Muchos saludos a todos, después de tantos días. A este capítulo le costó
mucho ver la luz, ya que mi vida se ha vuelto caótica. Fue escrito a
pedazos, en los momentos en que pude escribir.
Gracias a Francia, por sus valiosos aportes. Siempre tan oportuna y rápida :)
Naiko: gracias por tu review ^_^ En este capítulo va un poquito de Sirius, dedicado para ti especialmente. Aparecerá más extensamente en uno o dos capítulos, según mis cálculos.
sailorangi: gracias por tus reviews :-) La curadera no fue del todo muggle, ya que el vino de colacuminata solo se hace en el mundo de los magos. Lo que pasó por la cabeza de Snape, cuando Harry y Draco le dieron las gracias fue "al fin y reconocen lo que hago por ellos". Por el misterio de las fotos, no te preocupes. Todo se va a saber en algún momento, pero no quiero embarrar la sorpresa ^_~. Cuando confesaron, Snape no estaba preocupado de indagar sobre las pasadas travesuras de Potter. Lo que quería era saber que diablos les había ocurrido, solo eso. Tus supuestos sobre lo que ocurrirá están bastante acertados, felicitaciones. Por lo de la "una de la mañana", en realidad suena bien de ambas formas, creo. Yo en general especifico "de la mañana" o "de la tarde", aunque sea obvio. Se evitan malentendidos, sobre todo si el que escucha no está muy concentrado. Pero dado que era de noche, el "de la mañana" estaba de más, lo reconozco ._. Por lo de los sueños de Harry, creo que son en tiempo real. Se conecta con la mente de Voldemort, en momentos en que este último tiene sus pensamientos más crueles. Snape está leyendo el libro de adivinación por motivos ajenos a Harry ;) Pero eso se sabrá en algunos capítulos más. Aquel libro volverá a aparecer jejeje. Snape no tiene sentimientos paternales en este fanfiction (aunque reconozco que hay ff muy buenos y entretenidos en que así es). Le deseó buenas noches, porque hasta un tipo frío y cruel como él se da cuenta de que el pobre chico no tuvo una buena noche, hasta ese momento. Supongo que a Snape tampoco le gusta soñar con Voldemort. ¿Quién desearía soñar con Voldemort? En todo caso, se ve lindo Snape siendo amable y tierno, coincido contigo ^_^ (me encanta Snape). Lo de las semillas, es absorción a través de la piel, como las cremas con vitaminas supongo. Así, la poción llega a la sangre sin necesidad de que se la beban. Si, piensa conseguir sangre de Sirius, aunque todavía no sabe como ¬_¬ Pero la sangre llegará jejeje. No se me había ocurrido eso de la sangre a distancia. Buena idea, aunque no es lo que tenía planeado y prefiero apegarme a mi punteo. ¡Espero que este capítulo te guste!
Capítulo 19 Propósitos
Severus Snape se encontraba pensando en posibles planes para obtener sangre de Black, cuando alguien llamó a su puerta. 'Ese debe ser Albus', pensó al reconocer la forma de tocar (Además, nadie más sabía entrar a su estancia, aparte de los elfos).
-Pasa, Albus -lo invitó.
Albus Dumbledore entró sonriendo, aunque en sus ojos se podía ver que estaba preocupado. Snape desapareció unos libros que ocupaban la silla frente a su escritorio y le hizo señas para que se sentara.
-Gracias Severus -dijo Dumbledore tomando asiento-. ¿Y qué tal van las cosas por acá? Tu lechuza me dejó preocupado...
-Han pasado algunas cosas, y también estoy preocupado. Verás... En primer lugar, ayer fui convocado. Cuando volví, noté que los chicos habían estado bebiendo y nadando. Estaban heridos y se enfermaron -comenzó a explicar Snape. Dumbledore lo miró inquieto.
-¿Cómo así?
-Pues se cortaron con una botella quebrada, y están resfriados. De hecho creo que Draco, a pesar de la poción que le di, está más que resfriado, ya que anoche estuvo con fiebre. El asunto es que como tú debes saber, Albus, yo no soy medimago. Los curé lo mejor que pude, pero creo que sería bueno que volviera la señora Pomfrey -contestó Snape. Dumbledore suspiró.
-No sé cuando Poppy pueda regresar, Severus. ¿Dónde están los niños?
-Los acomodé en la mazmorra que está justo debajo -le contestó Snape. Dumbledore abrió desmesuradamente los ojos, no pudiendo creer lo que acababa de oír.
-¿En las mazmorras de abajo? Pero Severus...
-Sé lo que me vas a decir, Albus. Pero créeme que era la mejor solución. Solo deja que te explique... -lo interrumpió Snape.
-Está bien.
-Ayer, Los padres de Malfoy intentaron matar a su hijo -comenzó a explicar, mientras notaba que los ojos del anciano se ensombrecían-. Le enviaron una lechuza con una caja con un veneno volátil muy poderoso. Por suerte la lechuza no alcanzó a localizar a los chicos en el castillo y fui yo quien la recibió, cuando venía llegando a la enfermería. Si Malfoy hubiera abierto esa caja, ahora estaría muerto. Y probablemente Potter también, o cualquiera que hubiera estado con ellos
Snape sacó la caja que había contenido el veneno, y la carta que la acompañaba, de un cajón. Se las entregó.
-Ya veo... -respondió Dumbledore con voz apagada, mientras miraba las evidencias.
-Es por eso que tenía que dejarlos en un lugar sin ventanas. Y la mazmorra de abajo está justo debajo de ésta, así podría yo estar cerca, ante cualquier eventualidad.
-Está bien, Severus -le contestó Dumbledore con una sonrisa comprensiva-. ¿Y donde están ahora?
-Ahí mismo, en cama -contestó Snape.
-¿Qué acaso no piensas dejarlos salir de ahí, Severus? -se inquietó Dumbledore.
-Están enfermos y heridos, Albus. Tenían unos cortes en los pies y tuve que ponerles puntos. No es bueno que caminen por ahora.
-Pero podrían descansar en otra parte, Severus.
-Pensé que ahí estarían seguros -contestó Snape-. Pero si quieres los pongo en otra parte.
-Creo que sería adecuado, aunque sea durante el día -contestó Dumbledore. Luego, comprendiendo la expresión de molestia en los ojos negros agregó-: sé que no quieres tener que vigilarlos, Severus. Pero guardarlos en un cajón con llave no está bien. Piensa que solo será por algunos días, hasta que encuentre otra solución.
-No se si pueda soportar cuidar a Potter y a Malfoy todo el día, Albus. El poco tiempo que llevo con ellos ha sido una constante lucha. Se pelean, se meten en problemas, y hacen de un arte el poner a prueba mi paciencia. Anoche tuve que darles Veritaserum para que me dijeran qué les había pasado.
-¿Les diste Veritaserum? -contestó Dumbledore mirándolo con incredulidad-. ¡Pero son niños, Severus!
