No puede ser... ¡Me ha vuelto a salir largísimo! Quería explicar tantas cosas en este capítulo que se ha desbordado XD Espero que tengáis demasiadas ganas de leer... Y si es que no, podéis hacer pausas! XD
De todas formas estoy contenta con el resultado de este capítulo. Y aunque explico varias cosas y revelo otras cuantas e intentado hacerlo todo lo entretenido posible.
Espero que os guste y ya sabéis: Dejadme REVIEWS con vuestra más sincera opinión sobre la historia!
Muchísimas gracias a todas las personas que se leen esto, y en especial a las que me dejan Reviews: Iseo, Hatakesoky, Kyubi's, mi autoproclamado Fan nº1, Isa (Aniel del desierto: tu opinión vale mucho), RiMi, Eleine, Alexiel de Merak, Yuki-kudo, mi queridísimo hermano que cada vez lleva un nick distinto (A ver si vuelves a "aparecer" por aquí) y... Si me dejo a alguien más que se de por aludido. Muchas, muchas gracias!
CAPÍTULO 3:
La garza blanca y la garza negra
"¡TENTEN!" -exclamó Sakura corriendo hacia ella, al ver que los hombres que los rodeaban habían dejado de atacar y abrían una especie de pasillo hasta el lugar donde se encontraba el recién llegado.
La joven sostuvo a la chica e inspeccionó sus brazos. Estaban rotos por varios sitios. Sacó un extraño frasco y le dio a beber el contenido a Tenten que respiraba con dificultad, y una vez se tragó hasta la última gota comenzó a curarle las extremidades fracturadas.
El joven limpió la katana con una esquina del yukata y se dispuso a guardar el arma en su funda. Un hombre tras suyo quiso aprovechar el descuido y le atacó a traición por la espalda. Pero el chico reaccionó justo en el momento adecuado, y le asestó un golpe seco en el pecho con la mano que le quedaba libre. El hombre cayó muerto en el acto. Su corazón había estallado.
Varios ninjas, al ver a su compañero fallecido quisieron venganza, pero se detuvieron al ver los ojos del chico. Uno de ellos no pudo reprimir un grito de sorpresa y de terror.
"¡Mirad sus ojos! Es..." -tartamudeó aquel hombre. - "Es el diablo de ojos blancos."
Se levantó un gran revuelo entre los ninjas que aún quedaban con vida. Incluso los cinco enviados de Konoha se lanzaron interrogantes miradas, pues no comprendían a qué había venido ese calificativo.
"Es cierto..."-murmuró otro. - "La nueva reencarnación del dios dragón. Ha venido a vengarse..."
Nadie se atrevió a atacar. Sólo se quedaron en pie contemplando con admiración, temor y respeto al joven poseedor de la mirada blanca.
"¡Su cabeza vale millones!" -exclamó un insensato, precipitándose hacia él con un gigantesco martillo en mano. El ninja como era de esperar, reaccionó ágilmente y de nuevo el atacante murió de la misma forma que su anterior compañero.
"Nadie que contemple sus ojos blanquecinos consigue salir con vida." -informó uno al que le temblaban las piernas.
"¡Huyamos!" -gritó otro, corriendo como alma que lleva el diablo en dirección al bosque y fuera de la aldea. Todos los que los rodeaban lo imitaron asustados, de tal forma, que en mitad de la plaza de la ahora abandonada aldea de Arare, sólo permanecieron los seis ninjas de Konoha, algún que otro cadáver y varios escombros.
Naruto suspiró aliviado y se dejó caer algo cansado. La fina lluvia le dio directamente en la cara, y abrió la boca para ver si así conseguía satisfacer su sed. Lee fue mucho más práctico y le pasó al chico la cantimplora con agua. Después de beber apenas dos tragos se aproximó hacia el lugar en el que estaban Tenten y Sakura.
"¿Estás bien, Tenten?" -se le adelantaron a preguntar. Así que Rock Lee solo pudo permanecer al lado de las chicas esperando la respuesta.
"Sí, estoy bien." -sonrió esta. - "Muchas gracias Neji."
"Me alegro." -dijo el Hyuuga devolviéndole la sonrisa, y recogiéndose su larga melena en una coleta baja.
"¿Se puede saber qué haces aquí?" -le espetó Lee algo irritado. - "Tsunade te prohibió que vinieras."
Neji miró a su compañero y después a Sakura que aunque se encontraba ocupada curando a Tenten, también estaba interesada en la respuesta.
"No era mi intención aparecer por aquí. Pero deberías darme las gracias Lee. Si no llego a hacerlo, ahora mismo Tenten estaría muerta. Y puede que tú también." -le contestó desafiante.
Lee apretó los puños con rabia. Sabía que llevaba razón, pero le dolía admitirlo.
"No has contestado Neji." -advirtió Naruto por detrás. - "¿Qué es lo que estás haciendo en el país del relámpago?"
El chico bajó la vista. No podía contestar a esa pregunta. De hecho en ningún momento debería haber desvelado su posición a todo el grupo, ni debería haber aparecido ante ellos. Él no pertenecía a la misión. Pero tampoco podía dejar a sus amigos morir bajo ningún concepto...
"Nos ha estado siguiendo." -anunció entonces Shino. El rostro de Sakura mostró claramente una señal de comprensión. Era él quien los estaba siguiendo... ¿Por qué Shino les había ocultado algo como aquello? Tal vez por la misma razón que Neji no se había querido mostrar hasta ahora. Lo había estado encubriendo. ¿Por qué? - "No os dije nada..." -añadió dirigiéndose a Sakura. Esta sintió un escalofrío. - "... porque os habríais preocupado más por él e ir a buscarle que por la misión. Supuse que al no querer mostrarse ni viajar junto a nosotros, se trataba de que él realiza otra misión que no tenía nada que ver con la nuestra y no debíamos entorpecerle."
Neji asintió complacido con el comportamiento del Jounin.
"Gracias." -añadió.
Shino no dijo nada.
"¿Eso quiere decir que aunque venga ahora con nosotros no está en nuestra misma misión?" -preguntó Naruto desconcertado.
"Eso es." -respondió Neji.
"¡NO! Yo ya me había hecho ilusiones de que Tsunade te hubiera enviado para sustituir a Shino. No soporto que sea él quien nos dirija." -protestó sincero ante el Aburame.
Neji medio esbozó una sonrisa.
"No te quejes Naruto. Shino es muy buen líder, te puedo asegurar que es mucho mejor que yo." -le respondió el Hyuuga.
Naruto torció el morro y murmuró para sí:
"Eso lo dices por que está delante y así le haces la pelota..."
Por el contrario, Sakura bajó su mirada arrepentida. Neji estaba en lo cierto. Había acusado a Shino sin tener ningún motivo. Se había portado muy mal con él, siendo que lo que hacía en realidad era proteger al equipo anticipándose a posibles situaciones. Después de todo era Jounin, no le habrían dado el título si no lo hubiera merecido. ¿Cómo podía haber sido tan tonta y tratarle de esas maneras? Hasta le había salvado la vida y ella no le había dado ni las gracias.
"Deberíamos marcharnos."- aconsejó entonces Shino, echándole una ojeada a los muertos. - "Los próximos ninjas que acudan aquí verán los cadáveres e informaran a sus superiores. Hay víctimas tanto del país del rayo como de la aldea del sonido. No habrá disputas entre ellos, pero si permanecemos aquí mucho rato no les será muy difícil rastrearnos. Somos los culpables y principales sospechosos... Además varios testigos han huido y sabían que venimos de Konoha. Seguro que a Orochimaru le encanta oírlo."
"Orochimaru..." -murmuró Naruto para si, apretando los puños.
"Así que todo esto sucedió porque se enteraron que erais ninjas de Konoha." -dedujo Neji. - "Fuisteis muy prudentes durante todo el camino, me pregunto cómo..."
"¿Se dieron cuenta?" -continuó Lee, terminando la frase por él. El Hyuuga se percató de que todos los ahí reunidos acusaban a Naruto discretamente con la mirada.
