Nuestros Deseos
Notas de la Autora:
KYAAA! ¡Estoy de vuelta non! Estoy feliz. Al principio pensé que no les gustaría mi fic, pero aún así, quise arriesgarme, ¿saben? Duele mucho cuando nadie toma en cuenta lo que haces (un fic, en este caso): el que nadie lo lea, o lo haga, guardándose –por muy buena, o muy mala que sea- su opinión… cuando estamos de autores, tenemos miedo a la negación, al rechazo de una historia nuestra ya que es un esfuerzo por parte de uno el estar echándole ganas para agradar al lector… yo ya he sufrido eso, pero, aún así me gusta escribir nn y lo seguiré haciendo hasta que me canse. Gracias. Ahora, prosigamos al capitulo nn
Agradecimientos: Gracias a Raíka y a su hermano Kuruma por leer mi fic (me temo que les dejaré en suspensa, acerca de la pareja ññ) y a Candy Argel (estoy feliz de saber que tengo una fan nn) Espero que disfruten el capitulo, el cual se los dedico.
Disclaimer: Los personajes de Saint Seiya, no son míos, si no que son de Kurumada-sensei.
Advertencia: Este fic puede contener shonen ai en algunas de sus partes (más adelante puede llegar a lemon)
Día Dos –
Eran las cinco de la mañana al parecer, ya que le cielo estaba aún oscuro pero, al ver al horizonte, se podía apreciar varias tonalidades que oscilaban entre el azul y el naranja… el sol aún no se mostraba en su totalidad en el cielo, mientras que los grillos cantaban armónicamente, como pidiéndole aparecer…
Pero en el templo de piscis había movimiento… dos personas estaban en el aromático jardín de rosas que el guardián cuidaba recelosamente.
- Bien, la rosa se toma así, no así…
Su aprendiz le imitó, perfectamente.
-Muy bien. Y si quieres verte con más estilo, te colocas la rosa en los labios – se la pone, para después quitársela – pero debes tener cuidado con las espinas…
El peliazul se coloco la rosa como se lo había mostrado su maestro Afrodita, ¡quería tanto impresionarlo, pero apenas cerrar los labios, una mueca de dolor se mostró en sus facciones, de un solo movimiento se quito la rosa y la tiró al suelo… en sus espinas se podía ver pequeñas gotas de sangre… de verdad quería impresionarlo…
- Te dije que debías tener cuidado con las espinas – dijo el caballero, mientras se acercaba al niño. Se arrodillo frente a él, para después sacar un pañuelo blanco y limpiarle la sangre – Por suerte sólo ha sido un pinchazo, nada grave – le sonrió dulcemente al tiempo que le guiñaba un ojo.
- Perdón maestro – el pobre estaba tan apenado por ser un inútil, que sus ojos amenazaban con llorar.
- No, no – dijo mientras movía su dedo índice frente al rostro del chiquillo – Nada de llorar… ¿entiendes?
Paul asintió con una sonrisa en sus labios. Afrodita también sonrió. ¿Cómo no tenerle cariño a ese niño?
- Buenos días Afrodita. ¿Entrenado tan temprano? – saludó Mu, que pasaba por ahí –
- Hola Mu, si, tengo que enseñarle unas cuantas cosas a este niño, - dijo mientras se paraba y se sacudía la tierra.
- Buenos días, señor Mu – saludo el aprendiz, con una pequeña inclinación.
- Buenos días – le dijo con una sonrisa.
- ¿Qué haces por aquí tan temprano, Mu? Pensé que estarías con tu aprendiz – pregunto, con curiosidad.
- Precisamente iba por Kiki, en este mismo instante… como están de visita Seiya, Shiryu y los demás, pues quiso quedarse con ellos – una sonrisa se dibujo en su rostro.
- ¿Te alegras de que Kiki este con los niños de bronce?- pregunto el santo de la ultima casa, mientras reía.
Mu también se rió. El aprendiz de piscis no entendía nada, ¿Quién era ese tal Kiki del que hablaban?
- Bueno, les dejo… no vaya a interrumpir los entrenamientos…
- Bien. Adiós Mu… - le despidió piscis.
El pelilila continuó subiendo las escaleras, repasando en su cabeza las palabras de la extraña chica castaña…
- ¿Qué? ¿Ya tan rápido y te estas arrepintiendo de tu deseo?- oyó que preguntaban a sus espaldas.- ¡Que cobarde! Ni siquiera sabes que pasara
Se volvió de golpe y observo a la chica, de pie, justo atrás de él, con una enorme sonrisa en su rostro. Llevaba puesta un vestido algo parecido a una toga pero menos reveladora, sandalias con correas y el cabello sujeto en una coleta. Parecía toda una griega.
- ¿Qué haces aquí?- pregunto mientras se le acercaba.- Pensé que sólo venías en las noches cuando todos dormían…
- ¡¡Ahh! Lo que pasa es que quise venir a conocer a tus pretendientes ¿eh?- le guiño un ojo - ¿Puedo estar contigo por mientras?– pregunto mientras se posaba a lado de él – Juro que no me verán…
- ¿Cómo no podrán verte, si estas aquí materializada?- su voz tenía un claro tonito de duda. Aunque, claro, sus mejillas estaban ardiendo.
