Holas! Antes de nada: Muchísimas gracias a todos los que me dejáis Reviews! Y también a todos los que se leen los capítulos aunque luego no me den su opinión, cosa que podrían hacer porque no les cuesta nada! Desde aquí os animo para que lo hagáis! XD

Sobre este segundo capítulo... Espero que nadie se sienta ofendido en cuanto al título. Tengo que dejar claro que Naruto no es torpe! Sólo que algunas veces no sabe estarse calladito, y eso todos lo sabemos.

Ah! Y a partir de aquí ya empiezan a definirse las parejas y sus respectivas historias de amor... A ver si hay alguien espabiladillo por ahí que me adivina ya cuales son XDDD

En fin... Tonterías a parte. Aquí os dejo el capítulo que me ha salido demasiado largo, pero ha merecido la pena después de todo. Espero que os guste, tengáis muchas ganas de leer y lo mismo de siempre: DEJAD REVIEWS!


CAPÍTULO 2:

La torpeza de Naruto

Avanzaba con extrema rapidez por aquel extraño paraje. Era tal su velocidad, que las finas gotas de lluvia se le clavaban en la cara, como si de agujas se trataran, causándole un continuo dolor del que apenas era consciente.

El oscuro bosque de árboles centenarios en el que es encontraba, le proporcionaba una visión casi nula del entorno. En aquella espesura, sólo alcanzaba a distinguir lo que se encontraba delante suyo cuando el resplandor de los relámpagos se filtraba por los huecos libres de las copas más altas de los árboles.

Sin embargo, a pesar del temporal, y del agobiante clima húmedo que le impedía respirar con normalidad, él sólo podía pensar en una cosa: Huir y permanecer con vida todo el tiempo que le fuera posible.

Un fuerte trueno le hizo estremecerse y resbalar. Al no poder mantener el equilibrio cayó de bruces. Aún no había logrado ponerse en pie, cuando aquella voz volvió a invadir su mente. Esa voz... Había comenzado a temerla por primera vez en mucho tiempo... Iba a por él... Sabía dónde estaba... Sólo sería cuestión de tiempo que le encontrara... Entonces se acabaría todo.

Ahora un espantoso dolor recorrió su hombro y se extendió por su cuello y espalda. El chico soltó un fuerte alarido, y como si fuera en defensa propia, sacó un kunai y se lo clavó decididamente en el lugar de dónde provenía el angustioso dolor.

"¡Déjame en paz!" -aulló el chico, a la espesura del bosque. Aunque sabía que en ese instante se encontraba solo, no podía dejar de sentirse observado en todo momento. Su presencia lo acompañaba siempre allá donde fuera. El sonido de su voz resonó por todos los rincones del lugar, que eran inspeccionados por sus prodigiosos ojos. No había nadie.

Finalmente consiguió incorporarse algo aturdido, al tiempo que se tapaba con una mano la reciente herida que sangraba a borbotones. El lugar volvió a iluminarse y otro fuerte trueno se escuchó sobre su cabeza. Tenía la tormenta justo encima. Ahora la lluvia caía con más fuerza y constancia.

Reanudó de nuevo la marcha ahora más lenta y torpe. Se notaba temblar las piernas y su rostro estaba demasiado pálido debido a la pérdida de sangre. Miró al cielo y la lluvia le empapó la cara. No sintió alivio alguno. Su interior también se encontraba aturdido. ¿Cómo había llegado a ese estado? Debía haberlo tenido en cuenta todo el tiempo. Se lo advirtieron varias veces y nunca quiso escuchar. Cuanto lo lamentaba ahora. No podía echarle la culpa a nadie... Él había elegido. Ahora todo lo que podía hacer era huir.

Otro resplandor le sacó de su ensimismamiento. El segundo de iluminación le mostró una especie de cueva a unos pocos metros por delante suyo. Allí podría refugiarse de la lluvia y descansar. El chico desvió su paso dirigiéndose al lugar en concreto, cuando al apenas aproximarse sintió un poderoso chakra cerca suyo. La voz volvía a su cabeza cada vez más clara. Le obligaba a volver... No podía hacerlo. No quería hacerlo. ¿Se trataría de él¿Lo había encontrado?

Con sus últimas energías salió disparado hacia la cavidad de la roca, con el miedo aún metido en el cuerpo. Aquel chakra cada vez se hacía más intenso... ¿Dónde estaba? Por mucho que se concentraba no conseguía ver de dónde provenía. ¿Se había quedado ciego? Totalmente atemorizado consiguió llegar a la entrada, y justo en el instante en el que iba a introducirse en el refugio, el frío y afilado acero de una katana se le paró a un escaso milímetro del cuello.

Se escuchó un grito desgarrador que resonó por todo el bosque. Varios pájaros salieron volando de sus escondites aún a pesar de la lluvia torrencial. Allí en la entrada de la cueva, Kaede sostenía la katana apuntando directamente al cuello del joven. Debía tener más o menos la misma edad que ella. Vestía con una extraña camisa oscura y pesqueros del mismo tono, en conjunto bastantes raídos y sucios de barro. En una de las piernas vendado llevaba un porta kunais, por lo que Kaede adivinó que se trataba de un ninja. Sin embargo, no había señal alguna de que así lo fuera. No llevaba bandana de ninguna villa lejana, aunque por su forma acelerada de respirar y el sudor que recorría su frente delataba que no estaba acostumbrado a ese clima. Estaba bastante pálido y asustado. Temblaba de arriba abajo como un animalillo a punto de ser asesinado. En su rostro se distinguían algunos arañazos que tal vez se hubiera hecho a si mismo. Sus ojos afilados eran todo un reflejo de sufrimiento y desesperación. Su pelo largo, negro y despeinado, le caía con fiereza por la cara. Quizá en algún momento del pasado, aquella persona había tenido un gran atractivo. No obstante, en aquel lugar y momento, las huellas del tiempo habían hecho verdaderos estragos en él.

Por fin y después de inspeccionar al chico, Kaede retiró la katana, escuchando todavía esa respiración acelerada y sofocada. Finalmente, él suspiró profundo todavía sin creerlo del todo: Continuaba con vida.

El joven miró a Kaede confundido y sorprendido al mismo tiempo. Era una mujer preciosa sí, pero no era eso lo sorprendente. Era su rostro tan extrañamente familiar, el tono de su pelo plateado y quizá esos ojos tristes que tanto le recordaban al Byakugan de los Hyuuga.

Kaede ignorando la presencia del chico y la forma peculiar de observarla, entró en el interior de la cueva y se sentó en una de las rocas que había. Él, sin embargo, permaneció de pie en la entrada sin poder dejar de mirarla. Al rato, un poco más calmado agradeciendo el permanecer con vida, consiguió decir algo:

"¿Por qué no me has matado?"

Kaede levantó la mirada y clavó en él sus ojos blanquecinos.

