HARRY POTTER Y EL PRINCIPE DE SANGRE MEZCLADA
Disclaimer: TODO es de J.K.Rowling, a las editoriales, o a quien sea, sino puedo asegurar que Sirius estaría vivo y la Rata traidora muerta. Si algo en mi fic se parece al de otras personas que me lo digan porque puede ser que se me haya quedado la idea en el inconsciente, y tenga alguna similitud sin que esa sea mi intención.
Pido disculpas por el retraso, pero mis musas decidieron tomarse unas vacaciones sin mi permiso (y cuando vuelven me toca escribir en el metro, lo que puedo asegurar que no es tarea fácil, aunque al final se le coge la practica). Otra cosa a partir de ahora no se cada cuándo podré colgar un capitulo, ya que vienen la época de exámenes y hasta Febrero el ritmo será bastante irregular.
Contestación de los Reviews:
Tania Stratman: lamento que el capitulo 19 me quedase algo confuso, pero me alegro muchísimo cuando dijiste que el 20 me quedo impresionante (casi me da algo de la alegría) respecto a quien lo quiere matar se sabrá algo más en el próximo capitulo.
Ginny84: gracias por dejarme un review incluso cuando no funcionaba bien, y aquí tienes un nuevo capitulo.
Marc: tienes razón a Harry siempre le pasa todo, y en este capitulo continua…
21 - EL DUELO A OSCURAS
Fue extraño para Harry despertarse y verlo todo blanco, se fijo un poco más y descubrió que estaba en la enfermería, hacia tiempo que no estaba allí, pero todo seguía igual.
- ¿Ya te has despertado? - dijo la Señora Pomfrey colocándose al lado de su cama - tomate esta poción - dijo entregándole un vaso con un líquido muy viscoso - e inmediatamente después tomate esta - dijo dándole un frasco donde había una poción rosada - Voy a informar al profesor Dumbledore que ya has despertado.
Harry solo afirmo con la cabeza y se quedo callao mientras veía a la enfermera irse. Seguro que no iban a descubrir quien había sido. Dumbledore le decía que no se preocupase, pero en su cara si que se notaba que él lo estaba, y el ED no podía hacer nada más que hipótesis con todo lo que les ocultaban.
La única vez que podían haber descubierto al culpable fue en Halloween cuando alguien le tiro por las escaleras y él se agarro quizás ocasionándole algún daño, pero en ese momento no pensó en donde iría a parar todos estos intentos de asesinato. Y Hermione opinaba que no eran obra de una misma persona. ¿Cómo lo podía ser cuando mostraba un uso tan refinado de magia prohibida con la Snitch y tan vulgar para tirarle un caldera a la cabeza?
Entró el profesor Dumbledore con semblante serio seguido por la Señora Pomfrey, y ambos se dirigieron rápidamente hacia él. Se sentía incomodo pero no había hecho nada malo ¿verdad?
- ¿Cómo estas Harry? - le pregunto Dumbledore nada más llegar a su lado dulcificando su expresión.
- Bien - después de pensarlo un momento añadió - ya no me duele nada.
- Eso es gracias a los atentos cuidados de Poppy - le sonrió - Poppy ¿Podrías dejarnos solos?
- Tiene que descansar Albus, no lo altere mucho - dijo marchándose.
- ¿Podrías explicarme que ha pasado? - le dijo Dumbledore mientras se sentaba en una silla - aunque tengo una ligera idea, sobretodo por el rastro dejado por los hechizos.
- Volvía de su despacho y… las armaduras cobraron vida y me atacaron.
- Había el rastro mágico dejado por dos hechizos animadores de bajo nivel, de los que se aprenden en primer curso.
- Volvemos a estar en la misma situación - Harry no estaba muy animado - podría ser cualquiera.
- ¿Podrías decirme que hechizos utilizaste? - dijo sin contestarle.
- Un aqua, un expelliarmus y… dos depulso.
- ¿Y la barrera? Encontramos una estela de una bastante potente.
- No la cree yo, me impidió escapar de las armaduras.
