Gracias a Francia y a Ghi por seguir siendo mis beta-lectoras.
galadriel + :¡gracias! Espero que este capítulo también te guste :)
sailorangi: jajaja, fíjate en la fecha de la foto ^_^ ¡¡¡Es de 1948 (y el chico de la foto ya tenía 16 o 17)!!! Te aseguro que Snape no es taaaaaan viejo. ¿¿¿adivinas??? Y pierde cuidado, Snape SI descubrirá que tienen esa foto ;o) Le acertaste a la cara que va a poner :D Malfoy tuvo la idea de ir a bañarse, pero Harry la de ir al muelle subterráneo (donde podían bañarse sin ser vistos). Digamos que fue una idea colectiva. Vas a poder reírte con la ida a bañarse en este capítulo, ¡disfrútala!
V!rU§ P@()LÅ: Gracias por tu review y tu consejo. En este capítulo traté de que hablaran más. No te preocupes, no pienso dejar la historia sin un final. Aunque, como el título lo dice, se trata solo de un verano =) Así que...
amhy potter: ¬_¬ no te contaré ni si los descubren ni si hay incidente... ¡lee este capítulo y hallarás! ;D La foto reaparecerá en uno o dos capítulos más de acuerdo a mis planes (aunque a veces mis planes cambian un poco muahaha). Esa foto es importante... esa, y la de la taza de café (aunque en diferentes formas).
Capítulo 15 ¿Por qué a mí?
Los dos chicos salieron felices de la enfermería. Una vez en el pasillo, comenzaron a caminar tratando de no hacer ruido. Aunque sabían que no se iban a encontrar ni con Pomfrey ni con Snape, temían ser vistos por alguno de los elfos, y que comenzara a hacerles preguntas.
Estaban recorriendo un largo pasillo del subsuelo cuando de pronto escucharon un ruido que se acercaba. Venía desde una bifurcación del corredor, algunos metros más delante de ellos. Quien viniera acercándose los vería en algunos segundos. Harry reconoció la voz de Peeves (que cantaba una canción que no conocía), y tuvo una desagradable sensación de "déjà vu". De pronto sintió que lo tiraban por la manga.
-Por aquí -le dijo Malfoy indicándole una pesada puerta de madera que acababa de abrir-. ¡Rápido!
Harry lo siguió sin protestar ni mirar donde entraban. Cuando cerraron la puerta, se encontraron en la penumbra. No se veía absolutamente nada, y un extraño olor reinaba en el ambiente. Ambos chicos se quedaron con el oído pegado a la puerta, escuchando. Sus corazones latían con furia.
Algunos instantes después (que a ambos les parecieron horas) escucharon la voz de Peeves que se perdía con la lejanía.
-¿Qué estás esperando, Potter? -preguntó Malfoy de mal modo. Notó que su voz tenía eco.
-¿A qué te refieres? -Le respondió Harry.
-Tu eres el que tiene una varita ¿no? ¡Pues úsala!
-¡Lumos! -murmuró Harry.
Ambos miraron boquiabiertos el lugar. Era muy grande (lo que explicaba que sus voces tuvieran eco). Tenía varias columnas coronadas por arcos pegados al techo, y por todos lados había estanterías con polvorientas botellas.
-¡Una cava! -exclamó Malfoy con entusiasmo-. No tenía idea que hubiera algo así en Hogwarts.
-Eso explica el olor -intervino Harry con desagrado (pensó que debía haber un par de botellas haciéndose vinagre en alguna parte). Aunque el lugar le causaba curiosidad, el hecho de que Peeves nuevamente hubiera intervenido en sus planes lo tenía molesto. Malfoy en cambio avanzaba extasiado entre las corridas de botellas.
-Acércate con la luz, Potter. Que no alcanzo a leer -le dijo haciéndole señas con una mano mientras sostenía una botella en la otra. Harry se acercó de mala gana. El olor estaba mareándolo, y nunca le había gustado el vino.
-¿Qué importa que haya una cava en Hogwarts? -exclamó manifestando su desinterés-. Peeves ya se fue, mejor vámonos. ¿Qué hora es?
-¿Porqué tanto apuro? -le respondió Malfoy mientras acercaba molesto su muñeca a la luz de la varita de Harry-. Son diez para las doce, todavía tenemos tiempo.
-Solo nos queda una hora y diez. No es tanto tiempo -le respondió Harry de mal modo-. ¿Y por qué te interesa tanto mirar un montón de botellas polvorientas y malolientes?
Malfoy simplemente se encogió de hombros y continuó su recorrido. En su casa también tenían una bodega de vinos, y a él siempre le había gustado recorrerla con su padre, mientras él le explicaba todo. Pero no iba a compartir sus recuerdos con Potter. De pronto se detuvo frente a una botella de una forma particular, que reconoció de inmediato. Entusiasmado la tomó y le quitó el polvo con la mano.
-¡Potter! Acércate, para que pueda leer esta -le dijo entusiasmado.
Harry suspiró con impaciencia y se acercó.
-Bueno, pero luego nos vamos -le dijo. Comenzaba a sentirse mareado con el olor.
-Está bien -le respondió Malfoy mientras leía. Al cabo de unos segundos soltó una sonora risa.
-¿Qué te pasa? -le preguntó Harry extrañado.
-Justo lo que pensé -le respondió Malfoy entusiasmado-. ¡No te imaginas lo que es esto!
-No, no tengo idea, ni me interesa -le respondió Harry irritado. Pero Malfoy no le hizo caso.
-¡Es vino de colacuminata! Esto es una maravilla -exclamó Malfoy poniendo la botella frente a sus ojos a modo de explicación.
-¿Y? -le respondió Harry con algo de curiosidad.
-¿Nunca lo has probado? -le preguntó Malfoy.
-No -le respondió Harry con impaciencia.
-Bueno, entonces prepárate para algo bueno. ¿Tienes algo con lo que podamos abrirla? -preguntó Malfoy.
-¡No! -le respondió Harry enojado-. Y la vas a dejar donde la encontraste porque no es nuestra.
-¡Oye! ¡Es vino de colacuminata! No voy a dejarlo ahí... -le respondió Malfoy riendo. Luego tuvo una idea, y antes de que Harry alcanzara a reaccionar quebró el tope de la botella contra la estantería de madera.
-¿Qué haces? -le gritó Harry enojado.
-¿Qué te está ocurriendo Potter? ¡El FAMOSO Harry Potter, el que vive quebrantando las normas del colegio, está asustado porque se nos quebró una botella de vino! -exclamó Malfoy en un tono burlón. Luego, con cuidado para no cortarse, acercó la botella a su boca y bebió. Cuando hubo bebido un buen trago, acercó la botella a Harry-. Toma, para que veas que no soy egoísta. Y para que veas lo que es bueno -le dijo riendo, mientras movía la botella para que Harry la tomara.
Harry estaba enojado con Malfoy por haber roto la botella, y por haber insinuado que tenía miedo. Pero de ella salía un aroma que no tenía nada que ver con el hedor del ambiente. De hecho, olía muy bien. A Harry, aquella fragancia le recordaba algo, pero no sabía muy bien qué. Sintió mucha curiosidad y finalmente aceptó la botella y bebió con cuidado.
Aquel vino era fuerte, muy fuerte. Harry sintió que se quemaba cuando el líquido pasó por su boca y su garganta. Era mucho más fuerte que cualquier vino que recordaba haber probado. El sabor era diferente también. Era delicioso, como el aroma que emanaba, pero más concentrado. Entonces Harry se dio cuenta a qué le recordaba ese olor. El olor y el sabor de aquel vino le recordaba un poco a la cocacola. Era extraño, pero delicioso.
-¡Hey! -le dijo Malfoy quitándole la botella-. ¡Déjame algo!
Así, quitándose la botella el uno al otro como un juego, se la fueron tomando completa. Al paso de los minutos se fueron sintiendo cada vez más felices y -extrañamente- amigos. Cuando Malfoy, al quitarle la botella a Harry, se dio cuenta de que no quedaba nada, tomó otra igual y la quebró como lo había hecho con la anterior. Esta vez Harry no protestó, sino que se rió.
Ocasionalmente, Harry se escondía para asustar a Draco. Esto ocasionaba una estrepitosa risa de parte del segundo. A su vez, Draco trataba de sorprenderlo por la espalda. Los dos parecían encontrar muy divertido aquel juego.
Cuando estaban a punto de terminar la segunda botella, ambos estaban eufóricos. Se sentían felices y livianos. Los dos por separado, no podían comprender como habían podido encontrarse el uno al otro desagradable durante tantos años. Se sentían inseparables, y se juraban amistad eterna. Eventualmente, alguno pasaba el brazo sobre el hombro del otro, mientras paseaban bamboleándose por entre las corridas de botellas. De pronto, Malfoy recordó algo que había quedado escondido en el fondo de las mentes de ambos.
