ANTES DE EMPEZAR A LEER. NOTAS DE LA AUTORA

Tengo el placer de presentarles... Mi última obra maestra! XD

Vale, vale... Ya lo sé... Que me hecho flores antes de tiempo... Os voy a explicar algunas cosas de esta historia antes de que comencéis a leerla: Es algo que llevo pensando y elaborando en mi cabeza desde hace ya varios meses. Y gracias a una persona (a la que le dedico el fic entero) he conseguido escribir el largo prólogo! Esa persona es... Aniel del Desierto! tanto ella como el personaje que creó, me han ayudado mucho a la hora de conseguir el valor que necesitaba para empezar a escribir todo esto Muchas, muchas gracias!

Es mi primer fic de Acción y Aventuras de Naruto. Os aseguro que vale bastante la pena el comenzar a leerlo, creo que puede llegar a gustar bastante. Sus protagonistas? Bueno, el protagonista indiscutible será Neji, aunque también aparece una chica nueva y personaje de mi invención "Kaede", que chupa bastante protagonismo. Más personajes que aparecerán? Todos los que vayan a la misión del relámpago: Sakura, Naruto, Shino, Tenten, Lee, y mucho más adelante: Gaara con sus hermanos, Shikamaru, Sasuke y toda Akatsuki.

Me he tomado la libertad de bautizar a algunos personajes que aparecen en la serie de anime, pero que no los nombran... Por ejemplo, al clan que mató al padre de Neji y que buscaba el Byakugan los he llamado Arashi. Perdonadme si el nombre no os gusta!

Una última cosa antes de que comencéis a leer el prólogo: Se que puede parecer largo, pero os aseguro que es muy revelador. Necesitaba escribir todo esto antes de empezar con la historia en si y la misión, porque si no estoy totalmente segura de que no os habríais enterado de nada. En este prólogo presento a Kaede, su origen y su intensa relación con el Byakugan y los bijuus. Espero de verdad que os guste, y que disfrutéis leyendo, como yo he disfrutado pensando y escribiendo.

1Beso para todos. Y... DEJADME REVIEWS PA QUE ME PONGA CONTENTA! Que es muy fácil hacer feliz a alguien, aunque sea para decirle que la historia no vale una mierda! XD

Ahora sí os dejo que la leáis tranquilos. Perdón por la parrafada.


Para Aniel del desierto, a la que también le gustan las historias de venganzas, y las chicas autosuficientes de armas tomar.


Dicen que la venganza es un plato que se sirve mejor frío...

PRÓLOGO

La leyenda que destruyó al relámpago:

Cuenta la leyenda, que mucho antes de que los 5 Kages asumieran el liderazgo, cuando todavía corrían tiempos de guerra... Uno de los nueve demonios: Seiryuu el dragón de dos colas, descendió de la tormenta y poseyó el cuerpo de un joven ninja marcándolo con el poder del rayo. Gracias a la ayuda del demonio, la familia del joven ganó la guerra y este se convirtió en Raikage, fundando así el país del relámpago.

Sin embargo, Seiryuu no contento con el poder y la gracia adquirida en su nueva apariencia, regresó a los cielos y se aseguró ser complacido como un Dios. De esta manera y cada pocos años, los habitantes del país del relámpago recordaban entregar ofrendas al dragón, con la llegada de fuertes tormentas eléctricas de una fuerza devastadora.

No pasó mucho tiempo hasta que varios clanes, hartos de tener que recurrir siempre a la reconstrucción de sus villas, desafiaron al demonio en una cruel guerra. Seiryuu, viendo ofendido su orgullo, se retiró de la vida del país jurando su venganza: Llegaría el día en el que los clanes de ninjas que lo habían desafiado pagarían su insolencia. Serían destruidos por alguien de su misma sangre, llevando a su país a la miseria y la desgracia.

Pero como todo el mundo sabe... Todas las leyendas tienen parte cierta y parte de ficción.

Y como todo el mundo sabe... No todas las profecías se cumplen...

O sí.

La codicia de los Arashi

La primera vez que te vi, me cegaste con tu resplandor...

Una vez ciega, me devolviste la vista.

En ese instante yo morí... Y nacimos los dos.

Aquella tarde, como cada vez que la joven Kaede sentía que su interior moría, la lluvia azotaba a la aldea de la Nube. Aquella tarde, era el día de su boda.

Sus tres sirvientas entraban y salían de la habitación apresuradas, al tiempo que le daban unos últimos retoques a las ricas vestimentas de la joven. Sin embargo, Kaede desde su ventana, contemplaba con admiración caer los rayos en el horizonte.

El suave tacto de un pincel húmedo la sorprendió y la sacó de su tormentoso mundo. Sumire, una de sus doncellas particulares le repasaba la pintura de los labios con asombrosa habilidad. Una vez terminó de hacer esto, tomó otro pincel y se dispuso a repetir la operación en los párpados de la chica.

