Nunca te abandonaré

IV.

Hacía una mañana espléndida. Sakuragi llegó a la clínica temprano. Era domingo, y tenía la intención de pasar todo el día con Rukawa. Estaba cruzando el jardín en dirección a la puerta principal cuando vio una figura conocida paseando junto a la fuente. Desvió su camino hacia ella y sonrió ampliamente. Apenas hacía tres días que había conseguido levantarse sin apoyos y Rukawa ya caminaba con normalidad.

- Rukawa! – le llamó acercándose.

El chico moreno alzó la vista al oírle, detuvo sus pasos y esperó a que llegara junto a él. Al hacerlo Sakuragi notó con pesar que Rukawa desviaba un poco la vista, incómodo. Después de la escenita de la sala de rehabilitación, el pelirrojo estaba seguro de que el kitsune empezaba a sospechar de sus sentimientos.

- Qué tal estás? – preguntó intentando aparentar normalidad.

- Bien – contestó Rukawa con su tono habitual.

- Dando un paseo?

- Sí.

- Te importa que te acompañe?

- No.

Empezaron a caminar juntos por el jardín, y charlaron un poco sobre trivialidades. Al cabo de un rato Rukawa se detuvo y se sentó en un banco, y Sakuragi le imitó. Se quedaron en silencio unos minutos, mirando hacia la fuente.

- Qué ha sido de ellos? – preguntó Rukawa de pronto.

- De quiénes? – preguntó Sakuragi a su vez.

- De los del equipo. De Ayako, de Miyagi, de Mitsui…

- Ah… - el pelirrojo frunció el ceño, cosa que no le pasó inadvertida – Pues… Ayako y Haruko entraron en la universidad de Tokyo, igual que Akagi y Kogure. Mitsui y Miyagi dejaron los estudios y supongo que están trabajando… Del resto no sé nada… Y el entrenador Anzai… - la voz le falló – El entrenador Anzai…

- Murió… - susurró Rukawa.

Sakuragi le miró atónito.

- C-cómo lo sabes?

- Eh? – Rukawa le miró sin entender.

- C-cómo sabes que el entrenador Anzai murió? – repitió.

- Pues… no sé… Tú me lo contaste, no?

- Sí, p-pero cuando sucedió! No llevabas ni dos meses aquí!

Por fin Rukawa comprendió porqué el do'aho estaba tan alterado.

- Quieres decir que…

- Sí! Eso quiero decir! Cómo es posible que te acuerdes? Se supone que no te enterabas de nada!

- Yo… no sé…

Sakuragi se levantó y le señaló acusador.

- Teme kitsune! No habrás estado fingiendo todo este tiempo, verdad? – dijo con un deje de diversión.

Pero de pronto sintió miedo. Y si Rukawa recordaba algún día todas las veces que le había acariciado o abrazado en ese tiempo? O peor aún… y si recordaba el beso? Su nariz corría serio peligro.

- No digas tonterías! – exclamó Rukawa levantándose también. Pero de pronto se sintió mareado y tuvo que sentarse de nuevo – Yo… No lo entiendo… No entiendo porque recuerdo esto precisamente… - murmuró con una mano en la frente.

El pelirrojo se sentó de nuevo también junto a él y le apartó la mano con suavidad.

- Recuerdas algo más? – preguntó más serio.

- No… Lo último que recuerdo antes de despertarme un día aquí es que estaba llegando al instituto en bicicleta… ni siquiera recuerdo el accidente… ni que me contaras lo del entrenador Anzai… simplemente lo sabía… - Rukawa miraba a los ojos castaños buscando una explicación – Por qué? Por qué lo sabía? Y por qué me he pasado seis años en blanco? Por qué no desperté simplemente del coma?

- N-no lo sé… - murmuró – Los médicos no se ponían de acuerdo… unos decían que por la lesión física y otros que quizás era un shock postraumático…

- No me encuentro bien… - musitó Rukawa cerrando los ojos – Estoy mareado…

- Te acompañaré a tu habitación…

Rukawa dejó que Sakuragi le ayudara a levantarse pasándole un brazo por la cintura, y así, medio abrazados, comenzaron a caminar hacia la entrada de la clínica. Una vez llegaron a la habitación, Sakuragi le ayudó a tumbarse y le sirvió un vaso de agua.

- Te encuentras mejor?

- Sí…

Sentado en el borde de la cama, Sakuragi paseó la vista por la habitación. La cama, una mesilla y un armario empotrado eran los únicos muebles que la decoraban.

- Ya has pensado qué hacer cuando salgas? – preguntó – No te queda mucho de estar aquí…

Rukawa terminó de beberse el vaso de agua y lo dejó en la mesilla. Luego se acomodó en la cama y miró al techo.

- Sí – respondió – Lo primero es terminar el bachillerato. Me apuntaré a una academia.

- Me parece bien – convino el pelirrojo – Pero yo me refería a donde vas a vivir…

- Alquilaré un apartamento.

- Con el dinero de tus tíos? – aventuró.

- No. He hablado con el director de la clínica, el señor Nobe. En cuanto me vaya cancelarán el ingreso mensual que reciben de ellos. El dinero que yo emplearé será el que me dejaron mis padres. El señor Nobe ha hecho unas gestiones por mí y ha comprobado que la cuenta está intacta. Mejor dicho no ha dejado de crecer desde que me trasladé a vivir con mis tíos, pues mis tíos tampoco han tocado el alquiler de la casa donde vivía con mis padres. Además buscaré un trabajo de media jornada. Creo que no pasaré aprietos.

Un largo párrafo viniendo de Rukawa. Sakuragi se alegró mucho al ver que tenía las cosas tan claras.

- Y no prefieres vivir de nuevo en la casa de tus padres? - preguntó el pelirrojo.

