Capítulo 20:

.Me las pagarás! Me las pagarás maldita! Tú ya estas muerta, me oyes? Muerta!

Inuyasha arrugó el ceño y apretó más sus muñecas y con un ademán bastante brusco la volteó hacia él. Kikyo cerró la boca de inmediato, mirándolo asustada.

.No te atrevas Kikyo! – Gritó Inuyasha casi rojo de ira y respirando fuertemente. – no te atrevas a tocarla, porque o si no la que muere vas a ser tu, yo mismo me encargaré de ello. ¡Me escuchaste¿Me escuchaste!

Kikyo lo miró intimidada y apenas pudo entreabrir los labios. Conocía el carácter de Inuyasha, pero jamás lo había visto hasta ese extremo de furia, una furia que hasta temió, por unos instantes, en demasía. Los pasos de alguien que se acercaban rápidamente hasta ellos lo hizo no decir más. Inuyasha volteó y vio al Primer Ministro que lo miró con seriedad. El joven abogado soltó de inmediato a Kikyo, tan inesperadamente que ella tambaleó, a punto de caer al suelo.

.Señor Inuyasha... ¿Tiene algún problema?

Inuyasha respiró profundamente sin decir una palabra. Kikyo se pasó la mano por la cara quitando todo rastro aún de alcohol sobre ella. Maldijo entre dientes la osadía de esa chiquilla, y también por haberle arruinado la noche que esperaba tener con el abogado, con ayuda de la "dopamina" mezclada en el trago.

.No te preocupes querido... yo no haré nada.- Dijo fingiendo tranquilidad, mientras le pasaba la mano rápidamente por la mejilla, antes de retirarse del lugar. Inuyasha permaneció inmóvil, apretando los puños de impotencia. Maldición! Conocía tanto a esa mujer, tanto... que sus palabras le daban escalofríos.

.Usted no debería tener esa clase de compañías.- Dijo de pronto el Ministro. Inuyasha lo miró sin responder en parte avergonzado de la situación.- Usted sabe lo que sucedió hace algunos años¿Acaso cree que puede estar libre de alguna conspiración?

.No... no es... - Balbuceó apenas, mirando el suelo de vez en cuando.

.Pues aunque ella sea viuda... la reputación obtenida es de lo peor...

.Lo sé.- Respondió rápidamente.

.¿Y entonces porque todavía se les ve juntos? Usted ya fue advertido joven, los emperadores desean al igual que yo por supuesto, gente capacitada y con honor en el gabinete.

.No falta que lo diga, he comprendido mi error... sólo intento ahora recuperar lo más valioso para mi.

.¿Lo dice por la señorita Higurashi?

Inuyasha asintió levemente.

.Discúlpeme.- Dijo el joven pasando por su lado y haciendo una pequeña inclinación con su cabeza. Salió al salón y recorrió con su vista ansiosa la figura de la muchacha dueña de su corazón. Caminó entre la gente, necesitaba ahora decirle que no se preocupara de las palabras de Kikyo, que él la protegería, que estaba a salvo... se detuvo en seco dentro de su loco caminar cuando la vio en una esquina del salón, tomando la copa que un joven le brindaba. Ella sonrió agradecida mientras el joven acompañante pasaba una mano por su espalda desnuda, como invitándola a ir a otro lado. Kagome bebió la bebida apenas, sus mejillas estaban algo enrojecidas y la mano descarada de ese hombre que acariciaba levemente su espalda hizo crispar los dedos a Inuyasha. Ahhhhh, maldita sea!- pensó apretando los puños. Ella al fin cedió y caminó junto con él hasta el otro salón. Inuyasha caminó rápido hasta ellos atravesándose en su camino. Kagome pegó un brinco al verlo de pronto, su mirada dorada era tan seria ahora.

.¿Que haces!- Preguntó contrariada y algo irritada. El hombre que estaba a su lado miró a Inuyasha con seriedad.

.Kagome, necesitamos hablar- Dijo él atropelladamente. Ella movió la cabeza negativamente.

.No tengo nada de qué hablar contigo, ya basta, Inuyasha.

El joven hombre acompañante de Kagome creyó oportuno salir al encuentro de la situación y lucirse ante la chica.

.Ya la escuchó señor, será mejor que la deje tranquila.

Inuyasha le dio una mirada temible, el joven se calló de pronto, intimidado.

.He dicho que debo hablar con la señorita, usted esta de más en esta conversación. Le ruego que nos deje, por favor.- Las artimañas de Inuyasha eran totalmente comprendidas por Kagome, al fin y al cabo era abogado, sabía como hacer intimidar a la gente. El chico dio una mirada a Kagome como disculpándose y se marchó, apartando al fin la mano de su espalda. Kagome movió la cabeza disgustada¿es que acaso no la dejaría tranquila, quiso avanzar pero él volvió a impedirle el paso.

