Nuevamente le doy las gracias a Francia y Ghi, mis beta-lectoras :-* :-*

Y lo de siempre... Harry Potter & compañía pertenecen a JKR.

Capítulo 8 Que lindas se anuncian las vacaciones...

Los cuatro almorzaron con Hagrid en el gran comedor. Harry no habló mucho, su cabeza estaba haciendo planes sobre lo que haría durante los días que permaneciera en el castillo. Lo primero sería escribirles a sus amigos. Deseó tener su escoba, ya que así podría practicar. 'Tal vez me puedan prestar una de las del colegio', pensó. Recordó también que todos sus libros y otras cosas del colegio habían quedado en casa de sus tíos, así que no habría modo de hacer los deberes por ahora. Pero tampoco había traído ropa, así que pensó que de un modo u otro debería volver donde los Dursley. Pensó en el lago y recordó que los Dursley nuca le habían comprado un traje de baño. 'Tal vez Dudley tenga alguno de cuando era pequeño' pensó, 'él no estará en casa así que sería cosa de buscar entre sus cosas'. Bueno, tendría que preguntar cuando podía ir a buscar sus cosas...

-¿Porqué estás tan callado Harry? -le preguntó su padrino. Esta era la ocasión que Harry estaba esperando.

-Tengo que ir a casa de mis tíos, no tengo nada de ropa aquí -le respondió Harry y lo quedó mirando expectante.

-Es verdad... -le respondió Sirius. Pensó un rato.

-¿Puedo ir a casa de mis tíos y volver? -preguntó Harry.

-No -respondió Dumbledore-. Voldemort ya debe saber a estas alturas que tu familia se fue y es posible que tenga seguidores esperándote cerca de la casa.

-¡Pero es que todas mis cosas están allá! -le dijo Harry-. Mi ropa, mis libros, mi escoba...

-Está bien -dijo Dumbledore encontrando una solución-. Nosotros iremos por tus cosas antes de volver de Londres.

-Pero Albus, no sabemos cuantos días estaremos allá -le recordó Lupin.

-Le compraré algo en Hogsmeade, por mientras -le dijo Sirius encogiéndose de hombros.

-No puedes ir a comprar a Hogsmeade, Sirius -le recordó Hagrid-. Y nadie le venderá ropa a un perro. Yo iré contigo, no parto sino hasta esta noche.

-¿Dónde irás, Hagrid? -le preguntó Harry intrigado.

-Ahhhhhhh, eso es un secreto -le respondió Hagrid dándose importancia.

-¿Irás con madame Maxime? -le preguntó Harry guiñándole un ojo.

Hagrid se puso un poco incómodo, pero no respondió. Pero no se notó ya que Dumbledore cambió de tema.

-Debemos ir a ver a Poppy.

Todos se pararon y salieron al vestíbulo. Ahí, Sirius se transformó en perro y salió con Hagrid para ir a Hogsmeade. Dumbledore, Lupin y Harry siguieron hacia la enfermería. Dumbledore tocó la puerta y apareció la señora Pomfrey.

-Buenas tardes señor director, Remus, Harry -saludó la señora Pomfrey alegremente.

Los tres la saludaron, pero cuando Harry iba a entrar Dumbledore le hizo signos de que se quedara.

-Espera un momento aquí, Harry -le dijo Dumbledore entrando detrás de la señora Pomfrey. Harry frunció el ceño, no le hacía ninguna gracia que lo excluyeran de ese modo. Lupin, que al principio había mostrado intenciones de entrar con Dumbledore, viéndole la cara a Harry y pareció cambiar de idea.

-Ve, Albus -le dijo a Dumbledore deteniéndose-. Nosotros te esperamos aquí.

Dumbledore asintió y entró cerrando la puerta. 'Genial' pensó Harry, 'Ahora ni siquiera puedo escuchar detrás de la puerta'.

-No tienes para qué ponerte así -le dijo Lupin-. Es una actitud un poco infantil ¿no te parece?

