Disclaimer habitual, blah blah blah.
Gracias a la Francita, eso no me cansaré de decirlo ^_^
vicu_malfoy: a ver si no me falla la bombilla jajaja. ¡Gracias por darme ánimo!
Naiko: capaz que eso nunca se sepa, ¡¡¡muahaha XD!!! Snape es así en este fic... a veces anda "biencaedor". ¿Harry resignarse? Lo dudo... En este capítulo podrás ver un pedacito de la vida de Draco. Todavía estoy pensando si lo continuo. Me está costando escribir (como podrás haber notado por lo que me demoro en subir cada capítulo *snif*)
MAINE: ¡Guau! ¿Y no te dolieron los ojos?@_@ Jajaja, no había pensado en eso. Me imagino la escena con ataque cardiaco y todo :)
Joyce Granger: ¡Me alegro de que te guste! Sorry por demorarme tanto... ;_;
Hermi Weasley: ¡Gracias! Ya veremos como reacciona ese hombre tan ... temperamental.
V!rU§ P@()LÅ: Si. En este capítulo sale un poquito. Al igual que Sirius y Remus. Y Dumbledore. Y el-malo-de-la-película, juajuajua.
Loqui: Me alegro de que te guste. No tengo msn =(
vanesa: Trato de que Snape permanezca Snape. ¿Dumbledore? No creo que sepa. Aunque tal vez recuerde al alumno aquel de la foto. Quien sabe. ¿Qué quién es él? ¡Ahhhhhhhhhhhhhhh misterio!!!
*****************************************
Capítulo 25 Donde el plan comienza a funcionar
*****************************************
-No comprendo para qué dejó escapar a Black, mi señor -preguntó Colagusano.
-No estás aquí para cuestionarme -respondió Voldemort con una sonrisa cruel-. Pero te lo puedo decir: no lo necesitaba a él.
-¿Y entonces? ¿Para qué lo capturamos? -se atrevió a preguntar el otro.
-Digamos que era una prueba de ... sintonización -respondió Voldemort. Luego lanzó una carcajada-. Y funcionó perfectamente. Perfectamente.
Voldemort estaba satisfecho. Había conseguido alcanzar al famoso y bien cuidado Harry Potter. Y la puerta sería la misma mente del chico. Podían guardarlo dentro de una caja fuerte si querían. O mandarlo a la luna. El muchacho ya no tenía ninguna posibilidad. Y cuando esos miserables seguidores de Dumbledore se dieran cuanta, ya sería demasiado tarde. ¡Como deseaba verles las caras cuando encontraran a su niño salvador muerto!
._._._.
Lejos de ahí, Severus Snape venía despertándose de una siesta reponedora. La necesitaba, pues la noche anterior casi no había podido dormir.
Al salir, no pudo evitar sonreír ante el espectáculo. Ahí estaba Potter, durmiendo a pata suelta en el sofá, con un libro abierto sobre el pecho.
-Potter, Potter... Así que no tenías ganas ni de dormir ni de leer. -comentó para si mismo burlonamente.
Entonces, vio el tintero, la pluma y los pergaminos sobre la mesa. Se acercó con curiosidad, y comenzó a leer lo que el chico había escrito. Le sorprendió lo breve, y el hecho de que se hubiera mostrado lo suficientemente prudente para no poner nombres.
-¿Cuál será ese lugar tan interesante? -se preguntó Snape preocupado. Tendría que averiguarlo, y saber si Potter pretendía arrancarse para donde quiera que eso fuera. Recordó entonces que cuando había llegado a hablar con Dumbledore, Harry estaba sucio con tierra. Miró al chico que dormía en el sofá. De hecho, seguía cubierto de tierra. Y estaba ensuciado su sofá. Suspiró. Que importaba, no era nada que un buen hechizo limpiador no pudiera quitar. Se acercó, y vio algunas hojas y semillas pegadas en su ropa, además de algunas que había en el suelo, por donde se notaba que Potter había andado.
-Debe ser un lugar en los alrededores del castillo -concluyó rápidamente. Y por las hojas, no me extrañaría nada que se haya ido a meter al bosque, pensó. Tendría que tener cuidado, por si a Potter se le ocurría arrancarse de excursión. Suspiró. Solo le quedaban un par de semanas de vacaciones, y todo parecía indicar que tendría que pasarlas vigilando a Potter. 'Solo por unos días' le había dicho Albus, que gran mentira. Tal vez sería una buena idea dejarlo ir donde Draco. Y si se quedaba encerrado allá por algunos días, mejor. Así lo cuidaría otro. De pronto se preocupó. ¿Y si le ocurría algo? ¿De qué serviría haberlo salvarlo de tantas, si finalmente Voldemort igual lo atrapaba?
De pronto, una diminuta lechuza apareció. Snape reconoció la lechucita que Ron le había enviado a Potter algunos días atrás. Trató de atraparla, pero ella parecía estar decidida a entregarle la carta al destinatario. Comenzó a revolotear frenéticamente sobre el chico, tratando de llamar su atención.
Harry se despertó de pronto. Estaba teniendo una pesadilla, pero no le dolía la cicatriz y la olvidó instantáneamente cuando una lluvia de plumitas cayó sobre él. Rápidamente se sacó las que le habían caído sobre la cara, y logró atrapar al revoloteante pajarito.
-¡Pig! Que bueno verte... -le dijo alegremente mientras le quitaba el pergamino que traía amarrado a la patita. No parecía haberse dado cuenta de la presencia de Snape (no se encontraba en su campo visual en ese momento).
-Potter, será mejor que me pases eso... -le recordó Snape.
Harry saltó del sofá, sorprendido. Pero pronto se recuperó del susto.
-Es solo un pergamino, y es de Ron Weasley -se justifico. De todos modos, al ver la cara del brujo, le tendió el pergamino-. Tome.
Snape tomó el pergamino y ejecutó algunos encantamientos sobre él. Luego le echó un rápido vistazo y se la devolvió.
-Está bien, toma -le dijo tendiéndole la carta.
Harry comenzó a leerla.
Querido Harry
Espero que te encuentres bien, o mejor que antes al menos. ¿Por qué no has escrito?
Nosotros ya volvimos a La Madriguera. Nuestra tía Imelda por fin se decidió a morirse. Yo solo quería volver a casa, pues ese lugar es de lo más aburrido. Además, la casa de la tía era demasiado pequeña para tanta gente, y el clima estaba horrible.
Espero que ahora puedas venir a quedarte. Mi padre dijo que hablaría con Dumbledore. Me imagino lo aburrido que debe ser pasar las vacaciones en el colegio...
Bueno, espero verte pronto. Envíame una lechuza para saber como estás.
Ron
-Ron me quiere invitar a su casa -informó Harry-. Dice que su padre hablará con Dumbledore ¿Usted cree que me dejen ir?
-No lo sé -le respondió Snape encogiéndose de hombros. Harry se quedó unos instantes pensativo.
-Profesor...
-¿Qué?
-Yo sé que Voldemort quiere matarme. Pero, ¿por qué no me dejan ir a ninguna parte? ¿No podría ir a alguna parte escondido, y dejar que Voldemort piense que sigo aquí?
Snape suspiró.
-Podrías, pero sería muy difícil que nadie te viera. No sabemos quién podría pasarle el dato. Como a Hogwarts no puede entrar, es preferible que por ahora te quedes aquí.
-Pero si a Hogwarts no puede entrar, ¿por qué no puedo ir y venir por el castillo? -insistió Harry.
-Porque no sabemos lo que puede intentar. El golpe de la lechuza que le enviaron a Malfoy pudo haber acabado con ambos.
-Sin embargo, dejaron que Draco se fuera a vivir con su prima -suspiró Harry.
-Había que hacer algo para quitárselo a sus padres. Que le entregaran la custodia a alguien que lo protegiera de ellos mismos.
-O sea: a mi me pueden dejar aquí, porque a mi nadie vendrá a reclamarme. ¿Verdad? -respondió Harry amargamente.
-Para de autocompadecerte, Potter -le dijo Snape para cambiar de tema-. Mejor haz algo útil: ayúdame con lo de la foto.
-¿Puedo antes enviar una lechuza a Draco, y contestarle a Ron aprovechando que Pig está aquí?
-Está bien. Escríbele rápido, y luego te acompaño a la pajarera.
Harry se sentó entonces a escribirle a Ron.
Querido Ron
No sé si me dejen ir. ¡Me tienen más guardado que el oro de Gringotts! Pero trata de hacer presión por tu lado.
Este verano ha sido de lo más complicado. Ya te contaré todo cuando te vea.
Hermione me escribió desde Bulgaria. Dice que ha tomado muchísimas fotos. ¡Tengo muchos deseos de verlos a ambos! Bueno, de todos modos, solo quedan dos semanas para el 1º de septiembre.
Cariños,
Harry.
Pig estaba exitadísima mientras Harry le amarraba la carta (con bastante dificultad) en una de sus patitas. Apenas la soltó, se fue revoloteando a través de la diminuta ventana de la mazmorra.
