Hola!
Bueno, en verdad que me tarde bastante esta vez, pero aca estoy...
¿les esta gustando?
aca les dejo mas
GRACIAS POR LEER!
besos!
CAPITULO VII: Una dura tarde.
Hermione se esperaba en la Casa de los Gritos. Era un martes totalmente soleado, y la chica esperaba a sus amigos para ir a pasear por el pueblo de Hogsmeade. Su depresión se había esfumado bastante, pero algo quedaba, aunque la dejaba vivir y podía ser disimulado fácilmente. Habían arreglado en encontrarse allí a las tres de la tarde, y eran las tres menos diez.
-Siempre tengo la manía de llegar temprano a todos lados...- se quejó la chica. Estaba esperando allí desde las tres menos veinte y se aburría. Comenzó a jugar con el volado de su pollera, que le llegaba hasta las rodillas, y era de una tela fina con caída, completamente blanca, haciendo juego con sus sandalias y su camiseta. De repente, escuchó que alguien la llamaba y se dio vuelta. ¡Era Ron!
-¡Hermione! –el chico iba corriendo a su encuentro. Ella sonrió y sin que él se diera cuenta miró de reojo a lo lejos para ver si veía a su novia, pero no veía a nadie¡Bingo!
-¡Roooon! –exclamó la chica abrazándolo.
-¿Cómo estas? –preguntó separándose el chico, con una gran sonrisa en la cara.
-¡Bien, bien!
-¿Esperaste mucho?
-Nooo, no... –respondió la chica mirando hacia el lugar donde estaba esperando segundos antes. –Oye¿y Joanne? –preguntó ella con la certeza de que ésta se había quedado en casa de nuevo...
-Oh, ahora viene.
Hermione se quedó dura.
-¿Ahora viene?
-Sí, es que se quedó hablando con una amiga suya que se encontró y bueno... me dijo que en unos minutos me alcanzaba...
-Claro... ahora viene... –la chica estaba como en un trance, pero el pelirrojo se ocupó de hacerla volver a la Tierra.
-¿Y Harry?
-No se, todavía no llegó... –contestó la chica simulando que nada pasaba. -¿Ginny?
-Viene con Harry... –Ron puso cara de confuso, parecía pensando algo. Ella supuso que tenía que ver con sus amigos y sonrió. Luego se fijó en el pelirrojo quien tenía un jean y una remera negra. Estaba con las manos en los bolsillos, parado a su lado.
-¡Por favor, que lindo que está...!- pensó Hermione mirándolo de reojo.
-¡HEY!
La chica escuchó una voz femenina que los llamaba. Miró hacia donde venía la voz y vio quien era. Maldijo: era Joanne. Venía hacia ellos con un asqueroso vestido floreado.
-¡Hermione, hola! –saludó la morocha.
-¡Hola! -respondió la chica simulando interés. -Todo por Ron...- pensó.
-¿Cómo estas¿Bien? –preguntó Joanne acercándose a ella.
-Bien... –ésta sonrió apretando los dientes.
-¡Que bueno¿Y Harry no vino todavía? –volvió a decir la chica.
-No... –contestó Hermione. -¿Acaso lo ves?- pensó.
-Oh, bueno, esperemos, entonces... –la morocha sonrió y se paró al lado de Ron. Le tomó la mano. Éste sonrió y le dio un rápido beso en la boca. Hermione estaba dolida e incómoda.
-Por favor, Harry... ven ya... no tardes... por favor...- pensaba.
-Oye, Hermione¿quieres ir a caminar? –le dijo sorpresivamente Joanne. La castaña la miró sin habla: no se lo esperaba. Joanne la estaba invitando a caminar con ella, y no sabía como reaccionar.
-Eh... yo... bueno, si... claro... –Hermione sonrió sin saber bien que hacía.
-Bien, vamos¿tu esperas aquí a Harry, cariño? –le preguntó la morocha a Ron.
-¿Cariño?- gimió Hermione para sus adentros. Ron sonrió.
-Ustedes vayan, no se preocupen por Harry, Ginny y por mi, yo los espero y luego las alcanzamos...-dijo.