Eso fue más de lo que Harry podía aguantar. No solo no lo dejaban quedarse en su casa, sino que además lo excluían de la conversación y se atrevían a tratarlo de niño solo por manifestar su descontento.

-¡No veo porqué no puedo escuchar! -le respondió Harry de mal modo-. Le va a pedir a la señora Pomfrey que se quede conmigo por unos días, ¿porqué tanto misterio?. Además, no creo que necesite que la señora Pomfrey se quede conmigo, puedo perfectamente cuidarme solo por unos días. ¡¡¡No necesito una NIÑERA!!!

-Ya basta, Harry -le respondió Lupin intentando no reírse-. Nadie aquí piensa que seas un niño, y yo creo que eres perfectamente capaz de cuidarte solo por unos días -cuando dijo esto Harry pareció calmarse bastante- pero si algo pasa, es mejor no estar solo ¿no crees?

Harry no respondió, pero por su cara Lupin vio que estaba de acuerdo. Pasaron unos minutos en que ninguno dijo nada. Luego Harry rompió el silencio.

-¿Porqué se demoran tanto? -preguntó Harry mirando la puerta.

Lupin no parecía tener intención de responder; aunque, de todos modos, no hubiera podido pues, en ese momento, se abrió la puerta y Dumbledore les hizo signos para que entraran.

-Bienvenido, Harry -le dijo la señora Pomfrey alegremente.

Harry no pudo responder por unos segundos. ¿Había dicho bienvenido? ¿¿¿BIENVENIDO??? No se atrevía a pensar lo que eso significaba. Pero Dumbledore puso en palabras lo que Harry se rehusaba a creer.

-Te quedarás aquí, Harry -le dijo Dumbledore con una sonrisa como de quien le acaba de hacer el mejor regalo a un amigo.

-Pero... ¿no me puedo quedar en la torre de Gryffindor? -preguntó Harry con una cara de horror que no pudo disimular. Miró por turnos a Dumbledore, Lupin y la señora Pomfrey.

-Pero Harry -le dijo la señora Pomfrey alegremente (parecía que no había notado la cara que había puesto al escuchar la noticia)-. ¿Para que te vas a quedar allá solo? ¡Quedándote aquí me puedes hacer compañía! Esto es tan solitario durante el verano...

A Harry no le hacía ninguna gracia hacerle compañía a la señora Pomfrey. No era que no la quisiera, pero tampoco la consideraba una compañía muy interesante. Además, aunque había dormido antes en la enfermería, siempre había sido por motivos de fuerza mayor. 'Solo será en la noche' se forzó a pensar a fin de mantener la calma 'De día podré ir y venir por el castillo'. Se decidió a mantener la calma, reclamar no serviría de nada y de todos modos, solo sería por unos pocos días.

-Está bien -le dijo Harry en un tono tranquilo. Incluso le sonrió. Notó que Lupin lo miraba serio.

-Bien, Bien... -Dijo Dumbledore alegremente-. Ahora que esto está solucionado, ¿vamos Remus a planear lo de esta noche?

-Si vamos -le respondió Lupin como saliendo de sus pensamientos, dirigiéndose tras él hacia la puerta.

Harry no sabía que hacer. Dumbledore no le había dicho a él que fuera con ellos, pero tampoco sentía deseos de quedarse en la enfermería. Dudó por unos segundos y caminó detrás de Lupin hacia la puerta. Pero cuando llegó a ella, Dumbledore se volvió y desde afuera le dijo:

-Pórtate bien con la señora Pomfrey, Harry -y tras decir esto cerró la puerta dejándolo adentro.

Harry se quedó unos segundos perplejo. Sintió una mano en su hombro derecho.

-No estés triste, volverán en unos días -le dijo la señora Pomfrey-. ¿Quieres un té? Estaba por prepararme uno.

-No... -le respondió Harry. No sabía muy bien que decirle, solo sabía que tenía que encontrar alguna justificación para salir. No entendía muy bien porqué, pero le horrorizaba quedarse en la enfermería-. Tengo que... ir a buscar a Hedwig, mi lechuza. Quiero escribir a mis amigos -se alegró de encontrar un motivo tan razonable.

