1º : Gracias a Francia, comme d'habitude ^_^

Parvati: Gracias por tu review. Draco, Harry y Snape se verán forzados a convivir por algún tiempo más. Las cosas no van a ir tan bien, como podrás ver en el capítulo 14. Los tres tendrían que superar muchos prejuicios para entenderse bien.

¿? : Extraño nombre jajaja :D Espero que todavía te queden uñas. Gracias por tu review.

sailorangi : Casi me matas del susto. No podía creer que tenía tantos review @.@ (¡gracias por tu paciencia!) Snape le pidió a Harry que ordenara las fotos con dos objetivos: el principal es para mantenerlo ocupado. Se da cuenta de que si se pone a hacer tonteras, es de puro aburrido. La segunda es que tiene que echar a andar el viejo taller de fotos en Hogwarts (explicación en cap14), y eso incluía dejar ordenado el archivo. Las fotos son de cosas muy diversas. Muchas de ellas fueron tomadas por alumnos del taller que funcionaba hace años, pero las más antiguas fueron tomadas por diferentes personas que vivieron en Hogwarts y que usaron ese laboratorio. Por ahora no encontrará una de sus padres, pero encontrará otra muy interesante. Draco si ayudará con las fotos.

Amhy potter : Gracias por tu review. No te preocupes, no es slash. Y la relación que tendrán Draco y Harry va a ser entre "nos aguantamos" y "a veces nos divertimos juntos". Draco cambiará un poco ahora que no tiene el respaldo de sus padres.

----------------------------------------------



Capítulo 14 Una foto interesante

Aquella mañana transcurrió lentamente para Malfoy. Trató de dormir para pasar el tiempo, pero muchos pensamientos daban vuelta por su cabeza impidiéndole conciliar el sueño. Era difícil dormir después de todo lo que le había ocurrido en tan pocos días. Todavía le costaba creer que ya no podría volver a su casa. ¿Adonde iría? No podía quedarse todo el tiempo en el colegio. ¿Qué pasaría cuando se hubiera recuperado? ¿Se quedaría el resto del verano en Hogwarts? Empezó a pasar en revista a todos los parientes y amigos de su familia, pensando que tal vez alguno de ellos podía recibirlo. Pero recordó con horror que todos eran seguidores del señor tenebroso. Claro, de otro modo, su padre jamas los hubiera admitido en su casa.

Malfoy se daba vueltas y vueltas en la cama. No solo estaba preocupado por el hecho de no tener donde ir. Tampoco tenía dinero. Las pocas cosas que se había llevado de su casa antes de partir habían quedado con su escoba, junto a aquel río donde... Una lágrima salió de uno de sus ojos antes de que pudiera impedirlo. Ese había sido el peor momento de su vida. Ese, y la noche de su iniciación. Ni siquiera cuando ese miserable de Ojoloco Moody lo había convertido en hurón se había sentido tan mal, ni había sentido tanto dolor. Nunca se le había pasado por la mente que la maldición cruciatus pudiera doler tanto. En realidad, cuando se la habían enseñado, solo había practicado con insectos y animales. Estaba pensada para sus enemigos, y no se le había ocurrido que pudiera ser algo malo. Ahora, después de haberla sentido él y de haber visto los efectos sobre su madre, se sentía incapaz de volver a realizarla. Que horror.

Por otra parte, la reacción de Snape lo tenía intrigado y preocupado. Aunque sentía que podía confiar en él, su sentido de la lógica lo alertaba. ¡Era un mortifago! Conocía a sus padres y, sobre todo, ¡servía a Voldemort! Le costaba creer que no lo delataría. No tenía ningún sentido. Ninguno. Salvo que... no sirviera realmente a Voldemort. Eso explicaría su actitud, y las preguntas que le había hecho. La otra posibilidad era que Snape ya le hubiera dicho a Voldemort que se encontraba en Hogwarts, y que estuviera esperando el momento oportuno para llevarlo con él.

La primera explicación era la más agradable, pero la más extraña y difícil de creer. Le resultaba inverosímil que Snape no fuera realmente un mortifago. Siempre lo había visto entre los compañeros de sus padres. La segunda explicación era la más lógica, pero la más preocupante. En ese caso, lo mejor que podía hacer era escapar mientras pudiera. Pero eso lo hacía volver al problema inicial ¿dónde ir? ¿cómo ir? Ni siquiera tenía una escoba, no sabía aparecerse, y escapar a pie sería una locura. Aunque pudiera esconderse, no tenía nada, absolutamente nada. No tenía ni siquiera una varita.