- Ya veo… En todo caso, últimamente los ataques han ido en aumento, ya he hablado con el Señor Weasley y la Señorita Granger para que no lo dejen ir solo a ningún lado, supongo que su vigilancia será más agradable que la de ningún otro.
- Si - dijo Harry algo más contento.
- Me alegra, pequeño, me alegra - dijo viéndolo pensativamente.
Al día siguiente la Señora Pomfrey le dejo ir a las clases. Durante esa noche las pociones habían estado haciendo efecto y ya había recuperado casi toda la sangre que perdió y de las heridas solo quedaban rasguños que irían desapareciendo con el tiempo.
Era viernes y le tocaba herbologia con los Hufflepuffs, así que después de almorzar en la enfermería se dispuso a vestirse para poderse ir. Los elfos le habían traído la ropa y se la habían dejado cuidadosamente doblada encima de una silla, incluso la bufanda ya que en los invernaderos hacia frío.
La corbata ya estaba a medio atar cuando sintió que alguien le cogió las manos y se las ataba con su cinturón en su espalda, y que la corbata se cerraba sobre su cuello de una forma incorrecta. Alguien le estaba ahogando. Comenzó a forcejear para quietarse el cinturón de las manos. Otra vez alguien que le era invisible. Volvió a recordar que quizás podrían atraparlo si él era capaz de armar tal escándalo que vinieran a ver que pasaba.
Pero el oxigeno comenzaba a faltar a su cerebro, porque la corbata cada vez hacia más presión, y sin saber muy bien como fue capaz de hacer que una luz dorada saliera de sus manos y diera de lleno en su atacante empujándolo hacia atrás y haciendo que cayera.
Sin embargo no podía gritar de lo dañado que estaba su cuello, aunque ahora volvía a respirar con dificultad. El cinturón seguía atando sus manos y por ello no pudo defenderse cuando el otro volvió al ataque, le golpeo en el estomago y lo envió al suelo, y ahí le dio una patada en las costillas.
- ¡¿QUÉ ESTA PASANDO AQUÍ?! - dijo la enfermera que había salido a ver que eran esos extraños ruidos, y al verse descubierto el atacante huyo precipitadamente - ¡HARRY! - dijo la enfermera corriendo hacia él. Pero eso fue lo último que vio ese día.
Abrió sus ojos y esta vez fue bastante con ese olor característico para saber donde estaba. La enfermería. Sabía que había alguien a su lado, pero como no llevaba las gafas no reconocía quien era, aunque le era extrañamente familiar. Busco con su mano en la mesita y las encontró y se las coloco. Miro hacia aquella persona que estaba durmiendo con la cabeza en su cama y sentado en una silla. Sonrió alegremente al ver a Remus Lupin allí.
Abrió la boca para despertarlo y decirle que estaba bien pero lo único que consiguió fue un intenso dolor en la garganta, se llevo las manos al cuello, intentaba gritar para que alguien le ayudara pero entonces dolía más, y en medio de esta agitación Moony se despertó.
- ¡Tranquilo Harry! - le dijo - no vas a poder hablar en un par de días más, espera, voy a por la Señora Pomfrey - y salió corriendo hacia una puerta - ¡Señora Pomfrey! ¡Señora Pomfrey!
- ¡Muchacho! No se puede correr ni gritar en la enfermería
- ¡Harry ya ha despertado!
- ¡¿Qué?! Ves a buscar a Albus, yo me encargo de Harry - apareció por la puerta mientras Remus salía por otra - estate tranquilo, nadie te va a poder hacer nada ya aquí - dijo mirándole a los ojos, y de pronto lo abrazó.
- Poppy ¿Quieres volver a ahogar al chico? - dijo una voz y cuando la sanadora lo soltó Harry pudo comprobar que se trataba de Ojoloco Moody - esta vez si que nos asustaste, pensábamos que no salías vivo de este ataque.