-Harry, ¿qué nosotros no íbamos a bañarnos al lago, el pedazo ese de abajo, el de los botes? -le preguntó Malfoy.
-Ahhhhhhh, de veras -le respondió Harry abriendo grande los ojos y dándose una palmada en la frente que casi lo tira de espalda (alcanzó a afirmarse torpemente de una columna antes de caer)-. ¿Pues que espe-pe-peramos? ¡¡¡El último en llegar es Trelaaaaawneyyyyy!!! -exclamó como si fuera un grito de guerra, mientras trataba de orientarse en la cava. No recordaba donde había visto la puerta por última vez.
-¿¿¿Trequéeeee??? -preguntó Malfoy confundido, mientras se afirmaba del hombro de su amigo y trataba infructuosamente de que las dos columnas que miraba se juntaran en una única imagen.
-Treeee-laaaaaaaw-neeeeeeey -le explicó Harry como si estuviera explicando algo muy obvio-, la profesooooora de adivinacióooooooon.
-Pfhhhh -se rió Malfoy como si acabara de escuchar la mayor estupidez de su vida. Miró a los dos Harry que tenía a su lado, sin lograr decidir cual de los dos le estaba hablando- ¿C-c-cómo pu-pudiste tomar ADIVINACIOOOOON?
-Pues no rec-cuerdo... -respondió Harry con un hipo, extrañado y frunciendo el ceño debido al esfuerzo que le estaba costando tratar de acordarse.
-¡Son puras estupideeeeeces! -le respondió Draco dándole palmaditas en el hombro mientras se reía tontamente-. ¡¡¡Vamos a bañaaaaaaaarnos!!! -gritó soltándolo. Y se consagró a la dura tarea de localizar la puerta, afirmado en una columna con un brazo, mientras con el otro sostenía la botella. No podía entender por qué las columnas insistían en moverse. ¿No podían estarse quietas como la que tenía a su lado? La cabeza le daba vueltas. De pronto la pesada puerta de madera se atravesó en su incierto campo visual.
Tambaleándose se fue hacia ella, comentando la terrible sed que tenía. Harry los siguió, con el mismo andar oscilante, mientras insistía en tratar de convencer a su nuevo amigo de que Voldemort tenía una bola de cristal. Pero Draco hacía rato que no prestaba atención. En ese momento tiraba de la puerta con una mano, mientras con la otra seguía sosteniendo la botella como si fuera un trofeo.
Por alguna extraña buenaventura lograron recordar el camino al muelle subterráneo (aunque se dieron más vueltas de las que se requerían, pasando hasta tres veces por un mismo lugar, ante la mirada reprobatoria de un par de mujeres que jugaban al dominó en un retrato cercano), y llegar sin toparse con nadie (bueno, salvo las personas de los cuadros). Era una suerte ya que su andar, ahora que estaban ebrios, era bastante ruidoso.
El muelle estaba silencioso y solitario. Un poco de luz alcanzaba a entrar por el otro extremo del túnel, en el cual se recortaba la silueta de una cortina de hiedra. Bajaron como pudieron por la pendiente de piedra. Pero su coordinación era bastante mala y Draco resbaló, arrastrando a Harry con él (había tratado de agarrarse de lo más cercano, que resultó ser su nuevo amigo). Ambos cayeron rodando hasta el borde mismo del agua, mojándose. Draco, que tenía la botella en la mano, tenía un feo corte en la mandíbula. Pero la botella no se había quebrado, lo que consideraron ambos una suerte.
-Me-menudo gol-golpe -exclamó Harry sobándose las manos (que se le habían pelado contra las piedras durante la caída y sangraba un poco).
-¡Hayyyy! -gritó Malfoy llevándose la mano a la herida en su cara.
-¿Qué te pasa, D-d-draco amigo? -le preguntó Harry acercándose a él con paso incierto. De pronto notó que estaba sangrando y se le abrieron grande los ojos con la impresión-. Oooooyeeeeee, ¡estás sangrrraaaaando!
-¿¿¿Nooooooo??? -le respondió Draco burlonamente (a pesar de lo borracho que estaba no perdía su sentido del sarcasmo)-. ¡Que suspicaaaaaaaz que te volviste, P-p-potter!
-Jajaja, ¡Buena po' Q-q-quirrel! -le respondió Harry picado, imitando al tartamudo profesor de defensa contra las artes oscuras que habían tenido en primer año. Con una mano empujó el hombro de su amigo, con lo que Draco casi se cae de espaldas. Picado, Draco hizo lo mismo logrando que Harry se cayera de espaldas en el agua, quedando completamente empapado.
Harry quedó atónito unos segundos, producto de la caída. Al pararse (con bastante dificultad) se dio cuenta, por primera vez, de que estaban mojados. Ahora que estaban de pie el agua les llegaba solamente hasta las rodillas. Pero ya con la primera caída ambos se habían mojado bastante.
-Oooooye, D-d-draco. Estamos mojaaaaados -le hizo notar Harry mirándose la ropa con desconcierto.
-Pues si -le respondió Draco olvidando su herida. Luego frunció el ceño y pareció recordar algo-. No tengo traje de baño. No tengo ... trabañoooo, que haaaaagooooo.
-Yo tam ... poco -le respondió Harry preocupado. Se miraron unos segundos. Luego Harry se encogió de hombros y agregó caminando en eses hacia la orilla-: no sé que v-v-vas a hacer tú, pero yo yo yo voy a dejar mi r-r- ropa sobre las piedras esas, y puntooooo -. Al salir del agua comenzó a sacarse torpemente la ropa y a dejarla sobre las piedras. Draco se encogió de hombros y comenzó a hacer lo mismo, entre que bebía lo que quedaba de la botella. De pronto Harry lo notó.
-¡Heeeeey!, no te la to-tomes toda túuuuu -le dijo riéndose y tratando de quitársela.
-Bueno, t-t-toma. Pero no de-deberías beber más porque estas eeeeebrioooo -le dijo Draco como quien esta explicando a su hermano menor que el fuego quema.
-¿¿¿ebrio Yooooo??? -le respondió Harry como si lo hubiera insultado-. ¡Míiiiirate! Tú estas eeeeebriooooo.
Malfoy se rió y trató de quitarle la botella entre hipos, con tan mala suerte que cayó al suelo y se quebró.
-¡Mierd....! -exclamó Draco.
-¡¡¡Miiiiira lo que hiciste!!! P-pedazo de...-se enojó Harry.
-Yo no queríaaaaa.... -comenzó a llorar Draco. Harry de pronto se sintió culpable de haber gritado a su gran amigo. Caminó tambaleándose, tratando de decidir hacia cual de los dos Draco que veía tenía que acercarse a consolar.
-Yaaaaaaaaaaa -le dijo dándole palmaditas en la espalda cuando hubo alcanzado al Draco real-. Si ya estaba v-vacía. No te preocupes Draco amiiigo.
-¡Haaaaarrryyyyy! -le dijo Draco dándole un abrazo.
-¡Vamos a bañaaaaarnos! ¿¿¿Yaaa??? -le dijo Harry tirándolo hacia el agua (a ese paso, ambos estaban solamente en ropa interior)-. ¡¡¡El último en llegar a la hiedra esa es Trelaaaaawneeeeeey!!!
Ambos se metieron al agua riendo y salpicando. Como la profundidad a lo largo del túnel no era muy grande, no tuvieron problemas para llegar, entre nadando y caminando hacia la cortina de hiedra. Cualquiera que los hubiera visto pensaría que eran dos niños de diez años. Se tiraban agua, se empujaban y se colgaban de la hiedra balanceándose como si fueran monos.
Estuvieron por varias horas así. Habían olvidado completamente la hora. De pronto, a eso de las seis de la tarde, comenzaron a sentir frío.
-Yo ... me ... voy ... a ... salir ... -dijo Draco tiritando (ambos tenían los labios azules, aunque en la semi penumbra del túnel no lo hubieran notado).
-¿Tan ... pronto? -le respondió Harry tiritando también-. ¡Andaaaaaaaa! ¡Otro ... ra-t-t-tito ... más!
-Es ... que ... t-t-tengo ... f-frío... -se quejó Draco tiritando, mientras trataba de taparse el torso con los brazos.
-Que ... f-fome ... q-que ... eres ... -le respondió Harry decepcionado, aunque se dio cuenta de que también tenía frío-. Bueno ... salgá ... monos ... un ... ra-t-tito.
