Gracias a Francia que me hizo importantes sugerencias y comentarios para
este capítulo. ¡Y gracias a todos los que, a pesar de todo lo que los hice
esperar, me dejaron un review!
Capítulo 39 Problemas Nuevamente
Harry tomó los horarios de él y de Ron, y miró con curiosidad qué tenían ese día. Comprobó con desagrado que el día viernes era el más largo de la semana. Dos horas de historia de la magia, una de defensa, y dos de transformaciones en la tarde. ¡Y astronomía en la noche! Por suerte al otro día era sábado...
-¡Uf! -exclamó Neville-. La tarde del lunes será desagradable. ¡Doble clase de pociones!
-Si ... y doble adivinación antes del almuerzo -comentó Harry- ¡Que bien! Tenemos las tardes del martes y del miércoles libres, Hermione.
-No, yo no -respondió Hermione-. Tengo doble clase de runas el martes en la tarde.
-¿Por qué tenemos tantas clases con módulos dobles? -preguntó Neville-. ¡Doble adivinación y doble pociones el lunes, doble defensa el martes, doble encantamientos el miércoles, doble herbología y cuidado de criaturas mágicas el jueves, doble historia, transformaciones y astronomía el viernes!
-Es por la preparación de los TIMOS -respondió Hermione como si fuera lo más obvio del mundo-. Las pruebas son más largas y se necesita más de una hora de clases para responderlas.
Harry se alegró de que, al menos, ese día tenía clases con Remus Lupin. El lunes, lo más soportable parecía encantamientos en la mañana. Luego sería el infierno con doble Trelawney antes del almuerzo y doble Snape después... El martes en cambio parecía agradable. Transformaciones, doble defensa, y la tarde libre. El miércoles tampoco estaba mal, con doble encantamientos, herbología, y nuevamente la tarde libre. Estaba regocijándose por eso cuando Hermione le quitó toda la alegría.
-Nos dejan al menos una tarde libre a la semana a los quintos porque las tareas son larguísimas y se necesita tiempo para estudiar y resolverlas.
~ * ~
Ron no volvió a aparecerse durante el resto del desayuno, por lo que Harry y Hermione decidieron ir a buscarlo un rato antes de que comenzara la primera clase. Cuando salieron del comedor vieron que no estaba en el vestíbulo.
-Debe haber ido a la sala común -comentó Hermione.
-Si quieres puedo ir a buscarlo yo -se ofreció Harry.
-No, te acompaño -insistió Hermione.
Lo encontraron en la sala común, sentado frente a la chimenea mirando el fuego. Hermione no se quiso acercar por lo que Harry lo hizo.
-Toma -le dijo, pasándole el horario-. Anda a buscar tus cosas, que queda poco tiempo.
-Si, ya voy -respondió Ron parándose y mirando el horario-. ¡Que horror! Doble historia de la magia...
Al pararse y volverse, se quedó mirando a Hermione, que se había quedado aparte.
-Disculpa lo de hace un rato, Hermione -le dijo.
-Está bien. Lamento mucho lo que te pasó con Malfoy.
Harry se alegró. No soportaría una clase aburrida y larga, con esos dos sin hablar.
~ * ~
El profesor Binns llegó a través de la pizarra, como todos los años anteriores. Comenzó su clase sin mirar a nadie, y no paró su monótono discurso sobre las convenciones internacionales del siglo XVII sino hasta que terminó la clase. Hasta Hermione parecía aburrida, aunque tomaba nota prolijamente de cuanto decía Binns. Los Hufflepuff, con los que compartían esa clase, también parecían dormidos.
Cuando por fin la doble clase de Historia terminó, Harry y sus amigos se animaron: al menos tenían una clase de defensa antes del almuerzo, con Remus. Caminaron hacia el aula de Defensa y notaron que los Hufflepuff tomaban otro camino.
-Al parecer, no tendremos Defensa con ellos -comentó Ron bostezando.
-Tal vez no tengamos Defensa con ninguna otra clase -respondió Harry encogiéndose de hombros-. Como en tercero.
Sus dudas se vieron aclaradas cuando llegaron al aula, y vieron a los Slytherin ya instalados. Todos se volvieron hacia Ron, y se rieron maliciosamente mientras cuchicheaban. Harry notó que a Ron se ponía colorado.
-Ignóralos, Ron -le susurró Hermione-. Ya se van a aburrir.
El trío se sentó en el lado opuesto de dónde estaba el grueso de la otra casa. Harry podía ver a Draco, si arrastraba su silla ligeramente hacia atrás. Aprovechó que Ron se puso (finalmente, pues la curiosidad lo venció) a ver las fotos de Hermione con ella para echar una discreta mirada en dirección a su compañero de vacaciones. Éste no tardó en cruzar la mirada con él, mientras sus amigotes estaban en medio de un juego de fuerza. Inmediatamente y aprovechando su atención, Draco le hizo un signo de algo pequeño y vapores que subían. Harry comprendió: hablaba de los hongos. Él mismo también los extrañaba.
-Voy al baño y vuelvo -les dijo a Ron y Hermione parándose.
Salió al pasillo, que estaba desierto. Al rato también salió Draco. Harry se dirigió al baño, y Draco, comprendiendo, lo siguió. Una vez allí, verificó que no hubiera nadie dentro, y cerró la puerta cuando Draco hubo entrado.
-¿Has ido? -preguntó Draco yendo al grano.
-No. La señora Pomfrey no me quitó los ojos de encima sino hasta ayer en la noche -le respondió Harry con pesar-. Pensé que tal vez tú habrías ido.
-¡Pero si yo llegué anoche! -Se rió Draco-. ¿Piensas ir pronto?
-Tengo ganas, pero no sé cuando. De día hay clases y está lleno de gente que me puede ver, y de noche...
-¿Y si vamos juntos? -sugirió Draco.
Se quedaron mirando, y sonrieron. Era como estar de vuelta en el verano, cuando hicieron tantas cosas juntos. Ambos se animaron, y se relajaron. Sintieron alivio: se habían extrañado.
-¿Cuando?
-¿Esta noche? -Sugirió Draco-. Total, mañana es sábado.
-¿Dónde nos juntamos?
Ambos se quedaron pensando. No era que pudieran juntarse en cualquier parte del castillo. ¡Ahora estaba lleno de alumnos y profesores!
-¿Qué tal en la bodega del laboratorio de fotografía? -Sugirió Draco-. A ese lugar tenemos nuestra entrada personal...
-No sé... -Respondió Harry. Estaba reacio a volver a meterse en los dominios de Snape-. ¿Qué tal si Snape nos ve?
-En cualquier otra parte nos puede ver cualquier otra persona...
-¡Si alguien nos ha de ver, prefiero que sea cualquier otra persona! ¿Qué tal el armario de las escobas que está en el vestíbulo? -sugirió Harry.
-Está bien. Allí será si tienes miedo de ir a la bodega... -respondió Draco.
-¡No dije que me diera miedo! -respondió de inmediato Harry, algo ofendido.
En ese instante entró Ron, y ambos se quedaron callados. Ron, No creo que calce esa coma se quedó mirando a Harry, que se veía enojado mirando a Draco.
-¡No te atrevas a meterte con Harry ahora, maldito Slytherin! -saltó Ron a defender a su amigo, creyendo que Draco había estado molestándolo (¿Sino porqué Harry podría haber estado discutiendo con él?). Luego se dirigió a Harry-: Vamos Harry, Lupin ya llegó.
Harry siguió a Ron. Antes de salir del baño, miró disimuladamente a Draco. Este aprovechó de hacerle signos apuntando su reloj y mostrándole los dedos de las manos... Cinco dedos... Cinco nuevamente... Dos. Medianoche. Harry asintió ligeramente y cerró la puerta del baño.
~ * ~
La clase de defensa estuvo un poco falta de acción, ya que Lupin se dedicó a hacer un repaso de lo que se supone que tendrían que haber visto durante los últimos 4 años en Hogwarts y que entraba en los TIMOS.
-Dedicaremos las primeras cuatro semanas a terminar este repaso -informó al terminar la clase-. Para el martes quiero que lean hasta la mitad su libro de Defensa contra las artes oscuras de primer año, y escriban un resumen de cada capítulo.
Todos lo miraron como si estuviera loco.
-Pueden hacer grupos si quieren, y compartir los resúmenes que hagan. No hay problema. Pero cada uno debe tener una copia -aclaró Lupin al ver sus caras.
