CAPITULO 5: KITA, AI Y NARA

A la mañana siguiente, Kouichi despertó aún muy adolorido. El día anterior había tenido más trabajo del que había hecho en su vida entera. Alguien estaba moviéndolo. El chico abrió los ojos, para encontrarse con un par de enormes ojos color verde.

Kouichi parpadeó y se encontró cara a cara con una niña de escasos siete años, de cabellos lacios y un tanto rojizos, que llevaba en sus manos un plato con galletas y un vaso de leche.

Buenos días- le dijo la niña- tú debes ser el nuevo...-

Así es- dijo Kouichi, haciendo un esfuerzo por levantarse sin hacer ninguna mueca de dolor, pues sentía todo el cuerpo entumido. Miró a su alrededor. Había varios niños almorzando.

Como eres nuevo, los Veggiemon no te darán de almorzar- le explicó la niña- pero a mí me dieron una doble ración hoy, así que te comparto la mitad de mi almuerzo- tomó una galleta y se la dio- toma, esta tiene muchas chispas de chocolate...-

Kouichi le sonrió. La verdad sí tenía mucha hambre.

Muchas gracias, pequeña- dijo Kouichi, tomando la galleta- eres muy amable en compartir tu desayuno conmigo...-

Siempre lo hago- dijo la niña, dando un pequeño salto para sentarse en la cama junto con Kouichi- siempre que llega un nuevo, da la casualidad de que me toca doble porción, así que la comparto-

Entonces llevas mucho tiempo trabajando aquí, ¿verdad?- dijo Kouichi.

¡Muchísimo!- dijo la niña- recuerdo la primera noche que estuve aquí... los Veggiemon fueron muy malos y me asustaron... pero ya no tengo miedo-

¿Y porqué no?- le preguntó Kouichi.

Porque no- dijo la niña simplemente- ¿cómo te llamas?-

Kouichi Kimura- dijo Kouichi- ¿y tú?-

Me llamo Kita- sonrió la niña, inflando su pecho orgullosamente- Kita Yagami...-

Kouichi casi se atraganta.

¿Yagami?- dijo Kouichi.

Sí- dijo Kita- ¿tiene algo de malo?-

No, nada- dijo Kouichi- pero dime, ¿cómo llegaste al Digimundo?-

Pues no me acuerdo muy bien- dijo Kita- lo último que me acuerdo fue que acompañé a mi mami al hospital, y me dejó mirando la televisión... después aparecí aquí...-

Kouichi sonrió y siguió comiendo en silencio.

Aunque yo ya sabía que existía Digimundo- continuó diciendo la pequeña Kita- mi abuelito Taichi me había contado que él y mi tía abuela Hikari vinieron aquí hace muchísimos años. Mi mami solía decir que el Digimundo no existía. Cuando regrese a casa se llevará una sorpresa...-

Kouichi no le estaba prestando mucha atención. El apellido de Kita había desatado una serie de recuerdos en su mente.

x-x-x FLASHBACK x-x-x

Kouichi acababa de abrir los ojos. No podía creerlo. Kouji estaba ahí. ¡Y bien!

-Kouji...- dijo Kouichi- ¿qué sucedió?¿todo está bien?¿recuperaron el digimundo?-

-Kouichi, estás bien- dijo Kouji, con lágrimas en sus ojos. Kouichi jamás imagino que vería a su hermano así. Miró a su alrededor. Estaba en un hospital, y no precisamente en la sala de espera, sino acostado en una camilla.

-Sí, estoy bien- dijo Kouichi, mirando a su alrededor- ¿qué sucedió?-

-Lui sta bene! Lui sta bene!- exclamó Izumi, dando saltos de alegría. Takuya, Tomoki y Jumpei estaban también llorando de felicidad.

-Es una larga historia...- dijo Kouji.

-Que estoy segura que le contarán más tarde- dijo una voz femenina. Koichi alzó la vista, y su mirada se encontró con los ojos verdes de una mujer pelirroja. Tenía en sus ojos una expresión muy peculiar, como si ella hubiera estado llorando minutos antes.