- No; esa casa es demasiado grande para mí. Además ya te he dicho que está alquilada, y no sé pueden sacar unos inquilinos así como así.

- Es verdad. En fin, cuenta conmigo para lo que quieras. Si quieres que te ayude en algo…

Para sorpresa del pelirrojo, Rukawa aceptó de inmediato su ayuda.

- Me podrías ayudar en una cosa… - murmuró.

- En qué?

- A buscar un apartamento… cerca de… cerca de tu casa – esto último lo dijo en voz muy baja y desviando la vista a la ventana.

Sakuragi no pudo evitar sonreír ampliamente, pero Rukawa no lo vio.

- Claro que sí…

xXx

- Ya he llegado!

Se había hecho ya muy tarde. Hanamichi se descalzó y se dirigió a la cocina, donde estaba su madre preparando la cena.

- Qué tal, hijo? – preguntó la señora Sakuragi.

- Muy bien – respondió al mismo tiempo que se inclinaba para darle un beso en la mejilla.

- Cómo está Rukawa?

- Bien. Una semana más y le darán el alta definitiva - se sentó en una silla y se estiró un poco.

- En serio? Eso es una gran noticia.

- Sí…

Un rato más tarde cenaban madre e hijo solos, como casi todas las noches. Cuando Sakuragi terminó iba a levantarse para ir a dejar su plato y demás cubiertos en el fregadero, pero la voz de su madre le detuvo.

- Espera un momento, Hanamichi.

- Qué pasa, mamá?

- Nada, sólo quería hablar contigo de un asunto.

- De qué asunto?

A Hanamichi le extrañó tanto que su madre se pusiera tan seria de repente que sin dudarlo volvió a sentarse para escuchar lo que le tenía que decir.

La señora Sakuragi respiró hondo.

- Recuerdas al señor Iwata, mi jefe?

- Claro. Me has obligado a acompañarte a un montón de cenas de trabajo – respondió el pelirrojo – Aunque lo entiendo, es normal que quieras que todos conozcan al genial y talentoso Hanamichi Sakuragi, tu hijo – añadió divertido.

- Pues… - respiró hondo de nuevo – Resulta que… que el señor Iwata y yo… vamos que… estamos saliendo…

La mandíbula de Sakuragi casi cayó sobre la mesa.

- Te has liado con tu jefe! – exclamó.

- Eh! Te he dicho que estamos saliendo, no que estamos liados! – se defendió ella.

- Acaso no es lo mismo?

- No, no es lo mismo! Bueno, sí…

Ambos, madre e hijo, rieron suavemente y así descargaron un poco la tensión.

- Escucha Hanamichi… - empezó la señora Sakuragi de nuevo seria – No está casado. Ni siquiera está separado o divorciado. Es viudo, como yo. Es como una segunda oportunidad para ambos, entiendes?

- Desde cuando salís? – preguntó el chico.

- Hará un par de meses… - respondió ella.

- Y por qué no me lo has contado antes…?

- Quería estar segura de mis sentimientos…

- Y ya lo estás?

- Sí.

- Le quieres?

- Sí. Y él a mí.

- …

- Y además, para que yo no tenga problemas en el trabajo con los compañeros, va a pedir el traslado a otro departamento.

- …

- Y bien…? Qué te parece…?

- …

- Hanamichi?

- Vas a irte a vivir con él?

- Eh… no. No de momento al menos. Pero si es así, por supuesto que te vendrías con nosotros.

Sakuragi se levantó de nuevo y recogió de nuevo su plato.

- No creo que eso fuera una buena idea… Pero no te preocupes, de aquí que te vayas a vivir con él quizás ya me habré independizado – al ver que su madre abría la boca para protestar añadió con una sonrisa – Y sí, me parece bien. Espero que todo os vaya perfecto. Recojo esto y me sigues contando, de acuerdo?

- Gracias, Hanamichi…

xXx

Después de estudiar durante un par de horas Sakuragi se metió por fin en la cama. Estaba muy cansado y era lógico, llevaba semanas durmiendo muy pocas horas y lo peor es que aún tendría que seguir un tiempo así.

Esa noche aún durmió menos, pues la noticia que le había dado su madre le tenía desvelado. Pensó que debería sentirse preocupado por ella pero lo cierto es que estaba muy feliz de que hubiera encontrado a alguien. Él no conocía mucho al señor Iwata, pero cuando le vio por primera vez no le pareció mala persona, al contrario, le cayó muy bien. Era un hombre muy serio y sencillo, y recordó que se fijó en que trató a su madre muy amablemente.

En realidad su madre le daba algo de envidia…

Se preguntó cuando sería el momento de hablar con Rukawa y declararse. Tenía mucho miedo de su reacción, y era lógico, ambos eran hombres… Su única esperanza era el recuerdo de que el kitsune nunca hizo caso a ninguna chica en el instituto, pero de ahí a corresponder a los sentimientos del chico que le hacía la vida imposible en aquella época había un largo camino…

Y si Rukawa le rechazaba, ese rechazo no tendría comparación con el de esas cincuenta niñas tontas de las que creyó en su día estar enamorado. El rechazo de Rukawa no sólo le partiría el corazón y el alma, sino que también terminaría con sus esperanzas en la felicidad y en el futuro… Y si además después de rechazarle se alejaba de él?

Era todo tan complicado… Quizás sería mejor conservarlo como amigo que arriesgarse…

Pero entonces recordó lo de su madre y el señor Iwata, y supo que si algún día Rukawa le contaba que también había encontrado a alguien, no lo soportaría.

Antes muerto que ver al amor de su vida con otra persona.


N/A: Holaaa! Aquí les traigo el cuarto capítulo, dedicado a Astrea, ya que hoy es su cumpleaños! Felicidades guapa!

Besos

Khira