"Ya veo." -sentenció el chico. - "Mejor no saber lo que pasó con exactitud."
"Os he dicho antes que lo sentía." -se volvió a disculpar el rubio.
"Lo sabemos Naruto." -dijo Shino. - "Una persona no hace estás cosas adrede. A partir de ahora todos andaremos con mucho más cuidado, e intentaremos llamar lo menos posible la atención." - anunció clavando su mirada en Neji. Este al ver que no despegaba sus oscuras lentes de él acabó dándose por aludido.
"¿Por qué te diriges a mí?" -preguntó el Hyuuga finalmente, algo molesto.
"Creí que ya sabías a lo que me refería." -dijo Shino señalando su ropas y la katana. - "No creo que pasearte por la capital del país, con el yukata de tu familia, una katana a la espalda y el byakugan sea lo más apropiado y lo que pase más desapercibido."
"Comprendo..." -admitió con rabia por no haber caído en ese detalle hasta entonces. Detestaba que se le adelantaran en cuanto observación y deducción, y más aún siendo en algo tan evidente. Le hacía sentir estúpido. - "He traído otra ropa." -aseguró señalando su mochila. - "Sin embargo no me pienso deshacer de esta espada. Los habitantes de aquí acostumbran a ir armados ya que se consideran guerreros antes que ninjas. No llamará demasiado la atención si tengo cuidado. Y siento mucho si el byakugan sí lo hace pero no tengo otros ojos." -añadió con firmeza.
"Podemos vendártelos." -propuso Sakura, que ya había terminado de curarle los brazos a Tenten y le mostraba las vendas restantes antes de guardarlas en el botiquín. - "No es la mejor solución pero por lo menos no se darán cuenta de que tienes el byakugan." -sonrió.
"Gracias Sakura, pero no me vendaré los ojos. Ya llevo un vendaje en la frente que oculta mi posición en el clan, me niego a esconder más cosas sobre mi familia de ese modo."
"Además parecerías una momia." -rió Tenten ya más animada. - "Con media cara vendada y esa seriedad tuya... Creo que la gente te tendría bastante miedo... Seguirías llamando la atención Neji-kun."
Lee y Naruto también soltaron alguna que otra carcajada, bajo la fría mirada de Neji y el rostro ruborizado de Sakura que ahora consideraba inoportuna la idea que había tenido.
"Habrá que buscar otra solución." -consiguió decir Lee finalmente.
"A mí sólo se me ocurre comprar lentillas." -concluyó Naruto. - "Aunque pensándolo bien la pupila se seguiría viendo blanca... ¿Y que tal un gran sombrero que te tape los ojos?"
"No seas absurdo, Naruto." -le espetó Sakura. - "Queremos discreción, no parecer un circo ambulante."
"Si va con los ojos cerrados el byakugan no se notará. Y no tiene que ponerse gorros, ni lentillas, ni vendajes." -intervino de nuevo Lee.
"Pero si va con los ojos cerrados va a parecer ciego." -aseguró Tenten. - "Además no vera nada... ¿O si?"
"Yo creo que no." -dijo Naruto convencidísimo.
"Pues Gai-sensei nos dijo una vez que..." -comenzó Lee.
Toda esta patética y absurda conversación transcurría ante la mirada de Neji. Era la primera vez y muy posible que la única, que veía a sus amigos discutir por el futuro de sus ojos y otras tonterías derivadas del mismo tema que no venían ni a cuento. Ninguno de ellos se dio cuenta, incluso él no lo habría hecho de no ser porque Shino se dirigió exclusivamente a él con esa voz tan profunda y pausada.
"Toma." -le dijo sencillamente, entregándole lo que llevaba en mano.
Los ojos de Neji se contrajeron sorprendidos, cosa que no le ocurría desde hacía tiempo. Aquello era algo que hubiera sido incapaz de prever. El siguiente en percatarse fue Lee que dejó de reír en el acto y llamó la atención de sus compañeros con un suave golpe con el codo. Los demás, al ver a Shino también enmudecieron al instante y contemplaron la escena expectantes.
La cara del Aburame se encontraba totalmente al descubierto. Un secreto casi tan inquietante como el rostro que ocultaba la máscara de Kakashi se acababa de desvelar. Shino desprotegido del escudo que le inmunizaba en el mundo de las expresiones, le entrega las gafas oscuras a Neji.
"Ahora las necesitas más que yo." -sentenció al ver que nadie decía nada, ni el chico hacía ademán de cogerlas. - "Cualquier otro no vería nada, pero no creo que sea un problema para el byakugan."
Neji ahora sí cogió las gafas y se dedicó a inspeccionarlas. Estaban fabricadas en un cristal completamente negro que no dejaba pasar para nada la luz solar. Se las colocó, la visión como había imaginado era totalmente nula. Solo veía el color negro del cristal de la gafa. ¿Qué clases de ojos tenían los Aburame? Sabía que a ese clan se le daban en exclusiva casi todas las misiones nocturnas. Ahora sabía porqué. Esbozó una pequeña sonrisa y accionó su byakugan. Volvía a ver perfectamente. Tal y como había dicho el chico, no había tenido ningún problema.
"Gracias." -le dijo Neji. - "Debe suponer un gran esfuerzo por tu parte prestarme algo como esto. ¿Seguro que no las necesitas?"
Shino asintió. Pero ahora sus ojos desprendían cierto aire de tristeza y preocupación.
"El cielo nublado no deja pasar mucha luz. O al menos eso parece..." -dijo dirigiendo su mirada al suelo, como si el mirar hacia arriba le produjera un efecto tan desagradable, como quien enfoca a alguien directamente con una linterna a los ojos. - "Todo irá bien mientras siga así."
"¿Todos los Aburame padecen fotofobia?" -preguntó Neji interesado.
Sakura que no cabía en su asombro, repitió la palabra silenciosamente. Había leído en algunos libros cosas acerca de esa enfermedad y otras que derivaban de ella. Familias enteras habían tenido que trasladarse a lo que muchos llamaban "ciudades de noche" en la que realizaban la mayor parte de su vida tras la caída del sol y dormían ocultos durante el día. Todo eso debido a su fuerte alergia a la luz solar, que les producía tales quemaduras que incluso en casos extremos podía llegar a darles muerte. A partir de ahí había surgido el mito de los vampiros.
Esto podía explicar perfectamente el porqué nunca había visto a nadie del Clan Aburame por las calles de la villa y vivían ocultos y apartados en el interior del bosque. Quizá se tratara de una pequeña "ciudad de noche".
Shino volvió a asentir, confirmando las sospechas de Neji y Sakura.
"En mi padre y hermanos el efecto es menor. Y confiamos en que siga así con las renovaciones de sangre." -explicó el chico. - "Aun con todo seguimos siendo fotosensibles. La luz no nos puede dar directamente y debemos tener especial cuidado con los ojos."
"Ya veo." -respondió el Hyuuga, con las gafas oscuras ya en los ojos. - "De todas formas tenemos un médico en el equipo por si pasa algo."
Sakura sonrió segura de si misma.
"Yo no me he enterado de nada." -aseguró Naruto, rascándose la cabeza y mirando a Lee. El chico se encogió de hombros, tratando de escabullirse. - "No hagas eso, que tú si que te has enterado de todo lo que han dicho esos dos." -le reprochó con el labio fruncido.
Lee rió divertido y trató de explicárselo de nuevo todo lo mejor que pudo.
"Pongámonos en marcha."- ordenó Shino, avanzando ahora en dirección al bosque para abandonar de una vez por todas aquella aldea. - "¿Qué tal tus brazos Tenten?" -se interesó entonces en la chica, que caminaba con los dos vendados detrás suyo.