Joanne se fue entonces con Hermione a caminar. Esta ultima no sabia que decirle, porque ella solo miraba las vidrieras con admiración. Claro, todo el mundo mágico para ella era completamente extraño. Sin embargo, la castaña se sentía un poco incómoda sin tener una conversación fija. Y sin poder empezarla.
-¡Waw¿esas son... lechuzas? –preguntó finalmente Joanne acercándose a uno de los negocios donde vendían mascotas para magos.
-Si... –Hermione puso los ojos en blanco sin que su acompañante la viera.
-Que impresionante...
-Aha...
-Oye... Hermione.. –le dijo Joanne retomando la caminata.
-Dime.
-Eh... bueno... yo te quería preguntar algo, desde hace rato...
Hermione se puso seria y la miró. Parecía sincera.
-Bueno... dime.
-Yo... se que tu eres muy amiga de Ron... desde que tenían once años. Él me lo dijo. –Joanne sonrió. –Y... como su mejor amiga lo debes conocer mucho también¿verdad?
-Así es... –asintió Hermione.
-Y sé también que como amiga tu te preocupas mucho por él, y que lo quieres mucho...
La castaña no contestó. Había algo en la forma de hablar de Joanne que le impedía sentir algo negativo hacia ella en ese momento. Sentía que la chica estaba hablándole desde lo más profundo de su ser. Como una amiga.
-...Por eso te quería preguntar... ¿Qué te parezco?
-¿Qué? –Hermione no entendía.
-Claro¿Qué piensas de mi¿Cómo me ves con Ron?
-Eh... bueno... yo... –esas preguntas la habían tomado desapercibida. No sabía qué decirle. Sin embargo, trató de concentrarse y preguntarse a sí misma eso mismo. –La verdad es que yo te veo bien, Joanne. No creo que tengas de qué preocuparte.
-¿De verdad? –a la morocha se la veía feliz.
-Sí... –Hermione se compadeció de ella. Por primera vez vio que era una persona que en verdad quería a Ron. –Pienso que tu amor es sincero, Joanne. Y también, que Ron es lo que necesita. Como su amiga me siento contenta por ustedes. –la chica sabía completamente bien que eso último era mentira.
-Gracias, Hermione. Necesitaba saber eso. –Joanne le sonrió y Hermione le devolvió la sonrisa, mientras que retomaban el camino sin decir ni una palabra más. Media hora después, las dos habían caminado mucho, por lo que se sentaron en un banco cercano.
-¿Sabes? –dijo de repente Joanne.
-¿Que? –dijo Hermione mirándola.
-Creo que Ron fue muy afortunado en conocerte.
Hermione puso los ojos como platos.
-¿Por qué dices eso?
-Porque veo que eres una muy buena persona... una que valdría la pena tener como amiga...
-Eh... bueno... gracias... –balbuceó Hermione sonrojada, sin entender bien porqué la chica pensaba esto de ella.
Joanne rió.
-¿Qué se siente ser bruja?
Hermione volvió a mirar a Joanne, quien preguntaba verdaderamente intrigada.
-Definitivamente es una persona que no habla mucho, pero cuando lo hace, lo hace sin perder el tiempo... vaya...- pensó Hermione admirando la curiosidad de su compañera.
-En realidad... es muy interesante... –explicó la castaña tratando de explayarse lo mejor posible. –Es hermoso. No se como explicarlo, es raro... es diferente...
-Ya veo, te entiendo... Ron me contó que eras la mejor de el colegio, je, je...
-¿Eso te dijo?... –Hermione era un tomate con vida.
-Sí, y veo que es verdad¿no?
-Puede ser... pero en parte me gustaba mucho lo que estudiaba, quizás era por eso...
-Claro, a mi me encantaría ser bruja¿sabes? –admitió Joanne.
-¿De verdad?
-Sí, en verdad los envidio a ti, a Ron, a Harry, a Ginny y a todos los que tienen la posibilidad de hacer magia...
-Pero si hay formas de estudiar magia sin ser un mago por naturaleza¿no te ha contado Ron?
