HARRY POTTER Y EL PRINCIPE DE SANGRE MEZCLADA

Disclairmer: todos los personajes, nombres, lugares, y en general TODO es de J.K.Rowling, y que no gano dinero con esto, que lo hago por diversión.

Contestación de los Reviews:

Victor: todavía queda para que se sepa quien es el que provoca los accidentes, y me agrada que te gustaran los dos últimos capítulos.

Celina: haces bien en no creértelo, creo que lo estoy liando más. No sabes lo que alegra que alguien te diga que es muy bueno… me hacen subir los colores y todo.

Gorathion: leí tu review, me dejo con una alegría para varios días, tantos elogios… y lo de lo mejorcito de fanfiction… cada vez que lo leo es que no me lo creo. Muchas gracias por los ánimos, y te doy yo ahora los ánimos para ponerte a escribir tu.

Tania Stratman: ¡alguien que me comenta que le gusto a Ron hablando en verso! Eso fue muy divertido de escribir, aunque fue muy difícil para que rimaran, y la mayoría son una gran estupidez. Yo tampoco creo que la relación entre Harry-Dumbledore sea tan dramática, seguro que Rowling la suaviza un poco.

Ginny84: siento no haber podido contestar a tu review el capitulo pasado. Pruebo de actualizar lo antes que puedo, pero no tengo mucho tiempo para ponerme al ordenador… lo siento.

Y gracias a remus-lupin-black-darkg por dejarme un review.

18 - HARRY EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS

Se levanto con un mal presentimiento, pero era martes y todas las clases de la mañana las compartía con Slytherin, así que era seguro que no sería un buen día, sobretodo porque también tendría que apuntar a Snape.

Las cosas no marchaban del todo bien, no había podido hablar con el trío de Ravenclaw que se encargaba de descifrar que le había pasado a su escoba, la misma escoba que le regalo Sirius, y referente al príncipe toda la información de la biblioteca había desaparecido.

En el anuario de 1825 no salía la foto de Diotima de Weesex, y en los libros de linajes no salía nada sobre ella ni sobre su desaparición. Quizás no hubiera resultado sospechoso si no fuera porque faltaban párrafos, o en algunos casos paginas enteras como Hermione había descubierto.

Quizás Dumbledore sabía lo que buscaban y había hecho desaparecer la información para que no se metieran en líos, pero esto no tenia sentido, quizás hubiese sido Snape, pero no sabía el propósito de esconder sus orígenes en los libros de la Biblioteca de Hogwarts, sabiendo que lo podían encontrar en otros sitios, quizás hubiera sido la misma Diotima cuando desapareció, para no dejar rastros de ella, pero había algo en las palabras que le había dicho el Sombrero Seleccionador que no encajaba, y Hermione…

Iba tan metido en sus pensamientos que no se dio cuenta de que tropezó y se cayó por las escaleras, noto algo extraño en su cuerpo, un cosquilleo raro, y de pronto aterrizo en algo blandito. Estaba todo adolorido y cuando se puso las gafas supo que algo no iba bien, y de pronto se vio en otro lugar.

Ron y Hermione atravesaron el retrato de la Señora Gorda hacia el comedor discutiendo, y por ello no se dieron cuenta de que Harry no les seguía.


Se había desaparecido, mejor dicho, alguien se había desaparecido con él. Pero ningún mago podía desaparecerse en Hogwarts, sólo habían unas criaturas que lo podían hacer: los Elfos Domésticos.

Eran unos seres extraños con grandes y puntiagudas orejas, enormes ojos que lo miraban fijamente, en una colosal cabeza y una gran mano sobre la cual estaba sentado.

- ¡AHHH!

- ¿Se encuentra bien, Señor Harry Potter? - pero Harry no respondió, no se encontraba como para responder - Dobby vio como lo intentaban asesinar tirándolo por las escaleras, Dobby lo encogió, aquí en las cocinas estará seguro.

- Sólo tropece

- Dobby oye cosas. Nadie se da cuenta de que Dobby esta allí. Dobby escuchó como intentaron matar al Señor Harry Potter en Halloween tirándolo por las escaleras. Esta vez Dobby ha salvado al Señor Harry Potter de morir al caer por las escaleras.
- Dobby, esta vez solo tropecé, nadie intento tirarme.

- Dobby lo vio caer.

- Bueno… ahora que ya estoy a salvo podrías devolverme a mi tamaño.

