"MIEDO A PERDERTE"

(Lady Sakura Lee)

Nota de Autor: Este fic es la continuación del relato "Juego de Dos". He decidido escribirlo puesto que me quedé con varias temáticas sin tocar la vez anterior y además como dijo Inuyasha al final del otro fic: "El juego no ha terminado..."

Capítulo 1:

La suave brisa matutina de verano golpeaba delicadamente el atrapa sueños que se encontraba colgando en el marco superior de la ventana, provocando que éste se meciera una y otra vez. La muchacha abrió los ojos poco a poco, mientras se acostumbraba a la luminiscencia de la habitación. Con los ojos bien abiertos ahora sintió un terrible dolor de cabeza que la hizo incorporarse en la cama y llevarse una mano a la frente haciendo una pequeña mueca de dolor. Luego de unos segundos la retiró y miró a su lado, viendo nostálgicamente a una figura masculina dormir plácidamente, con el pecho desnudo y apenas cubierto con una blanca sábana. Kagome volteó y se levantó apenas, mientras colocaba en su lugar perezosamente el bretel de su pequeña camisola que insistía en caer a un lado de su hombro izquierdo. Sus pasos lentos la dirigieron al baño, en donde cerró suavemente la puerta y se apoyó en el lavabo con ambas manos, cerrando los ojos y dando un profundo suspiro. Ahhh, no había dormido casi nada... últimamente le costaba mucho conciliar el sueño y vivía con una constante intranquilidad en su ser. Levantó su rostro y se vio reflejada en el espejo de marcos dorados que estaba frente a ella. Lucía horrible, con pequeñas marcas oscuras bajo sus ojos castaños y una palidez demasiado extrema para ella. Parecía que los días en el campo no habían dado los resultados que Inuyasha esperaba. El joven abogado había notado su intranquilidad e insomnio y sin preguntar por el motivo que la tenía así había comprado una casa en una pequeña ciudad rural cerca de Kioto y habían estado allí disfrutando de los últimos días del verano y la tranquilidad del lugar. Agradeció en silencio lo que estaba haciendo por ella pero aún así los síntomas de intranquilidad no la abandonaban. Del grifo cayó un chorro de agua helada que ella recibió con ambas manos y se la llevó a la cara, sintiendo que aún así el malestar seguía en ella. Dándose pequeñas palmaditas con la toalla la vio Inuyasha que también entraba al baño mirándola preocupado.

.¿Estas bien?- Preguntó en un susurro apoyado en la pared y cruzando ambos brazos frente a él. Kagome lo miró sin expresión y colocó la toalla en el perchero.

.Claro... - Respondió fingiendo tranquilidad, mientras salía del baño sin mirarlo. Inuyasha respiró hondamente y sintió que su pecho se oprimía. Ya era hora de preguntarle directamente qué era lo que estaba pasando con ella. La siguió hasta la habitación mientras la veía sentarse pesadamente al borde de la cama y lo miraba como si él la hubiera descubierto en algo malo.

.No me mires así.- Dijo bien bajito y tratando de esquivar aquella dorada mirada sobre ella. El joven se acercó y se sentó también al borde de la cama, a su lado.

.Lo hago porque estoy preocupado por ti... te traje a este lugar para que descansaras... pero sé que aún tienes problemas para dormir... ¿qué sucede Kagome?

La chica cerró los ojos mientras movía la cabeza a ambos lados.

.No sé... no sé que pasa conmigo... estoy... es como si... - Levantó la cabeza y lo miró directamente a los ojos.-... me siento intranquila... eso es lo que sucede... no sé porqué.

Inuyasha frunció el ceño.

.Pero... Kagome...

.No sé... algo oscuro tal vez se cierne sobre nosotros... es como si tuviera... un muy mal presentimiento... - La muchacha se había llevado ambas manos a su pecho mientras bajaba la vista. Sintió que una mano de él se aferraba a las suyas y con la otra la acercaba hasta su lado.

.Tranquila... ya han pasado tres años desde aquella vez...

.Pero... - Protestó ella con la cabeza recostada en su pecho.

.Si Naraku hubiera querido hacer algo... ya lo hubiera hecho, amor.

Ella se incorporó y lo miró asustada.

.Pero... la policía iba a arrestarlo... nunca lo encontraron...