-Pero, Profesor -lo interrumpió Dean Thomas-. ¿Acaso para los TIMOS entra todo los visto desde primer año?
-No, Dean -respondió Lupin-. No directamente. Pero sí indirectamente, porque son las bases de lo que veremos este año.
Todos salieron apesadumbrados. No llevaban ni un día de clases y ya tenían mucho trabajo.
-Fred y George ya me habían comentado algo -se quejó Ron-. Cuando ellos estaban en quinto también les hizo leerse todos los temas que habían visto durante los años anteriores. ¿Por qué nos tenía que tocar también a nosotros en nuestro quinto año?
-Lupin tiene razón -comentó Hermione-. ¿Cómo quieres defenderte de hechizos de magia oscura si no recuerdas en qué se basan? ¿O aprender a defenderte de un vampiro si ni siquiera sabes reconocer a uno cuando lo tienes frente a ti?
-Bueno, si lo consideras tan importante -continuó Ron-, puedes hacer los resúmenes y prestárnoslos. ¿Verdad Harry?
-¡Ni lo piensen! -Se enojó Hermione-. Puedo compartir los míos con ustedes siempre que ustedes también trabajen y lo compartan conmigo.
-Está bien -respondió Ron-. ¡Es un trato! Ahora vamos a comer, que me muero del hambre...
Fueron a dejar las mochilas a la sala común y se dirigieron al comedor. Ron aprovechó que la muchedumbre que entraba en el comedor lo hubiera separado de Hermione para comentarle a Harry:
-No te preocupes -le pediré a mis hermanos que me presten los resúmenes que ellos hicieron. Me deben un favor después de que los encubrí con mi madre, hace unas semanas.
-¿Qué hicieron? -preguntó Harry con curiosidad.
-Modificaron la poción que se tomaba mi tía, la que murió -dijo Ron serio.
Harry lo miró con incredulidad. ¿Acaso los gemelos la habían...? Ron lo miró, adivinando sus pensamientos.
-De todos modos se iba a morir -aclaró, a modo de disculpa-. Mis hermanos querían volver a casa, y la tía no acababa nunca de morirse. Fred y George sólo le... evitaron que siguiera sufriendo.
Y cómo Harry continuaba mirándolo con las cejas levantadas, agregó:
-Fue un acto humanitario, Harry. Para ella y para nosotros.
~ * ~
El almuerzo y el resto del día transcurrieron sin incidentes. Tuvieron doble Transformaciones con los de Hufflepuff, y en la noche doble Astronomía con los de Ravenclaw. Al volver a la sala común, esa noche, estaban agotados.
-¡Que día! -Exclamó Ron dejándose caer en una silla-. No puedo creer que llevemos apenas un día.
-Si, por suerte mañana es sábado... -agregó Hermione, que también parecía cansada-. Me voy a la cama, no doy más.
-Si, yo también. ¿Vienes Harry?
Harry miró la hora, eran un cuarto para las doce. Había olvidado, al ponerse de acuerdo con Draco, que él tenía Astronomía ese día.
-Ya subo, quiero ir a ver si llegó Hedwig -argumentó.
Hermione se volvió al escuchar eso.
-No a esta hora, Harry. No puedes salir de la sala común después de las nueve.
-¡Pero si tenemos astronomía a las nueve! -le recordó Harry.
-Aparte de cuando tienes astronomía, claro -corrigió Hermione comenzando a perder la paciencia-. Ve a acostarte. Mañana vas.
-¿Qué acaso le vas a quitar puntos? -salió Ron en su defensa.
Hermione lo miró significativamente.
-Podría, pero no. Simplemente me quedaré aquí para asegurarme de que no salga.
-Bueno, me voy a la cama entonces -dijo Harry bostezando ruidosamente y yendo hacia la escalera que daba al dormitorio de los chicos. Era preferible llegar tarde, aunque Draco tuviera que esperarlo. No le quedaba otra, de todos modos.
Harry esperó hasta que escuchó el rítmico sonido de la respiración de Ron cuando dormía, y se levantó en punta de pies. Sospechaba que Hermione podría haber puesto algún hechizo para enterarse si salía, por lo que decidió no pasar por la sala común. Tomó su capa, su varita, y su Saeta de Fuego. Se amarró la capa de modo que lo cubriera a él y a la escoba y salió volando por la ventana. Voló hasta la primera ventana abierta que vio cerca del vestíbulo y entró si hacer ruido. Miró la hora, iban a ser las doce veinte. Caminó rápido hasta el armario de las escobas.
-¿Eres tú? -preguntó Draco sobresaltándose al no ver a nadie.
-Si, espera.
Harry cerró la puerta, se sacó la capa, y prendió luz con su varita.
-Ya pensaba que no venías... -le reprochó Draco.
-Olvidé decirte que hoy tenía Astronomía. Tuve que esperar que los demás se durmieran.
-Ah, bueno. Yo tengo Astronomía los martes...
-¿Vamos? Podemos usar mi capa -sugirió Harry-. Así, nadie que pudiera estar despierto nos verá.
-Está bien. Buena idea.
-Y llevaré mi escoba, para que podamos volver rápido si algo pasa.
~ * ~
Salieron con cuidado y abrieron la gran puerta del vestíbulo. Comenzaron a caminar. El bosque se veía tétrico de noche, y ambos recordaron la vez que Snape los había ido a rescatar.
-¿Qué hacemos si aparecen las arañas, Harry? -susurró Draco.
-Nos subimos a la escoba y escapamos volando. Las arañas no vuelan.
-Debemos recoger una buena provisión, para no tener que volver muy pronto.
-Seguro que si -Respondió Harry. Luego soltó la pregunta que tenía en la cabeza hace un rato-. Oye Draco... ¿Por qué insultaste a Ron anoche?
Draco se quedó silencioso unos segundos. ¿Por qué lo había hecho?
-Costumbre, supongo -respondió-. ¿Les contaste que éramos amigos?
-No. ¿Y tú? ¿Se los dijiste a Crabbe y Goyle?
-No, tampoco.
De pronto, Draco sacó de debajo de su túnica una botella que Harry reconoció.
-¿Volviste a la cava? -le preguntó estupefacto, a pesar de que resultaba obvio que lo había hecho.
-Si -se rió Draco-. Pensé que sería una buena manera de recordar viejos tiempos y celebrar este "reencuentro".
-¿Y no te pillaron?
-Hay, Potter... hay que ver que lento eres a veces -respondió Draco como lamentándose-. ¿Acaso estaría acá, contigo, si me hubiesen descubierto?
-No, supongo que no -admitió Harry.
-¡Pues claro que no! Estaría en el despacho de Snape, aguantándome el sermón...
-¿Snape? ¡Pero si nunca les dice nada a los de su casa! Siempre los favorece.
-Eso hace creer...
-¿A qué te refieres? -preguntó Harry con incredulidad.
-¿Qué crees tú? ¿Qué por ser de su casa nos deja hacer cualquier cosa? Una cosa es que no nos llame la atención en público, y otra muy distinta es que no nos diga nunca nada.
-¿Te dijo algo por la pelea con Ron?
-Me preguntó qué había pasado.
-¿Y que le dijiste? -preguntó Harry, suspicaz.
-La verdad. Que me reí de Weasley, y que el me pegó -se encogió de hombros Draco.
-Pero a ti el no te castigó ¿verdad?
-No.
-Pues a Ron si. Le quitaron 15 puntos. Y tú lo empezaste todo.
Draco se quedó callado un momento.
-¿Acaso nadie se ha burlado nunca de ti, Harry? -preguntó finalmente.
-Si, muchas veces.
-¿Pero no reaccionas como lo hizo Weasley?
Harry se quedó callado esta vez. Después de vivir con los Dursley, y de aguantar los sarcasmos de Snape y las burlas del mismo Draco, se había acostumbrado. Mientras tanto, Draco sacó un descorchador de botellas de su bolsillo.
-Ahora vamos a celebrar, Harry. Olvida lo de Weasley. Si hubiera sabido que te iba a afectar tanto no le habría dicho nada. De hecho, si quieres no le vuelvo a decir nada, sólo por ti.
-Si. Es mi amigo.
-Está bien, te lo prometo -dijo Draco terminando de abrir la botella de vino de colacuminata. Luego tomó un largo trago, se secó la boca, y le tendió la botella a su amigo-. ¿Quieres?
Harry tomó la botella, y bebió un largo trago también. Estaba delicioso.
-¿Y no te da miedo de que nos quedemos dormidos como aquella vez? -preguntó Harry preocupado.