Pensó unos instantes. Podría esperar la noche y robarle su varita a Potter. Se rió pensando en la cara que pondría cuando se despertara y se encontrara con que su varita había desaparecido. Pero robarle la varita a Potter tampoco resolvía todo el problema, seguía sin tener dinero ni un lugar donde ir.

Y eso le hacía recordar otra cosa: ¿qué diablos habían ido a hacer Snape y Potter juntos. No le cabía en la cabeza que Snape viniera a buscar a Potter a propósito, para que lo acompañara en lo que fuera que pensaba hacer. Y todavía más extraño resultaba que Potter lo había seguido sin protestar. Había visto su cara de aburrimiento, pero igual había seguido sin decir una palabra. Y a la señora Pomfrey tampoco le había extrañado, aunque todo el mundo en Hogwarts sabía que ambos se odiaban.

Pero ese extraño hecho también le traía alguna esperanza. Tal vez... lo que había observado en la mañana podría explicarse si Snape no era de verdad un mortifago. En ese caso, podía estar tranquilo en Hogwarts.

Después de mucho darse vuelta sobre el asunto, Malfoy decidió que, por ahora, era preferible no tratar de huir del colegio. Era posible que allí estuviera seguro y, aunque no lo fuera, no estaría mejor afuera, sólo. Cuando hubo decidido eso, se sintió mucho más tranquilo. Decidió que ya que se quedaría, trataría de averiguar que se traían Potter y Snape. Se levantó de la cama. ¿Dónde buscaría? ¡El castillo era muy grande! Pero no tuvo tiempo de preocuparse por eso, porque justo en ese instante apareció la señora Pomfrey.

-¿Adonde crees que vas? -le preguntó enojada-. Creí haber dejado bien claro que no te podías levantar.

-Voy al baño -le respondió Malfoy rápidamente.

-Ah, está bien -le respondió la señora Pomfrey, aparentemente más tranquila.

A Malfoy no le quedó otra que irse al baño. Al darle la espalda a la enfermera, no pudo ver la cara de desconfianza que esta tenía en su cara. Si la hubiera visto, habría comprendido en el acto que ella no le había creído.

Cuando Malfoy salió del baño, vio que la señora Pomfrey se había instalado en una silla, junto a su cama. Estaba tejiendo. Levantó la vista y con cara de inocencia le dijo:

-Te voy a hacer compañía, para que no te aburras aquí abajo, tan solo.

-Está bien -le respondió Malfoy con una sonrisa hipócrita, mientras pensaba 'maldita arpía de ...'.

El resto de la mañana pasó aburrida y lentamente en la enfermería. Mientras tanto, Harry continuaba su trabajo, al igual que el día anterior. Cuando llegó la hora del almuerzo, Harry y la señora Pomfrey comieron en la enfermería, con Malfoy. Fue una instancia tranquila, en la que solamente se hablaron unas pocas banalidades (a pesar de que Malfoy hervía de ganas por saber que habían hecho Snape y Potter durante la mañana. ¡Pero no se lo preguntaría!).

Malfoy se sorprendió mucho cuando Snape volvió más tarde a buscar a Harry otra vez. Decididamente, algo estaba pasando, y él tenía que averiguarlo. Pero, nuevamente, Harry siguió al profesor de pociones sin protestar y la señora Pomfrey le prohibió salir de la cama cuando le preguntó si podía levantarse.

El resto de la tarde pasó lentamente, con la señora Pomfrey "acompañándolo". Cuando llegó la hora de la cena, comieron los tres en la enfermería, como en el almuerzo. Y la noche también se anunciaba tranquila, después de que Harry se acostara y se durmiera sin protestar, y la señora Pomfrey se retirara visiblemente feliz de que aquel día -por fin- hubiera terminado.

Malfoy en cambio no tenía mucho sueño. Sentía mucha curiosidad. ¿Era idea suya o Potter había llegado cansado? Comenzó a urdir un plan en su cabeza. Si a la mañana siguiente Potter volvía a desaparecer con Snape, él los seguiría. Pero para eso necesitaba que Pomfrey desapareciera. ¡Ya está! Después del desayuno se "quedaría dormido". Así, ella se marcharía hacia su despacho y el podría salir detrás de Potter y Snape. Eso siempre y cuando ellos salieran al otro día. Tal vez eso era solamente cosa de el día que acababa de terminar. Y si mañana Potter no se iba durante todo el día ¿qué haría todo el día en la enfermería con ÉL? Que horror, el solo imaginarse pasar todo un día de sus vacaciones acostado en la enfermería, sin otra compañía que la enfermera de Hogwarts (que comenzaba a caerle cada vez peor) y Potter, le hacía tener nauseas. Pero nada sacaba con pensar en todo eso ahora. De todos modos, no tenía idea lo que el siguiente día le depararía.

