6

Cuando entró nuevamente en su templo, Kanon le miró con reproche.

Reproche que Saga ignoró, de forma descarada, al pasar a su lado sin siquiera dignarse a saludar.

—¿En dónde estuviste?- inquirió su hermano gemelo, en aquél momento, todavía de pie y recargado contra uno de los pilares, viendo cómo el otro iba de acá para allá quitándose la ropa y buscando mudas nuevas antes de meterse a la ducha.

—Por ahí...

—¿Por ahí... en la casa de Virgo?

Saga enrojeció ligeramente, pero no se volvió, no respondió y no dejó de escarbar dentro del cesto de ropa limpia en busca de una muda de pantalones.

—Así que estuviste con ese niño...- sonrió Kanon, mórbido. -¿Y qué estuvieron haciendo?

Arrojando lejos una de las capas que usaba con su armadura, Saga suspiró.

—N-nada importante...- dijo finalmente, mientras dejaba que su mirada vagara descuidadamente sobre el piso de la habitación. –Estuve dándole a Shaka algunas lecciones...

—¿Y qué clase de lecciones?

Los hombros del caballero de Géminis se tensaron. No se había dado cuenta de en qué momento Kanon había llegado hasta él y, con un movimiento pesado, había pasado los brazos debajo de los suyos hasta enroscarlos alrededor de su cintura.

—Eh... s-sólo lecciones...- tartamudeó, no entendiendo por qué de pronto la cercanía de su hermano y el aliento de éste golpeándole la nuca estaban poniéndole tan nervioso. –Tú sabes que... siempre que se trata de... asuntos mundanos que su maestro no puede enseñarle, me pide a mí que...

—Oh, así que eres su maestro particular...

—No, no... yo no diría eso... sólo que...

—Sólo que te encargas de enseñarle cosas que el Iluminado jamás podría...- sonriendo todavía más, la nariz fría de Kanon acarició suavemente el cuello de su hermano, quien, para su propia sorpresa, dejó escapar un gemido profundo y gutural. -La clase de cosas que disfrutas enseñándole... ¿No?

—¿De qué estás...?

Esa clase de cosas...- y entonces, sin decir nada más, el cuerpo de Kanon empujó bruscamente al de Saga contra la pared, quien volvió a gemir, esta vez más por el dolor del golpe y el aire perdido que por la sorpresa.

—Kanon...

—Cuando descubriste que también Aioros estaba dándole ese tipo de lecciones a Shura, le dijiste que no estaba bien...

Géminis no respondió. Estaba ocupado tratando de liberarse del peso de su hermano.

—Le dijiste que Shura era solamente un niño, que era una criatura inocente, que él no podía entender nada de lo que le estaba tratando de enseñar...

—K-Kanon...

—Y Aioros te entendió... Aioros sabía que no estaba obrando bien, sabía que Shura era muy pequeño y que no sería capaz de comprender sus lecciones... sabía que con el paso de los años, y por más que quisiera engañarse diciéndose que no sería así, Shura terminaría odiándole por haberle arrebatado de ese modo su niñez... su inocencia... y como Aioros es un buen maestro, te entendió.

—¿P-por qué hablas de ellos...?- una de las manos de Kanon se había escurrido por la cadera de Saga, quien ahora jadeaba fuertemente, apretado cada vez más contra la pared.

—Así que tú también deberías darte cuenta. Lo que Shaka siente por ti jamás será igual a lo que sientes tú por él... y cuando sea lo suficientemente mayor como para comprenderlo, él también te odiará...

—Y-Yo no...

—¿De verdad deseas que esa inocente y estúpida mentecita se eche a perder por culpa de tus asquerosas perversiones?- rió. -Estás tan enfermo, Saga...- chasqueando su lengua, Kanon se inclinó todavía más sobre él. -, y es por eso que te quiero tanto...

Los ojos azules de Saga se cerraron con fuerza en ese momento, completamente asustado, desconcertado y comenzando a enfadarse. ¿Quién se creía Kanon para hablarle así¿Y por qué estaba haciendo todo aquello?

Tal vez hubiese esperado más... pero tras depositar un beso fugaz sobre una de sus mejillas, Kanon le soltó, riendo entre dientes y observándole con morbo, sólo momentos antes de darse la media vuelta y marcharse, dejándole solo.

Una vez más.