-No -se rió Draco-. Tomé mis precauciones...
Harry lo miró con cara de interrogación, con los ojos como platos.
-¿Precauciones?
Draco se largó a reír.
-¡No pongas esa cara! Me refería a que traje sólo una botella. Nada con lo que nos podamos embriagar seriamente.
Siguieron caminando, mientras bebían y se reían, cada vez más contentos. Finalmente llegaron a la cueva, y con sus varitas prendidas se internaron por el camino que sabían era seguro. Llegaron rápidamente a las setas, y prendieron varias con las varitas. El intenso aroma llenó el recinto, y ambos se sentaron a charlar un rato. Habían decidido fundar la "Hermandad Secreta", en la que ellos dos serían los únicos miembros. Se reunirían en la cueva cada semana, para quemar hongos y planear actividades secretas. Decidieron que su primera actividad secreta sería llevar a cabo la idea que Draco había tenido cuando limpiaban la pajarera, tiempo atrás. Llenarían las salas comunes de Hufflepuff y Ravenclaw con estiércol de la pajarera. Aplicarían un hechizo encogedor sobre el estiércol, y lo dejarían en las salas comunes. Draco sabía cómo conseguirse las contraseñas. Lo harían la noche del domingo.
La cueva se había llenado de humo para ese entonces, y de pronto los chicos sintieron una tos contenida a sus espaldas. Rápido como un rayo, Draco lanzó una maldición inmobilizante. Esta golpeó su objetivo que se hizo visible en ese instante. Era Dobby, y todo parecía indicar que los había seguido, y que había escuchado todo lo que habían dicho.
Los chicos se acercaron al elfo con las varitas en alto (Harry con luz, y Draco listo para lanzarle otra maldición). El elfo estaba petrificado en el piso, con los ojos muy abiertos.
-¿Qué haces aquí Dobby? -preguntó Harry enojado-. ¿Nos estabas siguiendo?
El elfo gimió por toda respuesta, asustado.
-¡Responde! -Le gritó Draco apuntándole al corazón con la varita-. Si no respondes te mato.
Dobby se puso a tiritar. Ya no podía desaparecerse, inmovilizado cómo estaba.
-Dobby no quería escuchar lo que los señores conversaban. ¡Dobby sólo seguía órdenes! -lloró el elfo.
-¿De quién? -le gritaron Harry y Draco al mismo tiempo.
-¡Dobby no puede decir, señor Harry, señor Draco! -Se lamentó el elfo-. ¡No le hagan daño a Dobby! ¡Dobby mismo se castigará!
-¿Qué hacemos? -preguntó Harry preocupado.
-No se me ocurre mucho aparte de... -dijo Draco, con un gesto que no significaba otra cosa que matarlo. Harry se estremeció.
-No, Draco. Tiene que haber otra solución... -respondió Harry descartando de plano la idea. Lugo se volvió a Dobby.- ¿Desde cuando que nos estás siguiendo?
-A.. a.. ayer -respondió el elfo con un hilo de voz.
Draco y Harry se miraron.
-Me seguías a mi, ¿verdad Dobby? -preguntó Harry.
El elfo no respondió, pero vieron que se estaba mordiendo la lengua con frenesí. Una sangre color café comenzó a brotar de la comisura de sus labios.
-¡Deja de hacer eso! -le gritó Harry. Pero, al ver que no dejaría de hacerse daño él mismo, le dio una patada. Tuvo el efecto deseado: Dobby dejó de morderse.
-¡Dobby no puede hablar, señores! ¡Dobby no puede! -continuó chillando el elfo, sin parar.
Los chicos comenzaban a sentirse aturdidos, entre los agudos chillidos del elfo (que aumentaban en volumen a medida que el elfo comenzaba a entrar en una crisis de pánico histérico), el humo, y al alcohol que tenían en la sangre. Ambos se hacían la misma pregunta. ¿Qué demonios podía hacer?
-¿Tal vez si le ordenamos que no diga nada? -sugirió Harry.
-Déjamelo a mi -respondió Draco.
-¿Qué vas a hacer? -preguntó Harry algo escéptico.
Draco no respondió, pero le lanzó lo que Harry reconoció cómo la maldición imperius que el falso Moody les había mostrado el año anterior. Luego le dijo en una voz firme, monótona, e impersonal:
-Dobby no seguirá más al señor Harry Potter ni al señor Draco Malfoy.
El elfo repitió lo mismo, en una voz totalmente desprovista de voluntad.
-Dobby no dirá a nadie lo que vió y oyó esta noche.
El elfo repitió sus palabras, de igual modo.
Draco sonrió satisfecho, y le lanzó un hechizo para dejarlo inconsciente.
-Ya está -exclamó Draco satisfecho-. Ahora no tenemos más que llevarlo de vuelta al colegio y dejarlo por ahí. ¡No nos delatará te lo garantizo! No sin que yo me entere al menos.
~ * ~
Volvieron en la escoba de Harry, que voló perfectamente a pesar de estar trasladando a dos hombres y un elfo. Afortunadamente para ellos, llevaban la capa de Harry. Apenas habían entrado al castillo vieron a la gata de Filch. Momentos después apareció su dueño, pero al no ver a nadie siguió su camino.
Dejaron al elfo detrás de un pilar en el pasillo que llevaba a la cocina, y cada uno volvió a su casa.
~ * ~
Harry sintió que alguien le movía el hombro, y fue consciente de que le dolía muchísimo la cabeza. Abrió los ojos, y se sentó en la cama con el corazón palpitándole violentamente detrás de los ojos. Ron, que se encontraba junto a él, retrocedió asustado.
-¿Qué te pasa Harry? -preguntó Ron, inquieto ante el brusco despertar de su amigo.
-N... nada -dijo Harry con un hilo de voz-. Me duele la cabeza...
-Ah, bueno... -respondió su amigo inseguro-. Ya van a ser las doce y pensé que tenía que despertarte para el almuerzo.
Harry miró la hora escandalizado. Ron tenía razón. ¡Que tarde era!
-¡No pongas esa cara, no es tan terrible! -lo animó su amigo-.Yo tampoco me desperté a tiempo para desayunar, y Dean acaba apenas de salir del dormitorio hace un par de minutos. Relájate, es sábado.
Harry no respondió. Había dejado la escoba a los pies de la cama, al igual que su capa, pero afortunadamente Ron parecía no haberlo notado.
-Levántate y vamos a almorzar -lo animó Ron-. El día está espléndido y tengo muchos deseos de ir a visitar a Hagrid.
-Está bien -respondió Harry, aunque lo que más deseaba era quedarse en la cama y dormir otro rato.
~ * ~
El resto de la tarde pasó tranquila. Con Hermione y Ron fueron a visitar a Hagrid que los agasajó con un flan de caramelo que parecía haber cuajado con cemento. A pesar de que no tenían ganas, Harry y Ron aceptaron ponerse a trabajar en los deberes con Hermione después de que esta los amenazara con no ayudarlos en nada si ese año seguían con su mala costumbre de dejar todos los deberes para última hora.
~ * ~
El domingo, a la hora de la cena, Draco "casualmente" chocó con Harry. Hermione y Ron lo fulminaron con la mirada. Harry no dijo nada, pero al poner la mano en su bolsillo sintió un pedazo de pergamino. Aprovechando que había mucha gente y que ninguno de sus amigos lo miraba lo sacó y lo leyó. 'pajarera, misma hora', decía simplemente. Harry sonrió: ¡Que ganas tenía de ver las caras de la mitad del colegio a la mañana siguiente, cuando vieran la media sorpresa en sus salas comunes.
Harry no tuvo problemas esta vez para llegar a la cita, ya que la sala común quedó desierta bastante antes de las once y media. Silenciosamente y tapado con su capa, salió al corredor.
No se encontró con nadie camino a la pajarera. No llevaba ni dos minutos ahí cuando también llegó Draco.
-¿No tuviste ningún problema? -le preguntó Harry.
-No tienes remedio, Potter -suspiró Draco-. ¿Acaso estaría yo aquí si hubiese tenido algún problema?
Harry soltó una carcajada.
-Es verdad -admitió-. ¿Manos a la obra?
Ninguno de los dos vio a Dumbledore que en ese instante se hizo visible detrás de ellos.
-¿Los puedo ayudar en algo? -preguntó el anciano con una sonrisa maliciosa, haciendo que ambos chicos saltaran.
-P. profesor Dumbledore -murmuró Harry.
