La Memoria Del Corazón

Cap2

Un corazón que no recuerda nada.

¿Harry? ¿Harry?

Su nombre en sus labios, el sonido de su voz, te amo, talvez sus ultimas palabras.

¿Harry?

Ehh, lo siento, que decías?

Sigues pensando en ella ¿verdad?

Siempre.

Deja de sentirte culpable, soy testigo que has hecho todo para encontrarla.

Es que soy culpable, no eh hecho todo para encontrarla, ¿Y si está….?

Mira Harry, creo que no es el momento más indicado para platicar sobre ese tema, me gustaría que te concentraras en este caso, por favor- la joven que viajaba a un costado del chico con la vieja cicatriz en la frente, observa los edificios de la Ciudad de Berlín Alemania, él lugar que indica las pistas sobre Draco Malfoy y por lo tanto de Voldemort- Umm mira ya llegamos- mencionó señalando el edificio que les esperaba a unos cuantos metros.

Tannia Ponnor, una chica graduada como Aurora, destacada en Estados Unidos y contratada por el departamento de Aurores de Londres, para trabajar con Harry Potter en la busca de Voldemort. Una chica alta, delgada de piel blanca y unos ojos negros que hacían juego con su linda cabellera larga, para otros hombres es la mujer perfecta.

Pero ahora ella era de Harry su pareja….de trabajo aunque Tannia quiera algo más.

El taxi se detiene frente a un gran edificio, de estilo Inglés, resaltando el anuncio que menciona "Die Magische Welt"

Unos minutos después, Harry y Tannia, se ubicaban en la recepción del hotel, sus maletas aun costado.

Willkommen- saluda la recepcionista.

Buenas Noches- contesta Tannia con una gran sonrisa en su rostro.

Bienvenidos, ¿Tienen reservaciones?

No.

Bien- atendía la recepcionista de cabellos rojizos, y piel blanca.- ¿Desean una habitación matrimonial?

Preferimos individuales, por favor- contesta Tannia, muy desilusionada.

Harry observaba a su alrededor, fijaba su vista en los cuadros que adornaban la pared, tenían un estilo que le recordaban a su casa, a una donde no quería volver sin su amor.

-Umm No te parece que le faltan decoraciones a las paredes Amor, parecen muy solitarias-

-Lo que tú digas Cielo, vamos y compramos los cuadros que tú quieras- propuso, un feliz, y radiante Harry, que abrazaba a Hermione por atrás mientras daban los últimos detalles a lo cual sería su pequeño, o bien, de pequeño no tenia nada, pero sería su nido de amor.

Giró el cuerpo delgado de Hermione, quedaron frente a frente, verde y ámbar se miraron, se combinaron para dar paso, a construir una pintura de amor. Un beso, ¿Cuánto puede transmitir un beso? Amor, cariño, compresión, tantas cosas maravillosas. Un roce de labios, que parecía tonto, pero a Hermione le gustaba hacer sufrir a su futuro esposo, una sonrisa, pero ahora no podía escapar de esos labios exquisitos.

Harry la tomo de la cintura, atrayéndola, y evitando más roces que Hermione hacia, una pequeña mordida en sus labios, se necesitaban uno no podía vivir sin el otro, se acoplaban perfectamente a todo. Pero del beso pasaron a otra cosa.

-Te gustaría estrenar de una vez nuestra cama?-cuestiona Potter.

-Sr Potter! que insinúa?- responde sorprendida, pero sin quitar la sonrisa pícara que es el encanto de ella hacia Harry. La más bella de las sonrisas.

-Que quiero hacer bebés?

-No me responda con otra pregunta! – mira su reloj- ya se lo que quieres hacer- harry se siente feliz- quieres comer en la habitación! Ya tienes hambre, bien, pues pidamos algunas pizzas.- Harry parece desesperarse, aunque Hermione sea la chica más inteligente, para él parecía que su amor tenia momentos de no saber nada.

-Bueno si..tengo hambre, pero de ti- le responde atrapándola en un abrazo sin dejarla escapar, y subiéndola hacia lo que seria para el la gloria.

Preguntas. Y más preguntas. Lo sacan de sus felices y a la vez tristes recuerdos.

La Srita. Westend, nombre que indicaba la identificación que portaba en su uniforme, seguía cuestionándolos.

Sr. Potter, puede firmar aquí- indicó con una pluma.

Letras, palabras y oraciones.

Una rápida lectura. Y firma.

Srita Ponnor. Aquí por favor.

Harry tomo su llave, no tenia ánimos de seguir ahí, necesitaba descansar.

Buenas noches- Una voz, dulce, suave, armoniosa se hizo escuchar.- Claudia, cualquier cosa que necesites a mi celular por favor.- Dijo, mientras posaba su bolsa blanca en el mostrador.

Una mujer, de no mas de 24 años, ojos ámbar, hermosa en todas sus expresiones, parecía delicada, fina, un ángel.

Si Sra Powell.-

Hermione. Murmuró Harry.

Perdón- cuestiona la joven vestida formalmente.

Hermione, Hermione! eres tú- radiaba de felicidad

Disculpe pero me está confundiendo, y…

Pero, pero si eres tú, mi vida- harry se lanzó a abrazarla, pero su abrazo fue rechazado, para él solo habia una diferencia, una cicatriz en el rostro.

Disculpe yo soy Atenea Powell, me está confundiendo. Ahora si me disculpa, me retiro, y Bienvenidos, disfruten su estancia.- tomó su bolso, y partío.

Gracias- dijo Tannia.

Era ella, Harry juraba que era ella, idéntica, pero, no lo reconocía. Se perdió en un mundo de conjeturas. Hermione no lo recordaba, a una persona que se le ama, no se puede olvidar, un corazón lleno de amor, no olvida. Y entró ahora en su mundo de negación.

Claudia y Esperanza