Y con este último pensamiento se quedó dormido, ignorando cuan poco equivocado estaba.



El ruido de la señora Pomfrey llegando a la enfermería despertó a ambos muchachos casi al mismo tiempo. Malfoy se demoró algunos segundos en recordar porqué se encontraba en la enfermería de Hogwarts. Pero pronto recordó todo lo que había ocurrido el día anterior, y la idea que tenía para este. Pondría mucha atención en lo que ocurría a su alrededor, a fin de darse cuenta de los planes que los otros tenían para ese día.

Harry en cambio, se despertó sin un sentimiento particular. Comenzaba a acostumbrarse a la rutina que se había establecido. Y, para su gran sorpresa, esa rutina le traía algo de tranquilidad. Lo único que le preocupaba en ese momento era tratar de no meterse en problemas con Malfoy. El día anterior había pasado sin peleas. Pero hoy, el muchacho tenía un aspecto perfectamente saludable. Si comenzaba a buscarle la bronca, probablemente sería él quien saliera perdiendo, no Malfoy. La señora Pomfrey se enojaría con ambos igual, y Snape probablemente se pondría del lado de Malfoy. Si, tendría que evitar las confrontaciones. Lo mejor sería ignorarlo.

El desayuno transcurrió en silencio, para gran desgracia de Malfoy, que se había propuesto averiguar algo. Pero la señora Pomfrey había amanecido con cara de pocos amigos, y Potter lo estaba ignorando. No había mucho ánimo esa mañana decididamente.

Cuando terminaron el desayuno, Malfoy decidió seguir con su plan. Bostezó largamente y dijo que todavía tenía sueño. Por la esquina del ojo miró a la señora Pomfrey para ver si se había tragado el cuento. Para su gran alivio, ella pareció aliviada. Potter en cambio, no prestó ni la más mínima atención.

Se acostó mirando hacia la puerta, y cerró los ojos, haciéndose el dormido. Pero todos sus sentidos estaban alertas. Sonrió internamente cuando la señora Pomfrey le susurró a Harry que no se le ocurriera despertarlo. Harry debió dar una señal de que había entendido, porque no escuchó su respuesta. Al poco rato sus sospechas de la noche anterior se vieron confirmadas, cuando escuchó pasos en el corredor y una puerta que se habría. No pudo aguantar la curiosidad y abrió un ojo para mirar. Tuvo mala suerte, porque justo en ese momento su mirada se cruzó con la de Snape. El hombre sonrió divertido.

Snape por su parte, miraba sorprendido al muchacho. Cuando había entrado y lo había visto durmiendo se había decepcionado un poco. Había pensado que, si lo encontraba en mejores condiciones, podía llevarlo junto con Potter al laboratorio de fotografía. Albus le había comentado que mantener ocupado a Potter había sido una muy buena idea. Incluso, le había sugerido que tratara de hacer participar a Malfoy también, cuando se hubiera recuperado (si los mantenía a ambos ocupados, se pelearían menos).

Al parecer, el director se traía algo entre manos, con esa idea que se le había ocurrido de los talleres para este año. Snape recordaba como había querido matarlo cuando, en la última reunión de profesores del año anterior, les había anunciado que el siguiente año quería que se organizaran talleres artísticos para según él "mantener alta la moral y las voluntades atraídas por algo bueno". En ese momento, le había parecido una pérdida de tiempo y trabajo adicional. Aunque la idea no era originalmente de Albus, pues él mismo recordó más tarde que , cuando estaba estudiando en Hogwarts, había un taller de fotografía. Él mismo había participado hasta su quinto año, cuando se cerró por la muerte del anciano profesor que estaba a cargo. Recordaba que habían existido otros talleres, pero a él jamás le habían interesado. Pero recién ahora se daba cuenta de que la idea de hacer talleres no era tan mala. Y la idea de tratar de que Potter y Draco trabajaran juntos, tampoco. No esperaba que se hicieran amigos ni nada por el estilo, pues el mismo no soportaba a Potter, tan parecido al insufrible de su padre. Pero la experiencia (y Albus Dumbledore) le habían mostrado que la gente aprende a convivir cuando las circunstancias la llevan a trabajar codo a codo.

