Nunca te abandonaré
VI.
Cuatro días. Cuatro días sin saber nada de Rukawa. Sakuragi estaba sentado en su mesa de estudio con sus apuntes en una mano y mordiéndose las uñas de la otra, maldiciendo a los kitsunes desaparecidos, egoístas y desagradecidos.
Es que Rukawa no sabía llamar por teléfono? Él no podía hacerlo porque Rukawa no tenía aún, así que le dejó su número escrito bien grande en un papel bajo un imán de nevera, pero como si no lo hubiera hecho.
Habían pasado casi un mes desde que el kitsune se mudara al apartamento. Por las mañanas trabajaba de dependiente en una tienda de ropa masculina, trabajo que le había conseguido Natsuya, por las tardes iba a clase a una academia para sacarse el bachillerato, y los fines de semana y los ratos libres que tenía entrenaba por su cuenta. Y él estaba estudiando para los exámenes finales, para los que faltaba apenas una semana, así que en parte era normal que casi no se vieran.
Pero Hanamichi no podía soportar ese distanciamiento. En las últimas dos semanas lo había visto sólo tres veces, de diez que fue a su casa. Dónde se metía por las noches? Las clases de la academia terminaban a las diez y a esa hora ya no había luz para entrenar.
Cuando estaba en la clínica lo podía ver siempre que quería…
Inmediatamente después de pensar eso Sakuragi se inclinó hasta darse un tremendo cabezazo con la mesa.
Se dijo mil veces estúpido, miserable, egoísta y otros muchos insultos más. Lo que tenía que hacer era estudiar para sus exámenes y alegrarse de que Rukawa tuviera ahora una vida normal, aunque eso implicara no verle tan a menudo como antes.
Después de decirle a su madre cuando se asomó a su dormitorio que el ruido que se había escuchado provenía de la calle, Sakuragi intentó concentrarse en sus apuntes.
Al cabo de un rato miró el reloj: eran poco más de las once de la noche. En teoría Rukawa debería estar en su casa… Y ya estaba pensando de nuevo en él. Así no había quien estudiara. Se rindió y después de ordenar un poco su mesa, salió de su cuarto sin hacer ruido, puesto que su madre ya estaría durmiendo, y se preparó para salir.
Cinco minutos después ya estaba llegando al bloque de pisos donde estaba el apartamento del chico que le quitaba la concentración. Giró una esquina y entonces vio a Rukawa que estaba cruzando la calle acompañado de otro muchacho que no reconoció.
Instintivamente detuvo sus pasos y se escondió en un portal. Sacó un poco la cabeza y observó como se detenían frente al portal de Rukawa, sin dejar de hablar entre ellos. Sintió un agudo dolor en el pecho. Quién era ese chico? Y por qué estaba a esas horas con él? De dónde venían? Y lo más extraño… por qué Rukawa parecía tan animado?
No supo si sentirse preocupado o aliviado por el hecho de que el otro fuera un chico y no una chica, pero igualmente rogó porque no subieran juntos al apartamento. Afortunadamente no lo hicieron, el otro chico se despidió y cruzó de nuevo la calle, mientras Rukawa se metía en el interior del portal.
Sakuragi se apresuró a llegar hasta él y lo hizo que justo Rukawa estaba cerrando de nuevo la puerta.
- Doa'ho?– se sorprendió el kitsune - Qué haces aquí?
- Buenas noches a ti también – gruñó el pelirrojo – De dónde vienes a estas horas? Y quién era ese chico? – preguntó sin pensar.
Rukawa arqueó una ceja.
- No sabía que tuviera que darte explicaciones.
El tono de Rukawa molestó profundamente a Sakuragi, y se quedó callado mirando a su amigo con el rostro enojado. Rukawa también parecía enojado, pero inesperadamente fue él el que intentó suavizar la situación.
- Quieres subir? – preguntó en un tono más reconciliador.
- … - en lugar de contestar, Sakuragi pasó a su lado y pulsó el botón de llamada del ascensor. Rukawa meneó la cabeza divertido y se colocó a su lado.