._._._.
El resto de la tarde transcurrió tranquilamente. Enviaron la lechuza al contacto de Draco, y Snape continuó mostrándose amable.
Pasaron casi tres horas mirando y comentando la fotografía de la taza de café. Harry hizo lo mejor que pudo para explicarle el método que Amanda le había enseñado, pero con Snape no dio resultados. Finalmente, Harry terminó contándole lo que veía, y donde lo veía, mientras Snape tomaba nota (y una poción para el dolor de cabeza, ya que casi había quedado turnio tratando de ver algo).
Cuando Harry ya no logró ver nada más, se sentó extenuado en el sofá y cerró los ojos. Le dolía bastante la cabeza.
-Tal vez sería buena idea que le pidiera a Amanda que le dijera lo que ve en la taza. Ella es mucho mejor que yo para ligar las imágenes, y darles una interpretación en conjunto -sugirió Harry. Aunque estaba cansado, se sentía bastante a gusto. Se le hacía extrañísimo haber pasado tanto tiempo trabajando con el profesor de pociones, sin haber deseado ni una sola vez que se cayera muerto.
-Si, tal vez -respondió cortésmente Snape, aunque no estaba en absoluto de acuerdo. Se trataba de una sobrina de McGonagall. Y antes muerto que pedirle algo a McGonagall.
-Profesor... -preguntó de pronto Harry-. ¿De quién era esa taza de café?
Snape se quedó unos segundos en silencio. Eso formaba parte de la información secreta. Como espía no podía estar divulgando a cualquiera los elementos que manejaba. Pero, por otro lado, quien se lo preguntaba era Potter, que acababa de leerla para él. Le debía al menos eso y, de todos modos, era muy improbable que le fuera con el cuento al enemigo.
-De Voldemort -respondió finalmente.
Harry se quedó pensativo. Por eso estaba Snape tan interesado en descifrar esa taza de café. Probablemente Voldemort se la había tomado con el fin de ver su destino. Si usaba una bola de cristal, y las cartas del tarot, ¿por qué no iba a usar otros métodos de adivinación también? Y seguramente Snape lo había visto, y había aprovechado de sacarle una foto a la taza, para poderla estudiarla él mismo más tarde. Muy astuto.
De pronto, Harry sintió una copa en sus manos y abrió extrañado los ojos. Snape se la acababa de pasar.
-Es poción para el dolor de cabeza. La necesitas, ¿no?
-Si, gracias -le respondió Harry, extrañado. A pesar de lo amable que se había estado comportando, todavía no se acostumbraba.
-De nada. Ahora pediré la cena. Todo esto me ha dado hambre. ¿A ti no, Potter?
-Si, claro -le respondió Harry rápidamente.
._._._.
-Uf, por fin ha acabado -exclamó Remus Lupin tras haber cerrado la puerta.
Hocicos saltó desde una ventana, donde se había encontrado oculto por unas cortinas desde hacía unas horas. De ese modo, había podido espiar sin ser visto las reacciones de los asistentes a la reunión que se acababa de realizar. Pero ahora, toda la concurrencia se habían ido. En el lugar solo quedaban él y su amigo, por lo que tomó nuevamente su forma humana.
-¡Tanta preparación para que finalmente nos salgan con una sonrisa y un "que paranoicos que están" y "solo coincidencias"! -gruñó Sirius-. ¿Qué esperan? ¿Que Voldemort se ponga a matar en masa para recién reaccionar?
-Hay que tener paciencia, Sirius -suspiró Remus mientras guardaba algunas cosas-. Los cambios nunca son fáciles, y el ministerio se ha empeñado en tapar cualquier hecho que pueda ser interpretado como actividad mortifaga. Sabíamos, desde el principio, que no sería fácil convencer a nadie.
-Les ponemos las pruebas frente a los ojos, y no reaccionan. Estoy cansado de espiar por horas y horas para grabar conversaciones de 30 segundos, y que finalmente crean que es un montaje. O que son solo tonterías. ¡Es obvio que utilizan alguna clase de código para ponerse de acuerdo! ¿Cómo no pueden verlo?
-A menos de que Voldemort realice un ataque demasiado evidente, va a ser muy difícil convencerlos -explicó Remus con resignación-. El problema es que no está actuando como en el pasado. Sus ataques han sido fácilmente atribuibles a enfermedades, accidentes, o causas fortuitas. Y no ha dejado su marca como antes.
-A veces me gustaría que llevara a cabo un ataque como los de antaño, para que todos estos incrédulos nos tomen en serio -Sirius parecía realmente molesto.
-No puedes estar hablando en serio... Piensa como te sentirías si atacaran a alguien que conoces.
-No me hagas caso, Remus. Es solo que ver que días de trabajo no han servido para nada... es frustrante ¿no crees?
-Tanto como para nada, no. Tal vez hoy no convencimos a nadie. Pero de a poco nuestras fuerzas han ido creciendo -explicó Remus mientras terminaba de ordenar el lugar-. Ahora será mejor que apaguemos la luz y nos vayamos. Los muggles que viven aquí deben estar por llegar.
La casa en la que se encontraban había sido escogida entre las casas muggles que iban a estar desocupadas ese día a esa hora, por lo aislada de vecinos muggles y magos. Habían estado invitando grupos de magos (a los que les decían que esa casa era de un amigo muggle de Remus), para mostrarles las pruebas del retorno de Voldemort que habían logrado reunir, tras horas y horas de espionaje sobre sus mortifagos. Había sido un arduo trabajo, y las pocas conversaciones comprometedoras que habían captado parecían estar en alguna clase de clave. Esto hacía que, concretamente, fuera difícil convencer a alguien de que se trataba de actividad mortifaga, sobre todo si ese alguien no QUERÍA creer que Voldemort hubiese regresado.
En ese momento, los magos invitados y los otros magos de su equipo ya se habían ido. Solo quedaban Remus, que era el primero en llegar y el último en irse por ser el encargado de dejar todo como estaba, y Sirius, que por ser un prófugo también debía llegar antes que el resto para ocultarse, y esperar a que todos se fueran para salir de su escondite.
-Oye Remus... Ahora que ya terminamos con esto voy a darme una vuelta por Privet Drive. Hace tiempo que le vengo prometiendo a Harry que le voy a ir a buscar sus cosas, y lo he dejado esperando. ¿Me acompañas?
-Bueno, vamos.
Y tras decir esto, ambos desaparecieron.
._._._.
-¿Y? -preguntó Draco al ver llegar a su Prima.
-¿Cómo que "y"? ¡Saluda primero! -exclamó Laure fingiendo indignamiento.
Draco saludó a su prima y le preguntó como había estado su día.
-Estuvo bien, gracias. ¿Alguna novedad por aquí?
-Nada.
-¿Terminaste de acomodar tu cuarto?
-Siiiiiii, prima.
-¿Comiste?
-Siiiiiii, primita.
-Me parece bien -contestó ella, y comenzó a alejarse rumbo a la cocina. Draco la retuvo.
-Bueno, ¿y?
-¿Y qué? -preguntó Laure haciéndose la tonta. Draco la miró con impaciencia.
-¿Hablaste con Dumbledore? ¿Me contestó Harry? ¿Va a poder venir?
-Hablé con Dumbledore, y él piensa que es demasiado arriesgado. De todos modos se verán dentro de dos semanas, cuando comiencen las clases -contestó ella. Luego, viendo la cara de decepción agregó:- pero te escribió. Toma -agregó tendiéndole la carta que su amiga Odette le había entregado.
-Gracias.
Draco dejó ir a su prima, que de inmediato se fue a la cocina. Abrió la carta y la leyó.
-¿CR? -se preguntó extrañado. De pronto calló en cuenta, y se rió-. Vaya con el cabeza rajada... ¿De qué lugar estará hablando?
-¿Qué es esta cosa? -preguntó su prima saliendo de la cocina con jarro.
-N... nada -se apresuró en contestar Draco, mientras le quitaba el jarro de las manos. Rápidamente lo vació en el lavaplatos.
-¿Qué era eso? -le preguntó inquisitivamente su prima.
-Nada importante, no te preocupes. ¿Te caliento ravioles?
-No me cambies de tema. Eso olía a alcohol, si no me equivoco. ¿Qué era?
-Un experimento. Pero no resultó. Da lo mismo de todos modos.
-¿Qué estabas tratando de hacer? -preguntó interesada su prima, mientras miraba el rastro que el líquido había dejado en lavaplatos.
-Estaba tratando de preparar un trago nuevo.
-¿Un trago? ¿Y de donde sacaste algo con qué hacer eso? -preguntó ella extrañada-. Yo solo tengo cerveza, y ESO -agregó apuntando al lavaplatos- no olía a cerveza.
-Del botiquín del baño -admitió Draco.
-¿Usaste ese alcohol de la botella azul?
-Si.
-¿ESTAS LOCO? ¡Si ese no se bebe! ¡Es para desinfectar heridas y esas cosas!
-Si, ya me di cuenta que no se bebe...
Laure suspiró.