-Pero doctora...- comenzó a reclamar Tomoki.

-Pero nada- dijo la doctora- ya vieron con sus propios ojos que Kouichi está bien. Déjenlo ahora descansar un poco...-

-Pero...- reclamó Takuya.

-Pero nada- intervino una enfermera- la doctora Yagami tiene razón. Déjenos trabajar...-

Con murmullos de queja, Takuya y los otros salieron. Solo Kouji se quedó obstinadamente de pie junto a su hermano.

-Por favor, doctora- dijo Kouichi- deje que Kouji se quede conmigo...-

-Tú también tienes que, niño- dijo la enfermera, dirigiéndose a Kouji e ignorando a Kouichi.

-Yo no me pienso separar de mi hermano- dijo Kouji.

-Más te vale que salgas de inmediato o llamaré a los guardias- dijo la enfermera, comenzando a molestarse.

-No, déjalo- intervino la doctora- no hará ningún daño si se queda junto a su hermano. Además, no nos dará guerra, ¿verdad, Kouji?-

Kouji sonrió y asintió.

-Bueno, Kouichi- dijo la doctora- yo soy la doctora Yagami, te encontré en la estación Shibuya y te acompañé en la ambulancia. Tu caída fue muy grave, y debo admitir que es un verdadero milagro que estés vivo aún...-

Kouichi sonrió.

-Tienes el tobillo lastimado, así que esto es lo que haremos- continuó la doctora- te voy a poner una férula en...-

x-x-x FIN DEL FLASHBACK x-x-x

El recuerdo de Kouichi se desvaneció de pronto.

¿Tu mami es doctora?- dijo Kouichi tras reflexionar sobre lo que acababa de recordar.

Sí- dijo Kita con los ojos abiertos como platos- ¿cómo supiste?-

Es que... hace cuatro años tuve un accidente... me caí de unas escaleras muy muy altas- le dijo Kouichi- tu mami me encontró, me llevó al hospital y me cuidó hasta que quedé bien...-

Kita sonrió, inflando el pecho orgullosamente de nuevo, cuando sonó un nuevo silbato.

¡Ya basta de charlas!- bramó un Veggiemon- ¡segundo silbato! ¡A trabajar!¡Muévanse!-

Que tengas un buen día, Kouichi- dijo Kita, dándole una palmadita en la espalda- hasta luego...- y salió corriendo. Kouichi se puso sus zapatos rápidamente y salió también. Tenía todo el día para pensar cómo escapar mientras trabajaba.

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Kouji despertó más tarde ese día. Ya no estaba de tan mal humor, porque ya se sentía más tranquilo. No sabía si era por la visita nocturna o porque tenía cierta certeza de que Kouichi estaba bien.

Cuando Kouji despertó, Takuya e Izumi estaban despiertos ya, y conversando acerca de lo ocurrido el día anterior.

¿Y crees que él esté bien?- dijo Izumi.

Por supuesto- dijo Takuya- él y Kouji son gemelos y tienen la misma fuerza... no le pasará nada-

Lo que aún no alcanzo a comprender- dijo Kouji, introduciéndose a la conversación- es porqué los Spirits de la Oscuridad no reaccionaron con Kouichi...-

Takuya e Izumi se volvieron hacia él al verse sorprendidos, pero el rostro sereno de Kouji los tranquilizó.

El está bien- dijo Kouji.

Y nosotros también- dijo Takuya, señalando las manzanas y las coles- al menos ese LordKnightmon no planea matarnos de hambre...-

No, parece que no...- dijo Kouji, mientras observaba como Izumi se servía un poco de agua en uno de los vasos de barro.

Kouji estuvo a punto de comentarles sobre la visita nocturna que tuvieron, pero tuvo una sensación muy extraña dentro de él, y decidió mejor no decir nada al respecto.

Pero ese sujeto quiere controlarnos para que le ayudemos a Lucemon a conquistar nuestro mundo- dijo Kouji- tenemos que salir de aquí pronto, encontrar a Kouichi y luego buscar a Ophanimon-

Suena fácil- dijo Izumi- pero en realidad no lo es tanto, Kouji... ni siquiera sabemos como salir de este agujero...-

¿Ustedes tienen alguna idea?- preguntó Kouji.

