9

El gemido se extendió sobre sus labios, apaciblemente, y no pudo evitarse sonreír.

Bajo su pesado cuerpo se encontraba la pequeña figura semidesnuda de Shaka, apretándose contra la cama, aferrándose a las sábanas y a la tela de la ropa de Saga y con el rostro apoyado sobre un costado, mientras sus ojos azules y entreabiertos se fijaban en cualquier punto de la habitación.

Tan dócil... tan manejable... tan delicioso...

Había cumplido recién los 9 años, y pese a ser todavía sólo un niño, Saga no podía evitar desear aquél delgado y frágil cuerpecito. Tan fino. Tan delicado. Tan suyo.

¿Cómo habían llegado a ese punto? No podía recordarlo. Sólo sabía que había estado jugando con Shaka a las cartas y que medio segundo después se encontraba en la cama sobre él, besándole como un desesperado.

Y es que realmente lo estaba.

Se había contenido por tanto tiempo y de un momento a otro supo que no podría soportarlo más. Que necesitaba besarlo hasta el cansancio, y aunque Shaka no supiese con exactitud lo que estaba sucediendo, aquella noche debería ser suyo...

Estaba decidido.

Así que besó una vez más su cuello, obteniendo a cambio una respiración agitada y un pequeño y débil gemido, acompañados de las manos ingenuas aferrándose a sus brazos con fuerza.

—No tengas miedo,- le dijo. -Yo sería incapaz de lastimarte.

Shaka se había negado a responder, pero a cambio sacudió su cabeza afirmativa y ligeramente. Permanecía aun viendo a todo menos al caballero sobre él.

Entonces Saga continuó con sus juegos, recorriendo el cuerpo delgado con sus manos y arrancando algunas prendas más, para después arrojarlas a un costado en medio de su desesperación.

—Shaka...- jadeó, mordiendo suavemente uno de sus hombros. –Shaka, dime que no me odiarás nunca...

—N-no te odiaría...

—Dímelo de verdad. Porque yo no podría continuar viviendo si tú me rechazaras...

—No lo haría... sería incapaz...

—Shaka...

Se dirigió una vez más a sus labios, masajeando con fuerza las pequeñas caderas a la vez que besaba enérgicamente su boca.

—Shaka, - continuó, entre besos. –Te amo... te amo tanto...

Y el hindú permitió que le besara, le dio su tiempo, tomó el suyo, y tras respirar profundamente, por fin le respondió: -Yo también te quiero, Saga...

Te quiero...

Los ojos azules de Géminis se abrieron entonces, para hacer frente por primera vez al rostro girado de su pequeño amante y sólo para descubrir, que en medio de sus respiraciones apresuradas, las lágrimas rodaban descontroladas por ambas mejillas ruborizadas.

¿Pero por qué¿Y cómo es que no se dio cuenta antes?

Se alejó repentinamente del cuerpo de Shaka, saltando de la cama hasta quedar de pie como si hubiese recibido un electroshock y observando al confundido chiquillo con una expresión de terror dibujada en el rostro.

¿Cómo¿Cómo se había atrevido?

¡Se había rebajado a tal grado¡Se había atrevido a tocar aquél cuerpo, y peor aún, le había obligado a él a...!

No, pero... Shaka no le había dicho nada. Nunca. Él había consentido siempre sus juegos, sus caricias, sus besos... y.. y...

"Te quiero."

Comenzó a sentirse cada vez más mal cuando recordó que él nunca le había dicho que también le amase. Cuando recordó que cada vez que le besaba, Shaka mantenía sus ojos cerrados, una expresión neutra en su rostro, y de vez en cuando, giraba la cabeza para que él no pudiese verle.

Tan imbécil...

—Shaka...

—¿S-Saga-sama?

Le sonrió, cariñosamente, aunque por dentro sentía cómo comenzaba a pudrirse, y tras inclinarse y depositar un beso en su frente, le cubrió los hombros con la túnica desordenada.

—Y-ya me tengo que ir...- consiguió balbucear, luego de un rato de permanecer observándole en silencio. –Yo... necesito hablar con mi hermano...

—¿Kanon-sama?

Saga sonrió.

—No... con mi otro hermano...

Se dio la media vuelta, y sonriendo amargamente, salió del templo de Virgo a pasos largos, cada vez más, hasta que se convirtieron en una frenética carrera escaleras arriba, rumbo a la cámara del Patriarca.

Tenía que ver a Shion...

Adentro, y sentado todavía sobre su cama, Shaka inclinó la mirada.

Estaba preguntándose si Saga se había aburrido finalmente de aquél juego...