"Lo último que me apetece hacer en este momento es asesinar a un ninja esquizofrénico." -le contestó muy tranquila. Y a continuación tomó otra katana distinta a la que había utilizado con él y comenzó a limpiarla con un extremo de su Kimono.

Fue entonces cuando él cayó en la cuenta de cómo iba ataviada la chica: Con un hermoso Kimono nupcial, que estaba enteramente salpicado de sangre, y todavía no se había secado debido a la humedad. ¿De dónde vendría?

Avanzó un poco temeroso hacia dónde ella se encontraba, sin poder apartar la vista de las manchas de sangre y de la katana que con tanto mimo sostenía.

"¿Puedo sentarme?" -volvió a preguntar.

Esta vez ella no se molestó ni en levantar la vista.

"Claro. Esta cueva no es mía para que pueda decidir esas cosas."

Continuaron un tiempo en silencio. Ella sumida en su tarea y él observando cuidadosamente cada movimiento de sus hábiles manos. Todavía le inquietaba cómo una novia podía llevar dos katanas e ir empapada de sangre. ¿Le habría pasado algo? Fue entonces cuando volvió a sentir aquel poderoso chakra. Provenía de ella. Algo asustado clavó en la chica sus afilados y fieros ojos... ¿Qué es lo que había hecho?

"¿Has matado a alguien?" -consiguió articular asustado.

Esta vez Kaede dejó la katana y miró al chico directamente a los ojos.

"A todo mi clan." -respondió ella con un toque de locura en su mirada. Y siguió escudriñando el interior del ojo del visitante, para ver su reacción.

Este contrajo su pupila aterrado. Y luego cerró fuertemente los ojos intentando no recordar aquel pasado que siempre lo atormentaba.

"No... No dejaste a nadie con vida?" -logró preguntarle.

Kaede ahora rió divertida ante el comentario.

"¿Porqué debería haber hecho algo tan estúpido? Si por algún casual alguien hubiera sobrevivido, y te puedo asegurar que no, vendría a matarme. Y créeme, ya hay suficientes personas interesadas en mi cadáver. -contestó despreocupada.

El chico apartó su mirada de ella y observó el fondo de la cueva intranquilo. Seguía sin sentirse seguro aun estando en compañía de una asesina. Le recordaba demasiado a su futuro...

"¿Y tú?" -preguntó entonces ella, al tiempo que guardaba la espada en su respectiva vaina. - "¿Has matado a alguien?"

El chico negó fuertemente con la cabeza sofocado.

"No." -consiguió articular al fin. - "Lo intenté hace tiempo... Pero no pude."

Kaede sonrió con malicia.

"Era de esperar..." -murmuró.

"¿Qué quieres decir con eso?" -preguntó el chico irritado. - "No me subestimes."-añadió algo amenazante poniéndose en pie.

La chica lo miró muy seria ofendida por el comentario y también se incorporó. Comenzó a avanzar hacia él sin dejar de mirarle a los ojos. El chico intentó rehuir su mirada blanquecina, y a cada paso que ella avanzaba él iba retrocediendo. Hasta que llegó un punto en el que la espalda del joven chocó con la pared de la cueva, y Kaede se le echó encima, dejando su cara a escasos centímetros de la suya y todavía sin soltar aquella fiera mirada.

"Lo veo en tus preciosos ojos..." -susurró ella. - "No hay decisión, no hay odio, ni ira... Por muy fuerte que seas ¿Sabes lo que veo?"

La chica pegó más su rostro contra el suyo y este giró su cabeza sin saber ya dónde ocultarse.

"Lo único que veo en tus ojos es miedo."- concluyó Kaede rozándole la oreja con sus carnosos labios. Y se apartó retirándose otra vez a la roca donde antes estaban sentados. Él aun en la pared se dejó caer al suelo temblando.

"¿De quién estás huyendo?" -preguntó la chica directamente.

Todavía con las rodillas hincadas en la tierra, el chico levantó su mirada para encontrarse otra vez con la belleza de cabellos plateados.

"No lo sé..." -confesó él bajando la vista. "De muchas cosas al mismo tiempo. De mi pasado, de mi futuro...de..."

En ese instante otra oleada de dolor lo sobrevino, e instintivamente se llevó la mano al hombro. Kaede lo observó con curiosidad de reojo.

"He venido aquí para matar a alguien. Pero me persiguen... Me temo que darán conmigo mucho antes de que haya podido encontrar a quien busco." -alcanzó a decir, apretando fuertemente los dientes a causa del dolor.

La chica arqueó las cejas desconcertada. La mano del chico fuertemente adherida a su hombro estaba teñida de rojo, y un hilo de sangre manaba por su brazo hasta llegar al codo.

"No estás en condiciones de matar a nadie. Yo de ti no me automutilaría más." -le aconsejó Kaede al verlo.

"¡Te he dicho que no me subestimes¡No sabes nada de mí!" -le espetó el chico enfadado. Al alterarse la herida sangró aun más.

Pero la joven no escuchó esto último. Había salido al exterior. A través de la cortina de agua, el joven pudo distinguir como cortaba las hojas de algunas plantas de los alrededores. A los pocos minutos volvió a entrar, completamente empapada, con varias hierbas en las manos.

"Quítate la camisa." -ordenó apenas pisó el interior de la cueva.

"¿Qué?" -preguntó el joven extrañado y sin comprender.

"¿No me has oído? Quítate la camisa antes de que me arrepienta de lo que voy a hacer." -le soltó bruscamente.

Fue entonces cuando comprendió lo que Kaede iba a hacer, y se despojó de la parte de arriba de sus ropas sin protestar.

La chica se inclinó sobre la espalda del chico cubierta de sangre. Alguno de sus largos mechones plateados se tiñeron de rojo al rozar su piel. Dejó caer una buena cantidad de agua de una de las hojas que utilizaba a modo de recipiente, para limpiar la herida. La sangre resbaló por su espalda descubierta y la zona afectada mostró un extraño dibujo. Por unos instantes Kaede quedó hipnotizada mirándolo... Sabía lo que significaba. Su familia decía que era la señal del señor oscuro, y toda persona que había pactado con él llevaba esa marca. El precio de sus acuerdos siempre era demasiado alto... ¿Qué era lo que le habría ofrecido aquel chico¿A cambio de qué?

La joven cubrió el dibujo y la herida con las hierbas restantes, y notó como la respiración del chico mejoraba por momentos.

"Gracias." -dijo él.

Kaede lo miró muy seria. Después de todo aquel joven debía de tener realmente un pasado terrible.

"¿Huyes de él, no es cierto?" -le preguntó con frialdad.

El chico la observó sorprendido y luego asintió lentamente.

"Intentó hacerse con algunas villas de el país del Relámpago. La gente dice que solo los más fuertes resisten al sonido de su voz. ¿Tan fuerte es?"

Él volvió a asentir.

"¿Qué es lo que quiere de ti?"

