Disclaimer: Los personajes de Harry Potter son propiedad exclsiva de J. K.
Rowling. Grey Tower y sus habitantes son propiedad de Raven Dragonclaw.
Capítulo Dos: La Compasión de los Extraños.
Era una noche clara a las dos de la mañana. Cualquiera con el suficiente sentido común estaría durmiendo pacíficamente en sus camas, soñando cosas que sólo ellos sabrían. En todo caso, algunas personas tienen sentido común, pero no pueden por sus propias razones.
La serena atmósfera del parque fue pronto rota por el fuerte sonido de tacones en el suelo de piedra. Pronto, brisas comenzaron a soplar con mayor intensidad que antes, y algunas de las ramas de los árboles comenzaron a crujir. La única persona en el parque a esta hora no notó ninguno de estos detalles, pero tenía una muy buena razón para no hacerlo.
Zylle Hawking detestaba llegar tarde a casa del trabajo. Siempre tenía que hacerlo, pues los otros ejecutivos simplemente "tenían" que ir a su casa con sus familias. Seguro, todos son hombres de familia, ella pensó sarcásticamente para sí misma. Si lo fueran, por qué demonios coquetean conmigo todo el tiempo en vez de hacer el trabajo que supuestamente deben hacer? Así es el poder: uno no lo usa sabiamente y se convierten en presa fácil para una persona que está ascendiendo. Ella misma practicaba esa técnica para llegar a dónde estaba ahora. Mejora tus habilidades y golpea a los que están más alto.
Se ajustó un poco su abrigo al notar el cambio en el viento. Al calmarse, el viento se quedó reducido a tan sólo una suave brisa. Le revolvía el cabello mientras continuaba caminando al oeste a través del parque. Su hogar estaba en el otro lado y esta era la ruta más corta, porque el parque estaba en el medio del pueblo.
Zylle era muy despreciativa de las atenciones que recibía en su trabajo, o en las calles. Por todo lo que sabían, ella podía ser el tipo de mujer que asesinaba gente para su entretención. Este era el tipo de mujer que Zylle era: una que se conocía a si misma extremadamente bien, y se preguntaba qué demonios estaba mal con el mundo. Uno estaría sorprendido que esta delgada mujer de treinta y cuatro años no estuviera casada. Pálida, tenía una esbelta y curvada figura, pero no era demasiado delgada. OH no, ella despreciaba a esas supermodelos que se mataban de hambre sólo por la belleza, pero esa era su naturaleza. Su largo y despeinado cabello negro logró soltarse de la trenza en la que lo había puesto esa mañana y flotaba en el suave viento. Sus ojos grises estaban alertas y agudos, recorriendo todo lo que la rodeaba. Aunque los clanes se llevaban bien y eran pacíficos entre ellos, aún había personas que no seguían las reglas. Zylle no tenía nada a que temer: no era el Dragón Negro líder de su clan por nada, después de todo.
El parque Aiken-Quincy era un parque extrañamente diseñado. Formado por unos increíbles 82.200 metros cuadrados, sus caminos formaban un interesante diseño. Observado por el punto de vista de un ave, uno habría visto un pentagrama, encerrado dentro de otro pentagrama. Los largos caminos formaban una gran estrella dentro de la pared de piedra, que marcaba los límites del parque con forma de pentágono. En el centro de la estrella había otro pentágono, con pequeños caminos formando otra estrella dentro de esta. El espacio público del parque estaba ubicado en ese pentagrama, mientras que uno podía disfrutar un poco de paz y tranquilidad en las partes más remotas del área. El Parque Aiken-Quincy era una de las pocas señales de que Grey Tower era todo menos normal.
Zylle estaba caminando a través del centro del pentagrama cuando el cielo súbitamente se oscureció. Lo que sólo puede ser descrito como un torbellino extremadamente violento apareció de la nada. Arrojando su portafolio y protegiendo su rostro, intentó usar su poder para detenerlo. El Torbellino, no importa cuan grandes fueran sus poderes, no se detuvo. Tratando de ver algo en la oscuridad, divisó dos formas. Una era claramente la de una mujer alta, cuya forma era de sombras. Excepto sus ojos, que perforaban a través de la casi completa oscuridad con una claridad asombrosa. Esos ojos eran de un oscuro azul, con motas de color dorado y plateado. A los pies de la mujer estaba la figura de una persona, brillando con un débil color plateado. Confusa, ella murmuró, "Qué de-"
Tan súbitamente como comenzó, la tempestad cesó. "- monios," Zylle terminó elocuentemente. La Dama Oscura se había ido, pero el otro seguía allí, la suave aura plateada aún notable en la sombra. Corrió hacia la inmóvil figura en el piso, pero no estaba preparada para lo que encontró.