- No Señor Harry Potter, no hay tiempo, ahora hemos de preparar el desayuno, después lo llevare ante el director Albus Dumbledore para que sepa que esta bien, después de la cena lo llevare.

- ¡¿Después de la cena?! - se comenzaba a enfadar

- Cuando acabemos el desayuno, habremos de recoger y limpiar, ir a los dormitorios y recoger, habremos de empezar con el almuerzo, habremos de limpiar el Gran Comedor y la cubertería y la vajilla, y después preparar la cena, hasta entonces estará aquí seguro, y le daremos bien de comer - Harry sintió pena por todas las cosas que tenían que hacer los Elfos Domésticos, y el enfado había quedado en el olvido, quizás la idea de Hermione de liberarlos no era tan mala - aquí tiene su desayuno - y le sirvió un pastelillo de nata y fresa, solo que con el tamaño que tenía ahora el "pastelillo" tenia su altura.

Era enorme.

No sabía ni por donde comenzar, tuvo que ir cogiendo miguitas del bizcocho, ya que Dobby no se le había ocurrido encoger también un tenedor, y la nata era pringosa. No llego a comer ni lo que en su tamaño normal consideraría un bocado.

Los Elfos Domésticos comenzaron a desaparecerse para retirar el desayuno y Harry supo que pronto empezaría la clase de pociones. Tenía que llegar allí, y buscar a Hermione para que lo agrandara. Y no quería ver la cara de Snape cuando apareciera con este tamaño. No podía faltar a esa asignatura porque estaría suspendido seguro, así que lo que tenia que hacer ahora era llegar a la clase.

Dobby lo había dejado encima de una mesa, y la cuestión era bajar de ella. Incluso no teniendo vértigo por jugar al Quidditch mirar hacia abajo desde el borde de la mesa era aterrador, y aquí no tenia su escoba se alejo bastante del borde y se puso a pensar como bajar de allí. Aunque quizás no sería tan mala idea allí hasta la cena porque no quería romperse el cuello si se caía y daba contra el suelo, y además tenia pastelillo de sobra.

Entre las cosas que había encima de la mesa descubrió una servilleta de tela y juntando las cuatro esquinas con un hechizo, y pegándoselo a la espalda con el mismo se decidió a saltar.

Aunque quizás no era tan buena idea, comenzaba a marearse solo de pensar que pasaría si no funcionaba su improvisado paracaídas. Al menos recordaba que había funcionado en uno de los muñecos de combate de su primo, aunque también recordaba que no duro ni una semana, aunque creía que eso nada tenia que ver con el paracaídas, sino con el berrinche que tuviera su primo en ese momento.

Por muy Gryffindor que fuese eso era un suicidio, así que dando marcha atrás se decidió a seguir comiendo el pastelillo, pero con tan mala fortuna que el viento que se formo por la aparición de Dobby hizo que se desestabilizara y cayera mesa abajo.

Realmente funcionaba.

Y se dio prisa a esconderse detrás de la pata de una silla para que Dobby no lo viera y le obligara a quedarse.

Consiguió salir de las cocinas con sigilo debido a su tamaño, y ahora había de encaminarse a las mazmorras, así que se puso a andar en dirección a las escaleras. El amplio corredor que era normalmente se había convertido en una enorme avenida por la que Harry caminaba, y cuando normalmente era corta, ahora era un largo camino y Harry se comenzaba a cansar.

Consiguió llegar a las escaleras, y el problema ahora era como subirlas. Hacían el doble de su tamaño, y no conseguiría escalarlas, pues también eran lisas en la parte superior por el paso de las personas a lo largo de los mil y más años en que el castillo estaba construido, y para llegar a la clase de pociones habría de subir estas escaleras que le llevarían al primer piso y después bajar muchas más.

Seguía sin saber como subir, quizás… nunca había probado de levitarse a si mismo, pero al menos ahora su peso mayor sería mayor al de una pluma, pero menor a un garrote de trol, así que no sería muy difícil echarse el hechizo… o eso esperaba.

Saco su minivarita y se apunto a si mismo mientras decía "Wingardum leviosa", pero no salió bien porque no había hecho bien los movimientos con la muñeca, pero es que era muy complicado hacerlos teniendo ya la muñeca doblada hacia si.