-Sí, pero no es lo mismo... Al fin y al cabo siempre voy a ser común en el fondo... muggle, como dicen ustedes...
Hermione no sabía que decir. No era buena para esas situaciones de consuelo. Prefirió quedarse callada, pero no sabía si podría aguantar el silencio incómodo por mucho tiempo, hasta que vio tres figuras que se acercaban hacia ellas: dos extremadamente pelirrojas y una morocha.
-Justo a tiempo.- -pensó Hermione.
-Mira, ahí vienen los chicos... –comentó a Joanne, señalándolos.
-¡Oh, sí! –Joanne cambio su leve tristeza por una gran sonrisa y saludó con la mano a lo lejos. Hermione sintió, no sabía de donde, un poco de pena por ella.
-¡Herms¡Quiero conocer tu casa! –dijo Ron sonriendo cuando hubo llegado al lado de las chicas. –Harry me dijo que era hermosa...
-¿Eso le dijiste? –Hermione miró a Harry y este le sacó la lengua, asintiendo. La chica se lo quedó mirando.
-A veces siento que su mente no creció a la par con su cuerpo...- -Hermione rió para sus adentros, pero luego se dio cuenta de que Harry la miraba con los ojos entornados.
-Lo oí... –murmuró el chico fingiendo estar ofendido.
-UPS...-Hermione se tapó la boca sonrojada, acordándose de la legeremancia que practicaba su amigo tan ágilmente. Demasiado ágilmente. -¡Perdón!
-No, esta bien, esta bien, total soy inmaduro... –Harry le dio la espalda. Todos observaban sin comprender. Hermione no pudo evitar reírse, no sabia porque pero le daba gracia.
-Encima te ríes... –se quejó Harry quien tampoco aguantaba la risa a decir verdad.
-¡Vamos si tu estas bromeando! Jajajajaja... ¡Vamos ríete que tienes ganas! Jajajaja.
-¡No vale! –dijo Harry sonriendo a su amiga. –Sabes que no actúo bien jeje...
-Ya, perdooooon...
-Esta bien, yo tambien te quiero, tontita... tonta... jajajajaja.
Hermione lo abrazó riéndose. Luego los dos se dieron cuenta que Ron, Joanne y Ginny los miraban con las cejas arqueadas.
-Jajajaja, nosotros nos entendemos... ¿verdad, ojitos? –dijo Hermione sonriéndole a Harry. Este pestañeó varias veces y asintió con la cabeza.
-Bueno, ya... –dijo Ron que se lo veía un poco... ¿enojado? O...
-Oigan¿quieren venir a mi casa? –propuso Hermione. No sabía porque pero se sentía bien. Se sentía fuerte. Todos se mostraron satisfechos con la propuesta y se encaminaron hacia su casa. Durante todo el trayecto, la castaña evitó por todo motivo mirar a Ron. De nuevo, no sabía de donde venía ese comportamiento.
-Cosas de la vida...- le dijo una vocecita dentro suyo. Pero luego surgió otra voz que planteaba: -...¿o del amor?- Hermione hizo un gran esfuerzo y despejó su mente de esos pensamientos.
-Esta es. –declaró, cuando hubieron llegado a su casa.
-¡Es muy linda...! –exclamó Joanne, quien iba detrás de ella. Hermione, decidida a comportarse bien con la chica a partir de ese momento, volteó para sonreírle y agradecerle el comentario, pero al ver que estaba abrazada a Ron, su sonrisa se congeló.
-Gracias... –murmuró la chica. -Contrólate...- se dijo a sí misma. –Entren, entren... –La chica abrió la puerta y dejó que pasen de a uno, cerrando finalmente la puerta detrás suyo.
-¿Quieren que les sirva algo para tomar?... ¿comer?... ¿algo?... –ofreció.
-Si quieres te ayudo a traer algo para tomar¿si? –le dijo Harry mirándola con cara rara. Era obvio que quería ir a hablar con ella.
-Esta bien, eh... pónganse cómodos... –les dijo la chica a Ron, a Ginny y a Joanne, dejándolos en la sala de estar. Acto seguido, fue con Harry hacia la cocina.