-Está bien, ve -le respondió ella amablemente-. Te espero...

Harry salió al pasillo y se dirigió a la pajarera de las lechuzas lo más lentamente posible. 'Te espero...', las últimas palabras de la señora Pomfrey parecían tener eco en su cabeza. Se preguntó preocupado la actitud tomaría la señora Pomfrey los próximos días. Cuando él había estado en la enfermería antes, nunca había tenido que hacerse esa pregunta. Siempre había estado el tiempo necesario hasta ponerse bien. Pero ahora se encontraba perfectamente bien y no veía porqué tener que pasarse el día entero metido ahí. Tal vez lo dejaría ir a la torre de Gryffindor, aunque no sabía muy bien que podría hacer ahí solo. También podría ir a la biblioteca, no es que eso sonara muy interesante, pero leer le haría pasar el tiempo. Tenía la sensación de que la señora Pomfrey no lo dejaría salir del castillo. Sospechaba que al sentirse "a cargo de Harry Potter" querría tenerlo todo el tiempo donde pudiera verlo. Siempre se había mostrado una persona muy aprehensiva, contraria a todo lo que pusiera en peligro a los alumnos. 'No me dejará ni siquiera salir a practicar Quidditch', pensó con desagrado.

Antes de lo que hubiera querido llegó a la pajarera. Muchas lechuzas dormían cerca del techo, pero Hedwig se distinguía muy bien de las otras, por su plumaje blanco.

-Hedwig, ven aquí -la llamó tratando de no hacer mucho ruido para no despertar a las otras lechuzas.

Muchas lechuzas se despertaron y lo miraron con disgusto, pero afortunadamente entre las que se despertaron estaba Hedwig que bajó sin mirarlo mal. Las otras, viendo que no era con ellas el asunto, volvieron a dormirse.

Harry hubiera querido quedarse ahí a escribir, pero no tenía ni pergamino ni pluma ni tinta. Tenía la carta de Dudley, pero no le escribiría a sus amigos en ella. Se resignó a volver a la enfermería y pedirle a la señora Pomfrey con qué escribir. Caminando lento y acariciando a Hedwig se dirigió a la enfermería. Por algunas ventanas abiertas entraba el agradable aire del verano. Se detuvo frente a una y contempló el paisaje. Se veía parte del lago y el campo de Quidditch. ¡Como hubiera querido ir a sentarse a escribir junto al lago, o volar en su escoba! Se decidió a preguntarle a la señora Pomfrey si podía salir a dar un paseo. No estaba seguro de su respuesta, pero al menos lo intentaría. Tal vez incluso conseguiría que le prestaran una escoba del colegio. Eso lo animó bastante y llegó a la enfermería de mucho mejor humor.

Al entrar a la enfermería no vio a la señora Pomfrey, y supuso que estaría en su despacho. Se dirigió hacia allá, pero tampoco parecía encontrarse ahí. 'Tal vez fue a ver a Dumbledore' se dijo. Estaba pensando en esto, cuando de repente un tapiz que había en uno de los muros del despacho se hizo a un lado y apareció la señora Pomfrey. Llevaba en una mano un frasco en el que parecían haber galletas, y una bolsa de género en la otra.

-Linda lechuza -le dijo alegremente-. ¿Cómo me dijiste que se llamaba?

-Hedwig -le respondió Harry.

-Hola Hedwig -le dijo a la lechuza acariciándole la cabeza. Luego agregó dirigiéndose a Harry- ¿Necesitas pergamino y pluma, ¿verdad? -Sin esperar respuesta se dirigió al escritorio y dejó el frasco de galletas y la bolsa sobre la mesa. Luego pareció pensar unos segundos, abrió un cajón y sacó unos pergaminos en blanco, una pluma y un frasquito de tinta. Se los pasó a Harry con una sonrisa-. Aquí tienes.

