Capítulo 3:
.La señorita Moshino es la mejor, Kagome. - Dijo Inuyasha mientras le ofrecía asiento a la joven que lo miró con detenimiento algunos segundos y luego reaccionó a su petición. – He visto su hoja de vida. Estudió en la Universidad de Oxford magíster en comercio Internacional y fue primera en su clase.
.¿Qué edad tienes?- Preguntó Kagome sentándose frente a ella, extrañada de la juventud de la chica para tener ya un grado de magíster.
.Tengo 19 años. Lo que sucede es que... - Bajó la vista apretando con sus manos la maleta negra.
.La señorita Moshino es superdotada. Terminó la secundaria a los 15 años y luego en la Universidad también avanzó muy rápido. Por eso te digo que es la mejor- Dijo Inuyasha con una sonrisa. Aunque él no la conocía puesto que todo había sido estudiado a través de los datos de su currículum al cual muchas habían postulado.
.Ah... que bien.- Kagome estaba feliz. Aquella chica tan aventajada le devolvía el alma al cuerpo. – yo estoy estudiando administración, es por eso que necesito que me ayudes en esto del comité. Aún no tengo la suficiente experiencia, espero que me ayudes... y que también seas mi amiga.
La otra muchacha sonrió ampliamente y un inusual brillo en los ojos se denotó en ellos. Kagome le devolvió la sonrisa. Tenía muchas esperanzas en aquella desconocida. Sabía que la iba ayudar de mucho.
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Ella se acercó lentamente mientras lo veía acostado en la cama sumergido en la lectura de un libro. Sonrió ante él. Esta feliz, sintió pánico cuando supo que Sesshoumaru iba a dejar la presidencia del comité de empresarios y que debía retomar el puesto que le correspondía sin ninguna clase de experiencia. Sin embargo, ahora con la ayuda de aquella muchacha experta en comercio internacional se sentía más segura. Tal vez ahora podría recuperar la calma que últimamente le faltaba ¿era eso entonces¿Era por eso que estaba así? Arregló el bretel de su pequeña camisola que siempre tendía a caer a un lado de su hombro, recostándose a su lado y besando poco a poco el cuello del hombre. Inuyasha sonrió complacido dejando el libro a un lado y tomándola por los brazos, dejándose hacer.
.Estas feliz- Murmuró recostándose en la cama y viendo como Kagome se posaba sobre él besando su cuello con los labios cálidos y húmedos.
.Mmjmm- Murmuró sin dejar de interrumpir su labor. Inuyasha la tomó por la cintura y la acercó más hasta él.
.¿No tienes clases mañana?
.Mjmmm... eso no influye... en nada... - Murmuró con una pequeña sonrisa, mientras intentaba bajar hasta su pecho y entonces él la volteó rápidamente quedando sobre ella y enlazando ambas manos fuertemente dejándola inmovilizada.
.Hace tiempo que no tenemos tiempo para nosotros.- Murmuró con un extraño fulgor en sus ojos. Kagome sonrió más ampliamente.
.Pues entonces aprovechemos... luego esto se hará más difícil...
El abogado la miró con intensidad y Kagome supo que había algo extraño en sus ojos.
.Últimamente sueles estar demasiado cansada... ¿has ido al médico?
La muchacha sonrió moviendo su cadera, haciéndolo olvidar aquellas cosas que en estos momentos resultaban ser tan cotidianas, ahora era tiempo para otras cosas.
.Claro que sí... estoy tomando unas vitaminas... así que ahora olvida eso ¿si?
Inuyasha sonrió más calmo y agachó la cabeza para alcanzar sus labios que lo esperaban con ansias y besarla fuertemente.
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.Hermana...
Aska se miró nuevamente en el espejo con detenimiento. Aquello que le habían dicho no encajaba. Pero estaba feliz, extremadamente feliz... esto sin lugar a dudas no se lo esperaba.
.Hermana... tienes una llamada del extranjero...
La joven chica se giró sobre sus talones frunciendo el ceño impaciente.
