CAPITULO 4: LA PESADILLA

Kouji despertó lentamente. ¡Qué horrible pesadilla había tenido! El y el resto de los chicos habían vuelto al Digimundo, pero sin sus Spirits, sin Bokomon y Neemon. Sin la ayuda de Ophanimon. Sin sus Digivices. Un Mummymon los había atacado, y había capturado a Kouichi y a los otros antes que él perdiera la conciencia. ¡Kouichi!

Ese recuerdo lo hizo abrir los ojos de golpe. No había sido una pesadilla. Y si lo había sido, ésta aún no terminaba.

Kouji miró a su alrededor. Estaba tirado boca abajo en el frío suelo de roca. Miró a su alrededor. Estaba encerrado en una celda. Takuya, Izumi, Jumpei y Tomoki estaban también con él; al parecer aún no recuperaban la conciencia.

Kouji trató de levantarse, pero no pudo. Tenía las manos atadas a la espalda. No atadas, sino unidas por un objeto de metal... unas esposas, quizá. ¿Dónde rayos estaba Kouichi? Kouji estiró una pierna y pateó a Takuya como pudo para despertarlo.

Vamos, Takuya, despierta- dijo Kouji. Takuya despertó sobresaltadamente.

¡Kouji!- exclamó Takuya- ¿qué rayos...? ¿qué pasó?¿dónde estamos?-

Eso quisiera saber yo- dijo Kouji- Takuya, Kouichi no está aquí...-

Al escuchar eso, Takuya abrió los ojos grandes como platos y giró sobre si mismo, para quedar del lado de los barrotes de la celda.

¡Kouji, estamos atrapados!- dijo Takuya, forcejeando sin éxito para librarse de las esposas que aprisionaban sus manos- y estas cosas que tenemos en las manos no se abren...-

No me digas...- dijo Kouji, poniendo los ojos en blanco con sarcasmo.

Kouichi está por allá- dijo Takuya, ignorando el comentario de su compañero- está afuera...-

Kouji también se giró sobre sí mismo. El castaño tenía razón. Kouichi estaba en el suelo por fuera de la celda, dándoles la espalda. Su torso y sus brazos aún estaban aprisionados por las vendas de Mummymon. Estaba muy quieto, por lo que Kouji supuso que estaría aún inconsciente.

Takuya se puso de pie, apoyando su espalda en la pared de la celda. Kouji lo imitó. El chico de cabellos largos comenzó a golpear los barrotes metálicos con su hombro, y luego con las esposas metálicas haciendo ruido.

Kouichi, despierta- murmuró Kouji- vamos, despierta y sácanos de aquí...-

Basta, Kouji, no podrás abrirla así- dijo Takuya. El ruido ya había despertado a Izumi, Tomoki y Jumpei.

¿Qué rayos está pasando?- exclamó Izumi al darse cuenta de la situación en la que se encontraban- ¿cómo llegamos aquí?-

No lo sé, Izumi, tranquilízate- dijo Takuya- todo va a estar bien...-

Vamos, Kouichi, despierta...- siguió diciendo Kouji. Después de un par de minutos, su gemelo despertó por el ruido producido por el continuo choque de las esposas y los barrotes.

¿Kouji?- dijo Kouichi, parpadeando y girando sobre sí mismo para ver a su hermano y al resto de los chicos- ¿qué sucedió? ¿qué hacen ahí dentro?-

¿Estás bien, Kouichi?- preguntó Kouji. El mayor de los gemelos asintió, aún con su mirada interrogante.

Kouichi, ¿puedes sacarnos de aquí?- le dijo Takuya.

Ah, por supuesto- dijo Kouichi. Con un poco de esfuerzo se quitó de encima las vendas de Mummymon y se puso de pie. Buscó algo para romper el candado de la celda. Vio una gran roca en el suelo. La levantó y comenzó a golpear el candado con ella, con la intención de romperlo.

Ya falta poco...- murmuró Takuya mientras observaba los esfuerzos de Kouichi.

