Los personajes de esta historia son propiedad de Rumiko Takahashi
Series: Ranma ½ e Inuyasha
"Cursed"
("Maldito")
Crossover escrito por Wheezambu
Traducido y editado por Ayame y Riosaku
Capítulo 5
Kaede examinó el extraño aspecto del joven youkai, dando vueltas a la apariencia de chico – Lo lamento Kagome. Yo nunca he visto nada igual
Kagome suspiró, tenían demasiadas preguntas y esperaban que la anciana sacerdotisa les hubiera podido dar una respuesta simple. La chica se acerco a Akane tomándola de la mano – Tranquila, esto no significa que abandonaremos – dijo.
Ranma tomo el reverso de su cuello, aún estaba avergonzado por lo que había sucedido en el bosque. Parecía un sueño loco, su cuerpo fue controlado por algo que no entendía. Busco los ojos de la exterminadora de demonios, quien esquivaba la mirada. Solo esperó que Sango no fuera capaz de leer lo pasaba por su mente.
Akane se acerco para sentarse junto de él. Ranma la miro lleno de culpa y simplemente dijo – Todo pasó de repente, todos esos olores y sensaciones dentro de mí, nunca antes las había experimentado. Yo… yo no querría hacerle daño a nadie –
–Tuvimos mucha suerte que la primera persona que encontraras fuera Sango – señaló Miroku – Puedo decirles por experiencia propia que Ella no aguantará ninguna conducta inadecuada de un Youkai, en realidad tampoco de un humano.
Sango sonrió – Y a pesar de eso, Usted no se detiene Houshi-sama – Ella había recuperado su buen sentido del humor sobre la situación y no guardaba rencor hacia el joven demonio – Escucha Ranma, sé que no querías hacerme sentir incomoda. Estoy dispuesta a dejar este incidente en el pasado –
– Gracias – dijo Ranma, recuperando un poco más la calma – Prometo que no tendrás que golpearme con eso, de nuevo –
Kagome plantó su mano sobre el mentón y miro alrededor suyo – Entonces ¿alguno de ustedes tiene alguna idea? El chico no puede regresar a su casa con ese
Aspecto, no podría andar junto a las personas sin volverse loco. Necesita encontrar algún método para controlar sus instintos de Youkai. Tal vez podamos encontrar una cura –
– Hablas de ello como si fuera una enfermedad – Inuyasha retumbó. Él se sentaba un poco alejado del resto del grupo – Incluso si nació como humano, Él es un Youkai ahora y será mejor que lo acepte, no hay ninguna cura –
Kagome se inclinó sobre él – No eres muy útil, Inuyasha –
El Hanyou solo frunció el ceño – No estas siendo realista – de un salto se puso de pie frente a Ranma, viéndolo con desprecio – El que todos te compadezcan, no significa, que aceptaré cualquier mierda de ti, mantente alejado de mi, porque si no lo haces, te golpearé tan rápido que no sabrás de donde vino –
Ranma enrojeció de cólera – ¿Piensas que porque pudiste golpearme una vez, dejare que lo vuelvas hacer? –
– Mocoso, sí quieres reiniciar lo que dejamos pendiente – Dio vuelta en sus talones y camino majestuosamente por la choza – estaré afuera si tienes el valor suficiente de seguirme –
Ranma saltó justo frente a la puerta – Parece que necesitas que alguien te baje esos humos. Para tu fortuna esa es mi especialidad. Dejemos una cosa clara en este momento…–
– Maldición – dijo Kagome – Los demonios son tan estúpidos. Siempre quieren pelear para demostrar que su dominio es mayor, esto me repugna realmente –
Akane sonrió – Ranma siempre ha actuado de esa forma, incluso antes de volverse demonio, generalmente es un egocéntrico –
Las chicas siguieron al par de demonios por el bosque, Sango y Miroku iban detrás de Ellas. Inuyasha se detuvo cuando llegó a un claro y giró para mirar Ranma con gran hostilidad.
Ranma sacudió su cabeza, era obvio que el hanyou hacia eso porque estaba acostumbrado a intimidar a la gente para conseguir lo que deseaba. Tronó sus nudillos, anticipando una buena pelea. Algunos tipos aprendían solo por el camino duro.