Subieron en silencio las cinco plantas. Sakuragi miró de reojo a Rukawa, y se olvidó de su enfado. Desde que el kitsune trabajaba en esa tienda de ropa que cada vez vestía mejor. En ese momento llevaba unos vaqueros oscuros que se veían nuevos, una camiseta negra manga larga y encima una camisa granate manga corta. Además había recuperado algo de músculo, por lo que lucía realmente bien. De pronto Sakuragi se sintió un poco avergonzado de su sencilla ropa: él llevaba unos vaqueros gastados y una vieja camiseta gris. Pero pensó que renovar su vestuario sería una excusa perfecta para ir a visitar a Rukawa al trabajo.
Entraron en el apartamento y pasaron directamente a la cocina.
- Quieres tomar algo? – preguntó Rukawa mientras abría la nevera.
- Un poco de agua, por favor.
Rukawa sacó una botella de agua y después dos vasos. Llenó ambos y luego le ofreció uno al pelirrojo. Mientras bebían Sakuragi miró hacia el balcón, donde casi se habían besado de no ser por el desmayo de Rukawa, y también recordó la caída en la cancha. Desde ese día no había vuelto a presentarse otra oportunidad. Como hacerlo, si apenas se veían?
- Por qué has venido a verme tan tarde? – preguntó Rukawa después de beber.
- No te encuentro a ninguna otra hora…
- Ya, es que no paro en casa…
- Bueno, me vas a decir quien era el chico o es un secreto? – preguntó Sakuragi con burla.
- Es un compañero de clase – respondió el moreno.
- Ah… Y vive por aquí?
- Sí, muy cerca. Por eso volvemos siempre juntos, y a veces vamos a cenar o a tomar algo.
Sakuragi al escucharle sintió unos celos horribles y mucho desasosiego, pues su mayor temor se estaba haciendo realidad… Rukawa ya había conocido a otra persona, y que fuera otro chico no le consolaba en absoluto. Bueno, quizás se estaba precipitando un poco…
Terminó de beberse el agua de un trago como si fuera un chupito y se dio medio la vuelta para dejar el vaso en el fregadero. Cuando se giró de nuevo, el corazón le dio un vuelco al encontrase cara a cara con Rukawa, pues este se había acercado a él hasta quedar con su cuerpo a escasos centímetros del suyo.
- Celoso, do'aho? – le soltó sin más.
El pelirrojo se quedó sin saber qué decir. Celoso? Por supuesto que lo estaba. Pero no se atrevía a admitirlo, Rukawa le estaba provocando claramente pero aún así seguía temiendo su rechazo.
Tenía al kitsune tan cerca que le costaba respirar. En cambio los ojos azules le miraban fijamente, sin temor, serenos y tranquilos. Eso era una de las cosas que siempre había envidiado de Rukawa: su capacidad de mantener la sangre fría en cualquier situación.
Y entonces algo en su interior se rebeló. Por qué? Por qué Rukawa estaba tan tranquilo cuando él estaba a punto de explotar? No era justo. Además estaba cansado de fingir. Porque eso era lo que llevaba haciendo durante dos meses, fingir que eran amigos cuando en realidad lo que quería era hacerle el amor hasta desfallecer.
Con la mano derecha le agarró de la nuca, y sin dudarlo ni un segundo más, eliminó la poca distancia que quedaba entre sus rostros y le besó.
Suavemente al principio, sintiendo la calidez de su aliento y la humedad de sus labios, que acariciaba una y otra vez con los suyos, apenas rozándolos, sin atreverse aún a introducir la lengua en esa boca con la que tantas veces había soñado.
Pero Rukawa se apartó. Sakuragi abrió los ojos desconcertado y vio como el moreno daba un paso atrás. Sus ojos ya no estaban serenos, sino que se leía en ellos miedo y… decepción. El pelirrojo estaba aterrado ante la idea de escuchar su rechazo. Pero había sido Rukawa quien le había provocado! Por qué se había apartado?