-Justo lo que me faltaba: llegar, y encontrarte intoxicado.
-¡No estoy intoxicado! -se defendió Draco.
-¿Cuánto de esa cosa te tomaste?
-Solo lo probé.
-Ok, pero no sigas haciendo experimentos, ¿quieres?
-Bueno, ¿no podrías comprar algún trago?
-No. Estás muy joven para esas cosas. Además, no quiero que te quedes solo y ebrio todo el día.
-¡No me voy a embriagar! Solo quiero preparar unas recetas que se me ocurrieron.
-Y después de prepararlas, las vas a probar. Y entre probada y probada... quien sabe qué se te ocurra hacer.
-Que exagerada... Si hubiera atinado a botar mi experimento antes de que tu llegaras, ni siquiera te hubieras dado cuenta.
-Probablemente. En todo caso: me alegro de haberme dado cuenta. ¿Por qué te interesan los tragos?
-Me gustaría, algún día, abrir un bar, en algún lugar exótico. Tener mis propias recetas secretas. Un lugar para los magos y brujas.
Laure se rió. Se imaginaba a su primo de barman, detrás de una barra iluminada con luces de colores y unos cocos.
-Vamos a hacer una cosa: te dejaré practicar cuando yo esté en casa, el fin de semana. ¿Te parece?
-¡Claro! -exclamó Draco-. Y de paso los pruebas y me dices qué opinas.
-Hecho.
._._._.
Harry dormía. Sonreía. Estaba teniendo un sueño muy agradable. Caminaba en una casa, que no conocía. Pero al recorrerla le pareció algo familiar. Sentía risas, en alguna parte. Caminó por una salita. Unos juguetes estaban tirados en el piso. Recogió un aro de madera, pintado de un rojo brillante. Cerca, había otros. Eran de otros colores, y de distintos tamaños. También había una cabeza de cerdo, de madera, con orejas de cuero, que le guiñó un ojo, y una base con un palo. Comenzó a ensamblar el juguete. El sonido de los aros de madera al caer los unos sobre los otros le resultó agradable. Hubiera querido sentarse y ensamblarlo una y otra vez, pero volvió a escuchar las risas.
Trató de seguirlas, escalera arriba, pero dejó de escucharlas. Algo en esa escalera le resultaba extrañamente familiar. Se agachó, y se sentó en un peldaño. Apoyó su cara en la baranda, y miró por entre las pilastras. Un fuego acogedor crepitaba en la chimenea, en la sala. Volvió a sentir las risas. No venían de arriba, sino de un sofá, que se encontraba mirando al fuego. Volvió a bajar, y se acercó al sofá desde atrás. Alguien reía en ese sofá. Le dio la vuelta, quedando con el fuego a su espalda. En el sofá estaban un hombre, y una mujer, abrazados. Eran sus padres. De pronto ellos lo vieron. Se sentaron y le hicieron señas para que se sentara entre ellos. Le sonrieron.
Harry se sentía feliz. Se sentó entre ellos, y sintió como su madre le acariciaba la cabeza.
-Harry, querido. Nos...
Pero Harry no puedo seguir escuchando a su madre, porque en ese momento la voz de Snape lo trajo de vuelta a la realidad.
-Despierta, Potter.
Harry cerró los ojos con fuerza. Tenía que volver a quedarse dormido. Tenía que volver a ese sueño, en el que había conseguido estar con sus padres.
-Potter -insistió Snape samarreándole el hombro-. Son más de las diez.
-Déjeme dormir otro rato, por favor -respondió Harry sin abrir los ojos. Rápidamente las imágenes se estaban desvaneciendo de su mente, y sintió con desesperación como aquel sueño se le iba. Tenía que volver a dormirse rápido.
-Potter, despierta. Despierta que me estás asustando.
Harry finalmente se resignó y abrió los ojos. Había llegado al punto en que sabía que le sería imposible volver a meterse al sueño. Con rencor se sentó en la cama.
-¿Por qué tanto apuro? ¿A quién le importa si sigo durmiendo otro rato?
-A tu padrino, supongo -respondió Snape cruzándose de brazos-. Te está esperando en el gran comedor. Pensé que te interesaría ir a verlo. Pero si quieres dejarlo esperando, para seguir durmiendo, allá tú -agregó caminando hacia la escalera.
-Lo siento. No quise ser brusco. Gracias por despertarme.
Pero Snape ya estaba desapareciendo tras la alfombra del piso de arriba, y no le respondió.
._._._.
-Hola Harry -lo saludó su padrino mientras se acercaba con los brazos extendidos para abrazarlo-. Ya estaba por vencer a mi orgullo y bajar a buscarte donde Snape. Llevo media hora esperándote.
-Hola Sirius. Es que estaba durmiendo -respondió Harry abrazándolo.
-¿Hasta esta hora? -se extrañó su padrino. ¿A qué hora te estás acostando? ¿Estás enfermo?
-Me acosté temprano, y no estoy enfermo. Pero todavía tenía ganas de dormir.
-Déjalo, Sirius -dijo Remus acercándose en ese momento-. Hola Harry -agregó mirando al chico, y luego volvió la vista hacia su amigo-. ¿Recuerdas cómo te teníamos que sacar a patadas a ti de la cama cuando tenías esa edad?
-Si, si me acuerdo. Pero James y Peter también. Tú eras el único bueno para madrugar por lo que recuerdo.
-¿Entonces de que te extrañas? -le respondió Remus sonriendo-. De todos modos está de vacaciones, así que deja que duerma, si tiene ganas. Además, dicen que las personas crecen mientras duermen.
-Si, ya -se rió Sirius mientras soltaba a Harry.
-¡Gracias por soltarme! -respondió Harry tomando aire como si no hubiese podido respirar durante todo el abrazo. Luego agregó:- ¿Viniste a traerme mis cosas?
-Si. Te las dejé con Dobby. Está tu baúl con tus cosas, tu escoba, tu capa invisible y la jaula de Hedwig.
-Gracias.
-Bueno, ahijado mío. Ahora nos tenemos que ir.
-¿Tan pronto? -respondió Harry decepcionado.
-Los siento. Pero te traje tus cosas, ¿no?
-Sirius -recordó Harry de pronto-, antes de que te vayas... Draco me escribió invitándome a su casa. Y Ron me escribió también, invitándome a La Madriguera. ¿Puedo ir?
Harry miró a su padrino, implorante. Sirius apartó la vista, incómodo.
-Por favor... -insistió Harry.
-Sólo quedan dos semanas para que terminen las vacaciones. Entonces podrás verlos todos los días. ¿No te puedes aguantar de aquí a entonces?
-¡Pero es que estar aquí es muy aburrido! No hay nada que hacer...
-Te traje tus cosas. Puedes hacer tus deberes -le respondió Sirius con una sonrisa. Harry lo miró con desagrado.
-No voy a demorarme dos semanas enteras en hacer los deberes, Sirius.
-Bueno, con todo el tiempo que tendrás, te van a quedar muy bien. Estoy seguro.
-¿Me das permiso para salir a volar con mi escoba por lo menos? -preguntó Harry tratando de negociar.
-Supongo que si Snape te acompaña, y no sales de Hogwarts, no hay problema.
-Eso es lo mismo que decirme que no puedo... -se quejó Harry-. ¿Cómo hago para que Snape quiera salir a mirarme mientras vuelo?
-No sé Harry. Pero piensa: sólo son dos semanas. Pasarán rápido, no te preocupes. Ahora abrázame, que me tengo que ir.
-Supongo que tienes razón. Bueno, adiós Sirius. Trata de volver pronto a verme -se despidió Harry dándole un abrazo.
-Voy a tratar -le prometió su padrino.
-Adiós Harry -se despidió Remus-. Cuídate.
-Adiós.
Sirius y Remus salieron del gran comedor, dejando a un Harry un poco triste. De pronto, el chico se dio cuenta de que estaba solo, y se sintió un poco extraño. Salió al hall. Estaba vacío. Snape lo había acompañado cuando había ido a reunirse con su padrino, pero lo había dejado en la puerta del gran comedor y se había ido. ¿Qué se supone que debía hacer ahora? Volver a las mazmorras, seguramente. Pero, por otra parte, se encontraba libre como hace tiempo que no se encontraba. Podía ir donde quería, no había ahí nadie para impedírselo. Y dudaba que su padrino se fijara en donde se encontraba justo en ese momento que acababa de partir.
Miró la gran puerta de entrada al castillo. ¿Y si salía a dar un paseo? Si sólo tuviera su Saeta de Fuego... Pero Sirius la había dejado con Dobby, así que seguramente a esta hora debía estar en las mazmorras. Entonces recordó el sueño que había tenido esa mañana, y deseó que no lo hubieran despertado. ¿Sería posible volver a soñar lo mismo? ¡Como le hubiera gustado! Tal ves podía volver a la mazmorra, e intentarlo. Dudaba que Snape se opusiera a dejarlo dormir. Al contrario. Probablemente estaría encantado de liberarse de él por un par de horas.