Inuyasha, lo miró con burla. Había llegado a la conclusión de que no necesitaría tener ningún arma. Tomo la funda de Tessaiga de su cintura y la mostró a Ranma – Esta espada me fue heredara por mi padre. Apenas estoy aprendiendo lo que puedo hacer con ella. Solamente quiero que sepas que quiero una pelea justa así no utilizaré sus poderes contra ti –
El Ranma se rió – Probablemente siempre dices lo mismo ¿Estas seguro que puedes manejar una pelea sin tu linda espada? – Sonriendo con satisfacción y mirando de reojo a Akane –Él cree que me esta haciendo un favor ó algo así – Se rió otra vez, volviendo a mirar al hanyou justo a tiempo para ver un aspecto borroso de su movimiento.
Inuyasha se había precipitado al joven demonio, lanzando un corte con el filo de su espada directo al rostro y golpeándolo luego. Incluso Ranma, con sus reflejos no logro compensar el golpe, cayendo con fuerza a la tierra. Los espectadores se estremecieron.
– Eso fue muy sucio – Akane gritó, por la táctica utilizada por Inuyasha.
– Sucio es el único camino en una pelea con Inuyasha – Shippou comentó, subiendo al hombro de Miroku para tener una mejor vista – sería bueno que lo entendieran de una vez –
Inuyasha tiró su espada a un lado – Pienso que con esto podrás cerrar la boca y aprender mocoso; necesitas prestar más atención cuando pelees con alguien como Yo –
Ranma se puso de pie, todavía con el rostro mirando al suelo – Eso está bien, Yo también he utilizado a personas para enseñar mis artimañas en una pelea. Es parte del juego –
– Entonces dejemos de jugar – Inuyasha sonrió. Realizado otro movimiento rápido, deslumbrando a Ranma, el puño fue preparado para un golpe duro. Se balanceó y falló, Ranma ya no se encontraba en el mismo lugar. Había saltado fuera del alcance del hanyou, ligeramente detrás de Él para darle una patada por la espalda. El hanyou fue a dar con la cara a la tierra.
– Eso se vio doloroso – dijo Miroku a Sango.
La exterminadora afirmo con la cabeza – Inuyasha no lo vio llegar, houshi-sama –
Ranma rió entre dientes, el bastardo engreído no supo lo que lo golpeó. Estaba acostumbrado a adversarios que confiaban en su fuerza bruta y siempre obtenía ventaja sobre ello. Ranma se colocó fácilmente en una postura clásica. – Perdona, estoy aquí idiota ¿Acaso acabas de tropezar con tus propios pies o algo así? –
Inuyasha se levantó gruñendo, lanzándose hacia el chico youkai otra vez, Ranma sólo giró elegantemente alrededor de Él, dejando al hanyou haciendo movimientos con el pasto silvestre como si fuera el matiz – Por Dios, sí que eres lento ¿Estas seguro que no quieres darte por vencido? Prometo que será lo mejor para ti –
– Me agrada, Inuyasha apenas puede dar un golpe contra ese tipo – dijo Shippou con entusiasmo. El había sido blanco de todas las rabietas que tenía Inuyasha últimamente, y admitía que le agradaba verlo golpeado.
Sango golpeó al kitsune – ¿De que lado estás? – Ella miró como Ranma hizo otro movimiento evadiendo el ataque enojado de Inuyasha. El hanyou recibió otra fuerte patada en la cara que le hizo tambalear un poco, quedando sorprendido por la cantidad de fuerza que el nuevo youkai podía tener en sus piernas.
– ¿Cansado? – preguntó Ranma en tono burlón, incapaz de dejar de molestar al hanyou.
Inuyasha se lanzó a Él, haciendo una pausa viciosa con sus garras – Rasgaré tu cabeza y me alimentare con tus ojos, bastardo –
– Sangre, la sangre se le ha subido a la cabeza otra vez – murmuró Kagome. Sabía que ella podría detener la pelea antes de que se pusiera peor, pero la verdad es que quería saber como se manejaría Ranma. El chico obviamente era muy hábil como artista marcial, pero la sangre de youkai lo había transformado, cambiándolo todo. Quizá no era bueno permitir que Inuyasha tomara parte de su curiosidad, pero Él nunca le perdonaría si lo sentara en este momento.