- Vete Alastor - le dijo la Señora Pomfrey - no quiero que lo pongas más nervioso, vamos vete - y se fue refunfuñando - tomate estas pociones - le dijo poniéndole cinco frasquitos delante suyo, dos de los cuales ya conocía - comienza por este par - así se tomo la poción viscosa seguida por la rosada - no se que paso exactamente pero las pociones no reaccionaron bien con el hechizo ese que te hicieron, y las heridas de las armaduras se te volvieron a abrir…
- Buenos días - dijo el director mientras entraba.
- No pruebes de hablar - le dijo la Señora Pomfrey al ver que iba a contestar el saludo - y tomate las tres que te quedan antes de comer algo, porque no comes nada desde ayer por la mañana, y no es que fuera mucho - dijo mientras le obligaba a tragar la primera y la segunda poción - y debes tener mucha hambre - le dijo mientras la tercera poción hacía que le picara la garganta y estuviera un rato tosiendo.
Remus entró en ese momento con una bandeja bastante grande de comida y una sonrisa adornando su cara.
- Supongo que las pociones siguen teniendo el mismo mal gusto - le dijo
- Vosotros dos sois los alumnos que más han pisado esta enfermería - dijo Pomfrey más alegremente - supongo que querrán hablar, pero tu, Harry, no te has de esforzar en hacerlo. - dijo marchándose aunque todavía estaba muy preocupada.
- Las circunstancias han cambiado.
Remus se sentó en la silla y comenzó a acariciarle el cabello. Dumbledore permanecía de pie, pero mirando al exterior por una ventana. Se giró y puso la mano sobre la del chico.
- Parece ser que le heriste de alguna forma, aunque no sabemos como pues tenias las manos atadas, él que te ataco hizo un hechizo de magia negra en que la herida que tu le habías inflingido pasaba a ti, es por eso que tienes una herida en el pecho - y Harry se subió la parte superior del pijama y vio que tenía el torso lleno de vendas - llegamos apenas unos minutos después, pero el que te ataco decidió que para más seguridad quemaba el aula, así pudo escapársenos por poco mientras nosotros apagábamos el fuego. Y después de eso, si había alguna prueba ya no la tenemos.
- Sabemos que fue un intento precipitado, pero es que dio más resultado - le dijo Moony con voz ronca.
- Es por ello que tendrás un vigilante. - aquello a Harry no le hacia la más mínima gracia - Calma. En un principio ese papel lo iban a cumplir el Señor Weasley y la Señorita Granger, pero hemos decidido que para más seguridad después de lo ocurrido Alastor te vigilara. - no le hacia absolutamente ninguna gracia, iba a protestar cuando…
- No hables Harry - le dijo Remus - acéptalo por favor, es lo mejor, te mantendrá a salvo, por favor, Harry, por favor - Harry acabo aceptando por las suplicas del licántropo a quien quería muchísimo, y a este le hubiera gustado cumplir el papel de guardián, pero no podía andar libremente por el colegio siendo lo que era.
La semana paso muy lenta, principalmente porque la Señora Pomfrey no lo dejo salir hasta el jueves y no debía hacer nada que se considerase peligroso, aunque ese día solo tenia Defensa Contra las Artes Oscuras, y el profesor Dumbledore no es que hiciera la asignatura muy interesante, por mucho que a veces practicaran los hechizos. Además solo Ron y Hermione habían podido ir a visitarlo y esta le traía puntualmente los deberes de cada asignatura, y también le traían los saludos de todo el ED, pero lo peor es que una vez restablecido tenía que ir con Ojoloco a su lado mientras todos le miraban temerosamente y lo saludaban para después salir corriendo (aunque era muy divertido ver las reacciones de los de primero y de segundo que nunca lo habían visto)
- ¡Harry! Harry, amor ¿Cómo has estado? No nos han dejado ir a verte - dijo Mafalda mientras se le colgaba del cuello.
- Harry ¿Estas bien? - dijo Mark que venia detrás de Mafalda -¡AHHHHHH! - dijo al ver al exauror y los dos pequeños se escondieron detrás de Harry.
- Pequeñazos maleducados - gruño Ojoloco.