"No se moleste, Sumire. Voy a llevar la venda." -la detuvo Kaede cortésmente.

Sumire contempló a la muchacha sin llegar a comprenderla del todo.

"Kaede-Sama... Disculpad mi atrevimiento pero... Es el día de vuestra boda. Vuestro padre habló con el clan Arashi y son conscientes de que usted no es ciega. Además, mírese. Está preciosa. Si se pusiera esa horrible venda destrozaría su aspecto." -explicó.

Kaede se dio la vuelta lentamente y vio su reflejo en el espejo. Aunque tan solo contaba con 16 años de edad, todo el mundo decía que Kaede era la mujer más bella que había pisado el país del relámpago. Y aquella vez más que nunca, la chica hacía honor a los rumores.

Llevaba un hermoso Kimono nupcial en tonos marfil, ricamente bordado. El obi era de la misma seda pero en tono escarlata, al igual que los adornos del pelo. Su tono de piel cuidadosamente blanco, junto el maquillaje de su suave rostro, le daba el aspecto de una hermosísima muñeca de porcelana.

Kaede suspiró en silencio. Cualquier chica habría sido capaz de vender su alma al diablo por ocupar en ese momento su lugar. Pero no ella...

"Aun así" -continúo Kaede. - "Quiero llevarla."

Minutos más tarde, Kaede acompañada por sus doncellas acudían a la entrada de la mansión del clan Kioku, dónde les esperaba el resto de familiares perfectamente ataviados para la ceremonia.

Kaede, con una venda en los ojos, era incapaz de ver ninguno de los rostros de los allí presentes. Pero notaba como todas las miradas de su clan recaían en ella fulminantes. La sigilosa mano de su padre cayó sobre su hombro derecho y el cielo se cubrió con una sombrilla, para que la lluvia no llegara a dañar su hermosa presencia.

Su padre, Hideo Kioku, la acompañó a un palanquín cubierto y los dos se sentaron uno en frente del otro. Kaede notó cómo se ponían en marcha, en dirección a la mansión de los Arashi dónde tendría lugar la unión de los clanes más importantes de la aldea de la Nube. Por fin Arashi y Kioku colaborarían juntos gracias al matrimonio de sus hijos.

"No deberías haberte vendado los ojos. Ya no hace falta." -le aseguró su padre fríamente, ya en la intimidad.

"Siempre la llevo cuando salgo de casa. Me da seguridad." -contestó la joven, aún más fría que su padre.

Se hizo un silenció absoluto que duró varios minutos. El movimiento oscilante del palanquín comenzaba a marear a Kaede. Hubiera dado cualquier cosa por haber podido bajar y mojar su cara con la lluvia que caía.

"Me llenas de orgullo Kaede." -dijo por fin Hideo, rompiendo el silencio.

Pero en el fondo Kaede sabía que no era cierto. Nunca se había sentido querida por nadie de su clan, ni si quiera por su padre. Y nunca se había sentido parte la familia. Desde el día que nació, los Kioku comprendieron que aunque esa niña llevara su apellido y su sangre, jamás sería una más del clan. Kaede lo había heredado todo de su madre, la cual pertenecía a la villa oculta de la Hoja. Su pelo era plateado como un rayo de luna, muy distinto al de los Kioku que era rojo como el fuego. Y todas sus facciones, forma de hablar, de actuar y de pensar, se alejaban completamente del de su familia en el relámpago. Sin duda alguna, Kaede era una hija de Konoha y su nombre también era una prueba de ello. Por lo tanto, cualquier cosa que hiciera en la vida, nunca llenaría de orgullo a nadie que residiera en la aldea de la Nube, y menos todavía a su propia familia.

Kaede no contestó. Pasó un largo rato hasta que su padre volvió a hablar.

"Dicen que Isao es el joven más apuesto de nuestra aldea. ¡Y es un Arashi¿No estás contenta?"

"Los Arashi mataron a mamá. Son unos asesinos." -contestó ella rotundamente. Un fortísimo trueno se escuchó en la lejanía.

La felicidad se esfumó del rostro de Hideo. Y contempló a su hija con severidad.

"Ni se te ocurra volver a decir nada más de tu madre. ¿Me has entendido? Y menos todavía cuando te encuentres en tu futuro hogar."

"Sí padre..." -respondió ella como una autómata.

En aquel momento, la joven Kaede no podía pensar en nadie más. Su madre había sido la única persona a la que había querido de verdad, y también la única que la había querido. Y si todo aquello tenía algún sentido, era gracias a ella. Kaede solo aceptó su matrimonio con el joven Arashi por una sencilla razón: venganza. Llevaba muchos años esperando ese momento. Los asesinos de su madre pagarían las consecuencias aquella misma noche, y el clan de los Arashi jamás volvería a ver amanecer.

