Hola! Soy Laura (diganme lau :D) soy de Argentina, Buenos Aires, y.. bueno este es mi primer ff aca en fanciction... y segundo en total porque antes escribía en el foro de warner pero me hartaron sus problemas (ME LO BORRARON!) y me vine para aca... jajajaja

En fin... este ff es de mi pareja favorita, Ron y Hermione... y es despues de Hogwarts... cuando ya estan grandecitos jejejejeje

Cuenta muchas cosas y con mi estilo que es bastante atrapante segun tuve el agrado de presenciar en el otro foro... pero siempre estoy dispuesta a mejorar por lo que acepto cualquier tipo de crítica ya que hasta la más mínima o más agresiva, la voy a tener en cuenta jajajaja ;) ...

No digo ni cuentomás sobre el ff (porque al fin y al cabo lo van a leer¿no?), solo empiezo, espero que les guste...

Lau.

CAPITULO I: Las cartas.

Una soleada mañana cubría el suelo de Londres. Potentes rayos de sol iluminaban el día que prometía ser el más caluroso del verano. Sin excepciones, la luz entraba por el gran ventanal ubicado segundo piso de la casa más simple de los alrededores, donde vivía una persona muy reservada con respecto a sus vecinos, ya que era alguien bastante particular, y no por eso menos especial. Allí vivía una bruja. Una bruja llamada Hermione Granger. Con 23 años, esta joven se veía bastante bien a su gusto. Soltera pero viviendo en su propia casa, Hermione trabajaba durante el año como profesora de Transformaciones en el colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Tras derrotar al mago mas terrorífico de todos los tiempos, Lord Voldemort, con sus dos mejores amigos, Ronald Weasley y el famoso Harry Potter, el trío terminó su estadía en el colegio con 17 años cada uno. A pesar de que un año después todos seguían en contacto, Ron y Harry, ya con 18 años los dos, fueron enviados a realizar dos diferentes misiones internacionales por sus trabajos de aurors, que tan bien llevaban hasta el momento. De ahí en adelante, los tres jóvenes sólo se comunicaban vía lechuza. Ron, por su parte, se encontraba en África, y Harry en Australia. Ninguno de los dos quería dejar pasar tal oportunidad de incrementar su experiencia como auror, por lo que hacía aproximadamente cinco años que Hermione no veía a sus amigos personalmente.

Con un rayo de luz dándole directamente en la cara, la chica abrió lentamente los ojos. Se quedó cinco minutos tendida en su sommier de dos plazas, mirando hacia la nada. Luego se incorporó y observó lentamente su habitación. Era completamente blanca, como el resto de la casa. Ésta no era muy grande, pero sí lo bastante para que Hermione pudiera vivir cómoda en ella. Todo el lugar estaba decorado con un estilo muy moderno y contemporáneo. Su cuarto, muy bien ordenado, tenía un placard al lado de la puerta donde guardaba toda su ropa. Siguiendo, había un televisor cuidadosamente apoyado sobre una pequeña mesa blanca, y enfrente se encontraba la cama. A ambos lados de ésta habían dos mesitas de noche. En una había un pequeño velador, en la otra yacían encimados dos libros y, sin falta, su varita mágica.

Hermione se levantó de la cama y la tomó. Tras hacer un leve movimiento sobre las sábanas, éstas se tendieron solas. Con una mirada satisfecha, la joven se colocó frente al espejo que estaba pegado en la puerta del placard. Una linda veinteañera, alta, flaca, pero despeinada, dormida y en camisón le devolvió la mirada. Acto seguido, se puso unos jeans, una remera y zapatillas, con lo que quedó muy cómoda. Mientras bajaba las escaleras hacia la cocina, recordó muy gratamente que se encontraba en principios de las vacaciones de verano y no tendría que trabajar. Se recogió el ahora menos voluminoso y manejable pelo en una cola de caballo y con otro movimiento de su varita su desayuno comenzó a prepararse solo. Luego se sentó en una silla frente a la mesa de la cocina y encendió la radio mágica que había comprado años atrás, de la cual comenzó a sonar una lenta canción de "Las Brujas de Macbeth".

¿Cómo es que duran tanto?-pensó Hermione, recordando el baile del Torneo de los Tres Magos que se llevó a cabo mientras estudiaba en Hogwarts, en el que tocó el mismo grupo de brujas. Luego, le vino a la mente su pareja de baile: Víktor Krum. Se le revolvió el estómago sin saber porqué, pero no pudo averiguarlo debido a que algo golpeaba en la ventana que había al lado suyo. Giró la cabeza y vio que dos lechuzas trataban de llamarle la atención para que les abra la ventana y así poder entregar sus respectivas cartas. Hermione se levantó, pues, y dejó pasar a las lechuzas, que tiraron sus cartas sobre la mesa y se quedaron mirándola. La chica entendió y en una pequeña compotera llenó un poco de agua y se la dio a los animales que ulularon agradecidos. Pero luego se fijó en una de ellas. Le parecía extrañamente conocida. Era la más pequeña de las dos. Era... era Pig, la lechuza de Ron. De nuevo sintió algo en el estómago pero no se paró a pensar qué era y abrió una de las dos cartas. Era de la Profesora Mcgonagall, y decía:

Señorita Granger,

Tengo la obligación de comunicarle con suma tristeza que la próxima semana se celebrará el sexto aniversario de la muerte del antiguo director de Hogwarts, Albus Dumbledore. Consideraría un honor que usted participe de la misma, que se llevará a cabo el corrinte sábado a las 10.30 de la mañana. Le informo que el señor Weasley y el señor Potter también fueron avisados e invitados. Adjunta a esta nota, se encuentra la dirección del lugar en donde se celebrará el aniversario. Por favor, sea puntual. Espero verla,

Atte,

Minerva Mcgonagall,

Directora del colegio Hogwarts de Magia y Hechicería.

