CAPITULO 11
Hermione cogió aire y entró en la habitación. No era muy grande, tenía una ventana al fondo, una cama, dos mesillas y podía verse nada más entrar la puerta del baño a mano izquierda, y justo en frente de esta, un armario azul. Al lado de la cama había una silla, y sobre esta las enfermas habían dejado una bolsa con la ropa y las cosas que Draco traía puestas cuando llegó. A Hermione se le paró el corazón al verle. "esta muerto" fue lo primero pensó. Draco estaba tumbado en la cama, con los ojos cerrados y la cara tan pálida que parecía que se la hubiera pintado de blanco con la intención de asustarla. Caminó hacia la cama y se quedó de pie al lado de esta sin saber lo que hacer. En cada una de las heridas que Draco tenía en la cara habían colocado una pequeña pasta de color crema que ayudaría a cicatrizar más deprisa. Al notar subir y bajar el pecho del chico se tranquilizó un poco. Se sentó en la silla y mirándole esperó hasta que se despertara.
Draco no tardó en abrir los ojos, él no era de dormir mucho y no era la primera vez que le daban una paliza que así. Hermione se levantó de un salto al verle abrir los ojos y le sonrió, porque no se le ocurrió otra cosa que hacer.
-hola –saludó ella contenta de ver sus ojos grises- ¿Cómo te encuentras?
-estoy vivo ¿no?
-sí, estas vivo
-entonces me encuentro bien
Hermione sonrió sinceramente y ambos se miraron un momento.
-como es que no estás con Weasley celebrándolo? –preguntó de repente, borrando la sonrisa de Hermione.
-prefiero estar aquí, pero si te molesta me marcho
-no, esta bien. A no ser que te quieras ir, claro, en ese caso yo… -ninguno sabía muy bien cómo enfocar la situación en la que se encontraban, ambos querían estar ahí juntos, no se les ocurría un lugar mejor, pero parecía que si no lo estropeaban no se quedaban tranquilos. Decidieron callarse
Draco trató de sentarse, pero sus esfuerzos eran en vano porque su debilitado cuerpo solo conseguía hacerle daño cada vez que se intentaba mover
-¿te ayudo? –preguntó Hermione con inseguridad, si fuera otra persona ya habría extendido los brazos para ayudarle, pero siendo Draco Malfoy la cosa se complicaba.
Él se la quedó mirando un momento. Aceptar la ayuda de otra persona, no, aceptar la ayuda de Hermione Granger.
-no, gracias, puedo yo solo –no sin mucho esfuerzo consiguió sentarse sobre la cama. Hermione hizo lo mismo en la silla en la que había estado momentos antes.
De repente Hermione se sintió estúpida ¿qué estaba haciendo ahí? Paseó la mirada por la habitación, como si las blancas paredes fueran lo más interesante que hubiera visto en su vida. Una pintura magnifica pintada en cada una de las esquinas de la desnuda habitación. Draco la miraba de soslayo. De repente el sonido de alguien golpeando la puerta les sobresaltó a ambos. Agradecieron la visita, fuera de quien fuera.
Ron, Harry y Dumbledore entraron en la habitación en silencio. Harry y Ron se miraron sombriamente al ver a Hermione en la habitación, aunque en el fondo se lo esperaban ambos. Dumbledore caminaba delante, con un brillo de preocupación en sus grandes ojos. Hermione se levantó de la silla y esquivó la mirada de sus dos amigos, que se quedaron rezagados en la puerta. Ron la miró, esperando alguna señal que le indicara que todo estaba bien y que estaba esperando que fuera a donde él estaba, pero al no recibir la señal se quedó al lado de Harry, extrañado.
-ya me han puesto al tanto de todo lo ocurrido, señor Malfoy. Me temo que tiene que darnos muchas explicaciones de lo ocurrido –su voz no tenía el tono sosegado que Hermione esperaba oír y su sonrisa habitual se había desvanecido de sus labios-. Hermione, será mejor que esperes fuera.