"Todo."-concluyó él. Temblando sólo de pensar en ello.

Pasaron un buen rato más en el interior de la cueva escuchando la lluvia caer sin volver a dirigirse la palabra. Cuando por fin parecía que aminoraba, Kaede se puso en pie con la intención de abandonar el lugar. Pero antes de hacerlo se volvió hacia el joven y le tendió una de las dos katanas que llevaba consigo.

"Si quieres matar a alguien... Hazlo con esto." -dijo ofreciéndosela.

El chico perplejo escudriñó el rostro de la joven.

"Gracias, pero no la necesito." -la rechazó.

"Ya..." -comentó sarcástica, sin dejar de tenderle la espada.

El joven dudo por unos segundos, pero después de pensarlo mejor agradeció el ofrecimiento y tomó la katana en sus manos.

Kaede satisfecha de si misma, se colgó la otra a la espalda y se dirigió a la entrada para reanudar su marcha.

"¡Espera!" -la llamó de golpe el chico, poniéndose en pie. La joven se dio media vuelta y lo interrogó con la mirada. - "No me has dicho ni como te llamas."

Kaede medio sonrió divertida.

"Hatake Kaede" -contestó.

El chico contrajo su rostro asombrado y perplejo, la contempló como si ya hubiera escuchado antes ese nombre, siendo que ella era una de las primeras veces que lo utilizaba. La joven se hubiera ido abandonándolo en ese momento, pero el hecho de ver su reacción al saber su nombre la dejó desconcertada. ¿Lo conocía de algo?

"Y... ¿Cuál es tu nombre?" -quiso saber ella entonces.

"Uchiha Sasuke." -aseguró él.

Kaede algo defraudada sonrió al joven de ojos afilados y salió por fin de la cueva pensando para si:

"Buena suerte con tu venganza."


Algunos días después de este fortuito encuentro, los cinco ninjas de Konoha enviados a la misión de rescate se encontraban ya muy cerca de la frontera del país del Relámpago. Habían decidido sortear los territorios conquistados por Orochimaru para intentar no verse implicados en demasiados problemas. Por misiones anteriores sabían que las cosas en la aldea oculta del sonido no iban demasiado bien. En un intento de recuperar nuevamente a Sasuke, este había huido sin llegar siquiera a verse las caras con sus antiguos compañeros, y ahora todos los siervos del viejo Sannin patrullaban constantes los bosques y proximidades de ciudades conocidas. Incluso en una ocasión habían descubierto unos infiltrados en la misma Konoha. Era evidente que el cuerpo del Uchiha era la única obsesión actual de Orochimaru, y se desvivía por recuperarlo. Pero él jamás regresaría...

Debido a la extrema vigilancia de los sonidistas y la mala reputación de los habitantes del país del rayo, ante todo debían actuar prudentemente y sin llamar demasiado la atención. No era difícil gracias a unos pases obtenidos al principio de la marcha, que los identificaba como jóvenes estudiantes excursionistas en lugar de Ninjas de la villa de la hoja. Avanzaban pausadamente por caminos y sendas reconocidas, y no tenían ningún problema si algún control les preguntaba por su procedencia (A lo que ellos respondían: De la pequeñísima población de Oto) o su destino.

Ahora, los cinco, colocados en una única fila ocupando totalmente la anchura del sendero de tierra y hojarasca, caminaban animados y despreocupados aprovechando las últimas horas de paz antes de que comenzaran los verdaderos peligros una vez atravesada la frontera.

"¡KYAAAAA!"- el grito de la joven Tenten sobresaltó de golpe a sus compañeros, causando al mismo tiempo que aquella paz se esfumara al instante.

Todos se detuvieron y contemplaron a la chica interrogándola con la mirada. Se había quedado totalmente paralizada, tenía los ojos cerrados muy apretados y temblaba de arriba a bajo.

"¿Qué ocurre Tenten?" -se alarmó Lee acudiendo en su ayuda.

La chica comenzó a murmurar algo de lo que pudieron entender un: "Quítamelo de encima."

Fue entonces cuando Lee se percató de que cerca de su mejilla y comenzando a subir por uno de los mechones de su pelo se encontraba un pequeñísimo escarabajo.

Lee comenzó a reírse divertido:

"Es sólo un bichito, Tenten." -le sonrió a la joven que continuaba en aquel estado, pero algo más aliviada al ver que el chico cogía el insecto con cuidado y lo apartaba de ella. - "No creo que te hubiera hecho nada."

"Odio los bichos. Los odio." -continúo la chica algo histérica. - "Son feos, asquerosos, dan repelús, no sirven para nada y... ¡Y deberían exterminarlos a todos!"

El que era Jounin y líder del grupo se acercó a Tenten que seguía maldiciendo y se detuvo justo entre ella y Lee bajo la atenta mirada del resto de compañeros. Fue entonces cuando la joven ninja se llevó una mano a la boca y se arrepintió profundamente de todo lo que acababa de decir, pensando un inevitable "Tierra trágame".

"Lo siento." - se disculpó todo lo sincera que pudo. Aunque en realidad no creía que pudiera arreglarlo mucho.

Shino la contempló muy serio tras sus gafas oscuras. Era imposible saber en lo que estaba pensando o si le había dolido o no lo que Tenten acababa de decir, pero de ninguna manera sacó a relucir ni una pizca de sus sentimientos. Tan solo se quedó ahí parado observándola y luego tomó el pequeño insecto que Lee había cogido y lo dejó corretear libre entre sus dedos.

"Te lo puse encima antes de salir."-confesó Shino finalmente con esa voz pausada. - "Los utilizo como modo de rastreo. Si alguno de nosotros se perdiera o se separara del grupo por cualquier cosa, me resultaría fácil volveros a encontrar y reuniros." -explicó. - "No os he dicho nada antes porque me esperaba que pudiera pasar algo así." -añadió volviendo su mirada a Tenten, que bajó la vista arrepentida.

"¿Quieres decir que nos has puesto a cada uno de nosotros uno de esos bicharracos tuyos?" -preguntó Naruto tan escandaloso y directo como de costumbre, dejando atrás los modales y refinerías. Sakura le lanzó una mirada asesina que este no percibió.

Shino se giró entonces hacia Naruto.

"A ti te he puesto ocho." -le dijo tajante y sincero.

"¿Qué?"- se alarmó quitándose la camiseta que llevaba y comenzándola a sacudir con fuerza.

Aunque Sakura no sabía si se trataba de una broma o no (Como Shino era tan expresivo eso nunca se sabía) rió por lo bajo divertida. Este avanzó de nuevo hacia Tenten y le extendió otro pequeño escarabajo para que lo cogiera.

"Como ha dicho Lee, no te hará nada."

La chica tragó saliva, y sabiendo que era algo que no podía evitar ya que además de todo se trataba de una decisión de su líder, cogió el insecto y se lo colocó con cuidado y temblorosa en el cuello de su camisa.