-Estaban heridos, Albus. Y después de lo del ataque con veneno, necesitaba saber que les había ocurrido. Y ninguno de los dos quería hablar -explicó Snape, molesto-. Si estoy a cargo de mantenerlos a salvo, no puedo permitir que me lo oculten si se ponen en peligro.
-Está bien, Severus -suspiró Dumbledore-. Pero trata de tener un poco más de paciencia y tino. Si no te querían contar, era porque tenían miedo de tu reacción. Trata de que confíen en ti, y no uses esos... métodos... a menos de que sea por fuerza mayor.
-Como usted diga, señor director -contestó Snape en un tono mordaz. Si era tan fácil, ¿por qué no se encargaba él?
-Severus... -continuó Dumbledore sonriendo conciliatoriamente-. No se trata de que te tomes esto como una orden, o una maldición. Piensa que es un favor que me estás haciendo a mi, que soy tu amigo. Y míralos como a dos personas con las que tienes que convivir, por unos pocos días, y a las que tienes que proteger.
Snape suspiró resignado.
-Como tu digas, Albus. Trataré de tener más paciencia con ellos.
-Así me gusta, Severus. ¿Y qué es eso de que "el otro tuvo una inquietante pesadilla"?
-A si... -recordó Snape de pronto-. Potter tuvo una pesadilla anoche. Al parecer es de esas "visiones" que tiene, como cuando vio el "accidente" de Malfoy. Por lo que le entendí, vio anoche a Voldemort sacando el tarot, y por él se enteró de que Malfoy seguía vivo. Convocó a los Malfoy, y les ordenó que reclamaran a su hijo legalmente ante el ministerio, y que se lo llevaran.
-¿Dio Harry algún detalle?
-No. ¿Qué se puede hacer, Albus? ¿Podemos negarnos a entregarlo?
-No -contestó Dumbledore apesadumbrado-. A menos que...
-¿Qué?
Dumbledore pasó un dedo por la carta de los padres de Draco Malfoy, con un nuevo brillo en los ojos.
-No podemos guardarlo aquí legalmente, Severus. Pero tal vez podríamos conseguir que los Malfoy le entreguen la custodia del joven a algún otro pariente.
-Ellos no harán eso, Albus -lo interrumpió Snape, como si estuviera diciendo tonterías.
-No voluntariamente. Pero si con eso evitan ser acusados de intento de homicidio...
Snape comprendió de pronto. Los Malfoy habían intentado matar a su hijo. ¡Y tenían pruebas!
-Ya comprendo ¿Y tienes a algún pariente del chico en mente?
-Creo que se me ocurre alguien. Hay una joven auror entre nuestros aliados, que según entiendo es una prima lejana de Draco Malfoy. Ella misma nos comentó con desagrado su parentesco con los Malfoy en una ocasión. Debe ser algo así como la hija de una prima segunda de su madre. Habría que obligar al padre de Draco a firmar un documento legal en que entregue el cuidado de Draco a esta parienta, a cambio de no denunciarlo por el intento de asesinato.
-Es una lástima perder semejante oportunidad de meter a Lucius Malfoy en Azkaban -comentó Snape con pesar.
-Si, pero peor sería dejarlo que matara a su propio hijo. ¿Cómo está el chico de ánimo?
-No está tan mal, pero está triste. Incluso me pidió que le diera la caja y la carta. ¡Imagínate la clase de recuerdo de sus padres que el insensato quería conservar! Pero al menos su relación con Potter no ha sido tan mala. Se han peleado bastante, pero creo que se comienzan a llevar bien.
-Por lo que me cuentas, ayer pasaron el día juntos bebiendo y nadando.
-A eso me refiero. Y anoche, Potter me habló de él llamándolo "Draco".
-Creo que le haría bien a Draco hacerse amigo de Harry. ¿No crees Severus? -comentó Dumbledore con una sonrisa divertida.
-Prefiero guardarme mi opinión -contestó Snape en un tono que daba a entender que no estaba de acuerdo, y sin compartir en lo más mínimo la sonrisa del anciano. Sin embargo, debía admitir que, bajo la influencia de alguien como Potter, era muy poco probable de que Malfoy se pasara al lado de Voldemort. Eso si Voldemort lo quisiera entre sus mortifagos, claro (cosa muy improbable dado los recientes acontecimientos).
-Deja que los muertos descansen, Severus. Harry no es James -comentó Dumbledore con pesar-. Bueno, me llevo la carta y la caja, y mañana resolveré lo de Draco. Tengo unos amigos en el ministerio que me ayudarán con el papeleo sin hacer publicidad. También hablaré con la joven.
-¿Quién es? ¿La conozco?
-No. Pero, aunque llegó hace poco al grupo, es de fiar no te preocupes -contestó Dumbledore con una amplia sonrisa avezada. Se llama Laure Walters.
-No me suena. ¿Querrá hacerse cargo de Draco? -preguntó Snape en un tono de duda.
-Voy a hablar con ella y a explicarle todo. Confío en que comprenderá -respondió Dumbledore tranquilizadoramente (a Snape le quedó claro que el viejo mago sabía lo que estaba haciendo)-. No me puedo quedar mucho tiempo, Severus. Pero me gustaría ver a Harry y Draco antes de irme.
-Está bien, vamos. Pero antes de que vayamos te quiero explicar algo. Les pedí que se quedaran en cama todo el día, en silencio, pelando y contando semillas -comenzó a explicar Snape. Dumbledore lo miró con curiosidad-. Se supone que después de lo que hicieron ayer, de las numerosas peleas que han tenido, y de otro acontecimiento del que no te he hablado, tenía que castigarlos de alguna manera. Así que aproveché eso para obligarlos a descansar, y puse unas pociones que necesitaban en las semillas que tenían que pelar, para que las absorbieran a través de la piel y no tener que luchar con ellos. Además les pedí que no hablaran, porque no quería que Potter le contara a Malfoy lo del sueño.
-Está bien, Severus -contestó el anciano con voz comprensiva-. No me tienes que dar tantas explicaciones. Si te los dejé es por que confío en ti.
-A veces no lo parece -murmuró Snape para si mismo, pero el otro lo escuchó.
-Confío en ti. Cuando te doy un consejo, Severus, es para ayudarte -contestó Dumbledore, dándole unos golpecitos en la espalda-. Ahora vamos a verlos.
Mientras tanto, Harry y Draco continuaban pelando semillas. Ambos se veían bastante más repuestos, y sospechaban que aquellas semillas habían tenido algo que ver (Las manos de Harry estaban teñidas de un color verdoso, mientras que las de Draco estaban amarillas, a pesar de que las semillas de ambos eran las mismas).
Los dos se divertían de vez en cuando, tirándose una que otra semilla (teniendo el cuidado de tirarla de vuelta cada vez, ya que sospechaban que a Snape no le haría gracia), mientras Winky no miraba. La elfina se encontraba sentada, aparentando de vez en cuando que se quedaba dormida, a fin de dejar jugar a los chicos. Sabía perfectamente que cada vez que cerraba los ojos, ellos comenzaban a jugar, y ella no iba a impedírselos. Recordaba con tristeza al hijo de su ex amo, el señor Crouch, al que había cuidado durante tantos años, desde que era niño.