Akane se cubrió la cara con las manos – Ellos se matarán el uno al otro – dijo, preguntándose si podría hacer ó decir algo para detener esa insana lucha.
Ranma parecía bailaba evitando los locos ataques de Inuyasha.
Inuyasha golpeó el suelo con sus garras, abriendo una gran cuchillada en la tierra por la fuerza detrás del golpe. Ranma se rió – ¿Estás listo para pelear de verdad? Ya me estoy aburriendo de esperar que arranques la cabeza –
– Muéstrame que tan aburrido estas – El hanyou lanzó otro golpe y esta vez Ranma no pudo evitar la velocidad deslumbradora de su ataque. Se escucho un fuerte golpe cuando sus cabezas chocaron y los dos cayeron.
– Ah mi Dios – Akane jadeó, tapándose los ojos por el temor.
La boca de Kagome estaba abierta por la impresión. Miroku se inclinó sobre su hombro, con una expresión divertida en su cara –Él usó nuevamente su dura cabeza como roca de arma –
Ranma rodó, jadeando por el intenso dolor. Sentía como si mil gongs chinos sonaran en su cabeza. Por un largo e incómodo momento, pensó que quizás podría estar realmente enfermo de dolor. A unos pocos pasos lejos de Él, Inuyasha se incorporaba aturdidamente, podría ver tres o cuatro Ranmas en el suelo delante de Él – Quédate allí – jadeó, tratando de avanzar hacia su adversario, el golpe lo había mareado mas de lo que esperaba – Terminaré contigo –
Lentamente, los dos combatientes se levantaron. Ranma sentía algo dentro de su cuerpo, se había estado divirtiendo con esta pelea hace apenas un momento, ahora estaba enojado. Un frío y furioso sentimiento se presentó en su cuerpo, llenándolo con el deseo de atacar y destrozar a su enemigo; quería su sangre caliente entre sus manos. La punta de sus dedos quemaban con el deseo de el arrancar el corazón del hanyou y comerlo crudo.
Inuyasha sintió el youkai que se formaba en el cuerpo de Ranma y notó el cambio. Las cosas estaban a punto de volverse peligrosas y fue determinado a terminar con este baile de mierda de una vez por todas. Su propia furia de batalla comenzaba a inundar sus sentidos y la sed de poder y sangre comenzaron a despertar dentro de Él. El sabor y olor de la pequeña cantidad de sangre sobre su mentón le emocionó. Limpió su mentón con la espalda de su puño –Ahora ¿que era lo que estabas diciendo? – gruñó.
El viento fresco que pasaba encima de sus cabezas comenzó a rugir con sus youkis. Los humanos que miraban la pelea, sentían como sus cabellos eran levantados por el poder que los dos youkai exhalaban. Un terror anónimo nacía entre ellos sobre ellos, como reacción a la presencia del poder emanado por Ellos.
– ¿Qué sucede? – preguntó Akane estremeciéndose. Ella conocía la poderosa aura de batalla que Ranma podía producir, pero esto era enteramente diferente. No sentía el ordinario ki del chico. Ranma e Inuyasha parecían inconscientes, como si ellos se hubieran olvidado de los humanos que miraban la pelea. Ella empezó a retirarse por instinto, el cual le indicaba que saliera de ahí.
Los ojos de Sango se ampliaron, y sus nervios comenzaron a reaccionar, como exterminadora youkai sabía lo que podía suceder cuando dos youkais enojados lucharon uno con el otro – Esto está yendo demasiado lejos –chilló, girando y observando el vistoso bosque.
Miroku agarró a Akane y Kagome de sus manos – ¡Maldición¡corran! –gritó, arrastrando a las chicas.
– ¡Inuyasha? – Kagome se soltó del agarre del monje y corrió en dirección al hanyou para tratar de detenerlo.