¿Qué crees que haces?- dijo una voz. Inmediatamente después, un digimon capturó a Kouichi con un largo lazo de color dorado y lo alzó en el aire.

¡Kouichi!- exclamaron los cinco chicos detrás de las rejas.

Te dije que la sabandija trataría de ayudarlos a escapar, Mummymon- se escuchó la voz de un digimon.

Sí, señor- dijo la voz de Mummymon.

Los dos digimon aparecieron frente a los chicos. El que había evitado que Kouichi los sacara de esa celda era bien conocido por ellos.

¡Pero si es...!- comenzó Tomoki.

LordKnightmon- dijo Takuya, frunciendo el entrecejo- ¿acaso tú estás detrás de todo esto?-

¿Detrás de qué, niño humano?- dijo LordKnightmon en tono altanero- por si no lo sabías, el señor Lucemon es el nuevo gobernante del Digimundo, y desde que pusieron un pie en este mundo se han convertido en sus súbditos...-

En tus sueños- le dijo Izumi.

¿Cómo es posible que Lucemon haya vuelto?- dijo Takuya- si nosotros lo vencimos hace cuatro años...-

Veo que no comprenden bien la situación- dijo LordKnightmon- el señor Lucemon decidió tomar el control de su Digimundo pacíficamente, y lo logró finalmente, sin la intervención de los tres grandes ángeles, o de los Guerreros Legendarios... o sea, ustedes cinco...-

¡No es su digimundo!- exclamó Izumi, pateando el suelo

¿Y eso qué?- exclamó Tomoki, ignorando a Izumi- Ophanimon nos llamó de nuevo, de seguro para darnos los Spirits y vencer a Lucemon de nuevo...-

LordKnightmon rió en voz baja. Oprimió un botón junto a las rejas de la celda, y las esposas de los chicos se abrieron y cayeron al suelo.

Eso es lo que ustedes creen- dijo el caballero de la realeza- ese fue el mayor error de Ophanimon... haberlos llamado-

¿A qué te refieres?- dijo Izumi, frotándose las muñecas.

A que ahora, los veinte Spirits están en poder del señor Lucemon- dijo LordKnightmon.

¡Maldito ladrón!- exclamó Tomoki.

¡Más le vale que nos los regrese!- dijo Kouji.

Claro que se los regresará- dijo LordKnightmon maliciosamente- de hecho, él desea que digievolucionen...-

¿Y eso porqué?- dijo Kouji en tono sospechoso. No sabía porqué, pero sospechaba que no le iba a gustar el final del relato.

Porque el señor Lucemon aprendió de ustedes una valiosa lección en la última batalla- dijo LordKnightmon- los guerreros legendarios lo vencieron dos veces al tenerlos como enemigos... pero esta vez, planea vencer a los tres ángeles del Digimundo con ustedes como aliados...-

¿Qué qué?- exclamó Jumpei, con los ojos grandes como platos.

Lui é pazzo!- dijo Izumi- ¡está demente!-

Está completamente loco si cree que vamos a ayudarle- dijo Takuya.

No tienen opción- dijo LordKnightmon, mostrándoles lo que llevaba en sus manos: eran los cinco Digivices. Takuya y los otros revisaron en sus bolsillos. Ya no tenían sus teléfonos celulares.

¿Cómo conseguiste esos?- preguntó Tomoki- cuando llegamos, nuestros celulares no habían cambiado...-

Cuando llegaron, un fuerte virus instalado en todo el Digimundo impidió que sus aparatos cambiaran- dijo Mummymon- para asegurarnos de que no llamaran a los Spirits y digievolucionaran hasta que nosotros lo quisiéramos-

Aquí tienen sus Digivices -explicó el caballero de la realeza, pasándoles sus Digivices- y esos brazaletes que tienen puestos los subordinan a nosotros. Una vez que evolucionen, los cinco estarán por completo bajo el control del señor Lucemon-

Los chicos apretaron los dientes de furia. Los cinco tenían sus Digivices. Podían digievolucionar, pero si lo hacían, no serían ellos mismos. ¿Los cinco? Kouji recordó que Kouichi seguía ahí, suspendido en el aire por LordKnightmon.