-Gracias -le respondió Harry recibiendo las cosas con la mano que le quedaba libre. Eso había sido fácil, pero ahora no sabía como pedirle permiso para salir. No entendía muy bien porqué se ponía tan nervioso, ¡solo se trataba de la señora Pomfrey! Si fuera Snape tendría motivos para ponerse así... Espantó de su mente ese horrible pensamiento y se dio ánimos.

-¿Puedo ir afuera a escribir? -preguntó como sin darle importancia. Vio con inquietud como la sonrisa se borró de la cara de la señora Pomfrey. Pareció pensar unos segundos, mordiéndose el labio y luego encontrar la solución. Recuperó la sonrisa.

-Puedes usar mi despacho si quieres estar solo -le dijo-. Te dejaré para que puedas escribir...

Tras decir esto la señora Pomfrey volvió a tomar el frasco y la bolsa de género y se dirigió al tapiz. Harry sintió que o decía algo ahora, o tendría que quedarse el resto de la tarde encerrado en la enfermería.

-No es necesario que se vaya -le dijo-. Es solo que... -por unos segundos buscó las palabras apropiadas en su mente- ...quiero caminar un rato.

Ambos se quedaron mirando. Estaba claro que la señora Pomfrey no quería dejarlo salir, pero tampoco le gustaba la idea de decirle que no podía. Harry contuvo la respiración, probablemente la actitud que ella tomara ahora sería la que mantendría el resto de los días.

-Lo siento, Harry -le respondió apenada- pero prefiero que te quedes aquí.

Harry ocupó un recurso que en circunstancias normales jamás hubiera usado: puso su mejor cara de "pobre niño que se va a poner a llorar". Era un recurso bajo, pero la situación era desesperada. Pareció funcionar, porque la enfermera puso cara de ceder.

-Aunque bueno... supongo que si el director y Remus están todavía en el castillo no hay gran peligro... -dijo la señora Pomfrey. Pareció pensar unos segundos y un poco contra su voluntad agregó- Está bien, ve. Pero quédate cerca del castillo y vuelve pronto.

-Gracias -le respondió Harry con una sonrisa-. Nos vemos más tarde.

Diciendo esto salió del despacho y casi corrió afuera de la enfermería. Antes de cerrar la puerta escuchó a la señora Pomfrey que le gritaba:

-¡Cuídate! ¡No te acerques al bosque prohibido!

Escuchó que decía algo más después de cerrar la puerta, pero no estaba seguro de haber entendido. Era algo como 'quédate donde podamos verte', pero no estaba seguro. Se encogió de hombros y caminó al vestíbulo lo más rápido que podía llevando a la lechuza. No veía la necesidad de correr, pero tenía la sensación de que si se demoraba la enfermera podía cambiar de opinión, y si se encontraba con Dumbledore o Lupin estos podían preguntarle donde iba. No veía motivos para que no lo dejaran salir, pero tampoco quería correr riesgos.

Sintió un gran alivio cuando cerró la gran puerta de entrada. Respiró y se preguntó donde iría.

-¿Adonde quieres ir, Hedwig? -le preguntó alegremente.

La lechuza no le respondió, solo cerró y volvió a abrir los ojos. Ella iría donde él fuera. Harry se puso a caminar en dirección al campo de Quidditch. Así podría ver si el lugar donde guardaban las escobas estaba cerrado con llave. Si no lo estaba, podría sacar una escoba y volar un rato.

El campo de Quidditch se veía grande y vacío. Dejó los pergaminos, la pluma y la tinta en el suelo. Dejó también a la lechuza diciéndole que se quedara por ahí. Se dirigió al armario de las escobas y comprobó que estaba cerrado. Se tardó unos segundos en tomar la decisión. Se suponía que no podía hacer magia "fuera del colegio" por ser menor de edad, pero ahora estaba en el colegio... Y ningún muggle podía verlo en ese lugar. Se rió y sacó la varita.

-¡Alohomora!

La puerta se abrió. Por suerte no estaba cerrada con ningún hechizo más poderoso, pensó. Sacó una escoba que no parecía muy estropeada y contento se dirigió al campo de Quidditch.

