Holas! Aquí estoy una vez más!
Este es un capítulo dedicado especialmente al "Amor" Luego me diréis¿Y esto que tiene de romántico? Pero bueno, ya iré arreglando la cosa más adelante, así que nadie se alarme por el momento, Vale? También tiene muchas acciones paralelas y por lo tango esta escrito desde los distintos puntos de vista de los personajes. A ver qué se les pasa por la cabeza...
Esta vez el capítulo me salio bastante más corto que el anterior (Tiene 5 páginas menos), y estoy bastante contenta con el resultado.
No os voy a decir nada más, y así no os queda más remedio que leerlo.
Espero vuestros comentarios al final (seguro que me querréis matar). Así que ya sabéis: REVIEW!
Y... Mil gracias por leer lo que escribo y por vuestros comentarios! Me hacen muy feliz (sniff)
CAPÍTULO 4
Bajo una luna roja
Aquel había sido un día extraño. Después de su visita al viejo Tanaka quien resultó ser un anciano de lo más peculiar, habían llegado a Maruyama y se habían hospedado en la posada más vacía que habían encontrado. Acababa de abrir hace poco, aunque estaba instalada en una casa algo antigua. El dueño andaba buscando gente nueva para trabajar y los pocos contratados convivían con los posaderos como si se tratara de sus familiares. Eso era en parte lo que les había llevado hasta allí. Dudaban mucho que pudieran encontrar a la joven Kioku en un lugar como aquel pero al menos no ocurriría lo mismo que en la aldea de Arare, y eso que Naruto ya se había presentado peligrosamente a una de las camareras, que gracias al cielo según las dos kunoichis estaba ciega y no pudo apreciar la cara de bobalicón que tenía el rubio en aquel momento.
Pero ahora, lo más importante como había dicho el viejo Tanaka era descansar. Y aunque por fin tenían un lugar decente para poder dormir, aquella noche estaba resultando tan extraña o más que el día que habían llevado...
Sakura daba vueltas en la cama sin poder conciliar el sueño. Por mucho que lo intentaba, no conseguía cerrar los ojos que mantenía clavados en la pared más cercana. Estaba nerviosa sin saber el motivo, puesto que por primera vez desde su llegada al país del relámpago las tormentas habían cesado. Ahora una suave y calmada brisa se colaba por la ventana abierta.
Quizá sea por eso... pensó la chica. Y se incorporó para ir a cerrarla. Al hacer esto, se sorprendió al ver la cama contigua vacía. Su compañera no dormía. Todo lo contrario: Tenten se encontraba sentada en el alfeizar contemplando con absoluta admiración el cielo nocturno.
"¿Tampoco puedes dormir, Sakura-chan?" -sonrió la chica, que había cambiado su pijama por un bonito vestido blanco. - "Estoy pensando en ir a dar una vuelta." -comentó sin dejar de mirar el firmamento.
Sakura se acercó hacia dónde la chica se encontraba y se sentó junto a ella en la ventana.
"Es extraño... Por primera vez desde que estamos aquí parece que se respire paz. Sin embargo hay algo en el ambiente que me inquieta." -confesó la pelirrosa, estrechando sus rodillas contra el pecho y abrazándose las piernas.
"Sé a lo que te refieres. Creo que todos tenemos esa sensación. Si te fijas bien, aunque ya es tarde, todas las luces de las casas están encendidas." -indicó Tenten.
"¿Nadie puede dormir?" -preguntó extrañada.
Su nueva amiga volvió a sonreír.
"Creo que es cosa de la luna." -explicó, señalando hacia arriba.
Sakura siguió con su mirada la dirección que le indicaba y alcanzó a verla nítida y gigantesca frente a las brillantes estrellas que la rodeaban. Pero algo hacía especial a esta luna de las que había visto anteriormente. Se trataba de su color. Un tono rojizo anaranjado muy peculiar y hermoso.
"Una luna roja..." -murmuró Sakura sin apartar la vista.
"Cierto. Una luna llena y roja." - la corrigió la otra chica, como si el hecho de que hubiera omitido la palabra "llena" hubiera cambiado todo el significado.
"¿Dices que la gente no puede dormir debido a la luna¿Estamos inquietos por ella?"
"No lo sé. Pero es muy difícil ver este tipo de luna en un lugar como este."
"¿Por qué lo dices?"-preguntó interesada.
"¿No lo sabes Sakura? Las lunas rojas se ven de ese color porque traen partículas de polvo del desierto. Las arrastra el viento... Todas las lunas rojas vienen de la aldea oculta de la arena. Ese es su origen."
"¿Del país del viento? Pero eso es imposible. Está demasiado lejos de aquí." -aseguró la chica.
"Lo sé." -corroboró Tenten. - "Ya te dije que eran difíciles de ver, y eso es inquietante. Además, muchas personas creen que las lunas rojas, sobre todo si son llenas, son portadoras de importantes presagios."
"Importantes presagios... ¿Buenos o malos?" -le preguntó Sakura. Le encantaba escuchar hablar a Tenten de esa manera. Parecía que sabía muchas cosas interesantes, o tal vez la conversación con Seishiro Tanaka también le había afectado e invadido de misticismo.
