Capítulo 24: "Miedo".
Miró a su alrededor con curiosidad. El apartamento, aunque pequeño, estaba muy bien decorado con ricos adornos que Kagome supo reconocer. Unos cuadros de colección en las paredes, algunos objetos de plata de adorno en la mesa de centro, los muebles de fina madera tallada. Kosho apareció con una bandeja de plata con dos tazas de té a lo que la chica pudo reconocer de limón, tomando la pequeña taza entre sus dedos y mirando otra vez impresionada que la loza era fina.
-Gracias por venir a dejarme... y aceptar subir hasta aquí- Dijo la muchacha soltándose la coleta de su cabello y luego tomando un pequeño sorbo de té.
-No es nada- Murmuró Kagome con mil preguntas en la cabeza. Dejó luego de dos sorbos la taza en la bandeja y cruzó las manos en su regazo, mirando con seriedad a la chica que captó el mensaje y la imitó, dejando la taza, junto a la suya, en la bandeja de plata.
-Usted se preguntará porqué dije aquellas cosas... allá, en el cementerio.
-El fallecimiento de Aska fue un terrible accidente del destino... - Murmuró Kagome intentando con sus palabras reconfortar y también traer a la realidad a su hermana que se negaba a aceptarlo. La otra chica movió la cabeza negativamente y enseguida su rostro palideció.
-No señorita... estoy segura que Aska no murió en un asalto, como dijo la policía... a ella la asesinaron.
Kagome la miró con algo de tristeza, sus ojos bajaron hasta las manos de la muchacha que temblaban notoriamente.
-¿Tienes prueba de ello, Kosho?- Preguntó lentamente, pero sin creer mucho en las palabras de la nerviosa muchacha. Kosho se arrodilló en el suelo de parqué, afirmando las manos en la mesita de centro, frente a Kagome.
-Ahora no... es una suposición...
Kagome respiró profundamente. Lo sabía, aquella chica aún no aceptaba la muerte de su gemela.
-Tranquila... - Murmuró intentando reconfortarla, pero la chica se levantó de súbito abandonando la habitación, luego de unos segundos volvía con lo que Kagome pudo reconocer el notebook de su ex asistente.
-Este notebook, tiene información que mi hermana jamás me dejó ver... lo he estado revisando, pero la información esta con clave... a su correo electrónico tampoco he podido ingresar... debo encontrar la clave, sé que era una para todas.
-Esto era de Aska.- Dijo Kagome abriéndolo y reconociendo de inmediato el wallpaper en la pantalla. – Aquí hay información mía también, de las empresas.
-Sí, lo sé, esta aquí- Dijo la chica, moviendo el puntero y abriendo algunas carpetas con la información que Kagome conocía.- a esto no es a lo que me refiero, señorita Kagome.
Kagome levantó el rostro mirándola confundida. ¿De qué estaba hablando?
-A que te refieres.
Kosho se levantó de su lado y la miró desde lo alto, unos segundos en que se cuestionó si en verdad aquella muchacha casi de su edad podría ayudarla, pero ella se había prometido encontrar al culpable de la muerte de su hermana.
-Aska y yo vivíamos con una tía en las afueras de Tokio, pero ésta falleció y mi hermana, Aska, en ese mismo tiempo obtuvo una beca para estudiar en Oxford... tres años estudió allá... yo recibía mensualmente bastante dinero de ella, decía que era por las tutorías que realizaba... fue así que compré este departamento, con instrucciones de ella por supuesto... nunca me hubiera venido a vivir a un lugar tan lujoso como este...
Kagome la miraba aún confundida, nada era sospechoso aún.
-Sé que esta preguntándose que no hay nada sospechoso... pero es que aún no lo es... todo comenzó, hace un año, cuando ella volvió... ya no era la misma, mi hermana había cambiado, era su actitud, sus palabras, su manera de mirar incluso era fría... recibía llamadas del extranjero... generalmente una mujer... nunca me dijo su nombre... sé que le daba ordenes a mi hermana, la escuchaba decir "si señora", "lo haré señora", "no se preocupe"... creo que Aska andaba en malos pasos.