"Podemos descansar aquí unos minutos."-anunció el Jounin. "Así aprovechamos el habernos detenido. Será la última parada antes de llegar al país del Relámpago."

Todos asintieron y se liberaron de sus mochilas. Tenten salió del camino y comenzó a perderse en el interior del bosque. Lee la siguió, pero la chica le arrojó una piedra que golpeó certera el tronco de un árbol situado al lado del chico. Solo había sido un aviso.

"No me sigas Lee..." -canturreó ella. - "Cosas de chicas..."

Rock Lee se sonrojó de golpe y se volvió sobre sus pasos. Un arbusto del camino se le enganchó por uno de los huecos del pantalón, y para desengancharse no se le ocurrió mejor idea que tirar de él con fuerza, de forma que un buen trozo de tela quedó desgarrado. El joven se volvió a incorporar al camino y avanzó hacia Naruto maldiciendo. No se llegaba a acostumbrar a llevar ese tipo de ropa tan ancha, y cuando su amigo lo vio con el roto en el pantalón no pudo evitar el reírse de él. Cosa que a la joven bestia verde de konoha no le gustó en absoluto.

Sakura contempló como los dos chicos comenzaban a discutir, sentados en unas piedras. Se disponía a ir junto a ellos para divertirse un rato a su costa, cuando vio de reojo a Shino descansando al pie de un árbol totalmente apartado del grupo. Se quedó unos instantes observándolo distante.

Mientras todos habían llevado unos días bastante buenos conversando y gastando bromas continuamente, Shino se había mantenido serio y sin llegar a decir más palabras que las necesarias. No sabían absolutamente nada sobre él y el chico tampoco se preocupaba demasiado por integrarse del todo en el grupo. Debía ser bastante bueno para haber ascendido a Jounin en tan poco tiempo, no obstante desconocían hasta que punto llegaba su fuerza. Parecía buen líder, sí. Decían que tenía muy buena experiencia gracias a las misiones a las que había ido con su padre. Pero... ¿Qué era lo que sabían exactamente de los Aburame? Un misterioso clan que vivía apartado en los bosques que rodeaban Konoha. Nunca había visto a ningún miembro de aquella familia que no fuera el propio Shino o su padre. Y ambos llevaban esas inquietantes gafas de sol, que les privaban de todo tipo de expresión. De cualquier modo, por mucho que Sakura le daba vueltas a la cabeza no hallaba ninguna respuesta que fuera más allá de la palabra insectos.

No supo si se trataba de su curiosidad, de que simplemente le daba algo de pena que se encontrara tan apartado del resto, o si había algo en su soledad que le recordaba a lo que un día fue Sasuke. El caso es, que al final en vez de acudir a sentarse junto a Naruto y Lee, a los que consideraba sus mejores amigos, avanzó hacia el Aburame y se apoyó en el mismo tronco de árbol en el que él se encontraba.

El chico la observó tras sus gafas de sol. El silencio se apoderó de ambos, haciendo que la joven pelirrosa se viera perdida en su estupidez y fuera incapaz de pensar algún tema de conversación que no sonara demasiado absurdo.

"¿De verdad le has puesto ocho escarabajos a Naruto?" -comenzó divertida.

Pero Shino no dijo nada y solo se apartó el pañuelo que llevaba atado al cuello para poder beber un poco de agua de la cantimplora.

Una gota de sudor recorrió la frente de la chica, si no había querido sonar tonta había conseguido justo el efecto contrario. De todas formas no le importó mucho el sentirse algo ignorada. Se había acostumbrado durante toda su niñez cuando trataba de conversar con Sasuke, solo que aquella vez, el no haber obtenido ninguna respuesta podía deberse a que Shino no era un hombre de grandes palabras.

El chico dejó de beber, y nada más terminó de hacerlo, giró su cara con brusquedad y su mirada se perdió por el interior del bosque. Permaneció así observando en una misma dirección con los músculos algo tensos. Sakura supuso que algo le había alarmado o llamado su atención, pero por mucho que ella trataba de descubrir quién o qué era, no alcanzó a ver o escuchar nada.

"¿Qué ocurre?" -preguntó entonces ella en un susurro.

"Nada." -contestó él muy tranquilo. - "Solo nos están siguiendo."

"¿Qué?"-volvió a preguntar con la tez pálida y asustada.

"Me di cuenta hace tres días. Esperaba que nos alcanzara mientras descansábamos o dormíamos, pero se ha parado todas las ocasiones al mismo tiempo que nosotros. Ahora también se ha detenido."

"Pero..." -comenzó Sakura. - "¿Te diste cuenta de que nos están siguiendo y no dijiste nada¿Y si nos emboscan mientras dormimos o intentan matarnos o... Has dicho que se detiene justo al mismo tiempo que nosotros?" -preguntó entonces extrañada. Aquello no tenía mucho sentido.

Shino medió esbozó una sonrisa.

"Ya sabe que me he dado cuenta de que nos sigue. En el momento que quiera alcanzarnos lo hará, le he estado dando esa oportunidad pero la ha rechazado. No tienes porque preocuparte por eso."

Sakura torció el morro no muy convencida de lo que acababa de confesarle.

"Tampoco tenemos porqué decirle nada al resto. Solo conseguiría que se alarmaran por una tontería."

"¿Te parece una tontería que nos sigan y sepan nuestra posición en cada momento? Además somos un equipo, y no deberíamos tener secretos entre nosotros. ¡Un equipo actúa de forma conjunta de modo que todos son uno!" -le reprochó Sakura.

El chico se levantó sin articular palabra, con la indignada mirada de la chica recayendo sobre él. Se colgó la mochila al hombro y añadió:

"Por eso que somos un equipo, por el bien de todos olvida lo que te acabo de decir."

Sakura fue a contestarle pero ya era demasiado tarde, había comenzado a avanzar hacia el resto y les informaba de que debían reanudar la marcha. Lee que se encontraba llevando a la pobre Tenten como si fuera un saco de patatas, la colocó de nuevo en el suelo y acto seguido obtuvo una colleja de parte de la chica. Se colocaron la mochila a la espalda y continuaron avanzando.

Sakura dirigió primero una mirada al bosque pensando en si el que les estaba siguiendo, se había puesto en marcha otra vez y cuan peligroso podría ser, y luego miró a Shino que avanzaba tan despreocupado y callado como de costumbre. Había algo que empezaba a no gustarle demasiado en los Aburame: su silencio guardaba demasiados secretos.

