HARRY POTTER Y EL PRINCIPE DE SANGRE MEZCLADA
Decir que todos los personajes, nombres, lugares (etc.) son de J.K.Rowling, a las editoriales, o a quien sea, y que no gano dinero con esto, que lo hago por diversión. Si algo en mi fic se parece al de otras personas que me lo digan porque puede ser que se me haya quedado la idea en el inconsciente, y tenga alguna similitud sin que esa sea mi intención.
Aquí va la contestación a los Reviews:
LeoHagrid: quizás sea el principito… o quizás no. Y me alegra de que te guste el fic.
Sacralo: desde que comencé el fic tenia la idea de juntarlo con Susan, pero no estaba demasiado segura, pero ya me decidí, y así quedo el pasado capitulo.
Bueno, a mi parecer el capitulo ha salido bastante mejor, una vez me puse a escribir salio él por si solo (adoro que pase eso, puedo acabar el capitulo en un solo día).
10 - EL ATAQUE A HOGSMEADE
- ¡Harry!
Muy lentamente Harry Potter fue abriendo los ojos y se encontró con que su amigo Ron Weasley lo miraba de pie, junto a su cama ya vestido con el uniforme.
- Ron… déjame un poquito más.
- Levántate, veré lo que puedo hacer con tu uniforme puesto.
- ¿Con mi uniforme?
- Has dormido con el uniforme puesto.
Harry se levantó poco a poco. Recordó el porque llevaba el uniforme puesto. Recordó también el sueño que había tenido con Voldemort.
- Ron ¿Sabes algo de un príncipe?
- ¿Un príncipe?
- Es lo que Voldemort dijo en mi sueño.
- ¡¡¿Has vuelto a soñar con él?!! - preguntó Ron con temor.
- Sí.
- No deberías haber haber soñado con quien-tu-sabes.
- Lo sé. Se dio cuenta de que estaba allí.
- ¡Se lo has de contar a Dumbledore!
- ¡No! ¡No me va a volver a esconder nada más! ¡Si él quiere esconderme información yo también lo haré!
- ¿Qué te ha ocultado?
- Muchas cosas - dijo Harry intentando que no sonase que le ocultaba que si había escuchado la profecía - acerca de que existía una profecía sobre mi y sobre Voldemort, sobre los sueños, sobre que Voldemort podía entrar en mi cuerpo, sobre… tantas cosas.
- Deberías…
- No se lo voy a contar. Esto no va a salir de aquí, por favor, Ron no sé lo digas a nadie.
- ¿Y eso del príncipe?
- Es lo que dijo Voldemort antes de que me descubriera ¿Quién crees que podría ser?
- No tengo ni idea, nunca he oído hablar de ningún príncipe.
Harry miro hacia abajo y sin mirar exactamente a nada, vio que en el reloj de Ron eran las nueve menos diez.
- ¡Ron! ¡Tenemos diez minutos para llegar a los invernaderos! ¡Vamos! - le gritó Harry
- ¡Espera! - y apuntando a Harry - ¡Plancharae! - y la ropa de Harry quedó sin una sola arruga
- ¡Guau! Que pasada
- Mama lo suele hacer todo el tiempo
- Sinceramente Ron, serás una buena ama de casa - y Harry salió corriendo hacia las escaleras mientras un pelirrojo lo seguía momentos después.
Corrieron por los pasillos llenos de gente que se dirigía a sus respectivas clases. Un grupo de alumnos se amontonaban en uno de los paneles de anuncios, a lo que Harry, todo y que iban muy justos de tiempo, y que ni habían almorzado, se paró a curiosear, y la noticia que recibió hizo que se le olvidara todo lo demás.
- ¡Ron! Mira esto… ¡El domingo hay salida a Hogsmeade!
OooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooO
El domingo el día se levanto despejado, el sol entraba por los ventanales de la habitación, y al estar a principios de octubre hacía todavía bastante calor. Un día perfecto, nada más lejos de la realidad.
Harry y Ron bajaron a la sala común con toda la vitalidad de la que eran capaces y allí se encontraron con Hermione, y se fueron juntos al gran comedor, a almorzar para coger energías para ese día.
- ¡Yo quiero ir a Honeydukes! - dijo Ron con gran alegría - casi no me quedan ranas de chocolate ni gusarapos de mermelada.
- Si, Ron, si - le calmo Hermione - pero ahora cómete el desayuno, y lo otro después.
- ¿Pasaremos por Cabeza de Puerco?
- ¿Para qué quieres pasar?
- Voy a demostrarte que el profesor Dumbledore es el camarero.