Kaede sonrió al pensar en ello, y siguió recordando la memoria de su madre en silencio.

Se llamaba Kaori. Un nombre precioso. Recordaba su perfumado aroma, su delicada y extraña sonrisa tan parecida a la suya, y que ya había perdido hace tiempo...

(La historia de Kaori)

Kaori nació en Konoha en tiempos de guerra. El relámpago y la hoja, con sus continúas guerrillas acabaron con su madre cuando todavía era muy pequeña, dejando a su hermano menor y a ella misma al cuidado de su padre, un hombre enteramente dedicado a la lucha, temido y respetado por todos. Kaori y su hermano entraron en la academia ninja a una edad muy temprana, y a diferencia de ella, su hermano parecía tener un don natural para la guerra. Se trataba del mismo don que residía en su padre, y ahora se encontraba en su hija Kaede. Muy pronto, el menor de la familia consiguió el grado de Chuunin, mientras que Kaori aún no había conseguido ser ni Gennin. Poco después de esto, los dos hermanos quedaron huérfanos tras el suicidio de su padre, que les supuso un terrible trauma y una enorme pérdida. Y mientras Kaori, totalmente inútil como ninja se dedicaba de lleno al hogar, su hermano llegó a tomar parte en la guardia de Anbu. Esto conmocionó a Kaori, quien sintió su torpeza en la lucha. Sabía a ciencia cierta, que en tiempos de guerra aquel que se ingresaba en Anbu corría la mala suerte de morir a las pocas semanas de entrar en el cuerpo. Así que la joven, aunque no había cumplido la mayoría de edad, entregó su cuerpo a una de las familias más poderosas del país del relámpago: los Kioku. De esta manera, se conseguía un momento de paz entre las dos villas. Aunque Kaori ya nunca más supo nada de su hermano, ni de nadie más de su aldea, hasta el día en que se firmó el tratado de paz. Aquel día en concreto, Kaori fue asesinada por los Arashi.

Kaede apretó los dientes con rabia.

Todo lo que le contaba su madre sobre Konoha, era tan distinto de la vida que llevaban en la Nube... En su aldea natal, a las mujeres se les estaba prohibida la iniciación a la lucha y a las armas. Por lo tanto, Kaede no podría ser nunca una ninja. Esto la enfurecía. Su madre la estuvo entrenando en lo poco que pudo cuando era niña, y le contaba cosas sorprendentes de su abuelo y su tío, que ella intentaba llevar a práctica. Tras el asesinato de su madre, Kaede siguió entrenando a escondidas, incluso en las clases de costura aprovechaba para practicar su puntería con las agujas... De hecho, fue en uno de sus entrenamientos solitarios cuando ocurrió aquel incidente...

El palanquín se detuvo.

Kaede había estado tan absorta en sus propios pensamientos que no se había dado cuenta de que ya habían llegado a la entrada de la casa de los Arashi. Un gran comité de bienvenida los esperaba en la puerta.

"Tu hermosura es digna de una leyenda." -le halagó un hombre a Kaede, al tiempo que bajaban del palanquín. - "Bienvenida a tu nueva casa, Kaede."

La muchacha permaneció quieta y escuchó con atención todo lo que la rodeaba. Era tal como había imaginado: un palacio comparado con su mansión. Pero había algo en el ambiente que no le gustaba, el olor a humedad estaba especialmente cargado.

"Kaede" -la llamó su padre. - "Es el señor Arashi Atasuke, el padre de tu futuro esposo."

"Encantada." -dijo ella, al tiempo que hacía una reverencia, hacia el lugar de dónde provenía su voz.

"Hideo, creí que me dijiste que tu hija no era ciega." -escuchó decir a Atasuke. Estaba convencida de que la estaba mirando directamente hacia el vendaje, intentando descubrir qué escondía debajo. Esa sensación no le gustó nada.

"Y es cierto que no es ciega. Pero se obliga así misma a llevarla. Ya sabe lo que dicen las malas lenguas..."

"Oh, sí. Desde luego."

A Kaede no le gustaba nada el rumbo que estaba tomando la conversación. Había algo en la voz de Atasuke que pronosticaba algo terrible.

"Pero... ¿Quién va a creer esos cuentos de viejas?" -comentó Atasuke divertido. Y tanto él como su padre echaron a reír.

En ese momento algo en el interior de Kaede se revolvió agitado. Y no transcurrieron muchos segundos hasta que ella comprendió lo que ocurría allí. Toda la parafernalia de la boda no era más que una tapadera. En realidad, ni siquiera la querían a ella...

"Me gustaría llevarme un momento a Kaede para presentarla al resto del clan antes que comience la ceremonia." -dijo entonces Atasuke.

"Desde luego, no faltaría más." -contestó su padre.

