Capítulo 26: "Descubriendo el Juego"

La brisa soplaba con levedad pero lo suficiente para desacomodar los dóciles cabellos negros de la muchacha que caminaba pensativa, mirando el suelo. Pensaba inevitablemente en el diagnóstico del médico y no era que la asustase, sino que podía entonces comprender lo que le estaba sucediendo. Suspiró derrotada, no quedaba de otra, tendría que tomar las medicinas para recuperarse, el descanso que el médico también solicitó lo estaba pensando ya desde hacía algún tiempo, pero no quería dejar las cosas del comité a la deriva. Y ahora menos si Sesshoumaru estaba lejos. Responsabilidades, responsabilidades... ¿acaso sus responsabilidades y también las de Inuyasha también habían puesto en peligro su relación¿podía también poner en peligro su salud?

Levantó la vista asustada, otra vez tenía la extraña sensación que estaba siendo observada. Volteó de medio lado sin ver a nadie, al menos sospechoso, las personas caminaban distraídamente a su lado, casi todos de forma acelerada. Kagome arrugó el ceño y aceleró el paso hasta llegar a su automóvil estacionado un poco alejado de la consulta médica debido a la falta de estacionamientos cercanos. Entró en el sintiéndose segura, respiró hondamente pero no podía evitar que el pánico se apoderara de su ser al recordar también las palabras de la gemela de Aska. ¿Pero porqué diablos aquella asistente la estaba siguiendo¿Porqué¿Porqué?. Se reprochaba de igual forma lo ingenua nuevamente que había sido al darle su total confianza a aquella chica, sin saber que detrás de esa facha de correcta amabilidad y solicitud se ocultaba quizás qué intenciones. Finalmente encendió el motor de su auto plateado, pero antes de partir vio con sorpresa como una figura masculina se atravesaba en su camino intentando detener su propio automóvil. Kagome frenó en seco y tan bruscamente que su frente se golpeó levemente contra el manubrio, sintiendo de inmediato un agudo dolor. Pero más que dolor, susto por aquel hombre que tenía enfrente y al cual aún no veía el rostro, que intentaba abrir su puerta. Ella intentó nuevamente tomar el rumbo de su camino asustada, pero cuando al fin vio el rostro del hombre, arrugó el ceño contrariada y bajó la ventanilla.

-¿Houyo?- Preguntó con un hilo de voz, mirándolo impresionada.

-Lo siento Kagome... no quise asustarte...

La chica abrió la puerta de manera brusca y se plantó delante de él.

-Pero... ¿eras tu?. ¿Me estabas siguiendo!

El chico vestido algo descuidado y el corto cabello medio desordenado, bajó la cabeza algo avergonzado y luego miró a su alrededor, como si se estuviera asegurando de que nadie lo estaba viendo.

-Necesito hablar contigo, Kagome. Es importante.- Susurró al fin, apenas mirando a la chica.

Kagome suspiró cansada y ya más aliviada.

-No sabes el susto que me has causado- Dijo luego, colocándose las manos en el pecho para apaciguar los acelerados latidos de su corazón y luego lo miró algo enojada. El chico volvió a mirar a su alrededor y la tomó del brazo hablándole casi al oído con gravedad.

-Entra, aquí es peligroso.

Kagome pestañeó confundida pero le hizo caso, enseguida el joven daba la vuelta para entrar y sentarse en el asiento del copiloto, a su lado.

-Me asustas, Houyo... pareces loco.- Respondió la chica mirándolo aún algo disgustada y pasándose la mano por la frente para apaciguar en algo el ardor que sentía producto del golpe.

-Mira, no tengo mucho tiempo, y escucha, escucha bien... ten mucho cuidado con la señorita Kikyo¿escuchas?

Kagome lo miró sorprendida... pero ¿cómo sabía él de ella? Luego su cara cambió a una de pánico y apenas podía respirar.

-¿Qué? pero tu... tu ¿la cono..

El chico volteó el torso para mirar a su espalda y luego centró sus ojos en Kagome.