- Sí, Harry, sí - dijo Hermione medio aburrida - ¿Crusanes de fruta? - le pregunto pasándole la bandeja
Salían ya del comedor cuando alguien se colgó del cuello de Harry y le dio un sonoro beso en la mejilla.
- ¡Hola! Harry, querido, hacía tanto que no te veía
- Bájate de mi cuello Mafalda ¡Ahora! - dijo Harry a lo que la pequeña bajo inmediatamente y se lo quedó mirando mientras hacía morritos y pestañeaba sin parar
- No es necesario que te pongas así, querido ¡Vamos! Me vas a ayudar a estudiar - dijo agarrándolo por la camiseta.
- No, hoy hay salida a Hogsmeade - dijo soltándose
- ¡Yo también quiero ir!
- Sólo pueden ir los alumnos a partir de tercero - le explicó Hermione a lo que Mafalda la miró mal - ves a estudiar tu solita.
- No veo porqué, en lo que lleva de curso ya he ganado 187 puntos para mi casa - le replicó Mafalda mirándola con superioridad, a lo que Hermione se comenzó a crispar.
- ¿Me vas a ayudar a escaparme Harry? - dijo cogiéndolo de un brazo y no dejándolo ir.
- ¿Qué hace una Slytherin junto a un Gryffindor? - preguntó una voz arrastrada y fría.
Se volvieron y se encontraron con Draco Malfoy junto a sus guardaespaldas y Pansy Parkinson. Harry sacudió su brazo y Mafalda lo dejo ir.
- No te avergüences Scarface, aunque nunca pensé que tuvieras semejantes gustos, una niñita de 11 años y Slytherin…
- ¡Cállate! Harry es mejor partido que tú - le respondió Mafalda, aunque Harry intentaba que se callara ella.
- Tú, niña, abrázalo todo lo que puedas, ya que no vivirá mucho tiempo - dijo esto último mirando a Harry desafiadoramente a los ojos, y de pronto se esbozó una sonrisa macabra en su rostro - Adiós Potter - y dando media vuelta elegantemente (N/A: como todo lo que él hace) se fue por la puerta.
Se deshicieron de Mafalda y se encaminaron hacia Hogsmeade, después de que Filch comprobase que sus nombres aparecían en la lista de alumnos que podían visitar el pueblo.
De camino Harry divisó una pequeña montañita donde se veía el techo de una casa destartalada, la Casa de los Gritos.
Caminaron por el pueblo lleno ahora de alumnos de la escuela que iban y venían.
- Déjame entrar un momento en la tienda de plumas - les dijo Hermione
- ¿Ya se te han desgastado? ¿Que no te compraste nuevas al comenzar el curso? - le preguntó Ron para picarla, pero ella no contestó, sólo lo miró mal y entró en la tienda dando un portazo.
Pasaron por delante de Zonko, no iban a entrar en el negocio rival del de los gemelos, y por delante de la oficina de correos, y Harry los arrastró a Cabeza de Puerco. Intentaron ver por las ventanas, pero estaban demasiadas llenas de mugre. De pronto alguien agarró a Harry y a Ron por los hombros, y estos se giraron sobresaltados. Allí había un brujo encorvado que iba con una capa mohosa y con la capucha puesta. Buscaron sus varitas.
- ¡No me ataquéis! - dijo una voz conocida
- ¿Dung? - dijo Harry al reconocer la voz.
- No puedo entrar ahí - y suspiró - así que me tengo que disfrazar, sin embargo tienen el mejor whisky de fuego que puedas probar. Aunque vosotros no deberíais estar aquí.
- Tiene razón - dijo Hermione secamente - vamos mejor a las tres escobas.
- Dung ¿No sabrás si el camarero es Aberforth Dumbledore? - le preguntó Harry.
- He oído comentar algo así a Hagrid, dice que el nuevo profesor le recuerda al camarero, pero también oí que Molly lo desmentía, por otra parte yo nunca he visto al hermano de Dumbledore.
- Vamos, venga, no me gusta este sitio. Adiós - dijo Hermione cogiendo a los chicos de los brazos y llevándoselos - ves como no lo es Harry, no se porque te empeñas…
- Acepto que Hagrid quizás no sea la fuente más fiable, pero no creo que la señora Weasley haya entrado nunca en Cabeza de Puerco…
- Ten por seguro que no ha entrado - añadió Ron
- Y es probable que tampoco haya visto al profesor Dumbledore - añadió Harry tozudamente.
- Dejemos esta conversación, acompañadme un momento con Dervish y Banges a comprar unas cositas.