-Si, volveré a las mazmorras -murmuró para si mismo-. Además, así me evito problemas. Y a ver si Snape baja la guardia. Ya lo está haciendo.
._._._.
El enano de piedra lo quedó mirando.
-Si, ya sé que eres tú. Toca la puerta y a ver si el amo te abre...
._._._.
-¿Tan pronto volviste? -le preguntó Snape extrañado al abrirle la puerta.
-Si le molesta que haya regresado, puedo ir a darme un par de vueltas y volver más tarde -le ofreció Harry de mal modo.
-Adentro Potter -le ladró, abriendo más la puerta para dejarlo pasar-. Y ten cuidado con ese tonito.
Harry entró callado, deseando haber ido a dar un paseo en ves de haber vuelto. Estaba claro que a Snape no le hubiera extrañado si regresaba más tarde. 'Palos por que bogas, palos porque no bogas' pensó Harry. No había como dejarlos contentos.
-Volví apenas se fue mi padrino. ¿No se supone que eso debía hacer? -le preguntó.
-Me alegra ver que Potter, finalmente, tiene algo de juicio dentro de esa cabeza -se burló Snape.
'Y ya empezó de nuevo', pensó Harry amargamente. Tanta amabilidad no podía durar...
-¿Puedo bajar un rato a mi mazmorra? -preguntó Harry. Snape lo quedó mirando extrañado. ¿Potter DESEABA estar encerrado abajo en plena mañana? Algo debía pasarle a ese chico. ¿Tal vez había discutido con su padrino?
-¿Cómo estaba tu padrino? -preguntó Snape sin responder a la pregunta.
-Su HERMANO, querrá decir -fue el turno de Harry de burlarse. Notó que la cara habitualmente pálida de Snape se sonrojaba ligeramente.
-No vuelvas a mencionar ese tema, Potter. Ni aquí ni en ninguna parte. Nunca.
-Estaba perfectamente, si eso es lo que quería saber -respondió Harry en tono neutro-. Ahora, ¿puedo o no puedo bajar un rato?
-¿Por qué quieres estar ahí abajo? -preguntó Snape.
'Para no ver tu cara de imbécil', fue lo primero que se le ocurrió responder a Harry, pero se contuvo a tiempo.
-Quiero descansar, dormir un rato -respondió Harry encogiéndose de hombros.
-¿Todavía tienes sueño? ¿No pudiste dormir anoche acaso? -le preguntó Snape extrañado. Estaba empezando a preocuparse.
-¿Qué problema hay si quiero dormir un rato? -preguntó Harry molesto-. Si quiero salir: no puedo. Y si quiero quedarme adentro durmiendo: tampoco puedo. ¿Me podría POR FAVOR hacer una lista de lo que SI puedo hacer sin tener que estar dando explicaciones?
-No dije que no pudieras, Potter. Y baja el tonito. Solo quiero saber si estás enfermo, porque no es normal, si dormiste toda la noche, que antes del mediodía ya tengas sueño nuevamente.
-No estoy enfermo, si eso es lo que teme -'o lo que le gustaría' pensó Harry-. ¿Y? ¿Tengo o no tengo su consentimiento para bajar y acostarme a mirar el techo un rato?
-No. Si quieres puedes dormir siesta después de almorzar -le respondió Snape-. A propósito, ¿desayunaste cuando estuviste ahí arriba?
-No.
-Entonces llamaré un elfo, para que te traigan algo.
-No hace falta, no tengo hambre -respondió Harry (y era verdad). Acababa de decirlo cuando se dio cuenta de que había sido un error decir eso. Ahora Snape lo miraba como si de verdad estuviera enfermo. Aunque tampoco estaba tan mal. Si lo creía enfermo, lo dejaría acostarse. Y podría intentar tener el mismo sueño nuevamente. ¿Tal ves si pensaba intensamente en sus padres, y en el lugar que había recorrido, antes de quedarse dormido?
-¿De verdad? -le contestó extrañado Snape-. ¿Sientes fiebre? ¿Te duele algo?
-Si, la cabeza -mintió Harry, feliz del giro que estaba tomando la conversación-. ¿Puedo ir a acostarme un rato por favor? -preguntó en una voz que sonaba enferma.
-Si, baja -le respondió Snape en un tono más amable-. Te llevaré una poción para el dolor de cabeza.
._._._.
'¿Y ahora qué hago?', se preguntaba Snape mientras sacaba de su armario de reserva una poción para el dolor de cabeza. ¿Cómo iba a saber que diablos le pasaba a Potter, si él no era medimago? Podía llamar a uno que viviera en Hogsmeade, pero ¿cómo saber si era de confianza o no? No podía dejar entrar a Hogwarts a cualquier extraño, sin el consentimiento de Dumbledore. Eso podía ser muy peligroso.
-Dumbledore -se dijo a si mismo-. Voy a mandarle una lechuza.
._._._.
Dumbledore se encontraba comiendo con algunas personas en un lugar del Callejón Diagon, cuando de pronto una lechuza entró por una ventana y se posó en el respaldo de su silla. Desamarró la nota que traía.
-Si me disculpan, caballeros -dijo cuando reconoció la letra de Severus Snape. Se paró de la mesa para leer la nota en un lugar más privado.
Cuando la hubo leído, suspiró. ¿Cómo se suponía que podía trabajar tranquilo, si tenía que estar volviendo a Hogwarts todo el tiempo? ¿Qué diablos le ocurría a Potter, si el día anterior parecía encontrarse perfectamente? Volvió a la mesa.
-Si me disculpan, tengo que irme. Tengo una emergencia. Continuaremos esta conversación más tarde.
._._._.
Era la hora de almuerzo, y Potter seguía durmiendo. Snape se paseaba de lado a lado en su sala. Una parte de él le decía que no se preocupara, que mientras el chico permaneciera bien guardado ahí abajo, no había problema. Y si estaba durmiendo, mejor: se metería en menos líos. Pero otra parte de él lo alertaba. El tener tanto sueño, y no sentir hambre no era un comportamiento normal. No en una persona de la edad de Potter al menos. ¿O si lo era? ¿Cómo podía saberlo? Y Albus que no contestaba...
-¿Lo despierto o no lo despierto? -se preguntó deteniéndose. Él si tenía hambre, y quería almorzar. Llamó a un elfo, y le encargó el almuerzo para Potter y para él. Luego decidió bajar a despertarlo. El chico tenía que dejar de dormir, y tenía que comer, en algún momento. Y ese era un buen momento. Decidido corrió la alfombra.
._._._.
-Potter, despierta -le dijo en su voz que no admitía réplicas.
Harry por su parte, sintió al fondo de su subconsciente que alguien lo llamaba. Pero se encontraba muy bien en su sueño. Había conseguido volver a aquel lugar, y en ese momento se encontraba con sus padres. Le habían hablado. Le habían dicho cosas de cuando él era un bebé. Ahora su madre lo acariciaba en la cabeza, mientras le cantaba una canción de cuna al oído. No, no pensaba despertarse tan pronto.
-POTTER -le gritó Snape mientras le movía un hombro-. DESPIERTA POTTER. Ya es la HORA DE ALMORZAR.
Harry sintió el llamado más fuerte. Miró a su madre, que le sonrió. Miró hacia la puerta de la cocina, y vio a su padre que desde allá también le sonreía. Sintió que alguien le movía el hombro con insistencia. 'Que fastidian' pensó. Pero el llamado era fuerte. Muy a pesar suyo vio desvanecerse las imágenes de su mente, y fue consiente del lugar en el que se encontraba. Abrió los ojos, y vio a Snape mirándolo con cara de preocupación.
-¿Qué pasa? ¿Para qué me despierta? -preguntó Harry sentándose en la cama y rascándose los ojos.
-Es hora de almorzar. Vístete y sube.
-No tengo hambre -le contestó Harry cerrando los ojos y volviendo a acostarse.
-No te vuelvas a dormir, Potter -le respondió Snape tomándole una mano y obligándolo a volver a sentarse-. Tienes que comer en algún momento. Levántate.
Viendo que no lo dejarían continuar durmiendo, Harry se resignó a levantarse.
._._._.
Cuando se sentó a la mesa, Harry descubrió que en realidad si tenía hambre, y comenzó a comer en silencio. Snape lo miró aliviado.
-¿Por qué tienes tanto sueño? -le preguntó de pronto-. ¿Has vuelto a tener alguna pesadilla?
-No, ninguna -contestó Harry simplemente. No pensaba compartir su sueño con Snape. Era algo demasiado personal.
-¿Y desde cuando sientes tanto sueño? -insistió Snape.
-No sé. Siento deseos de dormir. ¿Qué hay de malo en eso?
-No es normal que tengas tanto sueño. Algo te tiene que estar pasando -le contestó Snape, suspicaz.
-No me pasa nada malo -le contestó Harry encogiéndose de hombros y sirviéndose jugo de calabazas. Luego acercó el jarro a la copa de Snape-. ¿Jugo?
-No gracias -contestó Snape. Miró preocupado al chico que comía frente a él sin prestarle atención. Solo esperaba que Dumbledore llegara pronto.
