CAPITULO DOS
Durante mucho tiempo, parecía que la familia real no se libraría de la tragedia. Idrial estuvo inconsolable meses y meses. Vagaba por el palacio con grandes ojos tristes. Trataba con desesperación de mantenerse fuerte y de no dar rienda suelta a sus sentimientos frente a sus demás hijos. Las pequeñas princesas no comprendieron los que había sucedido. Solo Aranel, de una forma irreal, había captado que existía algo como la muerte, y que existía un lugar llamado Estancia de Mandos. En su mente infantil relacionaba la muerte de Araglas con la de un gatito que había tenido el año anterior.
En cuanto al Rey Thranduil, parecía que todo su amor se había volcado de pronto hacia el pequeño Legolas, talvez por ser el único varón de la familia, o talvez a su enorme parecido físico con el, o talvez el temor de perderlo; lo cierto era que pasaba mas tiempo con el pequeño elfo.
Idrial tomaba esto como un silencioso reclamo, ¿como había permitido que su criatura se asfixiara?, ¿que se quedara así en la cuna?, ella tendría que haber previsto todos los peligros, las posibilidades, los riesgos.
Estas muertes de cunas suelen ocurrir- decía Ninniach- no son habituales, pero suceden de cuando en cuando. Fue un accidente, no deben culparse-
Pero ninguna palabra de aliento, podían hacer olvidar a la pareja real, en especial a Thranduil , la manera en que habían encontrado al pequeño Araglas aquella mañana ,enrollado en la sabana (prueba de su lucha por sobrevivir) con la manta atravesada firmemente sobre la pequeña boca deformada .
Todas las palabras de consuelo de los Consejeros Reales de la pareja parecían débiles ante su enorme tristeza. Aunque ambos se preocupaban por sus hijos, Thranduil se preocupaba por atender más Legolas e Idrial a las pequeñas.
La naturaleza exigente de sus hijos, distraía a Idrial y ocupaba casi toda su atención, por lo que le quedaba poco tiempo para pensar, lo que agradecía Thranduil, ya que Idrial no aceptaba mas ayuda que la de su amiga y niñera Ninniach.
Idrial fue en verdad la más afectada por la muerte de su pequeño, Para Thranduil, Araglas no se había convertido en una personalidad definida, la muerte le afecto, por ser su único hijo varón, pero sobrellevo mejor su partida.
Legolas, al ser el menor, era el más exigente, Por encima del sufrimiento, había que alimentarlo, vestirlo, bañarlo. Thranduil lo miraba mientras dormía en la cuna y le agradecía su presencia. Un verdadero enviado de los Valar, se decía a si mismo Thranduil.
Poco a poco, a medida que pasaban los meses, la atmósfera del palacio fue retornando a la normalidad, aunque Idrial sabia que las cosas no volverían a ser como antes .La normalidad era un poco distinta, pero la familia real se acomodo a ella. Lentamente volvieron los colores a las mejillas de Idrial y dejo de obsesionarse con Araglas. Con el paso del tiempo, descubrieron que podían vivir con sus imágenes y los recuerdos se hicieron más fáciles de soportar.
Legolas era un elfo notable, comenzó a gatear y caminar a una edad mas temprana que la mayoría de los elfos, y al año ya se desplazaba por el palacio a una velocidad asombrosa, Ninniach lo miraba con asombro permanente y contaba que jamás había visto algo parecido.
Todo mundo lo quería, Belthil y Golasgil así lo demostraban al aceptar su presencia sin problemas, a diferencia de lo que habrían hecho con un hermano menor. Sus sentimientos eran una mezcla de tolerancia, paciencia, afecto natural y la consideración que exigía alguien más pequeño que ellas.
Con Aranel sucedía algo un poco distinto, quizás porque era mayor. Parecía muy conciente de que Legolas había venido en forma fortuita, como caído del cielo. Siempre tenia presente esta alegría. Con toda su dulzura, se había convertido en una hermana terriblemente protectora y muy cariñosa.
-Siempre quise tener un hermanito. Y ahora lo tengo- decía mirando al pequeño Legolas –Hermoso Legolas de los ojos azules- y reía, reía.
Así, poco a poco, Thranduil y su familia volvió a la normalidad, los niños parecían felices e Idrial supero la perdida del pequeño Araglas, y se abrió camino con otras actividades, con sus hijos y como Reina del Bosque.
Así, una tarde de verano, decidieron celebrar que se encontraban juntos y bien, Idrial anuncio su intención de llevar a los pequeños elfos hasta el viejo Lago, era un día calido e increíblemente soleado, un día perfecto para salir.
Las tres pequeñas princesas estaban emocionadas, es especial Golasgil, mas aventurera que sus hermanas.
Esa tarde, pocas familias de elfos se encontraban cerca del Lago. La familia real había llegado sin guardia ni nana, queriendo que los escasos momentos que se reunían, fueran íntimos, se acomodaron bajo las ramas de un nogal, algo alejados de la orilla, un matorral separaba el borde del Lago de las verdes campos adyacentes.
Idrial se dedico a acomodar los refrigerios, ayudada por Golasgil, quien quería apresurar la comida para tener todo el tiempo libre para explorar por centésima vez el pequeño Lago; Aranel y Belthil se habían alejado un poco, buscado flores para Belthil.
