Capítulo 13:

Sesshoumaru se levantó de su lado y Kagome alzó los ojos hacia él.

.No te vayas...

.No Kagome. No quiero, ahora menos que nunca... – su voz que en un principio sonó alarmantemente dura, se fue casi apagando ante lo inevitable-... estar a tu lado.

Ella lo miró con dolor y se incorporó en la cama.

.¿Porqué me dices eso?... ¿Me odias ahora?

El hombre sonrió levemente y fue hasta su lado. La miró desde lo alto y levantó su mano, dando una pequeña caricia en su mejilla con el dorso de su mano y Kagome lo miró asustada.

.Yo jamás podría odiarte. Pero... - su rostro de contrajo y su mirada se posó en un indeterminado lugar de la habitación-... el verte así me hará abrigar esperanzas que sé... que sé que no las tengo.

Kagome tragó saliva dolorosamente.

.¿Verdad? - Preguntó posando sus inmensos ojos dorados sobre los suyos. Kagome entreabrió los labios, pero... ¿qué podía decir?

.Yo sólo... te pido que sigas siendo mi amigo...

Sesshoumaru le sonrió, pero una sombra de temor invadía su corazón. Apartó al fin su mano y volteó, caminando con decisión hasta la puerta y sin voltear una sola vez, salió de allí. Ella lo miró con los ojos llorosos. ¿Porqué las cosas tenían que ser así?. Se recostó otra vez dando un fuerte suspiro y cerrando los ojos. Unos ojos de dorado mirar más intensos que la misma luz del sol se clava en su mente... un rostro asustado al descubrir una bomba, una idea tonta, una velada en un club, una invitación a comer, un beso robado, la curación de una herida, una baile, un beso de amor, una separación y el más ansiado reencuentro y luego todo, todo se esfumaba al verlo tener sexo con Kikyo.

.Jamás... - Su voz se volvió temblorosa y se tapó los ojos con las manos, sintiendo que nuevamente el corazón se destrozaba. ¿Hasta cuando iba a sentir este dolor tan grande, que creía sentir morir?- ... jamás te perdonaré...

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El hombre salió del automóvil abrochando su chaqueta con una mano mientras con la otra sostenía el maletín. Caminó con algo de lentitud hasta el ascensor el cual lo conduciría hasta su oficina. Sango lo vio salir de el y lo saludó, como siempre, pero como respuesta sólo obtuvo un fuerte golpe de la puerta al cerrarse. Arrugó el ceño algo intrigada. Seguro esto tenía que ver con Kagome. ¿Acaso ella se había decidido al fin a aparecer?. Parecía que las cosas no estaban bien entre esos dos, pero abrigaba en su bondadoso corazón que ellos dos terminarían el pleito de niños y volverían a lo que eran antes. Y tal vez la ansiada boda se concretaría. Sonrió imaginando a su amiga vestida de novia y entrando al altar. Tal como ella hacía un año lo había hecho, en brazos de aquel mujeriego asistente. En eso estaba, suspirando con una mano apoyada en su mejilla cuando vio de pronto acercarse a un hombre alto de cabellos largos y una mirada tan parecida a la de su jefe, pero ésta en verdad atemorizaba.

.Señor Sesshoumaru!

Sango se levantó nerviosa de su silla y el hombre, sin siquiera mirarla, pasó frente a ella directo a la oficina del abogado y cerró la puerta con otro fuerte golpe. La secretaria miró con algo de asombro y luego suspiró cansada. Sabía que era mejor no interrumpir a aquellos dos... si Sesshoumaru estaba allí, era porque había graves problemas y mejor no interrumpir.

De espaldas, en actitud pensativa su mirada se dirigía hacia los edificios del exterior. ¡Porqué había echo algo tan radical de acostarse con Kikyo?. ¿Tanto había sido su frustración por Kagome?... no podía evitarlo, sabía que esa mujer se había convertido en su más peligroso enemigo años anteriores pero aún no entendía porqué se rindió tan fácil ante ella, si había más mujeres potenciales... ¿porqué ella?. ¿Acaso abrigaba en lo más profundo de su alma tener sexo de manera tan salvaje?. ¿Para eso servía Kikyo?. El sentir el fuerte golpe tras su espalda lo hizo saltar de su asiento y voltearse en su silla giratoria con actitud arrogante, mirando luego con rabia al familiar que se acercaba hasta posarse frente al escritorio y afirmar ambas manos en el, mirándolo con ojos de furia incontrolable.

.Eres un desgraciado!- Bufó Sesshoumaru, a cual Inuyasha se levantó con lentitud arreglando la solapa de su traje y mirándolo luego de unos segundos con desprecio.

.Hoy no tengo ganas de discutir contigo.

No supo como en unos segundos se vio firmemente aprisionado de las mismas solapas de su traje por las manos que parecían garras del otro, ambos se miraron con odio.

.Tú maldito infeliz!- Murmuró Sesshoumaru apretando más sus puños y arrugando completamente la tela bajo sus manos. Inuyasha quiso zafarse pero fue en vano, en realidad parecía que el otro estaba completamente descontrolado y, por lo tanto, la fuerza era superior.- siempre he dicho que no te la mereces...

El joven abogado entonces lo miró con una sonrisa en sus labios aún intentando zafarse de su agarre.

.¿Acaso te la mereces tu?

Sesshoumaru enardeció de ira, pero tenía razón, en parte. Lo soltó con fuerza a lo cual Inuyasha tambaleó. Lo miró con rencor mientras arreglaba nuevamente su oscuro traje.

.Ella jamás te perdonará... le fuiste infiel con la peor de todas las mujeres...