._._._. fin capítulo 25 ._._._.
vicu_malfoy: a ver si no me falla la bombilla jajaja. ¡Gracias por darme ánimo!
Naiko: capaz que eso nunca se sepa, ¡¡¡muahaha XD!!! Snape es así en este fic... a veces anda "biencaedor". ¿Harry resignarse? Lo dudo... En este capítulo podrás ver un pedacito de la vida de Draco. Todavía estoy pensando si lo continuo. Me está costando escribir (como podrás haber notado por lo que me demoro en subir cada capítulo *snif*)
MAINE: ¡Guau! ¿Y no te dolieron los ojos?@_@ Jajaja, no había pensado en eso. Me imagino la escena con ataque cardiaco y todo :)
Joyce Granger: ¡Me alegro de que te guste! Sorry por demorarme tanto... ;_;
Hermi Weasley: ¡Gracias! Ya veremos como reacciona ese hombre tan ... temperamental.
V!rU§ P@()LÅ: Si. En este capítulo sale un poquito. Al igual que Sirius y Remus. Y Dumbledore. Y el-malo-de-la-película, juajuajua.
Loqui: Me alegro de que te guste. No tengo msn =(
vanesa: Trato de que Snape permanezca Snape. ¿Dumbledore? No creo que sepa. Aunque tal vez recuerde al alumno aquel de la foto. Quien sabe. ¿Qué quién es él? ¡Ahhhhhhhhhhhhhhh misterio!!!
*****************************************
Capítulo 25 Donde el plan comienza a funcionar
*****************************************
-No comprendo para qué dejó escapar a Black, mi señor -preguntó Colagusano.
-No estás aquí para cuestionarme -respondió Voldemort con una sonrisa cruel-. Pero te lo puedo decir: no lo necesitaba a él.
-¿Y entonces? ¿Para qué lo capturamos? -se atrevió a preguntar el otro.
-Digamos que era una prueba de ... sintonización -respondió Voldemort. Luego lanzó una carcajada-. Y funcionó perfectamente. Perfectamente.
Voldemort estaba satisfecho. Había conseguido alcanzar al famoso y bien cuidado Harry Potter. Y la puerta sería la misma mente del chico. Podían guardarlo dentro de una caja fuerte si querían. O mandarlo a la luna. El muchacho ya no tenía ninguna posibilidad. Y cuando esos miserables seguidores de Dumbledore se dieran cuanta, ya sería demasiado tarde. ¡Como deseaba verles las caras cuando encontraran a su niño salvador muerto!
._._._.
Lejos de ahí, Severus Snape venía despertándose de una siesta reponedora. La necesitaba, pues la noche anterior casi no había podido dormir.
Al salir, no pudo evitar sonreír ante el espectáculo. Ahí estaba Potter, durmiendo a pata suelta en el sofá, con un libro abierto sobre el pecho.
-Potter, Potter... Así que no tenías ganas ni de dormir ni de leer. -comentó para si mismo burlonamente.
Entonces, vio el tintero, la pluma y los pergaminos sobre la mesa. Se acercó con curiosidad, y comenzó a leer lo que el chico había escrito. Le sorprendió lo breve, y el hecho de que se hubiera mostrado lo suficientemente prudente para no poner nombres.
-¿Cuál será ese lugar tan interesante? -se preguntó Snape preocupado. Tendría que averiguarlo, y saber si Potter pretendía arrancarse para donde quiera que eso fuera. Recordó entonces que cuando había llegado a hablar con Dumbledore, Harry estaba sucio con tierra. Miró al chico que dormía en el sofá. De hecho, seguía cubierto de tierra. Y estaba ensuciado su sofá. Suspiró. Que importaba, no era nada que un buen hechizo limpiador no pudiera quitar. Se acercó, y vio algunas hojas y semillas pegadas en su ropa, además de algunas que había en el suelo, por donde se notaba que Potter había andado.
-Debe ser un lugar en los alrededores del castillo -concluyó rápidamente. Y por las hojas, no me extrañaría nada que se haya ido a meter al bosque, pensó. Tendría que tener cuidado, por si a Potter se le ocurría arrancarse de excursión. Suspiró. Solo le quedaban un par de semanas de vacaciones, y todo parecía indicar que tendría que pasarlas vigilando a Potter. 'Solo por unos días' le había dicho Albus, que gran mentira. Tal vez sería una buena idea dejarlo ir donde Draco. Y si se quedaba encerrado allá por algunos días, mejor. Así lo cuidaría otro. De pronto se preocupó. ¿Y si le ocurría algo? ¿De qué serviría haberlo salvarlo de tantas, si finalmente Voldemort igual lo atrapaba?
De pronto, una diminuta lechuza apareció. Snape reconoció la lechucita que Ron le había enviado a Potter algunos días atrás. Trató de atraparla, pero ella parecía estar decidida a entregarle la carta al destinatario. Comenzó a revolotear frenéticamente sobre el chico, tratando de llamar su atención.
Harry se despertó de pronto. Estaba teniendo una pesadilla, pero no le dolía la cicatriz y la olvidó instantáneamente cuando una lluvia de plumitas cayó sobre él. Rápidamente se sacó las que le habían caído sobre la cara, y logró atrapar al revoloteante pajarito.
-¡Pig! Que bueno verte... -le dijo alegremente mientras le quitaba el pergamino que traía amarrado a la patita. No parecía haberse dado cuenta de la presencia de Snape (no se encontraba en su campo visual en ese momento).
-Potter, será mejor que me pases eso... -le recordó Snape.
Harry saltó del sofá, sorprendido. Pero pronto se recuperó del susto.
-Es solo un pergamino, y es de Ron Weasley -se justifico. De todos modos, al ver la cara del brujo, le tendió el pergamino-. Tome.
Snape tomó el pergamino y ejecutó algunos encantamientos sobre él. Luego le echó un rápido vistazo y se la devolvió.
-Está bien, toma -le dijo tendiéndole la carta.
Harry comenzó a leerla.
Querido Harry
Espero que te encuentres bien, o mejor que antes al menos. ¿Por qué no has escrito?
Nosotros ya volvimos a La Madriguera. Nuestra tía Imelda por fin se decidió a morirse. Yo solo quería volver a casa, pues ese lugar es de lo más aburrido. Además, la casa de la tía era demasiado pequeña para tanta gente, y el clima estaba horrible.
Espero que ahora puedas venir a quedarte. Mi padre dijo que hablaría con Dumbledore. Me imagino lo aburrido que debe ser pasar las vacaciones en el colegio...
Bueno, espero verte pronto. Envíame una lechuza para saber como estás.
Ron
-Ron me quiere invitar a su casa -informó Harry-. Dice que su padre hablará con Dumbledore ¿Usted cree que me dejen ir?
-No lo sé -le respondió Snape encogiéndose de hombros. Harry se quedó unos instantes pensativo.
-Profesor...
-¿Qué?
-Yo sé que Voldemort quiere matarme. Pero, ¿por qué no me dejan ir a ninguna parte? ¿No podría ir a alguna parte escondido, y dejar que Voldemort piense que sigo aquí?
Snape suspiró.
-Podrías, pero sería muy difícil que nadie te viera. No sabemos quién podría pasarle el dato. Como a Hogwarts no puede entrar, es preferible que por ahora te quedes aquí.
-Pero si a Hogwarts no puede entrar, ¿por qué no puedo ir y venir por el castillo? -insistió Harry.
-Porque no sabemos lo que puede intentar. El golpe de la lechuza que le enviaron a Malfoy pudo haber acabado con ambos.
-Sin embargo, dejaron que Draco se fuera a vivir con su prima -suspiró Harry.
-Había que hacer algo para quitárselo a sus padres. Que le entregaran la custodia a alguien que lo protegiera de ellos mismos.
-O sea: a mi me pueden dejar aquí, porque a mi nadie vendrá a reclamarme. ¿Verdad? -respondió Harry amargamente.
-Para de autocompadecerte, Potter -le dijo Snape para cambiar de tema-. Mejor haz algo útil: ayúdame con lo de la foto.
-¿Puedo antes enviar una lechuza a Draco, y contestarle a Ron aprovechando que Pig está aquí?
-Está bien. Escríbele rápido, y luego te acompaño a la pajarera.
Harry se sentó entonces a escribirle a Ron.
Querido Ron
No sé si me dejen ir. ¡Me tienen más guardado que el oro de Gringotts! Pero trata de hacer presión por tu lado.
Este verano ha sido de lo más complicado. Ya te contaré todo cuando te vea.
Hermione me escribió desde Bulgaria. Dice que ha tomado muchísimas fotos. ¡Tengo muchos deseos de verlos a ambos! Bueno, de todos modos, solo quedan dos semanas para el 1º de septiembre.
Cariños,
Harry.
Pig estaba exitadísima mientras Harry le amarraba la carta (con bastante dificultad) en una de sus patitas. Apenas la soltó, se fue revoloteando a través de la diminuta ventana de la mazmorra.
._._._.
