Disclaimer: los personajes de Inuyasha no me pertenecen, son propiedad de Rumiko Takahashi, yo solo los tomo para poder crear esta historia que es pare de mi loca imaginación.
Aclaro algo:
-dialogos-
-"pensamientos"-
acciones...
Capitulo VI
Su pecho agitaba fuertemente, aun no lo podía creer, no podía creer que estuvo apunto de probar esos labios. Se sentía cansado y confuso, no quería seguir así, necesitaba ayuda, por alguna razón su cuerpo rechazaba la idea de estar con Kikyou, si aun no estaba claro su corazón. Pero ¿qué habría pasado si Kagome hubiera sido la portadora de aquellos labios¿Habría correspondido?
Su mente estaba confusa, su corazón latía a mil por hora, sentía como se le oprimía el pecho, de tan solo pensar que esto no era fácil; simplemente debía elegir a una, el problema era, a quien elegiría, aunque, no se sentía digno de elegir, ninguna de ellas merecía a un híbrido como él, pero, aunque pensara de esa forma ellas no estarían de acuerdo: "Todos tenemos derecho a amar y a ser amados", recordó las dulces palabras que algún día le dijo.
-Flash Back-
Era una fría noche de luna nueva, aquel chico de reciente cabellos azabaches estaba posado bajo el Árbol Sagrado, su mirada no tenía punto definido, nada mas maldecía aquellos días en que cambiaba a humano.
La brisa de la noche era nula solo se sentía el frío y seco aire rozar su piel, como si esta solo jugara con su apariencia moviendo sus finos cabellos, aunque sus pensamientos parecían también jugar con su mente, por una parte se sentía muy presionado por algo, aunque no lo sabía con exactitud, solo algo le decía que tenía que ver con aquella voz de la que tarde o temprano oiría.
-Inuyasha- sintió exclamar su nombre aquella voz que podía reconocer fácilmente.
-Kagome- fue lo único que pudo pronunciar Inuyasha, su mente estaba tan confundida y nula, que no sabia ya que pensar ni hacer.
-¿Qué ocurre, Inuyasha?- preguntaba la dulce quinceañera con un dejo de preocupación. Había estado contemplando al hanyou, ahora humano, minutos antes, y decidió que ocurría.
-No me pasa ada, Kagome- contestó Inuyasha tranquilo, mientras cerraba sus ojos y bajaba la posición de su rostro, para luego abrirlos nuevamente y fijar su mirada hacia el suelo. Sabía que Kagome estaba preocupada por él, y por ello no quería darle la cara, para ver su rostro.
-Entiendo- expresó Kagome, sabía Que Inuyasha no quería hablar en esos momentos, y respetaría su silencio.
-¿Kagome?- preguntó el humano Inuyasha
-¿Sí, dime Inuyasha?- dijo Kagome notando la seriedad que el chico mostraba en su rostro.
-¿Por qué... te preocupas tanto por mí, Kagome?- Inuyasha ansiaba saber la respuesta, muchas veces se preguntaba por qué cada vez que él no estaba bien ella iba en su búsqueda y preguntaba por su bienestar, siempre denotaba preocupación.
-Pues porque "todos tenemos derecho a amar y a ser amados"- expresaba Kagome dulcemente, mostrando una cálida sonrisa al muchacho, lo que causó que este se ruborizara.
-¿Qué... qué quieres decir con eso, Kagome?- Inuyasha preguntaba nervioso y volteando su rostro hacia el frente, dejando de ver a Kagome, para que la muchacha no notara su rubor.
-Pues el hecho de preocuparme es porque esa persona me importa demasiado, y cuando me importa demasiado es porque siento cierto afecto hacia ella. Y tanto derecho tengo de amar como de preocuparme por ti- Kagome decía esto último posando su cabeza sobre sus rodillas flectadas, mientras sus brazos las abrazaban. Se podía apreciar un rubor que no podía verse con claridad por causa de la oscuridad, pero que ella podía sentir perfectamente.
-Entonces, yo también tengo derecho a preocuparme por ti- expresaba Inuyasha mientras abrazaba a Kagome por detrás y la acercaba a él, mientras Kagome, con los ojos entreabiertos, se acomodaba en el pecho del hanyou.
-Fin Flash Back-
Sentíase más tranquilo, el recordar aquel suceso lo hizo sentirse menos presionado, pero no menos preocupado. Aún no sabía que hacer respecto a su decisión, lo único que quería en esos momentos era descansar su mente, dormir, necesitaba reposo, aunque grande fue la sorpresa al encontrarse con aquella muchacha de la que recordó instantes antes.
-Kagome- Inuyasha estaba sorprendido, en el momento menos esperado aparece la persona que más necesita: su querida Kagome.
-Inuyasha- corría hacia el hanyou para poder abrazarlo con todas sus fuerzas, mientras acurrucaba su rostro en su regazo -¿te encuentras bien?- cuestionaba, mientras levantaba su rostro para poder verlo.