Ranma estaba lleno de un sentimiento de éxtasis. Su sangre palpitaba por sus venas y sintió un oscuro poder que cantaba por su cuerpo. Delante de Él, podía ver un oscuro pilar de youki, que se estaba formando alrededor de Inuyasha. Él no estaba consiente, el choque sería devastador. Todo lo que sabía es que por fin era libre de expresar el poder que dormía dentro suyo, la oscura energía que lo hacía moverse nerviosamente en su sueño y rojos sueños untados de conquista. Levantó sus manos, disponiéndose a soltar su aura de batalla, justo cuando Inuyasha corriera hacia Él gruñendo con furia. Ranma se rió, no reconocía ni su propia voz, hasta que algo en el borde de su visión lo distrajo. Una chica corría hacia Él, su cabello largo y oscuro s movía detrás de Ella por el viento provocado por los youkai con su poder.
El corazón se le congeló con horror cuando se dio cuenta de lo que sucedería a la humana si era alcanzada por la tempestad de los youkai. De repente una visión lo inundó en alguna parte de su interior, una memoria o un instinto, no estaba seguro. Cien aldeas devastadas, la sangre empapando la tierra. Los animales de la granja chillando en la angustia, mujeres y niños inocentes rogando por misericordia. Sus ojos fueron lejos de la vista de los cuerpos mutilados a las personas que escapan de Él, chillando en el terror, no prestando atención a los humanos desgraciados agarrados en su furioso poder. Él jadeó, intentando borrar de su mente la inundación de memorias, para notar como las garras de Inuyasha se cerraban alrededor de su cuello. El asió el hanyou por sus brazos y forzó, provocando una gran explosión de poder youkai en el suelo, esperando proteger a la chica que había caído de rodillas sólo a unos pocos metros.
Kagome jadeó con enorme dolor, el poder inundaba el claro y explotaba bajo los dos jóvenes youkai que fueron cerrándose en el combate. Trató de proteger su cabeza y rostro del fuego terrible que rugió alrededor de ella. Sus cuerpos se comenzaron a mover en espiral desordenadamente a través de los árboles. Ella tiró sus pies, temblando cuando casi es alcanzada por una enorme y violenta ráfaga.
Sango y Akane corrieron a su lado, apoyándola en sus rodillas las que parecieron tambalearse debajo de Ella – Kagome-chan ¿estás bien? –Sango preguntó – Pensé que serías destrozada por ese poder –
– Entonces Yo… – murmuró Kagome – quizá no fue buena idea intentar entrometerme – mirando al rededor, contenta que nadie más había sido tan estúpido. Todos estaban a salvo.
Akane contemplaba el gran cráter donde Inuyasha y Ranma habían estado de pie
–Ranma… ¿hizo esto? – preguntó en voz alta.
Miroku en tono grave miró alrededor de la devastación. Otro momento o dos de vacilación y todos ellos habrían sido atrapados en el destructivo youki. Alcanzó y movió su mano sobre el trasero de Sango. Estaba bien para un hombre el recordar que estaba vivo.
Sango giró de inmediato y lo abofeteó en el rostro – ¡Usted pervertido! casi morimos y todo lo que usted puede pensar es en esto –
–Nada es gratis – dijo entre dientes, frotando su cara. La furia de Sango dejó una ligera marca de su mano en su rostro.
Akane era un mar de lágrimas. Aún no sabía si Ranma había sobrevivido a la explosión, el suelo bajo ellos era un hoyo humeante – ¿Dónde están?– preguntó – ¿Qué hay al otro lado de esos árboles?–
Kagome se acerco a la chica para consolarla – Ellos están bien Akane, del otro lado solo hay un río –
– ¿Un río? – Akane preguntó, sus ojos que poco a poco se fueron ampliando – ¡Ah mi Dios¡Ranma! – La chica corrió por los árboles, tropezando con la maleza.
Kagome miró fijamente la extraña y confusa reacción de Akane – ¿Perdiste algo? – preguntó muy fuerte.
Shippou saltó en sus brazos, acurrucándose contra Ella – Pienso que todos perdimos algo – dijo, mirando sobre el hombro en donde el youki había destruido parte de la tierra.