Ambos caminaron hacia las rocas, tiritando como locos. Además de tener mucho frío, se sentían un poco desorientados. Los dos sentían que había algo que debían recordar, pero no lo conseguían. Se sentían por sobre todo soñolientos. Deseaban dejar de sentir frío, dormir un rato, y después pensar en lo que fuera que hubiera que pensar.
-¡Hay! -exclamó Harry cuando caminaba por las piedras hacia su ropa. Se había lastimado un pié con uno de los vidrios.
-¡Hay! ¿Qué...? -comenzó a preguntar Draco al pisar uno de los vidrios también. Luego pareció recordar lo de la botella-. Ha-harry ... son ... v- vidrios.
-¡Si ... sé ... que son ... v-vidrios! -le respondió Harry mientras comenzaba a ponerse su ropa.
-Mejor ... paré ... monos ... más ... allá ... -le dijo Draco mostrándole una dirección a algunos metros de donde estaban.
-B-bueno -le respondió Harry. Ambos tomaron su ropa y salieron del área con vidrios quebrados, no sin antes hacerse algunos cortes más en los pies. Finalmente, se terminaron de vestir. Se sentaron un poco confundidos y con frío, dentro de sus ropas todavía mojadas.
-¿Qué ... ha-hacemos ... a-a-ahora? -preguntó Harry.
-No ... séeeeeeee -respondió Draco con un amplio bostezo que no intentó disimular. No esperó la respuesta y se acostó en las piedras cerrando los ojos.
-Hey, D-draco, desp-p-pierta -le dijo Harry moviéndole el hombro.
-¡Deja dormir, Haaaaarry! -le respondió Draco molesto, dándose vuelta hacia el otro lado.
Harry lo miró. También sentía una sensación de mareo y aturdimiento. No tenía deseos de pensar. 'Si ... dormir...' se dijo dentro de la confusión en la que se encontraba su cabeza. Finalmente se acostó sobre las piedras y también se quedó dormido.
Harry tuvo un sueño agitado. Vio a Voldemort darles órdenes a dos de sus mortifagos, después de haberlos torturado. Pero estaba confundido, y no logró entender lo que hablaban. Vio salir una lechuza, llevaba algo atado. Vio reír al señor tenebroso, dentro de la confusión de su pesadilla. Otro mortifago entró cuando los otros dos se iban. El recién llegado fue interrogado. Algo le resultaba familiar en él, pero era incapaz de recordar. Al rato, ese mortifago también salió.
Harry abrió un ojo y se llevó la mano a la cicatriz. ¿Cuál era ese lugar frío, oscuro e incómodo en el que se encontraba durmiendo? Pero le dolía la cabeza, y se sentía muy cansado, confundido y soñoliento. Finalmente se dio vuelta y cerró los ojos, durmiéndose nuevamente.
Ya estaba oscuro cuando Snape se apareció en las afueras de Hogwarts. Venía preocupado. Voldemort ya sabía que Potter y Malfoy se encontraban en el colegio. Pero, afortunadamente, se había tragado su cuento: no podía sacarlos de ahí para llevárselos a él, con Dumbledore metido en el medio. Una vez más -por suerte- había logrado engañarlo.
Pero había visto a Lucius y Narcisa. Habían estado con Voldemort. Y había visto su siniestra cara de placer cuando ellos habían dejado el lugar. Estaba planeando algo, eso era seguro, y Snape esperaba que Pomfrey hubiera llegado a tiempo. Esperaba él mismo poder llegar a tiempo, para evitar lo que fuera que Voldemort planeaba hacer. 'Tal vez ya lo hizo' se dijo preocupado, mientras atravesaba las rejas de Hogwarts. Comenzó a correr hacia el castillo, temiendo lo que pudiera encontrar.
Cuando llegó a la enfermería, la encontró oscura. Al principio, pensó que los chicos estarían durmiendo. Aunque resultaba extraño por lo temprano que era (recién las nueve de la noche). Prendió una luz y comprobó con horror que no había nadie. Los chicos no se encontraban ni en la enfermería, ni en el baño, ni en el despacho. Y la entrada hacia el dormitorio de la señora Pomfrey se encontraba cerrada, y no parecía haber sido tocada. ¿Dónde se habrían metido? De pronto miró hacia la ventana, y vio a dos lechuzas desconocidas paradas en el marco de la ventana, esperando que alguien les abriera para entrar. Cuando les abrió, ambas lo miraron con cara de "por fin".
Una de las lechuzas tenía una nota y un paquete atados. La otra, solo una nota.
Sacó las notas y el paquete y ambas lechuzas emprendieron el vuelo de inmediato. Cerró la ventana.
La nota que venía sola tenía su nombre. Era de Albus Dumbledore.
Severus,
Poppy me ha informado que tuvo que viajar a Francia de improvisto, estando su hermana gravemente enferma. Como por ahora no puedo mandar a nadie para que cuide de los niños, te pido que te hagas cargo tú por un par de días.
Sé que esto te complica, pero trataré de que sea por el menor tiempo posible. Envíame una lechuza si ocurre cualquier cosa.
Albus.
Snape tuvo que leer tres veces la nota para convencerse de que eso estaba de verdad pasando. 'No Puede Ser', se dijo indignado. ¿Cómo podía ALBUS, que se decía su AMIGO, hacerle esto a ÉL? Y justo ahora que Voldemort SABÍA que ambos chicos estaban en Hogwarts. Justo ahora que tramaba algo. ¡Justo ahora que no tenía idea donde se encontraban! ¿Dónde DIABLOS se habían metido ESOS?
De pronto recordó lo que la otra lechuza había traído. Miró la nota, era para Draco. Dudó unos segundos y finalmente la abrió. Se quedó helado con lo que leyó.
Querido Hijo,
Lamentamos mucho todo lo que ha pasado, y esperamos que donde sea que estés te encuentres bien. ¡Nos hubiera gustado mucho poder pasar tu cumpleaños contigo! Te enviamos nuestro regalo.
Cariños, Mamá y Papá
Snape estaba seguro de que esto no era nada bueno, y miró el paquete con desconfianza. Se preguntó nuevamente donde estarían los chicos. Ellos debían haber salido de la enfermería antes de que hubieran llegado las lechuzas, sino Malfoy hubiera abierto esa carta. Tal vez era una suerte que no hubieran estado...
Guardó ambas cartas en su bolsillo y procedió a abrir con cuidado el paquete. Contenía una caja de madera, finamente tallada y hermética. Con la varita lista en una mano, la abrió con la otra. Un gas salió de ella, un gas que reconoció de inmediato. Era un poderoso veneno. Con la experiencia que tenía en venenos, logró dejar de respirar apenas vio salir el gas de la caja. Trató de cerrarla, pero una vez abierta no se podía. La tiró al suelo y salió corriendo de la enfermería cerrando la puerta.
Una vez en el pasillo, se detuvo y respiró aliviado unas cuantas veces. Debía encontrar a Malfoy y a Harry. Temía que aquella "sorpresa" no hubiera sido la única. Pero, ¿dónde buscar? Por una parte se sentía enojado con ellos. Le habían prometido que se quedarían en la enfermería. Pero si le hubieran hecho caso... No quería ni pensarlo. Por mucho que le costara admitirlo, debía estar contento porque le hubieran desobedecido.
Se dirigió al laboratorio de fotos. Tal ves estaban aburridos y decidieron ir a curiosear un poco aprovechando su ausencia. Pero constató que no estaban, ni parecían haber estado (estaba todo tal cual). Pensó de nuevo... de pronto tuvo una idea: la biblioteca. Fue corriendo hacia allá, para encontrarse con que tampoco se encontraban ahí.
Snape comenzaba a sentirse preocupado, y muy cansado. El castillo era inmenso, y estaba completamente solo. De pronto recordó a los elfos, y eso le dio una idea. Seguramente les había dado hambre, y habían buscado a uno de ellos para que les diera algo de comer. Decidió ir a mirar a la cocina. Así, si no estaban ahí, al menos podía preguntarles si los habían visto, y pedirles que lo ayudaran a buscar.
Cuando llegó a la cocina, se encontró con un par de elfos (Dobby, y otro que se llamaba Galdy) que conversaban, todos los demás se habían ido a dormir.
-¿Necesita algo? -se apresuró en ofrecer Dobby.
-Estoy buscando a Potter y a Malfoy -respondió Snape-. ¿Alguno de ustedes los ha visto?
-¿Le ocurrió algo a Draco, señor? ¿Justo hoy? -le respondió Dobby, apenado y preocupado. Snape lo notó, y entonces recordó que Dobby solía ser uno de los elfos de los Malfoy.
-No lo sé, esperemos que no -le respondió Snape-. ¿Saben si alguno de los demás elfos los vio durante el día?
-Voy a llamarlos -se apresuró en ofrecer Galdy, desapareciendo.