Pocas horas después, el grupo de jóvenes atravesó la frontera llegando por fin al país del Rayo. El paisaje cambió totalmente ante sus ojos: Los caminos antes anchos y polvorientos, dieron paso a sendas estrechas en las que solo se podía caminar en fila de a uno, con el suelo rebosante de humus y demás restos de plantas que simulaban una blandísima alfombra cada vez que apoyaban en ella sus pies. El entorno se volvió muchísimo más frondoso y oscuro en el que apenas podían vislumbrar la luz del sol. El camino tenía continuas pendientes, subidas y bajadas, que se hacían tortuosas debido a la cantidad de humedad latente en el ambiente. La temperatura aun con todo era muy agradable, trayendo consigo un fresco aroma a bosque que te cargaba los pulmones de un oxígeno pesado pero al mismo tiempo revitalizante. Se encontraban en un terreno montañoso en el que además de estar desbordado de todo tipo de vegetación, las nubes quedaban enganchadas en las cumbres más altas de las montañas, provocando así continuas tormentas circulares que aumentaban en gran proporción el exceso de humedad.

Con la ropa empapada y pegada al cuerpo, a causa de la fina lluvia casi imperceptible y el sudor. Los cinco ninjas caminaban agotados, jadeantes y hambrientos. El cielo grisáceo, oscuro, lleno de nubes tormentosas que muy de vez en cuando los deslumbraban con ráfagas blanquecinas debido a los relámpagos, les desorientaba. Sin embargo no podían engañar a sus estómagos que les informaban que el medio día ya había quedado atrás hacía un buen rato.

"Tengo hambre..." -protestó Naruto. - "Deberíamos parar a comer." -comentó mirando de reojo a Shino, el cual avanzaba dos puestos por delante suyo, y a la cabeza del grupo.

El chico no dijo nada, y Naruto le lanzó una mirada asesina.

"No te impacientes tanto, Naruto-kun." -le contestó Tenten. - "Podemos descansar cuando pare de llover. Aunque tiene pintas de que se avecina una buena tormenta."-agregó desesperanzada.

Lee medio rió al escuchar el comentario de su compañera.

"Tenten, no se le llama a esto el país del Relámpago por nada. Aquí tienen tormentas a diario."

"Ya lo sé, Lee. No soy tonta." -le contestó esta un poco molesta.

Sakura estaba de acuerdo con Naruto, no estaría de más que pararan a comer algo. Les quedaban pocas provisiones pero estaba segura que serían suficientes hasta que llegaran a la aldea de la Nube, posiblemente en uno o dos días. Pero antes de que pudiera abrir la boca para hablar, el camino se hizo más ancho, el bosque por el que avanzaban quedó atrás, y ante ellos a tres kilómetros más o menos de distancia alcanzaron a distinguir una pequeñísima población de a lo mucho una decena de casas.

"¡Una aldea!" -exclamó Lee contentísimo.

"¡Seguro que tienen buenos sitios para comer!" -añadió Naruto mirando al chico. - "¿Una carrera hasta el primer puesto de ramen?"- propuso desafiante.

"No pienso perder." -aseguró Lee, pulgares arriba. - "Si lo hago, escalaré esa montaña de enfrente tan solo con mi brazo izquierdo." -prometió.

Las chicas miraban perplejas la patética escena. Y los dos ninjas comenzaron su estúpido reto y se precipitaron a gran velocidad hacia las casuchas que se divisaban.

"¡Vosotros, esperad!"-les intentó detener Shino alarmado, y en un claro tono de preocupación. Pero ya estaban muy lejos para poder escucharle. Así que a él y a las dos chicas no les quedó otro remedio que seguir a Naruto y Lee todo lo rápido que pudieron.

Llegaron a la entrada de la pequeña aldea. Junto a un cartel en madera tallada en el cual se leía "Arare", se encontraba el victorioso Lee y el chico rubio algo molesto.

"Has hecho trampa." -bufó Naruto, frotándose una rodilla.

"No es culpa mía que te tropezaras con esa piedra. Ha sido cuestión de suerte y del destino que tenía decido que yo debía ser el ganador absoluto." -aseguró el cejas encrespadas.

"¡No empieces tú también con esas tonterías del destino!"-le soltó Naruto.

"Dejad de discutir y sigamos caminando." -les ordenó Shino, desviándose de nuevo al sendero ignorando por completo la aldea, y sus absurdos comentarios.

Los cuatro se lo quedaron mirando pero ninguno hizo ademán de seguirle. Este se giró sin comprender y contempló a su grupo parado ante el cartel de la aldea.

"¿A qué esperáis?" -preguntó impaciente.

Tenten bajó la vista sin atreverse a volver a hablar con él por miedo a meter la pata, Lee imitó a su compañera y amiga, mientras que Naruto y Sakura clavaron en él unas desobedientes y rebeldes miradas que le informaron que harían caso omiso y pararían a comer en aquel lugar.

Se dieron media vuelta y ante la atónita mirada del Aburame, los cuatro entraron en la posada más próxima. Antes de que Sakura pudiera atravesar el umbral de la puerta tras los pasos de Naruto, Lee y Tenten, el brazo de Shino la agarró con decisión de la muñeca. Esta se giró enfadada y lo contempló desafiante sin dirigirle la palabra.

"Te empeñas en llevarme la contraria solo porque te caigo mal, sin tener en cuenta lo que es bueno o no para el grupo." -le dijo muy serio pero sin parecer en absoluto molesto. Sakura al ver que no le soltaba, forcejeó con esa fuerza tan característica suya y de su maestra Tsunade, y Shino se vio obligado a apartar su brazo de ella llevándose una mano a su muñeca dolorida.

"¿Insinúas que yo no me preocupo de lo que es bueno o no para el grupo?" -preguntó sarcástica. - "Estoy tratando de que mi equipo no muera de hambre. Mientras que tú no te has molestado ni en contestar cuando te han preguntado por la comida, y además te dedicas a ocultar asuntos importantes a tus compañeros."

"Pensaba parar a comer cuando hubiéramos dejado atrás este lugar¿No comprendes que es demasiado peligroso?" -murmuró entre dientes para que nadie excepto Sakura lo escuchara. - "Y si con lo de que oculto asuntos importantes te refieres a..."

"No me vengas con excusas ahora, Aburame." -lo cortó la chica. - "Te creía buen líder pero... No me extraña que estés solo." -añadió todo lo borde que pudo, entrando ahora en el interior de la posada.

El ninja se quedó unos minutos afuera. Contempló el cielo nublado que se revolvía sobre su cabeza. Una fría gota de lluvia se precipitó al vacío dándole de lleno en un cristal de sus gafas. Aunque el material con el que estaban fabricadas repelió el agua, el chico no dudó en sacárselas para limpiar el cristal afectado con una esquina de su camiseta, al fin de cuentas ninguno de sus compañeros estaba con él. Un hombre que también había decido entrar en aquella posada, se le quedó mirando curioso y dio un respingo cuando el Aburame cruzó su mirada con la suya. Luego aligeró el paso para así poder cortar aquel molesto contacto visual. Finalmente y viendo que no le quedaba otra alternativa, Shino suspiró profundo y también entró en el lugar:

Era un sitio tan horrible como él había imaginado. Estaba repleto de ninjas del país del Relámpago, de la aldea oculta de la Nube, algunos de la aldea del Sonido y otros cuantos de lo que supuso serían de varias villas que tenían amistades con el país en cuestión. Todos ellos eran hombres fuertes de mediana edad que debían estar de paso haciendo sus propias misiones. Aquella pequeña aldea no era habitable, sólo un lugar de paso y descanso para ninjas.