-Vamos a otro sitio, por favor, Kagome.

La chica lo miró con detenimiento unos segundos. Al principio creyó que estaba loco pero ahora que él nombraba a esa mujer... entonces... tenía que saber de qué se trataba. Asintió al fin al ver que el rostro del chico palidecía aún más ante la incredulidad de ella, pero finalmente respiró aliviado cuando Kagome hizo partir el automóvil.

-Vas a tener que explicarme muchas cosas, Houyo. – Reprendió la joven mirando de reojo al chico.- ¿Todo este tiempo has sido tu quien me ha estado siguiendo?

-Necesitaba asegurarme... que estuvieras bien...

Kagome le dio otra mirada de reojo y apretó los labios, sin decir nada más. Recorrió con destreza las calles hasta llegar a la costa, estacionando el automóvil entre las filas de los demás y lo apagó.

-Quiero saber de qué estas hablando Houyo... ¿Cómo conoces a esa mujer?

-Mira... no tengo mucho tiempo- Volvió a mirar a todos lados y apretó la mandíbula con fuerza.- yo... yo trabajo para ella... y se supone que debo vigilarte... en realidad lo hago desde hace más de un año... y Aska también lo hacía.

-¿Qué!- Abrió los ojos inmensamente sintiendo que el corazón casi salía del pecho- pero... ¿tú también?... pero... pero... ¿porqué!

-Se supone que sólo debo vigilarte y... alejarte de él... de Inuyasha...- Susurró, sin poder evitar pronunciar el nombre del abogado con algo de desprecio. Es que no podía evitarlo, aquel hombre era su rival y lo detestaba enormemente.

-¿Alejarme de Inuyasha?- Repitió Kagome aún con sorpresa- pero... ¿Es eso lo que ella quiere?

-Eso era lo que al principio quería Kagome... ahora... ahora ella... sólo quiere destruirte.

Ella se llevó las manos a la boca reteniendo un grito ahogado, miró con pánico a Houyo y luego miró a su alrededor, intentó tranquilizarse porque aún tenía muchas preguntas que hacerle, pero el joven ya salía de su automóvil.

-Escucha... ella esta obsesionada con él, lo sé... sé que utiliza también una droga llamada "dopamina" que obliga a las personas a actuar bajo la voluntad de un tercero... sé que la ha utilizado con tu abogado... así que si él no sabe porqué ha hecho algunas cosas... ahí esta la explicación... cuídate mucho Kagome... ten cuidado con esa mujer... esto no es un juego... y dile también a ese abogado que se cuide... también corre peligro.

Intentó retenerlo pero no pudo pronunciar palabra, el joven salió del auto mirando a su alrededor y corrió cruzando la calle, para luego perderse entre la multitud. Kagome se recostó aún impactada en su asiento, reclinando la cabeza pero sintiendo una tensión extrema en todo su cuerpo. No podía creerlo, esto superaba todo lo que creía de aquella mujer. Aska y Houyo la vigilaban ¿para qué? Y lo peor... ¿Había entonces utilizado una droga con Inuyasha?. ¿Sería acaso... aquella vez?

-... no sabes el calvario que ahora llevo al recordar lo que hice... pero esa vez... no pensé en nada...

¿Esa mujer era capaz de actuar hasta ese punto?. ¿Lo era en verdad?. El pánico que se apoderaba a oleadas gigantes de ella la hizo mirar asustada a su alrededor, abalanzándose casi hasta la puerta contraria para asegurarla y luego la suya, posando ambas manos sobre el manubrio y apretándolo de los nervios tan fuertes que sus nudillos se volvieron blancos en sólo instantes.

-Inuyasha... - Susurró, intentando calmar su miedo con sólo pronunciar aquel nombre. De pronto recordó que tenía una cita precisamente en esos instantes así que puso en marcha nuevamente su automóvil, con un rumbo bastante acelerado y algo descuidado hasta el restaurant el "Ginsinshou".