Ranma trató de avanzar lentamente fuera del agua, tosiendo confuso. No estaba seguro de lo que había pasado. Su mente estaba llena de los horrores que aún podía sentir –No he sido yo –pensó frenéticamente – Juro que no mate a nadie. Yo no mate a toda esa gente. Akane no soy un asesino – Sintió un dolor intenso entre sus ojos, como si alguien pinchara con una aguja afilada en su frente – ¡Ah Dios! – gimió, estremeciéndose lejos por el dolor de las visiones.
Salpicó su cara con agua fría, tratando de borrar los recuerdos que lo atormentaban – "agua fría" – pensó, mientras escurría el agua de su rostro – ¡Ah mierda! es lo que me menos necesito en estos momentos – Tomando algunas rocas de la rivera, que pulverizó en sus manos y rodillas. Todavía se tambaleaba un poco, logró levantarse y para salir del agua.
Un fuerte golpe lo azotó echándolo hacia a atrás, unas manos grandes lo tomaron por la espalda, lanzándolo al agua – ¡Tú bastardo! – Gritó Inuyasha – ¿Pensaste que soy como Tú! – dijo, acercándose furiosamente donde se encontraba Ranma, que agitaba sus pies con dificultad para evitar hundirse, cayendo justo encima del joven hanyou con intención asesina.
– ¿Cuál es la idea de pelear en el río, idiota! – Gritó Ranma.
Ranma salpicó y luchó debajo del, luchando por aire. Inuyasha se sentó sobre Él, sonriendo, tratando de sujetar al youkai para que se ahogara – ¿Por qué no simplemente te mueres y ya! – dijo sádicamente. Un puñetazo salió fuera del agua y lo golpeó directamente en la boca – Aún quieres jugar – dijo gruñendo, parando otro golpe frenético y buscando por debajo del agua que le rodeaba, intentando asentar un golpe para alejar al bastardo. Las manos de Inuyasha se enterraron en la camisa de Ranma para tirarlo hacia arriba cuando él sintió algo extraño – ¿Qué demonios! –
Levantó con un tirón al youkai con quien luchaba hace un momento, mirándolo fijamente, encontrándose con una joven youkai que lo fulminaba con una mirada de furia, su cabello rojo escurriendo –¿Quién diablos eres! – exigió.
– ¡Soy Ranma, imbécil! – Ella gruñó, sus ojos azules que destellan en la furia.
Inuyasha olió el aire con cautela, no creyéndole – "De ninguna manera" – pensó furiosamente – Esto tiene que ser una broma – arrancándole la camisa – ¡no entiendo! – dijo gritando, mientras contemplaba los pechos de Ranma, esto fue aprovechado por Ranma, quien le dio un golpe con bastante fuerza al hanyou impresionado, para lanzarlo hacia el bosque.
Su último pensamiento antes de que su cabeza fuese a estrellarse contra un robusto árbol era que este había sido un día realmente extraño.
Interiormente, Kaede pensaba que la vida de una sacerdotisa era bastante calma. Disfrutaba de la tranquilidad de ser la curandera y guía espiritual de la gente del pueblo. Estos se preocupaban del ciclo de las estaciones del año con festivales y rezos, intentando así con sus ofrecimientos el apaciguar al kami (dios) del bosque. Esto era una vida pacífica, nada que ver con la que había tenido su hermana Kikyou, o al menos lo era hasta que Kagome hubiera aparecido a través del místico pozo trayendo en el interior de su cuerpo el Shikon no tama.
– "Sinceramente me agrada esa chica" – pensaba la anciana, para quien Kagome era como una chica de la aldea a la que podía enseñar. No era culpa de Kagome el que los problemas parecieran seguirle, por ejemplo el problema que se encontraba al otro lado de la choza, manteniéndose deliberadamente lejos del resto del grupo. Él se había arrojado pesadamente sobre el suelo, mojándolo completamente y llenándolo de barro, mientras rastreaba e inspeccionaba la choza. Kaede rezó silenciosamente para tener un poco más de paciencia.
La anciana alzó la vista a la olla con agua que comenzaba a hervir lentamente sobre el fuego – ¿Cuán caliente tiene que estar el agua, niño? –
– No debe estar hirviendo, solamente caliente – fue la respuesta malhumorada de Ranma, quien se sentaba encorvado en el piso, sus brazos cruzados de manera protectora sobre su pecho, mirando fijamente y constantemente la pared, tratando de no mirar a su alrededor y sobretodo no toparse con la mirada de Akane. Encima de todo, ya no era solo la maldita maldición del cambio de sexo, sino que para emparejar el asunto ahora estaba lo de su sangre youkai.
