Hola!
Bueno, creo que este capitulo es el esperado jejejeje
Estoy contentísima porque les esta gustando:D
Espero que siga así,
Gracias por leer!
Aca va:
CAPITULO III: Ronald Weasley.
Los dos corrieron por el pasillo temiendo que, al contrario de lo supuesto, Ron los estuviese esperando a ellos, pero cuando llegaron, a través de toda la gente amontonada alrededor de una puerta, vieron que nadie llegaba aún. Un gran cartel eléctrico que mostraba el horario de llegada de cada aerolínea. Cuando Harry se fijó en el que Ron vendría supuestamente, soltó un gran "Ohhh¡mira!", dirigiéndose a Hermione, y señalando al cartel. Ésta observó a su vez donde Harry señalaba, y vio claramente que el horario de llegada del vuelo de Ron (17.00 hs) marcaba una flecha a la derecha y luego tres palabras que desanimaron a la chica completamente.
"VUELO CON DEMORA", rezaba el cartel.
Harry y Hermione ocuparon dos de las sillas azules de la primera fila de todas. Detrás de ellos, otras personas se habían sentado también, curiosamente bien repartidas. Después de un tiempo sentados, Harry miró su reloj.
-¿Qué hora es? –preguntó Hermione al lado suyo, sin darse cuenta que otro gran reloj yacía en la pared de enfrente.
-Cinco y veinte.
Hermione se levantó impaciente y se dirigió hacia un puesto, en el cual había un cartel colgado: "Información". Se acercó a la señorita que atendía y preguntó:
-Buenas tardes, mire, yo estoy esperando un vuelo que viene desde África y qu...
-¿El de aerolínea 'African Inter Airlines'? –la interrumpió la joven. Hermione, un poco molesta, dijo:
-La verdad no lo sé, solo sé que llegaba a las cinco y...
-Y tiene demora¿verdad? –la volvió a interrumpir, esta vez sonriendo. Hermione tardó un poco más en contestar esta vez, por el mudo intento que tenía de contener una buena cachetada.
-Sí, lo que yo quiero saber es, si me puede decir¿exactamente cuánto tiempo tiene de demora?
-Oh, déjeme ver...-la chica se puso a escribir demasiado rápidamente en la computadora que tenía a su derecha. Cuando hubo terminado, hizo una mueca con la boca, como satisfecha de sí misma. –En mis archivos figura que cinco y media llegará el vuelo desde África.
-Ah, muchas gracias... –dijo Hermione sonriendo forzadamente y volvió hacia donde estaba Harry mirándola expectante. Ni siquiera se sentó, solo se paró enfrente de su amigo, dándole la espalda a la puerta de llegada (donde la gente seguía amontonada esperando), y suspiró.
-¿Qué preguntaste? –dijo el chico.
-Cuando venía el vuelo...
-¿Y...?
-Pues al final llega cinco y media... ¿qué hora es? –preguntó Hermione de nuevo impaciente.
-Justamente son las cinco y me... –la chica no pudo escuchar totalmente la hora, porque detrás suyo se oyó un repentino y seco golpe. Ésta se volteó y vio que la puerta de llegada se había abierto, y mucha gente, extranjera en su mayoría, ingresaba al aeropuerto arrastrando grandes valijas y bolsos. Harry se colocó parado al lado suyo y ambos comenzaron a buscar con la vista a Ron. La gente seguía entrando por la puerta pero ni Harry ni Hermione podían divisar a su amigo.