Hermione titubeó un momento ¿por qué Dumbledore quería que esperara fuera? ¿Es que acaso había perdido su confianza de un día para otro? Por primera vez miró a Ron y Harry y no encontró apoyo alguno en ellos. La mirada de Dumbledore seguía siendo firme y no admitía réplicas. Ella quería saber algunas cosas, cosas que le preguntarían a Draco ahora. ¿Por qué demonios tenía él los códigos? Salió de la habitación sin decir palabra, dejando claro que no le parecía bien lo que estaban haciendo. Durante un momento pensó en oponerse, pero estaba tan cansada que solo pensaba en una cosa y era dormir toda una noche. Su cólera aumentó todavía más cuando vio que Harry y Ron se quedaban dentro, la mirada de este último la acompañó hasta la salida, ¿tal vez para cerciorarse de que no escuchaba? Hermione se sentó en una de las sillas que cubrían los pasillos. Las horas pasaban al igual que los médicos y enfermeras, que corrían de un lado para otro con las varitas en las manos. Hermione dio un paseo por el pasillo, de un lado hacia otro, cuando sintió que su cuerpo no podía aguantar más tiempo sentado. Sentía que su impaciencia se imponía frente al sueño y al cansancio y varias veces estuvo a punto de llamar a la puerta. Lo único que la consolaba es que desde la habitación no llegaban gritos ni nada que le indicara que ocurría lago grave en el interior. Sentada nuevamente en la silla Hermione veía caer las gotas de lluvia a través de una pequeña ventana. La continua caída de la lluvia consiguió relajarla y durante un momento creyó quedarse dormida, aunque su sueño solo duró unos segundos.
-Hermione… -irguió la cabeza con rapidez al sentir cómo la llamaban. Fue como despertar de un profundo sueño con un fuerte estruendo, a pesar de que Ron solo había susurrado su nombre.
-Ron… -dijo ella, no muy segura de quién era la persona a la que tenía delante-. ¿Ya acabasteis? –preguntó mirando hacia la puerta de la habitación de Draco, que seguía cerrada con un resplandor blanquecino que salía desde abajo.
-no, Dumbledore sigue hablando con él. ¿Tú sabes algo?
-¿algo de qué?
-venga Hermione, no te hagas la tonta. Ya todo el mundo se ha dado cuenta de la confianza que Malfoy tiene en ti –Hermione pudo notar un tono irónico y colérico en la voz de Ron, que se sentó a su lado, prácticamente dejándose caer. Como si ya no aguantara más, ella solo giró la cara. ¿Es que acaso ahora todos creían que ella era cómplice de Draco en relación a los códigos?-. Al menos podías decirme algo ¿no? Ya no recuerdo la última vez que dormí desde que desapareciste
-haberle dicho a Luna que te cantara una nana
-¿Qué? –preguntó Ron impresionado, ¿cómo sabía ella…?
-créeme, no fui yo la primera en traicionar a nadie.
La puerta se abrió en el momento justo en el que Ron abría la boca con la desesperación dibujada en sus ojos. Sus manos comenzaban a moverse con nerviosismo, tratando de explicarle todo lo ocurrido a Hermione. Harry y Dumbledore fueron a donde estaban ellos en completo silencio. El primero miró al anciano con expectación, esperando a ver lo que haría Dumbledore ahora.
-Hermione…
-no tengo nada que ver, y he de reconocer que me sorprende bastante que penséis lo contrario. Creo que me he ganado vuestra confianza.
-no creo que le estés encubriendo, pero si sabes algo nos será de mucha utilidad.
-Hermione, te juro que si has hecho algo quedará entre nosotros. Podrás volver como si nada hubiera pasado –prometió Harry esperanzado, no quería perder a su amiga.
-iros a la mierda –dijo con una expresión de asco mientras pasaba entre Ron y Harry, empujándoles a ambos.
-vendrán a recogerlo dentro de unas horas –avisó Harry al ver a su amiga, que caminaba con decisión hacia la habitación-. El médico vendrá a darle algo para que podamos llevarlo con nosotros. Será mejor que tú vengas también.
Como respuesta recibió un portazo de Hermione, que se apoyó en la puerta y soltó un soplido de cansancio ¿Cuándo se terminaría de una vez ese horrible día? Caminó hacia el centro de la habitación, en donde Draco, tumbado sobre la cama, se cubría la cara con las manos.
-¿Draco? –preguntó ella, para avisar al chico de que estaba, aunque le parecía raro que no se hubiera percatado con el duro golpe que dió.
El chico retiró las manos de su cara y se encontró con el rostro de Hermione, que le miraba con preocupación.
-¿Qué te hicieron? –preguntó todavía en el sitio, sin acercarse a donde él estaba
-preguntas. Muchas.