Cuando había visto a Draco abrir un ojo, había comprendido que se estaba haciendo el dormido, y comprendió que el chico estaba curioso por saber donde llevaba a Potter. Parecía lógico que le extrañara, y riendo decidió aprovechar esa oportunidad.

-Veo que estás mejor, Malfoy -le dijo Snape riendo. La señora Pomfrey y Harry miraron extrañados al chico, que creían profundamente dormido. La señora Pomfrey frunció el ceño-. ¿Te sientes como para levantarte?

-¡Ni pensarlo! -lo interrumpió la señora Pomfrey antes de que Malfoy pudiera contestar-. Ya le dije que necesita reposo.

Harry por su parte cruzaba los dedos para que Snape no fuera a llevar también a Malfoy. Trabajar todo el día no estaba tan mal, pero hacerlo con ese desagradable al lado sería insoportable.

-Pero me siento bien, de verdad -respondió Malfoy levantándose. No iba a desaprovechar esta inesperada oportunidad (y, sobre todo, no se quería quedar otro día acostado con la enfermera tejiendo a su lado)-. Me siento perfectamente.

-No creo, señora Pomfrey, que haya ningún problema -dijo Snape mirando a la enfermera con una sonrisa-. Y así usted puede descansar un poco -agregó de modo tal que solo ella pudiera oírlo.

La señora Pomfrey pareció evaluar la posibilidad. En realidad, Malfoy se encontraba bien. Lo quería en la cama porque no quería verlo circulando libremente, causando problemas. Con Harry ya había tenido suficiente. Pero si Severus se hacía cargo, eso le daba la posibilidad de hacer sus cosas. Y no tendría que pasar todo el día preocupada de él. En ese momento vio la mirada de los dos muchachos expectantes sobre ella (una con horror), y la mirada de triunfo mal disimulado del profesor de pociones.

-Está bien, pero te cuidas -le dijo a Malfoy.

'¡Bien!' -pensó Malfoy.

'Damn!' -pensó Harry.

'Jajaja, ¡bingo! -pensó Snape.

Malfoy miró a Harry. Al ver su cara de pocos amigos le lanzó una sonrisa desafiante. Luego lo pensó mejor, tal vez no le convenía pelear con Potter. Ya no tenía sus padres, no estaban Crabbe y Goyle, y todavía no sabía que terreno pisaba con Snape. Apartó su vista de Harry y decidió que sería mejor ignorarlo.

Aparentemente Harry había decidido lo mismo, porque cuando Snape su fue, lo siguieron sin dirigirse la mirada en todo el camino. Snape por su parte, aparentando que no prestaba atención, los observaba por el rabillo del ojo. Le causaba mucha gracia el modo como se evitaban. Todavía estaba un poco reticente a dejarlos solos en la bodega del laboratorio de fotografía. Pero no se iba a quedar con ellos. Además de que no tenía ganas, eso no ayudaría en nada (Potter parecía estárselas arreglando perfectamente sin él).

Cuando llegaron al corredor donde estaba la entrada, Harry se rió silenciosamente al ver la cara de desconcierto que ponía Malfoy cuando Snape se detuvo frente al muro. Snape entró primero, y Harry ya no pudo evitar reírse ante la expresión de estupor en la cara del otro chico. Malfoy se dio cuenta y enojado atravesó la pared. Ya buscaría más tarde una manera de desquitarse. Harry lo siguió, todavía riendo. Cuando estuvieron los tres adentro, Harry vio como Malfoy miraba atónito lo que lo rodeaba. Snape no le dio tiempo de explorar (aunque Malfoy tenía muchos deseos de ver todo, y decidió que apenas tuviera la oportunidad lo haría) y los siguieron hacia la bodega.

A Malfoy se le arrugó la nariz al ver el polvo, los montones de fotos en el piso, y las repisas.

-Potter, explícale a Malfoy lo que tienen que hacer -dijo simplemente-. Y no lo molestes, si sabes lo que te conviene. ¿Entendido?

Harry emitió un sonido que era entre un "si" y un gruñido, y Malfoy se rió satisfecho. Era como estar de vuelta en Pociones.

Snape se dio cuenta, y decidió tratar de arreglar un poco su amenaza.

-No quiero peleas, sino los dos lo van a lamentar -agregó.

A Malfoy no le hizo mucha gracia eso último, y prudentemente dejó de reírse. Harry solo deseó que el tiempo pasara lo más rápidamente posible, para acabar pronto con esa pesadilla.

Cuando Snape se fue, ambos se quedaron mirando, con la misma expresión: ¿Y ahora qué? Harry decidió tomar la iniciativa.