Thranduil se sentía orgulloso de Golasgil, una leve brisa revolvía sus rubios cabellos y se enrollaban alrededor de sus puntiagudas orejas, era una pequeña traviesa, su habitación se encontraba llena de piedras que coleccionaba, plumas de todo tipo, e innumerables objetos que encontraba en sus pequeñas excursiones.
-Esta creciendo- comento Thranduil.
-No me digas- contesto divertida Idrial
Golasgil levanto la mirada al percatarse que era el motivo de la conversación.
-¿Soy grande? ¿Lo soy?-
-Si- contesto Thranduil.
-¡Viva!, pronto podré cazar orcos!-
Ambos rieron.
-¿De que se rien? ¡Soy muy fuerte!-
-¡Oh, si pequeña Golasgil!-
Legolas estaba sentado a lado de Thranduil (como siempre), y miraba curiosamente la escena calladamente, Thranduil le sonrió y apoyo su mano sobre su rubia cabeza, pero Legolas no apartaba la vista de Golasgil.
-Sirvamos el té- comento Idrial
Poco después, mientras Idrial llenaba las finas tazas, se escucho un grito agudo y aterrado de Aranel.
--¡Oh, por los Valar!-
Idrial palideció, y la taza se derramo, Thranduil se levanto de un salto e Idrial lo siguió.
-¡Cuida de Legolas!- grito Idrial a Golasgil mientras se alejaba corriendo.
Encontraron a Aranel al pie de un roble. Era evidente que se había caído de una de las ramas.
Sangraba de una pequeña herida, que manchaba su vestido amarillo, pero fuera de eso se encontraba bien, solo tenía lastimado su orgullo.
Los sollozos entrecortados de Aranel se fueron calmando.
-¡No le digas a nadie Ada!-
-Calma mi pequeña, nadie lo sabrá, no es nada, solo el susto-
Pocos minutos después volvieron al pequeño picnic, la taza seguía tirada, el te derramado manchaba el mantel, miraron sorprendidos alrededor.
-¿Donde están Golasgil y Legolas?- pregunto Idrial.
-No pueden estar lejos- dijo Thranduil, -iré a buscarlos-
Idrial frunció el ceño, se volvió al sendero y con impaciencia comento- ¿donde pueden estar?, me extraña que Golasgil se haya llevado a Legolas sin avisar-
-No te preocupes, los encontrare, Golasgil es muy traviesa-
Thranduil se dirigió hacia la orilla del Lago, donde los árboles crecían más tupidos, tratando de identificar el vestido plateado de Golasgil o la túnica azul de Legolas.
-Golasgil… Legolas…-
Pero su llamada no tuvo respuesta, al llegar a un claro en el centro del bosque volvió a insistir.
-Golasgil…-
Silencio.
Thranduil decidió regresar, talvez en su ausencia ya habían regresado, pero la mirada de Idrial al llegar, le dijo lo equivocado que estaba.
-No han regresado- comento Idrial
-Tienen que estar en alguna parte-
-Quizás se hayan ido en otra dirección-
-No seas absurda, los habríamos visto- comento con sequedad Thranduil-Iré a buscarlos mas lejos, quizás estén escondidos-
Los gritos de Belthil llamaron su atención, gritaba desde la orilla del Lago.
Legolas estaba con el agua hasta la cintura, y aunque los elfos son buenos nadadores y se asocian bien con la naturaleza, Legolas era muy pequeño aun para esta situación.
Legolas estiraba las manitas sucias de barro pidiendo ayuda. Thranduil miro horrorizado la escena, los coditos de Legolas se hundían en el barro, los rasguños en sus finas muñecas, Idrial grito desesperada. En una fracción se segundo Thranduil salto al agua, Legolas comenzaba a hundirse.
El barro era espeso y resbaladizo, aun para un elfo, pero Thranduil pronto alcanzo a Legolas y rápidamente se lo alcanzo a Idrial. Ya sin el pánico encima, Thranduil camino suavemente por el barro, apenas dejando huella tras de si.
-Esta bien, no te preocupes, solo esta empapado-
-¿Cómo pudo Golasgil dejar solo a Legolas?-sollozaba Idrial abrazando fuertemente a Legolas.
-¡??!-
Thranduil lanzo un grito angustioso, el rostro de Idrial se puso blanco como papel, se puso de pie y miro a Thranduil sobre los cabellos mojados de Legolas; lo comprendieron todo en un instante.
El grito de Thranduil se interrumpió bruscamente cuando se zambullo de nueva cuenta.
Cuando salio con Golasgil colgando de sus brazos como una muñeca, se quedo ahí, con el agua hasta la cintura, gritando el nombre del la pequeña una y otra vez, sabiendo que no volvería a escuchar ningún sonido sobre la Tierra Media.
Iona: Oh! , tip, tip, aca andamos, aunque un poco tarde esta vez , mmm --, y tip habra tragedia, pero no para nuestro Legolas, muhahhaaa.by y besos.
Thesadness: eso ya se vera mas adelante, muhaaaa. By y besos.
Anya D´Merack : tip, tip, veremos a nuestro Legyy ser el malo de la pelicula, ejem, perdon, del fic, digo, para variar. Besos.
Thesesshogroupie: tip, tip, aunque falta un poco para que Legolas conozca al otro bombon, para alla vamos, besos.
Nota: ! Mil gracias por todos los review de "El Llamado" y "Promesasa", fueron muy amables conmigo, los agradezco de verdad!! snif, snif ;-;