Decidió hacerlo como si se tratara de la mano de otra persona que tuviera delante, para poder imitar correctamente los movimientos y lo consiguió, pero con tan mala suerte que hizo un mal movimiento y se cayó en el mismo escalón. Finalmente lo consiguió a la tercera, pero tampoco fue fácil ya que había de ir dirigiendo poco a poco la varita hacia el lugar donde quería ir sin dejarse de apuntar, porque sino o caía o iba demasiado rápido y se mareaba. El Quidditch no tenía nada que ver en esto.

¡Ya estaba en el primer piso!

Ahora tenia que ir a buscar las escaleras que lo llevarían a la planta baja, y de ahí llegar a las escaleras que llevaban a las mazmorras. ¡Y sólo quedaba una hora!

Comenzó a caminar y supo de inmediato que algo no iba bien, alguien le observaba, se giro y no encontró a nadie, una verdadera lastima ya que había perdido la oportunidad de que alguien le agrandara. Sin embargo Harry seguía teniendo la sensación de que alguien lo vigilaba, y un escalofrió le recorrió la espalda.

Comenzó a caminar más rápidamente, pero como era tan pequeño no adelantaba mucho, y de pronto una sombra se cernió sobre él. Y al mirar hacia arriba se encontró con dos inmensos ojos amarillos con una ralla en medio que le miraban golosos. ¡La Señora Norris! Y en el preciso instante en que esta alzaba la zarpa Harry hecho a correr suplicando por su vida.

Un ratón que huía, pensaba la Señora Norris, vamos a jugar un poquito con él. Y se puso a perseguirlo sin llegar a atraparlo, pero tampoco dándole demasiada ventaja, y estirando la pata y golpeándolo y Harry intentaba esquivarlo con sus reflejos aunque no siempre lo lograba.

Se escondió tras una armadura pero la g ata de Filch no se iba a dar por vencida con semejante banquete por delante, así que iba dando zarpazos primero por una banda y después por la otra. Estaba atrapado. En un momento las zarpas surgieron por la derecha y Harry hecho a correr por la banda contraria. Volvió a estar a la merced de la gata que ya se había cansado de jugar y ahora iba a por su jugoso ratón.

Tenía ya las fauces abiertas y Harry corría y corría, y vio la salvación, un armario con la puerta suficientemente abierta para que entrara él y no la Señora Norris. Se puso de lado y entro, pero no tuvo en cuenta con que la pata del animal fue empujando la puerta y abriéndola. Y los ojos le miraban dando por seguro que ya lo tenía.

De pronto Harry sintió en sus pies un cosquilleo que se iba extendiendo por sus piernas, por sus brazos y sus manos, su cabeza. Comenzaba a ver borroso, los ojos de la Señora Norris se veían borrosos y de pronto ya no vio nada más.


Le dolía la cabeza a más no poder, como si le hubiesen dado con una sartén una y otra vez, también como si hubiera tomado una copita de más. Y Harry ni siquiera veía bien. Alzo la mano para ver si llevaba puestas las gafas, y sintió un intenso dolor en todo el brazo, como la vez que se tuvo que tomar la poción crecehuesos y todos los huesos del brazo se estaban reconstruyendo. Unos momentos después el dolor arremetió y pudo ver que efectivamente llevaba las gafas puestas, sin embargo todavía no veía bien.

Al cabo de un rato ya podía ponerse de pie y caminar, y la vista era tan mala como siempre.

Pero seguía sin saber que había pasado.

Un gato persiguiéndole ¿Un gato? ¿Cómo podía un gato perseguir a una persona? ¿Un gato agrandado? Recordó entonces el hechizo encogedor de Dobby. Había escapado de la Señora Norris escondiéndose en un armario ¿Y después? ¿Se había desaparecido en un armario?

¡El armario evanescente del primer piso!

Ahora entendía que estuviera aturdido y desorientado. Recordaba que el año pasado los Gemelos Weasleys habían metido a Montague en ese armario, y había tardado en aparecer y costo mucho que se recuperara. Él se había recuperado en poco, así que no había pasado demasiado tiempo desaparecido ¿Qué hora sería? No llevaba reloj y miro a su alrededor y allí a lo lejos había uno. La 11 y… No veía muy bien, y menos con tan poca luz, las 11 menos 5 minutos ¡Faltaban 5 minutos para que acabase la clase de pociones! Tenía que llegar para pedirle a Hermione que le agrandara, tenía que llegar ¿Dónde estaba? ¡La sala común de Slytherin!