-¿estas dispuesto a contestármelas a mi?
-¿para que les vayas a ellos con el cuento?
-no.
-¿entonces?
-quiero confiar en ti, pero me lo pones muy difícil
Draco se quedó en silencio. Asintió con la cabeza y Hermione se acercó a su cama.
-tenemos que irnos de aquí. Van a venir a buscarte dentro de un rato. Bueno… a buscarnos
-¿desconfían de ti también? –preguntó sorprendido. Como respuesta recibió una sonrisa triste-. Lo siento, yo te metí en todo esto.
-me metí yo solita. ¿Cómo podemos salir de aquí?
Draco miró a su alrededor, buscando algo que les sirviera, pero no encontró nada. Hermione, nerviosa, metió la mano en el interior de la bata que llevaba puesta y agarró con fuerza su varita ¿Qué podían hacer? La idea de transportarse ni se le pasó por la cabeza: San Mungo tenía instalado un contrahechizo, además en el estado de Draco no sería capaz de soportarlo. Los médicos no tardarían en llegar y las ideas se les estaban agotando. Ron, Harry y Dumbledore estaban fuera, era imposible salir por ahí. Aunque tal vez Dumbledore se habría ido y entonces podrían… . Le dio un breve resumen a Draco, pero tan rápido que él no consiguió entenderlo todo, solo sabía que sería rápido y peligroso. Asintió en todo lo que Hermione le decía y la vio salir de la habitación con paso decidido. Ella salió nuevamente al pasillo con el pulso golpeando fuertemente en su garganta. Harry y Ron hablaban con rapidez y en voz baja frente a la habitación y cesaron su conversación cuando la vieron a ella. A Hermione se le escapó un suspiro de alivio al ver que Dumbledore no estaba. "gracias a Merlín", pensó para sus adentros, jamás lo podría haber conseguido si el anciano hubiera estado presente. Harry y Ron se miraron unos instantes. Hermione titubeó al sacar la varita, pero cuando el primer rayo de luz salió de ella, golpeando a un sorprendido y desarmado Harry, se le fueron los miedos e hizo lo mismo con Ron, sin mirarle a los ojos. Pronunció el hechizo sin que él pudiera hacer nada. Harry y Ron cayeron al suelo, dormidos. No era un hechizo peligroso, pero no duraba mucho. Entró de nuevo en la habitación, con toda la rapidez que sus debilitadas piernas le permitieron.
-accio silla –gritó la chica frente a ella. En un momento una silla de ruedas apareció volando por la puerta hasta acabar frente a los pies de Hermione-. ¡corre! –apremió a Draco.
Ayudó al chico a sentarse y con rapidez salió de la habitación. Harry y Ron seguían tumbados donde los había dejado hacía unos instantes y una enfermera se acercaba corriendo desde uno de los lados del pasillo, por lo que Hermione decidió ir por el otro.
-¿sabes a donde vamos? –preguntó Draco mirando hacia todos lados, temiendo que alguien saliera de alguna de las puertas que llenaban las paredes
-en realidad no.
-genial.
Hermione se mordió los labios mientras corría empujando la silla y mirando en todas direcciones, abandonaba los pasillos en los que había mucha gente y cogía los más silenciosos. Frente a ellos apareció una puerta con las palabras "solo personal autorizado". Abrió la puerta y empujó la silla hacia el interior de esta. Se encontraron en una habitación pequeña, en la que se encendió una pequeña luz cuando ellos entraron.
-¿Qué estamos haciendo aquí? –preguntó Draco al ver la habitación en la que Hermione le había metido. Llena de estanterías por un lado y armarios por el otro.
-gírate –ordenó ella yendo hacia los armarios
-¿Cómo?
-que te gires y no mires
-¿Qué vas a hacer?
-ponerme un traje de enfermera
-Granger, déjate de tonterías y salgamos de aquí de una vez. Te prometo que te comprare uno si consigues sacarme de aquí.
-cuanto menos llamemos la atención mejor ¿no te parece?
-cuando tus amiguitos se despierten mandarán cerrar el hospital. Tenemos que salir de aquí antes de que eso pase.
-¿y tu crees que me dejarían salir de aquí con el traje de paciente y empujándote a ti en una silla?