-Dobby ayudará al señor Profesor Snape a encontrar a Harry Potter y a Draco Malfoy -le dijo Dobby-. Estoy seguro de que todos los demás elfos y elfinas ayudarán también. El señor no tiene que estar preocupado.
En ese momento aparecieron todos los demás elfos de Hogwarts, en una orquesta de "plops". Snape les tuvo que explicar nuevamente, y todos rápidamente se dividieron el castillo para buscar. Dobby insistió en acompañar a Snape mientras buscaba.
Cuando Dobby y Snape se encontraban bajando por la escalera de la torre de astronomía, se les apareció Winky.
-¡Los encontraron señor! -les informó.
-¿Dónde? -exclamó Snape.
-En el muelle subterráneo, señor -le respondió Winky, un poco titubeante. Snape comprendió que había algo que no se atrevía a decir.
-¿Cómo ... cómo están? -preguntó, mientras comenzaba a bajar la escalera lo más rápidamente que podía. Dobby y Winky lo siguieron corriendo por los peldaños para que no los dejara atrás.
-Mojados, señor. Y parecen dormidos. Y uno tiene sangre en la cara. -le informó Winky.
Snape corrió hacia el muelle subterráneo. Se preguntaba que diablos habían ido a hacer ahí. Por que diablos estaban AHÍ, DURMIENDO, MOJADOS y, por lo que contaba Winky, HERIDOS. Esperaba que no tuviera nada que ver con Voldemort...
Cuando llegó, todos los elfos estaban ahí, en la entrada del muelle. Habían prendido algunas antorchas. Se encontraban mirando a los jóvenes dormidos, sin atrever a acercarse. Snape se aproximó a Draco y Harry, seguido por Dobby y Winky. En el camino, notó la botella quebrada y levantó una ceja. ¿Qué demonios había ocurrido ahí?
Frunció el ceño al ver la herida de Draco en la mandíbula, y los varios cortes que tenían ambos cerca de la boca. Al tocarlos, notó que estaban helados, seguramente a causa de la ropa y los zapatos mojados que tenían puestos. Trató de despertarlos, sin resultados. Ambos gruñían y seguían durmiendo. Finalmente, perdiendo la paciencia y sacó la varita.
-¡Enervate! ¡Enervate!
Ambos jóvenes abrieron los ojos, y miraron desconcertados a los elfos y a Snape.
-¿Alguno de ustedes me puede explicar que significa esto? -les preguntó despacio, con voz amenazante.
Harry y Draco se miraron, y miraron a Snape. Ambos recordaban haber decidido ir a bañarse al muelle subterráneo, luego había aparecido Peeves y luego... luego habían encontrado ese vino... ¿Y luego? Ninguno de los dos veía más que una nebulosa en lo que había ocurrido después.
-Estoy esperando -les murmuró Snape mientras se cruzaba de brazos, con impaciencia.
-Nosotros... -se atrevió a decir Draco, sin saber que iba a decir. Tenía que decir algo, pero no tenía idea qué.
-¿Ustedes QUÉ?, Malfoy -preguntó Snape.
-Creo que se nos pasó la hora, señor -trató de ayudar Harry.
-¿Así que a los señores SE LES PASÓ LA HORA? -respondió Snape subiendo la voz. En ese momento Draco estornudó.
-Por favor no grite -le dijo Harry con cara de dolor. Había cerrado los ojos y sentía que se le iba a partir la cabeza. Draco estornudó de nuevo.
-GRITO CUANDO QUIERO, POTTER -le respondió Snape-. Y ahora respóndeme, ¿por qué están ambos aquí, mojados, heridos -dijo apuntando la cara de Draco- y A ESTA HORA? ¿Por qué, explícame, cuando me habían prometido QUE NO SALDRÍAN DE LA ENFERMERÍA?
En ese momento, Harry y Draco se miraron, y bajaron la cara. Estaban metidos en un problema y lo sabían. Harry se preguntó que hora sería, cuando vio que Draco miraba su reloj disimuladamente. Tragó saliva al notar que Draco ponía los ojos redondos (aparentemente, era más tarde de lo que Draco había pensado). ¿Cómo se les podía haber pasado la hora?
-¿No responden? -les preguntó Snape, burlonamente. Parecía más una afirmación que una pregunta-. Pues ya me lo contaran, se los aseguro. Ahora párense y acompáñenme.
Ambos se pararon con dificultad. Les dolía la cabeza, y se sentían con el cuerpo entumecido dentro de las ropas mojadas, después de haber dormido en el duro y frío suelo de piedras. Cuando estuvieron parados, ambos sintieron un agudo dolor en sus pies. Recordaron vagamente haber pisado pedazos de vidrio. Snape los quedó mirando mientras trataban de dar algunos pasos.
-¿Qué les pasa? -preguntó.
-Es que... pisamos vidrios señor -respondió Malfoy con cara de dolor. Snape miró los pedazos de botella, y luego a ellos. Y con su varita hizo aparecer unas camillas. Por muy enojado que estuviera con ellos, no iba a permitir que se hicieran más daño del que ya tenían. No sabía cuan profundas serían esas heridas en los pies.
-Suban ahí -les ordenó.
Ambos hicieron lo que les decía, y fue un alivio para ellos no tener que seguir apoyando los pies. Luego, Snape apuntó hacia las camillas con su varita y se las llevó flotando en el aire. Los demás elfos los siguieron, murmurando entre ellos.
Mientras tanto, Snape se preguntaba que haría ahora. No recordaba haberse encontrado antes en una situación como aquella. Estaba solo, en Hogwarts, y con dos chicos heridos (y que Voldemort quería matar). La señora Pomfrey estaba en Francia, Albus el alguna secreta misión en algún remoto lugar, y la enfermería llena de gas venenoso... ¿Qué demonios esperaba Albus que hiciera? Trató de calmarse y de pensar con calma. '¿Que haría Albus en mi lugar?, se preguntó.
Harry y Draco en cambio, tiritaban cada uno en su camilla. Ocasionalmente uno estornudaba, y a ambos les dolía mucho la cabeza. Harry se tocaba sus manos adoloridas, y Draco el corte de su mandíbula. No se sentían bien, y ambos rogaban para que Snape los dejara con la señora Pomfrey y se olvidara de ellos. Lo único que querían en ese momento era ponerse ropa seca, que la señora Pomfrey les curara las heridas, les diera una poción para el dolor de cabeza, y que los dejaran dormir...
Mientras tanto, Snape ya había encontrado la respuesta. Lo único que podía hacer era curarlos él mismo, y mantener los ojos sobre ellos hasta que Albus lo sacara del problema en el que lo había metido. Ya no podía llevarlos hacia la enfermería, así que decidió llevarlos a la parte del castillo donde vivía él. Necesitaría la ayuda de algunos elfos, para habilitarles un lugar donde pudieran dormir. Se volvió hacia la procesión de elfos que lo seguía. Al ver que los miraba, varios elfos se acercaron rápidamente, entre ellos Dobby y Galdy.
-¿Podemos ayudarlo, señor? -preguntó Galdy, deseoso por demostrarse útil.
-Si, necesitaré que lleven un par de camas a mis aposentos -le respondió. De inmediato los elfos desaparecieron. Solo Dobby se quedó. Miraba ocasionalmente a Draco, con expresión de "lamento lo que le está pasando, ex amo". Dobby le tenía mucho odio a Lucius Malfoy, pero no a Draco. Sabía que si el chico era como era, era por los padres que tenía. Recordaba que ese día era su cumpleaños, y todavía no comprendía bien por qué razón se encontraba en Hogwarts. Le había extrañado verlo inconsciente en la enfermería, y se preguntaba que habría ocurrido en su ex casa.
Cuando Snape dijo eso a los elfos, Draco y Harry se miraron con la misma expresión de miedo y desconcierto. ¿Habían entendido bien? ¿Había pedido Snape que le llevaran DOS CAMAS, y a SUS APOSENTOS? En ese momento ambos se dieron cuenta que el camino por el que transitaban no era aquel que llevaba hacia la enfermería, sino a las mazmorras. Entonces comprendieron que habían entendido bien.
¿Qué estaba ocurriendo?, se preguntaron ambos. ¿Por qué Snape no los llevaba a la enfermería? ¿Acaso significaba eso que la señora Pomfrey no había llegado?
Draco y Harry se miraron desolados. Habían llegado a la misma conclusión. Por más terrible que pareciera, se tendrían que quedar con Snape.