.Kosho, te dije que si alguien llamaba informaras que no estaba.
La otra joven la miró sin decir nada y se alejó de la habitación.
.No puedo llegar tarde, debo causar una buena impresión- Salió de la habitación arreglándose la chaqueta negra muy ajustada a su cintura. Kosho, quien preparaba el desayuno la miró con extrañeza.
.¿Desde cuando usas faldas hermana?
La otra sólo cogió el maletín que yacía sobre el sofá y tomó las llaves que estaban sobre la pequeña mesa del teléfono.
.No sé a que hora regresaré. No me llames, estaré ocupada.
Salió sintiendo que el mundo podía ser completamente suyo, si se lo proponía. Había tantas cosas que debía cumplir y más ahora. Subió al auto de dos puertas rojo que estaba estacionado en las afueras del edificio y salió con rumbo a las oficinas centrales del Comité de Empresarios.
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El joven abogado se miró en el reflejo de las lustrosas paredes del ascensor que lo llevaría a su oficina. Saludó a Sango que escribía afanosamente y al entrar encontró a Miroku sentado en el sofá central con el notebook en su regazo, las gafas en las narices y mirando algo muy concentradamente. Al cerrar la puerta el joven asistente saltó del susto y cerró la computadora con rapidez. Inuyasha arrugó el ceño y se sentó en su escritorio.
.¿Pasó algo, Miroku?
El otro se levantó con la computadora en sus manos y sólo sonrió nerviosamente.
.Nada de eso.
Inuyasha lo miró de reojo moviendo levemente la cabeza mientras tomaba algunos documentos que yacían frente a él. Seguro el pervertido esta viendo páginas pornográficas.
.Si tu esposa se entera que aún tienes esos malos hábitos, se divorciará de ti.
Miroku sonrió forzosamente y salió de la oficina. Sango levantó el rostro y de inmediato notó el susto en la cara del asistente.
.¿Pasó algo?- Preguntó intrigada. El asistente volteó y la miró con detenimiento unos segundos, luego sacudió la cabeza tratando de sonreír un poco.
.No querida, nada.
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.Esta es la oficina que ocupaba Sesshoumaru. Fue él quien me ayudó todo este tiempo pero tiene que irse a Inglaterra... ya no puedo contar con su ayuda.
Aska dejó el maletín sobre la mesa y miró el lugar con detenimiento. Se detuvo frente a un librero donde una fotografía llamó su atención.
.¿Es él?- Preguntó, apuntando con el dedo y mirando con extrañeza a Kagome, quien asintió con una pequeña sonrisa.- pero... se parece a..
.¿A Inuyasha?
Aska asintió rápidamente.
.Son primos. No de los mejores pero...
La otra chica miró con detenimiento la fotografía del familiar de Inuyasha. Bastante atractivo resultaba ser aquel hombre de mirada perdida. Miró a Kagome con extrañeza.
.Perdón por preguntar pero... si no se llevan bien entonces... ¿porqué él era el presidente del comité?
Kagome se sentó en la silla giratoria.
.Sesshoumaru es mi amigo... lo hizo por mí.
La joven asistente la miró con detenimiento.
.Y él es... ¿soltero?
Kagome sonrió divertida levantando una ceja lo que hizo a la otra muchacha colocar la fotografía en su lugar y desviar la mirada.
.No... no fue mi intención ser... indiscreta... - Murmuró aparentemente avergonzada. Kagome se levantó lentamente de su asiento y caminó hasta ella, tomando la fotografía entre sus manos.
.No, no lo es... pero no te preocupes, es obvio lo que Sesshoumaru provoca en las mujeres... cuando yo era una niña también... me sentí algo atraída a él... - Sonrió al recordar aquellos recuerdos que ahora le parecían tan absurdos y Aska la miró con detenimiento. Vaya, eso sí no se lo esperaba...
Kagome sonrió aún al recordar aquellos días en Londres, cuando era una niña y la circunstancia como conoció al primo de Inuyasha.