- T-tú… - murmuró Rukawa con la voz quebrada, al mismo tiempo que le señalaba débilmente con una mano temblorosa – Tú ya… tú ya me habías besado antes…
Sakuragi palideció.
- Y… y no fue en el instituto… - continuó – No, no fue allí… Cuándo me besaste, Sakuragi?
- …
Ahora el kitsune estaba temblando entero.
- Fue en la clínica…? En una de tus visitas?
- …
- A-abusaste de mí…?
Esa pregunta hizo reaccionar por fin al pelirrojo.
- No! – exclamó – No, no abusé de ti! E-es cierto que te besé una vez, pero sólo fue un beso! Sólo un beso, te lo juro!
Rukawa parecía a punto de llorar.
- Cómo pudiste…?
- Rukawa yo…
- Yo confiaba en ti!
- Rukawa… - Sakuragi dio un paso adelante y alargó una mano para tocarlo, pero el kitsune la apartó bruscamente.
- No me toques – siseó endureciendo su gesto de repente – Y lárgate.
Aquello no podía estar sucediendo de verdad. Eso era lo que estaba pensando Hanamichi, pero sin embargo la imagen de Rukawa yendo hacia la puerta y abriéndola para que él saliera y desapareciera de su casa y de su vida parecía muy real. Dio un paso, mientras intentaba pensar alguna excusa para lo que hizo, pero de pronto el suelo se tambaleó bajo sus pies. La vista se le nubló y, delante de un sorprendido Rukawa, cayó inconsciente sobre el piso.
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Cuando despertó estaba tumbado boca arriba en una cama, mirando un techo del que colgaba una lámpara que le era familiar. En seguida se dio cuenta de que había alguien sentado a su lado. Se incorporó de golpe: era Rukawa. Y recordó la horrible discusión que habían tenido… no sabía cuanto tiempo hacía.
- Rukawa… Yo… - empezó.
Pero Rukawa le puso dos dedos en los labios indicándole silencio.
- Shh… - susurró – Descansa. Me has dado un buen susto.
Sakuragi apartó la mano del kitsune de su boca y entrelazó sus dedos con los suyos. Rukawa no lo impidió.
- Hace cuanto que me he desmayado? – preguntó sin soltarle la mano.
- Unos diez minutos. Yo no soy el médico, pero me he figurado que ha sido por el agotamiento que llevas acumulado; se nota que apenas duermes – Sakuragi asintió un poco avergonzado - Y además he comprobado que no tienes fiebre.
- Parece que a los dos nos va el rollo de desmayarnos… - bromeó.
- Do'aho…
Rukawa ya no se veía enojado, sino preocupado. Sakuragi aprovechó para explicarle la verdad.
- Escúchame, Rukawa… Yo… te besé… justo una semana antes de que despertaras… – esta vez Rukawa no le interrumpió – Estábamos en el jardín, junto a la fuente. Sé que no debería haberlo hecho, lo siento, de verdad! No sé que me pasó, sólo recuerdo que me moría de ganas de besarte… Porque yo… - cogió aire. Sabía que era el momento - Yo te amo… Kaede…
Durante unos instantes se hizo el silencio absoluto entre ellos. Si hubieran prestado atención habrían escuchado sus propios corazones latiendo. Sakuragi intentaba leer en los ojos de Rukawa, pero no lo conseguía. No había ninguna emoción en ellos, ni siquiera sorpresa.
- N-no vas a decirme nada? – preguntó con voz temblorosa.
Alargó una mano hacia él para acariciarle la mejilla y entonces el moreno pareció reaccionar. Su mirada se volvió más cálida aunque su expresión era igual de serena.
De pronto Rukawa se inclinó sobre Sakuragi y le besó. Un simple beso apretando los labios, pero que para Sakuragi fue el mejor que le habían dado en su vida. Sin separarse, el pelirrojo se incorporó más en la cama hasta estar sentado, y abrazó a Rukawa por la cintura, acercándole más a él. Luego ambos entreabrieron sus labios, profundizando el beso, acariciando mutuamente el interior de la boca del otro con la lengua. El pelirrojo se sentía en la gloria.