-Mira, lo que tenemos que hacer es guardar todas esas fotografías que están en el suelo, en sus respectivos álbumes, esos que ya están ordenados en las repisas -le explicó.

-Esos... ¿los ordenaste tú? -le preguntó Malfoy indicando los libros.

-Si, ya me di el trabajo de ordenarlos por años. Así que no los vayas a desordenar. Tengo ordenadas las fotos hasta el año 1151. Faltan las de 1152 hasta 1975.

-¿¿¿QUÉ??? -preguntó Malfoy horrorizado, pasando la mirada de Harry a las fotografías y viceversa.

-Llevo tres días en esto, Malfoy -le respondió Harry con un suspiro.

-¿Y como? -le preguntó Malfoy.

-Mira -le respondió tomando una foto del suelo y acercándose al fotodatador. Sacó su varita del bolsillo y notó como Malfoy retrocedía un paso-. No seas estúpido, -le dijo con impaciencia- no te voy a atacar.

Harry se mordió el labio después de que hubo dicho esto último. Era comprensible que Malfoy se asustara, él no tenía su varita.

Malfoy, efectivamente, se había puesto nervioso al ver a Potter sacar su varita. No se lo esperaba, no se suponía que pudiera usar magia durante las vacaciones.

-¡Y no puedes, Potter! -le respondió, tratando de aparentar seguridad-. Recuerda que no puedes hacer magia durante las vacaciones.

-Si puedo -le respondió Harry con aire de triunfo-. No pasa nada mientras hagas magia aquí, en Hogwarts.

Harry notó como Malfoy retrocedía otro paso, tratando de acercarse a la salida. Entonces comprendió: si Malfoy salía gritando que Potter había tratado de atacarlo, iba a tener problemas.

-Malfoy, -dijo con tono de calma, bajando la varita-. Solo necesito la varita para echar a andar el fotodatador, esta máquina que está aquí, ¿ves? -le dijo indicando dicho aparato-. No pretendo atacarte, te repito. No porque me caigas bien, sino porque no quiero tener problemas por tu culpa. Por lo demás, he estado usando magia para ordenar aquí, y Snape LO SABE.

-Ah -respondió Malfoy, todavía no muy convencido-. ¿Y por que te han dejado hacer magia? ¡Se supone que está prohibido por el ministerio!

-No lo sé -respondió Harry encogiéndose de hombros-. Pero no me quejo. Ahora ven para que te muestre como funciona este aparato.

Sin esperar que respondiera, Harry hizo funcionar el fotodatador. Malfoy se acercó con curiosidad.

-Mira, pones una fotografía sobre esta pantalla, y lees en esos relojitos de abajo hace cuantos años fue tomada la fotografía. Tienes que tener cuidado de no mover estos cristales, porque no tengo idea como volver a ajustarlos.

-Ah, Ok -respondió Malfoy-. ¿Y? ¿Cuántos años dices que tiene esa fotografía?

-¿Cuántos crees tú? -le preguntó Harry, a pesar de que ya había leído la respuesta (la foto tenía 16868 días, según Harry pudo ver). Malfoy miró unos instantes los relojitos. La aguja del de más a la izquierda estaba frente a un número '0', la que le seguía hacia la derecha decía '1', el que le seguía '6', el siguiente '8', el siguiente '6' y el de más a la derecha '8'.

-¿0-1-6-8-6-8? -le respondió Malfoy.

-¿O sea...? -le preguntó Harry animándolo.

-¿16 mil 868 días?

-¡Exacto! -le respondió Harry-. Y si hoy día estamos a... -Harry comenzó a contar los días para recordar la fecha.

-Estamos a 8 de agosto -le respondió Malfoy, con nostalgia en la voz. Pero Harry no lo notó.

-Entonces podemos calcular la fecha en que fue tomada la fotografía, si le restamos 16868 días a la fecha de hoy -continuó explicando.

Malfoy emitió un gruñido irónico como diciendo 'claro, SUMAMENTE sencillo'. Harry se rió y le indicó el pergamino que le había pasado Snape.

-No te preocupes, no necesitamos calcular todo eso a mano. Este pergamino lo calcula por nosotros.

Tocó con su varita el pergamino y de inmediato apareció la fecha de ese día. Luego escribió '16868' en la hoja y no pudo evitar reírse de la cara de asombro de Malfoy cuando desapareció el número y apareció '2 junio 1948' en su lugar.

