Disclaimer: Bueno ya lo sabéis, ni Slam Dunk ni sus personajes me pertenecen, bla...bla...bla.
Sumario: Hanamichi desea con todas sus fuerzas tener un hijo, pero el hecho de mantener una relación sentimental con Kaede, impide que les concedan la custodia de un niño y esto está minando su relación. Secuela de Hermanos. Ruhana, Sen-OC.
Astrea : La respuesta a tu última pregunta es sí.
Katze Kon: Me alegro mucho de que te guste, es extraño encontrar un chico por aquí ( que de la cara claro). Espero que este capítulo también te guste.
Abuelitnt: Deseo concedido, reconciliación!
Nian: Aquí está la continuación espero que te guste. Elena: No seas tan mala mujer, que el pobre puercoespín también merece vivir.CAPÍTULO 8
Ni Kaede, Hana o Akira vieron a Kaori durante la siguiente semana, parecía que se la hubiera tragado la tierra. Aunque antes de marcharse se aseguró que su hermano y Kaede hicieran las paces. La vida es demasiado corta, como para discutir y no arreglar las diferencias con quien amas. Les dijo antes de que Akira y ella volvieran a dejarles encerrados en la habitación. Akira, sin que Kaede y Hana se dieran cuenta, se quedó en la casa, para averiguar si de verdad se reconciliaban. Tenía órdenes estrictas de no dejarles salir, a menos que solucionaran el problema o sus vidas estuvieran en peligro. Cuando Kaori le dijo esto, le salió una gota de sudor enorme en la cabeza, pero bueno, ella era así y jamás cambiaría.
El plan resultó, demasiado bien según Akira, ya que esos dos hicieron más que reconciliarse. Pobre escoba con patas, tener que darse una ducha fría en pleno invierno.
Kaede y Hana estaban acostados en su cama, sin hacer nada, solo disfrutando el uno la compañía del otro. El zorro mirando a Hana, quien empezaba a dormirse en sus brazos, recordó lo ocurrido en aquella habitación.
FLASHBACK
Nos han encerrado otra vez! Exclamó indignado Hana.
Quieren que hablemos. Y creo que debemos hacerlo. Dijo Kaede mirando por la ventana.
Hanamichi le miró unos instantes fijamente. Yo opino igual. Pero antes quiero disculparme, por las estupideces que dije. Vio que Kaede quería decir algo. Déjame continuar. Tenías razón, no se puede tener todo. Cuando éramos niños mi madre siempre decía que le encantaría tener nietos. Hanamichi sonrió con nostalgia. Por eso siempre quise tener hijos, Kaori en cambio primero siempre decía que tendría muchos, y que les enseñaría a luchar para que fuesen los más fuertes. Pero poco después de la muerte de nuestra madre, cambió de opinión decía que tener hijos solo traía problemas, no se el porqué de ese cambio, pero supongo que tiene que ver con la muerte de mamá. Lo que intento decir es que tal vez no sea feliz sin hijos, pero se que si tú no estás a mi lado seré el hombre más desgraciado del planeta.
Kaede le miraba con una expresión indescifrable, en un abrir y cerrar de ojos estaba abrazando a su Do'aho, parecía que si en algún momento le soltaba, el pelirrojo se iba a esfumar.
Lo siento Do'aho, yo debí haber tenido más paciencia contigo, además de hablar contigo. Dijo Kaede acariciando el pelo del pelirrojo.
Hana solo esbozó una tierna sonrisa y besó a Kaede en los labios, poco a poco el beso se volvió más ardiente, las manos de Kaede exploraban el cuerpo de su do'aho, ese cuerpo que creía haber perdido para siempre, ese cuerpo que creía que no volvería a poseer jamás. Hana besaba y lamía con fervor el cuello de Kaede, sacando gemidos de su zorro.
Kaede, liberó a su amante de toda su ropa, dejándolo completamente desnudo. Hana se sonrojó ante la intensa mirada de Kaede sobre su cuerpo, después empezó a quitarle la ropa a Kaede, entre besos y caricias.
En segundos los dos estaban completamente desnudos en medio de la habitación, sus lenguas enredadas entre si, sus cuerpos completamente acoplados el uno al otro.
Kaede empezó a mordisquear la oreja de Hana, con una mano sujetaba por las caderas al pelirrojo y con la otra jugaba con uno de los pezones de Hana.
Este, totalmente excitado, rodeando el cuello de Kaede con sus brazos se dejó llevar a la cama.
Una vez allí, Kaede tumbó sobre las sábanas a Hana, colocándose encima suyo, besando el cuello y el pecho del pelirrojo, mientras con sus manos torturaba los ya hincados, pezones de Hana, arrancando gemidos del do'aho.