N/A: ¿Cómo creen que será esa convivencia? Solo el diablo lo sabe muahahaaaaaaaaaa =) ¿Quién creen ustedes que lo lamentará más? ¿Snape? ¿Draco? ¿Harry? ¿¿¿Dobby??? ¿¿¿¿¿Peeves?????
galadriel + :¡gracias! Espero que este capítulo también te guste :)
sailorangi: jajaja, fíjate en la fecha de la foto ^_^ ¡¡¡Es de 1948 (y el chico de la foto ya tenía 16 o 17)!!! Te aseguro que Snape no es taaaaaan viejo. ¿¿¿adivinas??? Y pierde cuidado, Snape SI descubrirá que tienen esa foto ;o) Le acertaste a la cara que va a poner :D Malfoy tuvo la idea de ir a bañarse, pero Harry la de ir al muelle subterráneo (donde podían bañarse sin ser vistos). Digamos que fue una idea colectiva. Vas a poder reírte con la ida a bañarse en este capítulo, ¡disfrútala!
V!rU§ P@()LÅ: Gracias por tu review y tu consejo. En este capítulo traté de que hablaran más. No te preocupes, no pienso dejar la historia sin un final. Aunque, como el título lo dice, se trata solo de un verano =) Así que...
amhy potter: ¬_¬ no te contaré ni si los descubren ni si hay incidente... ¡lee este capítulo y hallarás! ;D La foto reaparecerá en uno o dos capítulos más de acuerdo a mis planes (aunque a veces mis planes cambian un poco muahaha). Esa foto es importante... esa, y la de la taza de café (aunque en diferentes formas).
Capítulo 15 ¿Por qué a mí?
Los dos chicos salieron felices de la enfermería. Una vez en el pasillo, comenzaron a caminar tratando de no hacer ruido. Aunque sabían que no se iban a encontrar ni con Pomfrey ni con Snape, temían ser vistos por alguno de los elfos, y que comenzara a hacerles preguntas.
Estaban recorriendo un largo pasillo del subsuelo cuando de pronto escucharon un ruido que se acercaba. Venía desde una bifurcación del corredor, algunos metros más delante de ellos. Quien viniera acercándose los vería en algunos segundos. Harry reconoció la voz de Peeves (que cantaba una canción que no conocía), y tuvo una desagradable sensación de "déjà vu". De pronto sintió que lo tiraban por la manga.
-Por aquí -le dijo Malfoy indicándole una pesada puerta de madera que acababa de abrir-. ¡Rápido!
Harry lo siguió sin protestar ni mirar donde entraban. Cuando cerraron la puerta, se encontraron en la penumbra. No se veía absolutamente nada, y un extraño olor reinaba en el ambiente. Ambos chicos se quedaron con el oído pegado a la puerta, escuchando. Sus corazones latían con furia.
Algunos instantes después (que a ambos les parecieron horas) escucharon la voz de Peeves que se perdía con la lejanía.
-¿Qué estás esperando, Potter? -preguntó Malfoy de mal modo. Notó que su voz tenía eco.
-¿A qué te refieres? -Le respondió Harry.
-Tu eres el que tiene una varita ¿no? ¡Pues úsala!
-¡Lumos! -murmuró Harry.
Ambos miraron boquiabiertos el lugar. Era muy grande (lo que explicaba que sus voces tuvieran eco). Tenía varias columnas coronadas por arcos pegados al techo, y por todos lados había estanterías con polvorientas botellas.
-¡Una cava! -exclamó Malfoy con entusiasmo-. No tenía idea que hubiera algo así en Hogwarts.
-Eso explica el olor -intervino Harry con desagrado (pensó que debía haber un par de botellas haciéndose vinagre en alguna parte). Aunque el lugar le causaba curiosidad, el hecho de que Peeves nuevamente hubiera intervenido en sus planes lo tenía molesto. Malfoy en cambio avanzaba extasiado entre las corridas de botellas.
-Acércate con la luz, Potter. Que no alcanzo a leer -le dijo haciéndole señas con una mano mientras sostenía una botella en la otra. Harry se acercó de mala gana. El olor estaba mareándolo, y nunca le había gustado el vino.
-¿Qué importa que haya una cava en Hogwarts? -exclamó manifestando su desinterés-. Peeves ya se fue, mejor vámonos. ¿Qué hora es?
-¿Porqué tanto apuro? -le respondió Malfoy mientras acercaba molesto su muñeca a la luz de la varita de Harry-. Son diez para las doce, todavía tenemos tiempo.
-Solo nos queda una hora y diez. No es tanto tiempo -le respondió Harry de mal modo-. ¿Y por qué te interesa tanto mirar un montón de botellas polvorientas y malolientes?
Malfoy simplemente se encogió de hombros y continuó su recorrido. En su casa también tenían una bodega de vinos, y a él siempre le había gustado recorrerla con su padre, mientras él le explicaba todo. Pero no iba a compartir sus recuerdos con Potter. De pronto se detuvo frente a una botella de una forma particular, que reconoció de inmediato. Entusiasmado la tomó y le quitó el polvo con la mano.
-¡Potter! Acércate, para que pueda leer esta -le dijo entusiasmado.
Harry suspiró con impaciencia y se acercó.
-Bueno, pero luego nos vamos -le dijo. Comenzaba a sentirse mareado con el olor.
-Está bien -le respondió Malfoy mientras leía. Al cabo de unos segundos soltó una sonora risa.
-¿Qué te pasa? -le preguntó Harry extrañado.
-Justo lo que pensé -le respondió Malfoy entusiasmado-. ¡No te imaginas lo que es esto!
-No, no tengo idea, ni me interesa -le respondió Harry irritado. Pero Malfoy no le hizo caso.
-¡Es vino de colacuminata! Esto es una maravilla -exclamó Malfoy poniendo la botella frente a sus ojos a modo de explicación.
-¿Y? -le respondió Harry con algo de curiosidad.
-¿Nunca lo has probado? -le preguntó Malfoy.
-No -le respondió Harry con impaciencia.
-Bueno, entonces prepárate para algo bueno. ¿Tienes algo con lo que podamos abrirla? -preguntó Malfoy.
-¡No! -le respondió Harry enojado-. Y la vas a dejar donde la encontraste porque no es nuestra.
-¡Oye! ¡Es vino de colacuminata! No voy a dejarlo ahí... -le respondió Malfoy riendo. Luego tuvo una idea, y antes de que Harry alcanzara a reaccionar quebró el tope de la botella contra la estantería de madera.
-¿Qué haces? -le gritó Harry enojado.
-¿Qué te está ocurriendo Potter? ¡El FAMOSO Harry Potter, el que vive quebrantando las normas del colegio, está asustado porque se nos quebró una botella de vino! -exclamó Malfoy en un tono burlón. Luego, con cuidado para no cortarse, acercó la botella a su boca y bebió. Cuando hubo bebido un buen trago, acercó la botella a Harry-. Toma, para que veas que no soy egoísta. Y para que veas lo que es bueno -le dijo riendo, mientras movía la botella para que Harry la tomara.
Harry estaba enojado con Malfoy por haber roto la botella, y por haber insinuado que tenía miedo. Pero de ella salía un aroma que no tenía nada que ver con el hedor del ambiente. De hecho, olía muy bien. A Harry, aquella fragancia le recordaba algo, pero no sabía muy bien qué. Sintió mucha curiosidad y finalmente aceptó la botella y bebió con cuidado.
Aquel vino era fuerte, muy fuerte. Harry sintió que se quemaba cuando el líquido pasó por su boca y su garganta. Era mucho más fuerte que cualquier vino que recordaba haber probado. El sabor era diferente también. Era delicioso, como el aroma que emanaba, pero más concentrado. Entonces Harry se dio cuenta a qué le recordaba ese olor. El olor y el sabor de aquel vino le recordaba un poco a la cocacola. Era extraño, pero delicioso.
-¡Hey! -le dijo Malfoy quitándole la botella-. ¡Déjame algo!
Así, quitándose la botella el uno al otro como un juego, se la fueron tomando completa. Al paso de los minutos se fueron sintiendo cada vez más felices y -extrañamente- amigos. Cuando Malfoy, al quitarle la botella a Harry, se dio cuenta de que no quedaba nada, tomó otra igual y la quebró como lo había hecho con la anterior. Esta vez Harry no protestó, sino que se rió.
Ocasionalmente, Harry se escondía para asustar a Draco. Esto ocasionaba una estrepitosa risa de parte del segundo. A su vez, Draco trataba de sorprenderlo por la espalda. Los dos parecían encontrar muy divertido aquel juego.
Cuando estaban a punto de terminar la segunda botella, ambos estaban eufóricos. Se sentían felices y livianos. Los dos por separado, no podían comprender como habían podido encontrarse el uno al otro desagradable durante tantos años. Se sentían inseparables, y se juraban amistad eterna. Eventualmente, alguno pasaba el brazo sobre el hombro del otro, mientras paseaban bamboleándose por entre las corridas de botellas. De pronto, Malfoy recordó algo que había quedado escondido en el fondo de las mentes de ambos.