En Dervish y Banges, Ron y Harry curioseaban mientras Hermione elegía unas tablas de aritmancia y un diccionario ortográfico de runas antiguas. Ron se quedó mirando un juego de ajedrez en que las piezas tenían un tamaño de un metro, algo menor al ajedrez de McGonagall al que se habían tenido que enfrentar mientras trataban de salvar la piedra filosofal.
Por un momento le pareció ver a Draco Malfoy a través del escaparate, acompañado de su madre, Narcisa Malfoy, antes Black, prima de su querido padrino, y la curiosidad le venció, salio de la tienda, y quizás debido a la avalancha de gente no los consiguió volver a ver.
OooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooO
Entraron en las tres escobas y pidieron una cerveza de mantequilla para cado uno. Mientras Harry oía discutir de nuevo a Ron y Hermione, vió llegar a un grupo de Slytherins de diferentes edades, entre ellos Malfoy y sus guardaespaldas, junto a Parkinson y Bulstrode, y que extrañamente venían acompañados de Nott y Zabini, Harry pensó que no era muy común ver a estos dos junto al grupo de Malfoy. Se sentaron en la mesa más alejada y Malfoy al ver a Harry le sonrió de una manera que ha Harry no le gustó.
- Harry ¿Qué haces mirando a Malfoy? - le preguntó su amigo
- Algo no va bien - dijo de repente
- ¿Qué quieres decir, Harry? - le pregunto Hermione extrañada, no le gustaba la forma en que su amigo había dicho eso.
- Hay algo extraño, como si… como si fuera a pasar algo - y se levantó - salgamos de aquí.
- ¡No! - Hermione cogió a Harry de la manga y lo obligó a sentarse de nuevo - si Malfoy esta aquí quiere decir que este lugar es seguro, y para más seguridad allí esta McGonagall, con el profesor Flitwick y Hagrid - señalando una mesa bastante alejada - no nos vamos a mover de aquí.
- Pues a mi que Malfoy esté aquí me da más mal rollo, seguro que hay lugares de más alta categoría para él, es como si supiera que Harry estaría aquí y que… - explico Ron
- Salgamos de aquí ya - dijo Harry, y salió de prisa con sus dos amigos detrás.
- ¿A donde vamos Harry? - pregunto Ron.
- A Hogwarts, ahora mismo - dijo Hermione
- No. Si el presentimiento que tengo es cierto, quiero quedarme aquí y luchar - dijo Harry
- ¿Qué tipo de presentimiento?¿como el año pasado cuando notabas los sentimientos de quien-tu-sabes? - le preguntó Ron mirándolo de forma significativa, él era el único que sabía que había soñado con Voldemort.
- No - contestó Harry tajantemente - es del tipo de un puzzle, en que las piezas no encajan.
- ¿Qué es un puze? - le pregunto Ron
- Puzzle, es un juego muggle
- ¿Y que se ha de hacer en ese puze?
- ¡Vamos a Hogwarts! ¡Ahora! - les ordenó Hermione seriamente, y cogiéndolos por los brazos se los llevó de camino a Hogwarts a pesar de las protestas de estos.
Cuando el pueblo se veía ya en la lejanía, Ron recordó algo.
- ¡Hermione! ¡Déjanos volver! ¡Todavía no he pasado por Honeydukes!
- ¡A callar Ron! - y los continuo arrastrándonos
- ¡¡NOOOO!! - gritó el aludido, sin embargo su grito fue ahogado por una explosión seguida por gritos desgarradores
Hermione no pudo hacer nada cuando Harry hecho a correr y Ron le siguió. Ella no iba a dejarlos solos ante el enemigo y sin dudarlo los siguió. Llegaban ya a las primeras casas cuando Harry paró de golpe. Una conocida sensación hizo que cayera de rodillas al suelo.
Frío.
Tenia mucho frío. Procuró respirar como si con el frío que había penetrado en su cuerpo se le hubiese olvidado algo tan elemental. Sintió que algo chocaba contra él y al alzar la vista vio a Ron y a Hermione rodeándolo y con la varita en alto. Allí había más de un centenar de dementores.
- Esto no me gusta - dijo Hermione con la voz temblorosa
- A mi tampoco
- ¡Expecto Patronum! - gritó Harry con todas sus fuerzas, pero nada paso, cerró los ojos y se concentro en un recuerdo feliz - ¡Expecto Patronum! - un humo plateado salio de la varita.