Tenten caminaba muy pegada a Lee ocultándose asustada tras suyo, en parte porque la camisa blanca que llevaba, al estar empapada hacía que se transparentara cierta prenda que desviaba la mirada de todos los reunidos en el garito. Pero no sólo la contemplaban a ella. Todos destacaban demasiado en un lugar de aquellas características. Deberían haberle hecho caso, había sido una muy mala idea parar a comer en un sitio así. Si llegara a ocurrir algo no le agradaba nada tener que vérselas con los cuarenta y tantos hombres que ocupaban mesas, taburetes de la barra o sencillamente conversaban alegres en alguna esquina. Eran todos demasiado fuertes, y aunque tuvieran muchas posibilidades de ganar, la diferencia numérica era abismal.

Aun con todo, el dueño les proporcionó una mesa con rapidez y comieron bastante a gusto y tranquilos. Todo esto en cierta medida, ya que continuamente recibían extraños vistazos y también algo pervertidos en referencia a Sakura y Tenten, que sin duda alguna acaparaban demasiada atención.

Cuando terminaron de comer todo lo que habían pedido, Shino les convenció para que siguieran la marcha lo más pronto posible. Así que independientemente de las fastidiosas caras con las que lo contemplaban los dos alumnos de Kakashi, Shino se dirigió a la barra para pagarle al posadero. Mientras tanto, Naruto aprovechó este momento para ir al servicio dejando a Tenten, Lee y Sakura conversando animadamente en la mesa.

El chico rubio abrió la puerta del lavabo de señores, al ver que estaba vacío, se dirigió, como siempre con prisas, al primer urinario a la vista. Cuando terminó y salió para lavarse las manos, un grupo de seis hombres, todos ellos ninjas de la Nube, se encontraba charlando casi en susurros junto a una de las picas del lavabo. Naruto que no se había percatado de cuando habían entrado, abrió el grifo más apartado a ellos y situó sus manos debajo del chorro de agua. Intentaba ignorar al grupo pero afinaba el oído para ver si lograba entender algo de lo que estaban murmurando. Tenía la extraña sensación que lo habían seguido y habían esperado a que saliera para pillarlo por sorpresa cuando estaba sólo.

"...Ahora ofrecen una gran recompensa para quien traiga su cabeza. Tienen miedo de que vuelva a hacerse con el control del país y nos castigue como hizo antaño."

"Yo me ofrecería a intentar capturarle pero nunca me ha parecido correcto luchar contra los dioses."

"No se trata de un dios estúpido. En todo caso podríamos hablar del diablo, pero es un humano normal y corriente. Todos sucumben ante el acero de la katana."

"Este no es un humano normal. Es idéntico al que fue nuestro primer Raikage. No era humano, la voluntad del dragón residía en él. Y un sable normal es incapaz de dañar al dios dragón. La capacidad de regeneración que posee es sorprendente."

"Sólo te advierto una cosa, si te cruzas en su camino y llegas a ver sus temibles ojos blanquecinos como la nieve huye. Aunque lo más probable es que si llegas a ver sus ojos es que no vivas para contarlo."

Al escuchar esto último Naruto dio un respingo y se acordó del Byakugan de Hinata y Neji. Posiblemente no hablaban de ellos, pero un escalofrío le recorrió la espalda al pensar que habría sido del Hyuuga si por un casual hubiera ido con ellos, y hubiera acabado en aquel mismo lugar al lado de esos tipos.

Cerró el grifo aún con las palabras "temibles ojos blanquecinos como la nieve" rondándole por la cabeza. Se imaginó por un momento a Hinata atravesada con una katana y su corazón se encogió, sintió náuseas sólo con pensarlo y un extraño sentimiento que pudo reconocer como miedo lo paralizó. Se había quedado demasiado tiempo inmóvil con imágenes desgarradoras recorriendo su mente, y esto llamó la atención de los seis hombres, los cuales habían dejado de hablar y lo miraban con curiosidad. Naruto tragó saliva...

"¿Te ocurre algo, chaval¿También te asusta el diablo de ojos blancos?" -preguntó el tipo más alto de todos.

Naruto dándose por aludido sonrió estúpidamente y se llevó las manos detrás de la nuca como quien no quiere la cosa.

"Que va, que va..." - rió acelerado. - "Si ni siquiera sé quién es ese."

"¿No?" -preguntó otro de los hombres asombrado. - "Debes de venir desde muy lejos, entonces."

"Sí¿De dónde eres chaval?"-preguntó de nuevo el más alto.

"Emm.. Esto..."-titubeó el rubio. - "De Oto, sí de Oto."

"¿Oto?" -preguntaron cinco de ellos a la vez, dirigiéndose al que parecía el más fuerte, mayor y que posiblemente fuera el más listo o... El que más sabía de geografía.

El hombre al que habían preguntado asintió.

"Tengo entendido que es una pequeña población situada a varios kilómetros de distancia. Bastante lejos. La gente de allí es muy pacífica y dedica su vida al estudio y el saber" -informó. Luego clavó su mirada en los profundos ojos azules del chico. - "¿Eres un estudiante verdad?

"...Si"-respondió Naruto, sin mucha seguridad.

"Si te soy sincero no tienes pinta de estudiante." -concluyó rápidamente aquel hombre. - "Pareces más un joven ninja de cualquier villa de por aquí cerca¿Me equivoco? No te preocupes por lo que te hayan dicho, sé que en muchos lugares obligan a viajar clandestinamente pero, todo queda entre ninjas." -agregó sincero con voz ronca. - "No tienes porqué guardarnos secretos muchacho, no nos comemos a nadie."

"Es cierto." -comenzó otro con picardía. - "Pareces un ninja y además bastante fuerte y bueno."

"Debe ser muy bueno si viene de un lugar lejano."- agregó otro siguiendo el juego, guiñándoles un ojo a sus compañeros.

"Sí , seguro que es muy reconocido en su aldea."

"Yo creo que lidera el grupo con el que ha llegado. ¿Todos son ninjas, no?"

Al oír esto el ego de Naruto creció enormemente. Le llenaba de orgullo que gente totalmente ajena a Konoha viera en él, el verdadero ninja que en realidad era. De esta forma y cayendo en la mortífera trampa que habían elaborado los seis ninjas de Nube, Naruto se dejó llevar por sus fantasías y emociones, y contestó:

"Ja, ja¡Me alegró que os halláis dado cuenta!" -rió escandaloso. - "En realidad me llamo Uzumaki Naruto! Y soy sin lugar a dudas el mejor Chuunin de Konoha que algún día llegará a ser Hokage. Podrían darme el título ya, porque hay quien me considera el mejor ninja de la aldea." -fanfarroneó pensando en Konohamaru y su equipo.