Draco simplemente lo miró, y luego su mirada se cruzó con la de Harry. Ambos estuvieron de acuerdo con sólo mirarse: el que había mandado a Dobby a seguirlos era Dumbledore, y claramente se había dado cuenta de que al elfo estaba bajo una leve maldición Imperius.
-Si -respondió Dumbledore adivinando sus pensamientos-. Me di cuenta de que lo que le hicieron a Dobby, y déjenme recordarles que la maldición Imperius está prohibida por la ley.
Draco se movió algo incómodo.
-Supuse que tenías que haber sido tú, Draco, por la inconveniente preparación que seguramente recibiste -continuó Dumbledore.
-Sólo le apliqué la variante más suave, profesor -comenzó a defenderse Draco. Pero Dumbledore lo interrumpió.
-Lo suficiente, supongo, para que Dobby no me contara que se escaparon del castillo anoche, que se fueron al bosque, que volvieron a esa cueva a pesar de que sabían que no debían hacerlo, que quemaron unos hongos que, en el fondo y aunque nadie se lo haya dicho, sabían que no debían. Que Draco se metió a la cava del colegio y sacó una botella de vino, y que hoy pretendían vandalizar las casas de sus compañeros de Hufflepuff y Ravenclaw.
Los chicos se pusieron pálidos, y no supieron qué responder. Los habían pillado in fraganti.
-¿Tienen algo que decir en su defensa?
Los chicos se miraron, y miraron al suelo.
-Ya veo. Se le quitarán 30 puntos a sus casas, y ayudarán al señor Filch a limpiar el próximo sábado. Lo que hicieron les será comunicado a los jefes de sus casas y a Tu prima, Draco, y tu padrino, Harry.
-¡No se lo cuente a mi padrino! -exclamó Harry.
-Se lo diré a la profesora McGonnagal, y ella tomará la decisión que estime mejor -respondió Dumbledore sin sonreir-. Ahora vuelvan a la cama.
-¿Señor? -se atrevió a preguntar Harry-. ¿Por qué mandó a Dobby a seguirnos?
-Te seguía a ti, Harry, porque queríamos estar seguros de que estuvieras fuera de peligro después de tu intento de suicidio de las vacaciones y todas sus peligrosas escapadas -respondió Dumbledore serio. Harry volvió a bajar la vista-. Y tuvimos razón, dado que al menos descuido te escapaste al bosque prohibido, y de noche.
~ * ~
El lunes, todos comentaron en el desayuno lo extraño que resultaba que el reloj de los puntos indicara que Slytherin y Gryffindor tuvieran 30 puntos menos cada una. Pero no todo era tan malo para Harry y para Draco, ya que nadie parecía enterarse de quién los había perdido.
Pero a nadie le quedó duda entre los de Gryffindor que era Harry el culpable, cuando al principio del desayuno apareció McGonnagal de muy mal humor, y le ladró a Harry que lo esperaba en su oficina. Harry la siguió, aguantándose las miradas de todos los de su mesa.
Una vez allí, McGonnagal cerró la puerta con brusquedad apenas hubo entrado.
-No sé por qué lo habrás hecho, Potter. Pero te voy a confesar que estoy muy desilusionada. No te voy a aguantar una más este semestre, ¿entendido?
-Si Profesora -respondió Harry, deseando que acabara pronto.
-El Director ya me ha comunicado que tienes castigo con Filch este sábado. Además de eso, quedas suspendido de tu equipo hasta que cumplas un mes sin meterte en problemas.
Harry saltó de inmediato.
-¡No puede hacer esto, profesora! El equipo no tiene la culpa.
-Creeme que lo siento, Potter. Pero es mi última palabra. O te comportas por al menos un mes, o sales definitivamente del equipo.
~ * ~
Harry encontró a sus amigos cuando salían del comedor. Los siguió rumiando su desgracia, mientras caminaban al aula de encantamientos.
-¿Harry, me estás escuchando? -sintió la voz de Ron de pronto.
-No, disculpa. ¿Qué me estabas diciendo?
Ron suspiró.
-Te estaba comentando que me inscribiré para el taller de ajedrez. Hoy son las inscripciones, ¿recuerdas?
-Si.
-¿Y? ¿Te vas a inscribir en ese también? -preguntó Ron esperanzado.
-Si, no sé, supongo... En realidad no lo había pensado.
-Yo me inscribiré en el de primeros auxilios y el de fotografía -comentó Hermione.
Harry recordó de pronto la fotografía de Hermione. Tal vez, si se inscribía en el de fotografía también, lograba averiguar más sobre el origen de su padrino. Era seguro que Snape había forzado a Hermione a inscribirse en su taller con el fin de averiguar más sobre esa foto, y sacarle información. A lo mejor había, incluso, más fotografías interesantes.
-El de fotografía suena bien -comentó Harry, ya decidido. Hermione lo miró extrañada y Ron como si de pronto Harry le hubiese dicho que se iba a la Luna.
-¿Estás loco? -se rió el pelirrojo.
-No, -contestó. De pronto encontró la excusa perfecta- No creo que sea buena idea dejar a Hermione sola con ese desgraciado de Snape. En cambio tú te divertirás de lo lindo sin mí ganándole a todos los del taller de Lupin.
Ron lo miró con incredulidad, pero Hermione fue la que habló.
-Aprecio tu interés, Harry. Estoy segura de que el taller de fotografía resultaría mucho menos desagradable si tú también estas en él. Aunque tampoco es necesario que lo hagas. No le tengo miedo a Snape, y sería mejor que aprovecharas de inscribirte en algo que te guste de verdad.
Harry se encogió de hombros.
-Durante el verano estuve ordenando la bodega del laboratorio de fotografía. Creo que, obviando el hecho de que lo dirige Snape, el taller de fotografía puede resultar interesante.
Hermione sonrió, y Ron frunció el ceño.
-Bueno, allá tú Harry.
No lejos de ahí, Draco Malfoy salió de detrás de una armadura.
-Fotografía... -murmuró para si mismo.
~ * ~
Encantamientos con los de Hufflepuff resultó tranquilo. Entre la clase y lo de la foto, Harry consiguió no pensar a cada instante en el que estaba suspendido del equipo.
Para colmo de males, en clase de adivinación, comenzaron con la interpretación de los sueños. Para variar, Trelawney se interesó particularmente en Harry.
La profesora le hizo contar delante de todos lo que soñó la noche anterior. Pero Harry había tenido pesadillas con lo de Dobby, y obviamente no lo diría. Decidió inventarse un sueño. Recordó el 1º de septiembre, e inventó un sueño que decoró con muchos signos para dejar contenta a t}Trelawney. Lo consiguió plenamente, y la bruja se pasó más de media hora interpretando in extenso el supuesto sueño de Harry.
Finalmente, la profesora perdió el interés en el sueño de Harry, y pasó el resto de la clase contando sueños de famosos brujos que resultaron ser auténticos y útiles presagios.
~ * ~
El doble módulo de pociones resultó un infierno. Para variar tenían clases con los Slytherin, y Snape seguía siendo el mismo de siempre, quitando puntos por cualquier cosa a los de Gryffindor y asignándolos a los de su casa por cualquier tontería.
Al llegar al final de la clase, Hermione se acercó al profesor de pociones. Harry fue detrás, y para su asombro, también Draco. Hermione lo miró con evidente desagrado.
-¿Si? -preguntó Snape guardando los deberes de verano que le habían entregado.
-Es por el taller de fotografía -comenzó a explicar Hermione-. Venía a inscribirme.
-Está bien. ¿Y tú Draco? -preguntó ignorando a Harry.
-Yo también me quiero inscribir en su taller señor.
Snape sacó una hoja de su escritorio, en el que los tres chicos notaron que había sólo unos poquitos nombres inscritos.
-Firmen aquí -les dijo Snape tendiéndole la hoja a Draco.
Draco puso su nombre, y luego Hermione. Harry, viendo que no le había preguntado nada, tomó la pluma y comenzó a inscribir su nombre. Snape, al verlo, se rió.
-¿Qué crees que haces, Potter? -dijo, intentando quitarle la lista.
-Me estoy inscribiendo en su taller, señor -respondió Harry alcanzando a correr la lista lo suficiente para terminar de escribir.
Snape levantó las cejas, pero no dijo nada. Finalmente tomó la lista y la volvió a guardar en su escritorio.
-Los horarios de los talleres les serán comunicados el miércoles. Ahora salgan que tengo que cerrar el aula.
Harry y Hermione no se hicieron de rogar. Salieron de inmediato y se fueron a su sala común. Draco salió detrás de ellos, y se fue en la dirección opuesta sin decir una palabra.