¿Y qué hay de mi hermano?- dijo Kouji- ¿porqué él está excluído?-

No le encontramos ningún Digivice con él- dijo Mummymon- y los Spirits de la Oscuridad no reaccionaron ante él, a diferencia de ustedes cinco-

Kouji parpadeó. ¿Por qué sucedió eso, si incluso Lowemon había estado muy cercano a Kouichi la última vez que estuvo en el Digimundo? Tal vez era el hecho de que antes Kouichi había llegado ahí como un espíritu, y ahora que lo hacía por primera vez con su cuerpo real, el Spirit no lo reconoció.

Por eso, este chico se irá junto con todos los demás humanos al centro de trabajo- dijo LordKnightmon- y se quedará al servicio de Mummymon, y como recompensa por...-

¡Yo no me quedaré al servicio de nadie!- exclamó Kouichi, quien había estado escuchando atento todo lo que decían en silencio- ¡y mucho menos seré la recompensa de un...!-

Cállate, sabandija- lo interrumpió Mummymon.

Llévatelo de mi vista de una vez, Mummymon, tu trabajo aquí ya está hecho...- dijo LordKnightmon- tú y Leomon serán recompensados por esto. El Trailmon azul los llevará a la zona desértica-

Con su permiso, señor LordKnightmon- dijo Mummymon, inclinándose. Luego tomó a Kouichi y lo sacó de ahí casi a rastras.

Suéltame, maldito infeliz...- exclamó Kouichi mientras trataba de librarse.

¡No!¡Kouichi!- exclamó Kouji, golpeando con los puños los barrotes de la celda.

Kouji...- exclamó Kouichi, forcejeando para evitar ser llevado, pero no pudo hacer nada para librarse, y desapareció tras la puerta junto con Mummymon.

¡Maldito infeliz!- exclamó Kouji, pateando con fuerza uno de los barrotes de la celda, lo que le provocó un dolor agudo en el dedo grueso del pie, que el chico disimuló muy bien- ¡deja en paz a mi hermano o...!-

¿O qué, niño?- dijo LordKnightmon- ¿digievolucionarás? Vamos, quiero verte hacer eso...-

Kouji se mordió el labio inferior. No podía digievolucionar. El sonido de un Trailmon lo hizo desesperar aún más. Kouichi estaba siendo enviado a otra región del Digimundo, y él no podía hacer nada para evitarlo.

Lo sabía- dijo LordKnightmon, riendo- ahora, manténganse tranquilos y en silencio, niños humanos, que quiero descansar... y no se preocupen por tratar de escapar sin digievolucionar, porque hay digimons y humanos vigilando este castillo...-

¿Castillo?- dijo Takuya.

LordKnightmon lo ignoró y se retiró. Al pasar por la puerta, se volvió a una pequeña sombra que se encontraba en el dintel.

No quiero que escapen, Ai, vigílalos bien- dijo LordKnightmon.

Sí, señor...- dijo una voz femenina muy dulce en tono tímido. Olvidando su cólera por unos instantes, Kouji trató de mirar de quien se trataba, pero la sombra desapareció casi de inmediato.

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Kouichi iba sentado cabizbajo en un asiento, totalmente solo, en uno de los vagones de un Trailmon. ¿Escapar? Ya lo había intentado. Las puertas estaban cerradas, y no importaba cuanto golpeaba las ventanas, no se rompían.

Recordaba cuando recién se había unido a Kouji y los otros la última vez que estuvieron en el Digimundo. También en esa ocasión iba sentado solo en su propio vagón. Pero esta vez era muy diferente.

Kouji...- murmuró Kouichi para sí mismo, frunciendo el entrecejo- ese maldito Lucemon... espero que mi hermano no haga nada estúpido ni se le ocurra digievolucionar...-

Antes de subirlo al vagó, Mummymon le había puesto un brazalete negro muy extraño en la muñeca, muy parecido al que Kouji y los otros tenían. Kouichi lo miró con atención. ¿Para qué rayos Mummymon le ponía eso, si sabía bien que no podía digievolucionar?