-¿Ves? -dijo Harry-. Entonces tenemos que escribir la fecha detrás de cada una de estas fotos, y ponerlas en orden en el álbum correspondiente, en este caso el de 1948. Pero para ponerlas en orden, dentro de ese álbum, es mejor que comencemos por buscar todas las fotos de ese año.

-Claro, muy sencillo -se rió irónicamente Malfoy indicando los montones de fotos-. Supongo que es para eso que usas magia, ¿verdad?

-Si, mira -le dijo Harry apuntando con su varita a las pilas de fotos.

-¡Accio fotografías de junio de 1948!

En ese instante, volaron hacia Harry algunas fotografías, incluyendo la que tenían sobre la mesa. Pero esa última la atrapó Malfoy, en el aire, antes de que llegara hacia Harry.

-Muy ingenioso -le respondió Malfoy riendo. Estaba comenzando a pasarlo bien, y lamentaba no tener también su varita. Pero de pronto, la foto que tenía en sus manos lo distrajo. Durante toda la explicación de Harry sobre el fotodatador, no había prestado atención a la fotografía. Representaba a un estudiante de Hogwarts, que parecía tener unos 16 o 17 años. Tenía un aspecto sombrío, y su cara le parecía familiar. En ese momento el joven de la foto levantó una ceja hacia él, luego cruzó los brazos y frunció el ceño. ¡Claro! Le recordaba a Snape. Incluso tenía los ojos negros, igual que él. Harry, que había terminado de recoger las fotografías de junio de 1948, se acercó a él a ver que le parecía tan gracioso.

-¿De que te ríes? -le preguntó a Malfoy.

-Mira -le respondió Draco riendo-. ¿A quien te recuerda?

Harry miró la fotografía y por unos instantes tuvo miedo. Esa cara le recordaba mucho a su padrino, en aquella foto en la que aparecía joven, junto a sus padres (cuando Harry la miró, el joven de la foto ya no se encontraba frunciendo el ceño, sino que tenía una expresión neutral). Trató de disimular, no quería que Malfoy supiera que se acordaba de Sirius Black. Sentía miedo cada vez que alguien lo mencionaba. Miedo de que se dieran cuenta de que él sabía algo. Miedo de que lo atraparan por su culpa.

-No me recuerda a nadie, le respondió Harry encogiéndose de hombros.

-¿Cómo que no? -insistió Malfoy-. ¡Míralo! ¡Si es igualito a Snape! ¡Tiene los mismos ojos y pone las mismas caras!

-¿¿¿Snape??? -preguntó Harry tomando la fotografía de nuevo. No se esperaba a eso. Ahora que miraba esa foto, veía que Malfoy tenía razón. Ese rostro, aunque se parecía mucho al de su padrino, tenía los mismos ojos y expresiones del profesor de pociones. Le resultó curioso ver un rostro que se pareciera a ambos hombres. De pronto una horrible idea se atravesó por su cabeza. ¿Acaso...? No, no podía ser... Snape y Sirius no podían ser parientes.

Malfoy miró con curiosidad la cara de horror que tenía Harry. Le quitó la fotografía de las manos.

-Si Snape -le dijo extrañado-. ¿Qué tiene de tan terrible que pones esa cara de pescado fuera del agua?

-Nada -mintió Harry-. Tienes razón, se parece en algo a Snape. Ahora, si no te molesta, ¿podemos ponernos a trabajar?

-Ok, ok, no tienes para que ponerte así -le respondió Malfoy riéndose y guardándose la foto en el bolsillo.

-¿¿¿Qué haces??? -le dijo Harry de mal modo, quitándole la foto.

-Quiero guardar esta foto, me parece graciosa -le respondió Malfoy-. ¿Qué tiene de malo? Una más, una menos, ¡nadie lo va a notar! Vamos, dámela.

-¡No! ¿Qué te crees? -le respondió Harry mientras iba a buscar el álbum de ese año para guardar la foto en él.

Draco no dijo nada, pero internamente pensaba que no iba a dejar que Potter se la ganara. Apenas pudiera la sacaría del álbum y se la guardaría.

Harry por su parte, tenía buenos motivos para no querer que Malfoy se quedara con la fotografía. Deseaba poder mirarla con más calma, en otro momento. Y no podría si Malfoy se la llevaba.

-Mira Malfoy, como yo tengo varita y tú no -en ese momento Malfoy le dirigió una mirada de odio- mejor tú les pones la fecha a las fotos con el fotodatador, y yo las recolecto y las separo por meses y por años. ¿De acuerdo?