-Harry, ¿qué nosotros no íbamos a bañarnos al lago, el pedazo ese de abajo, el de los botes? -le preguntó Malfoy.
-Ahhhhhhh, de veras -le respondió Harry abriendo grande los ojos y dándose una palmada en la frente que casi lo tira de espalda (alcanzó a afirmarse torpemente de una columna antes de caer)-. ¿Pues que espe-pe-peramos? ¡¡¡El último en llegar es Trelaaaaawneyyyyy!!! -exclamó como si fuera un grito de guerra, mientras trataba de orientarse en la cava. No recordaba donde había visto la puerta por última vez.
-¿¿¿Trequéeeee??? -preguntó Malfoy confundido, mientras se afirmaba del hombro de su amigo y trataba infructuosamente de que las dos columnas que miraba se juntaran en una única imagen.
-Treeee-laaaaaaaw-neeeeeeey -le explicó Harry como si estuviera explicando algo muy obvio-, la profesooooora de adivinacióooooooon.
-Pfhhhh -se rió Malfoy como si acabara de escuchar la mayor estupidez de su vida. Miró a los dos Harry que tenía a su lado, sin lograr decidir cual de los dos le estaba hablando- ¿C-c-cómo pu-pudiste tomar ADIVINACIOOOOON?
-Pues no rec-cuerdo... -respondió Harry con un hipo, extrañado y frunciendo el ceño debido al esfuerzo que le estaba costando tratar de acordarse.
-¡Son puras estupideeeeeces! -le respondió Draco dándole palmaditas en el hombro mientras se reía tontamente-. ¡¡¡Vamos a bañaaaaaaaarnos!!! -gritó soltándolo. Y se consagró a la dura tarea de localizar la puerta, afirmado en una columna con un brazo, mientras con el otro sostenía la botella. No podía entender por qué las columnas insistían en moverse. ¿No podían estarse quietas como la que tenía a su lado? La cabeza le daba vueltas. De pronto la pesada puerta de madera se atravesó en su incierto campo visual.
Tambaleándose se fue hacia ella, comentando la terrible sed que tenía. Harry los siguió, con el mismo andar oscilante, mientras insistía en tratar de convencer a su nuevo amigo de que Voldemort tenía una bola de cristal. Pero Draco hacía rato que no prestaba atención. En ese momento tiraba de la puerta con una mano, mientras con la otra seguía sosteniendo la botella como si fuera un trofeo.
Por alguna extraña buenaventura lograron recordar el camino al muelle subterráneo (aunque se dieron más vueltas de las que se requerían, pasando hasta tres veces por un mismo lugar, ante la mirada reprobatoria de un par de mujeres que jugaban al dominó en un retrato cercano), y llegar sin toparse con nadie (bueno, salvo las personas de los cuadros). Era una suerte ya que su andar, ahora que estaban ebrios, era bastante ruidoso.
El muelle estaba silencioso y solitario. Un poco de luz alcanzaba a entrar por el otro extremo del túnel, en el cual se recortaba la silueta de una cortina de hiedra. Bajaron como pudieron por la pendiente de piedra. Pero su coordinación era bastante mala y Draco resbaló, arrastrando a Harry con él (había tratado de agarrarse de lo más cercano, que resultó ser su nuevo amigo). Ambos cayeron rodando hasta el borde mismo del agua, mojándose. Draco, que tenía la botella en la mano, tenía un feo corte en la mandíbula. Pero la botella no se había quebrado, lo que consideraron ambos una suerte.
-Me-menudo gol-golpe -exclamó Harry sobándose las manos (que se le habían pelado contra las piedras durante la caída y sangraba un poco).
-¡Hayyyy! -gritó Malfoy llevándose la mano a la herida en su cara.
-¿Qué te pasa, D-d-draco amigo? -le preguntó Harry acercándose a él con paso incierto. De pronto notó que estaba sangrando y se le abrieron grande los ojos con la impresión-. Oooooyeeeeee, ¡estás sangrrraaaaando!
-¿¿¿Nooooooo??? -le respondió Draco burlonamente (a pesar de lo borracho que estaba no perdía su sentido del sarcasmo)-. ¡Que suspicaaaaaaaz que te volviste, P-p-potter!
-Jajaja, ¡Buena po' Q-q-quirrel! -le respondió Harry picado, imitando al tartamudo profesor de defensa contra las artes oscuras que habían tenido en primer año. Con una mano empujó el hombro de su amigo, con lo que Draco casi se cae de espaldas. Picado, Draco hizo lo mismo logrando que Harry se cayera de espaldas en el agua, quedando completamente empapado.
Harry quedó atónito unos segundos, producto de la caída. Al pararse (con bastante dificultad) se dio cuenta, por primera vez, de que estaban mojados. Ahora que estaban de pie el agua les llegaba solamente hasta las rodillas. Pero ya con la primera caída ambos se habían mojado bastante.
-Oooooye, D-d-draco. Estamos mojaaaaados -le hizo notar Harry mirándose la ropa con desconcierto.
-Pues si -le respondió Draco olvidando su herida. Luego frunció el ceño y pareció recordar algo-. No tengo traje de baño. No tengo ... trabañoooo, que haaaaagooooo.
-Yo tam ... poco -le respondió Harry preocupado. Se miraron unos segundos. Luego Harry se encogió de hombros y agregó caminando en eses hacia la orilla-: no sé que v-v-vas a hacer tú, pero yo yo yo voy a dejar mi r-r- ropa sobre las piedras esas, y puntooooo -. Al salir del agua comenzó a sacarse torpemente la ropa y a dejarla sobre las piedras. Draco se encogió de hombros y comenzó a hacer lo mismo, entre que bebía lo que quedaba de la botella. De pronto Harry lo notó.
-¡Heeeeey!, no te la to-tomes toda túuuuu -le dijo riéndose y tratando de quitársela.
-Bueno, t-t-toma. Pero no de-deberías beber más porque estas eeeeebrioooo -le dijo Draco como quien esta explicando a su hermano menor que el fuego quema.
-¿¿¿ebrio Yooooo??? -le respondió Harry como si lo hubiera insultado-. ¡Míiiiirate! Tú estas eeeeebriooooo.
Malfoy se rió y trató de quitarle la botella entre hipos, con tan mala suerte que cayó al suelo y se quebró.
-¡Mierd....! -exclamó Draco.
-¡¡¡Miiiiira lo que hiciste!!! P-pedazo de...-se enojó Harry.
-Yo no queríaaaaa.... -comenzó a llorar Draco. Harry de pronto se sintió culpable de haber gritado a su gran amigo. Caminó tambaleándose, tratando de decidir hacia cual de los dos Draco que veía tenía que acercarse a consolar.
-Yaaaaaaaaaaa -le dijo dándole palmaditas en la espalda cuando hubo alcanzado al Draco real-. Si ya estaba v-vacía. No te preocupes Draco amiiigo.
-¡Haaaaarrryyyyy! -le dijo Draco dándole un abrazo.
-¡Vamos a bañaaaaarnos! ¿¿¿Yaaa??? -le dijo Harry tirándolo hacia el agua (a ese paso, ambos estaban solamente en ropa interior)-. ¡¡¡El último en llegar a la hiedra esa es Trelaaaaawneeeeeey!!!
Ambos se metieron al agua riendo y salpicando. Como la profundidad a lo largo del túnel no era muy grande, no tuvieron problemas para llegar, entre nadando y caminando hacia la cortina de hiedra. Cualquiera que los hubiera visto pensaría que eran dos niños de diez años. Se tiraban agua, se empujaban y se colgaban de la hiedra balanceándose como si fueran monos.
Estuvieron por varias horas así. Habían olvidado completamente la hora. De pronto, a eso de las seis de la tarde, comenzaron a sentir frío.
-Yo ... me ... voy ... a ... salir ... -dijo Draco tiritando (ambos tenían los labios azules, aunque en la semi penumbra del túnel no lo hubieran notado).
-¿Tan ... pronto? -le respondió Harry tiritando también-. ¡Andaaaaaaaa! ¡Otro ... ra-t-t-tito ... más!
-Es ... que ... t-t-tengo ... f-frío... -se quejó Draco tiritando, mientras trataba de taparse el torso con los brazos.
-Que ... f-fome ... q-que ... eres ... -le respondió Harry decepcionado, aunque se dio cuenta de que también tenía frío-. Bueno ... salgá ... monos ... un ... ra-t-tito.
Ambos caminaron hacia las rocas, tiritando como locos. Además de tener mucho frío, se sentían un poco desorientados. Los dos sentían que había algo que debían recordar, pero no lo conseguían. Se sentían por sobre todo soñolientos. Deseaban dejar de sentir frío, dormir un rato, y después pensar en lo que fuera que hubiera que pensar.