Ninguna- dijo Izumi.

Takuya hizo el esfuerzo de pensar, también en vano. Kouji no se sorprendió. Pensar no era uno de los puntos fuertes de su amigo.

No lo sé, Kouji...- dijo Takuya, rascándose la parte posterior de su cabeza- tal vez podemos... convencer a los otros chicos humanos que sirven a LordKnightmon para que nos ayuden a escapar...-

Kouji sonrió. Ya era hora de que Takuya diera señales de inteligencia, y que el hamster dentro de su cabeza despertara de una vez por todas. Sin embargo, dudaba que ese plan funcionara.

¿Otros chicos humanos?- dijo Izumi, alzando una ceja- yo no he visto a ninguno...-

Porque así debemos ser, Izumi, suaves y rápidos como sombras...- dijo una voz masculina. Kouji y Takuya alzaron la vista.

¡Tú!- exclamó Kouji.

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Kouichi iba subiendo algunas varillas a la parte más alta de la pirámide. Sintió un vuelco en su corazón. Sabía que Kouji estaba teniendo una sorpresa desagradable. ¿Qué podría ser?

Sin pensar más en ello, Kouichi alzó la mirada. Se cubrió los ojos del sol con la mano que tenía libre.

En la parte alta, donde debía dejar las varillas, había dos Veggiemon, uno de cada lado de una figura extraña. Era una silueta humana, una chica al parecer. No podía ver bien su rostro, pues el sol que brillaba detrás de ella se lo impedía. Además, llevaba puesta una capa con capucha de color marrón. También llevaba puestos unos pantalones de mezclilla. Tenía las manos en la cintura, y al parecer miraba hacia el horizonte.

Esa chica debe ser Nara- dijo Kouichi para sí mismo. Pensó en acercarse para verla mejor, pues no se imaginaba como podría ser una chica humana que ayudaba a esos malvados digimon a esclavizar a otros chicos. Tenía el pretexto de que debía subir esos materiales.

Kouichi subió hasta donde estaban la chica y los Veggiemon y, disimuladamente, se puso a acomodar las varillas en el suelo mientras escuchaba la conversación.

Debes ser más firme, Nara- dijo uno de los Veggiemon- el amo Mummymon quiere la pirámide lista en una semana...-

No es suficiente tiempo- replicó la chica. Tenía una voz entre dulce y firme- además, algunos de los chicos son muy jóvenes, no pueden llevar...-

¡Eso no es pretexto!- exclamó el otro Veggiemon- desde hace varias semanas deberíamos haber terminado esa cosa-

¡No me hables en ese tono!- exclamó a su vez la chica- en esta construcción mando yo. Así que fuera de aquí antes de que reporte con el amo...-

Como los Veggiemon no parecían estar dispuestos a moverse, Nara fue quien se retiró de ese sitio. Al verla pasar junto a él, Kouichi bajó la mirada y siguió acomodando las varas. Pudo ver las botas de la chica, pues se detuvo unos segundos y luego siguió su camino.

Un tanto decepcionado por no haber podido verla bien, Kouichi se dispuso a irse. En ese momento, escuchó la conversación de los dos Veggiemon.

Esta chica humana se está saliendo de nuestro control- dijo uno de los dos Veggiemon- un par de días más y propondrá que devolvamos a los niños al mundo de los humanos...-

Lo mejor será hablar con el amo Mummymon y deshacernos de ella lo más pronto posible- dijo el otro Veggiemon, haciendo que Kouichi reprimiera una exclamación de sorpresa- es una amenaza, y...-

Shhh... calla- dijo el primer Veggiemon.

Kouichi sintió la mirada de los dos digimon sobre él. Siguió acomodando las varillas como si no se hubiera percatado de su presencia.

¿Qué rayos se supone que haces?- dijo el primer Veggiemon.

Kouichi puso su mejor cara de inocencia.