Los dementores se acercaban lentamente. Lo único que se podía escuchar era la respiración agitada de los muchachos, y lo que parecía ser un ruido que aspiraba aire. No se oía nada más, era total silencio, no se oían los gritos escalofriantes de las víctimas, ni las voces que torturaban más allá, en el calor de la batalla que se concentraba en el pueblo.
- Algo alegre, algo alegre - murmuraba Hermione para sí misma, pero de su varita no salía nada cada vez que invocaba su patronus.
Ron se movía nerviosamente, apuntando ahora a uno, ahora a otro mientras avanzaban, él nunca había conseguido un patronus y sabia que ahora era el momento.
Harry por su parte intentaba todo lo posible para encontrar un recuerdo feliz, pero ninguno acudía a su mente, últimamente apenas le habían pasado cosas buenas. Sirius, ningún recuerdo del tiempo pasado con él valía en este momento, ni ninguno de Ron y Hermione, como fue el año pasado, ni nadie en que pudiera pensar ahora. Lo tenia ya muy cerca, y su mente comenzó a viajar en sus recuerdos. Perdía las fuerzas y volvió a caer al suelo.
Un recuerdo asalto su mente.
Se puso de pie y alzando la varita gritó: ¡Expecto Patronum! Y un ciervo plateado salio de la punta de su varita y clavo sus astas contra el dementor más cercano. Y así iba alejando a los que estaban más cerca, pero eran muchísimos y no podía con todos. Se escuchó un grito bastante cercano y Harry después de ver que sus amigos estaban lo que se podía llamar a salvo porque una neblina plateada que salía de la punta de sus dos varitas les cubría formando un escudo entre ellos y los dementores, se fue a proteger a quien había gritado.
Se fue abriendo paso entre los dementores gracias a Prongs, y lo que vio hizo que se le helara la sangre.
Un dementor.
Un niño.
Un beso.
Un ser repugnante con la capucha bajada cogía a un niño por la cintura y por la cabeza y pegaba, o que se podía decir que era la boca a la carita del niño, de pronto lo dejó ir, y el niño cayó y rebotó en el suelo, y Harry despertó de su horrible ensoñación, grito con todas sus fuerzas y encaminó a su patronus contra aquel dementor.
Corrió hacia el pequeño y lo abrazó contra su cuerpo con todas sus fuerzas, no podía creérselo, era tan pequeño, debía ser de tercero y seguramente aquella había sido su primera salida. Seguramente había ido tan ilusionado…
Oyó otro ruido de inspiración y se giró por acto reflejo, allí habían tres niños más, uno de los cuales estaba ya en manos de un dementor y sin dudarlo conjuro otro patronus. Otro ciervo plateado salió de su varita y protegió a los pequeños derribando al dementor y a todos los que se acercaban a ellos. Se reunió con los pequeños.
- Escuchadme, vais a seguir al ciervo que os llevará hasta el castillo protegiéndoos de los dementores.
Ellos solo dieron una afirmación silenciosa y Harry los ayudó a ponerse en pie, y los vió irse tras su ciervo plateado, mientras otro igual se reunía con él e intentaba volver con sus amigos mientras seguía con el pequeño en brazos.
Lo que allí vio lo dejó horrorizado y enseguida envió a Prongs, pero veía que no llegaría a tiempo.
Un dementor.
Hermione.
Y escasa distancia para un beso.
(N/A: estuve a un paso de dejar el capitulo aquí, pero no soy tan mala)
Y de pronto algo salió de la varita de Ron que estaba en el suelo jadeando, una nube plateada, que arremetió contra el dementor de Hermione y éste la dejó ir.
La nube plateada fue tomando forma alargada, y al final la forma que tomo hizo que tanto Harry como Hermione, que estaba recobrando la conciencia, estallaran a carcajadas.
Todos los dementores se giraron inmediatamente hacia ellos dispuestos a robar aquella alegría, pero un ciervo y una pequeña comadreja mantenían los dementores a ralla.
- Harry, ese niño…
- Le han dado un beso - contestó Harry
- Deberíamos abrirnos paso hasta el colegio - dijo Hermione intentando aclarar su cabeza.
- Si, pero los alumnos que quieran llegar al castillo no podrán - le dijo Harry.
- No podemos hacer nada en este momento - le replicó Hermione intentando convencerlos
- Iros vosotros dos con la comadreja, yo iré con Prongs hacia el pueblo para ver si puedo traer a más alumnos - dijo Harry con determinación, estaba decidido a no dejar que a nadie más le robasen el alma, como al pequeño que llevaba en sus brazos.
Estaba a punto de echar a correr cuando apareció otro patronus. Un patronus con las alas desplegadas y con un profesor detrás.