En ese instante notó cómo una mano totalmente desconocida tiraba de ella. Por primera vez en su vida sintió miedo. El señor Arashi, quería que la acompañara al interior de la casa. Sólo quería que entrara ella.

"¿Te gustaría acompañarme, Kaede?" -preguntó el hombre.

"Sí, desde luego." -contestó obediente. Tal y como debería hacer una mujer en esos casos.

Siguió el sonido de las pisadas de Atasuke sobre el suelo de madera pulida. Se sentía enormemente incómoda, y presentía que algo malo estaba apunto de pasar.

"Dime Kaede¿Tú ves bien?"-preguntó de pronto aquel hombre.

"Sí, siempre he visto bien." -contestó sincera.

"¿Por qué llevas entonces esa venda?"

Kaede no contestó.

"¿Puedes ver con la venda en los ojos?" -preguntó con bastante interés.

Kaede se detuvo sorprendida. ¿Qué tipo de pregunta era aquella?

"Por supuesto que no." -contestó ella algo brusca. - "¿Por qué me pregunta eso?"

Atasuke sonrió al ver su reacción. Era evidente que se había dado cuenta de que buscaba algo.

"Por tu manera de andar y de moverte. Parece que sepas muy bien por dónde caminas. No te comportas como si no vieras nada."

"Forma parte de mi entrenamiento." -explicó ella con frialdad. - "Llevar una venda en los ojos agudiza tus sentidos. Muchos grandes ninjas se han entrenado de esta manera."

Atasuke soltó una sonora carcajada al escuchar esto último.

"¿Así que quieres ser un ninja, eh? Me parece que tu madre te metió muchos pajaritos en la cabeza."

Kaede se paró en seco, y una avalancha de ira azotó su interior. Estuvo a punto abalanzarse sobre aquel hombre y partirle en cuello. ¿Cómo se atrevía a nombrar a su madre? Pero no lo hizo. Permaneció con su rabia contemplando ciega a aquella monstruosidad. Y de repente, y sin que sus agudos sentidos pudieran preverlo, el suelo del pasillo dónde se encontraban los dos cambió bruscamente. Notó algunos giros y cambios en la estructura del lugar y acto seguido el ruidoso sonido de una puerta de piedra gruesa al cerrarse. La estancia había cambiado. ¿Dónde se encontraba ahora?

El lugar parecía oscuro, húmedo y le llegaba un ligero hedor a sangre y muerte. Además del señor Arashi Atasuke y ella misma, había al menos otros diez hombres más en la sala. Todos ellos iban armados.

"¿Dónde estoy?" -preguntó ella desconcertada y algo asustada. Puso todos sus sentidos en alerta máxima. Pero en ningún momento se quitó la venda de los ojos. - "¿Qué pensáis hacer conmigo?"

Atasuke soltó una carcajada, y todos los demás hombres lo imitaron.

"Eres muy divertida Kaede. Si quieres saber dónde estás... Por qué no te quitas esa venda de los ojos y lo compruebas por ti misma¿Eh?" - le preguntó el hombre.

Kaede se humedeció el labio inferior, comiéndose de esa manera parte de su elaborado maquillaje. Pero no hizo nada más. Sólo permaneció alerta.

Unos pasos cortos avanzaron hacia ella y se colocaron al lado de Atasuke. Por el aroma que desprendía y la forma de moverse, Kaede averiguó que se trataba de alguien bastante mayor.

"Quítate esa venda, niña." -le ordenó el viejo con voz áspera.

"No." -contestó ella.

"Quítatela." -volvió a insistir él.

Esta vez Kaede no dijo nada, pero negó fuertemente con la cabeza.

"No te lo volveré a repetir, niña. ¡Quítate esa venda!"

"¡Ni hablar!" -le gritó esta en el mismo tono con el que se lo había dicho.

Esta vez por contestación, Kaede escuchó con absoluta nitidez cómo el hombre desenfundaba su katana, y la blandía directamente hacia ella. Kaede calculó la dirección de la hoja en milésimas de segundo, gracias al sonido de la misma cortando el aire. Si no se movía, no le haría ni un solo rasguño.

La hoja silbó cortando el aire y se paró justo a unos centímetros de su oreja. El hombre sonrió complacido.

"Una niña lista..."

Y el afilado filo de acero le acarició la mejilla, y después parte de su pelo recogido, cortando de esta manera unos mechones que le cayeron por la cara.

Pero aun con todo esto Kaede permaneció de pie. Totalmente rígida y tensa, pero a pesar de todo eso, bastante serena.

"¿Vais a matarme como hicisteis con mi madre¿Es esta vuestra famosa "Sala de operaciones"?" -preguntó la chica valiente. Pasara lo que pasara, ella no podía morir.

Todos los hombres volvieron a reír divertidos. Esta vez habló Atasuke.