Akane contempló a la youkai, no sabiendo que decir. La nueva forma femenina de Ranma era bastante impresionante. Su rojo cabello era el mismo, pero ahora su cuerpo estaba cubierto por una pelusa ligera de color oro, sedosamente suave al toque. Sus rasgos que la habían caracterizado como una joven muy hermosa se habían esfumado trasformándola en youkai. Sus ojos continuaban teniendo la misma sombra y sus orejas, eran un juego alegre cubiertos por pelo color oro que fueron colocadas sobre su cabeza. Los dedos de Akane deseaban poder acariciarlas, pero decidió que no era el mejor momento debido al mal humor de Ranma.
Shippou estaba fascinado por el cambio del nuevo youkai, saltó para mirar detenidamente el rostro triste de Ranma – Eres hermosa – dijo – ¿Cómo puedes estar triste por eso?–
– Yo no quiero ser hermosa – Ranma gruñó, empujando el kitsune lejos. Ella puso su cabeza sobre sus rodillas y se compadeció inmensamente por ella misma.
Miroku limpió su garganta – Así que siempre pasa esto cuando le toca agua fría –
Akane afirmo con la cabeza –El agua caliente lo cambiará de nuevo. Es una maldición de las fosas de Jusenkyo el porque de su cambio, pero con la transformación a youkai causó que se modificara la maldición – Ella se acercó y acarició Ranma torpemente en el hombro – Esta bien, Ranma no es que sea peor de lo que era antes –
– Gracias – dijo Ranma con tono sarcástico.
Akane suspiró, molesta por su actitud, pero intentó ser agradable –Deja de refunfuñar, con nuestro apoyo regresarás a la normalidad –
– ¿Tu llamas a eso NORMAL? – Inuyasha hablo – Yo le llamaría fenómeno –
Kagome lo miró airadamente – Inuyasha, cierra la boca. No tienes porque hacerlo sentirse peor – Ella había estado tan asustada junto con los demás, cuando vieron a Inuyasha sostener a una medio desnuda youkai mientras miraba fijamente sus pechos. El vuelo del hanyou de cabeza contra un árbol no era algo que ella iba a olvidar tan fácilmente, tampoco. – ¡Cerdo! – uno de sus oídos del hanyou se movió nervioso en dirección al grito, por primera vez tenía sentido no replicar.
Ranma se levantó, sintiéndose no por vez primera como un monstruo de circo que hacía bromas – Bien, pienso que el agua ya esta bastante caliente. Mójeme –
Kaede tomó a un pequeño cucharón de un gancho colocado sobre la pared y lo llenó del agua que ya echaba vapor. Insegura, lanzó el agua a la cara de la youkai – ¿Es así de simple?–
– Es así de simple – Ranma repitió. Un momento de alivio nació en Él, era youkai, pero al menos volvía a ser macho de nuevo.
– Esto me pone enfermo – Inuyasha se levantó frunciendo el ceño a Ranma – ¿Qué tipo de monstruo eres de todas formas? –
– Ya lo dije, esto es una maldición de mierda – Ranma gruñó. Sus puños se cerraron delante de Él. La serie de humillaciones que había vivido sobrepasaba el límite de su paciencia.
El hanyou aparto su vista – Si tuviera una maldición como esa, creo que me suicidaría. No podría vivir con una vergüenza como esa –
Ranma iba enrojeciendo de cólera cada vez más – ¡Tu¡Estúpido¡Te burlas de mi miseria¡Ya quisiera verte tratar de vivir así! – Lanzándose contra Inuyasha, hasta que chocaran contra la pared.
– ¡Paren esto! – gritó Akane, brincando en sus pies. La joven se colocó entre los dos intentando detener el asunto.
– ¡Estoy harto de esta mierda! –Ranma la apartó, queriendo llegar hasta el hanyou. Inuyasha gruñó bajo en su pecho y ribeteo alrededor de la chica, tratando de tener el camino libre. Miroku y Sango se interpusieron, pero Inuyasha salto sobre ellos para tomar a Ranma por la garganta.