-Vamos a acercarnos más¿si? –dijo la última tomando a su amigo del brazo e internándolo entre la gente hasta que quedaron delante de todo. Poco a poco la multitud se iba dispersando ya que sus familiares o conocidos llegaban de a poco, pero Ron seguía sin aparecer. Hermione se impacientaba. Ya estaba a punto de ir a preguntarle a la señorita de "Información" si no había otro vuelo que viniera de África con demora, cuando, entre otra gran tanda de gente que llegaba, una potente cabellera pelirroja con tonos tan intensos como el mismo fuego, se asomó por la puerta. Ronald Weasley sonreía plenamente, mientras arrastraba su equipaje hacia donde estaban ellos. Estaba dispuesto a ir directamente, cuando se dio cuenta de que tenía que pasar por un portal de seguridad que se encontraba a su derecha. Mientras se desviaba, saludó con la mano a Hermione y a Harry. A ésta se le sacudió el estómago. Sonrió débilmente en su dirección y se dio vuelta hacia donde estaba Harry, cuando se dio cuenta que el chico todavía buscaba al pelirrojo.
-¡Harry¿Qué miras? –dijo Hermione sin poder creer la pésima vista de su amigo.
-¡Busco a Ron, Hermione, que crees que estoy ha...!
-Harry, Ron ya llegó... –lo interrumpió la chica hablándole como si fuera un niño de diez años. Al revelarle esto, a su amigo se le iluminó la cara.
-¿Sí¿Dónde está?
-Ahí¿ves? –Hermione señalaba, pero era difícil de ver por la gente que lo rodeaba. Luego todos se dispersaron un poco y se podía ver cómo Ron iba hacia ellos, todavía sonriendo de oreja a oreja. –Ahí está, delante de aquella chica morocha flaca con la gran maleta roja.
-¡Oh, sí, ya lo vi! –Harry lo saludó con la mano. El otro le respondió de la misma manera. De repente, Hermione notó que había algo extraño... La gente ya había dejado de estar amontonada, por lo que cada uno tomaba un camino distinto, estaba claro. A veces se juntaban un poco porque coincidían en donde debían ir, pero luego terminaban separándose de una manera u otra, porque eran desconocidos. Entonces Hermione se preguntaba¡¿porqué¡¿porqué aquella chica morocha flaca con la gran maleta roja no tomaba otro camino, y seguía caminando detrás de Ron!
Tranquila, Hermione, no pasa nada, acuérdate que como no se conocen, al fin y al cabo va a terminar yéndose para otro lado... -pensó mientras Ron se iba acercando hacia ellos. Pero las dudas se incrementaron cuando el pelirrojo estaba a cinco metros de distancia de ellos dos.
Eres una tonta, Hermione Granger -pensó con furia pero sonriendo para no demostrar lo que en realidad sentía y no correr el riesgo de que su amigo piense que se había vuelto una antipática. -Es obvio que se van a separar si son desconocidos¡pero no se separan cuando no lo son!
Su corazón dio un vuelco. Se quedó petrificada. Cuando el pelirrojo se posó enfrente de ella y Harry, en una milésima de segundo esa chica se había puesto al lado de Ron sonriendo, y éste... la había tomado de la mano. Pero aunque su mente estaba bloqueada, ni Harry ni Ron pospusieron su mutuo y cálido abrazo.
-¡Harry¡Qué gusto verte, amigo! –dijo Ron dándole una palmada en la espalda luego de separarse.
-¡Haz crecido un montón, Ron! –le dijo Harry mirándolo. Hermione lentamente también lo miró. Sus deducciones al recibir la carta de Ron de que se había convertido en un hombre completamente maduro y responsable se le confirmaron. Ya de verlo, la chica supo que era otro, que había cambiado, y para bien. En ese momento estaba vestido con una camisa celeste, corbata gris y pantalón del mismo tono. Sus zapatos parecían recién lustrados, pero nada era tan hermoso comparado con su brillante pelo rojizo-anaranjado, que ahora llevaba un poco largo, como en los viejos tiempos, y sus ojos azules, que tan intensamente miraban a Hermione. La chica no se había dado cuenta de esto hasta que Ron le sonrió.
-Ron... –susurró la chica, quien tampoco pudo dejar de sonreír. Su mente estaba en blanco.
-Tanto tiempo, Herms... te ves genial... –le dijo con su voz hermosamente gruesa.