Al elevarse sintió que todas sus penas y temores se alejaban. Todo estaba bien, estaba en Hogwarts y no tendría que volver a ver a los Dursley sino hasta el otro verano.

Harry no supo cuantas horas había volado sino hasta que notó que había poca luz en el ambiente. Preocupado bajó guardó la escoba y recogió los pergaminos, la pluma y la tinta. Buscó a Hedwig pero no se la veía por ninguna parte.

-¡Hedwig! -la llamó lo mas fuerte que pudo.

Se fue a sentar en las gradas a escribir, confiaba en que Hedwig llegaría pronto. No quedaba mucha luz ya, así que sacó nuevamente la varita. Pensó unos segundos, ya la había usado y no había pasado nada.

-¡Lumos!

Se sentó en las gradas, enganchó la varita en un muro de madera de modo que la luz iluminara lo que tenía en las manos. Abrió el tintero y mordió la pluma por unos segundos. Le escribiría primero a Ron.

Querido Ron

Espero que estés pasando unas buenas vacaciones. Las mías no están tan mal. ¡Estoy en Hogwarts! Mis tíos y mi primo se fueron de vacaciones. Como no tenía donde quedarme Dumbledore dijo que me quedaría aquí mientras tanto. Le pregunté si podía ir a tu casa, pero me dijo que no, al menos por ahora. ¿Puedes decirles a tus papás que le escriban y le pidan que me deje ir a La Madriguera?

Hocicos, Lupin y Hagrid también están aquí, pero Hagrid tiene que ir a no sé dónde (no me quiso decir) y los otros se van a Londres con Dumbledore a no sé qué (¡tampoco me quisieron decir!). Se van esta noche y no saben cuando volverán. Al final me tengo que quedar en la enfermería con la señora Pomfrey. Imagínate... así que por favor recuerda lo que te pedí.

Ni te imaginas lo que pasó hace unos días... ¡Voldemort secuestró a Dudley! Al parecer lo quería para obligarme a que me transformara en mortifago. Pero Hocicos, Lupin, Dumbledore y Snape tenían un plan y nos rescataron a ambos.

Bueno, espero poder verte pronto.

Harry

Leyó la carta y satisfecho enrolló el pergamino. Hedwig no había vuelto todavía. La volvió a llamar y como no volvía decidió escribirle a Hermione. Decidió no contarle lo de Voldemort ya que ella se preocuparía mucho más que Ron.

Querida Hermione

¿Cómo están tus vacaciones? Espero que bien ¿Fuiste a Bulgaria? ¿Estás allá? Si es así, saluda a Viktor de mi parte.

Ahora estoy en Hogwarts. Mis tíos y mi primo se fueron de vacaciones y como no tenía donde ir Dumbledore decidió que me quedaría en el colegio por mientras. Es posible que después me pueda ir a La Madriguera. ¡Espero que tu también puedas ir!

Cariños,

Harry

Era una carta un poco corta, pero no quería entrar en detalles. Prefería que Hermione no le hiciera muchas preguntas. Ya se lo contaría todo cuando la viera.

Harry levantó la vista preocupado, ya estaba completamente oscuro y Hedwig seguía sin volver. Se paró y comenzó a llamarla con más insistencia. Al cabo de unos minutos vio que un punto blanco se acercaba.

-¿Dónde te habías metido? -le dijo Harry. Luego se registró los bolsillos preocupado, no tenía nada con que amarrar las cartas. Se encogió de hombros y volvió a sacar la varita, puso los dos pergaminos junto a la pata de Hedwig.

-¡Ligare!

Ambos pergaminos quedaron impecablemente atados a la pata de la lechuza.

-Lleva estas cartas a Ron y a Hermione. Ron está en La Madriguera, Hermione no estoy seguro... puede que esté en Bulgaria. ¿Podrás encontrarla?