"Una de dos mi señorita." -contestó divertido. - "Eres muy lista¿sabes? Pero lamento decirte, que tu puntería está fallando. Esta es en verdad, la famosa sala de operaciones que tu dices... Sin embargo, todavía no hemos planeado matarte."- explicó sincero.

"Entonces¿Qué es lo que queréis de mí?" -inquirió ella.

"Sólo ver tus preciosos ojos, nada más." -le aseguró Atasuke.

"¿Mis... Mis ojos?" -consiguió decir Kaede.

No lo comprendía. La gente decía que no había clan más codicioso en todo el país del relámpago que el de los Arashi, y eso era cierto. Querían averiguar los secretos mayor guardados de todos los clanes y familias de la tierra conocida. Y aunque ella sí guardaba en su interior un terrible secreto... ¿Qué tenían de especial sus ojos? Eran especiales sí, pero dudaba que ellos quisieran solamente ver sus ojos.

El filo de la katana siguió recorriendo su rostro hasta que dio con la venda. Y con un suave movimiento la cortó, y se desprendió de su cara cayendo al suelo.

Todos los Arashi allí presentes contemplaron asombrados y curiosos los temibles ojos de Kaede. Esta los observaba furiosa. Sin embargo, uno de los Arashi, sin ir más lejos el anciano que había cortado el vendaje de la chica, encolerizó todavía más que ella, al no ver lo que esperaba.

"¡ESOS OJOS NO SON EL BYAKUGAN!"-dijo señalando a la chica rojo de ira, y mirando a Atasuke para que le diera una buena explicación.

¿Byakugan? Se preguntó Kaede confusa. Y después analizó la frase: Esos ojos no son el byakugan. Por su puesto que no eran nada de eso. La pregunta ahora era ¿Qué era el byakugan¿Por qué los Arashi querían el byakugan?

"Pero... Shiro, mi señor..." -comenzó Atasuke, excusándose al viejo. - "La historia de esta chica es cierta. Me la contó su padre, Kioku-sama... ¿Quién iba a saberlo mejor que él todo lo que sucedió aquel día? Los dioses le devolvieron la visión y le dieron un enorme poder... ¡Todo el mundo lo sabe!"

El rostro de Kaede se iluminó. Ahora ya sabía de que hablaban... De aquel incidente...

"Me preguntas quién iba a saber mejor que su padre lo que sucedió... Iluso." -respondió el viejo Shiro. - "Ella misma es la que mejor lo sabe..."

Kaede abrió de par en par sus ojos velados. Aquello no iba bien...

Flashback

Era una tarde del mes de octubre. Kaede tenía tan solo seis años, y ya hacía dos desde que su madre había fallecido. Sin embargo, la niña seguía entrenando a escondidas todo lo que había escuchado de boca de su querida madre y tutora. Y aquel día, era el ideal para practicar una de sus nuevas técnicas. La técnica especial de su tío de la que su madre tanto le había hablado. Ese día por fin sabría si era capaz de llevarla a la perfección.

Salió de casa oculta entre las sombras del atardecer como de costumbre. Una gran tormenta eléctrica azotaba con fiereza la ciudad, y el viento helado se le metía por todos los huecos libres de su ropa, disparando su adrenalina. Llegó a un inmenso campo de hierba alta. Allí sin ningún árbol a la vista, los rayos caían de lleno en semejante planicie, dejando rastros humeantes tras sus pasos. Era una imagen aterradora, pero tentativa y excitante al mismo tiempo... Y Kaede nunca había sentido miedo.

Se agazapó entre la hierba y avanzó arrastrándose para impedir que le diera ningún rayo. Contra más se pegara al suelo, menos posibilidades tenía de ser alcanzada. Eso lo sabía muy bien cualquier nacido en el país del relámpago.

Una vez colocada en mitad de la pradera y todavía pegada al suelo comenzó a realizar unos cuantos sellos. Pero ahora llegaba la parte más difícil... Kaede se puso en pie desafiando a los rayos que caían y comenzó a avanzar a gran velocidad sorteando las descargas eléctricas. Lo estaba consiguiendo... Era más rápida que la propia luz. Sin embargo, cometió el error de detener su velocidad para llamar a un rayo, y este al caer le dio de lleno. Y Kaede cayó fulminada, y permaneció muerta en mitad del campo, con los rayos cayendo a su alrededor.

Todo era oscuridad. ¿Estaba muerta? Notaba cómo respiraba, y su cuerpo dolorido y quemado se iba resintiendo.

"Kaede... Pequeña Kioku"

Alguien la llamaba. Pero la voz no provenía del exterior si no de su propio interior.

"Kaede, no tengas miedo."

"¿Quién eres?" - quiso preguntar ella. Aunque en realidad sólo pudo llegar a pensarlo. Su cuerpo permanecía muerto.

"Seiryuu. Se me conoce también como el Dragón demonio de dos colas. ¿Has oído hablar de mí?"

"No. Nunca..."