Hermione ni siquiera contestó. Estaba muda. Tanto tiempo había esperado ese momento, y ahora que había llegado no sabía que hacer, ni qué decir. Entonces se dejó guiar por lo único que se le había pasado por la mente en ese momento, y lo abrazó. Lo abrazó como siempre quiso hacerlo. Ya no le importaba la chica. Ya no le importaba cómo se había vestido, ni cómo se veía. Ya no le importaba nada, porque estaba abrazada a él. Nada era más importante que ellos dos, y no quería separarse. Se quedarían así, abrazados, para siempre. Pero Ron se fue separando suavemente, sonriéndole.
-Herms, como has crecido... –le dijo el chico mientras le acomodaba el pelo sin que fuera necesario. –Ya eres todo una señorita... no lo dudo... pero sigues teniendo el mismo corazón de oro que siempre tuviste...
Hermione no podía creer que Ron le estuviera diciendo todo esto. No tenía valor para decir nada, y sentía como sus piernas le temblaban de la emoción. Sonrió, pero su sonrisa era una tímida, amistosa, pero reservada. Reservada sólo para él. Y entonces Ron hizo algo que debilitó aún más a la joven. Se inclinó y le dio un tierno beso en la mejilla. A la chica le latía el corazón muy rápidamente. Antes de alejarse del todo, Ron le susurró algo al oído:
-No sabes cuánto me alegro de verte, amiga... –y tras dedicarle otra sonrisa, se volvió a posar al lado de la chica desconocida, que venía observando la escena sonriendo con franqueza.
Por otro lado, Hermione volvió a entrar a su mundo de decepción, al escuchar la última frase del pelirrojo. La había llamado "amiga". Solo eso. Maldijo para sus adentros.
-Bueno, Harry, Hermione... –dijo Ron con tono de anunciar algo. Al oír su nombre, la chica despertó del sueño.
Basta, Hermione. Ya pasó. No eres más que una amiga, olvídalo¿quieres? Y presta atención, por Dios... –se dijo a sí misma enfurecida por haberse creado falsas esperanzas. Sonrió, tratando de parecer contenta.
-Ustedes se estarán preguntando quién es esta chica aquí parada¿verdad? –dijo Ron con una sonrisa de felicidad, señalando a la desconocida, luego la volvió a tomar de la mano.
No¡en realidad no me preguntaba exactamente eso!... Vamos, tranquila, Hermione, puede ser una prima, o algo así...-se decía la chica por dentro.
Mientras, la todavía desconocida morocha sonreía más aún, mostrando sus alineados y perfectos dientes blancos. Hermione se dio cuenta en ese momento que era muy linda chica, cosa que la puso un poco incómoda. Llevaba un prolijo traje femenino de color gris, compuesto por un pantalón y un saco. Debajo del saco llevaba una camiseta negra, haciendo juego en color con sus brillosos zapatos de punta. Su pelo, morocho natural, era completamente liso, y le llegaba casi a la cintura. Tenía puestos unos largos aros de plata, sus labios coloreados de un rojo intenso, y finalmente sus ojos, completamente azules, eran destacados de forma impresionante entre el negro de su cabellera.
–Pues ella, -continuó Ron. -es Joanne Watson, y bueno, es muggle. Nos conocimos en África, pero ella es de aquí, así que decidí traerla conmigo. Claro que tuve que venir en avión porque ella no puede aparecerse¿no, y bueno, también tienen que saber que, además de ser una gran persona, y hermosa, claro, Joanne... es mi novia.
Ron dijo esto con total confianza, ya que conocía a sus amigos y sabía que podía contárselo. Lo que no sabía era que en ese momento, su gran amiga de la infancia, Hermione Granger, estaba siendo completamente destrozada. Su corazón se había hecho añicos, como un vidrio roto. Minutos antes tenía alguna posibilidad de que fuera otra cosa, pero Ron lo había dicho, con sus propias palabras... era su novia. Quiso llorar, pero no era el momento. No ahora. No tenía que mostrar debilidad. Siguió sonriendo.
