Capítulo 3:
·-¡Ni de coña, Tsuzuki!- gritó Hijiri- ¡Eres mi invitado y no voy a permitir que duermas en un sofá piojoso y manchado de restos de pastel!
·-¡Porfa Hijiri!- el shinigami juntó las palmas de las manos, suplicando- ¡En el salón hay tele¡Podré ver la teletienda¡No puedo resistirme a los anuncios de media hora de colchones hinchables y quemagrasas fraudulentos!
·-Está bien: te llevaré la tele al dormitorio.
·-Pero… yo no quiero echarte de tu cama, Hijiri…
Tsuzuki miró a su anfitrión con ojos de chibi (ergo corderito degollado) desde su esquina del sofá. Era pasada medianoche, los dos se habían quedado levantados hasta tarde viendo una película de terror de bajo presupuesto (cuando digo bajo, quiero decir que al monstruo se le veían los tenis por debajo del disfraz), petiscando del delicioso "curry azucarado y súper-especiado", cortesía de Tsuzuki, y de una bolsita de caramelos de limón. Hisoka no se había presentado a cenar, cuando habían ido a llamarle les había contestado desde el fondo de la cama que se encontraba un poco mareado y que no le apetecía comer nada. Sentado en el sofá, Asato miró con resignación a la puerta cerrada al fondo del pasillo. Así era Hisoka: una barrera inescrutable y fría.
·-¿Tsuzuki?- Hijiri le dio un golpecito a su amigo en el brazo.- ¿qué pasa? De pronto te has quedado muy callado.
El shinigami miró a la tele, que seguía encendida, aunque no le prestó atención a las imágenes.
·-Estaba pensando…- murmuró al fin- bah, déjalo.
El violinista tomó la mano de Tsuzuki y se acercó un poco a él.
·-No, no, cuéntamelo.- insistió- seguro que si me lo cuentas te sentirás mejor.
·-Nada, es que a veces Hisoka actúa de una manera tan extraña… y aunque sabe que yo me preocupo por él, nunca me dice nada.
Hijiri lo miró en silencio durante un par de segundos, luego se encogió de hombros y se acurrucó contra Tsuzuki.
·-Bueno, no le des importancia: Hisoka es así.- le dijo, cerrando los ojos y bostezando- aunque si no sabe apreciar tus sentimientos, quizás sea que no los merece.
·-¿En serio crees eso?
El violinista usó el brazo de Tsuzuki como si fuese una almohada, y gruñó suavemente.
·-En realidad…- volvió a bostezar- no creo que sea bueno torturarse con esas cosas. Puede no contártelo por muchos motivos: quizás le da vergüenza, o no sea para tanto y te estés montando tu propia paranoia. O simplemente es que hay secretos que es mejor llevarlos a la tumba… ah, perdona, es una forma de hablar, ya me entiendes.- a estas alturas, Hijiri estaba casi dormido- hmmm, tenía tantas ganas de volver a verte… a Hisoka también, pero sobre todo a ti, no sabes cuanto me alegro… significas mucho para mí¿sabes?
Tsuzuki miró la figura acurrucada de Hijiri con una sonrisa suave. Recordó que había sido él quien le había sacado de las pesadillas que creara Sagatanás al entrometerse en sus recuerdos.
…Te quiero…vuelve con nosotros…
·-Tú también significas mucho para mí.
·-Perdonad.
La voz fría y seca de Hisoka sorprendió a Tsuzuki desde el pasillo. Es shinigami se revolvió en el sofá para mirar al muchacho, con Hijiri aún colgado del brazo y medio dormido. ¿Cuánto tiempo llevaba Hisoka escuchándoles?
·-Hisoka…- fue lo único que logró articular. A parte del susto, Tsuzuki se sorprendió al ver que su compañero seguía totalmente vestido y estaba totalmente pálido.
·-Era para deciros que bajaseis el volumen del televisor.- le interrumpió Hisoka fríamente. Le temblaba un poco la voz y sus ojos, verdes y helados, estaban clavados en Hijiri.- no me deja dormir.
Apenas acabó de decir esto, el joven shinigami se dio la vuelta y casi corrió de nuevo a sumergirse en la oscuridad de su habitación. Cerró la puerta de un portazo que hizo que Hijiri diese un respingo y le clavase las uñas a Tsuzuki.
·-¿Qué fue eso?- preguntó, aturdido.- me había quedado adormilado…
¡MALDITO SEA¡MALDITO SEA, MALDITO SEA!