"Odias a tu familia¿No es cierto?"

"Sí."

"Te propongo un trato: Déjame vivir en tu interior y te daré el poder necesario para vengarte de quien quieras. Podrás convertirte en la persona que desees y te devolveré a la vida."

"¿Devolverme la vida¿Estoy muerta?"

"No si permanezco contigo."

"¿Y qué es lo que obtienes quedándote en mi interior?"

"Lo mismo que tu deseas: Venganza."

"Entonces quédate, por favor."

En ese instante Kaede despertó. Podía volver a respirar con tranquilidad.

Se encontraba tumbada su cama y el resto de su clan la observaba asombrado.

"¡Esta viva!" -gritó uno de ellos. Y fue a llamar a su padre.

"Mirad sus ojos. El relámpago debe haberla cegado por completo."

"Sus ojos... No os recuerdan a los de..."

Pero Kaede no estaba ciega. Veía a la perfección. Saltó de la cama y corrió a verse en el espejo más cercano.

Contempló su rostro lleno de fuerza y vitalidad. Y sus ojos... Sus ojos antes castaños se habían tornado de un color gris pálido casi blanquecino en el que apenas se distinguía la pupila. El resplandor del rayo se los había velado, y el Dragón de su interior le había devuelto nuevamente la visión.

El viejo Shiro Arashi caminó hacia ella con paso decidido.

"Cuéntanos Kaede... ¿Qué fue ese poder que te concedieron si no se trata del Byakugan?

La joven permaneció callada.

"Tal vez no se trate del verdadero Byakugan, pero sí parte de él..." -comenzó a decir Atasuke. - "Su madre era de Konoha, y a ella se la ha considerado hija de Konoha. Y todos sabemos lo que opinaba la señorita Kaori de los Hyuuga."

La mente de Kaede se bloqueaba por momentos. Todos esos nombres: Byakugan, Hyuuga... ¿Y qué pintaba su madre en todo eso?

"¿Insinúas que tal vez Kaede sea una Hyuuga en lugar de pertenecer al clan Kioku? Teoría descabellada pero interesante, sin duda. Hideo podría haber estado ocultando la verdadera naturaleza de su hija durante todo este tiempo." -reflexionó Shiro. - "En ese caso deberíamos someterla a operación. Pero no cometeremos el error de analizar sus ojos en muerte esta vez..."

"¿Una Hyuuga¿De qué demonios estáis hablando!" -estalló Kaede. No comprendía nada de lo que estaba ocurriendo allí. Todo era demasiado revelador, o todos se habían vuelto locos al mismo tiempo. - "¡No soy una Hyuuga, no tengo el Byakugan y menos todavía os atreveréis a tocarme un pelo!" -aseguró enérgica.

"Que chica tan valiente... Te pareces tanto a tu mamá..." -se burló Atasuke.

"Ni se te ocurra volver a nombrar a mi madre..." -le amenazó adoptando una postura de ataque. - "Ahora mismo pagaréis el precio que supone haberla asesinado. ¡Preparaos para morid clan Arashi!"

Estuvo a punto de atacar a Atasuke que era el que tenía más cerca. Pero ocurrió algo que se lo impidió. Shiro comenzó a reírse alocadamente y añadió:

"Pobre niña tonta." -rió el viejo. - "Después de todo sigues creyendo que nosotros fuimos quienes acabaron con su vida. Que equivocada estás, pequeña."

Kaede miró al hombre confundida. ¿Qué quería decir con eso?

"Sé que la matasteis vosotros." -se convenció ella, sin bajar la guardia y manteniendo la posición.

"¿Ah si¿Estás segura¿Qué es lo que sabes exactamente?"

Por primera vez en su vida Kaede dudo sobre la muerte de su madre. Estaba totalmente convencida de que el clan Arashi era el responsable de su muerte. Pero no tenía muchos detalles al respecto.

"Cuando se obtuvo por fin la paz entre Konoha y la Nube, los Arashi traicionaron a Konoha..." -comenzó a explicar Kaede. - "Mi madre, al pertenecer a la villa de la hoja acudió a vuestro clan para volver a poner paz mediante el diálogo. Pero nunca regresó... Murió a vuestras manos." -concluyó la chica. La fiereza de la joven se transmitía a través de sus ojos blanquecinos, cuyo iris se arremolinaba como si una gran tormenta se desatara en su interior.

"Esa no es toda la verdad, Kaede." -le aseguró Shiro. - "¿Quieres saber la verdad?"

Kaede tragó saliva.

"Muy bien. Te la contaré." -le dijo el viejo divertido. - "Una vez firmamos el tratado de paz con Konoha, mi hijo menor paseaba una de las noches de las que pasamos allí por las calles de la villa, cuando encontró la casa del Clan de los Hyuuga¿Sabes? . Nosotros somos conscientes que los Hyuuga son el clan más poderoso de Konoha, y que su secreto reside en el Byakugan. ¿Sabes lo que es el Byakugan, Kaede?"