Inuyasha se detuvo al escuchar aquellas palabras, arrugó el ceño y lo miró levantando una ceja. Sesshoumaru levantó el mentón enfrentándole, así eran ellos, siempre habían tenido una odiosa rivalidad.

.¿Y ella no me ha sido acaso infiel?

El golpe certero en su nariz lo hizo llevarse la mano de inmediato a ella y luego notando que estas sangraban en abundancia.

.Qué poco la conoces.

.Eres un maldito desgraciado.- Murmuró con rabia Inuyasha, inclinado pero incapaz de devolverle el golpe... ¿quería ser caso golpeado, se preguntaba Sesshoumaru.

Se volteó como si nada saliendo de la oficina, Sango miraba con ojos muy abiertos, puesto que había escuchado todo. No lo podía creer, eso sí no podía creerlo. Inuyasha posó sus ojos en ella y lo que vio luego de unos segundos fue un reproche, un reproche reprimido porque la joven luego cerró la puerta y lo ignoró por completo.

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La joven chica se miró al espejo notando con algo de sorpresa lo desastrada que estaba. El rostro algo más delgado pero los pómulos marcados notoriamente, las oscuras manchas bajo sus ojos. Suspiró dándose ánimos. Habían pasado un par de días y debía, ya era hora, de cerrar un ciclo. Un doloroso ciclo. Se vistió con una falda algo estrecha y chaqueta ajustada, tacos altos oscuros y maquilló su rostro para que las señales de sufrimiento no fueran notadas. Su cabello lo dejó suelto, como siempre y se dio nuevamente ánimos al colocarse la pequeña cartera al hombro. Iría a esa oficina, lo terminaría todo.

Al bajar de la limosina ayudada por el atento chofer, miró a lo alto del edificio sintiendo que el corazón se encogía. ¿Acaso era la hora de hacerlo?. Se preguntó nerviosa, con miedo. Mordió sus labios fuertemente sintiendo que las piernas comenzaban a temblar.

.Señorita... Señorita¿se encuentra bien?

Kagome al fin lo miró y asintió levemente, brindándole una sonrisa tranquilizadora, aparentemente.

.Espéreme unos minutos.

Caminó con decisión hasta el ascensor y mientras éste subía tragó saliva con dolor, repasando en su memoria unas cuantas palabras. ¿Era necesario hacer ésto?. Su consciencia nuevamente la cuestionó. Las mejillas comenzaron a encenderse y sintió de pronto que no tendría el valor para enfrentar aquellos traicioneros ojos dorados. Demasiado tarde, el ascensor abrió sus puertas y Sango la miro atónita. En todo estos días no encontró prudente molestarla con su presencia, además había prometido, así como había hecho prometer a Miroku, no entrometerse en las disputas de los demás. Se levantó intentando hablar pero sin saber qué decir. Kagome le dio una sonrisa suave.

.¿Esta ahí?- Preguntó con tranquilidad. Sango afirmó con la cabeza y entonces la chica sin decir más, abrió la puerta del despacio de Inuyasha.

Lo encontró sentado mirando la lapicera con detenimiento, Kagome frunció el ceño¿porqué hacía eso?. Como si la hubiese percibido levantó de inmediato el rostro encontrándose con la persona que menos imaginaba ver. Kagome, tan alta y distinguida, con aire sereno y bello, caminó al fin hasta colocarse frente a él, que se irguió enseguida.

.Supongo que imaginarás que de ahora en adelante el comité no necesitará de tus servicios.

Inuyasha pestañeó algo turbado.

.Y de ahora en adelante, las relaciones entre tú y yo... no se limitarán a nada. No me saludes, espero no verte Inuyasha. Has destrozado la imagen que tenía de ti... pero esta bien... al menos pude conocer tu verdadera naturaleza antes de que fuera demasiado tarde...

.Kagome... - Murmuró. Ella levantó una ceja algo extrañada.

.¿Si?- Preguntó con interés. Realmente creía que él no tenía nada que explicar, absolutamente nada. Inuyasha la miró pero no pudo argumentar nada¿qué decir en las condiciones en que estaban, si lo había encontrado ella misma con Kikyo? Bajó la vista avergonzado y Kagome confirmó sus aseveraciones. Inuyasha era un desgraciado. Volteó con algo de dolor al comprobar una vez más aquello, pero la rabia e impotencia del joven abogado lo dominó por completo, no, ella no podía salir así tan tranquila de la oficina como víctima, ella era la culpable, ella.

.No te hagas Kagome!. ¿Acaso tú no te acostaste con otro en mi ausencia!

Kagome se detuvo en seco paralizada. Volteó rápidamente hasta él, que se acercaba hasta ella con rabia, se miraron con rencor, y entonces, como si aquella tranquilidad que la dominaba segundos antes la hubiese abandonado por completo levantó su mano derecha golpeando con fuerza la mejilla de él que sonó tan estrepitosamente como las palabras del hombre. Inuyasha se llevó la mano asombrado, era la segunda bofetada de ella, pero esta había sido con furia y descontrol... esta era otra Kagome, no era la niña que él había conocido, era la mujer.

.Tal vez, desde hoy... te de motivos para lo que dijiste.

Volteó enojada sintiendo que caería pero se contuvo con todas sus fuerzas, cerrando la puerta tras su espalda y esperando nunca más volverla a cruzar. No miró a Sango ni a nadie, porque el corazón estaba que salía de su pecho. Salió el edificio sintiendo la brisa en su rostro y al entrar a la limosina no pudo evitar taparse los ojos con las manos y romper en llanto desconsoladamente.

Continuará...


N/A: Gracias chicas por sus reviews, la historia apenas comienza, espero seguir contando, como siempre, con su apoyo. Besos.

LADY SAKURA DE FORTUNI XDXDXD (no puedo evitarlo o/o)