Nota: La historia como la había imaginado al principio llega hasta el capítulo 6, pero decidí continuarla. Espero que les guste ^_^

Gracias PiRRa por tu review. Espero que disfrutes la continuación de la historia. ¡Ah! Y gracias a Francia y Ghi, mis beta-lectoras *_*

Y lo de siempre... tooodo el mundo Harry Potter es de J.K.R.

Capítulo 7 Cambio de planes

Hagrid, Lupin y Harry salieron al jardín y caminaron lentamente hacia la reja. A pesar de que el día estaba soleado y de que haría el viaje con Lupin, a Harry no le entusiasmaba la idea de volver a casa de sus tíos. Sentía que cada paso que daba lo alejaba del castillo que había llegado a sentir como su hogar. Miro a Hagrid que conversaba con Lupin y prestó atención cuando escuchó que hablaban de su padrino.

-...yo al principio creí que me estaba tomando el pelo ¡Sirius Black inocente! -exclamó Hagrid- , pero cuando el director me explicó todo lo que había ocurrido -en este punto miró a Harry con una inmensa sonrisa detrás de su barba- no pude menos que alegrarme. ¡Por él y por Buckbeak, claro!

Lupin asentía sonriendo, Harry recién se daba cuenta de que Hagrid no había manifestado ningún rencor al desayuno, a pesar de la presencia de su padrino. En ese momento no le había llamado la atención el hecho. Recordó de pronto que Snape tampoco parecía tener problemas con su presencia.

-¿Quiénes más saben que mi padrino es inocente? -preguntó Harry. Por un instante tuvo la esperanza de que Sirius ya no tuviera que esconderse, pero entonces recordó que se había transformado en perro en la enfermería y en Hogsmeade, así que descartó esa posibilidad.

-Dumbledore se lo comunicó a todos nuestros aliados más allegados. Sirius es un mago muy capaz, y ahora que Voldemort -Hagrid hizo una mueca de espanto y disgusto al oír a Lupin pronunciar ese nombre, pero Lupin continuó sin notarlo- a recuperado sus fuerzas necesitamos unirnos. Dumbledore se los explicó a todos los que tendrían que trabajar con él.

-¿Y cómo se lo tomaron? -preguntó Harry, y luego más preocupado- ¿Nadie lo denunciará, verdad?

-Bueno, de eso nunca podemos estar seguros -dijo Lupin con un suspiro-, pero por ahora todos lo aceptaron. Algunos con alegría, otros con menos -Harry recordó a Snape, pero no dijo nada- pero dadas las circunstancias, nadie se opuso a Dumbledore. Todos confían en él y respetan su decisión.

-¿Lo sabe el ministro de magia? -preguntó Harry esperanzado.

-No, -le respondió Lupin y, como adivinando en que estaba pensando Harry agregó- Por ahora es imposible que te puedas ir a vivir con él.

Lupin y Hagrid lo miraron con pena y continuaron caminando en silencio. Harry no dijo nada tampoco, Dumbledore ya había decidido que debía volver con sus tíos así que no tenía caso seguir insistiendo en ese punto. Vio que ya estaban llegando a la reja, miró los cerdos alados que coronaban las columnas y se volvió a mirar el castillo pensando en que debería esperar casi un mes para volver a verlo. Deseó con todas sus fuerzas volver corriendo al castillo, quedarse ahí durante el resto del verano. Sintió que en ese momento nada lo haría tan feliz como eso. Pero no tuvo tiempo para seguir soñando porque una pesada mano se posó sobre su hombro.

-Adiós Harry, nos vemos el 1º de septiembre -le dijo Hagrid-. Cuídate.

-Adiós Hagrid -dijo Harry abrazándolo. Luego no se pudo aguantar la curiosidad y preguntó- ¿Tú te quedas todo el verano en Hogwarts?

-Bueno... si -respondió Hagrid-. Mi casa está ahí y mi trabajo en Hogwarts no se acaba al llegar el verano. Pero ahora, con el retorno del_que_no_debe_ser_nombrado, he tenido que ausentarme con frecuencia. Hay prioridades...

Lupin no pudo dejar de notar la expresión de Harry ante la respuesta de Hagrid, y creía adivinar lo que pasaba por la mente del chico.

-Nos vemos más tarde, Hagrid -se despidió Lupin, luego miró a Harry y agregó- vamos Harry.

