Disclaimer: HP y sus personajes le pertenecen a J. K. Rowling y a Warner Bros. Grey Tower y sus habitantes le pertenecen a Raven Dragonclaw.

N/A: lamento haberme tardado tanto en poner este cap, pero fui a visitar a una tía en Santiago (yo vivo en Concepción) y ella no tiene internet. Fue tortura, créanme. Yo, sin internet, por CINCO DÍAS. COMPLETOS. Aún me estoy recuperando... Bueno, aquí están los caps 5 y 6. Espero poner el cap. 7 antes del 10 (lo más probable es que ese día esté demasiado ocupada... se estrena HP y el Prisionero de Azkaban!!! Voy a hacer fila desde la mañana para conseguir entradas, mientras la mayoría está aún en clases. Ah, las ventajas de tener vacaciones trimestrales!!!)

Gracias a: Devil Lady Hitokiri (AsuSan Snape), Nelly Esp, kat basted, Emily Evans, Elanor Black, javi-fernandez, GaRrY, tomoe, Eámanë, Aliance, Nayade e Ithae.

Capítulo Cinco: Arrepentimientos y una Nueva Oportunidad

Dudley Dursley estaba mirando su techo en la temprana mañana del día 30 de Julio en su espaciosa habitación en el número 4 de Privet Drive. Cientos de juguetes y artilugios lo rodeaban, pero él apenas los miraba ahora. Sólo le recordaban de lo egoísta que había sido durante su corta vida. Era una lástima que no pudiera dejar su habitación, a excepción por unos pocos momentos para hacer algo de ejercicio. Esos ejercicios eran más cortos de lo que deberían ser debido a su madre. Ella no quería que exagerara.

Él no iba a engañarse a sí mismo. La única persona a culpar por su posición era él mismo y ahora estaba pagando el precio. Verdad, su madre y su padre nunca le castigaban por lo que hacía, pero él podría haber dicho no. Ellos sólo querían hacerlo feliz. Peor, él no estaba agradecido por todo lo que habían hecho por él durante los años. No, él sólo agarraba lo que deseaba y siempre quería más. Y cuando obtenía lo que quería, nunca lo apreciaba. Simplemente lo tenía y eso era todo.

Me pregunto cómo estará Harry? Hizo una mueca. Dudley dudaba que su primo estuviera bien. Cuando regresaron a casa del hospital, su padre estaba convencido que su primo era la causa de este dilema. Si algo había hecho Harry, eso era tratar de ayudarlo de alguna forma: antes, siempre tenía que correr detrás del veloz niño, y casi nunca lo alcanzaba. No importa cuanto intentara convencer a su padre, Harry aún era el culpable. El rostro de Vernon se volvió púrpura de ira cuando le pidió que le diera todas sus cosas a Harry como su último deseo. El enorme hombre comenzó a gruñir acerca de "tonterías", reclamando que el joven brujo lo había puesto bajo un hechizo. Tenía la impresión de que a Harry no le iba muy bien desde ese primer encuentro.

Su madre también estaba cada vez más preocupada acerca de Harry también. Ella intentó entrar a la habitación, pero su padre comenzó a hacer guardia a la puerta de la habitación, evitando que ella pudiera darle comida o atención médica. Era el miedo de Petunia de que Harry fuera a morir lo que la mantenía buscando formas para ayudar a su primo. En privado, ella le dijo que había pasado la mayor parte del día buscando en los directorios telefónicos por la familia "Weasley", en vez de buscar un trabajo como le había dicho a Vernon. Incluso había empezado a poner atención a las noticias sobre la ubicación de Sirius Black, el convicto padrino de Harry. "Él todavía es el hijo de mi hermana! No lo puedo dejar así! No, simplemente no puedo!" ella lloró hace unos días mientras Vernon no estaba en casa. No podía culparla. Harry había sido dejado bajo su responsabilidad, el único recuerdo de su muerta hermana. Hubiera sido inhumano continuar sin hacer nada mientras él era "castigado" por algo que no había hecho.