Pero el hecho de pensar en lo que se podía avecinar, hizo que un escalofrío recorriera su espalda. Al mirar nuevamente la luna roja y las pocas nubes que recorrían su superficie, Sakura recordó el sharingan. Y con él, a una persona que ya hace unos meses daba por perdida... Y quizá muerta. El rostro de la chica se apagó al instante.
Tenten la contempló apenada, como si pudiera leerle la mente. Pero después, y con una suave y comprensiva sonrisa en el rostro agregó:
"Eso depende de cada persona Sakura-chan." -y mirando nuevamente a la luna añadió: - "Para mí las lunas rojas siempre han anunciado cosas buenas. Y..." -rió nuevamente, recordando un agradable momento." - "... Gai-sensei nos decía que el mejor tiempo para que surja el amor es bajo una luna roja."
Sakura también rió con ganas, al escuchar esto.
"Eso suena a disparate de Gai-sensei, sin duda."
"Sin duda." -repitió su amiga divertida. - "¡El poder de la juventud!" -exclamó entonces Tenten, levantando el brazo enérgicamente.
Las dos chicas rieron a carcajadas. Y más todavía cuando escucharon justo debajo de su ventana la voz familiar de Lee, uniéndose al coro:
"¡EL PODER DE LA JUVENTUD!"
Las carcajadas al oír esto último fueron incontrolables.
"¡Lee¡Vete a dormir que mañana hay que madrugar!" -le gritó Tenten, con lágrimas en los ojos a causa de la risa.
"¡Ni Naruto-kun, ni yo podemos pegar ojo querida Teten¡Bajad aquí un rato a hacernos compañía!" -les invitó el chico.
"¡Eso, eso¡La noche es joven!" -lo acompañó la voz de Naruto.
Las dos chicas volvieron a reír.
"¡Lo sentimos mucho chicos, pero hay que dormir¡Buenas noches Naruto-kun, Buenas noches Lee-san! - se despidió Sakura.
La pelirrosa entró en la habitación y dejó a Tenten sentada solitaria en la ventana.
"¿Vas a intentar dormir, Sakura-chan?"
Sakura asintió al tiempo que se despojaba de su pijama, y se vestía con unos pantalones cortos y una camiseta.
"Sí que lo haré. Pero antes voy a ver si tomo algo de leche y me relajo un poco. ¿Quieres que te traiga un vaso a ti también?"
Tenten negó con la cabeza agradecida.
"No me apetece, gracias. Hoy prefiero quedarme despierta e intentar desvelar los secretos de la luna."
"Como quieras." -le sonrió la chica, saliendo de la habitación y cerrando la puerta.
Sakura avanzó por el oscuro pasillo y comenzó a bajar las escaleras de la posada. Notaba como la vieja madera carcomida crujía bajo sus pies y con cada pisada. Descendió tres pisos, los tres iguales de oscuros y silenciosos. Parecía que se encontraran solos en aquel lugar. Cuando llegó a la planta baja y taberna, la apariencia del sitio tampoco varió mucho: Detrás de la barra solo se encontraban el dueño y la chica ciega de ojos vendados, que parecía haber terminado su trabajo y ordenaba algunas cosas para poder marcharse. Al otro lado de la barra, y con un vaso de leche humeante se encontraba Shino. El corazón de Sakura volvió a dar un respingo sin querer. Todavía no se acostumbraba a su presencia sin esas gafas oscuras.
Algo tímida y con paso lento se aproximo al chico, y acercándose un taburete se sentó a su lado.
"Parece que hay una epidemia de insomnio." -lo saludó la chica sonriendo.
El chico como respuesta sólo se frotó los ojos. Llevaba los párpados increíblemente rojos y llenos de pupas.
"Yo no consigo dormir a causa de este dolor..."
Sakura lo contempló horrorizada. Sus ojos habían degenerado mucho de la tarde a esas horas... Era comprensible si no había dejado ni por un momento de restregárselos con ese afán.
"¡No te los toques más!" -le riñó la chica. - "¡Te dije que si te escocían me lo dijeras!"
"No quería ser una carga para el grupo durante la tarde." -contestó este.
Sakura puso los ojos en blanco desesperada. Había veces que la estupidez de los hombres podía con su paciencia.
"Déjame ver..." -dijo tomando la cara de Shino entre sus manos y mirándole al chico directamente a los ojos. Aunque los llevaba extremadamente hinchados, pudo volver a contemplar aquellos ojos hipnóticos de color azulado que la atrapaban en una pesada oscuridad. Unos ojos demasiado enigmáticos.
"¿Y bien...?" -la interrumpió algo impaciente. Sakura se había vuelto a perder en aquel oscuro abismo.
"Solo será un momento." -aseguró ella ruborizada, pasando las yemas de sus dedos cargadas de chakra por la zona dolorida. Un pequeño escarabajo de los muchos que atravesaban velozmente su iris saltó de su pupila y aterrizó en el dedo de la chica, asustándola por un leve instante.
"Lo siento..."
"No importa." -le contestó, continuando con su labor. Poco a poco, el alivio podía verse reflejado en la cara del chico, y sus ojos fueron volviendo a la normalidad.