Estaban en lo mejor de un partido de tenis entre cama y cama, usando las tapas de los frascos como raquetas, cuando aparecieron en el umbral de la puerta Dumbledore y Snape. El juego terminó al instante, con Harry pelando rápidamente la semilla que habían usado de pelota, mientras Draco comenzaba a pelar y contar semillas con fingida concentración y la elfina abría de inmediato los ojos.
Dumbledore miró a los chicos divertido, mientras Snape conservaba una cara de neutralidad (solo el primero había alcanzado a divisar el juego).
-¡Buenas tardes Winky! -saludó Dumbledore a la elfina, luego se dirigió a los jóvenes-. Buenas tardes Harry. Buenas tardes Draco. ¿Cómo se sienten?
Harry y Winky lo saludaron con alegría; el primero, claro, sin decir una palabra por la presencia del profesor de pociones, conformándose con mover la mano y sonreír, mientras Draco respondía con una leve inclinación de cabeza, ya que nunca se había sentido cómodo en la presencia de Albus Dumbledore. Harry miró a Snape, como preguntándole si debía (o, más bien, podía) responder.
-Está bien, pueden hablar -dijo Snape molesto.
-Salvo por algunas heridas, yo estoy bien -contestó Harry de prisa-. ¿Vino solamente usted? -agregó con una expresión que dejaba a entender al anciano que estaba hablando de su padrino.
-Si, vine solo -contestó Dumbledore-. ¿Cómo te sientes, Draco?
-Bien... -contestó Draco sin saber muy bien qué decir-. ¿Le dijeron lo de... ? -continuó mirando por turnos a Snape y Dumbledore, dudando en el modo como continuar la frase.
-Si, el profesor Snape ya me contó -le contestó Dumbledore con una voz que dejaba entender que se sentía involucrado con lo que había ocurrido-. Nos preocuparemos de eso.
-¿Cuándo vuelve la señora Pomfrey? -interrumpió Harry.
-No lo sabemos, Harry -contestó Dumbledore con voz triste-. Poppy está cuidando a su hermana, que por desgracia se encuentra gravemente enferma, y por ahora no puede volver. -Luego continuó, mirando a ambos chicos:- por ahora el profesor Snape se quedará con ustedes, y quiero que me prometan que le harán caso en todo. Me a contado de sus... su conducta y no quiero que se repita. ¿Estamos de acuerdo?
Harry y Draco miraron un poco incómodos a ambos adultos, uno de los cuales se encontraba callado, con los brazos cruzados, confundiéndose con el fondo y sin participar en la conversación, y luego dijeron que sí con la cabeza. Luego Harry le hizo signos para que se acercara. Dumbledore se acercó para que Harry pudiera hablarle al oído.
-¿Cómo está mi padrino? -murmuró Harry.
-Bien -murmuró Dumbledore al oído del chico (haciéndole cosquillas en la oreja con su barba)-. Y te manda saludos. Vendrá a penas pueda, y tratará de pasar a buscar tus cosas para traértelas. ¿Algo más?
-Si... -agregó Harry dudando un poco como formular lo que quería preguntar- ¿conoce usted algún hechizo para curar cortes?
-No, lo siento -murmuró el anciano con pena-. Pero estoy seguro de que el profesor Snape hizo un buen trabajo, ya que no es primera vez que tiene que hacer algo así. Solo hazle caso en todo, y te pondrás bien. ¿Ok?
-Bueno... -contestó Harry resignado.
-Bien, será mejor que me vaya -dijo Dumbledore volviendo a hablar en voz alta-. Cuídense mucho y no olviden lo que les pedí. Luego se dirigió a Snape y le murmuró al oído-: por favor no los dejes todo el día encerrados aquí.
Snape asintió con la cabeza. Luego Dumbledore le sonrió y en voz alta agregó:
-No te preocupes por acompañarme, Severus, Conozco el camino.
El resto de la tarde transcurrió igual que la mañana para los chicos. Aunque los juegos de la mañana no se repitieron con tanta frecuencia, ambos comenzaban a sentirse más a gusto en la presencia del otro. Cuando llegó la hora de la cena, Harry y Draco habían terminado con sus semillas. Habían contado 75598 y 76044 respectivamente (lástima que en ambas cajas había 75897 semillas; pero eso no tenía ninguna importancia, ya que eso ni Snape lo sabía). Dobby estaba con ellos en ese momento, para permitir a Winky que fuera a descansar (durante todo el día había ido a relevarla, para no dejar a uno de los chicos solos cuando uno de ellos tenía que salir).
Después de comer, Snape llegó a verlos. Constató aliviado que ambos se encontraban mejor. Si la noche no traía nuevas sorpresas, no habría problema en que los jóvenes se levantaran al otro día. Aceptó las semillas y el recuento sin comentar nada, y permitió que el elfo se fuera a descansar.
Cuando se hubo ido, les preguntó si querían alguna poción para el dolor. Pero como a ninguno le dolía nada, se fue recomendándoles que lo despertaran si algo sucedía.
Cuando quedaron solos, ambos chicos comenzaron a hablar.
-Por fin... -comentó Harry.
-Si, vaya día aburrido.
-¿Nos dejará por fin salir mañana? ¡siento como si hubiera estado en esta mazmorra por siglos! Aquí adentro no se sabe si es de día o es de noche. Uno pierde la noción del tiempo.
-Espero que no se le ocurra dejarnos aquí encerrados. Al menos no tiene por qué quejarse por nosotros hoy. Hicimos todo lo que nos pidió.
-¿Y qué haremos si se le ocurre dejarnos encerrados?
-Hay que pensar en algo... -murmuró Draco concentrado.
-¿Qué se te ocurre?
-Nada todavía.
-Habría que distraer al elfo, si nos deja vigilados.
-Harry... Y si lográramos escaparnos un rato ¿qué haríamos? ¿dónde iríamos?
-Buena pregunta... Sin beber, me encantaría ir a nadar. Aunque también me gustaría jugar Quidditch. Lástima no tener mi escoba. -comentó Harry con pesar.
-Yo tampoco tengo mi escoba -agregó Draco triste.
-Pero, si lográramos salir, podríamos usar un par de escobas del colegio.
-¿Tú crees? -preguntó Draco dudoso.
-Estoy seguro -dijo Harry sonriendo-. Cuando llegué, saqué una del armario de las escobas, volé un rato, y luego la dejé donde mismo. Solo necesito llevar mi varita para poder abrirlo.
-Ah -suspiró Draco, lamentando cada vez más no tener una varita.
-No te preocupes, Draco. Yo me encargo de esa parte -dijo Harry a modo de consuelo-. Ahora nos queda ver que hacemos para poder salir.
-¿Y si inmovilizamos al elfo? ¡Tienes una varita!
-No sé... -contestó Harry dudando-. Los elfos también hacen magia, y no creo que uno de ellos se deje inmovilizar con un hechizo sin hacer nada.