El hombre jugueteó con sus dedos contra la mesa mirando de manera ansiosa hacia la entrada del restaurant y preguntándose por enésima porqué demoraba tanto, si había tenido algún problema, porqué había ido al médico¿acaso estaba enferma nuevamente?.

Kagome entró apresurada y miró con ojos ansiosos el lugar. Inuyasha la vio de inmediato y se levantó casi de un brinco de su silla, extrañándose de la palidez extrema de su rostro y sus ojos asustados, parecía que pronto desfallecería. Kagome lo vio cuando él se puso de pie y caminó con paso acelerado, el trecho parecía extremadamente largo para llegar a su lado y los pasos eran torpes que en nada la ayudaban ahora. Al fin llegó hasta él y antes que cualquier cosa se abrazó a su cintura fuertemente, ocultando la cabeza en su pecho y respirando aliviada, sonriendo luego apenas al sentir lo segura que se sentía en sus brazos, como si todo el pánico que segundos antes había experimentado hubiera desaparecido sólo por él, por la protección que le brindaba. Sintió como acariciaba sus cabellos suavemente y le hablaba casi junto al oído.

-Me asustaste... creí que te había sucedido algo...

La chica levantó el rostro al fin sin separarse de él.

-Lo siento...

Él levantó una mano hasta su cara brindándole una pequeña caricia que la hizo cerrar los ojos agradeciendo al cielo por estar a su lado.

-¿Pasó algo?. ¿Cómo te fue en el médico?

Ah, el médico, eso no tenía importancia alguna ahora. Volvió recostar la cabeza en su pecho apretándose más fuerte a él y aunque sentía el miedo casi calar los huesos no pudo evitar sentirse algo emocionada con un rayo de esperanza para comprender la actitud de Inuyasha aquella vez.

-Inuyasha... - Su voz sonó suave aún en aquel estado. Se separó de él mirándolo con intensidad a los ojos dorados que se concentraban de manera aguda en sus pupilas, como si él quisiera saber a través de ellos lo que ella estaba pensando.- me he encontrado con Houyo...

El joven abogado la miró intranquilo, tensando de inmediato la mandíbula y desviando unos segundos la mirada para luego volverla a fijar en Kagome.

-Ah ¿si?... ¿por eso... te retrasaste?- Preguntó con hilo de voz. La chica se separó al fin de él y se acomodó el cabello.

-Este no es el momento para celos Inuyasha, Houyo necesitaba decirme algo importante... algo importante para los dos...

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Ambos estaban sentados en la sala de espera ansiosos por los resultados que demostrarían si Inuyasha tenía en su sangre residuos de algún tipo de droga. Kagome apretó más fuerte su mano varonil y lo miró sin decir nada. Inuyasha en cambio respiraba con dificultad y maldecía en silencio mil veces a aquella mujer por haber aparecido de nuevo en sus vidas destruyéndolo todo y lo peor, sin que él mismo se hubiera dado cuenta del engaño. Si resultaba cierto, podría ahora comprender las razones que lo llevaron aquella vez a acostarte sin remordimientos con ella, aún sabiendo todo lo que había sucedido años anteriores. Pero... la herida estaba echa, y quien más había sufrido ahora le brindaba en silencio su apoyo, sintiendo que apretaba aún más su mano cálida en la helada de él. Maldita Kikyo, se había burlado en su propia cara y él.. él cayó como un ingenuo.

-Tranquilo... - Murmuró la chica al sentir que él se volvía nuevamente rígido. Ya Kagome lo venía observando y suponía que se ponía así cada vez que pensaba en el engaño de aquella mujer. Inuyasha ladeó el rostro y le sonrió levemente.

-Oye... no quiero... que esto sea como una excusa... pero...

La chica sonrió levemente también, poniendo un dedo en sus labios para acallarlo.

-Shhhh... ya no te culpes más... esperemos qué sucede... ¿si?