…
No lo entiendo…
¿Qué diablos me está pasando?
Al día siguiente, Tsuzuki se despertó hecho un ovillo contra el sofá del salón. Tras muchas protestas por parte de Hijiri, el shinigami había conseguido que se acostase en su cama. Tsuzuki se sentó y se permitió un bostezo. El momento de paz le duró muy poco, ya que Hijiri entró en el salón como una centella, mordisqueando un bollo y poniéndose la chaqueta a la vez.
·-¿Qué tal has dormido¿A que ahora te arrepientes de no haber aceptado mi "proposición indecente"?- le comentó al shinigami, y luego se rió- hay bollos dulces y mermelada para desayunar, y podéis preparar té…
Tsuzuki siguió el movimiento del otro recorriendo la habitación, mientras buscaba unas llaves y su cartera por todo el salón.
·-¿Hisoka ya se ha despertado?- preguntó el shinigami.
·-He tumbado a la puerta mientras venía y aún está ahí dentro…- Hijiri se arregló el pelo contra el reflejo de la tele- no sé si los shinigamis os ponéis enfermos pero… no sé, igual al final resulta que solo se encuentra mal. Déjale descansar un rato.
·-Tendríamos que empezar la investigación- dijo Tsuzuki, sin ganas. No le gustaba nada trabajar, y ese día no era una excepción.
·-Tú sabrás…- Hijiri desapareció tras la puerta del baño.
Tsuzuki se desperezó y, en contra de lo que le dictaba su naturaleza (abalanzarse sobre la nevera), lo primero que hizo fue dirigirse a la habitación en la que dormía Hisoka. Lentamente abrió la puerta y un rayito de luz iluminó parte de la habitación: la esquina de una mesita, una chaqueta tirada en el suelo, el perfil del hombro de un muchacho.
Tsuzuki entró sigilosamente, intentando no hacer ruido, y se acercó a la cama.
·-¿Hisoka?- tosió- ¿Estás despierto?
El pequeño shinigami estaba tumbado en posición fetal, totalmente vestido, con los cabellos claros tapándole el rostro.
Sigue dormido…
Tsuzuki se arrodilló junto a la cama y apartó con delicadeza una mecha de cabellos de color miel de la cara de Hisoka. El corazón del shinigami dio un vuelco cuando descubrió los restos de lágrimas secas en las mejillas de su compañero. Eso le sorprendió: Hisoka raras veces lloraba. En lugar de entristecerse, solía enfadarse, y en vez de llorar, se quemaba de furia. Tsuzuki no había tardado mucho tiempo en averiguar que, al igual que los suyos, los sueños del muchacho no eran tranquilos, pero nunca le había visto derramar ni una sola lágrima a causa de ellos. El shinigami hizo una mueca de disgusto en la oscuridad: había creído que todos sus esfuerzos habían sido útiles, que se había ganado la confianza de Hisoka, pero ahora lo dudaba.
Me pregunto…
Tsuzuki se acercó un poco más a él, temiendo despertarle. Siempre le había asombrado lo distinto que era Hisoka cuando dormía, era como si se transformase en otra persona: parecía un ángel herido y vulnerable. Y era tan joven… entristecido y a la vez fascinado, Asato acarició con lentitud la piel suave y tersa de la mejilla de su amigo, sin pararse a pensar en qué diría Hisoka si se despertaba.
Definitivamente…
Alguien llamó al timbre de la puerta. Tsuzuki dio un brinco del susto y se apresuró a salir de la habitación, dejando a su compañero tan dormido como antes de entrar.
Hijiri había corrido a atender a la llamada. Nada más Tsuzuki escuchó el sonido de la puerta al abrirse, una vocecita juvenil y chispeante estalló e invadió toda la casa.
·-¡Profesor Minase!- gritaba. Se tragaba las palabras y apenas tenía aliento, como si estuviese viviendo el momento más emocionante y mágico de toda su vida- ¡le he echado de menos!
·-¡Ken!- éste era Hijiri. Estaba un poco sorprendido, pero muy alegre- ¿Qué haces aquí¡Pasa, hombre, que estás muy pálido!
Inmediatamente, un chiquillo joven apareció a toda pastilla en el salón. Tenía el pelo de un llamativo color rojizo, bajo el cual asomaban unos ojos enormes y verdes que miraban a su alrededor con curiosidad y emoción, decorando un rostro alegre, expresivo y sumamente agradable. Era algo bajito y tenía un aspecto un poco pálido y enfermizo, pero iba bien vestido y en su mano derecha llevaba una caja que debía contener un violín, a juzgar por su forma. En cuanto vio a Tsuzuki, el chico se detuvo en seco y se inclinó a modo de saludo.