~ * ~
Capítulo 39 Problemas Nuevamente
Harry tomó los horarios de él y de Ron, y miró con curiosidad qué tenían ese día. Comprobó con desagrado que el día viernes era el más largo de la semana. Dos horas de historia de la magia, una de defensa, y dos de transformaciones en la tarde. ¡Y astronomía en la noche! Por suerte al otro día era sábado...
-¡Uf! -exclamó Neville-. La tarde del lunes será desagradable. ¡Doble clase de pociones!
-Si ... y doble adivinación antes del almuerzo -comentó Harry- ¡Que bien! Tenemos las tardes del martes y del miércoles libres, Hermione.
-No, yo no -respondió Hermione-. Tengo doble clase de runas el martes en la tarde.
-¿Por qué tenemos tantas clases con módulos dobles? -preguntó Neville-. ¡Doble adivinación y doble pociones el lunes, doble defensa el martes, doble encantamientos el miércoles, doble herbología y cuidado de criaturas mágicas el jueves, doble historia, transformaciones y astronomía el viernes!
-Es por la preparación de los TIMOS -respondió Hermione como si fuera lo más obvio del mundo-. Las pruebas son más largas y se necesita más de una hora de clases para responderlas.
Harry se alegró de que, al menos, ese día tenía clases con Remus Lupin. El lunes, lo más soportable parecía encantamientos en la mañana. Luego sería el infierno con doble Trelawney antes del almuerzo y doble Snape después... El martes en cambio parecía agradable. Transformaciones, doble defensa, y la tarde libre. El miércoles tampoco estaba mal, con doble encantamientos, herbología, y nuevamente la tarde libre. Estaba regocijándose por eso cuando Hermione le quitó toda la alegría.
-Nos dejan al menos una tarde libre a la semana a los quintos porque las tareas son larguísimas y se necesita tiempo para estudiar y resolverlas.
~ * ~
Ron no volvió a aparecerse durante el resto del desayuno, por lo que Harry y Hermione decidieron ir a buscarlo un rato antes de que comenzara la primera clase. Cuando salieron del comedor vieron que no estaba en el vestíbulo.
-Debe haber ido a la sala común -comentó Hermione.
-Si quieres puedo ir a buscarlo yo -se ofreció Harry.
-No, te acompaño -insistió Hermione.
Lo encontraron en la sala común, sentado frente a la chimenea mirando el fuego. Hermione no se quiso acercar por lo que Harry lo hizo.
-Toma -le dijo, pasándole el horario-. Anda a buscar tus cosas, que queda poco tiempo.
-Si, ya voy -respondió Ron parándose y mirando el horario-. ¡Que horror! Doble historia de la magia...
Al pararse y volverse, se quedó mirando a Hermione, que se había quedado aparte.
-Disculpa lo de hace un rato, Hermione -le dijo.
-Está bien. Lamento mucho lo que te pasó con Malfoy.
Harry se alegró. No soportaría una clase aburrida y larga, con esos dos sin hablar.
~ * ~
El profesor Binns llegó a través de la pizarra, como todos los años anteriores. Comenzó su clase sin mirar a nadie, y no paró su monótono discurso sobre las convenciones internacionales del siglo XVII sino hasta que terminó la clase. Hasta Hermione parecía aburrida, aunque tomaba nota prolijamente de cuanto decía Binns. Los Hufflepuff, con los que compartían esa clase, también parecían dormidos.
Cuando por fin la doble clase de Historia terminó, Harry y sus amigos se animaron: al menos tenían una clase de defensa antes del almuerzo, con Remus. Caminaron hacia el aula de Defensa y notaron que los Hufflepuff tomaban otro camino.
-Al parecer, no tendremos Defensa con ellos -comentó Ron bostezando.
-Tal vez no tengamos Defensa con ninguna otra clase -respondió Harry encogiéndose de hombros-. Como en tercero.
Sus dudas se vieron aclaradas cuando llegaron al aula, y vieron a los Slytherin ya instalados. Todos se volvieron hacia Ron, y se rieron maliciosamente mientras cuchicheaban. Harry notó que a Ron se ponía colorado.
-Ignóralos, Ron -le susurró Hermione-. Ya se van a aburrir.
El trío se sentó en el lado opuesto de dónde estaba el grueso de la otra casa. Harry podía ver a Draco, si arrastraba su silla ligeramente hacia atrás. Aprovechó que Ron se puso (finalmente, pues la curiosidad lo venció) a ver las fotos de Hermione con ella para echar una discreta mirada en dirección a su compañero de vacaciones. Éste no tardó en cruzar la mirada con él, mientras sus amigotes estaban en medio de un juego de fuerza. Inmediatamente y aprovechando su atención, Draco le hizo un signo de algo pequeño y vapores que subían. Harry comprendió: hablaba de los hongos. Él mismo también los extrañaba.
-Voy al baño y vuelvo -les dijo a Ron y Hermione parándose.
Salió al pasillo, que estaba desierto. Al rato también salió Draco. Harry se dirigió al baño, y Draco, comprendiendo, lo siguió. Una vez allí, verificó que no hubiera nadie dentro, y cerró la puerta cuando Draco hubo entrado.
-¿Has ido? -preguntó Draco yendo al grano.
-No. La señora Pomfrey no me quitó los ojos de encima sino hasta ayer en la noche -le respondió Harry con pesar-. Pensé que tal vez tú habrías ido.
-¡Pero si yo llegué anoche! -Se rió Draco-. ¿Piensas ir pronto?
-Tengo ganas, pero no sé cuando. De día hay clases y está lleno de gente que me puede ver, y de noche...
-¿Y si vamos juntos? -sugirió Draco.
Se quedaron mirando, y sonrieron. Era como estar de vuelta en el verano, cuando hicieron tantas cosas juntos. Ambos se animaron, y se relajaron. Sintieron alivio: se habían extrañado.
-¿Cuando?
-¿Esta noche? -Sugirió Draco-. Total, mañana es sábado.
-¿Dónde nos juntamos?
Ambos se quedaron pensando. No era que pudieran juntarse en cualquier parte del castillo. ¡Ahora estaba lleno de alumnos y profesores!
-¿Qué tal en la bodega del laboratorio de fotografía? -Sugirió Draco-. A ese lugar tenemos nuestra entrada personal...
-No sé... -Respondió Harry. Estaba reacio a volver a meterse en los dominios de Snape-. ¿Qué tal si Snape nos ve?
-En cualquier otra parte nos puede ver cualquier otra persona...
-¡Si alguien nos ha de ver, prefiero que sea cualquier otra persona! ¿Qué tal el armario de las escobas que está en el vestíbulo? -sugirió Harry.
-Está bien. Allí será si tienes miedo de ir a la bodega... -respondió Draco.
-¡No dije que me diera miedo! -respondió de inmediato Harry, algo ofendido.
En ese instante entró Ron, y ambos se quedaron callados. Ron, No creo que calce esa coma se quedó mirando a Harry, que se veía enojado mirando a Draco.
-¡No te atrevas a meterte con Harry ahora, maldito Slytherin! -saltó Ron a defender a su amigo, creyendo que Draco había estado molestándolo (¿Sino porqué Harry podría haber estado discutiendo con él?). Luego se dirigió a Harry-: Vamos Harry, Lupin ya llegó.
Harry siguió a Ron. Antes de salir del baño, miró disimuladamente a Draco. Este aprovechó de hacerle signos apuntando su reloj y mostrándole los dedos de las manos... Cinco dedos... Cinco nuevamente... Dos. Medianoche. Harry asintió ligeramente y cerró la puerta del baño.
~ * ~
La clase de defensa estuvo un poco falta de acción, ya que Lupin se dedicó a hacer un repaso de lo que se supone que tendrían que haber visto durante los últimos 4 años en Hogwarts y que entraba en los TIMOS.
-Dedicaremos las primeras cuatro semanas a terminar este repaso -informó al terminar la clase-. Para el martes quiero que lean hasta la mitad su libro de Defensa contra las artes oscuras de primer año, y escriban un resumen de cada capítulo.
Todos lo miraron como si estuviera loco.
-Pueden hacer grupos si quieren, y compartir los resúmenes que hagan. No hay problema. Pero cada uno debe tener una copia -aclaró Lupin al ver sus caras.
-Pero, Profesor -lo interrumpió Dean Thomas-. ¿Acaso para los TIMOS entra todo los visto desde primer año?
