Disclaimer Harry Potter y todos sus personajes son propiedad de J.K.Rowling.

Advertencias Slash.

Notas: Un capítulo más largo (aunque aun es corto). Agradezcan a mi beta, quien me ayudó a hacer correcciones y capturas de ultimo momento. Ah, si, agradezco a quienes se molestan por dejar un mensaje. Sería mejor idea responderlos, pero... Estoy deprimida y me limite a actualizar. Además esta ese asunto (no confirmado) de ff... así que... supongo que seguiré así. Una disculpa por ello.

AKIKO

Capitulo diez: Amplio criterio.

.- Si. Esta mucho mejor – dijo Madame Pomfrey con satisfacción, revisando la herida que lucía lo largo de la pierna de Draco.

Harry había permanecido ahí por verdadera curiosidad. Ver la línea amoratada en la pierna de Draco era algo absolutamente nuevo para él, ya que en todo lo que llevaba conociendo la comunidad mágica, no había visto cicatrices como esas.

Se trataba de una línea de poco más de 8 centímetros y no podía imaginar lo que la enfermera había hecho para tener que abrirla.

Ahora veía a la mujer limpiar con admirable cuidado y se alegraba en silencio no tener que hacer lo mismo que ella.

Pues, a pesar que Draco no daba signos de molestia, Harry no se habría sentido seguro al tocar la piel que se unía en esa cicatriz, justo encima de la fractura que él mismo había causado.

.- Ya esta soldado.

.- ¿Ya? –preguntaron los dos con notable emoción.

.- En una semana más podrá comenzar a caminar, señor Malfoy – aseguró la enfermera.

.- ¿No podría ser ahora? –preguntó Draco.

.- No – dijo ella determinante – Hay que acostumbrar a la pierna a su posición habitual y al peso de su cuerpo. Así que necesitará de una semana sin presión de horarios que le obliguen a trasladarse a una velocidad que no podrá alcanzar.

.- Creo que no comprendo – Draco frunció el ceño - ¿No acaba mi castigo aun?

.- Sanará de la manera muggle – dijo ella sin parecer ofendida – Eso incluye una recuperación muggle. Pero, como escogieron vísperas de navidad para pelearse, temo que pasará una dolorosa recuperación.

Draco continuaba sin entender.

.- El frío provocará que te duela el hueso, Malfoy – explicó Harry – Debido a que debes acostumbrarlo al peso que no tuvo por un mes, será más doloroso que en una época de calor.

.- Bien podrías haberme roto la pierna en una época más calurosa –ironizó el rubio.

.- Si quieres otro hueso roto, tendrás que romperlo tu mismo, Malfoy.

.- No habrá otro hueso roto – dijo la enfermera fastidiada y volvió a vendar la pierna de Draco – A partir de ahora debe comenzar a caminar un poco – miró a Harry.

.- ¿Ah? – el moreno parpadeó – Podría usar muletas¿no?

.- Las usará – dijo ella – Sin embargo un cuerpo que ha estado recortado por casi un mes estará muy débil como para manejarse solo.

.- Oh – Harry suspiró.

.- No estoy seguro de querer ir acompañado de Potter por la escuela – dijo Draco con molestia.

.- ¿Es que no escucha? – la mujer lo miró con determinación – Necesitará de, al menos, una semana para recuperar el equilibrio suficiente para caminar ayudado de las muletas.

Draco suspiró. Era eso o comenzar a maldecir por la exasperación mientras miraba a la mujer caminar con su característica agilidad y les dejaba de nuevo solos.

.- Habría sido menos problemático si te hubieras roto una costilla – dijo Harry.

.- Para la próxima puedes tumbar una pared encima de una costilla y no de una pierna –ironizó el rubio.

Harry bufó.

.- Ya te lo dije, Malfoy... El próximo hueso tendrás que romperlo tu.

Draco resopló.

¿Por qué las treguas tenían que ser tan aburridas?

.- Bueno... – evadió - ¿Qué hubo en la clase de hoy? –comenzó a buscar entre las cosas de Harry, estirando el brazo con bastante agilidad para alguien que necesitaría ayuda para recuperar el equilibrio.

.- ¡Oye! – protestó Harry recuperando sus cosas - ¡No agarres mis cosas!

.- ¿Por qué te has puesto rojo? – se extrañó Draco.

.- ¡No te importa!

El rubio parpadeó hasta sonreír con absoluta maldad.

.- ¿Qué escondes? – intentó recuperar la bolsa desgastada, pero Harry fue más ágil -¿Algo vergonzoso? Oh, vamos... ¿El buenecito esconde algo que no puede mostrar?