-haz lo que quieras, pero hazlo rápido
Hermione buscó entre los armarios llenos de ropa cualquier traje que le sirviera para salir de ahí sin llamar la atención, aunque cada vez pensaba que Draco tenía más razón. Cuando antes salieran de ahí mejor. Encontró el traje y se dispuso a ponérselo con rapidez, pero reparó en que la mirada de Draco seguía fija en ella, por lo que le miró inquisitivamente. Él se giró como ella le había pedido. Draco escuchó el sonido que hacía la ropa al descender con rapidez del cuerpo de ella y no pudo evitar girar la cabeza. Se encontró con la espalda de Hermione. Una piel blanca con un lunar en el centro. Ella se vestía con rapidez, a pesar de las heridas. Y cuando Draco vio que ya estaba a punto de terminar volvió a girar la cabeza.
-¿ya estas? –preguntó aparentando aburrimiento, aunque en su interior algo bullía con fuerza haciendo que su corazón latiera con tanta fuerza que sentía los latidos golpeando dolorosamente su pecho.
-si. Ahora creo que sería mejor…
-¿Qué?
-que te hiciéramos algo a ti.
-¿algo como que?
-¿teñirte el pelo?
-no hay tiempo ni ganas para eso!
El movimiento de varita de Hermione fue más rápido que las palabras de Draco, que se quedaron quietas en su boca al notar que se había salido con la suya. Se miró con horror un mechón de pelo que siempre le caía sobre la cara y vio que… ¡era moreno! Hermione agarró nuevamente la silla y tiró de ella, antes de que Draco comenzara a gritarle.
-agacha la cabeza todo lo que puedas –ordenó Hermione, que comenzó a caminar rápido pero sin correr.
Pasaron entre algunas personas, médicos y enfermeras, que miraron hacia ellos con indiferencia; cosa que les tranquilizó bastante. Finalmente llegaron al primer piso. Hermione reconoció el lugar en el que se encontraba y pudo ver a lo lejos la chimenea por la que ella y Draco habían llegado. Giró la silla y la encaminó hacia las chimeneas con rapidez. Miró a su alrededor, temiendo que Harry o Ron o cualquiera que la conocía anduviera por ahí.
-…cerrar el hospital –a los oídos de Hermione llegaron esas tres palabras que la hicieron dar un bote. Miró hacia el lugar del que procedían las voces y se encontró con un hombre de mediana edad y pelo canoso que hablaba apresuradamente con una enfermera, que sentada en su silla, detrás del mostrador en el que atendía a los enfermos, le miraba sobrecogida.
Hermione apuró un poco el paso, rogando a Merlín que las chimeneas no se cerraran antes de que ellos llegaran, pero en cuanto consiguió alcanzar la primera vio cómo un muro de ladrillos negros cerraba la entrada. Lo mismo ocurrió con las demás
-¿qué hacemos, Draco? –preguntó alarmada mirando a su alrededor, buscando cualquier salida posible.
-mi pelo… -susurró él agarrando un mechón
-por Merlín… -Hermione se encontró de pronto con la puerta de entrada y vio cómo un par de enfermeros se acercaban con rapidez hacia ellas. Algunas personas continuaban saliendo con tranquilidad y desde fuera se veían a algunas que esperaban su turno para entrar. Hermione fue hacia allá y consiguió adelantar a unas cuantas personas que trataban de salir. Alcanzó la puerta y sintió el aire golpeándole en la cara cuando de repente alguien la agarró del brazo, impidiéndole avanzar más.
-Hermione… -encontró en el rostro de Ron, a parte de algo de sangre cayendo de una pequeña herida que el hechizo había causado, una expresión de extrañeza, como si no la conociera.
-sueltame Ron –susurró ella. La gente continuaba entrando y saliendo sin interrumpir sus conversaciones.
-debéis venir con nosotros
-no hemos hecho nada
-se que tu no, pero él…
Hermione no tenía tiempo, los enfermeros estaban sacando sus varitas y pronto se quedaría encerrada en el interior del edificio y a merced de aquellos con los que tantas veces había combatido y a los que solía llamar amigos. Le dio un pisotón a Ron y una patada en la entrepierna y salió corriendo, empujando la silla. Durante unos instantes Ron se quedó sin aire y sin voz, la gente continuaba pasando a su alrededor y su voz no era capaz de sobreponerse sobre la de la gente. Cuando su mirada se cruzó con una de los enfermeros consiguió avisar a este de lo que había ocurrido y ambos salieron corriendo al exterior, empujando a la gente, que les gritaba con rabia al verlos correr.