Todo esto ocurría bajo el prodigioso oído de la camarera, que muy atenta asistía a la escena desde lejos. Con una ligera sensación de envidia se acercó a la chica y le preguntó:
"Perdona por no haberte atendido antes. ¿Quieres tomar algo?" -dijo en un tono muy amable.
"Un vaso de leche caliente, por favor." -le pidió Sakura agradecida.
"Disculpad mi atrevimiento..." -comenzó entonces la chica, mientras palpando los objetos le preparaba a Sakura la leche. - "No he podido evitar oír vuestra conversación... ¿Le ocurre algo en los ojos?" -quiso saber muy interesada.
"Sólo es muy sensible a la luz y se le queman los párpados con facilidad." -explicó la pelirrosa.
"Perdí mis gafas de sol por el camino..."-agregó el chico algo sarcástico.
Sakura sonrió al escucharle decir esto último. No podría haber imaginado que tras la seria apariencia de Shino pudiera haber siquiera una pizca de humor.
Por el contrario, la chica de cabellos plateados pareció algo decepcionada.
"¿Has probado a lavarlos con manzanilla?" -sugirió entonces, entregándole a Sakura lo que le había pedido.
"¿Manzanilla?" -preguntó Sakura intrigada.
"¿Eres médico y desconoces las propiedades de la manzanilla?" -se mofó la chica sonriendo. - "No me digáis ahora que vuestras madres nunca os lavaron los ojos con manzanilla."
Tanto Sakura como Shino se interrogaron con la mirada y negaron con la cabeza.
La camarera suspiró divertida e interpretó el silencio como un no.
"Mi madre entendía de hierbas..." -comenzó a decir al tiempo que preparaba un poco de agua caliente. - "Le hubiera gustado ser ninja como vosotros... Pero no pudo ser." -murmuró para si.
Ambos Shino y Sakura se estremecieron al escuchar esto último. ¿Cómo sabía que eran ninjas¿Cómo se había podido dar cuenta? La camarera notó el desconcierto en el ambiente y como si se tratara de un juego de adivinanzas volvió a hablar:
"Lo supe desde que escuché hablar a Uzumaki."-explicó. - "Un ninja como él no debería andar sólo por un lugar como este, por lo que intuí que todos vosotros que lo acompañabais seríais sus compañeros de equipo. Ahora veo que no me equivocaba."
Los ojos verdes de Sakura contemplaron asombrada el rostro de la chica. Además de ser sorprendentemente lista, había recordado el nombre que le había dado Naruto. Y eso no lo había hecho nadie hasta la fecha... Nadie. ¿Por qué ella sí?
En aquel instante, la joven sacaba un saco de gasa con unas cuantas hierbas y lo sumergía con delicadeza en el agua hirviendo.
"Lo dejaré reposar mientras voy a buscar algodón o gasas para poder lavarle los ojos." -anunció, dejando el saquito dentro del recipiente, y saliendo de la barra para comenzar a subir las escaleras.
Justo cuando llegaba al rellano del primer piso palpando la pared, alguien que andaba despistado chocó con ella y la hizo caer hacia atrás. Afortunadamente los reflejos fueron buenos y consiguió agarrarla por el cuello del delantal e impidió que rodara escaleras abajo.
"Perdona, andaba distraído."- se disculpó Neji, sin soltarla, y agarrando el delantal con más fuerza.
Sakura y Shino contemplaban la escena desde abajo con bastante curiosidad.
La camarera al ver que no la soltaba comenzó a enfadarse y dio un fuerte tirón de la ropa para liberarse del chico. Fue entonces cuando Neji volvió a la realidad.
"Disculpa..."
"Andabas distraído, sí." -lo cortó la otra malhumorada, subiendo apresurada las escaleras.
Sakura rió por lo bajo al ver esto último. Pero tuvo que callar cuando Neji comenzó a avanzar hacia ellos.
"Buenas noches, Neji." -lo saludó Sakura. - "No me lo digas... Tú tampoco puedes dormir." -sentenció divertida.
"No es eso." -contestó muy serio, quitándose las gafas de Shino y entregándoselas al chico. - "Tengo que irme."- dijo dándose la vuelta para salir por la puerta.
Sakura se percató entonces de que el yukata que llevaba era el tradicional que usaba la familia Hyuuga, el mismo con el que se lo habían encontrado aquella vez en Arare.
"Oye... ¿No estarás pensando en salir a fuera sin las gafas y con esa ropa? Por si no lo escuchaste..." -comenzó a decirle la chica.
Pero no pudo terminar puesto que el Hyuuga la ignoró completamente y siguió su camino. La puerta de la posada se había cerrado y Neji se había ido.
"¿Y tú no le vas a decir nada?" -le preguntó indignada a Shino, el cual todavía no se había puesto las gafas y las llevaba en la mano.
"No." -dijo él, con el semblante serio.
"¡Muy bien!" -contestó Sakura bastante enfadada. - "Entonces tendré que ir a detenerlo. ¡A saber lo que se estará pasando por la cabeza! Creía que Neji era más sensato que Naruto, pero me está demostrando todo lo contrario..."
Pero antes siquiera de que consiguiera ponerse en pie, Shino la agarró de la muñeca con una fuerza increíble y la obligó a quedarse sentada en el taburete. Luego la miró directamente a los ojos, y aflojando un poco su mano, pero sin llegar a soltarla, le habló casi en un susurro:
"Escucha Sakura... Neji nunca a formado parte de esta misión. Él vino aquí por motivos personales. No puedo obligarle a hacer nada¿comprendes?"