.- Se llama "privacidad", Malfoy. De vez en cuando deseamos tenerla.

Draco lo miró.

¿Privacidad?

¿El¿El gran Harry Potter¿El famoso y popular… ?

.- No digas idioteces – declaró esforzándose por atrapar la mochila.

.- ¡No son idioteces!

La verdad es que Harry comenzó a sentirse en reales apuros. No pensaba dejar que se enterara de la clase de lectura que tenía en el interior de su mochila.

¡Claro que no!

La sensación de sentirse absolutamente idiota por mantenerse al alcance de Malfoy comenzó a invadirle y decidió levantarse para alejarse. Sin embargo el movimiento coincidió al tener a un rubio bastante cerca y enredado lo que provocó que ambos terminasen en el suelo.

Por un momento Harry tuvo miedo.

Su instinto le hizo rodear al rubio contra su pecho para protegerlo contra el suelo y se incorporó con cuidado para mirar directamente hacia la pierna que sanaba.

Todo bien.

Afortunadamente el rubio se había movido lo suficiente para que las mantas se enredaran entre sus piernas. Así que eso, y el cuerpo de Harry, había amortiguado el golpe.

Harry suspiró aliviado.

Y entonces pasó...

Le resultó curioso rememorar una escena...

No... Rememoró un fragmento.

Justo la parte donde ambos estelares terminaban en el suelo, como en esa vez... y... y...

Harry se ruborizó violentamente y se las arregló para apartar a Draco sin lastimarlo.

Agitado por lo ocurrido alejó su mochila y dejó que sus cabellos desordenados acudieran al rescate para cubrir su terrible color escarlata.

.- ¿Qué pasa? – le escuchó preguntar a Draco.

.- N-nada.

.- ¿"Nada"? – el rubio enarcó una ceja - ¿Y por qué pareces león atrapado? – soltó una risita – El gran León Gryfindor, atrapado y absolutamente nervioso.

Harry se atrevió a levantar la mirada, absolutamente ofendido.

.- No estoy atrapado.

.- ¿De veras? – Draco se acomodó, teniendo cuidado de manejar su pierna sin lastimarla – Últimamente has estado extraño... ¿Por qué no recuerdas tu posición para que esto funcione?

¿Po- ...?

.-¿"Posición"? – Harry estaba desconcertado.

.- Si, ya sabes... - Draco parecía cansado y se aventuró a apoyarse en la cama para ponerse de pie. Sin embargo estaba débil aun y un balanceo hizo que Harry se levantara velozmente para atraparlo y evitar que cayera.

No fue buena idea.

El calor del aliento del rubio chocó contra su cuello enviando un claro mensaje a su cerebro.

Harry se odió.

.- Tu posición… - continuó Draco moviéndose para acomodarse en la cama. Aparentemente no había notado... nada - ... aquella que te pone debajo de mi.

Harry se mordió el labio inferior al sentir esa miseria que le inundaba cuando él se separó.

Dio dos sabios pasos hacia atrás y giró.

Necesitaba escapar.

En verdad lo necesitaba.

.- Voy por agua – mintió y caminó hacia la salida. Estando en la puerta se detuvo – Solo sabe esto, Malfoy – dijo – yo jamás estaré debajo de ti.

Draco parpadeó cuando la puerta se cerró.

Vaya. Todo eso había sido muy extraño.

Bastante extraño en verdad.

El rubio desvió su mirada hacia la jarra llena de agua y recargó la mejilla en su mano.

.- ¿Qué demonios...?

o.o.o.o.o

.- ¿Tan pronto? – preguntó Hermione viendo a un ruborizado Harry frente a la chimenea - ¿Qué te pareció?

.- Interesante – evadió Harry, seguro que ella no sabía el título del libro que se había llevado – Es un tipo de lectura que se puede consumir en una noche...

.- Por eso es lectura ligera – dijo ella encogiendo los hombros – Pero no es bueno que no duermas, Harry. Deberías leer mientras cuidas de Malfoy... De día.

¿De día?

Jamás.

.- No quisiera dar más armas a Malfoy para que tenga una docena de anécdotas a sus descendientes.

.- Oh, es cierto – dijo ella comprensiva – Bien. Dame el libro, lo llevaré a su lugar.

Harry se ruborizó.

.- No te preocupes – dijo ella – Las chicas no se dieron cuenta que faltaba.

.- ¿Los has leído todos? – preguntó Harry con curiosidad, al entregarle el discreto libro.

.- No – respondió ella guardando la novela y se ruborizó – Es que... a veces les hago trampa a las chicas...