Por lo menos estaba en las mazmorras. Hecho a correr, la clase de pociones estaba cerca. Corría y corría, pero no avanzaba mucho, y la gente comenzó a salir de las clases y a pasar por su lado. Más de una vez estuvieron a punto de pisarle, y decidió ir junto al muro, con cuidado, y seguir corriendo.

Consiguió llegar a la clase, pero ya no estaban, ahora estaban el siguiente grupo, los Ravenclaws y Hufflepuffs de tercero. Genial. Ahora estaría suspendido de pociones.

Estaba muerto no podía dar un paso más, tenia Cuidado de Criaturas Mágicas, afuera, junto a la cabaña de Hagrid. Por lo menos le tocaba subir dos pisos más y no se sentía con ánimos de ello. Lo único bueno que había sacado era un buen entrenamiento de Quidditch.

¿Quidditch? ¡Su escoba! Pero su escoba estaba sin magia, le había dicho que la llevarían a arreglar a los que fabricaban las Saetas de Fuego cuando acabaran las investigaciones.

- Accio Barredora de Ron - esperaba que Ron no se enfadara por tomar prestada su escoba. Y tardo bastante en llegar, y entonces la GRAN escoba venia directo a él, y a tiempo hizo el otro hechizo - reducio - y una pequeña escoba llego a sus manos.

Se subió y puso el acelerador al máximo pero no corría mucho comparado con su Saeta de Fuego. Por una parte era divertido volar por dentro del castillo, cerca de las ventanas, esquivando las armaduras, por medio de las estatuas, subiendo las escaleras sin esfuerzo y saliendo por fin al aire libre por la puerta que llevaba a la Cabaña de Hagrid.

Ya lo podía divisar y también al grupo de alumnos. Pero de pronto una ráfaga de viento llego y lo desvió de su camino llevándolo a su merced. Puede que las escobas en su tamaño normal, con magos en tamaño normal, pudieran resistir el viento, a veces a duras penas, pero en el caso del pequeño Harry y la pequeña escoba de Ron no podía hacer nada, así que hasta que el viento se calmo estuvo dando tumbos por el aire sin ningún control. Mareado consiguió llegar a donde estaba Hermione junto con Ron y se puso a revolotear para llamar su atención.

Y tanto que la llamó.

Hermione estaba harta de esa maldita mosca que la molestaba, así que le dio un manotazo para quitársela de encima sin prestar ninguna atención, y se extraño cuando la "mosca" dio un agudo chillido y cayo al suelo, así que fue a mirarla de cerca y…

- ¡¡HARRYYY!! - dijo llamando la atención de toda la clase tanto de los Gryffindors como de los Slytherins - ¿Qué te ha pasado? - dijo cogiendo al minúsculo Harry y poniéndolo encima de la palma de su mano - ¡Harry! - pero no contestaba, no después de que la gran mano de Hermione golpeara todo su cuerpo. Por otra parte la gente comenzaba a sospechar que se había vuelto loca y Hagrid ya se acercaba a ver que pasaba.

- ¡Mi Barredora! - gimió Ron cogiendo su escobita.

- ¿Y este miniPotter? - dijo Malfoy que se había acercado a chafardear y sonreía despectivamente al ver a Harry en la mano de Hermione.

- ¡Engorgio! - dijo Hermione apuntando hacia Harry y después también hacia la escoba de Ron.

Y un Harry comenzó a crecer mientras recuperaba la conciencia gracias al ennervate de Hermione.

- ¡Harry! ¡Harry! Te intentamos buscar pero Dumbledore nos dijo que no nos preocupáramos, que seguías dentro del castillo ¿Qué te ha pasado? - dijo al ver la túnica desgarrada y los grandes arañazos que tenia a lo largo de todo el cuerpo producto de la persecución de la Señora Norris.

- Nunca pidáis ayuda a Dobby cuando se trate de intentos de asesinato hacia mi persona.


Este capitulo realmente es una pura estupidez, no he avanzado nada en la trama, pero me apetecía escribirlo. En un principio iba a ser un intento de asesinato que acaba mal, pero me resultaba más divertido que fuera porque Dobby se metía donde no tenía que meterse.

Se me ocurrió mientras volvía a leer Alicia en el País de las Maravillas, adoro ese libro, y viendo a mi primita pequeña correr por casa y ver que no llegaba a ningún sitio, que bonita que es ella…

Me despido, porque como de costumbre vuelve a ser demasiado tarde, y mañana es un día de los peores.