Cruzaron la reja y Hagrid se quedó haciéndoles adiós con la mano mientras se alejaban. Caminaron unos minutos en silencio. Era un hermoso día de verano y salvo por una lechuza que cruzó el cielo en dirección contraria a la de ellos, todo estaba solitario y silencioso.

-¿Vamos a caminar hasta Hogsmeade? -preguntó Harry.

-Si, ¿no te parece que es una buena idea caminar un rato en semejante día? -preguntó Lupin mostrando con la mano lo que los rodeaba-. Si quieres volvemos y pido un coche...

-No, está bien. Solo preguntaba -respondió Harry como disculpándose. En realidad la idea de caminar le parecía agradable. Implicaba estar más tiempo cerca de Hogwarts, y él quería prolongar la sensación de "estar en casa" lo más posible.

Caminaron otro rato en silencio, sin mirarse. Lupin interrumpió el silencio.

-Te gustaría quedarte en Hogwarts, ¿verdad? -le preguntó Lupin.

Harry movió la cabeza en señal de sí. Luego, como Lupin no dijo nada, agregó.

-¿No podría quedarme con Hagrid? Podría ser su ayudante durante el verano -Dijo Harry esperanzado.

-Ya escuchaste a Hagrid, Harry -le respondió Lupin-. El no siempre está en Hogwarts.

-¡Pero siempre dicen que Hogwarts es un lugar seguro! -lo interrumpió Harry deteniéndose, ante lo cual Lupin también se detuvo-. ¿Por qué no puedo quedarme en el colegio durante el verano? -Harry sintió en ese momento que la pelota que estaba atorada en su garganta desde que habían abandonado el colegio quería salírsele por lo ojos. Hizo un esfuerzo para controlarse, no quería llorar frente a Lupin-. No quiero volver donde mis tíos -agregó despacio, mirando unas malezas que estaban a sus pies.

-Lo sé, Harry. -Le dijo Lupin poniendo una mano en su hombro-. Dumbledore también lo sabe. Pero simplemente no es posible. No hay nadie en Hogwarts que se pueda quedar todo el tiempo contigo, y tú todavía eres un mago menor de edad.

-¿Acaso el castillo queda vacío durante el verano? -preguntó Harry. Recordó a la señora Pomfrey, a las personas con las que había desayunado, pensó incluso en los elfos domésticos. Lupin pareció entender en lo que estaba pensando.

-No Harry, en Hogwarts hay gente yendo y viniendo todo el verano -le explicó Lupin-. Pero Dumbledore piensa que es preferible que vivas con tu familia, al menos por ahora. Pero no te pongas así, de todos modos, en menos de un mes estarás de vuelta -agregó con una sonrisa.

-Si, es verdad -dijo Harry tristemente. Miró el suelo y comenzó a caminar. Se daba cuenta de que no servía de nada discutir.

Siguieron caminando. A lo lejos, el pueblo se veía muy alegre con el sol de la mañana. Pero Harry sentía que el calor de lo que lo rodeaba no conseguía entrar en su cuerpo. Miró a Lupin que caminaba a su lado y pensó que era más agradable conversar que simplemente caminar en silencio.

-Profesor... -le preguntó Harry-, cuando usted, mi padre, mi padrino y Pettigrew trazaron el Mapa del Merodeador, ¿mi madre ya era... amiga... de mi padre?

-Bueno, si -le respondió Lupin con una sonrisa-. Ella era amiga de todos nosotros.

-Ah -le respondió Harry pensando y, al cabo de unos segundos, volvió a preguntar- ¿Por qué no aparece ella en el mapa? ¿Ella no los ayudó a hacerlo?

-Bueno, tu mamá era nuestra amiga y con gusto la hubiéramos incluido. Pero a ella no lo gustaba ir contra las normas y aunque sabía que nosotros hacíamos cosas... ella prefería no meterse. Ella no nos delataba, pero prefería no participar y nosotros respetábamos su decisión. Ella sabía por ejemplo que nos hicimos animagos, pero a pesar de que James trató de convencerla de que también llevara a cabo la transformación en animago, ella no quiso. Pero nunca le dijo nada a nadie. También sabía de la existencia del mapa, incluso un par de veces ella también llegó a usarlo, pero no participó cuando lo hicimos.

-Ella era un poco como Hermione, ¿no? -preguntó Harry divertido.

-Un poco, -respondió Lupin pensando y recordando-, pero no era tan meticulosa en clases. Era muy inteligente y trabajadora, ¡pero no tanto como Hermione!