-Pero si es Winky, podemos inmovilizarla cuando se quede dormida -dijo Draco sonriendo y encogiéndose de hombros-. Así, la dejamos aquí bien tranquila, mientras salimos a estirar las piernas. Luego volvemos y le modificamos la memoria.
Harry lo miró sorprendido, por la sangre fría que demostraba.
-Yo puedo hacerlo si tu no quieres -agregó Draco viendo su cara. Pero me tendrías que dejar usar tu varita.
Harry lo miró con el ceño fruncido, sin contestar.
-Vamos, Harry. No le haremos daño al elfo. Y si no volamos muy alto, nadie tiene porqué vernos.
-Está bien -accedió Harry finalmente.
-¿Hecho entonces?
-¡Hecho! -contestó Harry sonriendo, ante la perspectiva de volar un rato al otro día.
-Buenas noches entonces, Harry -dijo Draco acostándose y cerrando los ojos.
-Draco... -comenzó a decir Harry. Luego se detuvo. Había tenido la intención de contarle lo del sueño. Pero de pronto se dio cuenta de que Draco no tenía idea de sus "sueños" con Voldemort. Y tal vez no sería buena idea contarle nada sobre esa extraña capacidad todavía. Con un Malfoy, uno nunca sabía...
-¿Qué? -preguntó Draco abriendo los ojos nuevamente.
-Buenas noches -contestó Harry finalmente, acostándose y dándole la espalda-. Que duermas bien.
-Tú también, Harry -contestó Draco sonriendo.
La mañana siguiente encontró a Dumbledore saludando amenamente a un perro que bebía agua del lavaplatos, al entrar a una cocina.
-Buenos días Hocicos -saludó el anciano alegremente.
-Buenos días Albus -contestó Sirius, transformándose en hombre al ver quién era. Casi inmediatamente agregó-. Por fin podemos hablar. ¿Cómo estaba Harry?
-Está bien, aunque con algunas heridas que el mismo se hizo.
-¿Herido? -preguntó Sirius preocupado.
-Si, pero Snape lo está cuidando, no te preocupes -se rió el anciano.
-ESO, es precisamente lo que me preocupa -gruñó Sirius, muy parecido a como lo hubiera hecho un perro.
-No tienes nada de que preocuparte, Severus lo está cuidando muy bien -contestó Dumbledore divertido-. Tal vez demasiado bien... -agregó dudoso.
-¿Demasiado bien? -preguntó Sirius extrañado-. ¿A que te refieres?
-Sobreprotección. A eso me refiero. Creo que tiene demasiado miedo de que algo les pase. Me refiero a Harry y al chico que salvaste, Draco.
-Ah -contestó Sirius extrañado-. De todos modos me hubiera gustado que me dejaras a mi cuidarlo.
-Lo siento, no puedo prescindir de ti -le contestó Dumbledore triste-. De hecho, ¿no deberías estar partiendo?
-Si, es verdad -contestó Sirius mirando la hora-. Deséame suerte, Albus.
-Que te vaya bien -le sonrió el anciano, mientras miraba la cola del perro negro desaparecer por la puerta. Luego agregó, hablando para si mismo:- yo también debería estar partiendo. Como odio a ese Lucius Malfoy... Solo espero que todo marche como lo planeamos.
Y con un suspiro, el mago desapareció.
Severus Snape se lavaba los dientes pensativo. ¿Qué diablos iba a hacer hoy, si tenía que estarse preocupando de Malfoy y Potter? Escupió con furia en el lavamanos. ¡Como deseaba volver a tener sus vacaciones para él mismo! Le hubiera gustado poder disponer del día como se le daba la gana, hacer sus cosas.
Pero Albus confiaba en él, y antes hubiera muerto que fallarle.
-¡Albus! ¿Qué harías tú si estuvieras aquí?
-No sé si te sirva -le respondió de pronto su espejo, mientras Snape se enjuagaba la boca-, pero si tú tuvieras al edad de ellos ¿qué querrías hacer?
-Tú no te metas -le respondió Snape.
El hombre salió pensativo del baño. Una solución sería dejarlos en cama, pero no tenía como justificarlo esta vez. También podía levarlos al laboratorio de fotografía, para que continuaran ordenando fotos. Pero eso significaba que los chicos tendrían que estar parados, caminando. No, esa tampoco era una solución, al menos por ahora.
Lo otro era llevarlos a la biblioteca, para que leyeran. Podría servir, al menos por algunas horas. Estarían sentados la mayor parte del tiempo, y él podría leer un rato mientras tanto. Pero y el resto del día, ¿qué?
Snape cerró los ojos y se frotó la sien. Ya se le ocurriría algo. Si solo esos chicos no buscaran los problemas... Miró la hora, ya era hora de que los fuera a despertar. Llamó a Winky, quien apareció de inmediato.
-¿Me llamaba, señor?
-Si. Trae por favor desayuno para mi y los jóvenes. Puedes dejarlo en la mesa, en una media hora más.
-Si señor.
La elfina desapareció al instante, y Snape se dirigió a la mazmorra de abajo, repitiendo en su mente lo que le había prometido a Albus.
Cuando Harry y Draco se despertaron, miraron intrigados a Snape. Ningún elfo venía con él. ¿Significaba eso que los dejaría salir?
-Buenos días -los saludó Snape tratando de parecer cordial-. ¿Cómo se sienten?
-Bien.
-Bien.
Contestaron ambos al mismo tiempo, como si se hubieran puesto de acuerdo. Esto hizo que ambos se rieran.
-¿Podemos levantarnos? -se atrevió a preguntar Harry.
Ambos chicos miraron al hombre con ojos expectantes.
-Si, justamente venía a decirles que se levantaran, y subieran a tomar desayuno. Pero antes, quiero que me respondan una pregunta, y con toda franqueza: ¿Tenían intenciones de hacer algo hoy, a escondidas mía? ¿Han planeado algo?
Ambos chicos se miraron.
-No, nada -mintió Draco.
-Pueden contarme -insistió Snape tratando de sonreír (sin resultado)-. No pasará nada, me digan lo que me digan. Y necesito asegurarme de que no correrán peligro.
-No hemos planeado nada -insistió Harry. No estaba tan loco como para contarle a Snape sobre la conversación de la noche anterior con Draco.
-Está bien.
El desayuno estaba silencioso. Snape miraba de reojo a ambos chicos cada vez que tomaban leche. Cuando ambos hubieron terminado, rompió el silencio:
-¿Tenían algún plan para hoy?
-Volar un rato -respondió Draco, antes de que se diera cuenta de lo que estaba diciendo.
-Jugar Quidditch -respondió Harry al mismo tiempo.
Ambos chicos se miraron sorprendidos, luego miraron los vasos vacíos de leche, y finalmente (con el ceño fruncido) miraron a Snape. Antes de que dijeran nada, Snape respondió:
-Está bien, entonces iremos al campo de Quidditch -dijo como si estuviera diciendo que el agua moja. Draco y Harry se miraron sorprendidos. ¿Habían oído bien?