El Trailmon comenzó a disminuir su velocidad. Kouichi se puso de pie inmediatamente y se asomó por la ventana. Sorprendido, vio una zona del digimundo que no conocía: la zona desértica. Y así era la zona: un desierto. La puerta del vagón se abrió, y por ella apareció su digimon menos favorito.

Hora de bajar, mocoso- dijo Mummymon- conocerás la construcción, los capataces y a tus nuevos compañeros de trabajo...-

Kouichi lo miró con el entrecejo fruncido, visiblemente enfadado y molesto.

Vamos, no me mires así- dijo Mummymon con una sonrisa cruel- sé que ese chico era tu hermano gemelo, pero un tiempo separados no les vendrá nada mal... y si te molesta, puedo prestarte un espejo, ya que no hay mucha diferencia-

Kouichi no cambió su expresión. Mummymon salió del vagón y el chico lo imitó. Se quedó helado al ver quien lo esperaba fuera. Eran varios Vegiemon, como los que había visto en el bosque de los televisores. Y no se veían nada amigables.

Muévete, pedazo de basura- dijo uno de los Vegiemon. Ató uno de sus largos tentáculos alrededor de la cintura de Kouichi, alzándolo en el aire, para luego precipitarlo al suelo, haciéndolo desplazarse sobre la arena y tragar un poco de ella.

Vamos, levántate- dijo otro de los Vegiemon- tienes trabajo que hacer en la pirámide...-

¿Pirámide?- dijo Kouichi, levantándose y sacudiendo la arena de su boca y de sus ropas.

Más por curiosidad que por otra cosa, Kouichi caminó junto a Mummymon y a los Vegiemon hacia una enorme construcción de piedra. Una pirámide. O al menos eso se suponía que sería, pues aún no le habían colocado la cúspide.

Ahora pon atención, mocoso- le dijo Mummymon, tomando a Kouichi por la camisa- estas son las reglas. Primero, te levantarás al sonar el silbato de la capataz principal, y se irás a dormir solo cuando ella lo autorice...-

¿Ella?- dijo Kouichi.

Segundo- dijo Mummymon, ignorando la pregunta del chico- trabajarás y harás todo lo que ella y los Vegiemon te indiquen. Si desobedeces, los Vegiemon pueden castigarte... y créeme, nadie te defenderá...-

Kouichi frunció el entrecejo de nuevo.

Y por último- dijo Mummymon- ni se te ocurra intentar escapar. El brazalete que llevas puesto nos servirá para rastrearte...y créeme, el castigo si tratas de escapar es mucho peor de lo que te puedas imaginar-

¿Algo más?- dijo Kouichi en tono molesto, sin dejarse intimidar por sus palabras.

Mummymon no respondió, pero Kouichi solo sintió el golpe del tentáculo de uno de los Vegiemon sobre su mejilla.

Deja ya de hacerte el gracioso y a trabajar- dijo el Vegiemon que lo había golpeado- la pirámide te está esperando... esta tarde cargarás las rocas de abajo hacia arriba... y al sonar el silbato, irás a presentarte con Nara-

Kouichi no dijo nada. El agudo dolor en su mejilla era muy molesto. Se llevó la mano a la zona dolida y caminó en silencio hacia la construcción.

No quiero que le quiten los ojos de encima a ese chico- dijo Mummymon a los Vegiemon, una vez que Kouichi estaba lo suficientemente lejos para no escucharlo- que trabaje como todos... y sobre todo, no quiero que escape-

Sí señor...- respondieron los Vegiemon.

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Ya estaba oscureciendo. Kouji seguía tratando sin éxito de abrir la reja.