De todas las cosas por las que ahora se sentía mal, como había tratado a su primo Harry Potter definitivamente estaba al tope de la lista. Todo lo que le había hecho era molestarlo, golpearlo, y asegurarse de que absolutamente nadie fuera su amigo. Entonces fue a ese colegio de magia (Hogwarts?) y tuvo muchos amigos. Imaginen su sorpresa cuando se enteró que su delgado, débil primo era famoso! Tenía esos amigos pelirrojos que se lo llevaron de la casa cada verano, que se preocupaban si no respondía sus cartas o algo. Todo lo que él tenía era su "fiel pandilla" que lo abandonó cuando se enteraron que era pobre. Vaya amigos. Harry era la única persona que lo desafiaba a tratarlo como a un igual. Ellos podrían haber sido amigos. Estaba seguro que si ese hubiera sido el caso, Harry hubiera seguido a su lado.

Pero eso no sucedió. No había caso en desear cosas que ahora nunca sucederían.

Su padre pasando por la puerta de su habitación en el pasillo lo sacó de su ensimismamiento. Juzgando por su atuendo, iba a salir. ¿Qué tendría que hacer a las tres de la mañana? Lo escucho murmurar. "Ojos... váyanse... ojos..." ¿Ojos? Su padre seguía balbuceando acerca de ojos últimamente. También los mencionaba con Harry, diciendo que los trajo con su 'hocus-pocus'.

Petunia estaba histérica. Según ella, Harry había desaparecido súbitamente dos días atrás. Desde entonces, Vernon no podía dormir y siempre regresaba a casa luciendo como un ciervo aterrado. Le había confesado a ella que estaba siendo cazado y que a donde quiera que él iba, ellos lo perseguían. Ella estaba considerando llevar a su padre a una institución para que le hicieran unas pruebas, pero no estaba segura de cómo hacerlo sin resultar herida de alguna forma. Dondequiera que estés, Harry, espero que estés bien. Petunia dijo que los búhos llegarían mañana porque era el cumpleaños de Harry. Tenía una nota que enviar si llegaban, explicando la situación. Con un poco de suerte, ellos lo encontrarían, esté donde esté.

Dudley rió para sí mismo. Si las cosas fueran normales, ni siquiera consideraría pensar este tipo de cosas. La muerte debe tener algo que ver. A nadie en particular, hablo en voz alta en el silencio de su habitación, "Harry, lo siento por todo. Espero me perdones."

Por segunda vez en esa noche, se sorprendió. Una voz misteriosa y de otro mundo le habló súbitamente. "En realidad sientes lo que dices?" Su mente estaba trabajando rápido. Era Harry? No. Esa voz era definitivamente la de una mujer. Debo estar soñando o alucinando o algo. Sus dudas si este era un sueño fueron interrumpidas cuando la voz repitió la pregunta. A quién le importa? Mi papá se está volviendo loco, mi mamá tendrá un colapso neurótico pronto, y yo estoy muriéndome. Lo mejor será unirme al club. "Sí, lo siento."

"Entonces querrás una segunda oportunidad?" Las sombras más oscuras de su habitación fluyeron como agua hacia un punto al lado de su cama, uniéndose. En unos momentos, Dudley podía fácilmente distinguir la forma de una mujer, la silueta una débil aura plateada. Sus ojos resplandecían y perforaban su alma: azul medianoche salpicado con dorado y plateado. Se inclinaría ante ella si pudiera, pues ella era evidentemente una figura de poder imperecedero. No necesitaba magia ni a nadie que le dijera eso. Era instinto. De algún modo conocía a esta mujer y estaba al tanto que para ella él era tan dispensable como una lata de soda de la que solía beber tanto. Él debería estar honrado que ella hubiera escogido hablar con él. Balbuceó, "Me encantaría tenerla si pudiera."

Lo miró directamente por lo que pareció para siempre. Podría fácilmente haber sido sólo unos minutos. Aunque a Dudley no le importaba, no mientras ella lo juzgaba como alguien merecedor de su atención. Al cabo, dijo, "Entonces Dudley Dursley, ya que en verdad deseas una segunda oportunidad para corregir tus acciones, te la concederé." Dudley sintió el deseo de bailar de pura felicidad. "Pero," ella continuó. "hay algunos precios que pagar."