N/A: que los que quieran pelea y lucha de poderes levanten la mano derecha, y los que quieran paz y armonía entre los personajes levanten la otra jajaja. Es una broma, claro.
Gracias a Francia, por sus valiosos aportes. Siempre tan oportuna y rápida :)
Naiko: gracias por tu review ^_^ En este capítulo va un poquito de Sirius, dedicado para ti especialmente. Aparecerá más extensamente en uno o dos capítulos, según mis cálculos.
sailorangi: gracias por tus reviews :-) La curadera no fue del todo muggle, ya que el vino de colacuminata solo se hace en el mundo de los magos. Lo que pasó por la cabeza de Snape, cuando Harry y Draco le dieron las gracias fue "al fin y reconocen lo que hago por ellos". Por el misterio de las fotos, no te preocupes. Todo se va a saber en algún momento, pero no quiero embarrar la sorpresa ^_~. Cuando confesaron, Snape no estaba preocupado de indagar sobre las pasadas travesuras de Potter. Lo que quería era saber que diablos les había ocurrido, solo eso. Tus supuestos sobre lo que ocurrirá están bastante acertados, felicitaciones. Por lo de la "una de la mañana", en realidad suena bien de ambas formas, creo. Yo en general especifico "de la mañana" o "de la tarde", aunque sea obvio. Se evitan malentendidos, sobre todo si el que escucha no está muy concentrado. Pero dado que era de noche, el "de la mañana" estaba de más, lo reconozco ._. Por lo de los sueños de Harry, creo que son en tiempo real. Se conecta con la mente de Voldemort, en momentos en que este último tiene sus pensamientos más crueles. Snape está leyendo el libro de adivinación por motivos ajenos a Harry ;) Pero eso se sabrá en algunos capítulos más. Aquel libro volverá a aparecer jejeje. Snape no tiene sentimientos paternales en este fanfiction (aunque reconozco que hay ff muy buenos y entretenidos en que así es). Le deseó buenas noches, porque hasta un tipo frío y cruel como él se da cuenta de que el pobre chico no tuvo una buena noche, hasta ese momento. Supongo que a Snape tampoco le gusta soñar con Voldemort. ¿Quién desearía soñar con Voldemort? En todo caso, se ve lindo Snape siendo amable y tierno, coincido contigo ^_^ (me encanta Snape). Lo de las semillas, es absorción a través de la piel, como las cremas con vitaminas supongo. Así, la poción llega a la sangre sin necesidad de que se la beban. Si, piensa conseguir sangre de Sirius, aunque todavía no sabe como ¬_¬ Pero la sangre llegará jejeje. No se me había ocurrido eso de la sangre a distancia. Buena idea, aunque no es lo que tenía planeado y prefiero apegarme a mi punteo. ¡Espero que este capítulo te guste!
Capítulo 19 Propósitos
Severus Snape se encontraba pensando en posibles planes para obtener sangre de Black, cuando alguien llamó a su puerta. 'Ese debe ser Albus', pensó al reconocer la forma de tocar (Además, nadie más sabía entrar a su estancia, aparte de los elfos).
-Pasa, Albus -lo invitó.
Albus Dumbledore entró sonriendo, aunque en sus ojos se podía ver que estaba preocupado. Snape desapareció unos libros que ocupaban la silla frente a su escritorio y le hizo señas para que se sentara.
-Gracias Severus -dijo Dumbledore tomando asiento-. ¿Y qué tal van las cosas por acá? Tu lechuza me dejó preocupado...
-Han pasado algunas cosas, y también estoy preocupado. Verás... En primer lugar, ayer fui convocado. Cuando volví, noté que los chicos habían estado bebiendo y nadando. Estaban heridos y se enfermaron -comenzó a explicar Snape. Dumbledore lo miró inquieto.
-¿Cómo así?
-Pues se cortaron con una botella quebrada, y están resfriados. De hecho creo que Draco, a pesar de la poción que le di, está más que resfriado, ya que anoche estuvo con fiebre. El asunto es que como tú debes saber, Albus, yo no soy medimago. Los curé lo mejor que pude, pero creo que sería bueno que volviera la señora Pomfrey -contestó Snape. Dumbledore suspiró.
-No sé cuando Poppy pueda regresar, Severus. ¿Dónde están los niños?
-Los acomodé en la mazmorra que está justo debajo -le contestó Snape. Dumbledore abrió desmesuradamente los ojos, no pudiendo creer lo que acababa de oír.
-¿En las mazmorras de abajo? Pero Severus...
-Sé lo que me vas a decir, Albus. Pero créeme que era la mejor solución. Solo deja que te explique... -lo interrumpió Snape.
-Está bien.
-Ayer, Los padres de Malfoy intentaron matar a su hijo -comenzó a explicar, mientras notaba que los ojos del anciano se ensombrecían-. Le enviaron una lechuza con una caja con un veneno volátil muy poderoso. Por suerte la lechuza no alcanzó a localizar a los chicos en el castillo y fui yo quien la recibió, cuando venía llegando a la enfermería. Si Malfoy hubiera abierto esa caja, ahora estaría muerto. Y probablemente Potter también, o cualquiera que hubiera estado con ellos
Snape sacó la caja que había contenido el veneno, y la carta que la acompañaba, de un cajón. Se las entregó.
-Ya veo... -respondió Dumbledore con voz apagada, mientras miraba las evidencias.
-Es por eso que tenía que dejarlos en un lugar sin ventanas. Y la mazmorra de abajo está justo debajo de ésta, así podría yo estar cerca, ante cualquier eventualidad.
-Está bien, Severus -le contestó Dumbledore con una sonrisa comprensiva-. ¿Y donde están ahora?
-Ahí mismo, en cama -contestó Snape.
-¿Qué acaso no piensas dejarlos salir de ahí, Severus? -se inquietó Dumbledore.
-Están enfermos y heridos, Albus. Tenían unos cortes en los pies y tuve que ponerles puntos. No es bueno que caminen por ahora.
-Pero podrían descansar en otra parte, Severus.
-Pensé que ahí estarían seguros -contestó Snape-. Pero si quieres los pongo en otra parte.
-Creo que sería adecuado, aunque sea durante el día -contestó Dumbledore. Luego, comprendiendo la expresión de molestia en los ojos negros agregó-: sé que no quieres tener que vigilarlos, Severus. Pero guardarlos en un cajón con llave no está bien. Piensa que solo será por algunos días, hasta que encuentre otra solución.
-No se si pueda soportar cuidar a Potter y a Malfoy todo el día, Albus. El poco tiempo que llevo con ellos ha sido una constante lucha. Se pelean, se meten en problemas, y hacen de un arte el poner a prueba mi paciencia. Anoche tuve que darles Veritaserum para que me dijeran qué les había pasado.
-¿Les diste Veritaserum? -contestó Dumbledore mirándolo con incredulidad-. ¡Pero son niños, Severus!
-Estaban heridos, Albus. Y después de lo del ataque con veneno, necesitaba saber que les había ocurrido. Y ninguno de los dos quería hablar -explicó Snape, molesto-. Si estoy a cargo de mantenerlos a salvo, no puedo permitir que me lo oculten si se ponen en peligro.