Ya déjalo, Kouji- le dijo Jumpei perezosamente- no importa cuanto muevas esa reja, no se va a abrir...-

Mejor cállate y ayuda en algo, Jumpei- dijo Takuya, quien trataba de alcanzar la piedra que Kouichi había dejado caer cuando LordKnightmon lo atrapó. El chico castaño se quitó la gorra y trató en vano de alcanzar la piedra con ella- tenemos que... intentar... escapar de este sitio...-

Es inútil, Takuya, ya no sigas, por favor- dijo Izumi, casi a punto de llorar- tú también, Kouji, ya basta...-

Takuya suspendió sus intentos de inmediato y se sentó en el suelo junto a la chica. Kouji decidió ignorarla y segur empujando los barrotes.

No podemos quedarnos sin hacer nada, Izumi- dijo Tomoki- debe haber alguna manera de salir de aquí...-

No hay ninguna, es inútil, ya se los dije- dijo Jumpei, dejándose caer en el suelo y cruzando los brazos obstinadamente. Se llevó las manos a los bolsillos y sacó algunas barras de chocolate- no sé ustedes, pero yo me muero de hambre...-

Jumpei abrió varios paquetes y dividió los chocolates en cinco partes.

Vengan, tomen- dijo Jumpei- no hemos comido nada en todo el día más que las manzanas que preparó Kouichi...-

Apenas hubo acabado de pronunciar esa frase, Kouji comenzó a agitar las rejas de la celda aún con más fuerza. Takuya y los demás aceptaron de buena gana el chocolate que Jumpei les ofreció.

Kouji, deberías venir y comer algo- dijo Tomoki.

Kouji lo ignoró.

Vamos, Kouji- dijo Takuya- Kouichi estará bien...-

¡Qué Kouichi está bien!- estalló Kouji, pateando los barrotes varias veces- ¡no me vengan con eso!-

Takuya, Izumi y Tomoki lo miraron un tanto asustados. Kouji suavizó un poco su mirada, pues comprendió que había sido muy duro.

No lo creo- dijo Kouji, dejando de agitar los barrotes y apoyando la frente en ellos- no, Kouichi no está bien, Takuya...-Kouji se quedó quieto, con los ojos cerrados. Luego continuó- somos gemelos... puedo sentir lo que él siente en este momento... hambre, frío, agotamiento y dolor...-

Me imagino como te sientes, Kouji- dijo Takuya- pero no podemos hacer nada para salir de aquí...-

Podemos digievolucionar- sugirió Tomoki- tal vez lo que dijo LordKnightmon es mentira... y si es verdad, no creo que Kouji pueda caer tan fácilmente bajo el control de Lucemon...-

Tal vez tengas razón...- dijo Kouji, sacando su Digivice de su bolsillo- tal vez pueda intentarlo...-

Kouji, no creo que eso sea una buena idea- dijo Izumi, como que no queriendo, pues no quería hacer enojar a Kouji.

Yo tampoco creo que lo deberías intentar, Kouji- dijo Takuya- ¿y si Lucemon te controla...?-

No digas tonterías, Takuya- dijo Kouji- jamás me dejaría controlar por ese malvado...-

Kouji, no...- dijo Izumi

Kouji los ignoró.

¡SPIRIT EVOLUTION!- exclamó Kouji. Pero no ocurrió nada.

¿Qué pasa?- dijo Takuya.

No pudo...- comenzó Tomoki.

¿Porqué no puedo digievolucionar?- dijo Kouji, oprimiendo algunas teclas de su Digivice. En la pequeña pantalla apareció Wolfmon- ¿Wolfmon?-

Sí, Kouji, soy yo- dijo Wolfmon- me da gusto verte de nuevo, después de cuatro años, aunque yo hubiera preferido que fuera en otras circunstancias...-

Wolfmon, ¿porqué no puedo digievolucionar?- le preguntó Kouji.

Porque yo no te lo permito- dijo Wolfmon- tu poder y el mío son demasiado grandes para caer al servicio de Lucemon...-

Pero tengo que hacerlo, Wolfmon- dijo Kouji- mi hermano está...-

Pero Wolfmon solo sacudió la cabeza dentro de la pantalla y desapareció. Kouji se enfureció. Apretó los dientes, lleno de coraje.