Un par de minutos después se separaron un poco, apenas unos centímetros, manteniendo sus frentes apoyadas.
- Me puse celoso – musitó Rukawa.
- Eh…? – exclamó Sakuragi sin entender.
- Cuando empezaste a salir con la hermana de Akagi… - explicó en voz baja.
- … - Sakuragi no dijo nada, pero una pequeña y triste sonrisa se formó en sus labios.
Y como si se hubieran puesto de acuerdo, ambos se entregaron a un nuevo beso, esta vez más desesperado, más hambriento, más salvaje. Como si con ese beso quisieran olvidar los errores cometidos, la pena, el dolor, la ausencia, el tiempo perdido. Sakuragi agarraba a Rukawa del pelo, firmemente pero sin hacerle daño, como si temiera que su kitsune volviera a separarse de él, mientras exploraba su boca como si fuera lo último que iba a hacer en su vida.
Apenas unos minutos después se encontraban ambos desnudos en el lecho, Sakuragi encima de Rukawa, besándole frenéticamente por todo el cuerpo: frente, labios, mejillas, cuello, pecho, abdomen… cuando llegó a su sexo no lo dudó y lo envolvió con su boca, succionando con fuerza, una y otra vez. Rukawa se arqueaba sobre la cama, jadeando y gritando, pidiendo más, clavando sus uñas en los hombros del pelirrojo. Cuando terminó, Sakuragi se bebió todo su líquido, sin derramar nada, saboreando gustoso su sabor.
Rukawa se quedó quieto, con la respiración un poco agitada, mientras Sakuragi se posicionaba nuevamente sobre él. El pelirrojo le acarició el rostro con ternura, rozando apenas su piel con los dedos, empezando por la frente y terminando en sus labios. Con solo mirarse a los ojos, Rukawa comprendió la silenciosa pregunta, y abrió la boca para acogerlos en ella y humedecerlos, respondiendo así del mismo modo.
Una vez humedecidos con la saliva del kitsune, Sakuragi dirigió sus dedos a su entrada para prepararle, sin dejar en ningún momento de mirarle a los ojos, para detenerse inmediatamente al primer gesto que le indicara que le estaba lastimando. Pero lo hizo tan suavemente, con tanta ternura, que Rukawa en ningún momento sintió dolor.
Cuando consideró que estaba suficientemente dilatado, Sakuragi se acomodó entre sus piernas, levantándolas un poco, y introdujo poco a poco su miembro en Rukawa, quien cerró los ojos con fuerza pero no se quejó. Una vez estuvo completamente dentro, se quedó quieto unos instantes para que se acostumbrara, al mismo tiempo que le daba un suave beso en los labios.
- Estás bien? – preguntó al ver que el moreno seguía con los ojos cerrados y el rostro tenso.
Rukawa simplemente asintió y sus piernas le abrazaron. Sakuragi no pudo aguantarse más y se retiró un poco, sólo para volver a adentrarse en el suavemente. Continuó repitiendo este movimiento, cada vez con menos suavidad, y sin darse cuenta ya había cogido un fuerte ritmo.
Apenas se lo podía creer…
Le estaba haciendo el amor a Rukawa…
Un ronco gemido de placer escapó de su garganta. Sus cuerpos se azotaban uno contra el otro con fuerza, la mente de Sakuragi quería ir más despacio pero su cuerpo no obedecía. Miraba a Rukawa, este seguía con los ojos cerrados, pero sus labios entreabiertos y sus suaves gemidos le hacían saber a Sakuragi que estaba sintiendo tanto placer como él.
- Kaede… - susurró Sakuragi acercando de nuevo sus labios hasta casi rozar los suyos – Kaede… te amo… te amo…
Le besó con ansias, sujetándole de la cabeza con ambas manos, al mismo tiempo que comenzaba a embestirle aún más fuerte. Cuando se separó se encontró por fin con esos ojos azules que le miraron extasiados. En ese momento, mirándose ambos mientras hacían el amor, Sakuragi sintió que no le cabía tanta felicidad en el pecho.