-Claro, Potter. Como tú digas -le dijo Malfoy en un tono burlón. Harry lo miró con odio, pero finalmente se encogió de hombros.

Comenzaron a trabajar. Harry comenzó a recolectar las fotos de 1152, para seguir con el orden que él llevaba hasta entonces, y las fue apilando en una mesa cercana a la donde se encontraba Malfoy con el fotodatador. Cuando se encontraba en abril de 1154, vio que Malfoy se guardaba algo en el bolsillo.

-¿Qué haces, Malfoy? -Le preguntó enojado.

-¿Qué te pasa? -le respondió Malfoy-. Solo estoy guardando el resto de las fotos en el álbum. Ya terminé de ponerles fecha.

-¡No te hagas el idiota! Me refiero a esa foto que te acabas de guardar en el bolsillo.

-¿Y que hay con eso? -le preguntó Malfoy enojado, llevándose la mano al bolsillo-. ¿Y a ti que te importa por lo demás? Nadie va a notar que falta una foto tan vieja.

-Dame esa foto Malfoy -le dijo Harry con calma-. O le diré a Snape.

-No vas a hacer nada, Potter -le respondió Malfoy burlonamente-. O le diré a la señora Pomfrey que has estado usando magia. Te apuesto a que ella no tiene idea.

Harry no tenía ganas de que Malfoy le fuera con el cuento a la señora Pomfrey. Una cosa era que Snape no le hubiera dicho nada. Pero ella se lo diría a Dumbledore, y a su padrino. Aunque tampoco iba a permitir que Malfoy se quedara con esa foto. A él también le interesaba. No, no lo iba a dejar. Aunque después le fuera con el cuento a la señora Pomfrey, le quitaría esa fotografía.

-¡Dámela! -le gritó Harry tratando de sacarla la foto del bolsillo.

-¡Atrévete a quitármela! -lo desafió Malfoy, alejándose.

Comenzaron a pelear. Y Harry comprobó que ese no era su día de suerte, al ver aparecer a Snape justo en ese inoportuno momento. La pelea paró en un instante, pues ambos pensaron que Snape había llegado a causa de eso.

Pero Snape no pareció notar que habían estado peleando. De hecho, venía tomándose la muñeca con la mano, tratando de disimular el dolor que sentía. Pero Malfoy comprendió en un segundo lo que estaba ocurriendo. Había visto a sus padres incontables veces, cuando Voldemort los convocaba.

Harry por su parte, también sospechaba de que se trataba.

-A la enfermería, ¡rápido! -fue lo único que dijo Snape.

Ambos jóvenes salieron rápido, y lo siguieron a la enfermería. Les costaba caminar a esa velocidad, Snape parecía volar por los pasillos.

Cuando llegaron a la enfermería, la señora Pomfrey no se encontraba ahí.

-No se muevan de aquí -les dijo Snape mientras se dirigía al despacho a buscarla. Apenas desapareció, Harry se dirigió a Malfoy en un susurro amenazante.

-Vas a devolver esa foto la próxima vez que vayamos al laboratorio de fotos, Malfoy.

-Si, seguro -le respondió Malfoy riendo. Harry hubiera querido partirle la cara, pero no pudo porque en ese momento volvió Snape. Venía solo, y con una cara que hubiera hecho arrancar a cualquier alumno de Hogwarts (y probablemente a más de un profesor). Venía con una nota estrujada en la mano.

-Escúchenme bien ustedes dos -les dijo como si fuera a matarlos si no lo hacían-. La señora Pomfrey ha tenido que salir. Yo también tengo una urgencia... ineludible -agregó mirando a Malfoy fijo a los ojos. Malfoy asintió, entendía perfectamente a qué se refería.

-Tendré que dejarlos aquí, solos. No puedo perder más tiempo. No salgan de la enfermería hasta que llegue la señora Pomfrey. ¿Entendido?

-Si, vaya tranquilo -le dijo Malfoy sinceramente.

-Si, no se preocupe -agregó Harry.

Snape salió rápidamente, no sin antes dirigirles una última mirada de advertencia, antes de cerrar la puerta. No le gustaba la idea de dejarlos solos. Si algo les ocurría, Albus no se lo personaría. Bueno, él mismo tampoco se lo perdonaría. Pero no le quedaba otra alternativa. Podría ir a prevenir a algunos elfos, pero eso tomaría tiempo, y por el dolor que estaba sintiendo en su antebrazo, Voldemort comenzaba a impacientarse. Corrió hacia la reja lo más rápidamente que podía.

