucho que ofrecer¿pero deseas algo? Café, te, jugo, agua, soda, algo.
–Eh…café esta bien. Gracias por la molestia.
Shuichi salio de la habitación sin contestar nada. El rubio respiro profundamente tratando de aprovechar al máximo ese break, no había chantajeado a casi medio mundo para nada, aunque, al final, entre Hiroshi y Suguru le había proporcionado la información necesaria pero fue Andrei Pavlovich quien le había brindado ese tiempo a solas con el cantante.
–No encontré nada más que jugo –arrojo una lata sobre el sillón en el que estaba sentado el escritor. Shuichi camino hacia el sillón de enfrente, se sentó en la misma posición indiferente y comenzó a beber.
–Gracias.
–El medico dice que debo tomarlo todas las mañanas por lo que Andrei decidió saturar mi refrigerador con esto –observo con repugnancia la lata y dio otro sorbo.
– ¿Acaso estas enfermo? –el rubio se mostraba preocupado.
–Claro que no, Andrei es solo un exagerado. "Supuestamente" esto es por mi bien. Aunque yo diría que es mas por conveniencia.
– ¿Por qué lo dices?
–Sin mi, él no tendría tanto dinero, y sin él, yo no seria tan exitoso. Aunque hay veces en que me gustaría buscar a alguien menos molesto e irresponsable, se supone que tendría que haber venido anoche y jamás llego; pero tengo un contrato firmado, así que tendré que esperar a que expire y buscar a gente mas competente. Después de todo¿Quién no querría producir y representar al famoso e inigualable Shuichi Shindo?
Yuki se había quedado sin palabras, el escuchar al pelirrosa expresarse de esa manera sobre alguien tan cercano a él lo saco de balance. El Shuichi al que había conocido anteriormente jamás diría algo como eso, pero había cambiado, radicalmente, como el mismo también había tenido que cambiar. ¿Aun quedaban esperanzas?
– ¿Y que es aquello TAN importante que tenias que decirme? –pregunto Shuichi sin apartar la vista del escritor. Ya comenzaba a fastidiarle su presencia.
Time Over, era momento de hilar todas sus ideas y comenzar a expresarlas con palabras, después de todo para eso estaba ahí.
–Solo quería pedirte una disculpa.
– ¿Qué? –Shuichi casi se atragantaba con la bebida.
–Por todos aquellos momentos en los que te lastime, en realidad, no fue mi intención –el pelirrosa no mostraba expresión alguna, solo se encontraba en silencio observando el piso. –Todo este tiempo lo he utilizado para reflexionar y comprendí que entre las terribles cosas en mi vida tú eres un oasis. De no ser por ti yo ya no estaría aquí y es por eso que te pido perdón. Shuichi, yo te…
– ¿Es en serio? –interrumpió Shuichi sin apartar su vista del suelo.
–Muy en serio.
El cantante se quedo muy callado y con su mirada perdida, al parecer meditaba sobre las palabras de Yuki. Finalmente levanto la mirada, el rubio se sorprendió pues la mirada de Shuichi era completamente distinta a lo que él se imaginaba. En vez de algún rostro desconcertado, o quizás alegre, su mirada era despectiva y en sus labios se dibujaba una sonrisa sarcástica.
–Jajaja! Pero que buen chiste, no me digas ¿pasaste años planeado este discurso? Jajaja! Pues te ha salido muy bueno.
–No es ninguna broma –Yuki se mostraba molesto ante la reacción de Shuichi pero, sobre todo, estaba dolido.
– ¿Quién demonios te crees? –su rostro se transformo dando lugar a una mirada llena de rencor. – ¿Acaso crees que, por venir a mí casa con tu actitud de hombre arrepentido, voy a caer rendido en tus brazos? Ahora, no me saldrás con el cuento de que todas aquellas cosas que dijiste no eran ciertas¿o si¡Por favor! Fuiste de lo peor en mi vida y me arruinaste por completo. ¿Tienes la mas mínima idea de cuantas noches pase deseando morir solo porque tu no me correspondías¡Por supuesto que NO! Pero, no gracias a ti, logre salir adelante y ¿sabes una cosa? No te necesito, ni a ti ni a nadie. Ya te puedes marchar y no te molestes en volver que no eres bienvenido –dicha esta frase, el pelirrosa se puso de pie y señalo hacia la puerta.
–Pero… espera Shuichi, no lo entiendes –Yuki tomo con algo de brusquedad el brazo del vocalista.
– ¡No te atrevas a tocarme!
– ¡No pienso marcharme hasta que me escuches¿Te quedo claro?