El resto de la tarde transcurrió tranquilamente. Enviaron la lechuza al contacto de Draco, y Snape continuó mostrándose amable.
Pasaron casi tres horas mirando y comentando la fotografía de la taza de café. Harry hizo lo mejor que pudo para explicarle el método que Amanda le había enseñado, pero con Snape no dio resultados. Finalmente, Harry terminó contándole lo que veía, y donde lo veía, mientras Snape tomaba nota (y una poción para el dolor de cabeza, ya que casi había quedado turnio tratando de ver algo).
Cuando Harry ya no logró ver nada más, se sentó extenuado en el sofá y cerró los ojos. Le dolía bastante la cabeza.
-Tal vez sería buena idea que le pidiera a Amanda que le dijera lo que ve en la taza. Ella es mucho mejor que yo para ligar las imágenes, y darles una interpretación en conjunto -sugirió Harry. Aunque estaba cansado, se sentía bastante a gusto. Se le hacía extrañísimo haber pasado tanto tiempo trabajando con el profesor de pociones, sin haber deseado ni una sola vez que se cayera muerto.
-Si, tal vez -respondió cortésmente Snape, aunque no estaba en absoluto de acuerdo. Se trataba de una sobrina de McGonagall. Y antes muerto que pedirle algo a McGonagall.
-Profesor... -preguntó de pronto Harry-. ¿De quién era esa taza de café?
Snape se quedó unos segundos en silencio. Eso formaba parte de la información secreta. Como espía no podía estar divulgando a cualquiera los elementos que manejaba. Pero, por otro lado, quien se lo preguntaba era Potter, que acababa de leerla para él. Le debía al menos eso y, de todos modos, era muy improbable que le fuera con el cuento al enemigo.
-De Voldemort -respondió finalmente.
Harry se quedó pensativo. Por eso estaba Snape tan interesado en descifrar esa taza de café. Probablemente Voldemort se la había tomado con el fin de ver su destino. Si usaba una bola de cristal, y las cartas del tarot, ¿por qué no iba a usar otros métodos de adivinación también? Y seguramente Snape lo había visto, y había aprovechado de sacarle una foto a la taza, para poderla estudiarla él mismo más tarde. Muy astuto.
De pronto, Harry sintió una copa en sus manos y abrió extrañado los ojos. Snape se la acababa de pasar.
-Es poción para el dolor de cabeza. La necesitas, ¿no?
-Si, gracias -le respondió Harry, extrañado. A pesar de lo amable que se había estado comportando, todavía no se acostumbraba.
-De nada. Ahora pediré la cena. Todo esto me ha dado hambre. ¿A ti no, Potter?
-Si, claro -le respondió Harry rápidamente.
._._._.
-Uf, por fin ha acabado -exclamó Remus Lupin tras haber cerrado la puerta.
Hocicos saltó desde una ventana, donde se había encontrado oculto por unas cortinas desde hacía unas horas. De ese modo, había podido espiar sin ser visto las reacciones de los asistentes a la reunión que se acababa de realizar. Pero ahora, toda la concurrencia se habían ido. En el lugar solo quedaban él y su amigo, por lo que tomó nuevamente su forma humana.
-¡Tanta preparación para que finalmente nos salgan con una sonrisa y un "que paranoicos que están" y "solo coincidencias"! -gruñó Sirius-. ¿Qué esperan? ¿Que Voldemort se ponga a matar en masa para recién reaccionar?
-Hay que tener paciencia, Sirius -suspiró Remus mientras guardaba algunas cosas-. Los cambios nunca son fáciles, y el ministerio se ha empeñado en tapar cualquier hecho que pueda ser interpretado como actividad mortifaga. Sabíamos, desde el principio, que no sería fácil convencer a nadie.
-Les ponemos las pruebas frente a los ojos, y no reaccionan. Estoy cansado de espiar por horas y horas para grabar conversaciones de 30 segundos, y que finalmente crean que es un montaje. O que son solo tonterías. ¡Es obvio que utilizan alguna clase de código para ponerse de acuerdo! ¿Cómo no pueden verlo?
-A menos de que Voldemort realice un ataque demasiado evidente, va a ser muy difícil convencerlos -explicó Remus con resignación-. El problema es que no está actuando como en el pasado. Sus ataques han sido fácilmente atribuibles a enfermedades, accidentes, o causas fortuitas. Y no ha dejado su marca como antes.
-A veces me gustaría que llevara a cabo un ataque como los de antaño, para que todos estos incrédulos nos tomen en serio -Sirius parecía realmente molesto.
-No puedes estar hablando en serio... Piensa como te sentirías si atacaran a alguien que conoces.
-No me hagas caso, Remus. Es solo que ver que días de trabajo no han servido para nada... es frustrante ¿no crees?
-Tanto como para nada, no. Tal vez hoy no convencimos a nadie. Pero de a poco nuestras fuerzas han ido creciendo -explicó Remus mientras terminaba de ordenar el lugar-. Ahora será mejor que apaguemos la luz y nos vayamos. Los muggles que viven aquí deben estar por llegar.
La casa en la que se encontraban había sido escogida entre las casas muggles que iban a estar desocupadas ese día a esa hora, por lo aislada de vecinos muggles y magos. Habían estado invitando grupos de magos (a los que les decían que esa casa era de un amigo muggle de Remus), para mostrarles las pruebas del retorno de Voldemort que habían logrado reunir, tras horas y horas de espionaje sobre sus mortifagos. Había sido un arduo trabajo, y las pocas conversaciones comprometedoras que habían captado parecían estar en alguna clase de clave. Esto hacía que, concretamente, fuera difícil convencer a alguien de que se trataba de actividad mortifaga, sobre todo si ese alguien no QUERÍA creer que Voldemort hubiese regresado.
En ese momento, los magos invitados y los otros magos de su equipo ya se habían ido. Solo quedaban Remus, que era el primero en llegar y el último en irse por ser el encargado de dejar todo como estaba, y Sirius, que por ser un prófugo también debía llegar antes que el resto para ocultarse, y esperar a que todos se fueran para salir de su escondite.
-Oye Remus... Ahora que ya terminamos con esto voy a darme una vuelta por Privet Drive. Hace tiempo que le vengo prometiendo a Harry que le voy a ir a buscar sus cosas, y lo he dejado esperando. ¿Me acompañas?
-Bueno, vamos.
Y tras decir esto, ambos desaparecieron.
._._._.
-¿Y? -preguntó Draco al ver llegar a su Prima.
-¿Cómo que "y"? ¡Saluda primero! -exclamó Laure fingiendo indignamiento.
Draco saludó a su prima y le preguntó como había estado su día.
-Estuvo bien, gracias. ¿Alguna novedad por aquí?
-Nada.
-¿Terminaste de acomodar tu cuarto?
-Siiiiiii, prima.
-¿Comiste?
-Siiiiiii, primita.
-Me parece bien -contestó ella, y comenzó a alejarse rumbo a la cocina. Draco la retuvo.
-Bueno, ¿y?
-¿Y qué? -preguntó Laure haciéndose la tonta. Draco la miró con impaciencia.
-¿Hablaste con Dumbledore? ¿Me contestó Harry? ¿Va a poder venir?
-Hablé con Dumbledore, y él piensa que es demasiado arriesgado. De todos modos se verán dentro de dos semanas, cuando comiencen las clases -contestó ella. Luego, viendo la cara de decepción agregó:- pero te escribió. Toma -agregó tendiéndole la carta que su amiga Odette le había entregado.
-Gracias.
Draco dejó ir a su prima, que de inmediato se fue a la cocina. Abrió la carta y la leyó.
-¿CR? -se preguntó extrañado. De pronto calló en cuenta, y se rió-. Vaya con el cabeza rajada... ¿De qué lugar estará hablando?
-¿Qué es esta cosa? -preguntó su prima saliendo de la cocina con jarro.
-N... nada -se apresuró en contestar Draco, mientras le quitaba el jarro de las manos. Rápidamente lo vació en el lavaplatos.
-¿Qué era eso? -le preguntó inquisitivamente su prima.
-Nada importante, no te preocupes. ¿Te caliento ravioles?
-No me cambies de tema. Eso olía a alcohol, si no me equivoco. ¿Qué era?
-Un experimento. Pero no resultó. Da lo mismo de todos modos.
-¿Qué estabas tratando de hacer? -preguntó interesada su prima, mientras miraba el rastro que el líquido había dejado en lavaplatos.
-Estaba tratando de preparar un trago nuevo.
-¿Un trago? ¿Y de donde sacaste algo con qué hacer eso? -preguntó ella extrañada-. Yo solo tengo cerveza, y ESO -agregó apuntando al lavaplatos- no olía a cerveza.
-Del botiquín del baño -admitió Draco.
-¿Usaste ese alcohol de la botella azul?
-Si.
-¿ESTAS LOCO? ¡Si ese no se bebe! ¡Es para desinfectar heridas y esas cosas!
-Si, ya me di cuenta que no se bebe...
Laure suspiró.
-Justo lo que me faltaba: llegar, y encontrarte intoxicado.
