Acá va el tercer capítulo, es un poco más largo que el anterior espero que les guste xD
-Llego tarde- dijo Hermione-. Lo comentamos en la cena.
El señor Granger no tenía la menor intención de comentarlo en la cena, y Hermione lo sabía así que de mala gana se sentó en un sillón del hall y miro fijamente hacía adelante.
-Estas notas son preocupantes dijo el señor Granger con una calma extraña en la voz. Precia que en cualquiera momento fuera a estallar en una cólera volcánica, como ya había ocurrido otras veces. Saco las notas y las dejó en la rodilla de Hermione. Todos sietes menos un diez en transformaciones y un 9 en Aritmatcia.
-¿Preocupante?- preguntó Hermione, como sí no tuviera idea a lo que se refería.
-Hermione, tú siempre sacabas buenas notas en todas las asignaturas –le dijo su padre-. Cuando alguien cambia, siempre es motivo de preocupación.
-Cambiar es normal.- Hermione fijo su mirada en la puerta.
-Pero no tanto-dijo el señor Granger-. Aquí solo hay sietes. Eso no es típico de ti.
-¿Tú qué sabes qué es típico y qué no es típico? Ya no soy la misma persona.- Hermione se paro y abrió la puerta y se dirigió al colegio, no se volvió ni una sola vez, aunque casi no pudiera respirar y temblase. Era la primera vez que le contestaba así a si padre.
Al llegar a Hogwarts, vio la " Lista de los mejores alumnos" que habían colgado y, por costumbre, se detuvo a echar un vistazo, buscando entre los alumnos que empezaban por la G; no porque albergara la menor esperanza de encontrar su nombre, o lo deseara, sino porque era la primera vez, que no figuraba entre los mejores, y tuvo un momento de tristeza.
Solo se dio cuenta de la presencia de Draco Malfoy al volverse. Lo tenía tan cerca que habría podido sentir su aliento en el cuello.
-Estas en la lista ¿verdad?... como siempre –preguntó él
-Lo dudo –contestó Herms.
-Yo no he salido este año... estoy interesado en otras cosas- dijo él, que se había apoyado a su lado, en la pared.
Draco Malfoy, llamado Draco a secas, era, que Hermione supiera, el chico más guapo de todo slytherin y probablemente de todo el colegio, Draco Malfoy ese año había sido más amable con ella y no la había vuelto a llamar " sangre sucia" desde que empezo su sexto curso, pero tampoco eran amigos. Tenía mala fama y todos sabían que se había hecho un tatuaje de cuervo negro en el antebrazo derecho. Hermione nunca lo había visto fumar en el colegio, pero se fijo en la cajetilla roja que se veía asomada en su pantalón, que había notado porque Draco tenía su túnica medio abierta. Además por comentarios oídos sabía que tenía un mechero con su nombre grabado regalo de su fan número uno, Pansy Parkinson
-¿Salías con Pansy?.- No se le ocurrió anda más.
-No realmente, es insoportable-dijo Draco, inclinándose tanto que le rozó el brazo.
-Debe de ser fatal tener que soportarla –declaró ella más que nada por decir algo.
Draco se encogió de hombros.
-Sobreviviré.- Miró la lista buscando la G.-Aquí no hay ningún Granger.
Hermione no supo que decir. Al final optó por la verdad, es decir, que siempre había sido lista, pero que ya no lo era. A Draco, la respuesta le hizo reír.
-¿Conoces a Hiedra?- preguntó ella.
Draco puso los ojos en blanco.
-Si, por mi madre es amiga de la de ella, siempre se andaba portando mal
-Vaya- dijo Hermione, con ganas de parecer enrollada-, que habréis sido novios.
-La verdad es que no, con Hiedra no –contestó él, sonriendo-. Oye, ¿por qué no quedamos mañana en "Embishion?"- preguntó, mientras le dirigió una sonrisa peculiar, asimétrica, que hizo aparecer un profundo hoyuelo en su barbilla.- Pasaré a las siete y media a tomar una cerveza de mantequilla.
-Bueno –dijo ella con calma, fingiendo que hablar con Malfoy era lo más normal del mundo-. Vale.
Él le dio en el hombro un golpecito amistoso y, tras doblar la esquina de la biblioteca, desapareció.