Acomodo las varillas- respondió el chico- ¿hay algún problema con ello?-

¿Ah, sí?- dijo el Veggiemon sospechosamente- ¿y has escuchado algo de lo que hemos dicho?-

No, señores- dijo Kouichi, intentando no parpadear mucho- he estado distraído pensando en otras cosas...-

Bueno, ya dejaste las varillas, ahora lárgate de aquí- dijo el Veggiemon.

Aliviado de haber salido bien librado de esa situación, Kouichi bajó de la pirámide lo más rápido que pudo. Mientras lo hacía, iba pensando en lo que habían dicho los Veggiemon. Si lo que dijeron los dos digimon era verdad, Nara no era tan malvada como él había creído.

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Kouji no podía creerlo.

¿Hiroto?- dijo Kouji- ¿tú aquí?-

Así es, bitonto- dijo el chico- el rey del Digimundo creyó conveniente llamarme para que le ayudara... veo que ese Lucemon conoce muy bien su juego, ¿eh, Kouji?-

Kouji frunció el entrecejo. Ni en su peor pesadilla había imaginado que se encontraría con Hiroto en el Digimundo.

Lucemon no es el rey del Digimundo, Hiroto- dijo Kouji gravemente.

¿Y dónde está el otro bitonto?- dijo Hiroto en tono burlón, ignorando el comentario de Kouji- ¿dónde está tu gemelo, Kouji? ¿el muy perdedor consiguió que lo mataran? O mejor aún, ¿lo mandaron a cargar rocas en la gran pirámide de la zona desértica?-

Kouji frunció el entrecejo y apretó los puños. Iba a decir algo, pero se contuvo.

¡Debería darte vergüenza, Hiroto!- gritó Izumi, muy enfadada- ¡estás ayudando al malvado Lucemon a dominar el mundo de los humanos también!-

No, no, nada de eso, mi querida Izumi- le dijo Hiroto- ustedes son los que le ayudarán a conquistar el mundo de los humanos... nosotros solo ayudamos a LordKnightmon a... convencerlos de que lo ayuden...-

¡Eres un...!- comenzó Tomoki, levantando su puño lleno de ira.

Mejor cállate, enano- dijo Hiroto.

¿Nosotros? Eso fue lo que dijo Hiroto. Kouji recordó la silueta femenina que había visto la noche anterior. ¿Acaso se refería también a ella?

Sí, ya veo- dijo Kouji- ya puedes irte rindiendo, cobarde traidor, porque de algo puedes estar seguro: ninguno de nosotros va a ayudar a Lucemon-

Exacto- dijo Jumpei.

Hiroto no dejó de sonreír.

No se preocupen, tenemos varios métodos para convencerlos de digievolucionar, no solo el pedirlo de buenas maneras- dijo Hiroto- por ejemplo... dejarlos sin comer...-

¡Eres un maldito desgraciado hijo de sushi!- exclamó Izumi- cazzo ed stronzo!-

Lenguaje, mi querida Izumi- dijo Hiroto, dándoles la espalda- si no quieren ayudar por las buenas, lo harán por las malas...mientras tanto, le diré a Ai que no les traiga más alimento-

¿Ai?- preguntó Kouji. Ya había escuchado ese nombre antes, en boca de LordKnightmon. ¿Quién era Ai?

Bueno, no tengo nada más que hablar con ustedes- dijo Hiroto, ignorando de nuevo a Kouji- es muy simple: o digievolucionan, o se mueren de hambre. Hasta luego chicos, bitonto...-

Kouji frunció el entrecejo y se levantó apretando los puños al ver salir a Hiroto.

Tenemos que salir de aquí y ya- dijo Kouji- no le daré a ese Hiroto el gusto de verme aquí encerrado...-

Lo que nos lleva al primer problema- dijo Takuya- no hay manera de salir de aquí...-

Tomoki se sentó en el suelo, con la espalda contra la pared.