-Si, estoy bien- mintió, sin saber aún porqué aunque algo le decía que no quería dañar a aquella muchacha de cabellos azabaches. Sabía que estaba mal, y todo por tener que tomar una decisión.
-Mientes- cerraba los ojos y se apoyaba en el pecho del hanyou, mientras formaba una sonrisa irónica, como si burlándose estuviera de un suceso pasado –"Inuyasha, sé que mientes, tu rostro y tu mirada lo dicen, no tienes porque ocultarlo"-
-"Kagome¿cómo lo haces, cómo sabes que es lo que me está pasando?"- Inuyasha estaba sobresaltado, aunque no del todo sorprendido, ya que de alguna manera sabía que Kagome se daría cuenta -Que gracioso que lo sepas- Inuyasha aparto a Kagome del abrazo para verla a los ojos –hace poco...- no sabía si decírselo o no, la dañaría, aunque sabía que la dañaría más enterarse por otros medios –me encontré con Kikyou- terminó por decirle, estando inseguro de lo que podría suceder.
-Entiendo, que bien que la hayas visto nuevamente "Olvidé por completo que también Inuyasha tiene a Kikyou a su lado, no sé cómo lo olvidé"- Kagome sintió como se le oprimía el pecho, saber que Inuyasha pronunciaba el nombre de aquella sacerdotisa le hacía creer que ella no importaba para Inuyasha.
-Aunque...- decía Inuyasha, mientras su rostro bajaba –no fue muy grata su presencia- esto último a Kagome le sorprendió por un largo instante, no lo podía creer, nunca pensó posible que Inuyasha dijera eso –noto que no es la misma Kikyou de antes, pero eso no impide que aún le quiera-.
-"Inuyasha"- Kagome sintió como aquella daga se le incrustaba poco a poco en el corazón, casi a un punto donde podía romper su alma y su ser.
-Pero quiero que sepas... que me importas tanto, Kagome, como para poner en duda mis sentimientos por Kikyou- Inuyasha lentamente se ruborizaba, un angelical rostro posabase en él mientras miraba de reojo a Kagome, aunque estuviera dándole la cara.
-Inuyasha, yo...- pero antes de terminar aquella frase que iba a salir de sus labios, ambas manos del hanyou se posaron su rostro, mostraba tanta paz y tranquilidad en su rostro, que notabase que no era el mismo Inuyasha de siempre –"Inuyasha"- cada vez el rubor en sus mejillas era más notorio, veía fijamente aquella mirada que poseía Inuyasha en esos instantes, mientras él inconsciente acercaba su rostro hacía el de Kagome, se sentía hechizado. Podían sentir sus respiraciones, ambas agitadas por el nerviosismo producido, al principio fue solo un simple roce entre sus rostros, pero lentamente Inuyasha posaba sus labios sobre los de Kagome entreabriéndolos, sentía su tibieza, su carne, como siempre imaginó que sería, con ese sabor a miel mientras se embriagaba con el perfume que tanto emanaba Kagome, ambas cosas lo volvían loco.
Entreabría y cerraba la boca para poder profundizar aquel beso. Kagome solo se dejaba llevar, mientras posaba sus manos en el pecho de Inuyasha. Ambos no querían finalizar, necesitaban oxígeno, pero eso no les impedía seguir.
Lentamente fueron pausando el ritmo hasta terminar separando sus rostros para mirarse fijamente el uno con el otro, poder contemplarse y grabar cada línea y curva de su rostro.
-Kagome...- Inuyasha estaba agitado, de alguna extraña forma se sentía libre y tranquilo, seguro consigo mismo. Mientras observaba a Kagome hubo una repentina reacción de abrazarla incondicionalmente, y así lo hizo, no quería soltarla, no quería dejarla ir, sólo deseaba que se quedara a su lado por el resto de su vida.
Kagome estaba atónita ante tal situación, nunca imaginó a Inuyasha tan cerca de cómo estuvo segundos antes, no sabía que hacer ni pensar, pero bien dentro de su ser, se sentía amada, se sentía correspondida, por primera vez sintió como esa profunda herida cicatrizaba y se cerraba por completo, sintiendo un dolor nulo. Ambos no sabían cómo sería el después, no sabían si mirarse las caras, no sabían si separarse, no sabían ya que hacer, solo querían disfrutar de aquel momento.
La noche se hizo cada vez más espesa, se podía contemplar dos figuras, una al lado de la otra, ambas, al parecer, habían caído en los brazos de Morfeo, aunque una de ellas permanecía despierta mientras la otra descansaba, no podía conciliar el sueño, mientras Inuyasha dormía placidamente Kagome no lograba dormirse, algo mantenía su mente intranquila, no sabía con exactitud de que trataba, pero se proponía a saber cual era la causa.