Hiedra apareció de pronto y siguió a Hermione, que se dirigía a la primera clase del día: Historia de la magia.
-¿Te has teñido el pelo?- preguntó, alcanzándola-. Te queda bien.
-Gracias
-Pardo, ¿no?
Hermione asintió.
-Siéntate a mi lado –dijo Hiedra, indicando los lugares al fondo de la clase-. La profesora es un perro –añadió, mirando con ojos hostiles a la profesora, más seca que un clavo-. ¿Me equivoco, o te he visto hablar con Draco? –preguntó.
-Sí.
-No sabía que fueran amigos.- Hiedra abrió la bolsa y le ofreció una rana de chocolate.
-No, no somos amigos. Solo nos hemos dicho cuatro frases.
Hiedra puso los ojos en blanco.
-Ya. Típico de Draco. Supongo que te ha propuesto salir.
-No, salir no –contesto Hermione, dejando apoyados los libros de Historia de la magia-. Me ha pedido quedar mañana en un bar, antes de clase.
-Pues no te hagas demasiadas ilusiones –dijo Hiedra.
-Tranquila, que no me hago ninguna –dijo Herms, a la defensiva-. Al pedírmelo he pensado: ¿Por qué no?
-Exacto. Yo, si no tuviera novio, haría lo mismo –dijo Hiedra, lanzando una mueca a la espalda de la profesora-. Pero ojo con Draco, ¿eh? Está bueno, pero dicen que abandona a las chicas que no se prestan a nada.
-¿Prestarse a qué?
-Ya me entiendes.-Hiedra miró a Hermione como si fuera idiota perdida-. Estar juntos
-Ah, sí- dijo Herms, a pesar de que no estaba segura de haber entendido a qué se refería Hiedra con la expresión estar juntos . Debía de tratarse de sexo. Ella había visto la colección de películas y revistas de Harry y Ron con titulares del tipo No te arriesgues a llevarla a casa o El lugar del placer , y anteriormente había tenido conversaciones sobre sexo con su madre, pero nunca había hecho nada. Ni siquiera lo había pensado.
-No te preocupes-dijo-, que a los chicos como Draco ya los conozco.
Era mentira, naturalmente. Aparte de Josh, los únicos chicos a los que conocía de verdad eran Harry y Ron.
La profesora pidió hablar con Hermione al final de la clase.
-¿Problemas?- pregunto Hiedra.
-Puede. Aún no he entregado el trabajo de sociales.
-Ni tú ni nadie. Yo no, en todo caso-repuso Hiedra
-He sacado un seis –dijo Hermione.
-No te preocupes. Historia de la magia es una asignatura inútil.
Hermione recogió los libros y se acerco a la profesora.
-Hasta luego- le dijo a Hiedra.
-¿Nos vemos después de comer en el campo de quidditch?
-Genial –dijo Herms entusiasmada.
Al llegar al campo de quidditch se encontró a Hiedra. Era una tarde despejada y fría, pero Hiedra no llevaba abrigo.
-Comes despacio. Hace horas que estoy aquí-Miró a su alrededor-. Buscaba a Draco para darle los cigarrillos que olvido ayer en mi casa, pero aún no ha salido.- Saco un paquete- ¿quieres uno?- Sonrió y volvió a guardarlo.
-¿Draco va a verte muy a menudo? –pregunto Hermione, con tono indiferente, tratando de cambiar de tema.
Hiedra se encogió de hombros.
-Bastante. Dos o tres veces por semana, si no tengo compromisos en el Club.-Arqueó las cejas-. No te creas que es mi novio, ¿eh?
-No lo creía-dijo Hermione, apoyándose en el muro al lado de ella-. Ni se me había pasado por la cabeza.
-Porque no lo es. Le conozco de toda la vida, y nos parecemos bastante. Mi madre nos llama mala hierba .
-Me ha dicho que se conocen.
-No tenemos secretos. Me lo cuenta prácticamente todo.
Saludó a dos chicas que pasaban por ahí y les enseñó el pulgar abajo.
-Son Anastasia y Mustang. Solemos fumar por aquí después de comer, pero hoy prefiero hablar contigo.
Hiedra sonrió efusivamente a Hermione, como si acabara de decidir que valía la pena conocerla.