El joven asintió sin decir nada pero levantó la mano en que tenía entrelazada la suya y se la llevó a los labios, besando fuertemente el dorso de ella. Kagome sonrió aún más y acarició su cabello, el momento fue interrumpido cuando alguien se posó frente a ellos y carraspeó para llamar su atención.

-Ejem... el doctor necesita hablar con ustedes...

Ambos levantaron la vista y la sonrisa desapareció de sus rostros. La enfermera los cconduciría hasta el despacho de un médico en el cual Inuyasha confiaba completamente y que tenía una excelente reputación en el conglomerado de galenos. Se levantaron apretándose aún mas la mano y caminaron siguiendo a la enfermera por un pasillo perfectamente iluminado e impecable, hasta llegar a una puerta a la que ella abrió y les permitió la entrada. Los jóvenes vieron al hombre de bata blanca sentado detrás de un escritorio que miraba un pequeño documento, a lo cual Inuyasha se tensó aún más imaginando tal vez que ese era el resultado de su muestra.

-Joven Inuyasha... señorita – El hombre se levantó y les dio la mano a ambos con una pequeña sonrisa- Tomen asiento por favor.

Ellos tomaron asiento y miraron impaciente al galeno, pero fue Inuyasha quien habló.

-Señor Takeda, por favor, diga que fue lo que encontró.

Kagome tragó saliva y cruzó las piernas de manera impaciente. El hombre acomodó sus gafas y miró el documento nuevamente.

-Pues verá joven... aparentemente aquí no hay nada...

Inuyasha entreabrió los labios sin decir nada, Kagome cerró los ojos derrotada.

-... el análisis que nos pidió fue muy rápido, si en primera instancia no hemos encontrado nada debemos trabajar de una manera exhausta para encontrar algún residuo en su sangre... sobre todo si ha pasado tanto tiempo como usted ha dicho...

Kagome volvió a abrir los ojos esperanzada mientras Inuyasha se revolvía ansiosos en su silla.

-Qué quiere decir... ¿necesita más tiempo para los análisis?

-Evidentemente sí, además si lo que usted me ha contado es cierto, debemos ser más cautos aún porque es una droga nueva y tal vez muy bien perfeccionada, pero no existe el crimen perfecto mi amigo, si hay algún agente extraño en su sangre, lo sabremos con completa seguridad.

-¿Cuándo estaran los resultados?- Preguntó al fin Kagome.

-Una semana, los mejores especialistas estarán trabajando para descubrir esto.

La joven lo miró de reojo mientras Inuyasha recostaba su cabeza sobre el manubrio y cerraba los ojos. Sabía que sentía rabia e impotencia por haber sido el juguete de aquella mujer. Estiró su mano para acariciar su cabello y lo escuchó murmurar.

-Oh, Kagome... no sabes el sentimiento que tengo ahora... quisiera... quisiera... buscarla y obligarla a decirme porqué ha estado haciendo esto con nosotros...

Ella percibió la amargura y más que nada la rabia en sus palabras y aunque era comprensible, no era la manera de solucionar las cosas.

-Tranquilo... no hagas nada ahora... ella... ella esta loca.

Él levantó al fin su rostro y la miró con intensidad.

-¿No quieres saber qué es lo que planeaba?

-Claro que sí, quiero saber porqué Aska y Houyo fueron parte de esto, pero creo que no sacaremos nada si la enfrentas... además... ¿sabes donde encontrarla?

-Por supuesto que no! Esa mujer es como una rata...

-Tranquilo... Inuyasha... ella sólo nos hizo esto para causarnos incomodidad... para separarnos, ya no puede hacer nada... – Musitó ella dándole otra leve caricia en el cabello. El joven finalmente se tranquilizó al escuchar siempre las palabras suaves de Kagome-... dejaremos todo en manos de la policía¿verdad?

El abogado asintió no muy convencido, deseaba ajustar cuentas con sus propias manos pero no era lo más prudente ni la forma de solucionar las cosas. La muchacha se inclinó hasta su lado percibiendo la exquisita fragancia de su perfume varonil, aquel que tanto la hacía estremecer, para susurrar casi a su oído.