-¡Hay! -exclamó Harry cuando caminaba por las piedras hacia su ropa. Se había lastimado un pié con uno de los vidrios.
-¡Hay! ¿Qué...? -comenzó a preguntar Draco al pisar uno de los vidrios también. Luego pareció recordar lo de la botella-. Ha-harry ... son ... v- vidrios.
-¡Si ... sé ... que son ... v-vidrios! -le respondió Harry mientras comenzaba a ponerse su ropa.
-Mejor ... paré ... monos ... más ... allá ... -le dijo Draco mostrándole una dirección a algunos metros de donde estaban.
-B-bueno -le respondió Harry. Ambos tomaron su ropa y salieron del área con vidrios quebrados, no sin antes hacerse algunos cortes más en los pies. Finalmente, se terminaron de vestir. Se sentaron un poco confundidos y con frío, dentro de sus ropas todavía mojadas.
-¿Qué ... ha-hacemos ... a-a-ahora? -preguntó Harry.
-No ... séeeeeeee -respondió Draco con un amplio bostezo que no intentó disimular. No esperó la respuesta y se acostó en las piedras cerrando los ojos.
-Hey, D-draco, desp-p-pierta -le dijo Harry moviéndole el hombro.
-¡Deja dormir, Haaaaarry! -le respondió Draco molesto, dándose vuelta hacia el otro lado.
Harry lo miró. También sentía una sensación de mareo y aturdimiento. No tenía deseos de pensar. 'Si ... dormir...' se dijo dentro de la confusión en la que se encontraba su cabeza. Finalmente se acostó sobre las piedras y también se quedó dormido.
Harry tuvo un sueño agitado. Vio a Voldemort darles órdenes a dos de sus mortifagos, después de haberlos torturado. Pero estaba confundido, y no logró entender lo que hablaban. Vio salir una lechuza, llevaba algo atado. Vio reír al señor tenebroso, dentro de la confusión de su pesadilla. Otro mortifago entró cuando los otros dos se iban. El recién llegado fue interrogado. Algo le resultaba familiar en él, pero era incapaz de recordar. Al rato, ese mortifago también salió.
Harry abrió un ojo y se llevó la mano a la cicatriz. ¿Cuál era ese lugar frío, oscuro e incómodo en el que se encontraba durmiendo? Pero le dolía la cabeza, y se sentía muy cansado, confundido y soñoliento. Finalmente se dio vuelta y cerró los ojos, durmiéndose nuevamente.
Ya estaba oscuro cuando Snape se apareció en las afueras de Hogwarts. Venía preocupado. Voldemort ya sabía que Potter y Malfoy se encontraban en el colegio. Pero, afortunadamente, se había tragado su cuento: no podía sacarlos de ahí para llevárselos a él, con Dumbledore metido en el medio. Una vez más -por suerte- había logrado engañarlo.
Pero había visto a Lucius y Narcisa. Habían estado con Voldemort. Y había visto su siniestra cara de placer cuando ellos habían dejado el lugar. Estaba planeando algo, eso era seguro, y Snape esperaba que Pomfrey hubiera llegado a tiempo. Esperaba él mismo poder llegar a tiempo, para evitar lo que fuera que Voldemort planeaba hacer. 'Tal vez ya lo hizo' se dijo preocupado, mientras atravesaba las rejas de Hogwarts. Comenzó a correr hacia el castillo, temiendo lo que pudiera encontrar.
Cuando llegó a la enfermería, la encontró oscura. Al principio, pensó que los chicos estarían durmiendo. Aunque resultaba extraño por lo temprano que era (recién las nueve de la noche). Prendió una luz y comprobó con horror que no había nadie. Los chicos no se encontraban ni en la enfermería, ni en el baño, ni en el despacho. Y la entrada hacia el dormitorio de la señora Pomfrey se encontraba cerrada, y no parecía haber sido tocada. ¿Dónde se habrían metido? De pronto miró hacia la ventana, y vio a dos lechuzas desconocidas paradas en el marco de la ventana, esperando que alguien les abriera para entrar. Cuando les abrió, ambas lo miraron con cara de "por fin".
Una de las lechuzas tenía una nota y un paquete atados. La otra, solo una nota.
Sacó las notas y el paquete y ambas lechuzas emprendieron el vuelo de inmediato. Cerró la ventana.
La nota que venía sola tenía su nombre. Era de Albus Dumbledore.
Severus,
Poppy me ha informado que tuvo que viajar a Francia de improvisto, estando su hermana gravemente enferma. Como por ahora no puedo mandar a nadie para que cuide de los niños, te pido que te hagas cargo tú por un par de días.
Sé que esto te complica, pero trataré de que sea por el menor tiempo posible. Envíame una lechuza si ocurre cualquier cosa.
Albus.
Snape tuvo que leer tres veces la nota para convencerse de que eso estaba de verdad pasando. 'No Puede Ser', se dijo indignado. ¿Cómo podía ALBUS, que se decía su AMIGO, hacerle esto a ÉL? Y justo ahora que Voldemort SABÍA que ambos chicos estaban en Hogwarts. Justo ahora que tramaba algo. ¡Justo ahora que no tenía idea donde se encontraban! ¿Dónde DIABLOS se habían metido ESOS?
De pronto recordó lo que la otra lechuza había traído. Miró la nota, era para Draco. Dudó unos segundos y finalmente la abrió. Se quedó helado con lo que leyó.
Querido Hijo,
Lamentamos mucho todo lo que ha pasado, y esperamos que donde sea que estés te encuentres bien. ¡Nos hubiera gustado mucho poder pasar tu cumpleaños contigo! Te enviamos nuestro regalo.
Cariños, Mamá y Papá
Snape estaba seguro de que esto no era nada bueno, y miró el paquete con desconfianza. Se preguntó nuevamente donde estarían los chicos. Ellos debían haber salido de la enfermería antes de que hubieran llegado las lechuzas, sino Malfoy hubiera abierto esa carta. Tal vez era una suerte que no hubieran estado...
Guardó ambas cartas en su bolsillo y procedió a abrir con cuidado el paquete. Contenía una caja de madera, finamente tallada y hermética. Con la varita lista en una mano, la abrió con la otra. Un gas salió de ella, un gas que reconoció de inmediato. Era un poderoso veneno. Con la experiencia que tenía en venenos, logró dejar de respirar apenas vio salir el gas de la caja. Trató de cerrarla, pero una vez abierta no se podía. La tiró al suelo y salió corriendo de la enfermería cerrando la puerta.
Una vez en el pasillo, se detuvo y respiró aliviado unas cuantas veces. Debía encontrar a Malfoy y a Harry. Temía que aquella "sorpresa" no hubiera sido la única. Pero, ¿dónde buscar? Por una parte se sentía enojado con ellos. Le habían prometido que se quedarían en la enfermería. Pero si le hubieran hecho caso... No quería ni pensarlo. Por mucho que le costara admitirlo, debía estar contento porque le hubieran desobedecido.
Se dirigió al laboratorio de fotos. Tal ves estaban aburridos y decidieron ir a curiosear un poco aprovechando su ausencia. Pero constató que no estaban, ni parecían haber estado (estaba todo tal cual). Pensó de nuevo... de pronto tuvo una idea: la biblioteca. Fue corriendo hacia allá, para encontrarse con que tampoco se encontraban ahí.
Snape comenzaba a sentirse preocupado, y muy cansado. El castillo era inmenso, y estaba completamente solo. De pronto recordó a los elfos, y eso le dio una idea. Seguramente les había dado hambre, y habían buscado a uno de ellos para que les diera algo de comer. Decidió ir a mirar a la cocina. Así, si no estaban ahí, al menos podía preguntarles si los habían visto, y pedirles que lo ayudaran a buscar.
Cuando llegó a la cocina, se encontró con un par de elfos (Dobby, y otro que se llamaba Galdy) que conversaban, todos los demás se habían ido a dormir.
-¿Necesita algo? -se apresuró en ofrecer Dobby.
-Estoy buscando a Potter y a Malfoy -respondió Snape-. ¿Alguno de ustedes los ha visto?
-¿Le ocurrió algo a Draco, señor? ¿Justo hoy? -le respondió Dobby, apenado y preocupado. Snape lo notó, y entonces recordó que Dobby solía ser uno de los elfos de los Malfoy.
-No lo sé, esperemos que no -le respondió Snape-. ¿Saben si alguno de los demás elfos los vio durante el día?
-Voy a llamarlos -se apresuró en ofrecer Galdy, desapareciendo.