.Porqué haces esto, Kagome.

La muchacha abrió los ojos con sorpresa, él la miró con dolor.

.¿Qué dices?- Preguntó turbada.

.Porqué estas con él... y con Sesshoumaru... y con todos esos de hace un rato, porqué!- Gimió enrabiado pero sus palabras se quebraron, atragantado por un sollozo que estaba reprimiendo desde hacía algún rato. Kagome aún no podía comprender su actitud, ni sus palabras.

.Tú no tienes derecho a repracharme nada ahora, nada! Soy libre y hago lo que quiero.- Respondió enojada y con rencor. Inuyasha le dio una pequeña sonrisa, lo que hizo a la muchacha exasperar más aún. Apretó sus labios e intentó avanzar, pero él se posó nuevamente delante de ella, tomándola por los hombros.

.No puedo dejarte así, con otro... entiende! Muero de celos cada vez que alguien te habla... o te mira... o tú lo miras! Eres sólo mía! Mía!

.Suéltame! Cómo te atreves a.. - Respondió. Se miraron ambos desafiantes, ninguno quiso ceder.

.Oh, Señor Inuyasha, esta aquí.- Una mujer de edad madura le tomó el hombro y él de inmediato soltó a Kagome, momento para el cual la chica aprovechó para escabullirse rápidamente, fuera de su vista.

.Señora Kaede- Respondió sin ánimos y algo desilucionado, al ver que era retenido en la conversación de la mujer y que Kagome se escapaba nuevamente, de sus brazos.

&&&&&&&&

.Maldición!- Se dijo con rabia, entre dientes, saliendo precipitadamente hacia los jardines del lugar. Caminó pateando una piedra que se le atravesó, introduciendo las manos en los bolsillos del pantalón y enrabiado. Maldición, Kagome siempre tuvo razón, estas fiestas eran de lo peor... Kagome... Sus ojos se posaron en el figura femenina que se encontraba afirmada en los barandales del mirador, sintió que su corazón casi se salía por la boca, hacía tantos años atrás la vio así, en el mismo lugar, en condiciones tan diferentes pero igual de adversas. Kagome lo miró con seriedad, al instante sus mejillas se enrojecieron, sin duda no creyó que la encontraría. Inuyasha se acercó caminando rápidamente, la vio dudar y querer escapar, pero el abogado casi corrió hasta su lado sujetando ambos brazos y ella desvió su mirada.

.Suéltame, suéltame!- Gimió apenas moviéndose entre sus fuertes brazos. Él en cambio la tomó por la cintura y la acercó tan fuerte a su pecho que Kagome apenas podía respirar.- suéltame Inuyasha, déjame sola!- Respondió apenas con la voz ya casi entrecortada, le faltaba la respiración pero no sabía si era por que él la estrechaba tanto o por estar tan cerca de su cuerpo.

.No, no quiero, Kagome, por favor, por favor, dime que debo hacer para que me perdones, dímelo, haré lo que digas, sólo dímelo, por favor- Las palabras salieron casi suplicantes de su boca. Kagome estuvo a punto de retener las lágrimas, intentaba esquivar su mirada, demasiado intensa, sabía que si lo hacía se rendiría. Gimió de dolor intentando soltarse de sus brazos pero al notar que le era inútil, comenzó a dejarse, y lloró con tanta pena que luego el abogado creyó que se caería al suelo. Kagome se afirmó en su cuello y escondió la cara en su hombro, llorando aún sin cesar y él sintiendo que le desgarraba el alma con cada lamento.- Kagome... amor ya no llores... por favor, te lo suplico... te amo... te amo tanto... no llores.

La chica se fue quedando en silencio poco a poco. Él la mantenía firme entre sus brazos, estaban tan lejos de todo, allá, en el mirador, un lugar demasiado significativo para ambos.

Cómo voy a lograr que aún me quieras

Cómo lograr que quieras escuchar

Cuando este fuego me desvela

Y yo despierto solo una vez más

Cómo lograr verte de nuevo

Como he de recobrar tu corazón

Como aceptar que todo a muerto

Ya no hay forma de pedir perdón

Que mal, que mal, esta absurda y triste historia, que se pone cada vez peor.

Que mal, que mal, porque ya no puedo hablarte

Temo que es así, ya no hay forma de pedir perdón...

.Perdóname... perdóname Kagome... no puedo vivir sin ti... no puedo...