La lechuza le mordió el dedo afectuosamente ¿acaso dudaba de ella? Harry le sonrió y la lechuza emprendió el vuelo. La observó alejarse y se sintió un poco vacío. Era un gran consuelo tener a Hedwig, y quien sabe cuando volvería. 'Hablando de volver... me deben estar echando de menos en el castillo' se dijo. Además estaba empezando a tener hambre y ganas de ir al baño. Recogió los pergaminos que quedaban, la pluma y la tinta, tomó la varita y se fue corriendo al castillo.

Entró en el castillo, las antorchas estaban encendidas.

-Nox -dijo. La varita se apagó y la guardó.

Caminó por los oscuros pasillos hacia la enfermería. ¡Que solitario estaba el castillo! Había caminado por esos lugares muchas veces antes, de noche, solo. Pero en esas ocasiones siempre había gente durmiendo. Ahora solo estaban él, la señora Pomfrey, Dumbledore, Remus y ... de pronto recordó a su padrino. ¡Ya debía haber vuelto! No estaba seguro de lo que pensaría de que hubiera salido toda la tarde solo. Aunque la señora Pomfrey le había dado permiso, así que en estricto rigor no había ningún problema. Llegó a la enfermería y abrió un poco tembloroso la puerta. Tragó saliva: adentro estaba el grupo completo reunido, incluso Hagrid, y no tenían buena cara. Le extrañó ver a su padrino cerca de la señora Pomfrey sin su forma de "Hocicos". Pero no era el momento de preguntar eso, y de todos modos fue él quien habló primero.

-¿DÓNDE TE HABÍAS METIDO? -le gritó Sirius como recibimiento, caminando hacia él. Las cosas comenzaban mal, miró a Dumbledore, Lupin y Hagrid buscando ayuda, pero el modo en el que cada uno lo miraba le mostró que no tenían ninguna intención de defenderlo. La señora Pomfrey no lo miraba enojada, pero por sus ojos Harry vio que había estado llorando.

-¡TE HICE UNA PREGUNTA, HARRY! -le volvió a gritar su tío agarrándolo del brazo.

-Nos tenías muy preocupados, estabamos a punto de salir a buscarte -agregó Lupin sin gritar, pero evidentemente enojado.

-¡Solo estaba afuera, escribiéndoles a Ron y Hermione! -les respondió Harry de mal modo, mostrándoles los pergaminos, pluma y tinta que tenía en la mano. Trató de que su tío le soltara el brazo pero no lo logró.

-¿HASTA ESTA HORA? -le volvió a gritar su padrino.

Harry no se atrevió a decirles que había estado volando también. Aunque no había recibido ninguna carta del ministerio amenazándolo por usar magia en las vacaciones, no estaba seguro de lo que pensarían ellos de que hubiera hecho magia. ¡Y no necesitaba que le quitaran la varita!

-Me quedé dormido... -mintió Harry.

-Es mejor que no salgas solo del castillo durante los días que te quedes con la señora Pomfrey, Harry -le dijo Dumbledore muy serio. Lo miraba fijo a los ojos. Harry se sintió incómodo y bajó la vista. Dirigiéndose a los demás agregó-. Ahora es mejor que nos vayamos. Hagrid, creo que a ti también se te está haciendo tarde.

-Adiós, Harry -se despidió Sirius soltándole el brazo-. No hagas ninguna tontera. Señora Pomfrey, usted me cuenta si hace algo...

La señora Pomfrey parecía muda, solo hizo "si" con la cabeza.

-Adiós Harry -se despidió Lupin. Iba a agregar algo pero se arrepintió en último minuto y sin decir nada más se dirigió a la puerta.

-Harry... -le dijo Hagrid que hasta entonces no había hablado. Movió la cabeza de lado a lado y simplemente agregó antes de dirigirse a la puerta-. Adiós y cuídate.

-Que les vaya bien... -les dijo Harry mientras los veía desaparecer por la puerta. Cuando se cerró suspiró y se dio vuelta para mirar a la señora Pomfrey. '¿Y ahora qué?', pensó.

La señora Pomfrey se acercó y lo abrazó.