Escuchaban se crujidos, producto de las pisadas de un individuo, esto perturbo los pensamientos de la muchacha, a lo que se dispuso a seguir aquel recorrido hecho del sonido que emitía. Cada vez estaba más cerca, cuando de pronto el crujido dejo de producirse, aunque esto no detuvo el caminar de Kagome, estaba decidida a saber de quien eran aquellas pisadas.
-Que bueno que llegas, te estaba esperando, Kagome- exclamaba aquella portadora de las anteriores pisadas y sospechas.
-Kagome estaba pasmada, nunca imaginó que podría ser ella, algo le decía que planeaba algo malo, pero no quería saber que era, ahora tenía miedo –Kikyou...- era ella, aquella sacerdotisa planeaba verla, y estaba esperando su encuentro –¿por qué me esperabas?- fue la reacción de la muchacha.
Kikyou se encontraba a espaldas del pozo que conectaba ambos mundos, sabía perfectamente porque estaba ahí, -solo quiero saber porqué estas con Inuyasha- expresó Kikyou con un tono algo melancólico, mirando a Kagome fijamente.
-Pues creo que es por la misma razón por la cual tu estabas con él hace cincuenta años, aunque puede que no se así, solo depende de porque estabas tu con él- decía esto, mientras se acercaba a la sacerdotisa para estar frente a frente.
-Si, creo que tienes razón. Hace cincuenta años Inuyasha y yo éramos felices, el uno al lado del otro, pensábamos formar nuestro futuro juntos, pero...- Kikyou apretaba su puño, con rabia, mientras algunas gotas salinas salían de su pálido rostro -pero llega ese maldito de Naraku, nos tiende esa trampa, y todo termina, nuestros planes son arruinados, junto con nuestra felicidad-
-Kikyou... yo no sé que decir...- expresaba Kagome sorprendida ante las palabras que Kikyou omitía, cada frase fue un suceso muy duro para ella, pero debía asumirlo, ya que era pare de su vida.
-Y menos que no digas nada, ya que luego...-expresaba Kikyou, mientras una sonrisa irónica se formaba en su rostro –luego llegaste tu, y sentí como si ocuparas mi lugar, mi remplazante, hasta una en el corazón de Inuyasha, ya que tengo mas que claro que Inuyasha te ama, al igual como lo hizo hacia mí hace medio siglo- esta vez, Kikyou enfurecía, sus ojos entreabiertos derramaban cada vez mas lágrimas, y sus puños cada vez hacían mayor presión contra sigo mismos –No, no puede ser... me arrebataste el cargo de sacerdotisa, arrebataste mi vida, pero lo peor de todo es que arrebataste todo lo que tenía, incluyendo el amor de Inuyasha¡No sabes todo lo que me duele!- gritaba esto último mientras se levantaba y presionaba fuertemente sus manos sobre los hombros de Kagome. La chica estaba aterrada, realmente no sabía que hacer, nunca había visto a Kikyou de esa forma, y menos pensó verla así.
-Kikyou, me estas dañando- apenas decía Kagome, mas que por dolor, era por miedo, tenía miedo de Kikyou, de que fuera a dañarla.
-No menciones mi nombre, no quiero que me lo arrebates- exclamaba Kikyou, a un mar de gritos, que podían despertar a cualquiera que tuviera una buena audición –tomaré esto- dijo arrebatando los únicos fragmentos que Kagome poseía, para poder cumplir su objetivo.
-Kikyou, no lo hagas...- sollozaba Kagome, mientras era levemente empujada por Kikyou dentro del pozo.
-No quiero que vuelvas, no perteneces a este mundo¿¡Qué acaso no lo entiendes?- decía esto último lanzando a Kagome a través del pozo para verla nunca jamás. Estaba satisfecha, nunca pensó que tanto rencor fuera a apoderase de su ser, pero lamentablemente fue así. Lentamente recobró la tranquilidad, pero al dar media vuelta se encontró con aquel rostro que conocía a la perfección, pero esta vez, denotando completa decepción y melancolía.
-Kikyou...-
Wow, si que tarde en escribir este capitulo, les pido mil disculpas, pero esta semana fue escribiendo de a poco hasta que termine el cap, muchisisisimas gracias por sus reviews!
Anti-kikyo: sé que no querías que Kiykou le hiciera esto a Kagome, pero tenía que hacerlo, no me mates T.T pero esto tiene que pasar, para que pueda ocurrir un desenlace que quiero. Pero no te preocupes que mejorará. Muchas gracias!
Gris-Kag: gracias! Y pues ya derrote a esos virus del mal . pero me entro otro xD, jaja, bueno, muchas gracias, cuidate, y espero te haya gustado.
Sakima: muchas gracias, me encanta leer tus reviews! Me animan mucho, de verdad, me dan ganas de escribir. Perdóname por no actualizar tan pronto, pero, no, tienes razón, deberías enojarte conmigo, soy una floja gomenne u.u
Alba: muchas gracias! Me alegro de que te haya gustado, y pues pienso ponerle empeño, debo continuar esta historia lo antes posible, sino, no saldre viva de esta X.x