La escuchó suspirar cansada y sintió como ella se aferraba más a su pecho. Tragó saliva con dolor, cómo todo se había perdido, cómo ahora la disfrutaba entre sus brazos, pero la alegría estaba mezclada con la tristeza. Kagome al fin incorporó el rostro, mirándolo con los ojos húmedos, sin decir nada los cerró y no tuvo que incitarlo, porque él la besó de inmediato, con tanta delicadeza, como si ambos se estuvieran conociendo, como la primera vez, disfrutando de cada una de las caricias recibidas con sus propios labios. Inuyasha la aprisionó contra el barandal en el momento que abrió la boca y la besó con vehemencia. Kagome gimió al sentir su lengua entre la suya, respondiendo de igual manera y desbordando una pasión que de pronto se hizo desmedida. Los besos más osados y desesperados, sus respiraciones entrecortadas, ni un segundo siquiera para tomar aire, aquello era innecesario ahora, porque los segundos eran tan malditamente escasos y... ¿si ella se arrepentía?... ¿si lo dejaba igual que la otra vez? No lo soportaría, no, no lo soportaría.

.Perdóname... perdóname... - Murmuró apenas, jadeante, entre beso y beso, por sus mejillas, la oreja que lamió con su lengua y que ella se aferró fuertemente a las mangas de su traje, jadeando, se deslizó hasta su cuello, aspirando el aroma de la chica, acariciando con sus labios cada milímetro de la nívea y suave piel hasta llegar a los bordes del vestido, no le importó mucho, movió su cabeza hasta su centro, en su escote algo pronunciado, besando y acariciando ya sus pechos con algo de brusquedad, pero es que tenía una sensación de desesperación, la sensación de querer acabar de una vez con su tortura, quería tenerla sólo para él- Kagome... –Susurró con voz ronca, acercándose nuevamente hasta ella y besándola en la boca. Ella, sólo lo besaba con igual ímpetu que él, porque lo extrañaba demasiado, y tenerlo otra vez, estar junto a él, por momentos olvidaba todo. Al fin el hombre le tomó la cabeza con ambas manos, se miraron directamente, sonrió un poco al ver el rubor intenso de su rostro y sus labios ya casi hinchados, pero aquello no era suficiente.- te amo tanto... Kagome...

Kagome sonrió apenas, aunque aquella sonrisa iba la mezcla del dolor, tomó una de sus manos y se la llevó a los labios, besando con ternura sus dedos, cerrando los ojos, y sintiendo cómo otra vez él perdía la compostura, abalanzándose casi sobre ella, mientras la devoraba con sus besos. Las manos del joven hombre recorrieron con desesperación hasta el borde del vestido, adentrándose con torpeza por su pierna suave mientras la sujetaba con la otra mano por la cintura. Ella la inclinó un poco y en pocos segundos sus cuerpos volvieron a estar tan juntos uno del otro, sintiendo Kagome la gran erección entre sus piernas, de manera que un cosquilleo desesperante en su estómago se posó, deseaba estar con él, unida a él, porque ahora lo entendía, lo extrañaba demasiado.

.No... no... – Se quejó la muchacha, pero sabiendo que sus palabras eran demasiado débiles y que sus propios actos y caricias demostraban lo contrario. – Inu... yasha... - Logró apartarse a duras penas mientras él veía con dolor como el momento que tanto anhelaba se esfumaba nuevamente. Kagome alisó los bordes de su vestido sin decir nada pero aún agitada. Luego se irguió y al fin, sus ojos castaños algo vidriosos lo miraron directamente, segundos de angustia para el joven hombre, esperando a qué era lo que esta vez le diría ¿un insulto? Kagome no insultaba, pero un reproche, una palabra de arrepentimiento por dejarse llevar de esa manera... - quiero... quiero ir a casa... - Murmuró, para su sorpresa. Él botó el aire retenido por los momentos angustiantes, sintiéndose de igual forma desilusionado. Nuevamente ella lo evadía, se alejaba irremediablemente de su lado.- ¿puedes ir a dejarme?

La pregunta de ella, algo suave lo hizo abrir los ojos con sorpresa, la miró esbozando una sonrisa, ella sonrió levemente.

.Claro...

Continuará...


N/A: Hello nn perdón la demora con estos capítulos, pero... ahhh, no hay excusa, simplemente me he quedado en blanco, la culpa la tiene mi amado Enzo Fortuny, jejeje, ah! un beso para ti nn (total, sé que no va a leerlo, jaja) bueno amigas, necesito reviews, ya saben, alimenta mi alma perdida, jejeje.

Nos estamos viendo y cuidense mucho.

Lady Sakura.

PD: Gracias Esme por el "regalo", la entrevista estaba excelente.

Gracias Helena por el "otro" regalo, jeje, mi hermana lo vio (aunque no sabe quien es) y se quedó con la idea que era mi novio por msn, jajaja.