HOLA CHICASSSS!
Bueno, perdon por la tardanza... pero me libré un poco de los estudios y me deje un tiempo para subirles este capitulo P
Gracias:
Rosely, jeje me alegro que te haya gustado! en verdad me sorprende q te haya llegado tanto pero mejor jajajaj no t preocupes, aca sigo, gracias por leerlo!
Biankradcliffe, otra mas q me encanta como le gusta! P ya se que fue triste pero no va a ser la ultima vez, es mi estilo super archi hiper dramatico jajajaja, grazie!
Kmi, no-puedo-creerlo! a vos tambien te borraron el ff? q mal:( pero bueno menos mal que vos por lo menos lo volviste a publicar, espero que te vaya bien! gracia x seguirlo, besos!
Maripotter91, jejeje bueno gracias por leerlo! me alegro de que te guste (viste que lindo harry? casi imposible en la realidad jajaja) no iores, P beso!
Aca sigo niñasss:
CAPITULO VIII: Confuso encuentro con Ron.
Hermione abrió los ojos. Era de madrugada y estaba lloviendo. Su casa estaba desierta y ella estaba tendida en la cama con la ropa que había usado durante el día. Se había quedado dormida. No recordaba mucho de lo que había pasado, solo que se sentía muy mal. Luego su mente se aclaró y se le cruzó la imagen de Ron y Joanne.
-Ahora comprendo porqué me siento tan deprimida... –se dijo a sí misma angustiada. Pensó en Harry. Era obvio que se había ido. Pensó que tenía que hablar con él, al menos para agradecerle por estar con ella. En eso estaba cuando sintió un ruido extraño. Se incorporó en su cama y trató de escuchar atentamente el ruido, pero lo único que oía era la lluvia afuera, acompañada de vez en cuando por algún trueno. Rápidamente, se levantó y bajó descalza hacia la sala de estar. Apenas llegó, sintió de nuevo el ruido, ahora más claramente: alguien llamaba a la puerta.
-¿Quien será a esta hora? - se preguntó la chica muy extrañada, ya que era bien entrada la noche, y supuestamente todos tendrían que estar durmiendo...
Sintió miedo. Lentamente, se acercó hacia la puerta. Hacía mucho frío. Vio, como, al respirar, una bocanada de aliento helado salía de su boca. Al llegar a la entrada se frotó los brazos para calentarse. No sabía si abrir la puerta o no. Se dejó de rodeos, y sin pensar, la abrió. Una gran corriente de aire frío la hizo estremecer al ponerse en contacto con el exterior, pero se extrañó aún más al ver una figura que se alejaba de su casa. Sea quien sea la estuvo esperando y pensó que no estaba.
-¡Espera! –gritó sin ser conciente de lo que hacía, sin darse cuenta de que no sabía quien era aquella persona. La figura se dio vuelta y la miró. Hermione no podía distinguirlo. Era un hombre, estaba claro por su vestimenta, pero no sabía quien. Y avanzaba hacia ella.
-¿Harry? –dijo la castaña tratando de acertar. Pero no era él. El hombre se posó enfrente suyo, muy cerca. Hermione se estremeció y retrocedió levemente.
-Pensé que no estabas. –dijo esa persona, a quien Hermione reconoció por su voz.
-¿Ron¿Qué haces aquí? –Su corazón comenzó a latir muy rápidamente, mientras sentía que su estómago se comprimía por la angustia.
-Necesitaba hablar contigo. –el chico se acercó aún más. En ese momento, Hermione advirtió que se estaba mojando por la lluvia. Pero no lo invitó a pasar.
-Es muy tarde.
-No lo es para mí. Todavía tengo esperanzas...
-Me refería a la hora. –Hermione cada vez se extrañaba más por el comportamiento del chico. ¿Qué quería decir con "todavía tengo esperanzas"?
-No podía esperar más. Necesito decirte lo que siento.
-¿Lo... lo que... sientes? –la voz de la chica comenzaba a quebrarse, mientras sentía que una planta de emoción crecía en su cuerpo. En ese momento, un fuerte relámpago iluminó la cara de Ron por un segundo. En ese instante de luz, Hermione pudo notar que el chico, además de estar empapado, la miraba con un dejo de... ¿deseo?.
-Si. No podía seguir ocultándolo: no me voy a casar con Joanne, ni siquiera estamos comprometidos. Es más, ella ni siquiera es mi novia, es mi prima. Todo esto del noviazgo lo inventé para saber si en verdad esa persona que yo amo también me ama a mí. Y creo que sí, por eso vine a decírtelo.