Inuyasha se levantó de la cama y se posó frente a ella.

.Eso ya pasó y no ha sucedido nada... Kagome... quiero que te quedes tranquila... vas a terminar enfermándote...

Ella lo miró apenas entre sus espesas pestañas. Asintió levemente mientras él sonreía satisfecho y entraba al baño. Kagome dirigió su mirada perdida hacia la ventana.

.No crees lo que siento... - Dijo tristemente en un murmullo.

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Después de dos semanas de estar solos en aquel apacible lugar regresaron a Tokio para cumplir ambos con sus obligaciones. Él, aún abogado del gobierno, se alistaba para dentro de unos meses ser el más seguro candidato a ministro del trabajo que el primer ministro intentaba reemplazar en su cambio de gabinete. Kagome en cambio, se aprestaba a cursar el segundo año de relaciones públicas en la Universidad de Tokio. Los tres años que habían compartido juntos, después de los graves acontecimientos que inundaron sus vidas, habían sido realmente felices y tranquilos. Vivían en el departamento del ilustre abogado en el edifico "Kaze" la mayor parte del tiempo, excepto cuando ella entraba en periodo de exámenes, que insistía en pasarlo en su gran mansión, sola, estudiando fervientemente. "No quiero distraerme contigo", había dicho risueña dejando a Inuyasha solo los finales de semestre, pero luego Kagome lo recompensaba gratamente a su lado.

Cuando entraron al departamento ella se paró en seco en el umbral de la puerta mientras se frotaba ambos brazos, como si tuviera frío.

.¿Kagome?- El joven que llevaba las dos maletas se había volteado mirándola intrigado. Ella sonrió fingidamente mientras entraba a duras penas al departamento. No quería preocuparlo... además... sabía que no tomaría muy en serio sus palabras... pero ¿porqué¿Porqué sentía que al entrar al departamento una horrible sensación de... muerte?

.¿Si?- Fingió no entender. Inuyasha sólo la miró unos segundos y luego dando un leve suspiro entró a la alcoba de ambos. Kagome le siguió unos minutos más tarde, lo vio de espaldas mirando el paisaje desde la ventana. Se acercó lentamente hasta su espalda y desde atrás lo abrazó fuertemente mientras se ponía de puntas y le daba pequeños besos en el cuello. El joven abogado sonrió gratamente y tomó ambas ambos de la chica.

.Es bueno estar en casa.- Respondió dándose la vuelta y abrazando ahora a la chica a su espalda, pegándola a su pecho.

.Mucho- Dijo la muchacha mientras cerraba los ojos y seguía propinándoles pequeños y cálidos besos en el cuello intentando olvidar las malas sensaciones que últimamente la embargaban. Aún sin preguntarle, agradecía el llevarla de vacaciones sacrificando todas las reuniones sociales y deberes políticos que debía cumplir, sólo para hacerla sentir bien. El joven sonrió maliciosamente mientras intentaba alejarla de él.

.Oye... ¿no estas cansada?- Preguntó levantando una ceja. Kagome, aún cuando llevaba tres años a su lado, no perdía su inocencia y un leve rubor adornó sus mejillas.

.Claro que lo estoy... qué crees- Respondió media avergonzada mientras intentaba ahora zafarse de su abrazo. Él la sujetó fuertemente.

.Ahh, no te enojes, - Respondió con una sonrisa intentando calmarla. Kagome se detuvo mirándolo con el ceño fruncido.

.Luego no reclames que no me importas- Dijo seriamente. Él sonrió más ampliamente, cómo le gustaba verla de vez convertida en una pequeña fierecilla.

.Jajaja, tranquila... luego no reclames que no te dejo descansar.

Ella intentó responderle pero cuando supo el significado lúdico de sus palabras calló mirándolo con seriedad y luego de unos segundos sonrió ya más tranquilla y recostó su cabeza en su cuello.

.Tonto.- Murmuró muy bajito, sintiendo que él la estrechaba más fuerte contra su pecho. Así era ellos, dos corazones solitarios que intentaban sobrevivir y amar en un mundo lleno de crueldad y ambiciones... y en el cual Kagome no lograba acostumbrarse... al cual detestaba... y ahora último, le aterraba,

Continuará...