.Escucha Aska- Dijo mirándola luego con seriedad, pero su voz siempre era dulce y tranquila.- mis estudios y las reuniones a las que debo asistir me tienen muy ocupada y suelo estar siempre... cansada... es por eso que necesito mucho de tu ayuda... perdona si la mayor parte del tiempo me siento así... son muchas las obligaciones que debo cumplir.
Aska sonrió levemente y asintiendo con la cabeza.
.No se preocupe Señorita Higurashi, estoy aquí para ayudarle. Y sé lo muy ocupada que es su agenda...
Kagome ladeó la cabeza extrañada.
.¿Lo sabes?
.Es obvio, siempre aparece en las páginas sociales.
Kagome sonrió más relajada.
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Sentado en el sofá Miroku miraba con detenimiento a su joven esposa que estaba concentrada en un programa de tv, frente a él. El asistente había estado la mayor parte de la noche en silencio. Cuando la joven secretaria sintió que el sueño la estaba venciendo y que el programa no era tan entretenido como pensaba, tomó el control remoto y apretó el botón power, dejando en penumbras la habitación. Se levantó algo cansada y vio que su esposo yacía en la misma posición pensativa que lo había visto la última vez. Se acercó a él algo extrañada y tomó su cara.
.¿Sucede algo amor?
Miroku dio un pequeño brinco de su asiento y la miró.
.Sango...
.Has estado muy callado...
Él tomó su mano y la instó a sentarse a su lado. La chica se acurrucó en sus brazos buscando el calor de su cuerpo.
.No es nada solo... solo...
Sango que ya había recostado la cabeza en su pecho arrugó el ceño al escucharlo titubear. Se incorporó y lo miró extrañada.
.¿Solo que?
.Estaba pensando... si... alguien puede engañar tanto a las personas...
Ella creyó no escuchar bien. Entonces su esposo la miró con detenimiento, buscando su opinión.
.No... no lo sé... ¿acaso lo dices por ti?- Preguntó algo asustada. Miroku esbozó una pequeña sonrisa y la abrazó fuertemente.
.Claro que no, tontita, sólo fue un pensamiento, nada más.
.Pues más te vale- Le reprochó esta sin dejar de evitar sentirse algo asustada ante su pregunta.
.¿Crees que estoy fingiendo acaso que te amo y que estoy loco por tí?
La joven sonrió ya más relajadamente abrazándose muy fuerte a él.
.Más te vale.
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.Hermana ¿cómo estuvo tu día hoy?
Aska salía del baño con una bata en su cuerpo y la toalla enrollada en el cabello. Caminó con los pies desnudos hasta el sillón, en donde tomó su computadora personal y comenzó a teclear rápidamente.
.Bastante bien... supe cosas que... no me las esperaba...
Kosho se sentó a su lado intentando mirar que era en lo que su hermana melliza trabajaba, pero ésta la cerró de forma casi violenta y se levantó mirándola con dureza.
.Te he dicho muchas veces que no te metas en mis cosas, Kosho.
La otra chica la miró con algo de tristeza mientras la veía ir a su habitación y dar un fuerte portazo a al puerta. Movió la cabeza levemente.
.Hermana... tú no eras así...
Aska se sentó en la cama con las piernas entre cruzadas y el notebook en su regazo, mientras volvía a teclear rápidamente y sus ojos castaños se concentraban casi de manera hipnotizante en la pantalla de cristal líquido. El teléfono que estaba sobre la mesita de noche sonó sacándola de su concentración y la joven chica lo miró irritada, esperando que se silenciara. La verdad es que no quería contestar pero... exasperada cogió el auricular y lo acercó a su cara.
.Diga.
Arrugó el ceño mordisqueándose el labio, el tono de su cara se volvió rojo, de irritación.
.Lo sé, sé todo lo que tengo que hacer, no tiene que volver a repetirlo... - Se calló de pronto al escuchar que la persona al otro lado del teléfono volvía a hablar. Aska hizo una mueca apretando con su mano el auricular.- todo es como usted lo dijo, no tiene de qué preocuparse... esa señorita... Kagome Higurashi, las pagará...
Continuará...
