29 - MUERTE

Despertó entre telas de color blanco, se quito la sabana que tenia encima y se levanto. Se sentía realmente cansado, como si un montón de caballos le hubieran bailado claque encima. No recordaba mucho, una discusión, él corría… pero eso no era lo importante, lo importante era saber donde estaba. Parecían que habían mas sabanas a sus lados, en realidad eran varias hileras de sabanas. Retiro una de su lado.

Hermione.

Ojos vacios.

Piel palida.

Silencio.

Retiro lentamente la sabana que tenia a su otro lado con miedo a lo que se podía encontrar.

Ron.

Ojos horrorizados.

Piel rígida.

Silencio.

Retrocedió y tropezó con otra de las sabanas. Y cayó. Y en su intento de levantarse se encontró con los ojos cerrados de Ginny.

Consiguió levantarse llevándose también una sabana. Neville.

Y corrió, y huyó. Lejos, tenía que ir lejos de allí. Corrió hasta llegar a unas puertas, eran las puertas de Hogwarts, miro hacia atrás, todo el prado del lago estaba lleno de sabanas blancas tapando los cadáveres de sus compañeros.

Vomitó.

Abrió las puertas del castillo, y corrió al despacho de Dumbledore, él sabría que hacer, cuando estuviera junto a él todo estaría bien, solo debía llegar, y abrazarlo, era parte de su familia ¿no?

Las gárgolas lo dejaron pasar, abrió la puerta, y entró jadeando.

- ¿Profesor Dumbledore? - camino acercándose a la mesa, entonces lo vio allí sentado, sin embargo los ojos de Dumbledore no lo miraban a él.

No miraban a nada.

- ¿Albus? - era la primera vez que pronunciaba su nombre.

Acerco su mano la cara del anciano, y le quito la sangre que se escurría por su mejilla, no se habían contentado solo con matarlo, lo habían torturado hasta la locura, hasta la pura locura, ya que ahora que se daba cuenta sus pies pisaban algo húmedo, pegajoso.

Retrocedió, ya no sabia a donde ir, y de pronto vio algo que le hizo perder las pocas esperanzas que le quedaban.

Fawkes yacía en el suelo ensangrentado en una extraña posición, las alas extendidas, la cabeza de perfil, sin una pata… y la sangre dibujaba lo que era un escudo heráldico a su alrededor. Runas a su alrededor, las mismas runas que Dumbledore pintaba en el suelo para practicar Oclumancia…

Las nauseas volvieron, pero poco le quedaba en el estomago, así que se limito a quedarse en el suelo, retorciéndose, y llorando, y el aire le faltaba.

Hermione.

Ron.

Ginny.

Neville.

Dumbledore.

Fawkes.

Todos.

- He ganado Harry - una voz helada que provenía de un rincón hizo que los pelos se le erizasen. Se volvió y se encontró con Voldemort.

Y la cicatriz le partía la cabeza de dolor.

- Todos han muerto, te han protegido y han muerto.

- No… - gimoteo el Gryffindor.

- Si, Harry, han muerto por ti. Ya no queda nadie. Solos tu y yo.

- No… ahhh… ahhh…- le costaba respirar.

Todos muertos, Dumbledore allí sentado, nunca le podría volver a decir que lo perdonaba, que lo comprendía, Fawkes ya no volvería a cantar. Ron y Hermione. No volvería a oír sus discusiones, ni sus risas. Ginny, Neville, y toda aquella gente que esperaba su enterramiento debajo de sus sabanas blancas.

Algo no estaba bien.

- Todos muertos, y tu aquí, revolviéndote en medio de llanto y vómitos. ¡El Gran Héroe! ¡El-niño-que-vivió! Justo a punto de morir.

Iba a morir.

Lo sabia.

Y de alguna manera, había algo…