-Me siento tan culpable, Harry. No debí haberte dejado salir solo... -dijo entre hipos.

-No es su culpa -le dijo Harry-. Yo fui el que se demoró demasiado. Lo siento.

-Está bien -le dijo ella soltándolo-. ¿Tienes hambre?

-Si, un poco -le respondió Harry. En realidad tenía más que un poco, y también tenía ganas de ir al baño-. Voy y vuelvo -agregó dejando las cosas que traía en la mano sobre una cama. Vio que en esa misma cama había unos paquetes, pero decidió ver de qué se trataba más tarde, ahora solo quería un baño...

-¿Adonde vas? -le preguntó la señora con cara de preocupada.

-¡Solo voy al baño! -le respondió caminando hacia la puerta donde sabía que estaba el baño.

Antes de volver a la enfermería se miró al espejo. No era un niño, y estaba harto de que lo siguieran tratando como si fuera uno. En dos años sería mayor de edad, solo dos años...

-Animo Harry -le dijo a su reflejo.

-No se de qué te quejas tanto... -le respondió el espejo.

Harry se sobresaltó, había olvidaba que en el mundo mágico algunos espejos hablan. No le hizo caso al espejo y salió. Vio que la señora Pomfrey lo esperaba sentada en la cama donde estaban los paquetes y las cosas que él había dejado. Tenía una bandeja en las manos. Se fue a sentar al lado de ella. No parecía enojada ni estaba llorando.

-Toma, come -le dijo la señora Pomfrey pasándole la bandeja. Luego se paró y lo quedó mirando-. Después de comer quiero que te pongas el pijama y te acuestes a dormir. No tienes permiso para salir de aquí. Yo voy a estar en mi dormitorio. Si necesitas algo puedes llegar por el tapiz grande que está en mi despacho, la contraseña es "otorrinolaringólogo". Tu padrino te dejó ropa ahí -le dijo indicando los paquetes-. Buenas noches.

Vio como caminaba hacia el despacho. Antes de entrar se detuvo unos segundos y se dio vuelta.

-Voy a volver a revisar que estés dormido... -le dijo-. Ahora si, buenas noches.

-¿Cuándo supo lo de mi padrino? -le preguntó Harry antes de que alcanzara a entrar a su despacho.

-El director me lo contó hace solo unas horas, poco antes de que tu volvieras -le respondió con una sonrisa-. Me alegro de que no sea él el que... bueno tu sabes.

Se quedó pensando unos instantes y agregó

-Era una excelente persona cuando estaba en el colegio. Sigue siéndolo. Se preocupó mucho cuando supo que te había dejado salir solo y que llevabas horas sin volver-. Miró a Harry que seguía sosteniendo la bandeja y le dijo- Come, antes de que se enfríe-. Y después de eso desapareció en el despacho.

Harry se puso a comer. Era un alivio que la señora Pomfrey supiera lo de su padrino, así no tenía que estar pendiente de no mencionarlo en la conversación. Al terminar dejó la bandeja sobre una mesa y se interesó en los paquetes. Había un pijama y ropa para varios días. También había un cepillo de dientes, entre otras cosas. Incluso había una caja de ranas de chocolate. Se comió una, 'otra vez Dumbledore' pensó mirando el cromo. Guardó sus cosas en el cajón de la mesita de noche. Era muy pequeño así que dejó la mayoría de la ropa sobre la cama de al lado. Se fue a lavar los dientes, se puso el pijama, se metió a la cama y dejó la varita y los anteojos sobre la mesita. Apagó la vela y apoyó la cabeza en la almohada. Pensó en su padrino. ¿Qué habrían ido a hacer a Londres? Tenía tantas preguntas en la cabeza. Pero estaba cansado, muy cansado...

Harry no se dio cuenta cuando una sombra salió del despacho y se acercó a su cama. Ni siquiera la notó cuando se inclinó sobre su cabeza.

-Que duermas bien Harry -le susurró la sombra antes de alejarse por donde había venido.



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