-¿Qué me dicen? –agregó Ron al ver que ni Harry ni Hermione habían reaccionado.
-Pues... ¡es fantástico, felicitaciones! –dijo el primero sonriendo contento. Luego miró a Hermione como si le dijera: "Es tu turno."
-La verdad... no sé qué decir... –dijo la chica. Esto, combinado con su sonrisa, pasó como si fuera una felicitación, porque Ron sonrió aún más.
-Nos tomaste de sorpresa, amigo... –agregó Harry.
-Hermione... ¿te sientes bien? –dijo Ron. –Estás pálida...
Y era verdad, la chica tenía el aspecto de un papel secante.
-Oh¿sí?... debe ser el calor... –dijo abanicándose con la mano y sonriendo más.
-Oye¿hace cuanto que están juntos? –preguntó Harry obteniendo ahora la atención de Ron.
-Verás, hace un mes que estamos de novios, y nos conocimos... espera... –Ron pensaba con los ojos entornados. -...sí ...creo que hace dos meses y medio, aproximadamente.
-¿Y porqué nos lo dices recién ahora? –preguntó Hermione tratando de parecer tranquila.
-Porque quería que sea una sorpresa, je, je...
Vaya¡qué sorpresa que me diste...!-pensó amargamente Hermione.
-Bueno, entonces, Joanne... –Ron se dirigió a la joven. –El es Harry Potter, el niño que vivió¿te acuerdas?
-Oh, claro que sí... un gusto conocerte, Harry... –Joanne, que por fin había articulado una palabra, tenía una voz muy femenina. Le tendió la mano a Harry y éste se la estrechó, sonriendo, dándose cuenta que era una de las pocas personas que había conocido, que no se fijaba atentamente en su cicatriz.
-Un gusto para mí también, Joanne... –respondió Harry cordialmente.
-Y ella, es Hermione Granger¿recuerdas que tanto te hablé de ella? –le dijo Ron a Joanne, señalándole a Hermione, que ahora se había ruborizado pensando que él había hablado de ella con su novia.
-Oh, sí, sí, Hermione... no sabes cuanto me alegro de conocerte, es verdad, Ron me habló mucho de ti... –dijo Joanne sonriendo mientras le estrechaba la mano a Hermione.
-Yo también me alegro de conocerte, aunque Ron no me habló nunca de ti... –la chica sonrió al ver que Joanne reía por el comentario.
-Bueno, ahora que todos nos conocemos¿porqué no vamos a tomar algo? –propuso Ron, pasando su brazo por el hombro de Joanne.
-Vale, yo conozco un lugar cerca... –dijo Hermione, quien por dentro deseaba irse a su casa lo antes posible, pero hacía un gran esfuerzo por Ron.
-Oigan, esperen, yo digo que dejemos la salida para otro día, creo que Hermione tiene que ir a descansar un poco ¿no? Todavía la veo un poco pálida... –dijo de repente Harry. Luego, le dedicó una fugaz mirada de complicidad a Hermione. Esta se quedó dura. No sabía cómo haría para agradecerle a Harry semejante favor, pero cuando la miró... parecía haberse dado cuenta lo que sentía... ¿acaso su amigo sabía...? No, no podía ser.
-Oh, esta bien... –dijo Ron un poco decepcionado. –No importa, ya nos veremos de nuevo para ir a lo de Dumbledore... Y... Harry¿dónde te quedarás?
-Eh... en realidad no lo sé, yo... bueno pienso ver si hay algún hotel cerca sino me quedo en el Caldero Chorreante... no lo decidí todavía¿ustedes?
-Pues en La Madriguera... mi mamá nos esta esperando allí y está con Ginny, así que voy a ver como van las cosas por ahí... y... –Ron se quedó pensando y luego se le iluminó la cara como si se le acabara de ocurrir algo. -¡Oye! Harry¿porqué no te quedas con nosotros?