-Vamos a casa...

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Kagome lo tomó fuertemente de la corbata de seda azul, obligándolo a inclinarse más hasta su cara, momento en cual la chica aprovechó para besar sus labios levemente una, dos, tres veces, sonriendo como una niña. El abogado al principio algo turbado ante la iniciativa de ella, se dejó hacer disfrutando de aquel pequeño juego. Ella dio un paso atrás para subir el primer escalón y entonces él la sostuvo con fuerza desde la espalda, obligándola a afirmarse contra la baranda por detrás y contra su pecho por el frente, abriendo la boca ansioso y besándola con vehemencia. Kagome le respondió de inmediato y luego de unos segundos en que la corbata era su entretención, desanudándola finalmente y cayendo esta al suelo, pasó sus manos por sobre la camisa, sintiendo a través de las yemas de sus dedos la musculatura y los fuertes latidos del corazón del hombre que la besaba aún. Suspiró al sentir una oleada de calor en el cuerpo y las manos del joven recorrían suavemente su espalda.

-Te quedarás conmigo... ¿verdad?- Susurró entre sus besos la chica.

-No hace falta... que lo preguntes... - Respondió el hombre, tomándola luego en brazos haciendo sonreír a Kagome que luego, mientras él subía las escaleras hasta llegar a su habitación, besaba y mordía con suavidad el cuello de su Inuyasha, desabotonando los botones de su camisa y siendo depositaba en la cama con suma delicadeza por él, que se acomodó sobre ella para buscar nuevamente los dulces labios que le respondieron de manera ansiosa, pero ella aún sin dejar de desabotonar en su totalidad la prenda, que finalmente sacó de manera casi desesperada de sus hombros. Inuyasha abrió los ojos y levantó una ceja, ella parecía ahora algo autoritaria en la manera en que actuaba, tomando la iniciativa y sin poder evitar el deseo de que él la hiciera suya pronto.

-Creo que... - Murmuró el joven pero Kagome mordió su labio inferior levemente sonriendo como niña traviesa al hacerlo, dejándolo nuevamente a su merced. Ella bajó a su cuello lamiendo y saboreando la piel cálida al tacto, deslizándose hasta llegar a su pecho desnudo. Aferró ambas manos en sus antebrazos y lo hizo girarse, para él quedar depositado en la cama mientras Kagome se acomodaba sobre él, besando con besos húmedos y demasiados cálidos la piel, pasando sus manos ahora por el torso del joven que se incorporó apenas, jadeante, pero sin dejar de mirar cómo ella seguía besándolo. Tal vez era una manera de reclamarlo suyo y de nadie más, porque la actitud de Kagome distaba bastante de la forma pasiva y casi siempre receptiva que tenían a la hora de hacer el amor. Ella se detuvo en sus abdominales, pasando un dedo sobre el, percibiendo la dureza de su estómago, vaya que si le hacía bien las idas al gimnasio en las mañanas.

-Kagome... - Suspiró casi en un estertor, tragando saliva con algo de dificultad al ser expuesto de esa manera tan nueva y a la vez tan tortuosa que ella estaba empleando. La mano de Kagome se movió con suavidad hasta el borde de su pantalón de tela, momento en el cual el abogado pasó su lengua por sus labios ya secos, respirando de forma agitada y elevando la espalda de la cama al sentir que ella desabrochaba su prenda, introduciendo la mano hasta el fondo hasta tocar su sexo y aprisionarlo entre sus dedos. Inuyasha botó el aire fuertemente junto con un sonoro quejido. Ella acarició el miembro duro y caliente bajo su mano, moviéndolo y estimulándolo repetidas veces, mirando mordiéndose los labios, como él arqueaba la espalda y gemía con fuerza. – Ahhhhh- Cómo de forma casi desesperada él se levantó tomando la mano de Kagome y sacándola del pantalón, obligándola ahora a quedar ella bajo él, que posaba sus manos sobre ambos muslos y subiendo el vestido hasta sacarlo por sobre sus hombros. Volvió a besarla con fuerza enredando una mano en su nuca para acercarla más. Kagome terminó de quitar sus pantalones y prenda interior, sacando una sonrisa al joven nuevamente.