Kagome tragó saliva algo asustada, se levantó al fin de su asiento y comenzó caminar sin decir una sola palabra.
-Sé que puede ser... difícil de creer pero... tengo mis razones para sospechar... y usted esta involucrada en esto.
Kagome se detuvo en seco y miró con sus castaños ojos muy abiertos a la chica.
-¿Qué?. ¿Yo?
Kosho la miró y carraspeó, torció la boca, sin duda sabía que su hermana andaba en malos pasos y eso no le agradaba, pero...
-Yo escuché una conversación, parte de ella en realidad.. fue cuando Aska volvió de Inglaterra... hablaba de usted señorita...
-No, no la conozco señora... esta bien... ¿vigilarla?... pero yo no tengo acceso a todos los lugares que ella va, recuerde que la señorita Higurashi es la novia del abogado del gobierno, asisten mucho a esas fiestas y recepciones... bueno, si usted dice que me conseguirá el pase a ellas... esta bien, la vigilaré... no, a él no lo conozco... bueno... sí, señora, lo haré...
Kagome abrió los ojos inmensamente sin creer lo que estaba escuchando, su rostro palideció por completo, más y apretó los labios nerviosa y temblorosa.
-No... no puede ser... - Murmuró apenas, sintiendo que de pronto el aire le faltaba. Sus piernas comenzaron a temblar y tuvo que afirmarse en el respaldo del sillón, para no caer. Kosho corrió hasta su lado.
-¿Se encuentra bien? Señorita Higurashi, lamento causarle esto... lo lamento...
Kagome respiró hondo y luego levantó la vista hacia ella, mirando el rostro lleno de congoja de la chica.
-No, no te preocupes... estoy bien... tranquila, estoy bien... - Respiró profundamente intentando calmarse, sentía que las fuerzas se le escapan del cuerpo, le angustió sentirse así, este día en especial había estado dos veces a punto de desmayarse, primero, la noticia de Sesshoumaru y ahora esto. ¿Qué estaba pasando?. - ¿dices que estaba siendo vigilada, por tu hermana?- Kosho la miró preocupada aún y asintió solamente con la cabeza. Kagome suspiró apenas y se irguió completamente.- ¿pero porqué?
-No lo sé. Por eso le dije que usted también estaba involucrada... mi hermana la estaba vigilando, pero sólo recibía órdenes... intento averiguar de quien... o quienes... estoy seguro que ellos son los responsables de su muerte... debo encontrar la clave... debo encontrarla y sabré de quienes se trata.
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Bajó del automóvil sintiendo el frío de la noche que se calaba en sus huesos, apretó más su blaizer intentando darse abrigo y también como una forma de demostrar de forma inconsciente que la conversación con aquella extraña chica la había dejado completamente nerviosa. Y tenía miedo. Caminó con paso acelerado hasta la reja intentado apretar el botón del citófono para que la sirvienta la abriera pero antes de hacerlo se vio interrumpida por la mano varonil que se posó sobre la suya causando tanto impacto en Kagome del susto, que dio un respingo con el corazón que subía hasta su boca, dando un pequeño grito. Inuyasha la tomó rápidamente por los hombros y la giró hasta él mirándola impresionado.
-Kagome...
La chica lo miró confundida pero aún con el rostro desencajado, al ver los dorados ojos frente a ella se llevó las manos al pecho y sintió deseos de llorar, pero se mordió los labios aguantando aquel sentimiento y lo miró avergonzada.
-Inuyasha... me asustaste...
El hombre la miró confundido. Kagome finalmente se abrazó fuertemente a su cuello, dejándolo completamente descolocado, no esperaba una actitud así de su parte, ya imaginaba que lo de la noche anterior estaba mortificándola y era por eso que no había llegado en todo el día a la mansión. Al menos así lo creyó Inuyasha con dolor cuando las horas pasaron lentamente y ni señales de Kagome. Volvió a su departamento pero no estuvo mucho tiempo en el, así que desde hacía dos horas la esperaba dentro de su auto, en las afueras de la mansión.