"Bastante bien." -sonrió. - "Sakura-chan dice que pasado mañana podré quitarme el vendaje y si tengo suerte para mañana se me habrán soldado ya los huesos. Me ha dado la misma medicina que Tsunade le recetó a Lee tras la operación y dicen que es muy eficaz. ¿Verdad que Sakura es una médico excelente¿Verdad que sí, Neji- kun?" -le preguntó entonces al Hyuuga que avanzaba a su lado.
Neji hizo un gesto afirmativo, y Tenten se rió de él puesto que decía que con esas gafas estaba muy gracioso, y parecía un auténtico Aburame cuando se dedicaba solamente a asentir con la cabeza sin articular palabra.
Shino se detuvo dejándolos pasar y se fijó entonces en la pelirrosa que iba cerrando la fila solitaria. Cuando llegó a su altura la dejó pasar y reanudó la marcha junto a ella.
"¿Recuerdas el nombre del anciano que escribió la carta?" -le preguntó entonces.
Sakura primero reflejó en su rostro un gran desconcierto, puesto que no sabía a que se refería. Pero su cerebro pensó rápido:
"Seishiro Tanaka¿Te refieres a él no es cierto?"
"Sí, en cuanto lleguemos a la aldea de la Nube le iremos a hacer una visita. Es la mejor forma de encontrar a quien nos manda llevar a Konoha." -aclaró el chico. - "Ahora no podrás decir que voy ocultando las cosas." -agregó con malicia, clavando en ella sus limpios ojos.
Sakura se paró en seco y lo contempló absorta. Eran los ojos más bonitos que jamás había visto. Ni se le hubiera pasado por la cabeza que los ojos del Aburame pudieran ser así. Eran de un color azul oscuro como el más profundo océano. Su pupila a causa del mal acostumbramiento de la luz era diminuta y casi imperceptible, de tal forma que el azul de sus ojos hacía que te perdieras en aquel abismo. De vez en cuando, una sombra que correspondía a algún insecto, pasaba por su iris rápida, como si los tantos escarabajos que debía ocultar en su interior quisieran salir para protegerle del sol. Era una mirada casi mágica.
"¿Te encuentras bien?" -preguntó entonces el chico, viendo que Sakura se había quedado completamente hipnotizada.
"Sí, sí... Claro." -reaccionó ella entonces estúpidamente, y enrojeciendo de golpe. Luego se acordó de lo que el chico acababa de decirle. - "Shino... Quería pedirte perdón. No tenía ningún derecho a hablarte de la forma que lo hice antes. Te he juzgado mal sin conocerte y lo siento." -alcanzó a disculparse tímidamente.
El joven la miró serio pero atónito. Por su mirada de sorpresa parecía que aquella era la primera vez que alguien le pedía perdón o lo trataba de esa manera. Luego agregó con media sonrisa:
"No te preocupes."
Y siguieron caminando en silencio.
La lluvia cayó a raudales durante dos días. Al medio día de la tercera jornada de su viaje desde que entraron en el país del relámpago, llegaron a la aldea de la Nube y por fin el temporal empezó a remitir. La capital del rayo no era mucho más grande que Konoha, sin embargo en las calles no se veía tanta actividad como en la aldea del país del fuego. Aun con todo, y a pesar de que el cielo aun traía algunas nubes negras, los habitantes del lugar habían salido a las calles sonrientes, disfrutando de lo que ellos consideraban un día precioso. Incluso había niños jugando a saltar charcos, empapándose completamente de agua y barro.
Los brazos de Tenten se habían curado por completo, y ahora malgastaba energías junto a su compañero Lee que iba de un lado para otro contemplando la extraña belleza del lugar. Naruto andaba con ojos, vigilando cada rincón de aquella villa por si veían a la chica que andaban buscando, cosa totalmente inútil según el resto de sus compañeros pues no sabían en absoluto nada sobre ella ni el aspecto que tenía. Aún así, él, totalmente metido en su trabajo, no dudaba en pararse a hablar con cada jovencita de buen ver que se encontraba.
"Naruto, la chica que lleva el pan es la panadera. Con la que hablaste hace un momento, se veía a kilómetros que se trataba de una pastora de la zona¿Por qué te crees si no que estaba dirigiendo el ganado?" -le soltó Neji, un poco cansado de que se detuviera cada dos por tres tan solo para intentar ligar. - "Ya que tienes tan buena labia podrías preguntarle a alguna si sabe dónde vive Seishiro Tanaka. Nosotros no es que hayamos tenido mucha suerte¿Sabes?"
"Ya, ya lo sé." -se molestó un poco el chico. - "Se los estoy preguntando también, lo que pasa que no lo saben."
"O no te lo quieren decir porque las espantas." -murmuro Sakura, algo celosa. - "Menos mal que Jiraya te enseñó a parte de estas tonterías técnicas útiles con las que defenderte."
"Estoy en la flor de la juventud, Sakura-chan¡Déjame divertirme un poco!" -le soltó el chico sonriendo.
Sakura torció el morro no muy convencida.
"¡Di que sí Naruto-kun¡El poder de la juventud!" -exclamó Lee tras suyo, demasiado animado.
Shino negó con la cabeza, expresando de ese modo la paciencia que debía de tener especialmente con ellos dos.
"¿Qué tal una de esas dos Lee?" -le comentó Naruto a su amigo, señalando a dos chicas bastante lindas, que iban riendo con unas cestas de mimbre en la mano. - "Puede que alguna sea la novia asesina que andamos buscando..."
"Vienen de recoger setas." -informó Shino sin inmutarse. - "Y no tienen pintas de asesinas."
"De asesinas de setas tal vez. ¡Tened cuidado no os den a probar alguna y muráis envenenados!" -rió Tenten, para ver si sus amigos se molestaban. Pero no lo hicieron, ni si quiera llegaron a escucharla puesto que los dos se habían plantado delante de aquellas chicas.
"Buenas tardes señoritas." -comenzó Lee. Las dos muchachas sonrieron. - "No sabrán por algún casual si Seishiro Katana vive por aquí cerca ¿Verdad?" -preguntó, liándose con las palabras a causa de la inquietud que le producían las dos jovencitas.
"¡Era Kanata, idiota!" -le soltó Naruto. - "Perdonad a mi amigo, pero se pone nervioso al hablar con chicas tan guapas como vosotras. Es algo tímido." -añadió dándose aires de gran conquistador.
Las dos se miraron y sin decir ni una palabra echaron a reír con ganas.
"¡Será posible!" -exclamó Tenten sulfurada que contemplaba la escena desde lejos. - "¿No sé dan cuenta de que se están riendo de ellos?"
"Son patéticos. Los dos han dicho el nombre mal."-corroboró Sakura. - "No sé si lo hacen por darnos celos, o porque en realidad son idiotas."
"Creo que un poco de las dos cosas." -sentenció la otra chica. - "Deberíamos hacer lo mismo..." -dijo desviando su mirada a la caseta del herrero. El hombre sudoroso y cansado trabaja en la forja al tiempo que dejaba que apreciaran su gran musculatura. Su piel morena contrastaba con sus ojos azules y su melena corta y rubia. No debía de tener aún los treinta, y sus facciones eran suaves y atractivas.
"No está nada mal." -afirmó la pelirrosa, al igual que su compañera sin poder apartar la vista de aquel hombre. - "Además es bastante guapo."
"Lo que faltaba por oír..." -dijo Neji que vigilaba tanto la conversación de Naruto y Lee como la de las chicas.
"Y por ver..." -añadió Shino, al observar a las dos ninjas avanzando con rapidez hasta el puesto del herrero, esquivando los charcos del suelo.
"Buenas tardes, guapo." - saludó Tenten con el tono más sexy que pudo. El hombre paró de golpear el metal de lo que acabaría siendo una espada corta, y se quedó mirando a las dos chicas. Sakura bajó su mirada algo avergonzada, pero Tenten le dio un pequeño pisotón para que espabilara y le siguiera el juego. Así que la chica sonrió y añadió sin saber muy bien lo que tenía que decir:
"Una buena espada..."
Tenten puso los ojos en blanco, y el hombre rió al ver la reacción de las dos mostrando una hermosa sonrisa.