.- ¿Trampa?

.- Transmuto las pastas de un libro de hechicería para que crean que leo una novela romántica – admitió ella – Así que no le leído todo. A lo mucho dos novelas.

.- Oh... – Harry se sintió desilusionado.

La verdad no sabría explicar todo lo que le estaba ocurriendo. Quizá pretendía charlar con Hermione sobre ello.

Aunque... quizá fuera lo mejor.

Sin embargo la desilusión duró bastante, incluso en las clases se vio distraído y malhumorado por qué deseaba comprenderlo.

Algo grave estaba pasando y no lo entendía. Solo podía asegurar que tenía relación con esa novela romántica.

.- ¿Harry?

El chico se sobresaltó y giró para encontrar a esa tímida pelirroja.

.- ¿Qué pasa?

.- Es lo que quisiera saber – dijo Ginny - ¿Te preocupa algo?

.- ¿Qué te hace pensar eso? –preguntó el moreno un tanto a la defensiva.

Ginny suspiró.

.- Tienes una expresión bastante peculiar – dijo ella – Solo vi una expresión así cuando estuve a punto de... morir.

¿En serio?

.- No sabía que estuvieses "conciente" en ese momento.

.- Te sorprendería saber lo que pasaba en mi cuerpo en ese momento – dijo la pelirroja -, pero no viene al caso. ¿Qué es aquello que no quieres ver Harry?

El moreno parpadeó ante esa pregunta.

Verse imposibilitado para dar una respuesta despreocupada le preocupó y solo pudo mirar esos inteligentes ojos de la hermana menor de su mejor amigo.

Ginny suspiró.

.- Me parece imposible no notar que estás preocupado –dijo con tono conciliador – Espero que Malfoy no lo note también ya que podría causarte más problemas.

.- Ya tengo problemas – dijo el moreno desviando la mirada.

La pelirroja lo pensó por un momento hasta sonreír.

.- ¿En verdad es un problema para ti? Siempre he pensado que tienes la solución a todo, Harry... Tu puedes hacer de los problemas una oportunidad... Gracias a eso me salvaste la vida.

Harry se sintió halagado por eso, pero... si pudiera describir su mente con una sola palabra utilizaría "caos". Había un sin número de pensamientos rondando en su cabeza, todos ellos difíciles de entender, cada uno de ellos peligroso.

No podía dejar de pensar en ello mientras la pelirroja decía algo más para retirarse. No podía dejar de tener la impresión que algo había cambiado.

Algo había cambiado con él... Su mirada hacia él... Su... odio.

Y la verdad resultaba curioso notar como esos pensamientos se amoldaban a cierto personaje principal de cierta novela romántica, con esa peculiar temática que tanta curiosidad le había causado.

No estaba molesto por la novela. A pesar del tema tratado lo encontró interesante y, a veces, divertido. Incluso llegó a encariñarse con el personaje principal cuya vitalidad le hizo confiar en la continua solución a los problemas que el autor se empeñó en colocar en su camino. Le agradaron los momentos difíciles en que pareció derrumbarse completamente y de los que tuvo que levantarse con la frente en alto. Le gustaron los problemas, la cruel crítica de la sociedad, el rechazo, la firmeza y esa bella fortaleza con la que se aferró a aquello que era (o sentía).

Podía, incluso, admitir que estaba por admirar al personaje principal, aún sabiendo que se trataba de la burda creación de una persona con bastante tiempo libre.

Sin embargo, la realidad insistía en mezclarse con la información recibida. Por alguna razón se veía identificado con ciertas situaciones que rozaban su estabilidad.

Lo cierto es que desde que ese ridículo castigo inició no conoció paz mental, pero ahora veía a su propio corazón riesgo.

Harry se sobresaltó.

¿Su corazón?

¿Desde cuándo había puesto en riesgo a su corazón?

Había tenido momentos de tensión, cierto; y en momentos quiso hacer pagar al rubio de la misma manera, pero jamás sintió en riesgo a su corazón.

De hecho hasta en ese momento se daba cuenta que tenía un corazón.

Cielos... Casi era igual a como ocurrió con ese simpático personaje.

¿Qué seguía?

"Sus palpitaciones se convirtieron en roces suaves y estallaron en caricias para transformarse, un día en palabras de amor..."

Harry palideció.

¿Por qué tenía que recordar justo ese fragmento?

Con un bufido se sacudió de esos pensamientos y empujó la puerta de la enfermería. Al instante tuvo que ver a Malfoy sentado a la orilla de la cama, mirando el piso de manera pensativa.

Maldito Malfoy.