Era un niño, de catorce o quince años, muy herido y sangrando profusamente. Su respiración era errática y parecía estar sufriendo un gran dolor. Cuando movió su cabeza en su regazo para ayudarlo a respirar, ella notó que él se encogió por el dolor. Quitando su mano de su cabeza y mirándola, la encontró cubierta en un fluido oscuro. Tenía que ser sangre. Esto era malo. El niño necesitaba ayuda. Y Rápido.
Ubicando sus manos en los hombros delgados del niño, ella reunió su poder. Pidiendo a los vientos que la ayudaran, ella cerró los ojos y se concentró. El viento le respondió. Con sólo una brisa y el crujir de algunas hojas, Zylle y el niño desaparecieron del Parque Aiken-Quincy.
Abriendo sus ojos grises y parpadeando en la hostil luz, ella se encontró a si misma exactamente donde quería estar: la recepción del Santuario Hospital de Grey Tower. Afortunadamente, el niño aún estaba con ella, pero su condición seguía empeorando. Ofreciendo gratitud a los vientos, ella tenía que pensar rápido por el bienestar del muchacho. Desde su posición en el piso, agradeció que quien estaba en la mesa de recepción era alguien a quien conocía. "¡Christina! ¡Ve por un doctor, rápido!"
La mujer en la recepción, más joven que Zylle, quitó su vista de la revista que estaba leyendo al escuchar la exaltada voz. "¿Zylle? ¿Qué-? ¡OH!" Aparentemente, ella notó la sangrante persona con ella. Agarrando el teléfono, presionó los botones rápidamente. Con pánico aparente en su voz, dijo, "Necesito una camilla en recepción inmediatamente. ¡Llamando al doctor Diamante! ¡Dr. Diamante esto es urgente!"
Zylle odiaba sentirse impotente, pero ella sabía que tenía que confiar en los doctores del hospital para ayudar al pobre muchacho. Ella sólo complicaría las cosas. Estaba aliviada de que el Dr. Diamante estuviera aquí. El era un gran doctor, y un gran amigo de ella también.
Algunos hombres y mujeres en batas blancas subieron de los niveles inferiores, donde estaba ubicada la parte principal del hospital. La única estructura del hospital sobre el nivel del suelo eran el área de visitas, la recepción y la entrada de emergencias. Un hombre alto con cabello canoso subió después del primer grupo. Sonriendo cuando la vio, comenzó jovialmente, "Zylle! No esperaba que- " paró cuando vio al niño en su regazo. Furioso, giró hacia sus colegas y gritó, ¡¿PORQUÉ NO ESTÁ EN LA CAMILLA AÚN?! ¡ESTO ES CRÍTICO!
Alarmado, uno respondió, "¡Pero, señor! ¡No podemos levantarlo físicamente sin causarle más daño!"
Aquí Zylle vio su oportunidad de ayudar. "¡Esperen! ¡Yo puedo hacerlo!
El Dr. Diamante la miró. "¿De verdad? Si no es mucho problema... pero por favor hazlo rápido. ¡El tiempo es esencial ahora!"
Asintiendo, levantó sus manos, manipulando las corrientes de aire. Lentamente, el niño se elevó del suelo, pero no se contorsionaba de dolor como con los previos intentos físicos. Ella lentamente lo subió a la camilla. El Dr. Diamante hizo un breve gesto de agradecimiento antes que él y sus compañeros de trabajo llevaran al muchacho a la sala de emergencias. Christina frunció el entrecejo cuando notó que después de treinta minutos Zylle aún no se había ido. "Zylle, quizá deberías ir a casa. Es muy tarde."
Zylle asintió con la cabeza. Iría a casa ahora. Pero mañana dejaría que los idiotas hicieran algo en el trabajo, para variar. Se quedaría aquí para saber como estaba su niño. Espera. ¿Mi niño? No importa. Me quedaré a su lado, pase lo que pase. Al usar el mismo truco que antes para regresar a casa, le pidió a los vientos que por favor ayudaran al infortunado joven. Sonrió a si misma. Esa mujer en verdad lo ayudaría. ¿Zylle, no era así? Considerando quién era y cómo actuaba, era aún mejor. Zylle Hawking era la figura materna que él necesitaba en su vida en ese momento, y también sería capaz de enseñarle cosas que en Hogwarts nunca aprendería. Lo que ella le enseñaría serían las lecciones que él ciertamente necesitaría en el futuro, lecciones que no sólo incluyen poder, pero también su propio carácter. Estaba segura que Harry sería muy feliz con Zylle.
Él viviría. Ella se cercioraría de eso. Y cuando se despertara, sería más fuerte que antes. También tendría una nueva vida. Una nueva vida que lo haría feliz por una vez en su corta existencia.