-No, Dean -respondió Lupin-. No directamente. Pero sí indirectamente, porque son las bases de lo que veremos este año.
Todos salieron apesadumbrados. No llevaban ni un día de clases y ya tenían mucho trabajo.
-Fred y George ya me habían comentado algo -se quejó Ron-. Cuando ellos estaban en quinto también les hizo leerse todos los temas que habían visto durante los años anteriores. ¿Por qué nos tenía que tocar también a nosotros en nuestro quinto año?
-Lupin tiene razón -comentó Hermione-. ¿Cómo quieres defenderte de hechizos de magia oscura si no recuerdas en qué se basan? ¿O aprender a defenderte de un vampiro si ni siquiera sabes reconocer a uno cuando lo tienes frente a ti?
-Bueno, si lo consideras tan importante -continuó Ron-, puedes hacer los resúmenes y prestárnoslos. ¿Verdad Harry?
-¡Ni lo piensen! -Se enojó Hermione-. Puedo compartir los míos con ustedes siempre que ustedes también trabajen y lo compartan conmigo.
-Está bien -respondió Ron-. ¡Es un trato! Ahora vamos a comer, que me muero del hambre...
Fueron a dejar las mochilas a la sala común y se dirigieron al comedor. Ron aprovechó que la muchedumbre que entraba en el comedor lo hubiera separado de Hermione para comentarle a Harry:
-No te preocupes -le pediré a mis hermanos que me presten los resúmenes que ellos hicieron. Me deben un favor después de que los encubrí con mi madre, hace unas semanas.
-¿Qué hicieron? -preguntó Harry con curiosidad.
-Modificaron la poción que se tomaba mi tía, la que murió -dijo Ron serio.
Harry lo miró con incredulidad. ¿Acaso los gemelos la habían...? Ron lo miró, adivinando sus pensamientos.
-De todos modos se iba a morir -aclaró, a modo de disculpa-. Mis hermanos querían volver a casa, y la tía no acababa nunca de morirse. Fred y George sólo le... evitaron que siguiera sufriendo.
Y cómo Harry continuaba mirándolo con las cejas levantadas, agregó:
-Fue un acto humanitario, Harry. Para ella y para nosotros.
~ * ~
El almuerzo y el resto del día transcurrieron sin incidentes. Tuvieron doble Transformaciones con los de Hufflepuff, y en la noche doble Astronomía con los de Ravenclaw. Al volver a la sala común, esa noche, estaban agotados.
-¡Que día! -Exclamó Ron dejándose caer en una silla-. No puedo creer que llevemos apenas un día.
-Si, por suerte mañana es sábado... -agregó Hermione, que también parecía cansada-. Me voy a la cama, no doy más.
-Si, yo también. ¿Vienes Harry?
Harry miró la hora, eran un cuarto para las doce. Había olvidado, al ponerse de acuerdo con Draco, que él tenía Astronomía ese día.
-Ya subo, quiero ir a ver si llegó Hedwig -argumentó.
Hermione se volvió al escuchar eso.
-No a esta hora, Harry. No puedes salir de la sala común después de las nueve.
-¡Pero si tenemos astronomía a las nueve! -le recordó Harry.
-Aparte de cuando tienes astronomía, claro -corrigió Hermione comenzando a perder la paciencia-. Ve a acostarte. Mañana vas.
-¿Qué acaso le vas a quitar puntos? -salió Ron en su defensa.
Hermione lo miró significativamente.
-Podría, pero no. Simplemente me quedaré aquí para asegurarme de que no salga.
-Bueno, me voy a la cama entonces -dijo Harry bostezando ruidosamente y yendo hacia la escalera que daba al dormitorio de los chicos. Era preferible llegar tarde, aunque Draco tuviera que esperarlo. No le quedaba otra, de todos modos.
Harry esperó hasta que escuchó el rítmico sonido de la respiración de Ron cuando dormía, y se levantó en punta de pies. Sospechaba que Hermione podría haber puesto algún hechizo para enterarse si salía, por lo que decidió no pasar por la sala común. Tomó su capa, su varita, y su Saeta de Fuego. Se amarró la capa de modo que lo cubriera a él y a la escoba y salió volando por la ventana. Voló hasta la primera ventana abierta que vio cerca del vestíbulo y entró si hacer ruido. Miró la hora, iban a ser las doce veinte. Caminó rápido hasta el armario de las escobas.
-¿Eres tú? -preguntó Draco sobresaltándose al no ver a nadie.
-Si, espera.
Harry cerró la puerta, se sacó la capa, y prendió luz con su varita.
-Ya pensaba que no venías... -le reprochó Draco.
-Olvidé decirte que hoy tenía Astronomía. Tuve que esperar que los demás se durmieran.
-Ah, bueno. Yo tengo Astronomía los martes...
-¿Vamos? Podemos usar mi capa -sugirió Harry-. Así, nadie que pudiera estar despierto nos verá.
-Está bien. Buena idea.
-Y llevaré mi escoba, para que podamos volver rápido si algo pasa.
~ * ~
Salieron con cuidado y abrieron la gran puerta del vestíbulo. Comenzaron a caminar. El bosque se veía tétrico de noche, y ambos recordaron la vez que Snape los había ido a rescatar.
-¿Qué hacemos si aparecen las arañas, Harry? -susurró Draco.
-Nos subimos a la escoba y escapamos volando. Las arañas no vuelan.
-Debemos recoger una buena provisión, para no tener que volver muy pronto.
-Seguro que si -Respondió Harry. Luego soltó la pregunta que tenía en la cabeza hace un rato-. Oye Draco... ¿Por qué insultaste a Ron anoche?
Draco se quedó silencioso unos segundos. ¿Por qué lo había hecho?
-Costumbre, supongo -respondió-. ¿Les contaste que éramos amigos?
-No. ¿Y tú? ¿Se los dijiste a Crabbe y Goyle?
-No, tampoco.
De pronto, Draco sacó de debajo de su túnica una botella que Harry reconoció.
-¿Volviste a la cava? -le preguntó estupefacto, a pesar de que resultaba obvio que lo había hecho.
-Si -se rió Draco-. Pensé que sería una buena manera de recordar viejos tiempos y celebrar este "reencuentro".
-¿Y no te pillaron?
-Hay, Potter... hay que ver que lento eres a veces -respondió Draco como lamentándose-. ¿Acaso estaría acá, contigo, si me hubiesen descubierto?
-No, supongo que no -admitió Harry.
-¡Pues claro que no! Estaría en el despacho de Snape, aguantándome el sermón...
-¿Snape? ¡Pero si nunca les dice nada a los de su casa! Siempre los favorece.
-Eso hace creer...
-¿A qué te refieres? -preguntó Harry con incredulidad.
-¿Qué crees tú? ¿Qué por ser de su casa nos deja hacer cualquier cosa? Una cosa es que no nos llame la atención en público, y otra muy distinta es que no nos diga nunca nada.
-¿Te dijo algo por la pelea con Ron?
-Me preguntó qué había pasado.
-¿Y que le dijiste? -preguntó Harry, suspicaz.
-La verdad. Que me reí de Weasley, y que el me pegó -se encogió de hombros Draco.
-Pero a ti el no te castigó ¿verdad?
-No.
-Pues a Ron si. Le quitaron 15 puntos. Y tú lo empezaste todo.
Draco se quedó callado un momento.
-¿Acaso nadie se ha burlado nunca de ti, Harry? -preguntó finalmente.
-Si, muchas veces.
-¿Pero no reaccionas como lo hizo Weasley?
Harry se quedó callado esta vez. Después de vivir con los Dursley, y de aguantar los sarcasmos de Snape y las burlas del mismo Draco, se había acostumbrado. Mientras tanto, Draco sacó un descorchador de botellas de su bolsillo.
-Ahora vamos a celebrar, Harry. Olvida lo de Weasley. Si hubiera sabido que te iba a afectar tanto no le habría dicho nada. De hecho, si quieres no le vuelvo a decir nada, sólo por ti.
-Si. Es mi amigo.
-Está bien, te lo prometo -dijo Draco terminando de abrir la botella de vino de colacuminata. Luego tomó un largo trago, se secó la boca, y le tendió la botella a su amigo-. ¿Quieres?
Harry tomó la botella, y bebió un largo trago también. Estaba delicioso.
-¿Y no te da miedo de que nos quedemos dormidos como aquella vez? -preguntó Harry preocupado.
-No -se rió Draco-. Tomé mis precauciones...
Harry lo miró con cara de interrogación, con los ojos como platos.