-Tranquila... ¿qué sucede?- Preguntó en un murmullo, junto a su oído. Ella reclinó más la cabeza sobre su pecho y luego de unos segundos se separó al fin, con el cabello azabache medio alborotado y las mejillas encendidas.
-Nada... sentí miedo... sólo eso.
-¿Miedo?- Él la miró directo a sus ojos, aquellos dorados ojos se clavaban tanto en sus pupilas que llegaba a doler, aún la sostenía de los hombros.- ¿porqué¿pasó algo?- Apretó la mandíbula, la cita con su primo lo estaba matando, pero si ella la noche anterior le había confesado que aún lo amaba ¿porqué tendría que tener celos ahora?. Kagome se apartó más de él y arregló sus cabellos, nerviosa aún.
-Me voy a dormir... que estes bien.
La puerta de la reja que a estas alturas ya estaba abierta permitió la entrada de Kagome, volteó para cerrarla y miró el triste rostro del joven.
-Debemos hablar.- Dijo el abogado con un hilo de voz. La chica asintió totalmente de acuerdo.
-Mañana... hablaremos mañana... iré a... yo te llamaré.- Dijo ella, dándole una leve sonrisa, demasiado leve para su rostro aún acongojado, volteándose y caminado a paso apresurado hasta la mansión. Inuyasha dio un suspiro. Claro que sabía que las cosas no podían ser tan fáciles ahora y debía inevitablemente aceptarlo, aceptar cualquier condición, solo por ella, por esta a su lado nuevamente.
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Sus dedos algo nerviosos se movieron por sobre el manubrio mientras miraba angustiado la mansión. Aunque era bastante de madrugada, su auto seguía estacionado en las afueras de la casona sin intenciones de moverse, había tenido la imperiosa necesidad de velar su sueño, ahora más que nunca, menos si ella se encontraba tan nerviosa... y sola con esa sirvienta en la casa, con medidas de seguridad tan escasas... no, no la dejaría sola. Miró su rolex sobre su muñeca izquierda viendo que marcaba las 03: 37 AM. El silencio era toral, solo de vez en cuando la silenciosa noche era interrumpida por el ladrido de algún perro o el ruido de un motor de vehículo que pasaba por la avenida. Se reclinó más en su asiento, mirando aún sin cansarse la mansión. Si no fuera porque él mismo estuvo presente cuando Kikyo la amenazó de muerte, tal vez estaría tranquilo, pero no confiaba en esa mujer. Mordió fuertemente sus labios y apretó los puños con furia, mientras reclinaba la cabeza y su cabellera caía a su alrededor. ¿Cómo había podido acostarse con ella?. ¿Cómo! Y ¿Porqué no le importó cuando Kagome los sorprendió?. ¿Qué pasó con él en esos días?
-Ahhhhh, maldición, maldición, maldición!- Gruñó con ira. Saltó de un brinco al escuchar el timbre de su teléfono móvil. Este se encontraba frente a él y la pantalla pestañeaba de luz una y otra vez. Lo tomó con rapidez, era extraño el que sonara a esa hora, miró el numero que no reconoció y al fin contestó.
-¿Diga?
-¿La vigilas?
Arrugó el ceño contrariado intentando procesar en segundos de donde conocía la voz.
-Kikyo!
La escuchó reír, el joven apretó inconscientemente más el teléfono, este crujió debido a la fuerza que él le propinaba.
-Tranquilo... te dije que yo no haría nada... ya es demasiado tarde.
-Kikyo!- Gritó casi sin escuchar sus palabras- te juro, te juro que si algo le sucede a Kagome yo te ma...