Hermione empujó la silla entre la muchedumbre de muggles y brujos que caminaban por las calles, enfrascados en sus asuntos.
-Hermione! –gritó Draco, para hacerse oír entre la gente
-¿Qué? –preguntó ella sin parar y con la mirada concentrada en cualquier callejón en el que se pudiera meter.
-transpórtanos
-¿Qué?
-¡que nos transportes!
-en tu estado no puedo, sería peligroso
-es más peligroso quedarse aquí
Sin detener la carrera metió la mano dentro del uniforme, tanteando el bolsillo en el que había guardado la varita. Sintió una rabia terrible al ver que no estaba "Ron" gritó en su interior, llamándose tonta a sí misma por no haber tenido más cuidado
-no puedo!
-¿Cómo que no puedes?
-ron me la ha quitado!
-joder Hermione ¡más cuidado!
-¿Qué hacemos? –preguntó desesperada. Miró hacia atrás y no vio a nadie que la siguiera, pero sabía que lo estaban haciendo.
-¿tienes dinero? –preguntó Draco
-¡si claro! Llevo la cartera en la falda, con la lavadora ¡no te fastidia!
Hermione sentía cómo las gotas de sudor caían por su espalda, no podría continuar así mucho tiempo más. Sorteando gente y empujando la silla de Draco. Era un esfuerzo demasiado grande para su debilitado cuerpo
-…Hermione!... –la chica se sobresaltó al escuchar cómo una voz bien conocida gritaba su nombre no muy lejos de ella. "¿Qué hago?" se preguntó sin parar su carrera y mirando hacia todos lados con renovado temor, si les cogían todo se acabaría.
-¡draco! Necesito una idea
-si la tuviera te la diría
Hermione podía notar, sin mirar hacia atrás, cómo Ron se acercaba a ella, aunque todavía les separaba una larga distancia que él no tardaría en vencer.
-¿Qué es eso? –preguntó Draco señalando hacia delante, donde un gran gentío se agrupaba en una de las calles gritando todos al unísono
-creo que una manifestación
-que raros son los muggles…
-¿crees que podremos despistarle ahí dentro?
-intentémoslo, ayúdame a levantarme y deja la silla frente a esa cafetería, tal vez consigamos distraerle
-¿podrás andar?
-más nos vale
Hermione se colocó al lado de Draco y dejó que este se apoyara en ella para ayudarle a andar, luego empujó con el pie la silla, que acabó parada frente a la puerta de una cafetería, donde unos muggles hablaban señalando el gentío que cruzaba la calle gritando. Hermione y Draco, apoyados el uno en el otro, caminaron todo lo rápido que pudieron hasta que llegaron hasta la muchedumbre. Con algo de fuerza y algunos empujones consiguieron introducirse entre ellos y se dejaron arrastrar un momento hasta que consiguieron llegar al otro lado de la calle, en donde más gente miraba la manifestación y discutían sobre ella.
-¿los despistamos? –preguntó Draco con la voz algo entrecortada
-estas sangrando –susurró Hermione alarmada viendo la mancha roja que teñía sus ropas blancas, todavía del hospital-. Se te ha abierto la herida
-vamos a mi casa
-será el primer lugar en el que nos busquen
-hay que arriesgarse, no tenemos varita y necesitamos descansar
-y ¿cómo llegaremos?
-andando
-no aguantarás
-esperemos que sí –balbuceó el chico con la cara pálida y agarrándose la herida, tratando de frenar la hemorragia.
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
Bueno, se terminó el capitulo. Siento mucho la tardanza pero es que tuve muchos problemas y además llevo un mes fuera y aún acabo de coger hoy el ordenador. Me llegó un mensaje que me decía que no podía contestar rr y ya me han hablado de un par de personas a las que les han borrado los fics por contestarlos, así que prefiero no arriesgarme, lo que si es darle las gracias y enviarles un abrazo muy fuerte a: asmp14, becky, zoe simitis, Terry Moon, shira, Narag Malfoy-Black, just-my-soul, LadyVoldemort, nimi22. Quiero daros las gracias por todo el apoyo que he recibido con este fic, sobre todo con los rr ¡ que ya llegan a los 110! Muchísimas gracias nos vemos en el próximo capítulo