– ¿Piensas volver a golpearme? –esto descoloco al escritor y Shuichi aprovecho para soltarse del fuerte agarre, ya empezaba a amoratarse su brazo.
–Shuichi… yo no… –Yuki estaba sin palabras, recordando la única ocasión en que se había atrevido a golpear al menor. Se sentía terriblemente mal.
– ¡TE ODIO!
–Shuichi¿Qué ocurre? –Andrei se encontraba parado en el portal de la puerta. –Tus gritos se oyen hasta fuera –. Algunos elementos de la servidumbre se encontraban escondidos tras de él, al parecer el mal carácter del vocalista era ya conocido.
Ambos hombres, Yuki y Shuichi, giraron sus rostros hacia él.
–Andrei… ¡Sacalo de aquí y asegurate de que NUNCA vuelva a molestarme! Y ustedes¡pónganse a trabajar! –en el momento, todas las personas tras de Andrei se dirigieron a sus respectivos puestos.
–Si es tan amable de seguirme, señor Uesugi –dijo Andrei, Yuki no se movió de su lugar, no se podía marchar de aquella forma, no era posible que Shuichi lo odiara. –Por favor –insistió Andrei.
–Pero…
– ¿Qué no entiendes¡LARGATE! –grito el pelirrosa, estaba fuera de si.
Andrei tomo ligeramente a Yuki y comenzó a guiarlo hacia la puerta, el rubio parecía estar en shock, se giro sobre si tratando de enfrentar a Shuichi una vez más, pero el sonido de un portazo lo hizo voltear hacia la derecha, al parecer, el cuarto de Shuichi.
–Será mejor que lo dejes así –la voz de Andrei era suave. –Cuando Shu se encierra en su cuarto, no sale hasta obtener lo que desea.
– ¡Yo no me puedo marchar de esta forma! Tengo que hablar con él.
–Tuviste tu oportunidad y esto es lo que resulto. ¿No lo entiendes? Él no deseaba verte, solo eres el elemento de una vida que ha tratado de olvidar. No lo lastimes más, por favor.
–Yo…–por la cabeza del escritor pasaba la loca idea de derribar la puerta de la habitación y no salir de aquel lugar hasta que Shuichi escuchara todos sus diálogos, así tuviera que atarlo con cadenas. Pero tenia todas las de perder. Shuichi no lo escucharía, los vecinos hablarían a la policía y, por lo que había visto, Andrei no le permitiría ningún tipo de escena.
Llegaron al recibidor, donde Andrei le abrió la puerta de salida a Yuki. Este solo se quedo observándola, si ponía un pie fuera era muy probable que no tuviera otra oportunidad como esa, aunque, por otro lado, tenia la dirección y el numero telefónico.
– ¿Desea que pida un taxi? –pregunto Andrei.
–No, gracias. Traigo auto –gran mentira, no necesitaba nada de esa gente. Yuki comenzó a caminar con dirección a la puerta. Al pasar al lado de Andrei, escucho que le decía:
–Le suplico, señor, no trate de contactar a Shuichi de nuevo.
Yuki no contesto, solo se quedo estático¿Cómo le podía pedir tal cosa? Era obvio que no pensaba cumplirlo.
–Después de esto –continuo Andrei –es seguro que Shu quiera cambiar las líneas telefónicas. Y, en el más extremo de los casos, cambiar de residencia.
¿Qué?, pensó Yuki.
–Te pido que te olvides de él –la voz antes suave se volvió un poco mas dura. –Si realmente te interesa, dejaras que continué con su vida. De todas formas, si te observo rondando cerca de él, tendré que tomar medidas legales, y estoy seguro que un evento de tal magnitud no traería beneficios a ninguna de las dos partes.
El escritor observo fijamente a aquel hombre de cabellera rojiza y ojos verdes¿Cómo se atrevía a amenazarlo de aquella forma?
–Escúchame bien, imbecil –dijo Yuki tomando a Andrei de la solapa de su traje. –Tú no eres nadie para amenazarme.
–Lo hago por Shuichi. Así tenga que ir hasta el fin del mundo, no permitiré que nadie lo lastime, mucho menos tu que ya lo has demostrado. De nada sirve hacer las cosas sin pensar y después arrepentirse. Shuichi es un ser con sentimientos y tu no tienes ningún derecho a venir a destruirle la vida que le ha costado reconstruir. Le jure que todo cambiaria y que yo siempre estaría para protegerlo y no pienso faltar a mi palabra. Así que –con un rudo movimiento se soltó del agarre del rubio–Señor Uesugi, le pido de la manera mas atenta que se marche, antes de que tenga que llamar a seguridad.