"Ummm... Un ninja de Konoha. Interesante."-rió con malicia el hombre alto.

"Todavía se siguen vanagloriando demasiado." -comentó el más fuerte. - "Abría que callarles esa enorme bocaza que tienen de una vez por todas... ¿No creéis?"

Justo en aquel momento, Naruto cayó en cuenta de su enorme torpeza y recordó lo que la vieja Tsunade les había advertido antes de salir. La sonrisa que antes se dibujaba en su cara se había esfumado en apenas un segundo.

"Me estoy acordando de lo que solíamos hacerles a todos aquellos habitantes del país del fuego que se cruzaban en nuestro camino..." -los ninjas de la Nube sonrieron maliciosamente al escuchar esto. - "¿Quieres saberlo chico?"

Naruto apretó los puños listo para luchar.

"... Les desollábamos tan sólo la cara, los atábamos al tronco de un árbol y esperábamos a que las aves carroñeras los devoraran poco a poco... Una muerte lenta y dolorosa."

Las uñas de Sakura repiquetearon rítmicamente en la madera de la mesa. Estaba comenzando a ponerse nerviosa. Tres de los hombres que habían entrado en el servicio tras Naruto ya habían salido. ¿Y él¿Por qué demonios estaba tardando tanto?

"Naruto aún no sale." -informó Sakura impaciente.

"Shino tampoco vuelve, y eso que tenía mucha prisa." -continuó Lee.

La pelirrosa lanzó una rápida mirada al Aburame aún en la barra y lo fulminó al instante.

"A mi ese tío me da igual." -contestó molesta. - "Pero... ¿Qué se supone que está haciendo Naruto ahí metido tanto rato?"

Tanto Tenten cómo Lee dirigieron a la chica una mirada que parecía decirle: "Es evidente, no? Pero Sakura no lo pilló.

"Ha comido como un auténtico cerdo." -saltó finalmente Tenten. - "Apuesto a que le ha sentado todo mal."

"Déjale que tenga un poco de paz... Prefiero que se pegue ahí dentro dos horas a que reviente en público." -añadió el ninja.

"Por dios, Lee. No digas esas cosas." - dijo Sakura asqueada.

"No haber preguntado, Sakura-chan"- le sonrió el chico divertido.

Sakura volvió a vigilar la puerta del baño desde su asiento. Todavía nada. Aunque aun quedaban por salir los otros tres tipos... ¿Y los que habían salido ya? La chica recorrió la sala en su busca, por fin dio con ellos. Se encontraban hablando con otros ninjas del relámpago... Que ahora mismo dirigían su vista hacia la mesa dónde ellos se encontraban. Fue entonces cuando también se percató que no sólo ellos los observaban, media taberna lo hacía. Aquello empezaba a no gustarle.

"Chicos..." -volvió a interrumpirles en un susurro. - "¿Os habéis dado cuenta de que nos miran?"

"¡NO!"-exclamó Lee sarcástico. Luego más serio pero aún divertido agregó pausado: - "Sakura-chan, no sé si te habrás fijado antes que Naruto y yo tratábamos de que pararais de levantar pasiones innecesarias, dejándoos nuestras chaquetas..."

"No le hagas ni caso, Sakura." -le dijo Tenten, cortando al chico. - "Lee está convencido de que esto"-se señaló el cuello de su camisa. - "...es mucho escote." -concluyó.

"Chicos..." -insistió la pelirrosa, viendo que varios grupos de personas se habían puesto en pie y comenzaban a avanzar hacia su mesa. - "No me estoy refiriendo a eso. Nos miran y... Ahora vienen hacia aquí."

En aquel instante la puerta del aseo de caballeros se abrió y por fin apareció Naruto. Pero no sólo uno. Cuatro réplicas exactas de Naruto salían aceleradas del cuarto de baño. Una de ellas, se esfumó en un pequeño chasquido de humo cuando un enorme shuriken proveniente del interior del servicio lo atravesó por completo.

"¡CUIDADO SAKURA-CHAN!"- Gritaron los tres Narutos restantes al mismo tiempo.

La chica sólo pudo observar cómo Lee y Tenten daban un ágil salto desde sus asientos hacia atrás. Todo pasó muy rápido. Tras suyo, un gigantesco hombre armado con un sable de grandes proporciones, cortó el aire con un limpio movimiento en dirección a ella. Naruto le había advertido, pero no iba a ser capaz de reaccionar a tiempo tal y como lo habían hecho sus dos compañeros. No podría evitar el ataque. Cerró los ojos preparándose para lo peor. Notó una fuerte corriente tras suyo que le oprimía por la cintura. Pero el dolor nunca llegó. Abrió los ojos. El ángulo de visión había cambiado. Vio a Tenten y Lee encarándose a otros hombres que acababan de hacer la mesa astillas, y a ella misma de espaldas al hombre de la gran espada aproximándose peligrosamente y que acabó seccionándola en dos. Naruto gritó espantado al ver semejante escena, creyendo a su amiga muerta.

Sakura no comprendió del todo lo que acababa de ocurrirle hasta que vio el reemplazo. Lo que era su cuerpo inerte en el suelo explotó en millones de pequeños escarabajos.

"¡Shino!"-exclamó ella entonces. Y sólo entonces cayó en la cuenta de que había sido él quien la había cogido y todavía sostenía por la cintura justo detrás suyo.

Otro hombre se acercó ahora hacia ellos dos, con una extraña técnica realizada en mano que desprendía una luz anaranjada. Shino soltó a la chica, y detuvo el ataque sujetando a aquel tipo con un solo brazo. Forcejeó con él tan sólo unos segundos y el agresor terminó vomitando los diminutos escarabajos del Aburame por la boca, ojos y otros poros del cuerpo que los insectos acababan de abrirle, y que ahora correteaban libres por debajo de su piel. Murió rápidamente, pero Sakura la catalogó como una muerte espantosa, y de las más horribles que había llegado a ver. Aburame Shino era en realidad un ninja al que había que temer.

"¡Haz algo!" -la sobresaltó de golpe el chico.

Sakura se había quedado inmóvil y totalmente absorta viendo luchar al Jounin, olvidándose de lo que en realidad estaba sucediendo. Alcanzó a distinguir al resto de sus compañeros: Había copias de Naruto repartidas por doquier que atacaban con rasengan y extraños combos que la chica jamás había visto hasta entonces. Lee andaba rompiendo unos cuantos huesos y se movía a gran velocidad, mientras que Tenten se había adueñado de un cajón lleno de cubiertos y otros utensilios de la cocina, y los lanzaba con picardía pinchando ojos con tenedores y dañando puntos vitales con afilados cuchillos. Ahora Shino se estaba encargando de otro ninja, esta vez de la aldea del sonido, al que le estaba comenzando a reventar el cráneo gracias a sus escarabajos.