Las manos del pelirrojo exploraban la espalda del zorro, acariciando esa piel pálida que lo enloquecía. Hana abrió más sus piernas y luego las entrelazó, rodeando la cintura del moreno, para así acomodarlo más. Con esta acción sus erecciones se rozaron, estremeciendo a los dos. Hana deseaba tener a Kaede dentro suyo, de una vez; y apretando a su zorro aún más, así se lo hizo saber.
Kaede sonrió orgulloso, besando el pecho del pelirrojo.
Él también se moría de ganas de poseer al pelirrojo. Kaede abandonó el pecho del pelirrojo, y bajó hasta llegar al pene de su amante, dejando un rastro de besos.
Empezó a lamer y chupar el miembro del pelirrojo.
Hana gemía sin parar, susurrando sin para el nombre de Kaede, sus ojos estaban cerrados por el placer, sus dedos enredados con las hebras azabaches de su amante.
Kaede, introdujo de una vez, todo el pene del pelirrojo y empezó a chuparlo cada vez más rápido, a la vez que uno de sus largos dedos, penetraba ese altar que más tarde sería el nexo, entre el y su adorado pelirrojo.
Poco después Hana ya no gemía, sino que gritaba de placer. Rogando y suplicando más, cosa que Kaede estaba encantado de concederle. Con en último grito, el pelirrojo se vino en la boca de Kaede, este tragó hasta la última gota.
Luego beso a Hana, luego puso la mano con la que había masturbado al pelirrojo, en la boca de este, para que Hana la limpiara lamiéndola.
Kaede miraba extasiado como de una forma inocente pero sensual del pelirrojo, lamía hasta el último de sus dedos. Celoso de su propia mano, por el tratamiento que esta recibía de los labios y lengua, y sin poder resistirlo más, besó ferozmente la boca del pelirrojo.
Cuando terminó el beso los de miraron, con una sonrisa estúpida en sus labios. Kaede aún mirando a Hana, a los ojos, empezó a prepararlo, luego le besó el los labios, ese beso no contenía ni deseo ni pasión, solo amor, el amor que sentía por su do'aho. Cuando notó que el pelirrojo ya estaba listo, rodó, quedando el pelirrojo encima de él.
Hana primero se sorprendió bastante, pero luego el mismo introdujo en pene de Kaede en su ano de golpe, sintió una pequeña punzada, cuando se hubo acostumbrado, empezó a mover sus caderas con la ayuda de Kaede.
La cadencia con la que las caderas de Hana subían y bajaban se hizo más rápida, agarrando por los hombros a Kaede, lo incorporó y lo abrazó por el cuello, haciendo que sus pechos desnudos y sudorosos entraran en contacto.
Pero el ritmo que llevaba Hana. No era lo suficientemente rápido para Kaede, así que volvió a rodar, quedando otra vez encima de Hana, sus envestidas ahora frenéticas, hacían gritar a Hana de puro placer, en poco tiempo Hana llegó a su orgasmo.
Kaede siguió entrando y saliendo del cuerpo del pelirrojo, que aún estaba convulsionándose por el orgasmo.
Con un grito ahogado, Kaede también alcanzó su orgasmo, vaciándose en las entrañas del pelirrojo, y dejándose caer suavemente sobre este.
Luego se movió de forma que Hana descansará encima de su pecho.
FIN DEL FLASBACK
Hacía tiempo que no disfrutaba tanto. Murmuró Kaede.
Lo siento. Dijo Hana apenado.
Creí que estabas dormido. Dijo Kaede. Olvídalo ahora ya estamos bien.
Si, pero...
Shhh! Kaede calló a Hana con un beso. Ahora lo importante es que volvemos a estar juntos y que nada ni nadie nos va a separar.
Perfecto! Ahora vestíos. Dijo Akira interrumpiendo la escena a propósito. Ni hablar, yo no vuelvo a ducharme con agua helada, con este frío. Pensó Akira.
Oye! Exclamaron fastidiados Hana y Kaede.
Por cierto¿dónde está mi hermana? Preguntó Hana, cambiando de tema.
No lo se, pero seguramente en unos días volverá a jugarse el cuello enfrentándose a esos tipos. Maldita testaruda, el veneno aún no has desaparecido! Bufó molesto Akira. Entonces se dio cuenta de lo que había dicho. Y en segundos dos cuerpos desnudos le habían inmovilizado en el suelo con un placaje.
Habla! Exclamaron Kaede y Hana. Y pobre puercoespín no tubo más remedio que hablar.
Continuará...