La Dama ojiazul miró hacia el cielo nocturno. "Pronto... pronto el don será renovado y todo estará bien de nuevo."
Capítulo Dos: La Compasión de los Extraños.
Era una noche clara a las dos de la mañana. Cualquiera con el suficiente sentido común estaría durmiendo pacíficamente en sus camas, soñando cosas que sólo ellos sabrían. En todo caso, algunas personas tienen sentido común, pero no pueden por sus propias razones.
La serena atmósfera del parque fue pronto rota por el fuerte sonido de tacones en el suelo de piedra. Pronto, brisas comenzaron a soplar con mayor intensidad que antes, y algunas de las ramas de los árboles comenzaron a crujir. La única persona en el parque a esta hora no notó ninguno de estos detalles, pero tenía una muy buena razón para no hacerlo.
Zylle Hawking detestaba llegar tarde a casa del trabajo. Siempre tenía que hacerlo, pues los otros ejecutivos simplemente "tenían" que ir a su casa con sus familias. Seguro, todos son hombres de familia, ella pensó sarcásticamente para sí misma. Si lo fueran, por qué demonios coquetean conmigo todo el tiempo en vez de hacer el trabajo que supuestamente deben hacer? Así es el poder: uno no lo usa sabiamente y se convierten en presa fácil para una persona que está ascendiendo. Ella misma practicaba esa técnica para llegar a dónde estaba ahora. Mejora tus habilidades y golpea a los que están más alto.
Se ajustó un poco su abrigo al notar el cambio en el viento. Al calmarse, el viento se quedó reducido a tan sólo una suave brisa. Le revolvía el cabello mientras continuaba caminando al oeste a través del parque. Su hogar estaba en el otro lado y esta era la ruta más corta, porque el parque estaba en el medio del pueblo.
Zylle era muy despreciativa de las atenciones que recibía en su trabajo, o en las calles. Por todo lo que sabían, ella podía ser el tipo de mujer que asesinaba gente para su entretención. Este era el tipo de mujer que Zylle era: una que se conocía a si misma extremadamente bien, y se preguntaba qué demonios estaba mal con el mundo. Uno estaría sorprendido que esta delgada mujer de treinta y cuatro años no estuviera casada. Pálida, tenía una esbelta y curvada figura, pero no era demasiado delgada. OH no, ella despreciaba a esas supermodelos que se mataban de hambre sólo por la belleza, pero esa era su naturaleza. Su largo y despeinado cabello negro logró soltarse de la trenza en la que lo había puesto esa mañana y flotaba en el suave viento. Sus ojos grises estaban alertas y agudos, recorriendo todo lo que la rodeaba. Aunque los clanes se llevaban bien y eran pacíficos entre ellos, aún había personas que no seguían las reglas. Zylle no tenía nada a que temer: no era el Dragón Negro líder de su clan por nada, después de todo.
El parque Aiken-Quincy era un parque extrañamente diseñado. Formado por unos increíbles 82.200 metros cuadrados, sus caminos formaban un interesante diseño. Observado por el punto de vista de un ave, uno habría visto un pentagrama, encerrado dentro de otro pentagrama. Los largos caminos formaban una gran estrella dentro de la pared de piedra, que marcaba los límites del parque con forma de pentágono. En el centro de la estrella había otro pentágono, con pequeños caminos formando otra estrella dentro de esta. El espacio público del parque estaba ubicado en ese pentagrama, mientras que uno podía disfrutar un poco de paz y tranquilidad en las partes más remotas del área. El Parque Aiken-Quincy era una de las pocas señales de que Grey Tower era todo menos normal.
Zylle estaba caminando a través del centro del pentagrama cuando el cielo súbitamente se oscureció. Lo que sólo puede ser descrito como un torbellino extremadamente violento apareció de la nada. Arrojando su portafolio y protegiendo su rostro, intentó usar su poder para detenerlo. El Torbellino, no importa cuan grandes fueran sus poderes, no se detuvo. Tratando de ver algo en la oscuridad, divisó dos formas. Una era claramente la de una mujer alta, cuya forma era de sombras. Excepto sus ojos, que perforaban a través de la casi completa oscuridad con una claridad asombrosa. Esos ojos eran de un oscuro azul, con motas de color dorado y plateado. A los pies de la mujer estaba la figura de una persona, brillando con un débil color plateado. Confusa, ella murmuró, "Qué de-"
Tan súbitamente como comenzó, la tempestad cesó. "- monios," Zylle terminó elocuentemente. La Dama Oscura se había ido, pero el otro seguía allí, la suave aura plateada aún notable en la sombra. Corrió hacia la inmóvil figura en el piso, pero no estaba preparada para lo que encontró.