"¿Qué les trae a dos hermosas jovencitas a un lugar tan sucio como este?- preguntó divertido. Aunque barajó la respuesta "tú" entre una de las posibles.
"Verá, estamos buscando a un hombre." -continuó la pelirrosa todavía nerviosa.
"¿Si¿Y qué hermosa muchacha adolescente no lo hace?" -continuó aquel hombre, apoyándose en el martillo con el que trabajaba.
Sakura enrojeció de golpe. La había interpretado mal.
Naruto y Lee que ya habían dejado en paz a las dos muchachas, se dieron cuenta de la peligrosa situación en la que se encontraban sus compañeras y se plantaron frente al puesto del herrero en un abrir y cerrar de ojos, con los labios fruncidos y una mirada amenazadora.
"¿Qué está pasando aquí?" -preguntó Naruto, alterado a causa de los celos.
"Ey, chico, tranquilo." -le dijo aquel hombre con suavidad y algo divertido al mismo tiempo. - "No pensaba hacerles nada... Que ellas no quisieran."
"¡Será..." -comenzó Lee, preparándose para asestarle un buen puñetazo. Pero Neji lo detuvo a tiempo.
"Tan sólo le íbamos a preguntar por el señor Tanaka." - explicó Tenten sin darle importancia. Pero al mismo tiempo feliz de que su plan hubiera dado resultado.
"Seguro que sólo era por eso..." -murmuró Naruto sarcástico.
"¿El señor Tanaka?" -preguntó entonces el herrero interesado.
"Sí, su nombre es Seishiro Tanaka, sabemos que pertenece a esta aldea pero no tenemos ni idea de dónde vive y deseamos hablar con él." -le explicó Sakura, sin dar más detalles de los necesarios.
"Seishiro Tanaka..." -repitió el hombre pasándose una mano por la barbilla, haciendo ver que estaba pensando. - "Sí te soy sincero el nombre me suena muchísimo pero ahora mismo no consigo decirte de qué. Y eso que yo conozco a prácticamente casi todos los habitantes de la nube." -aseguró el hombre. - ¿No sabéis nada más¿Alguna otra información interesante que ofrecerme?"
Tenten y Sakura hicieron un gesto negativo.
"Vamonos, chicas." -les indicó Naruto todavía sintiendo empatía hacia aquel hombre. - "Este tipo no sabe nada."
"¡Ey, esperad un momento!" -los sobresaltó el herrero. - "¡Acabo de recordarlo¿Vosotros debéis de ser estudiantes, no?"
Los ninjas se miraron entre ellos y no muy seguros asintieron con la cabeza.
"¡Claro, el viejo Tanaka!" -prosiguió el hombre contento. - "Hacía tiempo que no escuchaba ese nombre completo. Aquí todos lo conocen pero por otro nombre¡Maldito viejo!" -rió.
"¿Por otro nombre?" -preguntó Neji.
"Muchos le dicen el viejo de la montaña por que vive aislado de la población en aquella montaña de enfrente." -señaló. - "Pero todos lo conocemos por el guardián del olvido."
"El guardián del olvido." -repitió Naruto todavía no muy convencido. - "Este tío nos está tomando el pelo."
"Para nada chaval." -les aseguró. - "Muchos estudiantes como vosotros han acudido para hablar con él e intentar adquirir sus conocimientos. Ese maldito viejo sabe cosas que os sorprenderían. Todo lo que se puede saber acerca del mundo conocido, su historia, sus leyendas, cosas olvidadas por todos que tuvieron lugar hace miles de años... Todo eso y mucho más está en su cabeza. Es un autentico genio o... Un verdadero chalado." -rió el hombre. - "Mucha gente asegura que está loco y otros dicen que es una especie de mago que puede verlo todo¿Sabíais que puede predecir el futuro?"- explicaba emocionado.
Los ninjas volvieron a mirarse cada vez más intrigados. ¿Sería cierto lo que les decía aquel hombre¿En verdad conocía a Seishiro Tanaka?
"¿Y dices que vive perdido por esa montaña de enfrente?" -preguntó entonces Tenten, sin creer mucho en sus palabras.
"¡Oh sí! No está muy lejos de aquí de todas formas. Si seguís por esta misma calle os toparéis con un cartel tallado en madera que dice "andando al río", continuáis por el camino que os indica y una vez atraveséis el puente veréis una pequeña senda que se adentra en el bosque y sube por la montaña. La primera casucha de madera que veáis es el hogar del viejo." -les indicó el hombre.
"Muchísimas gracias". -contestaron las chicas, haciéndole una pequeña reverencia.
"¿Pensáis ir a visitarle?" -rió el hombre.
"Claro." -contestó Sakura.
El herrero negó divertido con la cabeza.
"No podréis hacerlo. Es un viejo gruñón y desde hace años no quiere saber nada del resto del mundo. Odia a la gente." -informó.
"Nos arriesgaremos." -concluyó Shino. - "Gracias por la información."
"De nada." -sonrió de nuevo aquel tipo, guiñándole el ojo a las chicas. - "Y mucha suerte."
El ambiente después de una buena comida traía consigo una paz sosegada que adormilaba a todo ser viviente que encontraba a su paso. Siempre les ocurría lo mismo. Como si las especias que echaban en sus platos fueran somníferos o un diabólico tipo de droga. Quizá fuera por eso que el joven Takeshi notaba como los caracteres tintados en el papel se iban haciendo cada vez más borrosos, y sus párpados le pesaban cada vez más. Algo parecido estaba teniendo efecto en su viejo maestro, que muy de vez en cuando daba breves cabezadas en su cómodo sillón al lado de la ventana abierta.
La refrescante brisa de después de la lluvia se coló en la pequeña habitación y revolvió los pergaminos que se encontraban sobre la mesa. Takeshi murmuró algún tipo de maldición antes de agacharse a recogerlos bajo la atenta mirada del viejo maestro. El anciano algo más despejado a causa del incidente, puso su pipa a punto y no pudo evitar darle una o dos caladas, inundando la estancia de humo mentolado. Luego miró a través de la ventana: La ciudad de la Nube se veía resplandeciente y tranquila desde allí. Qué distinto parecía el mundo a su vez tan cruel y tan hermoso.
Fue entonces cuando el murmullo de un batir de alas hizo que desviara su atención de la panorámica, al pequeño puente junto al río cercano. Allí, posadas en la baranda se encontraban dos garzas. Una blanca y una negra. Las dos observaban pacientes la corriente del río, esperando a que alguna carpa despistada les pudiera servir de alimento.
El viejo sonrió nostálgicamente.
"Takeshi." -llamó a su pupilo con voz áspera.
El joven levantó la cabeza sobresaltado de entre los papeles y su pincel sumergido en tinta rodó por los suelos, manchando de esa forma la reluciente madera del entarimado.
"¡Torpe!" -lo reprimió su maestro.
"Disculpe mi señor. Lo limpiaré enseguida." -aseguró el chico acelerado, al tiempo que hacía una reverencia.
"¡Bah¡Ya lo harás luego!" -refunfuñó el anciano. - "Acércate aquí y mira por la ventana en dirección al puente."
El joven convencido de que se trataba de una nueva lección que aprender, hizo caso a su maestro y se situó a su lado mirando hacia el río.
"¿Qué ves?" -le preguntó divertido el viejo. El chico aguzó la vista, estaba algo lejos y no conseguía distinguir gran cosa.
"Una garza blanca." -dijo él finalmente. - "¡Qué raro!" -se asombró. - "Las garzas suelen ser negras como el color del cielo en la tormenta."
"¿Sólo ves una?" -volvió a preguntar su maestro. Takeshi volvió a forzar la vista, pero antes de que pudiera contestar, su maestro lo hizo por él: - "A su lado hay una negra. El color habitual..."
"¿Por qué me haces preguntas si ya conoces las respuestas?" - preguntó el joven irritado. El anciano rió con ganas y habló sin contestarle.