"Pero..."
"Neji es Jounin y sabe cuidarse solo. Estará bien." -le aseguró sin dejar de mirarla. - "Ahora tengo que cuidar del resto del grupo... Y en especial de ti."
Sakura que era incapaz de cortar la mirada penetrante del chico, se ruborizó ante sus ojos.
"¿De mí?" -consiguió decir en un susurro.
"El médico es una de las personas más importantes de un equipo. Es la única que no puede llegar a ser herida. Si por alguna casualidad te ocurriera algo¿Qué sería de todos los demás?"
Sakura lo observó nerviosa y luego habló lentamente.
"¿Quién te curaría los ojos?" -preguntó no muy segura de si misma, sonando una vez más cómo una verdadera estúpida.
Shino asintió con una leve sonrisa.
"Nunca pensé que pudiera llegar a ser tan importante." -dijo ella feliz, mientras bebía un sorbo de su vaso de leche.
"Lo eres..."- concluyó el chico, soltándole al fin la muñeca.
"¡Disculpad el retraso!" -escucharon una voz cantarina detrás suyo. - "Me encontré con un imbécil en las escaleras y tuvimos un forcejeo." -excusó la chica de cabellos plateados, que había vuelto con unas cuantas gasas. - "Aquí están." -dijo entregándoselas a Sakura y sacando el saquito de las hierbas totalmente empapado. - "Ya verás que bien te va la manzanilla." -explicó la joven contenta.
"Muchas gracias." - contestó la chica, al tiempo que tomaba lo que la otra le daba.
Y una vez hecho todo esto, se quitó el delantal y lo colgó alegre en la percha. Era admirable que a esas horas de la noche gastara tal cantidad de energía.
"Me voy ya señor Toramaru." -anunció la chica, subiendo por las escaleras a los pisos de las habitaciones, esta vez sin servirse de ayuda de su tacto. Parecía que comenzaba a habituarse al lugar.
"Buenas noches, señorita Kaede." -se despidió el dueño. - "Hasta mañana."
Sakura había comenzado a sumergir una gasa en el agua con manzanilla y luego la escurría para pasarla con delicadeza por los párpados de Shino.
"Sakura..." -la cortó este, al ver lo que hacía la chica.
"Dime..." -contestó ella distraída.
"Esto lo puedo hacer yo solo." -le aseguró.
"Ah." -dijo de pronto dándose cuenta de lo que estaba haciendo, sin encontrar excusa que pudiera servirle. - "Sí, claro... Perdona." -enrojeció, pasándole la gasa humedecida al chico.
¿Pero qué demonios le estaba ocurriendo¡Era médico¡No debía alterarse en situaciones como esa! Era lo más normal del mundo... ¿Por qué últimamente cada vez que se encontraba con la mirada del Aburame tenía esa sensación punzante en el estómago? Siempre le ocurría cuando alguien nombraba a Sasuke o cualquier otra cosa que le hiciera recordar su nombre... No podía eso¿O sí¿O tal vez sólo era cosa de sus hipnóticos ojos?
"... Es extraño." -susurró la pelirrosa, pensando en voz alta y con las mejillas encendidas.
"¿Qué?" -preguntó Shino al escucharla.
"¡Nada!" -se apresuró a contestar, más roja todavía.
"No mientas, Sakura. Has dicho ... Es extraño. ¿Qué es extraño?"
"¡Esa chica! La camarera."-se aceleró. - "Su cara... Aunque sé que no la conozco de nada hay algo raro en su rostro que me resulta familiar. Es cómo si ya la hubiera visto antes. Solo eso. -mintió.
Shino no dijo nada, pero sabía cuando una persona no decía la verdad. Y así permanecieron un rato los dos callados, bebiendo cada uno su vaso de leche.
Cuando Sakura terminó. Le dio las buenas noches al chico y subió de nuevo a su habitación con la mente algo confusa. Quizá fuera el cansancio, el estar apartados del mundo... ¿Estaría cambiado realmente? Necesitaba hablar con Ino. Ella siempre escuchaba sus tonterías y le ayudaba a superar esos arrebatos emocionales suyos. Había sido un gran apoyo tras la marcha de Sasuke...
Definitivamente necesitaba hablar con alguien. A lo mejor no sólo le ocurría a ella.
Pensó en Tenten. Ella también era su amiga, llevaban haciendo varias misiones juntas. Aunque no estaba segura si podía confiarle sus sentimientos.
Abrió la puerta con la esperanza de encontrar alivio en sus amables palabras. Pero la habitación estaba vacía. Tenten se había ido. Tan sólo quedaba la ventana abierta.
"¡Será posible! Parece que se hayan puesto todos de acuerdo para marcharse." -exclamó, dándole un golpe al marco de la puerta. La pared en el que estaba situado comenzó a agrietarse. - "Mierda.." -murmuró enfadada consigo misma al ver el pequeño destrozo. Y con la rabia del momento comenzó a desvestirse y a tirar la ropa a la otra punta de la habitación.
