La risa de Renji hacía eco en el oscuro cuarto.
"Renji, no me gusta est--" Hisagi no pudo terminar de hablar, una bofetada lo silenció. El jóven teniente sintió algo salado en su boca, llevó sus dedos a sus labios y vió rojo, era sangre.
"Cállate perra, eres mía ahora" Renji sacó un látigo y su sonrisa se volvió sádica.
"Y nada de coquetearle a esa zorra de Yumichika" Las pupilas de Hisagi se dilataron, la adrenalina corrió dentro de su cuerpo. Su estado de shock cambió por uno de éxtasis al sentir un golpe en su espalda por part del látigo, el miedo rápidamente reemplazado en placer.
"Porque, después de todo ¿Quién es tu dueño, perra?" preguntó Renji, susurrandole en el oído, su lengua tocando lugares dentro.
"Tu" Hisagi le contestó, moviendo su cabeza para que sus labios se encontraran con los de Renji. Después del beso salvaje, Renji lo empujó al piso y empezó a lamer otros lugares.