¡Pues si no quieres ayudarme no te necesito!- gritó Kouji, lanzando su Digivice entre los barrotes. El aparato azul y blanco chocó contra la pared de enfrente y cayó al suelo.

Kouji...- comenzó Takuya.

Ahórrate el sermón, Takuya- le dijo Kouji, dirigiéndose a una esquina de la celda y dejándose caer al suelo, entre la pared y los barrotes- voy a dormir un poco... tal vez mañana despierte y resulte que todo esto fue una pesadilla... buenas noches-

Come algo primero, Kouji- le dijo Tomoki. Kouji lo ignoró también. Cruzó los brazos y cerró los ojos.

Kouji tiene razón- dijo Takuya- no hay nada más que hacer hoy, más que intentar dormir un poco...-

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Kouichi terminó agotadísimo su trabajo, y se dirigió al 'dormitorio' junto con el resto de los chicos humanos tan pronto como escucharon el silbato, prácticamente arrastrándose. Los brazos y las piernas le dolían bastante, y tenía mucha hambre y sed. También sentía un poco frío, pues la temperatura baja en las noches desérticas.

Tú, el nuevo- exclamó un Vegiemon- el amo Mummymon te ordenó ir primero con Nara...-

¿Quién es Nara?- preguntó Kouichi.

La encargada de esta construcción- dijo el Vegiemon- la encontrarás arriba...-

Olvídalo- dijo otro Veggiemon- Nara ya está enterada de su llegada, y dice que es inútil que el chico se reporte con ella...- se volvió a Kouichi- así que lárgate a dormir...-

Kouichi entró al dormitorio con los demás, y consiguió una cama. Se echó sobre ella. No era suave como la de su casa, sino dura y llena de polvo, pero era una cama al fin y al cabo. Pensó que tal vez Kouji estaba aún encerrado en esa celda, y tenía que dormir en el suelo.

Kouji...- murmuró tristemente Kouichi. Sentía mucho dolor en su cuerpo, casi tanto como cuando había caído de esas escaleras en la terminal de Shibuya hacía cuatro años. Además, el estómago le rugía de hambre, pidiéndole alimento. Pero como había dicho el Veggiemon, como no trabajó todo el día, no podía comer.

Kouichi miró por la ventana, y observó las tres hermosas lunas del digimundo. Suspiró resignado mientras se recostaba y cerraba los ojos. Más por cansancio que por tranquilidad, el gemelo se quedó dormido.

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Un pequeño ruido despertó a Kouji. El chico no se levantó, sino solo abrió los ojos. En la oscuridad, pudo distinguir que alguien se paseaba de pie dentro de la celda. Podía oler el inconfundible perfume de una mujer. Sorprendido, vio un par de delicados pies descalzos pasaron muy cerca de él. ¿Acaso Izumi estaba despierta?

Kouji parpadeó un poco para que sus ojos se acostumbraran a la oscuridad. Pudo ver una silueta femenina que abría y luego cerraba la puerta de la celda donde se encontraban. No era Izumi, pues tenía los cabellos demasiado cortos para serlo. ¿Entonces quien era?

Se levantó de golpe, pero solo alcanzó a ver la silueta alejandose por donde habían salido LordKnightmon, Mummymon y Kouichi hacía algunas horas.

Kouji miró a su alrededor. Junto a la entrada de la celda, la persona que había entrado había dejado algunas coles y manzanas, así como una jarra con agua y cinco vasos de barro.

Kouji respiró profundamente, un tanto decepcionado de no haber descubierto de quien se trataba. Volvió a sentarse donde había estado, y notó una pequeña luz en el suelo. Era su Digivice. Quienquiera que hubiera entrado a la celda, había recogido su Digivice y lo había puesto junto a él.

Volvió a mirar a la salida por donde la sombra había desaparecido.

Todo fue como una sombra- murmuró Kouji- rápida y suave...-

Kouji volvió a acostarse. Cerró los ojos y pronto se durmió.

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CONTINUARA...