-Dobby ayudará al señor Profesor Snape a encontrar a Harry Potter y a Draco Malfoy -le dijo Dobby-. Estoy seguro de que todos los demás elfos y elfinas ayudarán también. El señor no tiene que estar preocupado.
En ese momento aparecieron todos los demás elfos de Hogwarts, en una orquesta de "plops". Snape les tuvo que explicar nuevamente, y todos rápidamente se dividieron el castillo para buscar. Dobby insistió en acompañar a Snape mientras buscaba.
Cuando Dobby y Snape se encontraban bajando por la escalera de la torre de astronomía, se les apareció Winky.
-¡Los encontraron señor! -les informó.
-¿Dónde? -exclamó Snape.
-En el muelle subterráneo, señor -le respondió Winky, un poco titubeante. Snape comprendió que había algo que no se atrevía a decir.
-¿Cómo ... cómo están? -preguntó, mientras comenzaba a bajar la escalera lo más rápidamente que podía. Dobby y Winky lo siguieron corriendo por los peldaños para que no los dejara atrás.
-Mojados, señor. Y parecen dormidos. Y uno tiene sangre en la cara. -le informó Winky.
Snape corrió hacia el muelle subterráneo. Se preguntaba que diablos habían ido a hacer ahí. Por que diablos estaban AHÍ, DURMIENDO, MOJADOS y, por lo que contaba Winky, HERIDOS. Esperaba que no tuviera nada que ver con Voldemort...
Cuando llegó, todos los elfos estaban ahí, en la entrada del muelle. Habían prendido algunas antorchas. Se encontraban mirando a los jóvenes dormidos, sin atrever a acercarse. Snape se aproximó a Draco y Harry, seguido por Dobby y Winky. En el camino, notó la botella quebrada y levantó una ceja. ¿Qué demonios había ocurrido ahí?
Frunció el ceño al ver la herida de Draco en la mandíbula, y los varios cortes que tenían ambos cerca de la boca. Al tocarlos, notó que estaban helados, seguramente a causa de la ropa y los zapatos mojados que tenían puestos. Trató de despertarlos, sin resultados. Ambos gruñían y seguían durmiendo. Finalmente, perdiendo la paciencia y sacó la varita.
-¡Enervate! ¡Enervate!
Ambos jóvenes abrieron los ojos, y miraron desconcertados a los elfos y a Snape.
-¿Alguno de ustedes me puede explicar que significa esto? -les preguntó despacio, con voz amenazante.
Harry y Draco se miraron, y miraron a Snape. Ambos recordaban haber decidido ir a bañarse al muelle subterráneo, luego había aparecido Peeves y luego... luego habían encontrado ese vino... ¿Y luego? Ninguno de los dos veía más que una nebulosa en lo que había ocurrido después.
-Estoy esperando -les murmuró Snape mientras se cruzaba de brazos, con impaciencia.
-Nosotros... -se atrevió a decir Draco, sin saber que iba a decir. Tenía que decir algo, pero no tenía idea qué.
-¿Ustedes QUÉ?, Malfoy -preguntó Snape.
-Creo que se nos pasó la hora, señor -trató de ayudar Harry.
-¿Así que a los señores SE LES PASÓ LA HORA? -respondió Snape subiendo la voz. En ese momento Draco estornudó.
-Por favor no grite -le dijo Harry con cara de dolor. Había cerrado los ojos y sentía que se le iba a partir la cabeza. Draco estornudó de nuevo.
-GRITO CUANDO QUIERO, POTTER -le respondió Snape-. Y ahora respóndeme, ¿por qué están ambos aquí, mojados, heridos -dijo apuntando la cara de Draco- y A ESTA HORA? ¿Por qué, explícame, cuando me habían prometido QUE NO SALDRÍAN DE LA ENFERMERÍA?
En ese momento, Harry y Draco se miraron, y bajaron la cara. Estaban metidos en un problema y lo sabían. Harry se preguntó que hora sería, cuando vio que Draco miraba su reloj disimuladamente. Tragó saliva al notar que Draco ponía los ojos redondos (aparentemente, era más tarde de lo que Draco había pensado). ¿Cómo se les podía haber pasado la hora?
-¿No responden? -les preguntó Snape, burlonamente. Parecía más una afirmación que una pregunta-. Pues ya me lo contaran, se los aseguro. Ahora párense y acompáñenme.
Ambos se pararon con dificultad. Les dolía la cabeza, y se sentían con el cuerpo entumecido dentro de las ropas mojadas, después de haber dormido en el duro y frío suelo de piedras. Cuando estuvieron parados, ambos sintieron un agudo dolor en sus pies. Recordaron vagamente haber pisado pedazos de vidrio. Snape los quedó mirando mientras trataban de dar algunos pasos.
-¿Qué les pasa? -preguntó.
-Es que... pisamos vidrios señor -respondió Malfoy con cara de dolor. Snape miró los pedazos de botella, y luego a ellos. Y con su varita hizo aparecer unas camillas. Por muy enojado que estuviera con ellos, no iba a permitir que se hicieran más daño del que ya tenían. No sabía cuan profundas serían esas heridas en los pies.
-Suban ahí -les ordenó.
Ambos hicieron lo que les decía, y fue un alivio para ellos no tener que seguir apoyando los pies. Luego, Snape apuntó hacia las camillas con su varita y se las llevó flotando en el aire. Los demás elfos los siguieron, murmurando entre ellos.
Mientras tanto, Snape se preguntaba que haría ahora. No recordaba haberse encontrado antes en una situación como aquella. Estaba solo, en Hogwarts, y con dos chicos heridos (y que Voldemort quería matar). La señora Pomfrey estaba en Francia, Albus el alguna secreta misión en algún remoto lugar, y la enfermería llena de gas venenoso... ¿Qué demonios esperaba Albus que hiciera? Trató de calmarse y de pensar con calma. '¿Que haría Albus en mi lugar?, se preguntó.
Harry y Draco en cambio, tiritaban cada uno en su camilla. Ocasionalmente uno estornudaba, y a ambos les dolía mucho la cabeza. Harry se tocaba sus manos adoloridas, y Draco el corte de su mandíbula. No se sentían bien, y ambos rogaban para que Snape los dejara con la señora Pomfrey y se olvidara de ellos. Lo único que querían en ese momento era ponerse ropa seca, que la señora Pomfrey les curara las heridas, les diera una poción para el dolor de cabeza, y que los dejaran dormir...
Mientras tanto, Snape ya había encontrado la respuesta. Lo único que podía hacer era curarlos él mismo, y mantener los ojos sobre ellos hasta que Albus lo sacara del problema en el que lo había metido. Ya no podía llevarlos hacia la enfermería, así que decidió llevarlos a la parte del castillo donde vivía él. Necesitaría la ayuda de algunos elfos, para habilitarles un lugar donde pudieran dormir. Se volvió hacia la procesión de elfos que lo seguía. Al ver que los miraba, varios elfos se acercaron rápidamente, entre ellos Dobby y Galdy.
-¿Podemos ayudarlo, señor? -preguntó Galdy, deseoso por demostrarse útil.
-Si, necesitaré que lleven un par de camas a mis aposentos -le respondió. De inmediato los elfos desaparecieron. Solo Dobby se quedó. Miraba ocasionalmente a Draco, con expresión de "lamento lo que le está pasando, ex amo". Dobby le tenía mucho odio a Lucius Malfoy, pero no a Draco. Sabía que si el chico era como era, era por los padres que tenía. Recordaba que ese día era su cumpleaños, y todavía no comprendía bien por qué razón se encontraba en Hogwarts. Le había extrañado verlo inconsciente en la enfermería, y se preguntaba que habría ocurrido en su ex casa.
Cuando Snape dijo eso a los elfos, Draco y Harry se miraron con la misma expresión de miedo y desconcierto. ¿Habían entendido bien? ¿Había pedido Snape que le llevaran DOS CAMAS, y a SUS APOSENTOS? En ese momento ambos se dieron cuenta que el camino por el que transitaban no era aquel que llevaba hacia la enfermería, sino a las mazmorras. Entonces comprendieron que habían entendido bien.
¿Qué estaba ocurriendo?, se preguntaron ambos. ¿Por qué Snape no los llevaba a la enfermería? ¿Acaso significaba eso que la señora Pomfrey no había llegado?
Draco y Harry se miraron desolados. Habían llegado a la misma conclusión. Por más terrible que pareciera, se tendrían que quedar con Snape.
N/A: ¿Cómo creen que será esa convivencia? Solo el diablo lo sabe muahahaaaaaaaaaa =) ¿Quién creen ustedes que lo lamentará más? ¿Snape? ¿Draco? ¿Harry? ¿¿¿Dobby??? ¿¿¿¿¿Peeves?????