Rukawa alcanzó poco después su segundo orgasmo, vaciándose esta vez entre sus vientres, y Sakuragi al escuchar sus jadeos, sentir esa humedad, y sobretodo, ver la expresión de su cara, no tardó en alcanzar el suyo.
- K-kaede…! - gimió mientras se vaciaba en su interior y su mente se quedaba en blanco por unos segundos.
Cuando recuperó el sentido lentamente salió de su cuerpo y se dejó caer a su lado, respirando entrecortadamente. Rukawa se colocó de costado, de manera que quedaron de nuevo frente a frente. Se quedaron unos segundos mirándose mientras sus respiraciones se normalizaban, perdidos en las pupilas del otro, recordando lo que estaban haciendo hasta apenas un momento antes. Sakuragi alargó su mano y acarició el pelo de Rukawa, quien cerró los ojos y se acurrucó contra su cuerpo buscando más contacto.
- Hanamichi… - susurró el moreno acariciándole el abdomen.
- Dime… - Sakuragi le cogió de la mano y entrelazó sus dedos.
- Hay algo que debería haberte dicho hace tiempo…
- El qué?
- Gracias…
N/A: Hola! Como (creo) ya dije me salen al final siete capítulos, así que este es el penúltimo. Qué les pareció el lemon? Como le dije a Ran quería escribirlo de manera diferente a mi habitual, pero me ha salido igual de físico… aix… En fin, el último capítulo ya está escrito así que no tardaré mucho en subirlo.
Elena: y tanto! El zorro ya es difícil de por si. Y me encanta cuando es Hanamichi el que está loco por él, aunque al revés también me gusta. Es que me gusta de ambas maneras! Los adoro!
Vanne: a mi se me caía la baba sólo de escribirlo… Es que en toda la serie solo aparece una vez vestido de calle, cuando va a visitar al señor Anzai, y vale que la ropa de deporte y el uniforme le sientan de maravilla, pero hay que variar un poco… Me alegra que estés de acuerdo en que sea un HanaRu, y espero te haya gustado el lemon. Besos!
Astrea: pues al final ha sido un poco de ambos, Rukawa le ha provocado y Sakuragi al principio ha intentado controlarse pero al final ha sucumbido… y por poco le sale mal la jugada, suerte que al desmayarse el zorro se ha dado cuenta de que también tiene miedo a perderlo y le ha perdonado… Respecto a lo de penalizar por contestar reviews yo desde el principio sospeché que era un bulo pero aún no lo he podido confirmar, pero Dannan ha dicho algo de que ya estaba aclarado pero se me olvidó preguntarle sobre ese comentario.
Balucita: sí jejeje y el que más a Sakuragi… Y si, ya se vino el lemon o el desenlace, no sé a cual de estas dos cosas te referías; bueno el desenlace será en el siguiente capi. Besos y gracias por el review!
Abuelitnt: explotó, explotó… como no hacerlo si el zorrito se le puso a tiro? XD
Kaehana9: el refrán no falló, aunque por poco termina ahí todo.
Kkinomoto: supongo que este capítulo te habrá parecido apresurado, pero piensa que en la historia ha pasado ya un mes desde las dos oportunidades fallidas. Muchos besos a ti también y gracias por el review!
Inuyashaluchi: me alegro de que te gustara, y claro que lo voy a continuar, no pienso dejar nunca un fic inacabado.
Haruko Sakuragi: hola linda! me alegra saber que sigues la historia. no te preocupes si no te da tiempo a dejar review. besos a ti también!
Paulyta: el pobre se puso demasiado nervioso, pero seguro que si hubiera sido un desconocido habría actuado con más celeridad. en este capítulo ya se ha visto que ambos se tenían ganas... jejeje. Muchos besos y gracias por el review!
Nos vemos en el último cap!
Besos,
Khira