Un fénix.
Snape.
- ¿Profesor Snape? - dijo Hermione sorprendida. No todos los días se podía ver algo tan bonito como un fénix plateado con el profesor de pociones más odiado de Hogwarts.
- Potter, Granger y Weasley, vayan inmediatamente al colegio - y entonces se fijó en el patronus de Harry - Potter ¿Cómo puede estar su patronus aquí, si hay otro exactamente igual protegiendo a tres niños que ya están en Hogwarts?
- Invoque dos patronus, si me disculpa ahora, yo me iba al pueblo - e hizo el ademán de echar a correr, pero Snape lo cogió por el cuello de la camiseta y no lo dejó ir.
- ¡Potter! ¡Hacia el castillo! ¡Ahora! - rugió el profesor
El fénix plateado se había juntado con los otros dos patronus e iban embistiendo a cualquier dementor que se atreviera a acercarse, y estos se iban aullando antes de volver a la carga.
- ¡Mirad! - chilló Hermione señalando al cielo.
La marca tenebrosa se alzaba imponente en el cielo azul, en el cielo azul tan impecable, en que no había rastro de ninguna nube, y el sol brillaba calentando el día.
Los dementores que quedaban alzaron sus cabezas y desaparecieron sin hacer el más mínimo ruido, y la barrera negra que formaban sus mantos se esfumó y pudieron ver el pueblo. A simple vista parecía normal, como si nada hubiese pasado.
Prongs se acercó a Harry y después de frotar su cara con la mejilla de Harry se desvaneció. El fénix se posó en el hombro de Snape y se disolvió en una fina niebla plateada hasta que no quedó rastro de ella.
- ¿Todos los patronus de la Orden son fénix? - preguntó Harry curioso
- No sea idiota Potter, debería saber ya que los patronus es algo demasiado personal, ya sean hereditarios, o por la personalidad de una persona, o como en el caso de Weasley porque se identifica con él.
- ¿Y usted…?
- Me parece que eso es algo que no le incumbe - y fijándose en el bulto que Harry portaba en sus brazos - ¿Qué hace con el señor Ackerley en sus brazos?
- Un dementor lo besó - dijo Harry bajando la vista hacia el niño, y amarrándolo más fuerte para si
- ¡Ron! ¡Ron! ¡Harry! - miraron hacia el pueblo y vieron llegar corriendo a Ginny - ¡Ron! ¡Hermione! - al llegar a su altura abrazó a su hermano con todas sus fuerzas y se echó a llorar - no os encontrábamos… pensábamos que os habían cogido… o… o… uhhh…
Por el camino subían los alumnos, la mayoría sin ningún rasguño y comentando como había sido la batalla. Al parecer se habían podido resguardar.
- Y allí… en el salón de té de Madame Puddifoot… por la ventana… uhhh… habían muchos aurores que iban hacia… y cuando todo ha pasado… y hemos ido a la calle principal… y nadie os encontraba…
- Señorita Weasley, ¿Hacia donde iban los aurores?
- Hacia… hacia el lado contrario de la calle principal…
- Ya
- ¿Pasa alguna cosa profesor? - le pregunto Hermione curiosa.
- Nada que le importe - y se fue en dirección al pueblo.
- Ahora que ya ha acabado vayamos al colegio - dijo Harry cargando todavía con el pequeño.
Debía llevarlo cuanto antes a la enfermería, aunque sabía que ya nada se podía hacer. El niño era ahora como un muñeco que respira, con un corazón que late y sangre por sus venas, pero sin alma, que no siente, exactamente igual que un muñeco
Te querían tanto que tu vida era más importante que la suya, dieron su vida para que tú vivieses, y eso es lo que debes hacer.
OooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooO
OooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooO
OooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooO
Bueno, hasta aquí este capitulo, ha sido el más largo que he escrito, y pasarlo al ordenador ha sido un autentico infierno (muy aburrido).
Por si alguien no entiende la ultima frase, es el recuerdo que hace que Harry consiga convocar al patronus. Lo que yo me preguntaba era cual debe ser el recuerdo feliz que hace que Sev convoque a su fénix… vete a saber, porque su vida no ha sido precisamente un nido de rosas.
Al final el patronus de Ron ha sido una comadreja, tanto burlase mi Drakito de él por lo de Weasel, y ahora tiene un patronus la mar de mono (o a mi me lo parece).
En el próximo capitulo creo que ya comenzaran los intentos de matar a Harry (por millonésima vez).
Bueno, me despido Bye, Bye a todos.