-Está bien, Severus -suspiró Dumbledore-. Pero trata de tener un poco más de paciencia y tino. Si no te querían contar, era porque tenían miedo de tu reacción. Trata de que confíen en ti, y no uses esos... métodos... a menos de que sea por fuerza mayor.
-Como usted diga, señor director -contestó Snape en un tono mordaz. Si era tan fácil, ¿por qué no se encargaba él?
-Severus... -continuó Dumbledore sonriendo conciliatoriamente-. No se trata de que te tomes esto como una orden, o una maldición. Piensa que es un favor que me estás haciendo a mi, que soy tu amigo. Y míralos como a dos personas con las que tienes que convivir, por unos pocos días, y a las que tienes que proteger.
Snape suspiró resignado.
-Como tu digas, Albus. Trataré de tener más paciencia con ellos.
-Así me gusta, Severus. ¿Y qué es eso de que "el otro tuvo una inquietante pesadilla"?
-A si... -recordó Snape de pronto-. Potter tuvo una pesadilla anoche. Al parecer es de esas "visiones" que tiene, como cuando vio el "accidente" de Malfoy. Por lo que le entendí, vio anoche a Voldemort sacando el tarot, y por él se enteró de que Malfoy seguía vivo. Convocó a los Malfoy, y les ordenó que reclamaran a su hijo legalmente ante el ministerio, y que se lo llevaran.
-¿Dio Harry algún detalle?
-No. ¿Qué se puede hacer, Albus? ¿Podemos negarnos a entregarlo?
-No -contestó Dumbledore apesadumbrado-. A menos que...
-¿Qué?
Dumbledore pasó un dedo por la carta de los padres de Draco Malfoy, con un nuevo brillo en los ojos.
-No podemos guardarlo aquí legalmente, Severus. Pero tal vez podríamos conseguir que los Malfoy le entreguen la custodia del joven a algún otro pariente.
-Ellos no harán eso, Albus -lo interrumpió Snape, como si estuviera diciendo tonterías.
-No voluntariamente. Pero si con eso evitan ser acusados de intento de homicidio...
Snape comprendió de pronto. Los Malfoy habían intentado matar a su hijo. ¡Y tenían pruebas!
-Ya comprendo ¿Y tienes a algún pariente del chico en mente?
-Creo que se me ocurre alguien. Hay una joven auror entre nuestros aliados, que según entiendo es una prima lejana de Draco Malfoy. Ella misma nos comentó con desagrado su parentesco con los Malfoy en una ocasión. Debe ser algo así como la hija de una prima segunda de su madre. Habría que obligar al padre de Draco a firmar un documento legal en que entregue el cuidado de Draco a esta parienta, a cambio de no denunciarlo por el intento de asesinato.
-Es una lástima perder semejante oportunidad de meter a Lucius Malfoy en Azkaban -comentó Snape con pesar.
-Si, pero peor sería dejarlo que matara a su propio hijo. ¿Cómo está el chico de ánimo?
-No está tan mal, pero está triste. Incluso me pidió que le diera la caja y la carta. ¡Imagínate la clase de recuerdo de sus padres que el insensato quería conservar! Pero al menos su relación con Potter no ha sido tan mala. Se han peleado bastante, pero creo que se comienzan a llevar bien.
-Por lo que me cuentas, ayer pasaron el día juntos bebiendo y nadando.
-A eso me refiero. Y anoche, Potter me habló de él llamándolo "Draco".
-Creo que le haría bien a Draco hacerse amigo de Harry. ¿No crees Severus? -comentó Dumbledore con una sonrisa divertida.
-Prefiero guardarme mi opinión -contestó Snape en un tono que daba a entender que no estaba de acuerdo, y sin compartir en lo más mínimo la sonrisa del anciano. Sin embargo, debía admitir que, bajo la influencia de alguien como Potter, era muy poco probable de que Malfoy se pasara al lado de Voldemort. Eso si Voldemort lo quisiera entre sus mortifagos, claro (cosa muy improbable dado los recientes acontecimientos).
-Deja que los muertos descansen, Severus. Harry no es James -comentó Dumbledore con pesar-. Bueno, me llevo la carta y la caja, y mañana resolveré lo de Draco. Tengo unos amigos en el ministerio que me ayudarán con el papeleo sin hacer publicidad. También hablaré con la joven.
-¿Quién es? ¿La conozco?
-No. Pero, aunque llegó hace poco al grupo, es de fiar no te preocupes -contestó Dumbledore con una amplia sonrisa avezada. Se llama Laure Walters.
-No me suena. ¿Querrá hacerse cargo de Draco? -preguntó Snape en un tono de duda.
-Voy a hablar con ella y a explicarle todo. Confío en que comprenderá -respondió Dumbledore tranquilizadoramente (a Snape le quedó claro que el viejo mago sabía lo que estaba haciendo)-. No me puedo quedar mucho tiempo, Severus. Pero me gustaría ver a Harry y Draco antes de irme.
-Está bien, vamos. Pero antes de que vayamos te quiero explicar algo. Les pedí que se quedaran en cama todo el día, en silencio, pelando y contando semillas -comenzó a explicar Snape. Dumbledore lo miró con curiosidad-. Se supone que después de lo que hicieron ayer, de las numerosas peleas que han tenido, y de otro acontecimiento del que no te he hablado, tenía que castigarlos de alguna manera. Así que aproveché eso para obligarlos a descansar, y puse unas pociones que necesitaban en las semillas que tenían que pelar, para que las absorbieran a través de la piel y no tener que luchar con ellos. Además les pedí que no hablaran, porque no quería que Potter le contara a Malfoy lo del sueño.
-Está bien, Severus -contestó el anciano con voz comprensiva-. No me tienes que dar tantas explicaciones. Si te los dejé es por que confío en ti.
-A veces no lo parece -murmuró Snape para si mismo, pero el otro lo escuchó.
-Confío en ti. Cuando te doy un consejo, Severus, es para ayudarte -contestó Dumbledore, dándole unos golpecitos en la espalda-. Ahora vamos a verlos.
Mientras tanto, Harry y Draco continuaban pelando semillas. Ambos se veían bastante más repuestos, y sospechaban que aquellas semillas habían tenido algo que ver (Las manos de Harry estaban teñidas de un color verdoso, mientras que las de Draco estaban amarillas, a pesar de que las semillas de ambos eran las mismas).
Los dos se divertían de vez en cuando, tirándose una que otra semilla (teniendo el cuidado de tirarla de vuelta cada vez, ya que sospechaban que a Snape no le haría gracia), mientras Winky no miraba. La elfina se encontraba sentada, aparentando de vez en cuando que se quedaba dormida, a fin de dejar jugar a los chicos. Sabía perfectamente que cada vez que cerraba los ojos, ellos comenzaban a jugar, y ella no iba a impedírselos. Recordaba con tristeza al hijo de su ex amo, el señor Crouch, al que había cuidado durante tantos años, desde que era niño.