-Eh... ¿qué?... –Hermione sentía que se iba a desmayar. ¿Era todo mentira¿Ron no estaba de novio? Lo peor era que no sabía si estaba contenta porque Ron estaba 'libre' o si estaba resentida porque le había mentido. Una voz dentro suyo le dijo que por más que esté resentida, no iba a durar mucho con todos los deseos que tenía de estar con Ron. Y era verdad. Se sintió feliz.
-Por favor perdóname por haberte mentido, Hermione... –parecía como si Ron también practicase legeremancia. -... pero no sabía como hacer para saber si tu me amabas. Compréndeme, estaba desesperado... Pero ahora no voy a mentirte más, y aunque no me correspondas quiero que sepas que te amo.
Hermione se quedó paralizada. Miles de voces resonaron al mismo tiempo dentro de su cabeza:
-¡LO DIJO¡Al fin lo dijo!
-¡Bésalo¿Qué esperas¡Bésalo ya!
-¡No lo beses¿Y si piensa que eres una desesperada?
-¡Si no lo besas pensará que no lo amas!
-¡Por Dios di algo¡Reacciona!-
-Yo también te amo. –articulo la chica levemente shockeada.
-¿De verdad? –preguntó Ron. Una sonrisa se dibujó en su cara. Hermione asintió, y también sonrió. Lentamente, se fueron acercando, cada vez más, hasta que sus labios quedaron a milímetros de distancia.
-¿Herms?
-¿Qué?
-Despierta...
-¿Eh?
-Despierta, son las dos de la tarde.
-¡NOO!
Hermione despertó ante la brillante luz del día y tendida en su cama, mientras se daba cuenta horriblemente que todo había sido un sueño. Con bronca lanzó una gran palabrota y...
-¡... lo iba a besar!
Un segundo después, se percató de que, justamente, Ron estaba parado al lado de ella, mirándola entre sorprendido y divertido, ya que él la había despertado. Hermione sintió que se ponía colorada a más no poder, mientras se tapaba la boca con una mano.
-Perdon...-murmuró la chica.
-Por favor que la cama me trague... ¡por favor que me trague ya! Ay que vergüenza... solo a mí me pasan estas cosas... - pensaba.
El pelirrojo rió. Hermione sintió que esa risa no era del todo verdadera, pero no le dio importancia.
-Son solo ilusiones tuyas, Hermione...- se dijo a sí misma.
-¿A quien ibas a besar? –preguntó Ron con un gran dejo de interés. Hermione notó esto, lo que la divirtió.
-A... nadie –la chica disfrutó viendo como el pelirrojo se quedaba con la duda.
-Vamos, dime... –Ron sonrió aún más.
-No, a nadie, de verdad...
-No me mientas, tu lo dijiste, dime...
La chica negó con la cabeza, sonriendo.
-¿No me vas a decir? –insistió Ron comenzando a pasar de interesado.
-No.
Hermione sintió una gran fuerza dentro suyo. Por fin le iba a devolver un poco, aunque sea una milésima, del dolor que el le había causado el día anterior. Se acercó lentamente a el, quedando lo bastante cerca como para ponerlo nervioso. Y lo estaba.
-¿Acaso... te importa? –susurró Hermione con una sonrisa pícara, mientras se levantaba de la cama con una gran sensación de control sobre Ron. Éste la miró sin poder hablar, cuando ella se paró enfrente de el. Luego, el pelirrojo reaccionó bruscamente y hizo como si no le importara.
-Esta bien, tienes razón, son asuntos tuyos... –sentenció rápidamente.
-Claro que sí. –respondió Hermione sonriendo y cruzándose de brazos, sin dejarse intimidar.
Un silencio incómodo siguió a esto, mientras los dos trataban de evitar la mirada del otro.
-Bueno. –dijo Ron.
-¿Si? –Hermione lo miró. El pelirrojo abrió la boca para hablar pero luego la volvió a cerrar. – Ron...¿qué haces aquí? –preguntó la chica.
-Oh, sí, eso. Bien yo... quise venir a verte. –Ron fijó sus ojos verde azulados en Hermione. Esto fue un punto bajo para ella.
-Vi... viniste a verme... –repitió.
-¡Vamos no te debilites, Hermione¡Esos hermosos ojos y el hecho de que admitió que vino hasta aquí solo para verte no son motivos para caer tan bajo!... ¿O sí?- pensaba la castaña. Indecisa, se sentó al borde de su cama, enfrentando todavía a Ron.
-¿...Y?