-¿Cómo estas? –le preguntó el chico en voz baja cuando se aseguró de que nadie los pudiera oír.
-Bien... bueno, en realidad no se si pueda aguantar mucho tiempo... –gimió Hermione sacando cinco vasos de vidrio. –Ayúdame a llevar la jarra de jugo...
-Esta bien... –Harry tomó la jarra y volvió a mirar a su amiga. –Oye, yo se que es difícil, pero acuérdate del billete¿verdad? Se fuerte. –el chico le guiñó un ojo y se encaminó hacia la sala de estar de nuevo, seguido por una pensativa Hermione. Cuando ésta hubo vuelto a la realidad, ya había llegado con los demás, y comenzó a servir el jugo a todos. Primero a Harry, quien se había sentado, como todos. Luego, a Ginny, quien miraba disimuladamente a Harry. Se la veía contenta por algo. Cuando estaba por servirle a Joanne, no pudo evitar fijar la vista en ella y Ron, quien la miraba con una expresión de clara complicidad. Hermione terminó de servirle a la chica y comenzó a servirle a Ron. Éste dejó de hacerle miradas a Joanne y se dirigió a todos sorpresivamente.
-Eh... – el pelirrojo se aclaró la garganta. –Bueno, Harry, Ginny, Hermione... –llamó el chico a cada uno, con el mismo tono de anunciar algo importante que había adoptado la primera vez que se vio con Hermione, antes de presentar a su novia, en el aeropuerto. La castaña suspendió el llenado del vaso con jugo y prestó atención, temerosa.
-Algo malo va a decir... estoy segura, es algo malo... claro, algo malo para mí... no creo que lo sea para ellos... pero¿qué podría ser peor que su novia?... No puede ser tan malo...- Pensaba Hermione aún con el vaso a medio llenar en la mano. La jarra estaba apoyada sobre la mesa. Se obligó a poner la mente en blanco y escuchar.
-...bueno, les quería anunciar que... Joanne y yo... estamos comprometidos.-finalizó Ron.
Se escuchó un ruido de vidrios rotos. A Hermione se le había caído el vaso de las manos. La chica sintió un vacío en el estómago. Se iba a desmayar. No, no se desmayaba... se moría. Sentía un peso gigante en su cuerpo. Había escuchado de nuevo las palabras de Ron como si vinieran desde kilómetros de distancia. No podía reaccionar. Estaba allí, parada... desolada...
Ginny se levantó rápidamente a buscar un trapo y limpiar el vaso roto y el jugo del piso. Harry miró automáticamente a Hermione, quien seguía paralizada. Ron y Joanne sostenían una frágil sonrisa incómoda, mirando hacia Harry y Hermione alternativamente.
-¿Estas bien? –preguntó Ron dirigiéndose a la castaña. De pronto se lo veía preocupado. La chica, por su cuenta, por un intento de reaccionar, lo hizo exageradamente.
-¡SI¡Estoy bien¡NO estoy mal... por favor¿Por qué habría de estarlo? –al darse cuenta de su gran efusividad trató de bajar el tono, pero no pudo. No podía controlarse más. -¡OIGAN, que buena noticia¡Comprometidos¡¿Quién lo hubiera dicho! –rió nerviosa, pero era consiente de que cada vez empeoraba más la situación. Ginny estaba debajo suyo limpiando el piso. De pronto, Hermione se sinceró consigo misma y admitió que no podía seguir reprimiendo sus sentimientos de esa manera. No podía seguir fingiendo felicidad cuando quería volar toda su casa y echarse a llorar desconsoladamente, sin que nadie la pare. ¡Quería huir! Tenía un gran nudo en la garganta, y para peor, se dio cuenta de que todos la miraban confundidos, salvo Harry, el cerebro del cual funcionaba a mil por hora, tratando de buscar alguna forma de que los invitados se vallan y así dejar tranquila a su amiga.