·-¡Lo siento, profesor Minase!- le dijo a Hijiri, que venía detrás de él- no sabía que tenía visita…
·-No te preocupes, Ken. ¡Y siéntate!
El niño obedeció sin rechistar. Tsuzuki lo miró de arriba abajo, un poco inquieto; aquel chico le resultaba muy familiar pero… ¿dónde lo había visto antes?
·-¿Qué haces aquí, Ken?- volvió a preguntar Hijiri.
·-¡Oh, profesor, ya le dije ayer que iba a venir a visitarle!
·-Sí, pero te acaban de quitar la escayola ayer¿no deberías estar reposando¿No deberías estar en el instituto¿No deberías…
·-Ah… bueno… es que yo…- las mejillas del muchacho se pusieron tan rojas como su pelo. Tartamudeó durante unos segundos y luego se decidió por el camino más fácil: cambiar de tema- ¡Pero bueno¿No me va a presentar a tu amigo?
Hijiri se dio cuenta de que Tsuzuki estaba plantado en mitad del salón, con una enorme interrogación en lugar de cara.
·-Es verdad, perdona… veamos… Tsuzuki, éste el Kenichi Sakurazawa, el chico del que te hablé ayer…- comenzó Hijiri- y Ken, éste es Asato Tsuzuki, un viejo y gran amigo mío.
Kenichi Sakurazawa.
Tsuzuki recordó la foto que llevaba guardada en el bolsillo de la chaqueta, y por qué aquel niño le resultaba tan condenadamente familiar.
¡Era el alma al que habían venido a buscar!
Más voces en el salón despertaron a Hisoka de sus ensoñaciones. El muchacho intentó atrapar los recuerdos de lo que había soñado, pero no lo consiguió. Se estiró en la cama con pereza y miró a su alrededor: juraría haber sentido algo en sueños, como si hubiese alguien durmiendo a su lado y sus emociones se hubiesen filtrado a través de su piel…
Unos sentimientos tan dulces, pero tan tristes…
Una presencia tranquilizadora…
Un amor y preocupación sinceros y desinteresados…
Hisoka se levantó y pestañeó, algo mareado (tensión baja -.-). Seguramente, habrían sido imaginaciones suyas.
Continuará….
Comentarios¡Este capítulo me ha costado muchísimo¡Me he quedado baldada¡Estoy tan cansada que ya no sé ni lo que he puesto y me entran retortijones de solo pensar en volver a reescribirlo! Creo que no tiene mucho sentido, pero me voy a ir pronto de viaje y quería subir antes un capi… ¡Pero buenooooo! Parece que ya se empieza a ver por dónde van los tiros de este fanfic… en el próximo episodio lo aclararé todo un poco mejor… hmmmm Kenichi es demasiado efervescente¿no creéis? Estoy reestructurando la historia para meter más partes explicatorias en las que se aclare un poco lo que sienten los personajes, eso me lleva trabajo si no quiero tener que reescribir TODO, así que quizás tarde en subir el próximo capítulo.
Reviews al cantoooooooooooo
Aliena-Wolf: muchas gracias . Lamento que se te haga corto, ya ves que este capítulo es algo más grande, me ha costado mucho escribirlo (lo rehice unas 6 veces) y espero que lo disfrutes. A mí me también me encanta la parejita Tsuzuki/Hisoka, aunque Hijiri es tan buen partido y luce tan bien al lado de cualquiera de los dos que me siento tentada… (suspiro)
ESTRELLA DE KALEIDO STAR: Gracias de todo corazón:) .Jejeje a mí me gustaría pensar que Hisoka ya ha reconocido lo que siente, pero creo que alguien tan tozudo como él no admite esas cosas a la primera de cambio… aunque aún no he podido leer la saga de Gensou Kai (después de lo de Kioto), no estoy segura… y bueno, aquí tienes al amigo de Hiji, hace tiempo que mi lema es: "el mundo es un pañuelo."
Senko-kun: ¡Hola amiga¡Encantada de volver a leerte! Bueno, ya hemos aclarado eso de lo de "cásate conmigo" (es la emoción del momento, jujuju) y lo del talento, y yo sigo en mis trece ¬o¬.