"Aunque las dos garzas pertenezcan a la misma especie, el destino de la garza blanca ha quedado sellado desde el día en que nació tan sólo por ser de ese color." -aseguró el anciano.
"¿Por qué?" -preguntó Takeshi sin entender hasta dónde quería llegar su maestro.
"Si ahora mismo llegara un depredador, y tuviera que matar a alguna de las dos para comer, moriría la garza blanca porque su color destaca demasiado. Así pues la blanca protegería a la garza negra, y esta viviría trayendo al mundo descendencia con plumas tan oscuras como las suyas. ¿Sabes lo que ocurriría si muriera la garza negra en lugar de la blanca, Takeshi?"
El joven se encogió de hombros sin saber muy bien que contestar.
"¿Qué al vivir tendría descendencia con plumas blancas?"
El anciano asintió.
"Esto tampoco sería para nada malo, ya que las nuevas garzas blancas existirían para proteger a su vez a las garzas negras. Pero siempre serían ellas las destinadas para salvar a unas y morir. ¿Comprendes?"
El muchacho hizo un gesto afirmativo, mirando apenado la garza blanca.
"Es muy hermosa... Es una lástima que cualquier depredador que la vea pueda matarla. ¿No se podría hacer nada?"
"Se podría meter en una jaula, sí. ¿Pero qué utilidad tiene en el mundo un pájaro enjaulado? Todos los pájaros deben volar en libertad, pues de esa forma puede que con un poco de suerte sí consigan sobrevivir. Y quien sabe... Con el tiempo la descendencia de una garza blanca puede llegar a tener las plumas negras." -explicó, dándole otra calada a su pipa.
"¿Por qué me explica esto maestro¿Qué significado tiene en realidad?" -preguntó el muchacho desconcertado.
La garza blanca entonces superando la rapidez de la negra se introdujo en el agua y salió volando con un pez moviéndose agitadamente en su pico. El anciano sonrió.
"Hacía mucho tiempo que no veía ninguna. Como siempre la historia da vueltas y vueltas, y nunca sabes cuanto se va a entremezclar y quienes volverán a verse implicados esta vez."
"¿Es un mal presagio?" -inquirió entonces el chico. Pero su maestro no contestó. Había cerrado los ojos y se había sumergido en el somnoliento mundo del recuerdo...
FLASHBACK
Era una tarde tan tranquila como aquella. El sol ya se ponía tras las montañas, dándole al lugar un hermoso contraste de luces. A pesar de los inquietantes tiempos que corrían, todo parecía estar demasiado calmado. Permaneció así, hasta que escuchó sus pisadas aceleradas por el bosque en dirección a su casa.
Él tenía una vaga idea de lo que iba a ocurrir, y que esa persona iba decidida a visitarle en busca de consejo. Sin ni siquiera tocar a la puerta, la mujer entró llamándolo por su nombre con sobrealiento.
"Tanaka-sama" -repitió aquella voz femenina.
El hombre de avanzada edad salió a recibirla ataviado con ropas raídas, un manto azulado sobre los hombros y un bastón en la mano para ayudarse a caminar.
"Señora Kioku." -la saludó educadamente. - "¿Qué asuntos le han traído aquí esta vez?"
"Kaori, señor Tanaka. Llámeme Kaori." -le dijo la mujer. - "¡Y no me diga que no se ha enterado!" -exclamó furiosa.
El viejo elaboró un gesto extraño con la mano y la invitó a sentarse en una de las sillas, cosa que Kaori rechazó.
"Tengo una ligera idea..." -contestó. - "Pero me gustaría que me lo contara desde su punto de vista señora Kioku."
"¡Kaori!" -repitió la mujer molesta. Y es que en realidad aquella mujer poco tenía de la familia Kioku, tan sólo el apellido que le había cedido su actual marido. Era muy joven, quizá demasiado para estar casada y tener ya una hija. Vestía un elegante kimono que indicaba su permanencia en un clan noble e importante, aunque estaba algo manchado de barro por los bajos, al igual que su largo pelo plateado que le llegaba a la altura de los tobillos. Su piel era color del nácar muy bien cuidada. Pero sus manos se encontraban algo desgastadas debido a sus anteriores trabajos en el campo y el hogar, y en ese momento temblaban nerviosas.
"Han sido los Arashi." -consiguió decir la mujer finalmente. El señor Tanaka observó como el labio le temblaba al pronunciar su nombre. - "El hijo mayor de Shiro, sin ir más lejos."
"El que iba a ser sucesor..." -murmuró el viejo. - "Ha llegado a mis oídos el rumor que ha muerto asesinado en Konoha."
"¡No fue un asesinato!" -aseguró Kaori dando un fuerte golpe a la mesa más cercana. - "Ese maldito Arashi ha tirado por los suelos el acuerdo de paz con Konoha que tantos años de esfuerzo nos ha costado a todos. ¡Secuestró a la hija de Hiashi Hyuuga¡La heredera del clan! Su padre sólo hizo lo que cualquiera hubiera hecho. ¡La protegió!"
"Pero lo hizo asesinando a un hombre." -dijo el anciano tranquilamente. -"El error fue de ambos. Aunque era de esperar que los Arashi una vez obtenida la paz intentaran conseguir el byakugan. Yo nunca estuve a favor de ese tratado, sabía que traería problemas y muchas muertes innecesarias." - agregó mirando directamente a los ojos de la mujer que comenzaban a inundarse de lágrimas.
"Para mantener la paz los Arashi quieren el cuerpo del Hyuuga que le mató..." -pero no pudo continuar por que un nudo se le hizo en la garganta y por sus mejillas comenzaron a resbalar las lágrimas que no consiguió retener en sus ojos. Se llevó una mano a la boca incapaz de seguir hablando y sollozó con más fuerza.
"Hablé con Sarutobi, me dijo que los Hyuuga aceptaron la petición. Una sabia decisión. Después de todo es mucho mejor un solo cadáver que una guerra llena de muertes inocentes." -explicó el hombre.
"¿No se puede hacer nada?" -llegó a preguntar a duras penas la mujer. - "¡Hiashi es inocente!"
"Lo es tanto como el Arashi asesinado. Es mucho mejor así. Que cada cual cargue con sus errores."
"¡Sarutobi podría hacer algo!" -se intentaba convencer la mujer. - "¡Es el hokage!"
"Un Hokage no puede entremezclarse en los asuntos de una familia con tanta tradición como la de los Hyuuga, mi señora. Por mucho que le duela no se puede hacer nada."
La mujer calló al suelo de rodillas y permaneció así un rato sumida en un llanto desconsolado.
"La vida no es justa. Las tradiciones que nos envuelven y nos obligan a casarnos para obtener alianzas, riquezas y poder... También provocan muertes... Todo esto envuelto en el odioso velo del honor. No somos más que simples peones en un tablero. Simples marionetas. ¿Por qué la vida es tan injusta?"
Seishiro Tanaka no dijo nada. Una luz rojiza bañaba ahora la estancia. En un momento dado Kaori dejó de llorar y se incorporó. El brillo de sus ojos había cambiado.
"Iré a hablar con los Arashi. Estoy decidida." -dijo finalmente.
"Mejor no lo haga, señora." -la aconsejó. - "No cometa ese tipo de imprudencias tan solo por intentar salvar a ese hombre. No conseguirá nada bueno."
"Haré cualquier cosa por él, aunque me cueste la vida." -comunicó saliendo con paso decisivo por la puerta. El señor Tanaka la siguió de cerca asustado.
"Kaori... No lo haga."
En el exterior, una niña con cabello plateado, corto y tieso cómo si fuera un chico hacía ejercicios de control de chakra subiendo y bajando de los árboles. Al ver que su madre salía de la casa, saltó de una rama y corrió en dirección a ella.
"¿Ya nos vamos?" -preguntó contenta. - "¿Mañana seguiremos entrenando?"
Su madre le sonrió apenada. Ahora Kaede tenía la misma edad que la hija de Hiashi.