-¡No estoy intoxicado! -se defendió Draco.
-¿Cuánto de esa cosa te tomaste?
-Solo lo probé.
-Ok, pero no sigas haciendo experimentos, ¿quieres?
-Bueno, ¿no podrías comprar algún trago?
-No. Estás muy joven para esas cosas. Además, no quiero que te quedes solo y ebrio todo el día.
-¡No me voy a embriagar! Solo quiero preparar unas recetas que se me ocurrieron.
-Y después de prepararlas, las vas a probar. Y entre probada y probada... quien sabe qué se te ocurra hacer.
-Que exagerada... Si hubiera atinado a botar mi experimento antes de que tu llegaras, ni siquiera te hubieras dado cuenta.
-Probablemente. En todo caso: me alegro de haberme dado cuenta. ¿Por qué te interesan los tragos?
-Me gustaría, algún día, abrir un bar, en algún lugar exótico. Tener mis propias recetas secretas. Un lugar para los magos y brujas.
Laure se rió. Se imaginaba a su primo de barman, detrás de una barra iluminada con luces de colores y unos cocos.
-Vamos a hacer una cosa: te dejaré practicar cuando yo esté en casa, el fin de semana. ¿Te parece?
-¡Claro! -exclamó Draco-. Y de paso los pruebas y me dices qué opinas.
-Hecho.
._._._.
Harry dormía. Sonreía. Estaba teniendo un sueño muy agradable. Caminaba en una casa, que no conocía. Pero al recorrerla le pareció algo familiar. Sentía risas, en alguna parte. Caminó por una salita. Unos juguetes estaban tirados en el piso. Recogió un aro de madera, pintado de un rojo brillante. Cerca, había otros. Eran de otros colores, y de distintos tamaños. También había una cabeza de cerdo, de madera, con orejas de cuero, que le guiñó un ojo, y una base con un palo. Comenzó a ensamblar el juguete. El sonido de los aros de madera al caer los unos sobre los otros le resultó agradable. Hubiera querido sentarse y ensamblarlo una y otra vez, pero volvió a escuchar las risas.
Trató de seguirlas, escalera arriba, pero dejó de escucharlas. Algo en esa escalera le resultaba extrañamente familiar. Se agachó, y se sentó en un peldaño. Apoyó su cara en la baranda, y miró por entre las pilastras. Un fuego acogedor crepitaba en la chimenea, en la sala. Volvió a sentir las risas. No venían de arriba, sino de un sofá, que se encontraba mirando al fuego. Volvió a bajar, y se acercó al sofá desde atrás. Alguien reía en ese sofá. Le dio la vuelta, quedando con el fuego a su espalda. En el sofá estaban un hombre, y una mujer, abrazados. Eran sus padres. De pronto ellos lo vieron. Se sentaron y le hicieron señas para que se sentara entre ellos. Le sonrieron.
Harry se sentía feliz. Se sentó entre ellos, y sintió como su madre le acariciaba la cabeza.
-Harry, querido. Nos...
Pero Harry no puedo seguir escuchando a su madre, porque en ese momento la voz de Snape lo trajo de vuelta a la realidad.
-Despierta, Potter.
Harry cerró los ojos con fuerza. Tenía que volver a quedarse dormido. Tenía que volver a ese sueño, en el que había conseguido estar con sus padres.
-Potter -insistió Snape samarreándole el hombro-. Son más de las diez.
-Déjeme dormir otro rato, por favor -respondió Harry sin abrir los ojos. Rápidamente las imágenes se estaban desvaneciendo de su mente, y sintió con desesperación como aquel sueño se le iba. Tenía que volver a dormirse rápido.
-Potter, despierta. Despierta que me estás asustando.
Harry finalmente se resignó y abrió los ojos. Había llegado al punto en que sabía que le sería imposible volver a meterse al sueño. Con rencor se sentó en la cama.
-¿Por qué tanto apuro? ¿A quién le importa si sigo durmiendo otro rato?
-A tu padrino, supongo -respondió Snape cruzándose de brazos-. Te está esperando en el gran comedor. Pensé que te interesaría ir a verlo. Pero si quieres dejarlo esperando, para seguir durmiendo, allá tú -agregó caminando hacia la escalera.
-Lo siento. No quise ser brusco. Gracias por despertarme.
Pero Snape ya estaba desapareciendo tras la alfombra del piso de arriba, y no le respondió.
._._._.
-Hola Harry -lo saludó su padrino mientras se acercaba con los brazos extendidos para abrazarlo-. Ya estaba por vencer a mi orgullo y bajar a buscarte donde Snape. Llevo media hora esperándote.
-Hola Sirius. Es que estaba durmiendo -respondió Harry abrazándolo.
-¿Hasta esta hora? -se extrañó su padrino. ¿A qué hora te estás acostando? ¿Estás enfermo?
-Me acosté temprano, y no estoy enfermo. Pero todavía tenía ganas de dormir.
-Déjalo, Sirius -dijo Remus acercándose en ese momento-. Hola Harry -agregó mirando al chico, y luego volvió la vista hacia su amigo-. ¿Recuerdas cómo te teníamos que sacar a patadas a ti de la cama cuando tenías esa edad?
-Si, si me acuerdo. Pero James y Peter también. Tú eras el único bueno para madrugar por lo que recuerdo.
-¿Entonces de que te extrañas? -le respondió Remus sonriendo-. De todos modos está de vacaciones, así que deja que duerma, si tiene ganas. Además, dicen que las personas crecen mientras duermen.
-Si, ya -se rió Sirius mientras soltaba a Harry.
-¡Gracias por soltarme! -respondió Harry tomando aire como si no hubiese podido respirar durante todo el abrazo. Luego agregó:- ¿Viniste a traerme mis cosas?
-Si. Te las dejé con Dobby. Está tu baúl con tus cosas, tu escoba, tu capa invisible y la jaula de Hedwig.
-Gracias.
-Bueno, ahijado mío. Ahora nos tenemos que ir.
-¿Tan pronto? -respondió Harry decepcionado.
-Los siento. Pero te traje tus cosas, ¿no?
-Sirius -recordó Harry de pronto-, antes de que te vayas... Draco me escribió invitándome a su casa. Y Ron me escribió también, invitándome a La Madriguera. ¿Puedo ir?
Harry miró a su padrino, implorante. Sirius apartó la vista, incómodo.
-Por favor... -insistió Harry.
-Sólo quedan dos semanas para que terminen las vacaciones. Entonces podrás verlos todos los días. ¿No te puedes aguantar de aquí a entonces?
-¡Pero es que estar aquí es muy aburrido! No hay nada que hacer...
-Te traje tus cosas. Puedes hacer tus deberes -le respondió Sirius con una sonrisa. Harry lo miró con desagrado.
-No voy a demorarme dos semanas enteras en hacer los deberes, Sirius.
-Bueno, con todo el tiempo que tendrás, te van a quedar muy bien. Estoy seguro.
-¿Me das permiso para salir a volar con mi escoba por lo menos? -preguntó Harry tratando de negociar.
-Supongo que si Snape te acompaña, y no sales de Hogwarts, no hay problema.
-Eso es lo mismo que decirme que no puedo... -se quejó Harry-. ¿Cómo hago para que Snape quiera salir a mirarme mientras vuelo?
-No sé Harry. Pero piensa: sólo son dos semanas. Pasarán rápido, no te preocupes. Ahora abrázame, que me tengo que ir.
-Supongo que tienes razón. Bueno, adiós Sirius. Trata de volver pronto a verme -se despidió Harry dándole un abrazo.
-Voy a tratar -le prometió su padrino.
-Adiós Harry -se despidió Remus-. Cuídate.
-Adiós.
Sirius y Remus salieron del gran comedor, dejando a un Harry un poco triste. De pronto, el chico se dio cuenta de que estaba solo, y se sintió un poco extraño. Salió al hall. Estaba vacío. Snape lo había acompañado cuando había ido a reunirse con su padrino, pero lo había dejado en la puerta del gran comedor y se había ido. ¿Qué se supone que debía hacer ahora? Volver a las mazmorras, seguramente. Pero, por otra parte, se encontraba libre como hace tiempo que no se encontraba. Podía ir donde quería, no había ahí nadie para impedírselo. Y dudaba que su padrino se fijara en donde se encontraba justo en ese momento que acababa de partir.
Miró la gran puerta de entrada al castillo. ¿Y si salía a dar un paseo? Si sólo tuviera su Saeta de Fuego... Pero Sirius la había dejado con Dobby, así que seguramente a esta hora debía estar en las mazmorras. Entonces recordó el sueño que había tenido esa mañana, y deseó que no lo hubieran despertado. ¿Sería posible volver a soñar lo mismo? ¡Como le hubiera gustado! Tal ves podía volver a la mazmorra, e intentarlo. Dudaba que Snape se opusiera a dejarlo dormir. Al contrario. Probablemente estaría encantado de liberarse de él por un par de horas.
-Si, volveré a las mazmorras -murmuró para si mismo-. Además, así me evito problemas. Y a ver si Snape baja la guardia. Ya lo está haciendo.