Estaban en lo mejor de un partido de tenis entre cama y cama, usando las tapas de los frascos como raquetas, cuando aparecieron en el umbral de la puerta Dumbledore y Snape. El juego terminó al instante, con Harry pelando rápidamente la semilla que habían usado de pelota, mientras Draco comenzaba a pelar y contar semillas con fingida concentración y la elfina abría de inmediato los ojos.
Dumbledore miró a los chicos divertido, mientras Snape conservaba una cara de neutralidad (solo el primero había alcanzado a divisar el juego).
-¡Buenas tardes Winky! -saludó Dumbledore a la elfina, luego se dirigió a los jóvenes-. Buenas tardes Harry. Buenas tardes Draco. ¿Cómo se sienten?
Harry y Winky lo saludaron con alegría; el primero, claro, sin decir una palabra por la presencia del profesor de pociones, conformándose con mover la mano y sonreír, mientras Draco respondía con una leve inclinación de cabeza, ya que nunca se había sentido cómodo en la presencia de Albus Dumbledore. Harry miró a Snape, como preguntándole si debía (o, más bien, podía) responder.
-Está bien, pueden hablar -dijo Snape molesto.
-Salvo por algunas heridas, yo estoy bien -contestó Harry de prisa-. ¿Vino solamente usted? -agregó con una expresión que dejaba a entender al anciano que estaba hablando de su padrino.
-Si, vine solo -contestó Dumbledore-. ¿Cómo te sientes, Draco?
-Bien... -contestó Draco sin saber muy bien qué decir-. ¿Le dijeron lo de... ? -continuó mirando por turnos a Snape y Dumbledore, dudando en el modo como continuar la frase.
-Si, el profesor Snape ya me contó -le contestó Dumbledore con una voz que dejaba entender que se sentía involucrado con lo que había ocurrido-. Nos preocuparemos de eso.
-¿Cuándo vuelve la señora Pomfrey? -interrumpió Harry.
-No lo sabemos, Harry -contestó Dumbledore con voz triste-. Poppy está cuidando a su hermana, que por desgracia se encuentra gravemente enferma, y por ahora no puede volver. -Luego continuó, mirando a ambos chicos:- por ahora el profesor Snape se quedará con ustedes, y quiero que me prometan que le harán caso en todo. Me a contado de sus... su conducta y no quiero que se repita. ¿Estamos de acuerdo?
Harry y Draco miraron un poco incómodos a ambos adultos, uno de los cuales se encontraba callado, con los brazos cruzados, confundiéndose con el fondo y sin participar en la conversación, y luego dijeron que sí con la cabeza. Luego Harry le hizo signos para que se acercara. Dumbledore se acercó para que Harry pudiera hablarle al oído.
-¿Cómo está mi padrino? -murmuró Harry.
-Bien -murmuró Dumbledore al oído del chico (haciéndole cosquillas en la oreja con su barba)-. Y te manda saludos. Vendrá a penas pueda, y tratará de pasar a buscar tus cosas para traértelas. ¿Algo más?
-Si... -agregó Harry dudando un poco como formular lo que quería preguntar- ¿conoce usted algún hechizo para curar cortes?
-No, lo siento -murmuró el anciano con pena-. Pero estoy seguro de que el profesor Snape hizo un buen trabajo, ya que no es primera vez que tiene que hacer algo así. Solo hazle caso en todo, y te pondrás bien. ¿Ok?
-Bueno... -contestó Harry resignado.
-Bien, será mejor que me vaya -dijo Dumbledore volviendo a hablar en voz alta-. Cuídense mucho y no olviden lo que les pedí. Luego se dirigió a Snape y le murmuró al oído-: por favor no los dejes todo el día encerrados aquí.
Snape asintió con la cabeza. Luego Dumbledore le sonrió y en voz alta agregó:
-No te preocupes por acompañarme, Severus, Conozco el camino.
El resto de la tarde transcurrió igual que la mañana para los chicos. Aunque los juegos de la mañana no se repitieron con tanta frecuencia, ambos comenzaban a sentirse más a gusto en la presencia del otro. Cuando llegó la hora de la cena, Harry y Draco habían terminado con sus semillas. Habían contado 75598 y 76044 respectivamente (lástima que en ambas cajas había 75897 semillas; pero eso no tenía ninguna importancia, ya que eso ni Snape lo sabía). Dobby estaba con ellos en ese momento, para permitir a Winky que fuera a descansar (durante todo el día había ido a relevarla, para no dejar a uno de los chicos solos cuando uno de ellos tenía que salir).
Después de comer, Snape llegó a verlos. Constató aliviado que ambos se encontraban mejor. Si la noche no traía nuevas sorpresas, no habría problema en que los jóvenes se levantaran al otro día. Aceptó las semillas y el recuento sin comentar nada, y permitió que el elfo se fuera a descansar.
Cuando se hubo ido, les preguntó si querían alguna poción para el dolor. Pero como a ninguno le dolía nada, se fue recomendándoles que lo despertaran si algo sucedía.
Cuando quedaron solos, ambos chicos comenzaron a hablar.
-Por fin... -comentó Harry.
-Si, vaya día aburrido.
-¿Nos dejará por fin salir mañana? ¡siento como si hubiera estado en esta mazmorra por siglos! Aquí adentro no se sabe si es de día o es de noche. Uno pierde la noción del tiempo.
-Espero que no se le ocurra dejarnos aquí encerrados. Al menos no tiene por qué quejarse por nosotros hoy. Hicimos todo lo que nos pidió.
-¿Y qué haremos si se le ocurre dejarnos encerrados?
-Hay que pensar en algo... -murmuró Draco concentrado.
-¿Qué se te ocurre?
-Nada todavía.
-Habría que distraer al elfo, si nos deja vigilados.
-Harry... Y si lográramos escaparnos un rato ¿qué haríamos? ¿dónde iríamos?
-Buena pregunta... Sin beber, me encantaría ir a nadar. Aunque también me gustaría jugar Quidditch. Lástima no tener mi escoba. -comentó Harry con pesar.
-Yo tampoco tengo mi escoba -agregó Draco triste.
-Pero, si lográramos salir, podríamos usar un par de escobas del colegio.
-¿Tú crees? -preguntó Draco dudoso.
-Estoy seguro -dijo Harry sonriendo-. Cuando llegué, saqué una del armario de las escobas, volé un rato, y luego la dejé donde mismo. Solo necesito llevar mi varita para poder abrirlo.
-Ah -suspiró Draco, lamentando cada vez más no tener una varita.
-No te preocupes, Draco. Yo me encargo de esa parte -dijo Harry a modo de consuelo-. Ahora nos queda ver que hacemos para poder salir.
-¿Y si inmovilizamos al elfo? ¡Tienes una varita!
-No sé... -contestó Harry dudando-. Los elfos también hacen magia, y no creo que uno de ellos se deje inmovilizar con un hechizo sin hacer nada.
-Pero si es Winky, podemos inmovilizarla cuando se quede dormida -dijo Draco sonriendo y encogiéndose de hombros-. Así, la dejamos aquí bien tranquila, mientras salimos a estirar las piernas. Luego volvemos y le modificamos la memoria.