Kaede negó con la cabeza nerviosa.

"Muéstraselo Natsu" -le dijo a un hombre bastante corpulento que estaba en la sala. Natsu abrió uno de los cajones metálicos que se encontraban en una mesa de hierro corroída por los años y la humedad, y sacó de ahí una especie de paño que llevaba algo envuelto. Se acercó a Kaede y le dio el bulto.

Esta lo desenvolvió y observó horrorizada lo que guardaba en su interior. Tuvo que llevarse una mano a la boca para reprimirse el tener que vomitar. Unos globos oculares de iris blanquecino muy parecidos a los suyos, y empapados en sangre seca la miraban desde su mano. El hedor que desprendían era insoportable. A saber cuanto tiempo llevaban ahí guardados.

"El byakugan." -sonrió Shiro. - "La visión pura. El secreto más guardado de la familia Hyuuga. Todo su poder reside en sus ojos."

Kaede miró a Shiro como si fuera el director de un espectáculo macabro. Aquel tipo estaba loco.

"Te contaré lo que ocurrió aquella noche: Mi hijo no pudo resistirse a la tentación del Byakugan y entró en la casa para ver si averiguaba algo. No hacía nada malo, a pesar de todo. En una de las habitaciones dormida encontró a una niña pequeña que era poseedora de la magia del ojo blanco. Mi hijo consiguió sacar a esa criatura de la casa para saciar su curiosidad y contemplar sus ojos... Sin embargo..." -La voz de Shiro se tornó más amarga. - "Otro Hyuuga apareció de la oscuridad y le asestó a mi hijo un golpe mortal en el corazón. ¿Puedes creerlo Kaede? No iba armado, no realizó ninguna técnica, y acabó con mi hijo de un solo golpe."

Kaede abrió los ojos de par en par. ¿Sería cierto todo aquello? Era totalmente imposible que una única persona sin realizar ningún tipo de técnica, y sin ir armada, acabara con otra con un solo golpe.

"Por supuesto nosotros los Arashi, pedimos explicaciones a Konoha al día siguiente, y les amenazamos con romper el acuerdo de paz. Sin embargo la paz no se quebró. Gracias al diálogo entre las dos villas acordamos mantener la paz, mientras ellos nos ofrecieran al hombre que había matado a mi hijo. Y así fue."

"¿Y qué tiene que ver mi madre en todo este asunto?" -preguntó Kaede impaciente.

Shiro sonrió.

"Tú madre al parecer estaba enamorada del hombre que acabó con la vida de mi hijo. Nunca lo admitió pero se le notaba en la mirada. Vino a hablar con nosotros ofreciendo su cuerpo a cambio del suyo. A nosotros eso no nos interesaba. Sólo queríamos el cuerpo del Hyuuga para analizar el Byakugan." -aclaró el viejo. - "Sin embargo tu madre se comportó como una testaruda y se quitó la vida delante nuestro. Los Hyuuga fueron los únicos de Konoha conscientes de ese acto, y aun con todo ello, entregaron el cuerpo que les pedimos. La muerte de tu madre fue innecesaria y si hay algún culpable de ella son los Hyuuga. La muy tonta se suicidó para salvar a un hombre que ya estaba muerto."

"¡MIENTES!" -le interrumpió Kaede. Todo aquello era inaudito. Su madre jamás perdería la cabeza por ningún hombre hasta el límite de suicidarse. Jamás la habría abandonado por nadie.

"No miento, Kaede. Todo esto es cierto." -dijo el hombre. - "Días después nos dimos cuenta de que el Byakugan no podía ser analizado en un cadáver. Es por eso por lo que estás aquí hoy. Quizá tus ojos sean el fruto de la unión de Kaori y Hiashi Hyuuga."

"Mis ojos no son fruto de nadie" -enfureció. La historia del señor Arashi había despertado todos sus sentidos y ahora más que nunca ansiaba matar.

"Sangre... Dame su sangre Kaede. Vamos a vengarnos de ellos..." -dijo Kaede con una voz que no parecía la suya

Kaede dio un salto hacia atrás y con un hábil movimiento les despojó de sus katanas a dos de los hombres de Arashi. El resto del personal, al ver lo que la chica pretendía desenfundaron también sus armas y arremetieron contra Kaede. Sin embargo la joven fue más rápida, y con un suave giró de muñeca consiguió que una de las cabezas de los hombres que habían ido a atacarla, rodara por el suelo.