._._._.
El enano de piedra lo quedó mirando.
-Si, ya sé que eres tú. Toca la puerta y a ver si el amo te abre...
._._._.
-¿Tan pronto volviste? -le preguntó Snape extrañado al abrirle la puerta.
-Si le molesta que haya regresado, puedo ir a darme un par de vueltas y volver más tarde -le ofreció Harry de mal modo.
-Adentro Potter -le ladró, abriendo más la puerta para dejarlo pasar-. Y ten cuidado con ese tonito.
Harry entró callado, deseando haber ido a dar un paseo en ves de haber vuelto. Estaba claro que a Snape no le hubiera extrañado si regresaba más tarde. 'Palos por que bogas, palos porque no bogas' pensó Harry. No había como dejarlos contentos.
-Volví apenas se fue mi padrino. ¿No se supone que eso debía hacer? -le preguntó.
-Me alegra ver que Potter, finalmente, tiene algo de juicio dentro de esa cabeza -se burló Snape.
'Y ya empezó de nuevo', pensó Harry amargamente. Tanta amabilidad no podía durar...
-¿Puedo bajar un rato a mi mazmorra? -preguntó Harry. Snape lo quedó mirando extrañado. ¿Potter DESEABA estar encerrado abajo en plena mañana? Algo debía pasarle a ese chico. ¿Tal vez había discutido con su padrino?
-¿Cómo estaba tu padrino? -preguntó Snape sin responder a la pregunta.
-Su HERMANO, querrá decir -fue el turno de Harry de burlarse. Notó que la cara habitualmente pálida de Snape se sonrojaba ligeramente.
-No vuelvas a mencionar ese tema, Potter. Ni aquí ni en ninguna parte. Nunca.
-Estaba perfectamente, si eso es lo que quería saber -respondió Harry en tono neutro-. Ahora, ¿puedo o no puedo bajar un rato?
-¿Por qué quieres estar ahí abajo? -preguntó Snape.
'Para no ver tu cara de imbécil', fue lo primero que se le ocurrió responder a Harry, pero se contuvo a tiempo.
-Quiero descansar, dormir un rato -respondió Harry encogiéndose de hombros.
-¿Todavía tienes sueño? ¿No pudiste dormir anoche acaso? -le preguntó Snape extrañado. Estaba empezando a preocuparse.
-¿Qué problema hay si quiero dormir un rato? -preguntó Harry molesto-. Si quiero salir: no puedo. Y si quiero quedarme adentro durmiendo: tampoco puedo. ¿Me podría POR FAVOR hacer una lista de lo que SI puedo hacer sin tener que estar dando explicaciones?
-No dije que no pudieras, Potter. Y baja el tonito. Solo quiero saber si estás enfermo, porque no es normal, si dormiste toda la noche, que antes del mediodía ya tengas sueño nuevamente.
-No estoy enfermo, si eso es lo que teme -'o lo que le gustaría' pensó Harry-. ¿Y? ¿Tengo o no tengo su consentimiento para bajar y acostarme a mirar el techo un rato?
-No. Si quieres puedes dormir siesta después de almorzar -le respondió Snape-. A propósito, ¿desayunaste cuando estuviste ahí arriba?
-No.
-Entonces llamaré un elfo, para que te traigan algo.
-No hace falta, no tengo hambre -respondió Harry (y era verdad). Acababa de decirlo cuando se dio cuenta de que había sido un error decir eso. Ahora Snape lo miraba como si de verdad estuviera enfermo. Aunque tampoco estaba tan mal. Si lo creía enfermo, lo dejaría acostarse. Y podría intentar tener el mismo sueño nuevamente. ¿Tal ves si pensaba intensamente en sus padres, y en el lugar que había recorrido, antes de quedarse dormido?
-¿De verdad? -le contestó extrañado Snape-. ¿Sientes fiebre? ¿Te duele algo?
-Si, la cabeza -mintió Harry, feliz del giro que estaba tomando la conversación-. ¿Puedo ir a acostarme un rato por favor? -preguntó en una voz que sonaba enferma.
-Si, baja -le respondió Snape en un tono más amable-. Te llevaré una poción para el dolor de cabeza.
._._._.
'¿Y ahora qué hago?', se preguntaba Snape mientras sacaba de su armario de reserva una poción para el dolor de cabeza. ¿Cómo iba a saber que diablos le pasaba a Potter, si él no era medimago? Podía llamar a uno que viviera en Hogsmeade, pero ¿cómo saber si era de confianza o no? No podía dejar entrar a Hogwarts a cualquier extraño, sin el consentimiento de Dumbledore. Eso podía ser muy peligroso.
-Dumbledore -se dijo a si mismo-. Voy a mandarle una lechuza.
._._._.
Dumbledore se encontraba comiendo con algunas personas en un lugar del Callejón Diagon, cuando de pronto una lechuza entró por una ventana y se posó en el respaldo de su silla. Desamarró la nota que traía.
-Si me disculpan, caballeros -dijo cuando reconoció la letra de Severus Snape. Se paró de la mesa para leer la nota en un lugar más privado.
Cuando la hubo leído, suspiró. ¿Cómo se suponía que podía trabajar tranquilo, si tenía que estar volviendo a Hogwarts todo el tiempo? ¿Qué diablos le ocurría a Potter, si el día anterior parecía encontrarse perfectamente? Volvió a la mesa.
-Si me disculpan, tengo que irme. Tengo una emergencia. Continuaremos esta conversación más tarde.
._._._.
Era la hora de almuerzo, y Potter seguía durmiendo. Snape se paseaba de lado a lado en su sala. Una parte de él le decía que no se preocupara, que mientras el chico permaneciera bien guardado ahí abajo, no había problema. Y si estaba durmiendo, mejor: se metería en menos líos. Pero otra parte de él lo alertaba. El tener tanto sueño, y no sentir hambre no era un comportamiento normal. No en una persona de la edad de Potter al menos. ¿O si lo era? ¿Cómo podía saberlo? Y Albus que no contestaba...
-¿Lo despierto o no lo despierto? -se preguntó deteniéndose. Él si tenía hambre, y quería almorzar. Llamó a un elfo, y le encargó el almuerzo para Potter y para él. Luego decidió bajar a despertarlo. El chico tenía que dejar de dormir, y tenía que comer, en algún momento. Y ese era un buen momento. Decidido corrió la alfombra.
._._._.
-Potter, despierta -le dijo en su voz que no admitía réplicas.
Harry por su parte, sintió al fondo de su subconsciente que alguien lo llamaba. Pero se encontraba muy bien en su sueño. Había conseguido volver a aquel lugar, y en ese momento se encontraba con sus padres. Le habían hablado. Le habían dicho cosas de cuando él era un bebé. Ahora su madre lo acariciaba en la cabeza, mientras le cantaba una canción de cuna al oído. No, no pensaba despertarse tan pronto.
-POTTER -le gritó Snape mientras le movía un hombro-. DESPIERTA POTTER. Ya es la HORA DE ALMORZAR.
Harry sintió el llamado más fuerte. Miró a su madre, que le sonrió. Miró hacia la puerta de la cocina, y vio a su padre que desde allá también le sonreía. Sintió que alguien le movía el hombro con insistencia. 'Que fastidian' pensó. Pero el llamado era fuerte. Muy a pesar suyo vio desvanecerse las imágenes de su mente, y fue consiente del lugar en el que se encontraba. Abrió los ojos, y vio a Snape mirándolo con cara de preocupación.
-¿Qué pasa? ¿Para qué me despierta? -preguntó Harry sentándose en la cama y rascándose los ojos.
-Es hora de almorzar. Vístete y sube.
-No tengo hambre -le contestó Harry cerrando los ojos y volviendo a acostarse.
-No te vuelvas a dormir, Potter -le respondió Snape tomándole una mano y obligándolo a volver a sentarse-. Tienes que comer en algún momento. Levántate.
Viendo que no lo dejarían continuar durmiendo, Harry se resignó a levantarse.
._._._.
Cuando se sentó a la mesa, Harry descubrió que en realidad si tenía hambre, y comenzó a comer en silencio. Snape lo miró aliviado.
-¿Por qué tienes tanto sueño? -le preguntó de pronto-. ¿Has vuelto a tener alguna pesadilla?
-No, ninguna -contestó Harry simplemente. No pensaba compartir su sueño con Snape. Era algo demasiado personal.
-¿Y desde cuando sientes tanto sueño? -insistió Snape.
-No sé. Siento deseos de dormir. ¿Qué hay de malo en eso?
-No es normal que tengas tanto sueño. Algo te tiene que estar pasando -le contestó Snape, suspicaz.
-No me pasa nada malo -le contestó Harry encogiéndose de hombros y sirviéndose jugo de calabazas. Luego acercó el jarro a la copa de Snape-. ¿Jugo?
-No gracias -contestó Snape. Miró preocupado al chico que comía frente a él sin prestarle atención. Solo esperaba que Dumbledore llegara pronto.
._._._. fin capítulo 25 ._._._.