"Kaori..." -la volvió a llamar el anciano. - "Tú también tienes una hija. No la hagas vivir como tu padre hizo contigo."
Pero la mujer negó con la cabeza. Estaba decidida. Se agachó hasta estar a la altura de su hija y la abrazó.
"Escucha cariño, mamá va a ir a hablar con el Clan Arashi de algo muy importante¿vale?"
La niña asintió.
"Quédate aquí con el señor Tanaka, él cuidara de ti y te enseñará cosas muy útiles. Si mamá se retrasa, él te llevará a casa¿Entendido?"
La niña volvió a hacer un gesto afirmativo con la cabeza.
"¿El señor Tanaka es un ninja?"
La mujer volvió a sonreír y besó a su hija en la frente. Después desapareció en la espesura del bosque en dirección a la aldea.
Kaede miró al anciano que tenía ante ella. ¿Qué cosas útiles podía enseñarle un viejo? No lo veía siquiera capaz de empuñar una espada.
"Vamos a dentro pequeña." -le indicó el anciano.
La niña obedeció y entró rápidamente en la casa observando con curiosidad todos los artilugios extraños que tenía el hombre por la casa. Al igual que todas esas colecciones de libros y pergaminos tan polvorientos.
Pero un sonido particular proveniente del exterior llamó su atención. Era el mismo sonido que tenía un gran abanico al abrirse. Corrió hacia la ventana para averiguar de qué se trataba y la vio.
Una garza blanca se había apoyado en una de las piedras cerca del río, a su lado había otra de color negro.
"¡Señor Tanaka!" -lo llamó la niña emocionada. - "Venga deprisa, mire qué pájaro tan bonito."
El anciano se asomó a la ventana y alcanzó a ver el animal.
"¡Una garza blanca!" -se sorprendió el hombre.
Y justo en ese momento, un enorme felino saltó sobre ella y la mordió en el largo cuello. Haciendo que la piedra dónde se había posado el animal quedara teñida de rojo. La garza negra levantó el vuelo asustada.
Kaede quedó totalmente horrorizada y con la respiración acelerada contempló cómo el animal desgarraba su carne y sus plumas, para después llevársela arrastras al interior del bosque.
"¿Por qué ha hecho eso?" -inquirió la niña, todavía con sobrealiento. "¿Por qué no atacó a la negra si la tenía más cerca?"
Seishiro Tanaka observó la escena curioso. Días después y tras la muerte de Kaori la cual murió aquella misma noche, descubrió la existencia del Bouke que sólo vivía para proteger al Souke.
El sonido del picaporte de metal llamando en la puerta de madera lo sacó de sus pensamientos. Por un instante pensó que podía tratarse de Kaede, pero luego advirtió que la joven nunca se paraba a llamar y entraba directamente con esos malos modales suyos.
Takeshi dio un respingo al escuchar los golpes y miró a su maestro.
"Llaman a la puerta..." -informó sin mucha seguridad, ya que era rara la vez que alguien se atrevía a hacerlo.
"¿Y a qué esperas para mirar quién es?" -gruñó el anciano desde su sillón.
"Sí, señor." -se apresuró el chico incorporándose y avanzando a trompicones hacia la puerta.
Volvieron a escucharse los golpes impacientes al ver que nadie abría.
Takeshi abrió la puerta lentamente y tan sólo un poco para ver quién era sin intención alguna de dejar pasar. Sabía de antemano que su maestro odiaba las visitas.
No se sorprendió al ver de quién se trataba: Otro grupo de jóvenes estudiantes no mucho más mayores que él, que acudían a adquirir los conocimientos del anciano.
"¿Qué es lo que quieren?" -preguntó el chico sosteniendo la puerta, sin mucha amabilidad que digamos.
"¿Vive aquí Seishiro Tanaka?" -preguntó el que estaba más cerca de la puerta. Tenía los ojos bastante hinchados y enrojecidos, cosa que llamó la atención de Takeshi y no pudo evitar el mirarle directamente. Entonces, una especie de sombra pasó por detrás del iris azulado del chico rápidamente. Takeshi sintió un escalofrío por su espalda y se auto convenció de que había sido una imaginación suya a causa de las horas de estudio.
"Sí vive aquí." -se limitó a contestar. Pero no hizo ademán de dejarles paso.
"Hemos venido a verle. Necesitamos hablar con él" -informó una risueña chica tras suyo. - "¿Podemos pasar?" - preguntó jugando con un mechón de pelo que se había soltado de uno de sus moños.
"Lo siento, pero el señor Tanaka es un hombre mayor y ya no recibe visitas." -contestó el muchacho, haciendo gesto de cerrar la puerta y dejarles con la palabra el la boca.
Pero uno de los jóvenes que estaban allí sostuvo la puerta para impedir que lo hiciera.
"¡Espera un momento!" -vociferó. - "¡Hemos venido desde muy lejos y no nos vamos a ir ahora sin hablar con él!"
"Lo siento mucho." -se disculpó. - "Son instrucciones de mi maestro. Hay quien viene desde el otro lado del mar para hablar con él y tampoco puede hacerlo. Disculpen las molestias." -dijo intentando cerrar la puerta. Pero aquel chico la tenía fuertemente cogida.
"Oye, no nos iremos sin hablar con el viejo. Y si no nos dejas pasar por las buenas tendrás que hacerlo por las..."
Otro chico de larga melena y gafas oscuras lo detuvo poniéndole un brazo en el hombro.
"Déjamelo a mí, Naruto." -le dijo con voz calmada.
Takeshi tragó saliva sin saber muy bien lo que iba a pasar. ¿No se suponía que eran estudiantes? Aquellos tipos no podían hacerle nada.
Neji se sacó las gafas de sol y muy seguro de si mismo miró al joven tras la puerta. Había visto el efecto que causaba el byakugan en los habitantes del país del rayo y esperaba que con ese chico no fuera diferente.
Su táctica funcionó.
El joven que antes les impedía el paso, había dado un salto hacia atrás intimidado por la mirada blanca. Tal fue su asombro y temor que terminó por caer al suelo temblando y balbuceando:
"El demonio de ojos blancos."
El fino oído del viejo Tanaka llegó a escuchar esto último de su discípulo. Era como un perro viejo: podía fallarle la vista y haber perdido movilidad, sin embargo su oído y olfato quedaban intactos. Su alumno se había vuelto a equivocar como de costumbre. Se levantó de su sillón, agarró con fuerza su bastón y se dirigió con paso firme a la puerta hasta el lugar dónde se encontraba Takeshi. Una vez allí le dio un buen bastonazo al chico en la cabeza.
"¡AU!"-exclamó, frotándose el lugar dolorido por el golpe.
"¡Takeshi estúpido!" -le reprimió con esa voz áspera. - "¡Que sea la última vez que confundes a un Hyuuga con esa abominación!"
"¿Un Hyuuga?" -preguntó el chico sin comprender, lanzándole una mirada todavía tembloroso al joven de ojos blancos.
"Un Hyuuga, sí. ¿Es que no has escuchado nada de lo que te dije antes?"
Su alumno se encogió de hombros sin comprender. No veía que relación podía tener el demonio de ojos blancos con unas garzas.
"¡Bah! Estos jóvenes de hoy en día nunca escuchan nada." -refunfuñó el viejo. - "¡Haz el favor de hacerles pasar! Vienen de muy lejos. ¡De Konoha para ser más exactos!"
Totalmente desconcertado ante la actitud de su maestro, Takeshi se puso en pie y con una suave reverencia invitó a pasar a aquellos extraños estudiantes, incluido el mencionado Hyuuga.
Los seis ninjas caminaron por aquel estrecho pasillo siguiendo a aquel joven. Asombrados contemplaron el lugar que los rodeaba. Estaba lleno de estanterías plagadas de gigantescos libros y pergaminos polvorientos. Del techo colgaban extraños artilugios que jamás habían visto, y otros que probablemente fueran bastante antiguos y guardaran apasionantes historias. Parecía en verdad que Seishiro Tanaka fuera un guardián de todo lo olvidado. Aquel era el hogar del recuerdo y la memoria.