-Oh... eh... bueno, yo...
-¡Vamos, será genial!
-Eh...si, esta bien... –dijo Harry finalmente, sonriendo.
-¡Perfecto! –dijo Ron entusiasmado. –Bien, vamos, entonces...
-No, esperen, -dijo Harry de nuevo dirigiéndose a Ron y a Joanne. –Hagamos así: ustedes vayan a La Madriguera mientras yo acompaño a Hermione a su casa y me aseguro de que...
-¡Harry! Yo me puedo cuidar sola¿sabes? –interrumpió la chica un poco incómoda.
-Pero te ves muy mal y quieras o no te voy a acompañar¿entendido? –dijo el chico severamente, sin dar lugar a discusiones. Hermione iba a reprochar esto pero de nuevo, Harry la miró de manera extraña. Esta vez la chica sintió que con la mirada le decía: "tu y yo ya vamos a hablar..."
-Está bien, Harry, -dijo Ron. –nosotros te esperamos allí.
-Si, gracias, Ron.
-¿Y tu equipaje? –preguntó de repente Joanne, todavía con el brazo de Ron en su hombro.
-Oh, yo ya lo voy a hacer llegar a La Madriguera, no te preocupes... –le contestó Harry.
-Bueno, entonces, vayamos yendo para la salida...-propuso Ron.
Los cuatro cruzaron todo el aeropuerto sin decir ni una palabra, hasta que llegaron a la puerta principal. Ron y Joanne, todavía con sus equipajes, se despidieron de Harry y Hermione.
-Nos vemos, entonces... –dijo Ron dándole una palmada a Harry, y luego abrazando a Hermione. Antes de separarse, a ésta última le susurró algo al oído. –De verdad me alegro mucho de verte, Herms... –Luego le sonrió. Ella no dijo nada, solo se limitó a sonreír débilmente.
-Bueno, adiós, un gusto...-dijo Joanne mientras le tendía la mano a Harry, y luego lo mismo con Hermione.
-Sí, adiós... –dijo la última.
Ella y Harry vieron como Ron y Joanne paraban un taxi con la mano (el pelirrojo un poco desorientado) y se perdían de vista.
-Harry yo... –empezó Hermione, pero éste la interrumpió.
-No digas nada, Hermione, tenemos que hablar, y mucho, pero lo haremos en tu casa.
-Pero...
-Nada. Te espero allí. –dijo el chico, y con un suave 'plin' desapareció.
-¡Harry! –chilló Hermione. Primero, la había dejado hablando sola, y segundo... -¡Cuántas veces te tengo que decir que no te puedes aparecer en medio de los muggles?
Pero no la oía, claro. Miró alrededor suyo y se dio cuenta que no había nadie...
Tuvo suerte... -pensó. Fastidiada, desapareció.
En una milésima de segundo, se encontraba en el living de su casa, con Harry mirándola de frente, cruzado de brazos, dándole la espalda a la puerta de entrada.
-Nunca... vuelvas... a hacer eso... ¿quieres? –le espetó Hermione molesta.
-¿Hacer qué? –dijo Harry ahora sonriendo. -¿Dejarte hablando sola? Je, je...
-No es gracioso, Harry Potter... ¡te podía haber visto algún muggle!
-¡No había nadie...!
-¡Tuviste suerte, Harry! Pero dejemos eso, ya¿si? Dime... –la chica se sentó en el sofá y Harry hizo lo mismo al lado suyo. -¿de qué querías hablar tan seriamente?
-Mira, Hermione... yo no soy ciego¿sabes?
La chica no dijo nada, solo lo miraba incrédula. De nuevo le surgió la duda de si Harry sabía lo que ella sentía por Ron, pero siguió escuchando.
-No me mires de esa manera, Hermione, yo me di cuenta de tu comportamiento con Ron...