– ¡Sentado! – gritó Kagome, mientras quitaba a Shippou del camino antes de que Inuyasha se estrellara contra el suelo de madera y las astillas salieran volando.
– ¡Hembra de mierda! –Este aulló.
– ¡Él vino para que lo ayudáramos¿Este es el modo de ayudar a alguien! – Kagome gritó, mientras caminaba hacia Ranma.
– Yo no necesito la jodida ayuda de nadie – Ranma estalló, empujando a Akane cuando trató de alcanzarlo, mientras se dirigía a la puerta – ¡Solucionaré esto Yo mismo!– Ranma dio un paso fuera de la choza, siendo observado por las miradas curiosas de los aldeanos –¿Qué miran ustedes! – gritó. Todos lo evitaron alejándose de Él temerosamente. Se sintió avergonzado por asustar a los campesinos, pero estaba demasiado enojado como para volver dentro de la choza. Ranma se encamino hacia el bosque. – Yo no necesito la ayuda de nadie –
Una figura diminuta y amarilla apareció frente a Ranma quién se congeló en el horror al verlo. Un gatito adorable lo miraba curiosamente, con ojos amplios y suaves – ¿Myew? –
Ranma comenzó a retroceder ante según Él, la cosa horrible – Ga…ga…gato – tartamudeó, olvidándose de su cólera y de su anterior lucha con el hanyou. Kirara olió sus pies y Él comenzó a sentirse mal, como si hubiera sido quemado por un alambre caliente – ¡Aléjate de mí! –
El gatito silbó, oliendo un olorcillo del youki que todavía se adhería al cuerpo del youkai. Un Youki extraño podría ser de un youkai peligroso y Kirara fue criada por exterminadores. Ella se transformó en su forma de neko-youkai como protección y rugió en señal de desafío.
Ranma dio media vuelta y corrió, el neko-ken quería manifestarse sobre él y no podría tener el control de su cuerpo por más tiempo. Corrió de regreso a la aldea, gritando con terror, sobre un gato enorme con dientes largos que le persigue. Su miedo llegó hasta tal punto, que no vio donde se dirigía y terminó de cabeza directamente en una batea con agua ¡CHAPOTEO!
– ¡Bien! – Miroku y Shippou gritaron, saliendo de la choza de Kaede.
Sango salió detrás – ¡Regrese aquí! Usted ¡pervertido! –
Akane corrió más rápido pasándolos de largo – Ranma¿estas bien? –
Kaede miraba desde la entrada de la choza – Creo que será mejor calentar un poco de agua –
Inuyasha solamente miraba al mojado youkai, quien aterrorizado intentaba protegerse del diminuto gatito. Kirara se había cambiado nuevamente a su forma inocente y disfrutaba dando persecución a su nuevo amigo, seguida estrechamente del pequeño kitsune y el monje. Inuyasha rascó su cabeza, mientras comenzaba a formarse lentamente una sonrisa en su rostro.
– ¡Akane¡Ayúdame! – Ranma gritó, subiendo a un árbol. Se había adherido desesperadamente a una rama, cuando Kirara saltó hacia su nuevo amigo para atacarle juguetonamente – ¡Aaagggh! –
La rama de árbol sobre la cual estaba colgado Ranma cedió repentinamente y este cayó junto con Kirara encima de Shippou y Miroku, quienes trataban de ayudarle y Sango, quien trataba de impedirles que le ayudaran demasiado. Akane se lanzó a rescatar a Ranma de Kirara, que trataba de alcanzar su cara para una amistosa caricia.
Inuyasha cayó a al suelo, riendo con tal fuerza que las lágrimas comenzaban a salir ya de sus ojos. Kagome le dio una mirada repugnada – Pareces idiota – susurró, dándole una patada. El hanyou sin prestarle mayor atención rió con mayor fuerza, provocando que esta se escuchara en toda la aldea.
Continuará…
Wheezambu
Riosaku y Ayame
Cualquier duda o crítica dejen sus reviews ok?
Tambien agradecemos a quienes ya los han dejado.