Era un niño, de catorce o quince años, muy herido y sangrando profusamente. Su respiración era errática y parecía estar sufriendo un gran dolor. Cuando movió su cabeza en su regazo para ayudarlo a respirar, ella notó que él se encogió por el dolor. Quitando su mano de su cabeza y mirándola, la encontró cubierta en un fluido oscuro. Tenía que ser sangre. Esto era malo. El niño necesitaba ayuda. Y Rápido.
Ubicando sus manos en los hombros delgados del niño, ella reunió su poder. Pidiendo a los vientos que la ayudaran, ella cerró los ojos y se concentró. El viento le respondió. Con sólo una brisa y el crujir de algunas hojas, Zylle y el niño desaparecieron del Parque Aiken-Quincy.
Abriendo sus ojos grises y parpadeando en la hostil luz, ella se encontró a si misma exactamente donde quería estar: la recepción del Santuario Hospital de Grey Tower. Afortunadamente, el niño aún estaba con ella, pero su condición seguía empeorando. Ofreciendo gratitud a los vientos, ella tenía que pensar rápido por el bienestar del muchacho. Desde su posición en el piso, agradeció que quien estaba en la mesa de recepción era alguien a quien conocía. "¡Christina! ¡Ve por un doctor, rápido!"
La mujer en la recepción, más joven que Zylle, quitó su vista de la revista que estaba leyendo al escuchar la exaltada voz. "¿Zylle? ¿Qué-? ¡OH!" Aparentemente, ella notó la sangrante persona con ella. Agarrando el teléfono, presionó los botones rápidamente. Con pánico aparente en su voz, dijo, "Necesito una camilla en recepción inmediatamente. ¡Llamando al doctor Diamante! ¡Dr. Diamante esto es urgente!"
Zylle odiaba sentirse impotente, pero ella sabía que tenía que confiar en los doctores del hospital para ayudar al pobre muchacho. Ella sólo complicaría las cosas. Estaba aliviada de que el Dr. Diamante estuviera aquí. El era un gran doctor, y un gran amigo de ella también.
Algunos hombres y mujeres en batas blancas subieron de los niveles inferiores, donde estaba ubicada la parte principal del hospital. La única estructura del hospital sobre el nivel del suelo eran el área de visitas, la recepción y la entrada de emergencias. Un hombre alto con cabello canoso subió después del primer grupo. Sonriendo cuando la vio, comenzó jovialmente, "Zylle! No esperaba que- " paró cuando vio al niño en su regazo. Furioso, giró hacia sus colegas y gritó, ¡¿PORQUÉ NO ESTÁ EN LA CAMILLA AÚN?! ¡ESTO ES CRÍTICO!
Alarmado, uno respondió, "¡Pero, señor! ¡No podemos levantarlo físicamente sin causarle más daño!"
Aquí Zylle vio su oportunidad de ayudar. "¡Esperen! ¡Yo puedo hacerlo!
El Dr. Diamante la miró. "¿De verdad? Si no es mucho problema... pero por favor hazlo rápido. ¡El tiempo es esencial ahora!"
Asintiendo, levantó sus manos, manipulando las corrientes de aire. Lentamente, el niño se elevó del suelo, pero no se contorsionaba de dolor como con los previos intentos físicos. Ella lentamente lo subió a la camilla. El Dr. Diamante hizo un breve gesto de agradecimiento antes que él y sus compañeros de trabajo llevaran al muchacho a la sala de emergencias. Christina frunció el entrecejo cuando notó que después de treinta minutos Zylle aún no se había ido. "Zylle, quizá deberías ir a casa. Es muy tarde."
Zylle asintió con la cabeza. Iría a casa ahora. Pero mañana dejaría que los idiotas hicieran algo en el trabajo, para variar. Se quedaría aquí para saber como estaba su niño. Espera. ¿Mi niño? No importa. Me quedaré a su lado, pase lo que pase. Al usar el mismo truco que antes para regresar a casa, le pidió a los vientos que por favor ayudaran al infortunado joven. Sonrió a si misma. Esa mujer en verdad lo ayudaría. ¿Zylle, no era así? Considerando quién era y cómo actuaba, era aún mejor. Zylle Hawking era la figura materna que él necesitaba en su vida en ese momento, y también sería capaz de enseñarle cosas que en Hogwarts nunca aprendería. Lo que ella le enseñaría serían las lecciones que él ciertamente necesitaría en el futuro, lecciones que no sólo incluyen poder, pero también su propio carácter. Estaba segura que Harry sería muy feliz con Zylle.
Él viviría. Ella se cercioraría de eso. Y cuando se despertara, sería más fuerte que antes. También tendría una nueva vida. Una nueva vida que lo haría feliz por una vez en su corta existencia.
La Dama ojiazul miró hacia el cielo nocturno. "Pronto... pronto el don será renovado y todo estará bien de nuevo."