-¿A... a qué te refieres? –balbuceó la chica. No lo podía creer.
-No te hagas, que te conozco muy bien...
Hermione se cruzó de brazos indignada. No sabía porqué, pero no quería que Harry se entere (o confirme) lo que sentía por Ron.
-Explícate. –le dijo seria.
-Ay, Hermione, tu misma te revelaste. Aunque no te dieras cuenta, se te notó muy claro tu cara de miedo cuando Ron tomó de la mano a Joanne, tu decepción cuando nos dijo que era su novia...¡tu palidez! Puede ser que Ron y Joanne se creyeran todo el asunto del calor, pero yo te conozco lo bastante como para saber que mentías, Hermione...
La chica se quedó petrificada. Si Harry se había dado cuenta de todo eso, acaso... ¿Ron también lo había hecho?
¡Por Dios! Date por muerta, Hermione. ¡La novia te va a matar!-pensó horrorizada. -Calma, calma... si puedes convencer a Harry de que está equivocado, no pasa nada. No tiene porqué enterarse de que simplemente te estás muriendo por dentro y no ves la hora de que se vaya para ir a llorar a tu habitación hasta quedarte seca.
La chica inspiró hondo y tras largar el aire, habló tratando de aparentar tranquilidad.
-Harry, me temo que estás equivocado... no sé qué es lo que pretendes diciéndome esto pero no...
-Pretendo decirte... –la interrumpió de repente Harry. –... que me di cuenta que amas a Ron.
-¿QUÉ? No, no, no, no, Harry, te estás confundiendo...
-Hermione, yo sé que es verdad, nada de lo que me digas me va a hacer pensar lo contrario porque lo estás confirmando tú misma con lo nerviosa que estás en este momento, y no me importa que se lo niegues a alguien más, pero no se porqué demonios te molestas en negarlo conmigo... –le dijo rápidamente Harry, claramente ofendido. Se había puesto de pie y miraba a la chica con el ceño fruncido.
-Harry, no... yo no... –Hermione no sabía qué decir. Sus ojos comenzaban a ponerse vidriosos. ¿Se lo contaba o no? Pero ya era tarde.
-Está bien, Hermione, ni te molestes en mentir, no sé porqué no quieres admitirlo, yo no me voy a enojar si me lo dices, pero lo peor que puedes hacer es negarlo cuando tu y yo sabemos bien lo que sientes por Ron. Perdón por haberlo averiguado¿sabes?... Cuando decidas lo que quieres hacer de tu vida me avisas¿si? Y repito: no sé porqué te molestas en negármelo a mí, Hermione...
Y de la nada, sin avisar, Harry desapareció. Hermione había caído en el llanto. Todavía sentada en el sofá, se tomó la cara con las manos.
-Yo tampoco lo sé, Harry... –decía entre sollozos aunque el chico ya no estaba-... yo tampoco sé porqué te niego que amo a Ron... no lo sé...
Hermione estuvo mal durante varias horas. No cenó, directamente se acostó en su cama y, tras un fallido intento de dormir, comenzó a pensar.
¿Porqué me pasa esto a mí?... ¿Porqué!... Tendría que hacerme cargo de lo que siento... pero... es tan difícil... ni siquiera entiendo porqué le negué a Harry que... amo a Ron. Aunque... quizás no lo amo... quizás... son solo celos... Pero si fueran celos... ¡no serían tan fuertes!... ¡Ay no lo sé! -Hermione se tapó la cara con las manos. - ¡Estoy tan endemoniadamente confundida...! Pero tengo que hablar con Harry... Mañana mismo voy a hablar con él... no sé como voy a hacer para avisarle, tendría que haberme comprado de una vez por todas una lechuza... Pero en Hogsmeade hay lechuzas disponibles... sí, le voy a enviar una carta para que mañana mismo nos encontremos y hablemos... me siento tan mal con él... necesito decirle todo... todo...