No le importaba. Haría lo que fuera. Cualquier cosa para poder vivir una productiva vida como un decente ser humano. Esperó con ansias sus siguientes palabras.

"Esta vez debes ser una buena persona. Tener una mente y corazón abiertos. Se amable, cortés y amigable con todos. Bueno, no todos. Si no los consideras una persona honesta y digna de conocer, no tienes que serlo. Pero más importante, no te conviertas en el tipo de hombre que tu padre es." Dudley sonrió, viendo su chance. Aquella mujer le estaba diciendo que las condiciones para su redención eran las mismas cosas que estaba planeando hacer de todos modos. "Acepto las condiciones," contestó.

"Ve a dormir, Dudley, y todo estará bien. Sólo una última cosa, tu primo está bien, no te preocupes, yo me aseguraré que esté a salvo..."

Lo que sea que dijo a continuación Dudley no lo escuchó, pues inmediatamente se sumió en un profundo sueño.



"No lo creo! Es un milagro médico! Tus arterias están casi completamente destapadas!" El doctor estaba en la estéril y blanca sala de examinación con su boca abierta después de ver los resultados de las nuevas pruebas tomadas esa mañana. Eran sólo unas horas desde que ella lo había visitado. "Tu ritmo cardíaco está a la par con el de adolescentes normales de tu edad!"

Petunia, la única que estaba con él pues Vernon se había ido la noche anterior, preguntó temblorosamente, "Vivirá, entonces?"

"Por supuesto, señora! No está en ningún peligro, pero tiene un severo sobrepeso."

Dudley sonrió. "No se preocupe, doctor, estoy planeando empezar un estricto programa de ejercicio." Sí, en realidad quería estar en forma. Esta era su segunda oportunidad en la vida, e iba a asegurarse que la viviría a su máximo. Haría ejercicio, aprender lo que debía, obtendría un trabajo para apoyar a la familia, y sería un sujeto amable todo el tiempo. Nunca olvidaría el día 30 de Julio, cuando recibió esa bendición. Todo lo que tenía se lo debía a esa mujer que llamaba "Diosa de las Sombras" e, indirectamente, a Harry.



Dudley estaba corriendo en el parque cercano alrededor de las siete de la tarde ese mismo día. Encontró un trabajo en una compañía de construcción, y estaba ansioso de comenzar a trabajar en unos días. Era increíble que hubiera conseguido un trabajo en primer lugar. Sin duda tenía algo que ver con la Diosa de las Sombras. Ahora necesitaba deshacer quince años de daño a su cuerpo. Era difícil, pero Dudley encontraba extrañamente satisfactorio empujar sus límites. Conservaría sus promesas; lo juraba por su sanado corazón. Y trataría a Harry como a un hermano si volvían a verse.

Demasiado ensimismado en sus pensamientos, accidentalmente chocó con alguien. Ambos cayeron al piso. Un poco mareado, se levantó del suelo. Entonces vio que la otra persona aún no se había levantado. Recordando sus modales, lo ayudó a levantarse y se disculpó. "Lo siento, no me fijé por dónde iba."

Entonces notó que la persona era una niña, como de su misma edad. No era extremadamente hermosa, pero era bonita. Poseía una figura un tanto redonda, pero Dudley decidió que aún así se veía bien. Ella le sonrió, brackets brillando metálicamente en la leve luz. "También fue mi culpa, sabes. No te preocupes. Hey, no te había visto por aquí. Corres muy seguido?"

Dudley se rió. "Parece que corro seguido? No, sólo estoy empezando. Nunca pensé que lo diría, pero es divertido."

Ella asintió "Sí, lo es. Yo empecé porque odiaba a todas esas niñas en mi clase, burlándose de mi."

"Deben ser unas perdedoras. Tu me pareces una persona agradable, así que no debería importar."

Un suave rubor tocó las mejillas de la chica. "Gracias, supongo. Oh, nunca me presenté. Soy Alyce. Alyce Whitbaker. Quieres correr conmigo? Me gustaría algo de compañía."

"Claro! Por cierto, soy Dudley Dursley..."