Sin ganas de ponerse el pijama y bastante malhumorada se metió en la cama y volvió a clavar sus ojos en la pared.
Tendré que consultarlo con la almohada... - Se dijo para si. Y cerró los ojos
Algunos minutos antes de que esto ocurriera, y mientras Sakura había ido a la planta baja a por su vaso de leche, Tenten seguía absorta mirando el firmamento.
Le habría gustado acompañar a la chica, pero sabía que así solo conseguiría evadirse una vez más de los tantos pensamientos que la atormentaban. Sakura no era la única en ese momento con dudas en su corazón. Tenten se encontraba totalmente perdida en un mar de confusión. Quería pensar que lo tenía todo controlado, pero con la aparición de Neji todo se había vuelto incluso más complicado que antes.
Volvió a mirar a la luna esperando que ella pudiera darle alguna respuesta. Sabía que eso era imposible. Ella sólo le daba tiempo de insomnio para pensar.
¿Por qué tenía que ser tan enamoradiza? Nunca confesaba sus sentimientos a nadie por miedo de herir a alguien querido pasado un tiempo, pero así sólo conseguía hacerse daño a si misma.
Tenten suspiró apenada. La brisa nocturna acarició su rostro meciendo a la vez su larga melena castaña, como si quisiera reconfortarla.
En aquel momento, escuchó la puerta de la posada abrirse y alcanzó a contemplar la silueta de Neji avanzando en la noche. El corazón le comenzó a latir acelerado, y sin saber muy bien lo que hacía saltó del alfeizar y corrió a su encuentro.
"¡Neji!" -lo llamó.
Al principio el chico la ignoró y siguió andando con paso decidido. Escuchaba su voz insistente tras suyo. Finalmente la chica le dio alcance y comenzó a caminar a su lado.
"¿A dónde vas?"
Éste se detuvo sabiendo que no serviría de mucho ignorarla por más tiempo.
Tenten no obtuvo ninguna respuesta.
"Neji..." -comenzó entonces la chica algo preocupada. Advertía que algo malo iba a pasar.
"Qué" - le contestó algo brusco.
"¿Por qué no me esperas ni me contestas?" -insistió tristona.
"No tengo por qué hacerlo." -dijo reanudando su marcha. - "Si no tienes nada más que preguntarme, será mejor que vayas a dormir. Mañana os espera un día bastante duro." -Pero Tenten se interpuso en su camino y lo detuvo colocándose delante y mirándolo directamente a los ojos.
"¿No estarás pensando en ir a buscar a ese Clan, verdad?" -inquirió asustada.
Neji no dijo nada y permaneció serio.
Por unos instantes hubo un incómodo silencio entre los dos. La chica podía notar su corazón brincando en su pecho, y rezó para que Neji no llegara a escucharlo.
Finalmente, Tenten habló acelerada. No podía dejar que aquel chico se fuera.
"Sabía que si tenías oportunidad de llegar hasta aquí irías a buscarles. Sé que ellos fueron culpables de la muerte de tu padre, Lee me lo contó. También me dijo que son muy fuertes, que buscan el byakugan y si vas allí es muy probable que seas asesinado." -agregó temblorosa. - "Dime Neji¿Te da igual morir?" -preguntó todo lo suave que pudo. A ella la idea le aterrorizaba. Pero una vez más no obtuvo ningún tipo de respuesta. - "¡Eso pasó hace mucho tiempo¿Crees que vale la pena? No conseguirás nada bueno... Ahora que estás con nosotros continúa esta misión. Busquemos a esa chica y volvamos todos juntos a casa."
El chico negó con la cabeza.
"Esa no es mi misión, Tenten. Estuviste presente cuando Tsunade rechazó mi ofrecimiento de liderarla. Esa es la misión que tienes tú y el resto del equipo de Shino."
"Entonces... ¿Qué haces aquí?" -preguntó muy pálida y asustada. - "Creía que Tsunade..."
"No..." -la interrumpió. "Vine por mi propia cuenta. Tengo un asunto pendiente."
"¡Si es así, qué es lo que haces con nosotros¡Por qué has venido todos estos días! Por Dios Neji... ¡Si vas ahí te matarán!"-gritó con lágrimas en los ojos.
Neji la contempló sin cambiar la expresión de su cara.
"No tenía ninguna intención de ir con vosotros. Sólo quería que me guiarais hasta aquí, eso es todo. Si aparecí fue porque no podía dejar que te mataran."
Tenten que iba a seguir hablando se quedó cortada y observó al joven con los ojos muy abiertos.
"¿Qué?" -consiguió decir con voz queda. En ese momento sintió una minúscula pero esperanzadora posibilidad de que Neji pudiera quedarse por ella.
"Nada. Me voy." -respondió poniéndose una vez más en marcha. Pero la chica lo agarró del brazo y apoyó su frente en su ancha espalda, impidiendo una vez más que él siguiera caminando.
"Neji..." -susurró lentamente. El chico notó cómo parte de su yukata, en la zona en la que ella había dejado caerse, se iba humedeciendo. El rostro de la joven estaba empapado en lágrimas. - "No te vayas por favor." -insistió.
"Tengo que hacerlo. Tu no puedes entenderlo."