Los chicos mientras tanto se habían quedado en silencio un momento, evaluando la situación. A ambos se les había olvidado la foto por la que habían estado peleando (y que permanecía en el bolsillo de Malfoy).

Este último se acercó a la ventana, desde la que se podía ver parte de la reja. Miró en silencio como Snape corría hacia la entrada junto a las columnas con cerdos alados, y como desaparecía inmediatamente después de haber atravesado la reja. Harry, que lo había seguido, contempló lo mismo en silencio.

-¿Y ahora, que hacemos? -Preguntó Malfoy. Harry se encogió de hombros.

-Esperar a que llegue la señora Pomfrey, supongo. ¿Qué otra cosa podríamos hacer?

Harry pensó unos segundos y recordó los libros que tenía en el baño. Fue a buscarlos y se sentó en su cama, ojeando uno distraídamente (el de transformaciones). Malfoy, que se había sentado en su cama, lo miraba con un poco de envidia. Después de un rato, su curiosidad venció y se acercó a Harry.

-¿Qué libros son? -le preguntó.

-Unos que saqué de la biblioteca el otro día -respondió Harry simplemente, sin apartar la vista del libro que tenía en las manos.

-¿La biblioteca está abierta durante las vacaciones -pregunto Malfoy extrañado.

-No, -respondió Harry-. Pero Snape tiene llave.

-Ah -respondió Malfoy aún más extrañado. Miró los tres libros que había sobre la cama de Harry.

-Puedes tomar uno si quieres -le dijo Harry.

-No gracias -le respondió Malfoy despectivamente. No tenía ganas de aburrirse ni con historia de la magia, ni con encantamientos.

Harry se encogió de hombros y siguió leyendo. La verdad era que el tampoco tenía ganas de leer, pero era preferible a quedarse mirándole la cara a Malfoy por horas.

Draco, aburrido, volvió a la ventana y se quedó contemplando el lago. Afuera había mucho sol, y en la enfermería comenzaba a hacer un calor insoportable. Miró la hora, eran las once y cuarto. Como le hubiera gustado poder ir a bañarse al lago... Pero eso era imposible. Por una parte, le había prometido a Snape que no saldría de la enfermería. Y por otro lado, estaba Potter, que no perdería la oportunidad de contárselo a Pomfrey o a Snape si se le ocurría salir. No tenía miedo de Voldemort. Si había convocado a Snape, era que se encontraba lejos, ocupado en otra cosa. El señor tenebroso tenía muchas cosas de las que preocuparse, aparte de eliminarlo a él. ¡Y que agradable y tentador se veía el brillo del agua del lago, con el calor que estaba haciendo! Miró de reojo a Harry, que seguía leyendo en su cama. Tal vez podría tratar de convencerlo.

-¡Que calor hace! ¿No te parece Potter? -le dijo como un comentario al aire.

Harry, que también comenzaba a tener calor (y se estaba quedando dormido con el libro de transformaciones), respondió:

-Si, mucho. Es una lástima, el sol da toda la tarde y parte de la mañana hacia el ala de la enfermería. Esto es un infierno en verano.

-Si, ya me había dado cuenta ayer. ¡Sería fantástico poder ir a bañarse al lago un momento! -Malfoy, que hasta entonces seguía mirando por la ventana, miró a Harry de reojo para ver como reaccionaba ante esa propuesta camuflada-. Lástima que no tengamos permiso para salir del castillo. De hecho, ni siquiera podemos salir de la enfermería...

Harry se quedó unos segundos en silencio. También deseaba poder ir a bañarse al lago. De pronto, se le vino una idea a la cabeza.

-Pero no necesitamos salir del castillo -le dijo con una mirada astuta en la cara. Malfoy lo miró intrigado-. ¿Recuerdas el muelle subterráneo? ¿Adonde llegamos con los botes en primer año?

Malfoy recordó de pronto, y también se rió con astucia. Potter acababa de tener una idea. Una GRAN idea.

-¡Claro! Pero, ¿y si llegan Pomfrey o Snape y no nos encuentran? -preguntó. No era que se estuviera oponiendo al plan, pero siempre existía ese PEQUEÑO problema.

-No hay de que preocuparse -le respondió Harry riendo-. Snape se acaba de ir, y la señora Pomfrey cree que estamos en el laboratorio de fotos. No esperará que volvamos sino hasta las una. ¿qué hora es?

-Casi las once y media -respondió Malfoy mirando la hora-. ¿Vamos entonces? -preguntó sin ocultar el entusiasmo. Harry estaba tan animado como él.

-Vamos, pero tenemos que volver antes de la una.