Harry lo miró sorprendido, por la sangre fría que demostraba.
-Yo puedo hacerlo si tu no quieres -agregó Draco viendo su cara. Pero me tendrías que dejar usar tu varita.
Harry lo miró con el ceño fruncido, sin contestar.
-Vamos, Harry. No le haremos daño al elfo. Y si no volamos muy alto, nadie tiene porqué vernos.
-Está bien -accedió Harry finalmente.
-¿Hecho entonces?
-¡Hecho! -contestó Harry sonriendo, ante la perspectiva de volar un rato al otro día.
-Buenas noches entonces, Harry -dijo Draco acostándose y cerrando los ojos.
-Draco... -comenzó a decir Harry. Luego se detuvo. Había tenido la intención de contarle lo del sueño. Pero de pronto se dio cuenta de que Draco no tenía idea de sus "sueños" con Voldemort. Y tal vez no sería buena idea contarle nada sobre esa extraña capacidad todavía. Con un Malfoy, uno nunca sabía...
-¿Qué? -preguntó Draco abriendo los ojos nuevamente.
-Buenas noches -contestó Harry finalmente, acostándose y dándole la espalda-. Que duermas bien.
-Tú también, Harry -contestó Draco sonriendo.
La mañana siguiente encontró a Dumbledore saludando amenamente a un perro que bebía agua del lavaplatos, al entrar a una cocina.
-Buenos días Hocicos -saludó el anciano alegremente.
-Buenos días Albus -contestó Sirius, transformándose en hombre al ver quién era. Casi inmediatamente agregó-. Por fin podemos hablar. ¿Cómo estaba Harry?
-Está bien, aunque con algunas heridas que el mismo se hizo.
-¿Herido? -preguntó Sirius preocupado.
-Si, pero Snape lo está cuidando, no te preocupes -se rió el anciano.
-ESO, es precisamente lo que me preocupa -gruñó Sirius, muy parecido a como lo hubiera hecho un perro.
-No tienes nada de que preocuparte, Severus lo está cuidando muy bien -contestó Dumbledore divertido-. Tal vez demasiado bien... -agregó dudoso.
-¿Demasiado bien? -preguntó Sirius extrañado-. ¿A que te refieres?
-Sobreprotección. A eso me refiero. Creo que tiene demasiado miedo de que algo les pase. Me refiero a Harry y al chico que salvaste, Draco.
-Ah -contestó Sirius extrañado-. De todos modos me hubiera gustado que me dejaras a mi cuidarlo.
-Lo siento, no puedo prescindir de ti -le contestó Dumbledore triste-. De hecho, ¿no deberías estar partiendo?
-Si, es verdad -contestó Sirius mirando la hora-. Deséame suerte, Albus.
-Que te vaya bien -le sonrió el anciano, mientras miraba la cola del perro negro desaparecer por la puerta. Luego agregó, hablando para si mismo:- yo también debería estar partiendo. Como odio a ese Lucius Malfoy... Solo espero que todo marche como lo planeamos.
Y con un suspiro, el mago desapareció.
Severus Snape se lavaba los dientes pensativo. ¿Qué diablos iba a hacer hoy, si tenía que estarse preocupando de Malfoy y Potter? Escupió con furia en el lavamanos. ¡Como deseaba volver a tener sus vacaciones para él mismo! Le hubiera gustado poder disponer del día como se le daba la gana, hacer sus cosas.
Pero Albus confiaba en él, y antes hubiera muerto que fallarle.
-¡Albus! ¿Qué harías tú si estuvieras aquí?
-No sé si te sirva -le respondió de pronto su espejo, mientras Snape se enjuagaba la boca-, pero si tú tuvieras al edad de ellos ¿qué querrías hacer?
-Tú no te metas -le respondió Snape.
El hombre salió pensativo del baño. Una solución sería dejarlos en cama, pero no tenía como justificarlo esta vez. También podía levarlos al laboratorio de fotografía, para que continuaran ordenando fotos. Pero eso significaba que los chicos tendrían que estar parados, caminando. No, esa tampoco era una solución, al menos por ahora.
Lo otro era llevarlos a la biblioteca, para que leyeran. Podría servir, al menos por algunas horas. Estarían sentados la mayor parte del tiempo, y él podría leer un rato mientras tanto. Pero y el resto del día, ¿qué?
Snape cerró los ojos y se frotó la sien. Ya se le ocurriría algo. Si solo esos chicos no buscaran los problemas... Miró la hora, ya era hora de que los fuera a despertar. Llamó a Winky, quien apareció de inmediato.
-¿Me llamaba, señor?
-Si. Trae por favor desayuno para mi y los jóvenes. Puedes dejarlo en la mesa, en una media hora más.
-Si señor.
La elfina desapareció al instante, y Snape se dirigió a la mazmorra de abajo, repitiendo en su mente lo que le había prometido a Albus.
Cuando Harry y Draco se despertaron, miraron intrigados a Snape. Ningún elfo venía con él. ¿Significaba eso que los dejaría salir?
-Buenos días -los saludó Snape tratando de parecer cordial-. ¿Cómo se sienten?
-Bien.
-Bien.
Contestaron ambos al mismo tiempo, como si se hubieran puesto de acuerdo. Esto hizo que ambos se rieran.
-¿Podemos levantarnos? -se atrevió a preguntar Harry.
Ambos chicos miraron al hombre con ojos expectantes.
-Si, justamente venía a decirles que se levantaran, y subieran a tomar desayuno. Pero antes, quiero que me respondan una pregunta, y con toda franqueza: ¿Tenían intenciones de hacer algo hoy, a escondidas mía? ¿Han planeado algo?
Ambos chicos se miraron.
-No, nada -mintió Draco.
-Pueden contarme -insistió Snape tratando de sonreír (sin resultado)-. No pasará nada, me digan lo que me digan. Y necesito asegurarme de que no correrán peligro.
-No hemos planeado nada -insistió Harry. No estaba tan loco como para contarle a Snape sobre la conversación de la noche anterior con Draco.
-Está bien.
El desayuno estaba silencioso. Snape miraba de reojo a ambos chicos cada vez que tomaban leche. Cuando ambos hubieron terminado, rompió el silencio:
-¿Tenían algún plan para hoy?
-Volar un rato -respondió Draco, antes de que se diera cuenta de lo que estaba diciendo.
-Jugar Quidditch -respondió Harry al mismo tiempo.
Ambos chicos se miraron sorprendidos, luego miraron los vasos vacíos de leche, y finalmente (con el ceño fruncido) miraron a Snape. Antes de que dijeran nada, Snape respondió:
-Está bien, entonces iremos al campo de Quidditch -dijo como si estuviera diciendo que el agua moja. Draco y Harry se miraron sorprendidos. ¿Habían oído bien?
N/A: que los que quieran pelea y lucha de poderes levanten la mano derecha, y los que quieran paz y armonía entre los personajes levanten la otra jajaja. Es una broma, claro.