El sonido de un teléfono cortado lo detuvo en seco, ella ya había colgado. Lanzó lejos de su asiento el aparato mientras inclinaba con el corazón palpitante la cabeza en el manubrio. ¿Cómo pudo haberse acostado con Kikyo!. ¡Cómo!. Dos pequeños golpes en la ventana lo hizo levantar el rostro asustado para ver con sorpresa a Kagome que lo miraba preocupada. El joven abrió de inmediato la puerta de su automóvil, saliendo de el y posándose frente a la chica que vestía su delgada bata de satén de dormir que lo miró avergonzada.
-Kagome... ¿qué sucede? - Ella esquivó sus ojos y entonces él bajó su rostro sólo para estar a la altura de ella.- dime, Kagome...
-¿Quieres una taza... de café?- Preguntó al fin, alzando la mirada hasta la suya. Inuyasha tragó saliva con dolor.
Sentado frente a la pequeña mesa de la cocina miraba atento como Kagome temblaba ante cada acción que realizaba, sin decir una sola palabra su asustado rostro le decía claramente que tenía miedo ¿miedo a qué?
-Toma- La taza de café humeante estaba frente a él. La vio sentarse frente a él, intentó llevar su taza a los labios pero tan torpemente que este tambaleaba en su mano.
-¿Porqué estas tan nerviosa?- Preguntó al fin. Sospechaba que tal vez Kikyo la había llamado al igual que a él, recordándole su amenaza.
-No... no estoy... - Suspiró dándose por vencida y miró atenta a Inuyasha.
-¿Pasó algo?- Preguntó asustado dando un brinco de su silla, Kagome negó con la cabeza y bebió un sorbo de café.
-Esta tarde fui al cementerio... a ver a Aska.
Inuyasha la miró confundido, sin lugar a dudas el nombre le recordaba a alguien pero... ¿a quien?
-Mi asistente...
Inuyasha se sentó con lentitud y suspiró aliviado.
-Ah... la chica aquella.- Recordó la última vez que la vio, vistiendo de igual manera que Kagome... ahora que se detenía a pensarlo, el comportamiento de ella resultaba bastante extraño.
-Me encontré con su hermana, su gemela... dijo que Aska estaba vigilándome desde hacía tiempo... dijo además... que a ella la asesinaron.
El abogado la miró con estupefacción, sin creer lo que estaba escuchando. Kagome dejó la taza sobre la mesa con los ojos cristalizados de lagrimas.
-¿Qué?- Apenas preguntó el joven, levantado ambas cejas sorprendido.
La muchacha caminó hasta él y se abrazó a su cintura.
-Tengo miedo... Inuyasha...
Con la ropa puesta se recostó a su lado, abrigando con las colchas más a Kagome, que se encontraba recostada de lado, igual que él, pero dándole la espalda. Inuyasha pasó sus manos alrededor de su estómago afirmándola más contra su cuerpo, escuchando como ella comenzaba a respirar más suavemente. Pasó sus labios rozando su oído, ella sonrió apenas, dando pequeños suspiros, sintiéndose al fin protegida, de esa forma, junto a él, que prometió velar su sueño. Ahora podría conciliar su sueño, Inuyasha estaba a su lado, aunque hubiera una conversación pendiente.
Continuará...
N/A: BUENO, JAMAS PLANEO DE CUANTOS CAPÍTULOS SERÁ UN FIC, ASÍ QUE ESTA VEZ TAMPOCO SÉ SI LLEGAREMOS A LOS TREINTA O NO. YO SÓLO ESCRIBIRÉ LA HISTORIA COMPLETA. AGRADEZCO SUS REVIEWS, MUCHA FALTA ME HACEN. QUIERO DECIR TAMBIÉN QUE UNA VEZ TERMINADO ESTE FIC ME TOMARÉ UNAS LARGAS VACACIONES (DE ESCRIBIR PORQUE AÚN TENGO QUE SEGUIR ESTUDIANDO) QUE SEA LO QUE DIOS QUIERA, CUÍDENSE MUCHO Y NOS ESTAMOS VIENDO. VAYA... ME HE DADO CUENTA QUE EN SEPTIEMBRE SE CUMPLE UN AÑO DESDE QUE ESTOY ESCRIBIENDO... SI, NECESITO VACACIONES...