Kaede cerró los ojos. La oscuridad le proporcionaba una mayor seguridad y concentración al atacar. Todo aquello no sería mas que una danza macabra. Y el baile de Kaede comenzó:

Giró sobre si misma, armada con una katana en cada mano. Dirigía sus brazos en distintas direcciones siempre extendidos, hacía girar el filo de la hoja en una dirección certera, atravesando y desgarrando la carne. Kaede se movía en su mundo de destrucción, al tiempo que escuchaba los aterradores gritos de sus víctimas y notaba cómo la sangre le salpicaba el Kimono, la cara y las manos... Pero no se trataba de su sangre.

Los gritos dejaron de escucharse, y Kaede por fin abrió los ojos. Bajo sus pies fluían ríos de sangre y distinguió varias restos humanos despedazados. Sólo quedaban dos: Atasuke y Shiro Arashi.

El viejo al ver la mirada endemoniada de la joven huyó del lugar como un ratoncillo atemorizado.

"Deja que se vaya... Luego nos ocuparemos de él." -Volvió a hablar Kaede, con esa monstruosa voz.

La chica se volvió hacia Atasuke acorralado en un rincón y temblando de pies a cabeza. La apariencia de Kaede había cambiado: Sus ojos blancos antes tranquilos, ahora desprendían un extraño brillo y se arremolinaban ferozmente, de tal forma que era casi imposible distinguir su pupila. El recogido que llevaba en la cabeza, se le había soltado por completo y ahora su larga melena le caía en cascada por los hombros. Pero lo que la hacía más temible era un extraño chacra plateado que desprendía su cuerpo, ese mismo chacra había hecho que los brazos que asomaban por las mangas del kimono, y que sostenían las katanas, se hubieran despojado de la suave piel de la joven, para sustituirla por una brillante y escamosa. Kaede se estaba transformando en un monstruo.

"¿Qué demonios eres!" -preguntó Atasuke aterrorizado.

La chica seguía avanzando pisando el suelo sangriento.

"Sin duda un demonio. Tu lo has dicho."

"¿Qué quieres de mí¡Déjame en paz!" -Lloriqueo Atasuke.

"Quiero venganza... Llevo siglos esperando este momento." -dijo ella, ya muy cerca y tirando las dos katanas

"¡Maldita Kioku!" -exclamó, escupiéndole.

"No... Ni Kioku ni Hyuuga, Arashi-Sama..." -le susurró Kaede muy cerca de su oído. - "Vas a conocer de lo que es capaz alguien de la familia Hatake."

Atasuke quedó totalmente acongojado ante tal revelación. De pronto se escuchó un fortísimo ruido... Como si miles y miles de pájaros hubieran irrumpido de golpe en la sala. Sin embargo allí solo estaban Kaede y él, mirándose fijamente. El brazo de Kaede estaba completamente iluminado por un centenar de rayos que le iban recorriendo todo el cuerpo, en torno al chacra plateado. Juntó su otro brazo al que desprendía los rayos y como si estuviera empuñando una pesadísima espada atravesó a Atasuke.

"¡Lighting Edge!"

Cuando Kaede abandonó la sala, se dirigió al punto más alto de la casa de los Arashi. Desde allí podía sentir la presencia de los relámpagos que anunciaban que la profecía estaba apunto de cumplirse. Por fin su venganza...

Notó como la lluvia fresca acariciaba su rostro, y lo limpiaba de sangre y sufrimiento. No obstante, aunque había cumplido ya parte de sus más oscuros deseos, Kaede no se sentía feliz. Quizá necesitara todavía más... Más muerte.

"Ahora los pocos Arashi que quedan matarán a todo mi clan. Los Kioku quedarán extinguidos." -murmuró ella para si. Seiryuu le contestaba desde su interior.

"Todavía quedas tú Kaede..."

"¿Vas a matarme por ser una Kioku¿O a caso Shiro tenía razón y soy una Hyuuga?"

"No eres ninguna Hyuuga. La sangre de los Kioku corre por tus venas, de no ser así jamás te habría elegido a ti."

Kaede suspiró algo más tranquila.

"Nos esconderemos un tiempo hasta que cese la tormenta."

"Después volveremos aquí y acabaremos con todos los Arashi."

"Y también con todo Hyuuga que se me ponga por delante."-Aclaró Kaede muy decidida. - "Que suerte tiene ese Hyuuga Hiashi de estar muerto... De no ser así iría a buscarle ahora mismo y acabaría con él con mis propias manos..."

Contempló desde las alturas lo que era su aldea natal. El ocaso teñía con su luz las calles de un intenso color escarlata. En el ambiente podía respirase el inconfundible aroma a sangre y muerte.


Espero que os haya gustado el prólogo, ya que me costó mucho trabajo escribirlo. El siguiente capítulo transcurre en Konoha, y sacaré a personajes conocidos por todos. Si queréis saber lo que pasará, que la continúe o cualquier cosa (incluido críticas y todo eso). ¡Dejad Reviews! Muchísimas gracias a los que han conseguido llegar a leer todo esto. Y ahora... Déjame un Review, si? Venga va, que no te cuesta tanto! XD