La kunoichi reaccionó, y conteniendo gran parte de su chakra en el puño lanzó al enemigo más cercano a la otra punta de la habitación, y salió despedido por la ventana a causa de la fuerza brutal del golpe. Repitió la misma operación con otros dos, pero esta vez golpearon contra una de las paredes que se vino abajo, abriendo de esta forma un gigantesco boquete a la calle.

Por unos instantes todos quedaron algo confusos a causa del gran estruendo, y el polvo acumulado que acababa de levantarse en el ambiente. Alcanzaron a distinguir la silueta de Shino de pie junto a los escombros de la pared.

"¡Por aquí!"- anunció a su equipo, guiándolos fuera de la posada a través de la apertura.

Los cinco se precipitaron al exterior, junto con alguna copia de Naruto que acabó por esfumarse. Dentro sus otras copias seguían luchando, puesto que se alcanzaba a oír la pelea y los continuos destrozos de sillas, mesas y algún que otro objeto metálico.

"Lo siento."- jadeó Naruto, al reunirse con su equipo. - "Fue culpa mía..."

Shino asintió sin darle importancia.

"No sé porqué pero me lo imaginaba." -aseguró Sakura.

"No pasa nada Naruto-kun." -le sonrió Tenten, al tiempo que lanzaba unas cuantas agujas.

Naruto también le sonrió. Pero su expresión cambió rápidamente cuando se vio rodeado de más de un centenar de hombres. Al parecer, la voz de que ellos eran ninjas venidos de Konoha se había extendido en las otras tabernas y posadas cercanas, y ahora todos los hombres que se encontraban en aquella aldea habían salido para darles muerte.

"No contaba con esto..." -murmuró Shino, al verse junto con su equipo totalmente acorralado.

"Realizaré un Kage-bunshin y..." -comenzó Naruto animado.

"¡No!" -lo frenó el Jounin. - "Gastarías demasiado chakra innecesario... Tiene que haber otra solución."

"¡Pues habrá que pensarla pronto!" -exclamó Sakura, viendo que cuatro hombres se le venían encima.

Consiguió librarse de ellos a base de patadas y fuertes golpes, y aprovechó un momento de confusión para envenenar algunas de sus armas. Aquello resultó ser mucho más efectivo, un simple rasguño bastó para que una enorme masa de carne cayera muerto ante ella. Sakura levantó la vista orgullosa de su trabajo y su gran aprendizaje, pero al elevar su mirada alcanzó a distinguir con horror a su compañera, que estaba saliendo muy mal parada.

Todos estaban bastante entretenidos, cada uno conteniendo a varios enemigos a la vez. Un grupo de cinco hombres se habían acercado demasiado a la pobre Tenten a la que ya le flaqueaban las fuerzas. La habían retenido y sacado varios huesos del brazo derecho del sitio. Ahora tenía su brazo más ofensivo inutilizado, y tan sólo y a duras penas lograba defenderse con el izquierdo. No podía realizar ningún sello para escapar de aquellos hombres. Y nadie excepto Sakura, se había dado cuenta del verdadero apuro en el que se encontraba la kunoichi. Ella estaba muy lejos, y los enemigos que la rodeaban le impedían llegar a alcanzarla para sacarla de ahí.

"¡TENTEN!" -gritó Sakura impotente, en un intento de que sus compañeros notaran la posición de la chica y pudieran llegar a socorrerla.

Lee fue el primero en alarmarse al escuchar el grito y vio a su amiga gritando de dolor, queriéndose librar de los cinco atacantes. Intentó al igual que Sakura avanzar hacia ella pero le fue imposible. Lo mismo les ocurrió a Shino y Naruto, y eso que este último elaboró varias copias para acudir en su ayuda, no obstante, la cantidad numérica de sus oponentes seguía siendo demasiado alta y resultaba imposible avanzar en alguna dirección.

"¿Cómo alguien tan bonita puede llegar a hacer tanto daño?" -se burló uno de los hombres que retenían a Tenten, al tiempo que la zarandeaba.

"¡Suéltame!" -gritó esta propinándole un buen corte en el brazo que comenzó a sangrar a borbotones.

"¿Ves a lo que me refiero?" -prosiguió aquel tipo sin soltarla, y la agarró por el brazo izquierdo y se lo retorció con fuerza rompiéndole también algunos huesos de ese brazo que hasta en aquel momento le era útil.

Tenten aulló de dolor.

Ahora un hombre le vino por detrás y la cogió por la cabellera deshaciéndole de esa forma el recogido que llevaba, dejando algunos mechones de su melena libres por su cara.

"Prepárate para morir, preciosa." -rió aquel tipo, armado con una gigantesca hacha.

Tenten habría reaccionado tal y como hizo Sakura en el examen de chuunin, pero en aquel momento tenía los dos brazos destrozados y era incapaz de realizar ningún movimiento con ellos. Vio como aquella gigantesca hoja descendía en dirección a su cuello. Apretó los dientes y sus ojos comenzaron a desprender algunas lágrimas.

"¡TENTEN!" -se escuchó el grito desesperado de Lee por acudir en su ayuda. - "¡DEJADLA EN PAZ!"

Pero no llegó a alcanzarla a tiempo. Ninguno de sus cuatro compañeros lo hizo.

Se escuchó el silbido de un filo cortando el aire y varias gotas de sangre salpicaron el rostro de la joven. El cuerpo de Tenten se desplomó por completo y su cara se pegó al barro del suelo. Respiró agitadamente. Seguía con vida.

El tipo que la había sujetado por la melena, también se desplomó. Sólo que su cabeza se separó de su cuerpo y rodó durante unos segundos, dejando un rastro de sangre.

Tenten se giró para ver quién la había ayudado, puesto que ninguno de sus compañeros había llegado a tiempo.

Allí frente a ella, la figura de un joven en vestimentas oscuras sostenía una katana ensangrentada con una sola mano. Su larga melena negra le caía despeinada por el rostro a causa de la lluvia.

Tenten abrió los ojos sorprendida. Pero no más que Sakura, Lee o Naruto, que contemplaron aquella aparición como algo casi imposible. Los hombres que los rodeaban por el contrario, se dispersaron inseguros al ver la mirada del joven.

La pelirrosa se llevó una mano a la boca temblorosa, y por sus mejillas comenzaron a resbalar algunas lágrimas que fue incapaz de reprimir.

(FIN DE ESTE CAPÍTULO)


Os ha gustado? Espero que sí... No me matéis! Quién será el salvador de Tenten? Yo creo que está muy claro, pero ya le veremos la cara en próximo capítulo! XD

Y ahora que has llegado hasta aquí, que te cuesta darle a submit review en la pestañita de abajo y dejarme tu más sincera opinión? Venga! No seáis tan crueles! Que así me pongo contenta! XD

GRACIAS POR LEER MIS HISTORIAS!