Ambos se rieron. Harry deseaba escuchar más sobre ella. Rara vez tenía ocasión de hablar sobre sus padres y era muy poco lo que sabía de sus vidas en el colegio.

-¿Puede contarme algo más sobre mis padres? ¿Alguna anécdota? -preguntó Harry. Luego, tratando de dar ideas agregó-. ¿En qué ocasiones mi mamá usó el mapa del merodeador?

Lupin se rió y pensó un rato antes de continuar.

-Verás... la primera ves fue cuando estábamos en quinto año, pero no sé para que lo utilizó. Nunca nos lo contó. En ese tiempo James lo andaba trayendo en su bolso todo el tiempo, quería saber quien entraba y salía de la biblioteca a cada momento -Harry puso cara de interés por saber la razón por la que su padre quería saber eso, pero Lupin continuó con la historia sin detenerse en ese punto-. Ese día, Lily se lo sacó del bolso durante la última clase de la tarde, sin que nosotros nos diéramos cuenta. Se dasapareció por el resto del día y volvió pasada la medianoche a la sala común, le devolvió el mapa a James pero no nos quiso decir para qué lo había usado (aunque se lo preguntamos con insistencia) y finalmente la dejamos en paz. La segunda vez fue en nuestro último año, estábamos esperando...

Pero Harry no alcanzó a saber qué estaban esperando, porque en ese momento escucharon algo que se acercaba rápidamente por sus espaldas. En un instante ambos se dieron vuelta, varita en mano. Bajaron las varitas cuando vieron que era un perro negro. Era Sirius que se acercaba a ellos corriendo. Cuando vio que lo habían visto y se habían detenido se dio media vuelta, los miró para que lo siguieran y se alejó corriendo. Harry y Lupin lo siguieron.

Sirius los llevaba de vuelta al castillo, por el mismo camino que ya habían recorrido. Iba rápido por lo que Harry pronto sintió que no podía seguir corriendo. Miró a Lupin y vio que también parecía cansado.

-¡Sirius... Hocicos! No vayas tan rápido, espéranos... -le gritó Harry al perro, deteniéndose para recuperar el aliento. Le dolía el costado y sentía que apenas podía respirar. También le sudaba la frente y tenía sed ya que comenzaba a hacer mucho calor.

Lupin se detuvo junto a él y vieron que el perro se devolvía hacia ellos.

-Me pregunto que habrá pasado... -dijo Lupin más para si mismo que para los demás.

-¿Qué sucedió Hocicos? -preguntó Harry a su padrino.

El perro lo miró con aire burlón, pero fue Lupin quien respondió:

-¿No esperas que te responda, verdad? -le dijo riéndose.

En ese momento Harry recordó que su padrino era perro y se sintió un poco tonto. Pero no alcanzó a sentirse tonto por mucho tiempo porque el perro acercó el hocico a su mano izquierda y le dio un lengüetazo, y lo miró con una sonrisa de perro, pero sin la expresión de burla esta vez. Luego comenzó a caminar hacia Hogwarts, pero más lento. Harry y Lupin lo siguieron, caminando esta vez.

Unos veinte minutos más tarde estaban llegando a la reja y entraron. Caminaron hacia el castillo, entraron al vestíbulo y Hocicos se dirigió al despacho de Dumbledore.

-¡Arroz con leche! -dijo Lupin a la fea gárgola de piedra, que se hizo a un lado al tiempo que se habría la puerta a sus espaldas. Los tres subieron por la escalera en espiral.

En el despacho los esperaba Dumbledore. Saludó a Harry con una seriedad que puso a Harry muy nervioso. Tenía una carta en sus manos.

-Siéntense -les dijo a los tres indicándoles tres sillas. Hocicos volvió a transformarse en Sirius y los tres se sentaron en silencio. Harry miró a su padrino y vio que tenía una cara tan seria como la de Dumbledore. Sirius miró a Harry y le sonrió de un modo que intentaba ser tranquilizador, pero que solo consiguió poner a Harry más nervioso. Dumbledore se sentó a su vez, al otro lado del escritorio y, tras darle una mirada a la carta que tenía en la mano cerró los ojos, pareció meditar unos segundos y luego los abrió y los dirigió hacia Harry.

-Acabo de recibir una lechuza de tu vecina, la señora Figg, -comenzó a decir Dumbledore. Harry lo miró con los ojos abiertos.

