Kira siempre había admirado a Renji: su determinación, su constancia, su terquedad, su valor. Cosas que el propio Kira no poseía. Siempre que el teniente de la tercera división se encontraba en aprietos iría con el para que lo ayudara; Renji siempre estuvo ahí, sonriendo y bromeando...dándole soluciones a sus problemas.
Después paso lo de Rukia. La sonrisa de Renji nunca falló, su presencia aún permanecía con el rubio. Pero Kira no era tan ingenuo como para no darse cuenta de la nostalgia que llenaba sus ojos al mencionar del nombre de ella, el podía ver a través de la máscara de Renji...Cuando Ichigo vino y Renji tuvo que escoger, Kira se sorprendió mucho con la primera decisión. No fue hasta que Ichigo lo había derrotado y el había probado el duro sabor de la derrota a manos ajenas que se dio cuenta de lo que realmente pasaba. Entre sollozos y lágrimas de ira su dañado cuerpo tardo días en recuperarse, el pobre pelirrojo olvidado por el capitán de su división. La única persona que lo visitaba era Hinamori, Kira nunca tuvo el valor.
Tenía miedo que sus sentimientos se mostraran cuando lo viera en ese estado de nuevo; después de todo el había sido el que lo encontró tirado en el frío asfalto, una alberca de sangre a su alrededor. Su corazón latió tan fuerte que pensó que este saldría disparado de su lugar, pero logró mantener la calma y ordenó a los oficiales que lo recogieran. Lo que vino después no pudo hacer nada. El doloroso tormento de no poder verlo, de esperar tras la pared y pasarle recados a través de Hinamori.
Kira nunca pudo tener el valor de hacerle ver a Renji sus sentimientos, por eso admiraba tanto al auto-nombrado perro callejero. Por su valor y coraje, sus ganas de seguir viviendo y sonreírle a la vida aun cuando lo derrotaba.
Ese carisma tan especial y propio de Renji fue lo que lentamente logró infiltrarse en el corazón del tímido rubio. Poco a Poco sintiéndose más y más atraído a Renji, incluso a veces muy celoso cuando el ahora capitán de la novena división, Hisagi Shuuhei, tocaba a Renji en lugares que Kira nunca lo tocaría. Se sentía lleno de envidia cuando veía la manera suave en la que Renji le correspondía el desesperado beso, lleno de furia, lleno de lujuria.
Pero Kira no quería eso, el no quería la lujuria de Renji, el no quería el cuerpo de Renji. Quería su corazón, su sonrisa y sobre todo su pasión.
El Fin