-¡Hermione, te dije que no tenías que salir hoy si te sentías mal! –saltó Harry exprimiendo su imaginación al máximo. Corrió del sillón hacia su amiga y la tomó del brazo. Se dirigió hacia los demás. –Chicos, perdonen, pero estuvo muy nerviosa esta semana... es que... - -Vamos Harry piensa algo¡piensa, piensa! - se decía el chico. -...su familia esta pasando una situación muy grave y... bueno se ve que hablar de compromiso le hace recordar aquello... la voy a acompañar a su habitación..., ya vengo...
Hermione no sabía de nuevo como agradecerle a Harry. La había salvado de una situación extremadamente incómoda. Cuando se hubieron alejado varios metros, la chica no aguantó más y cayó en el llanto. Harry la condujo hasta su cama y la sentó en el borde.
-Herm... Herm... escúchame... ¡Herm! –el chico trató de calmarla por un momento, pero ella estaba destruida, solo se limitaba a llorar. Solo eso. –Herm por favor¡ayúdame, Necesito que te tranquilices... Prométeme que no vas a hacer ninguna locura¿me lo prometes?
Hermione, entre llantos asintió levemente.
-Bien, ahora yo voy a hacer que se vayan, pero no hagas ninguna locura, quédate aquí, tranquila¿si? Para eso estoy yo, yo te voy a ayudar... ven... –Harry la abrazó y le dio un beso en la cabeza. –Ya vengo. No me tardo... –dijo, y volvió hacia la sala de estar, dejando a Hermione sola en su habitación. Ella sabía que tenía que colaborar con Harry. No iba hacer ningún ruido extraño, no iba a llorar, con tal de que se vayan y la dejen en paz. Pero tardaba mucho...
-Bueno, Ron, cariño, será mejor que nos vayamos, así Hermione puede descansar... –dijo finalmente Joanne mirando al pelirrojo, quien estuvo de acuerdo, de vuelta en la sala de estar.
-Claro¿vienes, Ginny? –dijo Ron.
-Sí, sí... –la chica se levantó y saludó a Harry con un beso en la mejilla. -¡Nos vemos! Y saluda a Hermione.
Harry los acompañó hacia la puerta y la abrió para que salgan.
-Esta bien, la saludo, no te preocupes... –contestó el chico sonriendo.
-Y dile que la vendremos a visitar¿si? – dijo Ron, saliendo de la casa con Joanne.
-Si, si, le digo... –Harry volvió a sonreír.
-Adiós, entonces, Harry...
-¡Adiós! –exclamó el chico cuando se hubieron alejado los demás. Acto seguido, cerró la puerta de un portazo. Toda la casa quedó en silencio, hasta que:
-¡COMPROMETIDOOOS!-escuchó gritar a Hermione, en medio de un llanto desesperado. Harry apretó los dientes por el grito, pero fue corriendo a toda velocidad hacia la habitación en donde se encontraba su amiga. Cuando entró, vio que ésta estaba arrodillada en el piso, llorando tanto hasta tener su cara colorada.
-¿Por qué me pasa esto¡¿POR QUÉ A MI? –gritaba. Harry corrió a su lado, la levantó y la abrazó. Así, la contuvo por mucho tiempo, mientras ella lloraba.
-¡Te odio! –exclamaba dolida. -¡Te odio Ronald Weasley¡¡TE ODIO!... ¡Eres lo peor¡¡¿Por qué me haces esto¡¡No lo merezco¡¡Te odio¡¡Te amo, y tienes la cara para venir a decirme...¡¡Vienes y me dices...¡¡¡...que estas comprometido¡¡COMPROMETIDO¡¡¿Y yo que¡¡No soy nada¡¡NADA¡¡TU vas a ser feliz¡¡Con una tontaaa¡¡¿Qué le viste a esa chica¡¡Soy yo la que te ama de verdad¡¡Y ni te das cuenta¡¡¿COMO¡¡No te das cuenta de que te amo¡¡¿SABES QUE¡¡Ahora lo vas a saber¡¡¡¡TE AMO!–en ese momento, la castaña dejó de gritar y, aún llorando, se tiró sobre su cama, mientras Harry se arrodillaba al lado de ella.
-...Te amo... te amo... tanto... –murmuró Hermione, antes de quedarse profundamente dormida.