-¿Ella ...? -comenzó a preguntar Harry.

-Si, ella es bruja, Harry -lo interrumpió Dumbledore adivinando la pregunta que le iba a hacer-. Me comunica que tus tíos se han ido de vacaciones, por lo que tu casa a quedado vacía.

Cuando dijo esto a Harry se le iluminó la cara, cosa que Dumbledore no dejó de notar, y frunció el ceño. Sirius miró a su ahijado con una expresión que quería decirle "no pongas esa cara, esto es serio" y Lupin lo miró con una expresión que Harry no pudo identificar, pero que parecía ser de incredulidad.

-Por lo tanto, -continuó Dumbledore- tendremos que encontrar otro lugar donde te puedas quedar el resto del verano.

En ese momento, a Harry se le vinieron a la cabeza los Weasley. Pensó también en Hogwarts, pero recordó la conversación con Lupin y lo descartó. Recordó a Hermione, pero ella iría a visitar a Viktor Krum a Bulgaria.

-¿Puedo irme a La Madriguera? -preguntó Harry esperanzado.

-Puede ser, pero no todavía -respondió Dumbledore, ante lo cual a Harry se le alargó la cara-. Es posible que puedas ir una o dos semanas antes de que comience el curso. Pero eso depende de cómo se desarrollen los acontecimientos -agregó con un suspiro, más como para si mismo que para Harry. Parecía cansado y preocupado.

-Y entonces... ¿dónde me quedaré? -preguntó Harry preocupado esta vez. Miró a Sirius, no sabía si podía mantener esperanzas en eso. Sirius lo miró y tristemente bajó la vista. Harry sintió una pelota en el cuello que le costaba tragar.

-La señora Figg me propuso que te quedaras con ella... -respondió Dumbledore. Debió notar la cara de horror de Harry porque agregó enseguida- ...pero creo que no es un lugar seguro. Voldemort ya la tiene localizada y ha conseguido entrar a su casa.

Harry recordó a la mortifaga que se había hecho pasar por su vecina y comprendió que Dumbledore se refería a eso. Los mortifagos debían haber entrado a su casa para obtener algo de ella, para usar con la poción multijugo.

-¿Y que tal si me quedo en el Caldero Chorreante? -lo interrumpió Harry con una sonrisa, como de haber tenido una gran idea-. Hace dos años pasé el final de mis vacaciones ahí a pesar de que... -se interrumpió al mirar a su padrino, que nuevamente bajaba la vista el suelo.

-Es una posibilidad, Albus... -dijo Lupin que hasta entonces no había dicho nada.

-Pero eran otros tiempos -dijo Dumbledore con un suspiro-. Ahora es distinto, Voldemort ha vuelto con todo su poder y tiene más aliados. Muchos de los que antes no le hubieran hecho nada a Harry pueden haber vuelto a su lado y no podemos estar seguros todavía de quien es quien. Todos pueden entrar al Caldero Chorreante. No, el Callejón Diagon ya no es seguro para Harry.

Harry se estaba empezando a sentir incómodo. Sabía que los tres estaban preocupados por él, pero ya no era un niño, ya tenía quince años, se había enfrentado a Voldemort en cuatro ocasiones y había salido vivo. La perspectiva de pasar el resto de las vacaciones libre en el Callejón Diagon le entusiasmaba. Se decidió a exponer sus puntos de vista pero no alcanzó, porque en ese momento una lechuza blanca entró por la ventana. El corazón le dio un salto cuando reconoció a su propia lechuza, Hedwig.

-¡Hedwig! -la saludó Harry alegremente. La lechuza voló hacia él y se posó en sus piernas. Traía un sobre de apariencia muggle en el pico que le dejó sobre las piernas para enseguida morderle el dedo cariñosamente. Harry abrió el sobre. Mil preguntas se agolpaban en su cabeza. Se preguntaba quien le habría escrito y si serían los Dursley los que habían liberado a Hedwig antes de irse de vacaciones. Toda la situación que estaba viviendo era tan extraña que le costaba imaginarse qué nueva sorpresa le traería esa carta. Los demás esperaron en silencio a que la hubiera leído. A Harry casi se le cae la carta de las manos y la lechuza de las piernas cuando leyó la primera línea, ya que la carta era de su primo Dudley. Estaba escrita en una hoja de cuaderno muggle y con un bolígrafo muggle. Al abrirla completamente dos llaves cayeron sobre sus piernas. Intrigado comenzó a leerla en silencio.