Llegaron a una pequeña sala provista de un escritorio pegado a la pared, una mesa larga de madera y un buen puñado de sillas rodeándola. Apartado y solitario al lado de una ventana de la cual se podía observar todo el paisaje y las casas de la población, reposaba un ajado sillón. El suelo de madera pulida estaba manchado de tinta.
Sakura dio un pequeño salto para esquivar la mancha.
"¡Takeshi!" -lo llamó el maestro, advirtiendo el movimiento de la pelirrosa. - "¿Qué haces que aun no has limpiado eso?"
"Lo siento señor. Pero usted me dijo antes que..."
"¡Bah!" -volvió a refunfuñar el hombre, sentándose en el sillón. - "De ti me puedo esperar cualquier cosa después de haber visto lo ignorante que sigues siendo."
Los seis chicos observaban la escena algo tensos, sin atreverse a iniciar conversación o a interrumpir la discusión entre maestro y alumno. Naruto ya se estaba impacientando...
"¿A que se refiere?" -preguntó Takeshi algo molesto sintiéndose humillado ante sus invitados, al tiempo que agachado limpiaba con un paño la mancha del entarimado.
El viejo Tanaka tomó su pipa y de nuevo le dio un par de caladas.
"Has confundido al joven Hyuuga con ese ser maldito, cuando hace tiempo que lo has contemplado con tus propios ojos. El estar con los aldeanos te influye demasiado. No debes dejarte llevar por esos rumores sin fundamento."
Takeshi lanzó una discreta mirada a Neji, creyendo que este no lo vería.
"Pero señor, es cierto que tiene sus ojos. Además, sé que se refiere a la señorita Kioku y ella... ¡Ella no es ningún demonio señor!" -exclamó furioso.
"Cierto." -admitió el viejo, dándole otra calada a la pipa. Hizo una breve pausa. - "Pero Nibi sí lo es, y mientras permanezca en su interior la hará actuar a su voluntad. Aunque ellos dos se entienden demasiado bien... ¿Habéis venido para hablar de ella no es cierto?" -preguntó refiriéndose a los ninjas de Konoha, que aun no habían articulado palabra. - "Para hablar de la señorita Kioku y su bijuu."
Todos asintieron, pero Naruto se adelantó a hablar:
"Nos encargaste buscar a esa chica para llevarla a Konoha, pero no sabemos absolutamente nada sobre ella. Tan sólo que tiene un bijuu dentro y que se cargó a la familia de su novio el día de su boda. ¿Cómo espera que encontremos a alguien si ni siquiera sabemos qué cara tiene?" -preguntó irritado.
El viejo Tanaka soltó una gran carcajada, que los dejó perplejos.
"No os dije nada más de lo que necesitabais saber. ¿Qué clase de ninjas sois vosotros, eh?" -se burló. - "Además, muchacho... A estas alturas tendrías que saber que los bijuus se atraen entre ellos. Deberías haberla encontrado ya." -le acusó, tocándole con el bastón en el lugar dónde llevaba el sello.
Naruto lo miró sorprendido. ¿Se había dado cuenta que el Kyubi estaba en su interior¿Cómo era posible?
"Hay quien dice que soy adivino, muchacho."-comentó divertido. - "Pero eso no es cierto. Con el tiempo uno va aprendiendo ciertas cosas, eso es todo. Te puedo asegurar que las personas que poseen un bijuu en su interior, tienen algo que las hace especiales. Es muy fácil reconocerlos." -le contestó directamente a Naruto, adivinando sus pensamientos.
"Disculpe." -interrumpió entonces Sakura. - "Pero...Cuando Tsunade-sama nos dio la misión que encargó, supusimos que cuando llegáramos aquí, si no habíamos localizado a la chica, usted nos daría algún dato más para poder encontrarla."
"¿Tsunade?" -preguntó entonces el anciano. Luego hizo una pausa comprendiendo. - "Era de esperar. Hacía mucho tiempo que no recibía noticias de Sarutobi... ¿Murió bien?" -preguntó cabizbajo.
"Orochimaru lo asesinó." -musitó Naruto.
"Murió defendiendo su aldea después de una dura batalla." -aventuró a decir Tenten.
"Como debe ser..." -añadió el señor Tanaka. - "Si alguien podía acabar con el 3º era él..."
Después de un silencio algo más largo, el anciano chasqueó la lengua. - "Bien... Os diré todo lo que pueda sobre la señorita Kioku. Pero no será gran cosa, ya que aquí hasta las paredes tienen oídos! Luego la información es mal interpretada y surgen rumores cómo el que habéis visto hace nada." -dijo señalando a Takeshi. - "¡El diablo de ojos blancos¡Qué estupidez!" -gruñó el viejo.
"¡Es cierto!" -exclamó Lee. - "¿Qué significa eso exactamente? A Neji se lo han dicho ya varias veces..."
"No os lo dije." -comenzó Naruto. - "Pero antes de que ocurriera aquello en la posada, escuché a unos hombres hablando sobre eso. Decían que el diablo de ojos blancos se había vuelto a reencarnar para vengarse, y ahora ofrecían una buena recompensa para quien lo matara."
Neji miró a Naruto interesado en el tema. ¿Habría algún tipo de profecía que anunciara su llegada al país del relámpago?
"Ese es exactamente el rumor que la gente ha acabado creyendo." -aseguró el hombre. - "Pero no se refiere a ningún Hyuuga, si es eso lo que pensáis." -aclaró.
"¿Entonces hay alguien más que tenga los ojos blancos y no sea un Hyuuga?" -preguntó Sakura intrigada.
El anciano negó con la cabeza.
"Es algo muy distinto. Ese rumor fue difundido por Shiro Arashi, uno de los pocos supervivientes a la matanza de la señorita Kioku en el clan. Al parecer, él estuvo presente en el momento de las muertes y no sé cómo se enteró de que la chica tenía el bijuu en su interior. Pero no uno cualquiera... Niibi el dragón demonio. Él es el demonio de ojos blancos."
"¿La chica que estamos buscando? Quiero decir... Su Bijuu..." -inquirió Lee sorprendido.
Elviejo asintió.
"Nuestro primer Raikage fue el primer portador del bijuu de dos colas. Era un hombre amable que se volvió exigente, consentido y cruel a causa del demonio que lo controlaba según su voluntad. Decían que el dragón tenía los ojos plateados cómo un relámpago y esta característica se conservó estando en un cuerpo humano. De ahí que la gente crea al ver el byakugan que se trate de una reencarnación del Raikage, o el nuevo portador del bijuu." -les explicó. Luego prosiguió con su historia: -"Cuando se cansó de estar en su cuerpo, Niibi volvió a la tormenta de dónde provenía y exigió que lo trataran como a un Dios, puesto que había traído al pueblo el poder que tanto ansiaba. Al principio la gente lo hizo por miedo, pero con los años acabaron luchando contra él y los señores del país fueron los vencedores. Así que el demonio viendo afectado su orgullo juró que un día se vengaría de ellos. Y al parecer a elegido el cuerpo de la joven Kioku para llevar a cabo sus planes."
"¿Está dominada por él?" -preguntó Naruto asustado.
"No lo sé." -contestó Seishiro muy serio. - "Ella ha llevado una vida muy dura. Como todo su clan en Konoha, su vida está marcada por la desgracia. Si sigue la tradición morirá dentro de poco."
Los ninjas no cabían en su asombro. El herrero estaba en lo cierto. Seishiro Tanaka era un hombre demasiado sabio, y no les extrañaba que los estudiantes quisieran ir a verle para escuchar sus historias. Parecía saberlo todo sobre cualquier tema. Y eso, en cierta manera le ayudaba a pronosticar lo que podía pasar.