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Después de esa ocasión, no lo volví a ver. No se que es lo habrá hecho o dicho Andrei para que Yuki desistiera de su intento, pero funciono. El verlo ahí, frente a mi puerta, removió muchos sentimientos en mi interior, pero yo ya me había forjado una vida y una personalidad y no podía permitir perder la poca estabilidad que había conseguido después de varios años. Como hice antes, olvide aquel encuentro.
Sin darme cuenta la separación de Bad Luck llego, al principio le eche la culpa a mis compañeros de banda, tenían deseos de forjar una vida familiar sin importarles los millones de fans que dependían de nuestras canciones pero, después entendí que fui yo quien tuvo la culpa y mis actitudes hacia ellos fue lo que termino la relación, una vez mas no me importo.
Al principio pensé: "Bien, mejor para mi. Puedo continuar sin ellos dos". Pero la pérdida fue grande, ya no tenia amigos con quien charlar, reír por cosas sin sentido o simplemente estar juntos sin que esperaran nada a cambio, era yo, Shuichi, y nada mas, el resto del mundo solo buscaba obtener algo de mí.
Me refugie en los brazos de Andrei, como solía hacerlo cuando estaba triste o me sentía solo, pues él era la única persona que me entendía como era y me aceptaba como tal; jamás me reclamo nada, mis salidas por la noche, mis compras excesivas, mis amoríos pasajeros, solo estaba a mi lado para cuando lo necesitara.
Así pasaron algunos años mas, me sumí por completo en el placer que traen los objetos materiales y me olvide de lo sentimental. Me fui consumiendo poco a poco, en medio del éxtasis de las drogas, el gozo del sexo y la alucinación del alcohol, no había placer que por mi no hubiera pasado. Estaba cayendo en lo más profundo del abismo de mi perdición.
Finalmente, llego lo inevitable. Concierto final, ciudad de Tokio, Japón, me encontraba en la gloria máxima pues el mundo ya era mío. Para varear, todos los que había considerado mis "amigos" estaban presentes, incluso aquel que tanto despreciaba.
Las luces del escenario se apagaron, dando por finalizado el último concierto, de repente mi visión se nublo y todo comenzó a perder sentido, las palabras eran huecas y las imágenes efímeras, perdí el conocimiento.
Cosas así habían sucedido antes, resfrios con fiebres altas, mareos, pérdida de apetito, dolores estomacales y vómitos con sangre pero el resultado final siempre marcaba como culpable a la constante presión a la que estaba sometido. Solo eran necesarios unos días de descanso y todo era perfecto otra vez.
Esta ocasión fue diferente, mi diagnostico: "Cáncer en la boca del estomago". Recibí la noticia como una bofetada de vuelta a la realidad y me arrepentí por completo del camino que había decidido seguir. Según los médicos, no todo estaba perdido pues el tumor aun era tratable, pero yo me sentía como si solo tuviera unas cuantas horas de vida, no quería ver a nadie y mucho menos tener que entablar alguna platica sobre mi condición, por lo que Andrei tuvo que hacerse cargo de todo el papeleo sumado a la tarea de mantener a toda gente ajena al hospital lejos de mi habitación, incluidos amigos y familiares.
La enfermedad me fue consumiendo poco a poco y los medicamentos tan agresivos no ayudaban a mi aspecto que cada vez era más deplorable. Pase tanto tiempo sumido en el silencio que no tuve otro remedio que comenzar a rememorar mi vida desde el principio.
Recordé los días en la escuela, a mi familia que tanto amaba, Hiro mi mejor amigo en el mundo y todas aquellas personas que habían ocupado un lugar muy especial en mi corazón. Fue ahí cuando Yuki vino a mi mente; el primer día que nuestras vidas se cruzaron ¿casualidad o destino? La verdad, no me importa. También, el concierto donde imprudentemente grite a los cuatro vientos que Yuki era mío; nuestra primera cita; y, sobre todo, la primera vez que lo vi llorar.
Le di mil vueltas a todo esto y llegue a una simple y llana conclusión, a pesar de todos los momentos tristes que viví a su lado, sus desprecios, su actitud fría e indiferente, aunque medio mundo estaba en nuestra contra, nosotros estuvimos juntos y digo nosotros, porque él era libre de marcharse en cualquier momento y olvidarme para siempre. Pero jamás lo hizo.
Si él juraba no sentir absolutamente nada especial por mi, entonces ¿Qué era aquel sentimiento que nos mantenía unidos¿Soledad¿Costumbre¿Lastima? …o…tal vez… ¿era amor?... ¿realmente existe el amor?...
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