- Mafalda ¿Quieres dejar de estirarme la ropa? Este es el Profesor Moody…
- No creo que dabas llamarme así, ya que nunca te di clases - más bien fue un gruñido.
- ¿Por qué? - pregunto inocentemente Mark.
- Es una larga historia.
A la mañana siguiente partía el tren que llevaría a los alumnos a sus casas para Navidades. El ambiente flotaba en el aire con las armaduras cantando villancicos y el Gran Árbol decorado con hadas danzantes que presidía el Gran Comedor.
Pero justamente por ello Harry no podía dormir.
Aun se oían algunas voces en la sala común riendo, pero casi todos en aquella habitación estaban ya soñando, pero él no podía, no cuando recordaba perfectamente que el año pasado las había estado celebrando con Sirius, su primera y ultima Navidad juntos.
No había vuelto a deprimirse, solo estaba triste, lo notaba a faltar.
Siguió dando más vueltas en la cama sin poder dormir, y decidió al final levantarse cuando ya no se oía a nadie. Cogió un libro de Transformaciones y se dispuso a leer como transformar objetos de gran tamaño. Con un poco de suerte el sueño acudiría a él mientras leía el tedioso libro.
Se sentó en la butaca que estaba más próxima al fuego y se puso a leer, pero sus pensamientos no estaban ahí, había tenido que volver a empezar la misma línea varias veces porque en lo único que podía pensar en estos momentos era en Sirius.
Dejo el libro finalmente en la mesita y allí acurrucado se quedo contemplando al fuego. No supo bien cuanto paso hasta que el retrato de la Señora Gorda se abrió y lo saco de su ensimismamiento.
De pronto un rayo azul, salido de debajo de una capa negra que entraba, impactaba contra la chimenea y dejo toda la Sala Común a oscuras. Harry no podía ver nada, y no era cuestión de ponerse a hacer magia sin saber a donde apuntaba (había aprendido la lección) así que espero, si él no podía ver nada el otro tampoco podría. Un hechizo susurró el atacante - Imperturbate - y nadie de los dormitorios pudo saber a partir de ese momento que es lo que sucedía allí abajo.
- Experlliarmus - dijo Harry apuntando hacia el lugar donde había escuchado el susurro y rápidamente se movió del lugar lo más silenciosamente que pudo para que no lo localizara, pero el hechizo fallo su blanco.
- Confundus - y el hechizo lanzado por el atacante dio justo donde había de dar: en medio de su pecho. Un poco aturdido cambio de lugar, no sabía donde estaba el otro y tenía que mantenerse atento - Flipendo - el hechizo le dio en el estomago y tuvo un intenso dolor, aunque se permitió todavía aguantando la varita apuntar a donde creía que estaba el otro.
- Depulso - pero no le dio, solo oyó resquebrajarse un vidrio. No podía usar un lumos porque el otro sabría donde estaba y él se quedaría indefenso ante otro ataque, siguió pensando.
- Confundus - y rápidamente nada más oír la voz apunto hacia allí.
- Flipendo - y se oyó un pequeño grito, parecía que le había dado.
- Confundus - le volvió a dar de lleno y no pudo evitar marearse. Su cerebro trabajaba a toda prisa, él había sido capaz de herirle una vez, pero el otro había acertado cada una de las maldiciones que le había echado. Quizás era capaz de verle. Podría ser algún tipo de encantamiento para ver en la oscuridad. Entonces tendría los ojos más sensibles a cualquier cambio de luz - Confundus - e inmediatamente después de recibir la maldición apunto hacia aquella zona y dijo:
- Lumus Maxima - y una deslumbrante luz se encendió en el extremo de su varita y lo que pudo ver fue una capa negra, una varita que le apuntaba y algo que llevaba el atacante en la otra mano.
- Nox Maxima - y el destello se extinguió - Confundus - e incapaz de aguantar más hechizos aturdidores cayó al suelo. Sintió un ruido muy cerca suyo, demasiado para su gusto - Avada Kedavra