-¿Precauciones?
Draco se largó a reír.
-¡No pongas esa cara! Me refería a que traje sólo una botella. Nada con lo que nos podamos embriagar seriamente.
Siguieron caminando, mientras bebían y se reían, cada vez más contentos. Finalmente llegaron a la cueva, y con sus varitas prendidas se internaron por el camino que sabían era seguro. Llegaron rápidamente a las setas, y prendieron varias con las varitas. El intenso aroma llenó el recinto, y ambos se sentaron a charlar un rato. Habían decidido fundar la "Hermandad Secreta", en la que ellos dos serían los únicos miembros. Se reunirían en la cueva cada semana, para quemar hongos y planear actividades secretas. Decidieron que su primera actividad secreta sería llevar a cabo la idea que Draco había tenido cuando limpiaban la pajarera, tiempo atrás. Llenarían las salas comunes de Hufflepuff y Ravenclaw con estiércol de la pajarera. Aplicarían un hechizo encogedor sobre el estiércol, y lo dejarían en las salas comunes. Draco sabía cómo conseguirse las contraseñas. Lo harían la noche del domingo.
La cueva se había llenado de humo para ese entonces, y de pronto los chicos sintieron una tos contenida a sus espaldas. Rápido como un rayo, Draco lanzó una maldición inmobilizante. Esta golpeó su objetivo que se hizo visible en ese instante. Era Dobby, y todo parecía indicar que los había seguido, y que había escuchado todo lo que habían dicho.
Los chicos se acercaron al elfo con las varitas en alto (Harry con luz, y Draco listo para lanzarle otra maldición). El elfo estaba petrificado en el piso, con los ojos muy abiertos.
-¿Qué haces aquí Dobby? -preguntó Harry enojado-. ¿Nos estabas siguiendo?
El elfo gimió por toda respuesta, asustado.
-¡Responde! -Le gritó Draco apuntándole al corazón con la varita-. Si no respondes te mato.
Dobby se puso a tiritar. Ya no podía desaparecerse, inmovilizado cómo estaba.
-Dobby no quería escuchar lo que los señores conversaban. ¡Dobby sólo seguía órdenes! -lloró el elfo.
-¿De quién? -le gritaron Harry y Draco al mismo tiempo.
-¡Dobby no puede decir, señor Harry, señor Draco! -Se lamentó el elfo-. ¡No le hagan daño a Dobby! ¡Dobby mismo se castigará!
-¿Qué hacemos? -preguntó Harry preocupado.
-No se me ocurre mucho aparte de... -dijo Draco, con un gesto que no significaba otra cosa que matarlo. Harry se estremeció.
-No, Draco. Tiene que haber otra solución... -respondió Harry descartando de plano la idea. Lugo se volvió a Dobby.- ¿Desde cuando que nos estás siguiendo?
-A.. a.. ayer -respondió el elfo con un hilo de voz.
Draco y Harry se miraron.
-Me seguías a mi, ¿verdad Dobby? -preguntó Harry.
El elfo no respondió, pero vieron que se estaba mordiendo la lengua con frenesí. Una sangre color café comenzó a brotar de la comisura de sus labios.
-¡Deja de hacer eso! -le gritó Harry. Pero, al ver que no dejaría de hacerse daño él mismo, le dio una patada. Tuvo el efecto deseado: Dobby dejó de morderse.
-¡Dobby no puede hablar, señores! ¡Dobby no puede! -continuó chillando el elfo, sin parar.
Los chicos comenzaban a sentirse aturdidos, entre los agudos chillidos del elfo (que aumentaban en volumen a medida que el elfo comenzaba a entrar en una crisis de pánico histérico), el humo, y al alcohol que tenían en la sangre. Ambos se hacían la misma pregunta. ¿Qué demonios podía hacer?
-¿Tal vez si le ordenamos que no diga nada? -sugirió Harry.
-Déjamelo a mi -respondió Draco.
-¿Qué vas a hacer? -preguntó Harry algo escéptico.
Draco no respondió, pero le lanzó lo que Harry reconoció cómo la maldición imperius que el falso Moody les había mostrado el año anterior. Luego le dijo en una voz firme, monótona, e impersonal:
-Dobby no seguirá más al señor Harry Potter ni al señor Draco Malfoy.
El elfo repitió lo mismo, en una voz totalmente desprovista de voluntad.
-Dobby no dirá a nadie lo que vió y oyó esta noche.
El elfo repitió sus palabras, de igual modo.
Draco sonrió satisfecho, y le lanzó un hechizo para dejarlo inconsciente.
-Ya está -exclamó Draco satisfecho-. Ahora no tenemos más que llevarlo de vuelta al colegio y dejarlo por ahí. ¡No nos delatará te lo garantizo! No sin que yo me entere al menos.
~ * ~
Volvieron en la escoba de Harry, que voló perfectamente a pesar de estar trasladando a dos hombres y un elfo. Afortunadamente para ellos, llevaban la capa de Harry. Apenas habían entrado al castillo vieron a la gata de Filch. Momentos después apareció su dueño, pero al no ver a nadie siguió su camino.
Dejaron al elfo detrás de un pilar en el pasillo que llevaba a la cocina, y cada uno volvió a su casa.
~ * ~
Harry sintió que alguien le movía el hombro, y fue consciente de que le dolía muchísimo la cabeza. Abrió los ojos, y se sentó en la cama con el corazón palpitándole violentamente detrás de los ojos. Ron, que se encontraba junto a él, retrocedió asustado.
-¿Qué te pasa Harry? -preguntó Ron, inquieto ante el brusco despertar de su amigo.
-N... nada -dijo Harry con un hilo de voz-. Me duele la cabeza...
-Ah, bueno... -respondió su amigo inseguro-. Ya van a ser las doce y pensé que tenía que despertarte para el almuerzo.
Harry miró la hora escandalizado. Ron tenía razón. ¡Que tarde era!
-¡No pongas esa cara, no es tan terrible! -lo animó su amigo-.Yo tampoco me desperté a tiempo para desayunar, y Dean acaba apenas de salir del dormitorio hace un par de minutos. Relájate, es sábado.
Harry no respondió. Había dejado la escoba a los pies de la cama, al igual que su capa, pero afortunadamente Ron parecía no haberlo notado.
-Levántate y vamos a almorzar -lo animó Ron-. El día está espléndido y tengo muchos deseos de ir a visitar a Hagrid.
-Está bien -respondió Harry, aunque lo que más deseaba era quedarse en la cama y dormir otro rato.
~ * ~
El resto de la tarde pasó tranquila. Con Hermione y Ron fueron a visitar a Hagrid que los agasajó con un flan de caramelo que parecía haber cuajado con cemento. A pesar de que no tenían ganas, Harry y Ron aceptaron ponerse a trabajar en los deberes con Hermione después de que esta los amenazara con no ayudarlos en nada si ese año seguían con su mala costumbre de dejar todos los deberes para última hora.
~ * ~
El domingo, a la hora de la cena, Draco "casualmente" chocó con Harry. Hermione y Ron lo fulminaron con la mirada. Harry no dijo nada, pero al poner la mano en su bolsillo sintió un pedazo de pergamino. Aprovechando que había mucha gente y que ninguno de sus amigos lo miraba lo sacó y lo leyó. 'pajarera, misma hora', decía simplemente. Harry sonrió: ¡Que ganas tenía de ver las caras de la mitad del colegio a la mañana siguiente, cuando vieran la media sorpresa en sus salas comunes.
Harry no tuvo problemas esta vez para llegar a la cita, ya que la sala común quedó desierta bastante antes de las once y media. Silenciosamente y tapado con su capa, salió al corredor.
No se encontró con nadie camino a la pajarera. No llevaba ni dos minutos ahí cuando también llegó Draco.
-¿No tuviste ningún problema? -le preguntó Harry.
-No tienes remedio, Potter -suspiró Draco-. ¿Acaso estaría yo aquí si hubiese tenido algún problema?
Harry soltó una carcajada.
-Es verdad -admitió-. ¿Manos a la obra?
Ninguno de los dos vio a Dumbledore que en ese instante se hizo visible detrás de ellos.
-¿Los puedo ayudar en algo? -preguntó el anciano con una sonrisa maliciosa, haciendo que ambos chicos saltaran.
-P. profesor Dumbledore -murmuró Harry.
Draco simplemente lo miró, y luego su mirada se cruzó con la de Harry. Ambos estuvieron de acuerdo con sólo mirarse: el que había mandado a Dobby a seguirlos era Dumbledore, y claramente se había dado cuenta de que al elfo estaba bajo una leve maldición Imperius.