"Pero... Aquel día no quisiste venir con nosotros y lo hiciste por salvarme. Hoy también puedes cambiar de opinión." -explicaba llorosa. - "Déjame que sea yo esta vez quien te salve."
Esta vez y para sorpresa de Tenten, Neji soltó una sonora carcajada.
"¿En serio te crees capaz de salvarme?" -rió con malicia. - "¿Salvarme de qué?"
La joven bajó su mirada sintiéndose ridícula.
"No te burles de mi, por favor." -le pidió sincera. - "¿No te das cuenta de que me preocupo por ti¿De que te quiero?"
Neji cambió su expresión por una bastante severa. Se dio la vuelta y estudió el rostro de su compañera. Sabía que eso iba a pasar tarde o temprano, pero odiaba que hubiera ocurrido justo en ese preciso momento.
"No te confundas Tenten. No digas esas cosas tan a la ligera."
"Lo que he dicho es cierto: Te quiero." -le aseguró ella. - "Quédate conmigo, por favor Neji."
"No digas que me quieres cuando eso no lo sabes ni tú." -le contestó.
"Neji..." -lloró ella abrazándolo. - "No te vayas."
Pero él la apartó de su lado, y esta vez añadió bastante más enfadado:
"¡Deja de preocuparte por lo que hago¿Quieres?"
"Pero..."
"Preocúpate por ti misma y por Lee. Al menos él si te corresponde."
Tenten sintió como si acabaran de asestarle un golpe mortal. Era inútil tratar de luchar contra los ojos blancos de los Hyuuga. Esos ojos que lo veían todo...
"Ahora déjame seguir mi camino. Tú ya tienes el tuyo"
Tenten sollozó amargamente y cayó de rodillas al suelo húmedo. Se sentía sin fuerzas, notaba su mente colapsada y era incapaz de pensar con claridad. Era una noche cálida, pero ella no había sentido tanto frío en toda su vida.
"...He perdido demasiado tiempo contigo." -escuchó decir a Neji, que se alejaba y se perdía en las sombras nocturnas.
Ella lloró silenciosamente. No quería reconocerlo, pero en el fondo él llevaba razón.
Aunque lo que más le dolía en aquel momento era no haber podido retenerlo. Quizá ya nunca más volvería a verle.
Se escuchó llamar a la puerta.
Naruto hacía rato que dormía a pierna suelta, y el leve ruido que produjeron los nudillos pegando en la madera pareció incomodarle y sacarlo de su letargo.
"¿Quién es a estas horas?" -refunfuñó medio dormido sin abrir los ojos, y enterrando su cabeza bajo la almohada.
"Iré a ver..." -anunció Lee, caminando descalzo hasta la puerta.
Para su sorpresa al abrirla encontró a su compañera Tenten. Tenía muy mal aspecto: Llevaba un bonito vestido blanco, pero su cara estaba muy pálida y parecía que había estado llorando bastante rato. Su larga melena despeinada le caía por los hombros, y algún que otro mechón de pelo se había quedado pegado cerca de sus ojos a causa de las lágrimas secas.
"Tenten..." -exclamó Lee en voz baja, para no despertar a Naruto que se había vuelto a dormir y ya estaba roncando. - "¿Qué te ha pasado?"
Pero como toda respuesta la chica se abalanzó sobre él y lo abrazó con fuerza, al mismo tiempo que lloraba desconsoladamente.
"Tenten..." -murmuró Lee sin saber muy bien qué hacer. ¿Debía abrazarla también?
"Lee." -consiguió decir esta al final con la voz entrecortada. - "¿Puedo dormir esta noche contigo?"
En ese momento y bajo ese mismo techo, Shino se dirigía solitario a su habitación. Estaba algo cansado, pero aun así seguía sin ganas de dormir. Pasó frente a un espejo y observó su reflejo con las gafas de sol puestas.
Era un lástima después de todo que Neji se las hubiera devuelto. Le encantaba la forma en la que Sakura se perdía en sus ojos para luego reaccionar tontamente.
Se le escapó una pequeña sonrisa que intentó rectificar de inmediato. Y se reprimió a si mismo por pensar en cosas que ni siquiera sabía qué estaban haciendo en su cabeza. Ahora debía preocuparse por la misión.
Al subir el primer piso se extrañó al localizar a Tenten en la misma habitación que Lee y Naruto. Al principio pensó que podían estar hablando pero tras quedarse unos instantes aguzando su oído, comprobó que no se escuchaba ningún ruido que no fueran los ronquidos del chico rubio.
Sin darle más importancia subió al siguiente piso y desde el rellano observó la puerta de la habitación que les habían asignado a las chicas.
Sakura está sola... Pensó. Y sus pasos le condujeron directamente a la puerta de la chica. Acarició el pomo pensando si entrar o no. Hacía poco que ella había subido y no le apetecía tener que irse a dormir tan pronto. Quería estar en compañía un rato más.
Puede que ya esté dormida. - se dijo a si mismo. Y volvió a las escaleras repitiéndose una y otra vez lo estúpido que estaba siendo su comportamiento.
Llegó por fin al piso dónde les habían dado la habitación a Neji y a él. Esa noche volvería a estar sólo... Ni siquiera cuando estaba en alguna misión tenía oportunidad de pasar una noche tranquila charlando con sus compañeros. Era normal de todas formas, si nunca tenía nada que decir.