-Estas... ¿apurada?- Preguntó jadeante al fin. Kagome acercó sus caderas hasta él sintiendo la dureza de su miembro entre sus piernas, excitándola aún más.

-Mmjjj...

Inuyasha sólo sonrió ante la sinceridad de sus palabras, recorriendo su cuello níveo con ósculos que más de alguno quedaría marcado para los días posteriores, pero eso a ella poco le importaba. Sus manos se colaron bajo el brasier y subiendo con sus dedos acariciando sus pechos, sintió que sus pezones se erectaban sólo a su tacto, pasó sus pulgares sobre ellos frotándolos con algo de frenesí, escuchándola gemir con fuerza y arqueando la espalda como minutos él antes lo había hecho. Kagome deslizó su mano hasta tocar su miembro nuevamente, ella sólo quería estar pronto unida a él, instante que él comprendió al ver la seriedad del rostro de la chica, bajando sus manos de manera rápida hasta su ropa y sacándola de entre sus piernas. Se acomodó con suavidad sobre su cuerpo, Kagome sentía el peso de él sobre el suyo que apenas la dejaba respirar, pero era lo suficientemente confortable y cómodo estar bajo el halo protector de sus brazos.

-Oye... te he dicho... que te he... extrañado...

Kagome subió sus caderas de forma casi involuntaria y asintió a él abriendo los ojos y mirándolo fijamente.

-Ya... no importa... - Susurró la chica subiendo ambas manos por su fornida espalda y besando su cuello. Él se acomodó en ella entrando con lentitud. Kagome arqueó nuevamente la espalda e inclinó ambas piernas lo más que pudo, a lo cual Inuyasha tomó una de ellas y la pasó por sobre su hombro, haciendo de la penetración algo más sensible y excitante, permitiendo sentir a la chica sensaciones nuevas y más placenteras. La escuchaba gemir ahogadamente junto a su oído aferrándose con desespero a su espalda. El abogado se detuvo un momento para mirarla y cerciorarse de que se encontraba bien, la chica al ver que se detenía movió sus caderas nuevamente instándole a adentrarse nuevamente a lo cual él obedeció, hasta sentir que ya no podía más y moverse de forma suave y lenta al principio, más seguida y fuerte luego, repetidas veces mientras intentaba alcanzar los labios de la chica pero la posición se lo impedía, la veía humedecer con su lengua sus propios labios ansiando sus besos pero también no deseaba cambiar aquella posición, le resultaba realmente placentera y nueva que podía sentir su miembro palpitante llegar hasta lo más recóndito de su ser. Inuyasha dio una gran embestida sólo para derramarse dentro de ella, con el cabello negro cayendo sobre el pecho de Kagome y moviéndose una vez más al soltar la pierna de la chica y dejarla a su costado. Ella respiró hondamente ladeando la cabeza, tratando de recuperar el aire retenido todo el tiempo a duras penas y sintiendo la mano del joven que apartaba sus húmedos cabellos de su frente. Ella ladeó nuevamente el rostro para mirarlo y sonreír tiernamente.

-Te quedarás conmigo... siempre... ¿verdad?

Inuyasha sonrió aún apartando los cabellos de su cara y sin separarse de su cuerpo acercó sus labios a los de ellas y murmuró sobre ellos.

-Siempre...

Continuará...

N/A: Hola chicas, ya saben, quiero mis reviews, los últimos que van quedando... me dicen que les pareció el capítulo. Cuídense muchos y gracias por todo. Saludos a HELENA por recomendar mis fics, a KEREN que siempre me postea con sus importantes impresiones de cada capítulo, a ANYARA por leer siempre y a todas quienes me dejan sus reviews, arigatou.