Hermione se extrañó por la carta. Nunca se había celebrado el aniversario de la muerte de Dumbledore en los seis años que llevaba fallecido. Pensó que quizás habían decidido hacerle un homenaje. La chica recordó como Dumbledore había muerto, ayudándolos a ella, a Ron y a Harry a terminar con Voldemort, y decidió que no podría faltar al aniversario. Luego, vio la carta de Ron. Intrigada, la abrió y la leyó:

Querida Hermione,

¿Cómo estás? Espero que bien. Yo francamente estoy mejor que nunca, además que con lo que respecta al trabajo de auror estoy progresando muchísimo. África es hermoso. Está lleno de cosas interesantes, que han hecho magos, brujas, y hasta muggles. A ti te encantaría verlo, por eso también lo disfruto de tu parte. Te cuento que el motivo por el que te escribo, además de saludarte, es que no se si has recibido tu la carta de la Profesora Mcgonagall, pero si no lo has hecho te cuento: el próximo sábado estamos invitados a celebrar el aniversario de la muerte de Dumbledore, tu, yo y Harry, por supuesto. No se si lo sabías, pero te lo cuento por las dudas. El tema es que voy a aprovechar esa celebración para usarla como excusa y quedarme todo el verano en Londres. De más está decir que voy a ir a la celebración, pero voy a estar allí unos días antes, y luego me quedo hasta el fin del verano. Estoy seguro de que Harry hará lo mismo. Estamos los dos muy ansiosos de verte, la verdad. ¡Hace cinco años que no nos vemos personalmente! Así que no veo la hora de llegar. Por otro lado, te quería decir que no me reproches el trabajo, ya te conozco. No lo estoy dejando, solamente me dieron el verano para tomarme unas vacaciones. Eso es todo, y lo mismo por Harry. Finalmente, te aviso que no voy a aparecerme, sino que eso lo hará Harry. Me pidió que te mande saludos de mi parte y que te explique lo que te voy a explicar ahora, ya que el no tiene tiempo ni siquiera para escribir una carta, porque está adelantando lo que no va a hacer en el verano. En fin, te explico: como ya te dije antes, el que se va a aparecer es Harry. Lo hará frente a tu casa (ya sabe la dirección), el próximo jueves a las cuatro de la tarde. Bien, como yo no me voy a aparecer, por favor váyanme a buscar al aeropuerto muggle. Mi avión llega a las cinco, así que tienen una hora. Ya te vas a dar cuenta el motivo por el que viajo en avión y no me aparezco. Tenemos muchas cosas para contarnos, y lo haremos, ya lo verás. A propósito, Harry no sabe que no me voy a aparecer, porque no tuve tiempo de contarle, así que cuéntaselo tu cuando lo veas el mismo jueves, y no te preocupes, el sabe donde esta el aeropuerto muggle. Bien, Hermione, nos vemos entonces el próximo jueves a las cinco,

Con mucho cariño,

Ron.

P.D.: Perdona si sueno grosero, pero no estaría mal que le dieras un poco de agua a esta lechuza idiota, porque con tanto viaje, si no toma algo va a volver el mes que viene. Gracias, de nuevo,

Ron.

Hermione se volvió a sentar en la silla. No podía creer que Ron y Harry fueran a quedarse todo el verano allí. Una enorme sensación de felicidad la embriagaba, mientras doblaba la carta de Ron. Pig y la otra lechuza ya no estaban, pero la compotera estaba vacía. Con un movimiento de la varita, la limpió y la guardó. Luego volvió a ver la carta de Ron, mientras que una sola pregunta le venía a la mente¿Por qué Ron viajaba en avión y no se aparecía? En la carta le aclaró que ya se daría cuenta, pero no aguantaba la intriga. Por otro lado quedó muy sorprendida al ver la extremadamente prolija caligrafía de su amigo. Se lo notaba más cuidadoso, mucho más maduro en cuanto a su forma de expresarse, además de que ya no tenía esas horrorosas faltas de ortografía. Sabiendo que no tenía más nada que hacer al respecto, tomó las dos cartas y las guardó dentro de un cuaderno en donde anotaba todo tipo de cosas importantes y para recordar, que tenía apoyado sobre la mesa en la cual el desayuno ya estaba servido por arte de magia. Dejó de pensar en la carta de Ron, sabiendo que no iba a poder aguantar la ansiedad, y comenzó a tragarse sus tostadas con mermelada.