Justo en aquel momento en el que iba a abrir la puerta de su habitación, otra se cerró en aquel mismo piso. Se giró discretamente para ver de quién se trataba y se sorprendió al verla.
Su inconfundible pelo plateado estaba recogido en una elegante trenza. Iba vestida con una especie de yukata corto color marfil, que muy probablemente hubiera cosido ella misma a partir de otra prenda de ropa. Para su sorpresa los ojos vendados de la camarera estaban al descubierto y no parecía en absoluto la chica ciega y simpática que habían conocido hacía unas horas. Ahora tenía un toque de fiereza que incrementaba si echabas un vistazo a la espada que llevaba colgada a la espalda.
La joven se percató de que Shino la miraba y le hizo una leve reverencia.
"Buenas noches." -le dijo la joven con una voz que no parecía la suya.
Shino también se inclinó sin dejar de mirar sus ojos color plata al igual que su pelo que se arremolinaban como si amenazaran tormenta.
El chico dio un respingo al pensar esto último y se acordó de que el señor Tanaka y Takeshi habían dicho que la joven a la que debían buscar tenía los ojos color de la tormenta y muy parecidos al byakugan.
Es ella - Pensó.
Y la vio desaparecer escaleras abajo. No sin antes hacer que uno de sus escarabajos se deslizara por sus ropas y fuera en su busca.
Estaba eufórica. Aquella era la primera noche que salía con ellos dos de cacería. Le encantaba la noche, camuflarse entre las sombras y la oscuridad, y sobre todo que sus víctimas no advirtieran su presencia hasta un segundo antes de morir.
Contempló la luna roja. Sin duda era la noche perfecta. Todo estaba de su parte, y eso la excitaba.
Algo cambió entonces en el ambiente y pudo apreciar con sus inmensos ojos verdes una silueta que se colaba en el interior de la mansión del clan Arashi.
"Qué prisa te has dado." -rió ella para si, acercándose silenciosamente al lugar.
Pero al estar más cerca de esa silueta, comprobó que no se trataba de la persona a la que andaba esperando. Sacó sus uñas largas y afiladas como enormes cuchillos, lista para terminar con ese pobre ingenuo que se aventuraba a entrar en aquel sitio.
Pero entonces él se dio la vuelta, y aunque no alcanzó a verla pues la habilidad de camuflaje que poseía era increíble, ella sí alcanzó a ver sus ojos blancos y puros. Bufó para sus adentros disgustada, y avanzando con unos hábiles y silenciosos saltos llegó al lugar dónde se encontraban sus dos compañeros.
Por su puesto que ninguno de los dos se dio cuenta de su presencia. Ambos estaban sentados tranquilos al pie de la colina, mientras se escuchaba ese agradable tintineo que tanto le gustaba oír. Inevitablemente ronroneó maravillada. Y sólo entonces se dieron cuenta de que ella estaba allí.
"¿Qué haces aquí? Has abandonado tu puesto." -le reprimió uno de ellos.
Ella sonrió y frotó su cara contra la espalda de este.
"Me echabas de menos¿Verdad?" -ronroneó ella.
"Deja de hacer ese endemoniado ruido."
"Oh, vamos. Es una muestra de cariño..."-sonrió melosa.
"Has abandonado tu puesto." -le recordó entonces el otro, que había permanecido callado hasta entonces.
"Es sólo porque me pediste que os avisara en cuanto alguien ajeno al Clan quisiera entrar en la mansión." -explicó resueltamente. Acariciándose su larga melena roja y rizada.
"¿Ha entrado ya?" -preguntó tranquilo.
Su otro compañero comenzaba a impacientarse.
"No. Ella no es... Es otro chico."
"¿Otro chico?" -gruñó el otro. - "¿Y por qué no lo mataste?"
"Te diré el porqué." -sonrió con malicia. - "Tiene unos ojos muchísimo más bonitos que los suyos y me dio lástima. Quizá tengan algún valor especial. ¿Queréis verlos?"
Sus compañeros comprendieron y descendieron con ella hasta la puerta de la mansión dónde el joven chico avanzaba algo inseguro.
"¡Es ese maldito mocoso!" -exclamó uno de ellos.
"¿Lo conocías?" -preguntó la mujer divertida.
"Un Hyuuga." -informó el otro. - "De la aldea de Konoha. Ya ha luchado con él antes." -informó.
"¿En serio¿Y sigue con vida?" -preguntó extrañada. - "¡No me lo puedo creer! Tiene que ser fuerte." - se burló de su compañero.
"Parece que estamos destinados a encontrarnos con gente de tu antigua villa allá dónde vayamos."-dijo él. - "Esta vez acabaré con él de una vez por todas."
Pero su compañero y el que parecía el líder lo detuvo.
"No. Nos ceñiremos a lo acordado. Nuestra misión es encontrar al portador del Nibi. Una vez la encontremos puedes hacer con él lo que te plazca, pero no lo mates. El byakugan también es uno de nuestros intereses y tengo entendido que no puede analizarse en muerte."
Su compañero gruñó defraudado.
"Ahora nos toca esperar Kisame-kun." -rió la mujer de ojos verdes.