-Y, eso. Vine a verte porque me quedé preocupado de ayer. ¿Cómo te encuentras?
-...¿Yo? –Hermione estaba volando.
-¡Por favor chica baja ya de la nube de amor en la que te subiste y contéstale!- le alertó una voz dentro suyo.
-Eh... sí, tu. –Ron sonrió.
-¡Ay por favor Ronald colabora con mis neuronas que con esa sonrisa no me dejas pensar!- se decía Hermione.
-Estoy bien, gracias... –contestó sonriéndole.
-Bueno, me alegro, en verdad. Ayer te veías muy alterada...
-Oh, sí... perdón... es que con todo este tema de...
-¿...de que era¡Oh por Dios me olvidé lo que les dijo Harry¿¡Que les dijo que tenía¡Eso me pasa por no prestar atención!- pensó alterada la chica. No sabía en donde meterse.
-Sí, ya sé, de tu familia, no te preocupes, a veces es difícil hablar de eso, pero, te entiendo...-dijo Ron, salvándola.
-¡ESO¡Ay Ron te amo!... Bueno, en realidad... eso ya se sabía...
-Sí, la familia. Pero en verdad les pido disculpas, no quise arruinarles semejante noticia... de... com... compromiso... –Hermione sonrió débilmente.
-Hermione. –la llamó Ron de repente.
-¿Que?
-No me mientas.
-¿Qué?
-Que no me mientas...
-¿Cómo? –la chica estaba horrorizada. ¿Acaso sabía...?
-Yo sé lo que te pasa.
-¿Lo... sabes?
-¡Llamado a la solidaridad: se necesita una soga y una montaña alta para colgarme urgente!- pensaba Hermione.
-Lo sé. ¿Te crees que no me doy cuenta?
-Eh... yo...
-Hermione nuestra amistad no va a cambiar por que me haya comprometido.
Esa oración le cayó a la castaña como un balde de agua fría.
-¿Qué demonios...!-
-¿De qué hablas? –dijo la chica enmudecida.
-Herms... –Ron se sentó a su lado y la abrazó.
-No Ron... no lo hagas... no me lastimes de nuevo Ron...- rogaba Hermione al ver lo pegado que estaba el pelirrojo a ella.
-...Yo entiendo... –siguió Ron. -... que tu tengas miedo de que Joanne nos impida seguir nuestra amistad como todos estos años, pero eso no va a ser así. Que te quede claro que por más que Joanne sea lo que sea: mi novia, mi prometida, mi esposa...-
-Basta Ron basta... por favor no la embarres... ¡no sigas por lo que mas quieras!- a Hermione este sermón le estaba haciendo peor. Pero lo aguantaba. Callada. Como había hecho todo este tiempo.
-...nunca, pero nunca te va a remplazar a ti¿si?
Hermione asintió cabizbaja.
-Ven... –Ron la abrazó más, y ella se dejó, pero de repente, muy bruscamente, el pelirrojo se separó de ella.
-¿Qué pasa? –Hermione lo miró sorprendida. El chico estaba conmocionado: la miraba como si fuera un fantasma. –Ron¿te sientes bien?
El pelirrojo asintió levemente, pero todavía alterado.
-Ron, te ves mal... ¿no te pasa nada?
-No, me voy. –el pelirrojo tenía el ceño fruncido.
-¿Que? Ron...
-No pasó nada...
-Pero no dije que haya pasado algo...
-Yo no sentí nada... –la interrumpió el chico hablando más para sí mismo que para Hermione, quien no entendía nada.
-¿Sentir algo¿Sobre qué...¡Ron!
El pelirrojo caminaba hacia fuera de la habitación, con clara intención de irse.
-¡Ronald! –Hermione llamó al chico a quien eso le hizo acordar a sus épocas de clase en Hogwarts, cuando su amiga le advertía sobre la importancia de hacer las tareas. Trastornado, volteó al pie de las escaleras.
-...¿Sí? –el pelirrojo estaba temblando levemente.
-Me vas a decir YA qué es lo que te pasa. –Hermione estaba histérica. –No es una opción, es una orden.
-Me siento mal -largó el pelirrojo de una.
-Te sientes mal... –repitió Hermione sin estar del todo convencida.
-Sí. ¡Nos vemos! –Ron caminó a paso acelerado hacia la puerta.
-¡No puedo creer que en verdad te estés yendo, Ron! –exclamó Hermione indignada.
-¡Perdóname, nos vemos! –el pelirrojo abrió la puerta de la casa y salió, cerrándola detrás suyo. Hermione soltó un sonoro bufido de histeria y volvió a su habitación.
