Declaimer: Los personajes de Harry Potter no me pertenecen, el fic es una adaptación del libro 'Estoy cansada de ser buena... pero que cansador es ser mala'

Capítulo 1

Era noviembre, el lunes después del día de acción de Gracias, y Hermione Granger estaba delante del cuarto de baño, mirándose el pelo de un color violeta tremebundo. En el suelo había dos de las toallas amarillas de su madre, manchadas con franjas violetas, y la caja de un tinte para el pelo- AZABACHE, decía en la etiqueta- con la foto de una mujer de larga, negra y brillante cabellera. Pero no violeta.

Era el color del que, dos días antes de acción de gracias, se había teñido el pelo Hiedra: azabache. Hiedra, una nueva alumna y ya era el miembro más influyente del Club de Hogwarts, donde Hermione cursaba su sexto curso. No eran amigas. De hecho, hasta esa mañana en el lavabo de chicas, Hiedra nunca le había dirigido la palabra. En cambio esa mañana, mientras Herms se lavaba las manos mirándose en el espejo, Hiedra le había dicho:

¡Hola!-Y le había pedido un cigarrillo.

Ahora no tengo – había dicho Hermione, pese a no haber fumado en toda su vida. Era la respuesta perfecta para Hiedra: daba a entender que en otro momento su pudo haber tenido uno a mano.

Qué color de pelo tan bonito- había añadido Hermione con la esperanza de romper el hielo, ya que en todo Hogwarts no había ninguna chica a la que no le apeteciera ser amiga de Hiedra, según dicen su nombre real era Marizza Rossini, la presidenta del Club.

Gracias- había dicho Hiedra, mirándose al espejo- AZABACHE. Así se llama o al menos es lo que dice en la caja del tinte

Ahora era por la tarde, y en casa de Hermione no había nadie aparte de su hermano menor, Josh .

Hermione entró sin llamar en la habitación de Josh y se lo encontró en la cama con Crookshanks, el gato de la casa, al que aprisionaba bajo su brazo. Josh abrió los ojos como platos.

No lo digas. Ya sé que es horrible- dijo Hermione, tocándose el flequillo violeta.- Por si no te diste cuenta me lo teñi.- Tendría que haberme quedado negro.

Te aconsejo que te lo quites antes que llegue mamá de la compra- dijo Josh con una mueca-. ¡ La verdad es que da asco!

Y ¿qué quieres que haga?-replicó ella, examinándose el pelo en el espejo de cuerpo completo del armario-. ¿Cortármelo o qué?

¿Por qué no haces que recupere su color natural?

¡Es que el castaño es patético! Por eso había decidido teñírmelo.

Pues tíñetelo de un color normal. No sé... ¡de rubio!

Quizá sea mejor pardo. En la sección de productos para el pelo del supermercado tenían uno que se llamaba así y no estaba mal.

Pues... vamos ahora mismo al supermercado- propuso Josh, poniéndose la chaqueta.

En la pizarra de la cocina, la señora Granger había escrito lo siguiente:

HE IDO DE COMPRAS.

VUELVO A LAS SEIS

BESOS, M.

Justo debajo Hermione escribió:

HEMOS IDO A COMPRAR MATERIAL ESCOLAR.

H. Y J.

Se puso el anorak de esquiar, colocándose la capucha para el pelo, y siguió a Josh por la puerta trasera.

Odio Hogwarts- dijo, mientras recorrían las calles a oscuras

Ni que lo digas- contesto Josh, apesadumbrado -. Hoy mi día fue un desastre.

¡Pero al menos tú tienes amigos! Yo ni uno. Todos están en algún grupo. Además Harry y Ron están ocupados con sus novias y no tengo amigos. Cero.

En realidad del único grupo del que Hermione deseaba formar parte era del Club, pero estaba segura de que jamás la invitarían a ingresar. El Club era el grupo más cool de Hogwarts. Sus socias eran famosas por su lealtad recíproca y por su desprecio hacia cualquiera autoridad, sobre todo padres, profesores y policías. Ser reconocían por su manera de vestir y llevaban tatuajes auténticos, además de piercings en las orejas, la nariz, los labios o en el ombligo. Una vez, al cambiarse después de la clase de vuelo, Hermione había visto la bolita plateada en el ombligo de Hiedra. Las integrantes del club se teñían el pelo y vestían con ropa muggle por ejemplo se ponían faldas súper ajustadas, junto con tops minúsculos que dejaban al aire una franja de piel desnuda, justo encima de la cintura. Llevaban zapatos con plataforma, fumaban y tenían una manera de hablar especial: susurraban, como si siempre tuviera algún secreto que decirse. Lo principal, sin embargo, era que excluían a cualquier persona que no fuera del grupo.

Lo que Hermione más admiraba era su valor. Le gustaba que cambiasen de nombre, como en el caso de Hiedra, que había pasado por las buenas de Marizza Rossini a Hiedra. Eran valientes, atrevidas y rebeldes; no tenían miedo a nada, y Hermione Granger que siempre había sido buena y obediente de pronto ardía en deseos de convertirse en una de ellas.

En Hogwarts había otros grupos, por ejemplo el de los deportistas, que abarcaba al equipo de Quidittch, los bailarines, los artistas y los miembros del coro. También estaban los " normales" – así llamados con desprecio por las miembros del Club- que incluían a los buenos alumnos, que tenían buena fama y respetaban las reglas hasta ese momento Hermione había formado parte de ese grupo.

El club, sin embargo, era otra cosa. Solo se entraba por invitación, jamás por las buenas, y tenía reglas muy estrictas, que exigían el mismo comportamiento en todas sus socias, como si formaran parte de la misma familia y se imitaran recíprocamente en gestos y maneras de vestir y hablar.

Hermione estaba totalmente convencida de que las opiniones del Club eran valoradas, temidas y admiradas por todas las chicas de Hogwarts. Por dentro, se moría de ganas de ingresar en él.

Hasta hacía pocos meses, Hermione llevaba una vida normal, monótona y aburrida, Se despertaba temprano, se ponía su uniforme y bajaba a desayunar con sus padres, encantados de estar en su compañía. Luego, acompañada por Josh o por Harry y Ron, iba a Hogwarts donde su jornada consistía en sacar buenas notas y recibir elogios en todas las asignaturas. Hasta en el verano había llegado a tener una especie de novio, Ron. Él y Hermione hablaban a la hora de comer y volvían juntos a casa. Pero no funciono, él se consiguió otra novia y ella siguió su vida, a veces hablaban, pero pareciera que él y Harry la evitaran.

En consecuencia su vida hasta entonces había sido tranquila. Hacía los deberes deprisa después de cenar, se acostaba, se quedaba dormida y se despertaba de buen humor.

Hasta que llegó el verano. Un día, un martes a principios de agosto, antes de empezar el sexto curso, se sorprendió en el espejo de la habitación de su madre, y se quedo de piedra, ella sabía que pasaría a decir verdad hace mucho tiempo debió de haber pasado todas sus amigas lo habían atravesado pero aun así no reconocía la imagen que tenía delante. Con sus pantalones cortos de jean, su camiseta blanca y su coleta de caballo, con broche color lavanda, parecía otra persona no la Hermione del día anterior.