Olía a hierro. El fuerte viento acompañado de partículas de agua la golpeaba con furia. Sus cabellos rosados que alborotados iban para todas direcciones le impedían ver con claridad.
De pronto el vendaval se detuvo y llegó una inesperada calma.
Miró al cielo y comprobó que las nubes negras que giraban sobre el valle estaban situadas justo encima, y en su punto central se percibía un leve foco de luz. Sakura se encontraba en el ojo de la tormenta, en ese breve periodo de paz antes de que la lluvia y el viento se volviera nuevamente contra ella.
Observó el lugar en el que se encontraba. Estaba rodeada de árboles centenarios y asombrosa vegetación. Le pareció recordar haber estado en algún sitio parecido cuando llegaron al país del Rayo.
Avanzó desorientada, y sus sandalias comenzaron a inundarse de cálida arena. ¿Arena? Sakura se agachó incrédula. Aunque aparentaba estar en una especie de selva, todo el suelo que pisaba y se extendía hasta donde su vista llegaba a alcanzar, estaba cubierto por finísima arena blanca y seca. Tal y como si estuviera en una paradisíaca playa o un cálido desierto.
Tomó un puñado entre sus manos y los diminutos granos se escurrieron entre sus dedos. Curiosamente, aunque ella estaba empapada debido al temporal, la arena no se había mojado en absoluto. ¿Por qué¿Dónde demonios se encontraba?
Levantó la vista en dirección al horizonte.
Fue entonces cuando lo vio.
El corazón le dio un vuelco.
Se incorporó y corrió torpemente hacia él. Al encontrarlo se sentó a su lado. El chico yacía moribundo con todo el cuerpo destrozado y ensangrentado al pie de uno de los árboles.
"Sasuke-kun" - sollozó Sakura.
Al oír su voz el joven abrió lentamente los ojos.
"Sakura" -pronunció lentamente. - "¿De verdad eres tú?"
Ella le acarició suavemente el rostro, manchando su mano de sangre y asintió. Por su cara caían lágrimas de felicidad.
"Ayúdame..."
Pero ella, que había podido comenzar a curarlo perfectamente, vio que le señalaba una katana situada junto a él.
"...Mi vida ya no tiene sentido."
Ella comprendió. Y con manos temblorosas tomó el arma por su empuñadura y apuntó la punta cortante del filo hacia el corazón del Uchiha.
"Lo siento mucho Sasuke-kun, perdóname." -se disculpó llorando.
"No digas eso Sakura." -la calló, con casi un último aliento de vida. - "Yo soy el que debe disculparse. Nunca quise escuchar." -el chico cerró los ojos. - " Perdona por tratarte siempre así de mal. Me hubiera gustado que todo terminara de otra manera. Pero me alegra haberte visto por última vez."
"No sigas, por favor." -sollozó la chica.
"Tienes razón. Ya es demasiado tarde... Muchas gracias, Sakura."
Y ella con un diestro movimiento le clavó el frío acero, poniendo fin a su sufrimiento.
Él murió feliz y con una sonrisa en sus labios. Pero ella sintió cómo una parte de si misma moría junto a él, y no puedo evitar emitir un desgarrador grito de dolor. Notaba cómo su alma se liberaba entre tanta angustia.
El cielo volvió a nublarse y el viento se levantó de nuevo.
Con los ojos cerrados y aun sosteniendo la espada, sintió la arena del suelo arremolinarse en torno a ella y poco a poco la fue sepultando. Hasta que llegó un momento en el que el viento se escuchó lejano llevándose con él unas palabras que gritan su nombre.
Abrió los ojos: Todo era oscuridad.
Se estaba ahogando.
Notó unas suaves manos tapándole los ojos, y luego escuchó una tranquilizadora voz familiar susurrándole al oído:
"No mires..."
De lejos seguían escuchándose voces insistentes llamándola.
Sakura despertó en su cama de la posada sobresaltada. Tenía los ojos empapados en lágrimas y un sudor frío le recorría el cuerpo. Se acordó que ella había matado a Sasuke.
"No..." -se dijo en voz alta. - "Sólo fue una pesadilla."
"Sakura." - la sorprendió de golpe alguien junto a la cama. - "¿Ya te has despertado?"
"¡Shino!" -se asustó ella. - "¿Cómo...¿Qué...¿Qué hora es...?" -intentó preguntar desconcertada. Aun estaba muy oscuro.
"Todavía es de noche. Te intentaba despertar, pero no me oías."
"¿Qué haces aquí?" -preguntó incómoda, tapándose con la sábana. Recordó que no se había puesto el pijama e iba en ropa interior.
"Tengo que contarte algo."
(FIN DE ESTE CAPÍTULO)
¿Qué pasará, que pasará? Y...¿Qué os ha parecido? Espero que os haya gustado, la verdad. Pero aunque no fuera así, podéis dejarme vuestro comentario con dudas, preguntas, críticas o lo que sea! Tan fácil como mandar un REVIEW! (Yo los aprecio mucho). Así que no seáis malvados conmigo y hacedlo! De la pestañita de aquí abajo a la izquierda... Submit rebién y luego: GO! XD
Weno, me voy a dormir que es tarde y se me va la castaña XD
Mil gracias por leer esto! Os prometo que el siguiente capítulo será muy, muy emocionante!