Ojalá Bokomon y Neemon estuvieran aquí- dijo Tomoki- ellos podrían ayudarnos...-

Pero no están- dijo Jumpei- tiene que haber otra manera...-

Kouji no dijo nada. Solo miraba alternadamente a Tomoki y la enrejada ventana sobre él.

Chicos, tengo una idea- dijo Kouji- pero por desgracia, solo Tomoki podrá salir de aquí...-

¿Y cómo?- dijo Takuya. Kouji iba a responder, cuando alcanzó a ver un par de ojos color violeta mirándolos desde la puerta. Se aclaró la garganta.

Alguien nos está mirando- dijo Kouji en voz baja.

Los cinco permanecieron en silencio unos minutos. Al parecer, el espía se rindió y se retiró. Una vez que se aseguró que ya no eran observados, Kouji se aclaró la garganta.

Pongan atención, esto es lo que haremos...- dijo Kouji.

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Ya estaba oscureciendo, y Kouichi se sentía frustrado. Aún no podía hallar una manera de escapar. El silbato que indicaba la hora de dormir acababa de sonar. Con un suspiro de resignación, Kouichi se dirigió hacia los dormitorios. Tal vez un poco de descanso aclararía su mente y le ayudaría a encontrar una mejor idea.

En el camino, se encontró que alguien había salido de ellos. ¿Quién era? Solo alcanzó a distinguir una pequeña sombra. Kouichi la siguió y pronto la alcanzó. La detuvo, tomándola del brazo.

¿Kita?- dijo Kouichi- ¿qué haces?-

Shhh... baja la voz- le dijo Kita- suéltame, voy a irme...-

¿Irte?- dijo Kouichi- ¿acaso no sabes que te pueden descubrir y, si lo hacen, te castigarán?- le mostró su muñeca- este brazalete hace que ellos sepan donde estás...-

Yo ya no tengo el mío- dijo Kita, mostrándole su propia muñeca- por eso me voy...-

Espera- dijo Kouichi- ¿cómo te lo quitaste?-

Kita se encogió de hombros.

No lo sé, desapareció de pronto- dijo Kita- suéltame, Kouichi, por favor, quiero irme de...-

¿Quién anda ahí?- dijo una voz en tono duro- ¡ya deberías estar en la cama!-

Oh, no...- dijo Kita, casi a punto de llorar- me descubrieron... me descubrieron...-

Tranquila, Kita- dijo Kouichi- corre y escapa, yo los distraeré... me seguirán a mí, porque tengo el brazalete-

¿Seguro?- dijo Kita- te pueden...-

¡Corre!- le insistió Kouichi. Kita salió corriendo de ahí, hacia abajo. Kouichi corrió hacia arriba, tratando de hacer bastante ruido para distraer a los guardias y atraer su atención. Funcionó. Varios Veggiemon lo iban siguiendo.

Ya muy tarde se dio cuenta que se estaba metiendo en un problema mayúsculo. Tendría que encontrar un buen pretexto para haber hecho eso. Un grito interrumpió sus pensamientos. Miró hacia abajo, y vio que Kita ya iba llegando al nivel más inferior de la pirámide, lista para cruzar hacia el desierto, pero un Veggiemon iba corriendo tras ella.

Maldición- murmuró Kouichi. Rápidamente, se fue deslizando hacia abajo y, de un salto, cayó sobre el Veggiemon, aturdiéndolo por unos segundos.

Kouichi...- dijo Kita.

¡Corre, Kita!- dijo Kouichi. Kita asintió y se perdió entre las dunas del desierto. Kouichi sonrió, aunque no por mucho tiempo. El Veggiemon sobre el que había caído no estaba nada contento. Con ambas lianas lo atrapó.

Maldito- dijo el Veggiemon- tal vez esa mocosa se escapó, pero tú serás quien reciba el castigo...- alzó la voz- ¡aquí abajo!¡lo atrapé!-

Kouichi tragó saliva al ver que Mummymon, Nara y varios Veggiemon bajaron hacia donde estaba él.

Bien, bien- dijo el Veggiemon que lo había atrapado con una sonrisa diabólica- estamos en problemas...-

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CONTINUARÁ...