-Si -respondió Dumbledore adivinando sus pensamientos-. Me di cuenta de que lo que le hicieron a Dobby, y déjenme recordarles que la maldición Imperius está prohibida por la ley.
Draco se movió algo incómodo.
-Supuse que tenías que haber sido tú, Draco, por la inconveniente preparación que seguramente recibiste -continuó Dumbledore.
-Sólo le apliqué la variante más suave, profesor -comenzó a defenderse Draco. Pero Dumbledore lo interrumpió.
-Lo suficiente, supongo, para que Dobby no me contara que se escaparon del castillo anoche, que se fueron al bosque, que volvieron a esa cueva a pesar de que sabían que no debían hacerlo, que quemaron unos hongos que, en el fondo y aunque nadie se lo haya dicho, sabían que no debían. Que Draco se metió a la cava del colegio y sacó una botella de vino, y que hoy pretendían vandalizar las casas de sus compañeros de Hufflepuff y Ravenclaw.
Los chicos se pusieron pálidos, y no supieron qué responder. Los habían pillado in fraganti.
-¿Tienen algo que decir en su defensa?
Los chicos se miraron, y miraron al suelo.
-Ya veo. Se le quitarán 30 puntos a sus casas, y ayudarán al señor Filch a limpiar el próximo sábado. Lo que hicieron les será comunicado a los jefes de sus casas y a Tu prima, Draco, y tu padrino, Harry.
-¡No se lo cuente a mi padrino! -exclamó Harry.
-Se lo diré a la profesora McGonnagal, y ella tomará la decisión que estime mejor -respondió Dumbledore sin sonreir-. Ahora vuelvan a la cama.
-¿Señor? -se atrevió a preguntar Harry-. ¿Por qué mandó a Dobby a seguirnos?
-Te seguía a ti, Harry, porque queríamos estar seguros de que estuvieras fuera de peligro después de tu intento de suicidio de las vacaciones y todas sus peligrosas escapadas -respondió Dumbledore serio. Harry volvió a bajar la vista-. Y tuvimos razón, dado que al menos descuido te escapaste al bosque prohibido, y de noche.
~ * ~
El lunes, todos comentaron en el desayuno lo extraño que resultaba que el reloj de los puntos indicara que Slytherin y Gryffindor tuvieran 30 puntos menos cada una. Pero no todo era tan malo para Harry y para Draco, ya que nadie parecía enterarse de quién los había perdido.
Pero a nadie le quedó duda entre los de Gryffindor que era Harry el culpable, cuando al principio del desayuno apareció McGonnagal de muy mal humor, y le ladró a Harry que lo esperaba en su oficina. Harry la siguió, aguantándose las miradas de todos los de su mesa.
Una vez allí, McGonnagal cerró la puerta con brusquedad apenas hubo entrado.
-No sé por qué lo habrás hecho, Potter. Pero te voy a confesar que estoy muy desilusionada. No te voy a aguantar una más este semestre, ¿entendido?
-Si Profesora -respondió Harry, deseando que acabara pronto.
-El Director ya me ha comunicado que tienes castigo con Filch este sábado. Además de eso, quedas suspendido de tu equipo hasta que cumplas un mes sin meterte en problemas.
Harry saltó de inmediato.
-¡No puede hacer esto, profesora! El equipo no tiene la culpa.
-Creeme que lo siento, Potter. Pero es mi última palabra. O te comportas por al menos un mes, o sales definitivamente del equipo.
~ * ~
Harry encontró a sus amigos cuando salían del comedor. Los siguió rumiando su desgracia, mientras caminaban al aula de encantamientos.
-¿Harry, me estás escuchando? -sintió la voz de Ron de pronto.
-No, disculpa. ¿Qué me estabas diciendo?
Ron suspiró.
-Te estaba comentando que me inscribiré para el taller de ajedrez. Hoy son las inscripciones, ¿recuerdas?
-Si.
-¿Y? ¿Te vas a inscribir en ese también? -preguntó Ron esperanzado.
-Si, no sé, supongo... En realidad no lo había pensado.
-Yo me inscribiré en el de primeros auxilios y el de fotografía -comentó Hermione.
Harry recordó de pronto la fotografía de Hermione. Tal vez, si se inscribía en el de fotografía también, lograba averiguar más sobre el origen de su padrino. Era seguro que Snape había forzado a Hermione a inscribirse en su taller con el fin de averiguar más sobre esa foto, y sacarle información. A lo mejor había, incluso, más fotografías interesantes.
-El de fotografía suena bien -comentó Harry, ya decidido. Hermione lo miró extrañada y Ron como si de pronto Harry le hubiese dicho que se iba a la Luna.
-¿Estás loco? -se rió el pelirrojo.
-No, -contestó. De pronto encontró la excusa perfecta- No creo que sea buena idea dejar a Hermione sola con ese desgraciado de Snape. En cambio tú te divertirás de lo lindo sin mí ganándole a todos los del taller de Lupin.
Ron lo miró con incredulidad, pero Hermione fue la que habló.
-Aprecio tu interés, Harry. Estoy segura de que el taller de fotografía resultaría mucho menos desagradable si tú también estas en él. Aunque tampoco es necesario que lo hagas. No le tengo miedo a Snape, y sería mejor que aprovecharas de inscribirte en algo que te guste de verdad.
Harry se encogió de hombros.
-Durante el verano estuve ordenando la bodega del laboratorio de fotografía. Creo que, obviando el hecho de que lo dirige Snape, el taller de fotografía puede resultar interesante.
Hermione sonrió, y Ron frunció el ceño.
-Bueno, allá tú Harry.
No lejos de ahí, Draco Malfoy salió de detrás de una armadura.
-Fotografía... -murmuró para si mismo.
~ * ~
Encantamientos con los de Hufflepuff resultó tranquilo. Entre la clase y lo de la foto, Harry consiguió no pensar a cada instante en el que estaba suspendido del equipo.
Para colmo de males, en clase de adivinación, comenzaron con la interpretación de los sueños. Para variar, Trelawney se interesó particularmente en Harry.
La profesora le hizo contar delante de todos lo que soñó la noche anterior. Pero Harry había tenido pesadillas con lo de Dobby, y obviamente no lo diría. Decidió inventarse un sueño. Recordó el 1º de septiembre, e inventó un sueño que decoró con muchos signos para dejar contenta a t}Trelawney. Lo consiguió plenamente, y la bruja se pasó más de media hora interpretando in extenso el supuesto sueño de Harry.
Finalmente, la profesora perdió el interés en el sueño de Harry, y pasó el resto de la clase contando sueños de famosos brujos que resultaron ser auténticos y útiles presagios.
~ * ~
El doble módulo de pociones resultó un infierno. Para variar tenían clases con los Slytherin, y Snape seguía siendo el mismo de siempre, quitando puntos por cualquier cosa a los de Gryffindor y asignándolos a los de su casa por cualquier tontería.
Al llegar al final de la clase, Hermione se acercó al profesor de pociones. Harry fue detrás, y para su asombro, también Draco. Hermione lo miró con evidente desagrado.
-¿Si? -preguntó Snape guardando los deberes de verano que le habían entregado.
-Es por el taller de fotografía -comenzó a explicar Hermione-. Venía a inscribirme.
-Está bien. ¿Y tú Draco? -preguntó ignorando a Harry.
-Yo también me quiero inscribir en su taller señor.
Snape sacó una hoja de su escritorio, en el que los tres chicos notaron que había sólo unos poquitos nombres inscritos.
-Firmen aquí -les dijo Snape tendiéndole la hoja a Draco.
Draco puso su nombre, y luego Hermione. Harry, viendo que no le había preguntado nada, tomó la pluma y comenzó a inscribir su nombre. Snape, al verlo, se rió.
-¿Qué crees que haces, Potter? -dijo, intentando quitarle la lista.
-Me estoy inscribiendo en su taller, señor -respondió Harry alcanzando a correr la lista lo suficiente para terminar de escribir.
Snape levantó las cejas, pero no dijo nada. Finalmente tomó la lista y la volvió a guardar en su escritorio.
-Los horarios de los talleres les serán comunicados el miércoles. Ahora salgan que tengo que cerrar el aula.
Harry y Hermione no se hicieron de rogar. Salieron de inmediato y se fueron a su sala común. Draco salió detrás de ellos, y se fue en la dirección opuesta sin decir una palabra.
~ * ~