Harry,

Nos vamos de vacaciones al campo y como mis padres no sabían que hacer con tu lechuza me pidieron que la soltara. Pero cuando le abrí la jaula ella se fue a parar en tu escritorio, sobre un cuaderno, en vez de salir por la ventana. Creo que no pensaba irse a menos que te escribiera.

Mis padres me dijeron que mientras yo volvía a casa tú te habías ido a ese colegio tuyo, lo que me extrañó ya que tus cosas siguen abajo. Además, tu escoba está en tu cuarto. Mis padres me dejaron mandarte la llave de la casa y de la alacena por si quieres venir a buscarlas, ya que nosotros no volveremos hasta el 3 de septiembre. Me pidieron que te dijera que fueras discreto, que si algún vecino les comentaba cualquier anormalidad que te hubieran visto hacer la ibas a pagar.

Nos vamos al campo, según ellos necesito una terapia de no sé qué.

Tuve un extraño sueño anoche, y tu estabas en ese sueño. ¡Pero no puedo recordarlo!

En fin, a ver si con esto tu lechuza por fin se va.

Dudley

Harry dobló la carta y miró las llaves que aún tenía en la mano. Se las guardó en el bolsillo y sólo entonces notó que Dumbledore, Lupin y su padrino lo miraban expectantes.

-Me escribió Dudley, mi primo -explicó Harry-. Me cuenta que se van de vacaciones al campo, que no vuelven hasta el 3 de septiembre, y me manda la llave de la casa y de la alacena donde mis tíos esconden mis cosas del colegio.

De repente Harry tuvo una idea:

-¿Y si me voy a casa de mis tíos? -preguntó entusiasmado a Dumbledore-. ¡Ya tengo 15 años y puedo cuidarme sólo!

Notó que Dumbledore sonrió mirando el suelo y negando con la cabeza, Lupin lo miró serio, como recordándole la conversación que habían tenido antes, pero fue Sirius quien respondió:

-No Harry, todavía eres menor de edad. Además, Voldemort aún puede intentar sacarte de tu casa. Piensa solamente, ¿cómo lo harías para salir a comprar? No, Harry. Si tuvieras que volver a Privet Drive, sería preferible que te quedaras con tu vecina, la señora Figg.

-Sirius tiene razón -agregó Dumbledore con los ojos que todavía parecían reírse por el comentario de Harry. Eso pareció molestar bastante al chico y Dumbledore notándolo agregó enseguida:

-Eres un excelente mago, Harry. Pero todavía eres muy joven, no te podemos dejar sólo.

-¿Pero como hace dos años? -lo interrumpió Harry enojado. A estas alturas ya se estaba alterando.

-Ya te lo expliqué -lo interrumpió Dumbledore menos amablemente esta vez, lo que hizo que Harry se callara-. La situación no es la misma ahora. No pongas esa cara, por ahora te quedarás aquí, no se me ocurre otra solución.

-Pero Albus... -lo interrumpió Sirius preocupado- ¿con quien se va a quedar? Se supone que debemos ir a reunirnos con... -miró a Harry de reojo y volvió a mirar a Dumbledore. Lupin miró a Sirius y asintió mirando a Dumbledore, mostrando que estaba de acuerdo con Sirius- ... tu sabes, ¡tenemos cosas que hacer! Yo encantado me quedaría aquí con él, pero...

-No, Sirius. -lo interrumpió Dumbledore-. Lo siento, pero no podemos prescindir de ti y tú lo sabes. Le pediré a Poppy que se haga cargo de él por algunos días hasta que encontremos otra solución.

Harry respiró aliviado, quedarse en Hogwarts no estaba tan mal, a pesar de tener que quedarse con la señora Pomfrey. Ella siempre había sido amable con él. Se comenzó a imaginar cómo pasaría el verano, mientras acariciaba a su lechuza, y se propuso escribir a sus amigos apenas tuviera un minuto libre, aprovechando que Hedwig había vuelto con él. Dumbledore lo sacó de sus pensamientos.

-Ahora será mejor que bajemos a almorzar. Hablaremos con Poppy luego.

-Vete a la pajarera de las lechuzas -le dijo Harry a Hedwig mientras la llevaba a la ventana.

Y tras decir esto salió del despacho de Dumbledore detrás de los otros tres. Al llegar abajo, Sirius se volvió a transformar en perro y se dirigieron al comedor por los solitarios pasillos de Hogwarts.