"Señor Tanaka." -continuó Lee. - "Yo leí directamente la carta que envió. Decía que debíamos llevarla a Konoha porque allí residía la única familia que le quedaba. Ahora ha dicho que su clan en Konoha está marcado por la desgracia... No lo comprendo... ¿A qué clan pertenece? Deberíamos conocerlo."
"El único clan que se ajusta a la descripción y yo conozca es el Uchiha..." -murmuró Sakura algo tristona, acordándose de Sasuke. - "Y ya sólo quedan dos con vida que sepamos..."
"¿El Uchiha?" -preguntó el anciano escéptico. - "¿Esos, desgraciados? Lo único que tuvieron fue mala suerte. En vez de preocuparse tanto por la seguridad de los demás, deberían haberse preocupado más por ellos mismos." -comentó. - "Yo me refería a otro clan que también está casi extinguido. En un principio se trataba de una familia de labradores que tuvo que cambiar debido a las guerras. Pasaron de trabajar en sus huertas y de llevar una vida apacible, a ser unos sanguinarios asesinos. Convirtieron sus fuertes cuerpos que les servían para los duros trabajos del campo en máquinas de matar. No estaban hechos para eso y con el paso del tiempo, y contra más muerte veían a su alrededor, se fueron volviendo locos. Casi todos terminaron por suicidarse."
"Nunca había oído nada sobre ellos... Ni siquiera sabía que existían." -dijo Naruto sorprendido.
"Era de esperar..." -sentenció el hombre. - "Los que no se quitaron la vida, sentían una profunda vergüenza hacia su familia y prefirieron permanecer en el anonimato. Kaori y su hermano eran los últimos... Ella decidió casarse con el heredero del clan Kioku de esta ciudad para intentar poner fin a las guerras que habían destruido el verdadero significado de su familia. Y él terminó por incorporarse en el cuerpo de ANBU. Todos creían que moriría o acabaría suicidándose, pero no fue así. Después de que su hermana Kaori muriera se quedó tan desolado que prefirió llevar una vida más o menos tranquila. Se retiró de ANBU y lo último que supe de él era que se estaba dedicando a instruir a jóvenes Gennins. Se le conoce por el nombre de: El ninja copia, ya que aunque no pertenece al clan Uchiha sí tiene el Sharingan en un ojo. Él es la única familia que le queda a la señorita Kioku, sí."
"¡Kakashi!" -exclamaron Naruto y Sakura al unísono.
"Veo que después de todo, sí lo conocéis." -rió el señor Tanaka.
"Así que estamos buscando a la sobrina de Kakashi¿No es cierto?"- preguntó Naruto todavía sin creérselo del todo.
Sakura asintió todavía sumida en su asombro.
"Bien" -concluyó el viejo. - "Ya sabéis mas cosas sobre la señorita Kioku. Ahora haríais bien en marchar... Esta noche será bastante larga y deberíais descansar un poco."
Los seis ninjas se lanzaron interrogantes miradas. ¿Qué había querido decir con eso? Además aun quedaba mucho para el anochecer. Naruto haciendo caso omiso a los consejos del anciano respondió algo irritado:
"¿No has encontrado otra forma de echarnos de tu casa, viejo¡Todavía no nos has dicho que aspecto tiene ella!" -le espetó.
"Naruto..." -lo intentó apaciguar Tenten. Pero este permanecía con el labio fruncido y de brazos cruzados.
"Déjalo, es idéntico a su padre." -murmuró el viejo. Naruto al escucharlo cambió totalmente su expresión y su corazón le dio un brinco esperanzador de alegría.
"Mi padre..." -murmuró. - "¿Lo conociste?"
"¡Y quién no!" -exclamó él.
La curiosidad de los demás también se vio afectada en aquel instante.
"Y... ¿No me va a contar nada más?" -preguntó Naruto eufórico.
El viejo rió a carcajadas.
"Te lo contaré otro día y en otro momento, muchacho. Cuando encontréis a la señorita Kioku, vuelve aquí y hablaremos de él."
Naruto mucho más contento se conformó con lo que les había contado el anciano.
"¡Mañana mismo estaré aquí otra vez¡Ya verá como gracias a mi la encontramos dentro de nada!" -se aventuró a decir el rubio. Por la cara de Shino y Neji calló una gota... Aquel chico no tenía remedio. - "Debo buscar a una chica familia de Kakashi y que tenga los ojos blancos... Tampoco parece tan difícil."
"La señorita Kioku no tiene los ojos blancos." -se aventuró a decir Takeshi. Todos le miraron confundidos.
"¿Ah no?" -preguntó Naruto desconcertado.
"La señorita Kioku tiene los ojos del color de la tormenta." -explicó este.
El anciano asintió.
Naruto se rascó la cabeza intentando ordenar sus ideas. Si hubiera tenido los ojos blancos la búsqueda habría sido mucho más fácil. ¿Qué color tenía una tormenta? Nunca se lo había planteado y era una pregunta bastante difícil.
"Os daré un último consejo antes de que os vayáis." -aseguró el señor Tanaka. - "No la busquéis en esta aldea. Id a Maruyama, está a cinco kilómetros de distancia. Algún día cuando la capital crezca acabaran por juntarse. Ella siempre tuvo un apego especial a ese sitio, puede que esté allí ya que pronto tiene que volver para culminar su venganza... Y abrid bien los ojos, pues sabe camuflarse bien entre la gente. Tiene un don especial para no llamar la atención."
"No le defraudaremos, señor." -se despidió Sakura haciéndole una reverencia.
Todos se despidieron y salieron por la puerta. La tarde había quedado tranquila y despejada.
"Quisiera hablar contigo joven Hyuuga..." -lo retuvo el señor Tanaka antes de que se fuera. Todos sus compañeros ya estaban en el exterior.
"¿Qué ocurre?" -preguntó, sacándose las gafas de sol que ya se había puesto. Aunque tenía una ligera idea de lo que le iba a decir.
"Sé porqué estás aquí y no te culpo. Pero no me hace gracia que lleves esa espada escondida."
"Era de mi padre."- se limitó a decir.
El hombre hizo un gesto de comprensión.
"Quiero guardártela."
"¿Qué?" -preguntó el Hyuuga. No podía creer que se hubiera atrevido a pedirle algo así, comprendiendo lo valiosa que era. - "No pienso hacerlo."
"¿Y qué me dirías si te digo exactamente dónde se encuentran ahora los Arashi?" -sonrió con picardía.
Minutos después Neji salía de la casa de Seishiro Tanaka.
"¿Por qué has tardado?" -le preguntó Sakura.
Pero él no contestó.
"No le hagas caso, Sakura-chan." -le comentó Tenten. - "Él siempre ha sido así."
Mientras tanto en ese mismo momento Takeshi miraba curioso a su maestro que con sumo cuidado acariciaba los dibujos tallados en la empuñadora de la katana. El que más destacaba de ellos era el de una garza blanca.
"¿Qué te parece Takeshi?"- le preguntó contento, y hasta podría decirse orgulloso de si mismo.
"Con todo mi respeto señor, no me gusta lo que acaba de hacer. Ha mandado a ese chico a la muerte."
El hombre rió divertido.
"Otra vez te equivocas. ¿Es qué nunca vas a aprender nada?" -dijo mientras acariciaba la superficie del dibujo del ave.
(FIN DE ESTE CAPÍTULO)
¿Qué largo, eh? XD Aun así espero que os haya gustado. ¡Ya hemos terminado con las explicaciones de viejos y ahora viene acción¡Amor y Acción XD!El siguiente capítulo ya está en proceso, y es junto con los tres o cuatro que vienen a continuación mis capítulos favoritos. Espero que no me salgan tan largos como estos... Y tienen la pinta de que no. ¡Menos mal!
Si has llegado hasta aquí te doy muchísimas gracias por leer esta historia y... Te sugiero que no seas cruel conmigo y me dejes un bonito REVIEW con tu opinión. Es muy fácil! Aquí al lado en Submit Review y Go! Venga! Que no os cuesta tanto!