- Sólo tú podrás verme… seré discreta…
- Mmnnn… - dudo un momento.
- ¡Oh, vamos Mu! No seas malo – le puso ojitos de cachorro bajo la lluvia.
Una gotita resbalo por su cabello – Esta bien, esta bien…
- Sankyu, Mu, eres un Dios…
Comenzaron a caminar uno a lado de otro.
En ese mismo momento, dos personas se despertaban de su profundo sueño… que extrañamente estaba ligado a una misma persona… en específico, a un mismo santo de Aries…
- ¿Por qué?- se preguntó mientras pasaba una mano por su largo cabello – Pero aún así…. – en su rostro se asomo un pequeño rubor…
Mientras, con la otra persona…
- ¡Ay, Mu!- suspiro, mientras se sentaba a la orilla de la cama.
Esa noche había tenido un sueño muy… especial (por no decir excitante) con el hermoso caballero de Aries… con anhelo, giro su rostro hacía la superficie de la cama y con la mano, paso sobre ella, exhalando un suspiro que tenia guardado desde el día anterior y desde hace mucho tiempo ya…
Entonces recordó aquél sueño, en el que Mu estaba entre sus brazos, rindiéndose ante sus caricias, deleitándose con el delicioso sabor de su piel de mármol, el probar el delicioso néctar que eran sus labios… lo deseaba… y no sólo era un deseo carnal… no…. Sabía que había algo más… el lo amaba…
- Te amo más que a nada, Mu…
Mientras Mu y la castaña caminaban escaleras arriba, el pelilila estornudo de improvisto.
- Parece que te vas a enfermar… - dijo la chica, mientras se adelantaba.
- Que raro, si yo me siento bien.
- Deberías no tomarte las cosas a la ligera… y menos un resfriado… - su voz sonaba nostálgica - … después veré que te tomes una pastilla para la gripe…
- ¿Por qué te preocupas tanto?- quiso saber Mu.
- Cosas mías – una sonrisa forzada se mostró en sus facciones.
Mu supo inmediatamente que no era verdad, pero no pudo preguntar más… si ella no quería contestar, no la podía obligar y punto. Llegaron al Santuario y se adentraron con paso lento, pasando de largo a los guardias.
- Buenos días Mu – saludo, alegre, Shion al verle.
- Buenos días maestro – se arrodillo frente a él.
- Mu, no es necesario tanto formalismo – dijo, mientras colocaba una mano en su hombro. – Kiki esta en el comedor, ¿nos acompañas?
Mu asintió lentamente, con una sonrisa en sus labios. De pronto, su mirada se desvió hacía un lado. Miro a su acompañante. La castaña estaba toda atontada, con corazones flotando sobre su cabeza, y su mano derecha sujetando su mejilla mientras veía al patriaca Shion - ¿Es que cada día se embellece más, mi Shion-sama? (si, me gusta ¿y que ¬¬?)- se pregunto la chica, lanzado un suspiro. Varias gotitas resbalaron por su cabeza.
Caminaron con dirección al comedor, donde Kiki ya comía de lo que le habían servido los pretorianos….
- Buenos días, señor Mu – saludo Kiki al verlo.
- Buenos días… ¿listo para tus entrenamientos?- pregunto mientras tomaba lugar a un lado de el patriaca.
- Si – dijo con su boca llena de comida.
- No hables con la boca llena, es de mala educación… - corrigió Mu, mientras tomaba un sorbo de la copa que los pretorianos le sirvieron.
- Si, genial, tu come rico mientras yo me muero de hambre… - se quejó la castaña en un claro tono de sarcasmo. Mu simplemente sonrió. – Iré a dar una vuelta por las casas, ¿puedo? Siempre quise conocer el lugar – dijo con alegría, daba pequeños saltitos sobre si misma.
- Claro – dijo.
- ¿Dijiste algo Mu?- pregunto su maestro. El pelilila sólo negó.
- No, nada… - vio como la castaña brincaba con dirección a la salida del santuario.
- Bueno, bueno… ya estoy aquí… ¿Qué puedo hacer ahora?- se puso a pensar- ¡Ah, si! Para este momento, la suerte de Mu ya debió haber escogido a alguien… ¿me pregunto a quienes habrá elegido?- puso una mano en su mentón, intentando concentrarse.
De repente tras de ella apareció el caballero de Virgo, tan altivo como siempre.
- ¿Quién eres y que haces aquí?- pregunto, clavando su azulada mirada en la avellanada de ella.
- Ah… eh… sólo soy… invitada… si eso… este…como quiera ya me iba… adiós – se despidió Aliss, y salió corriendo escaleras abajo como alma que lleva el diablo.
Shaka, sin darle mucha importancia al hecho de que hubiera una chica en el santuario, y menos que esta no fuera una amazona, se adentro al santuario.
Imaginó que sería el primero en llegar al comedor… pero, ¡oh sorpresa! El ariano ya estaba ahí, platicando alegremente con el patriaca.
Su corazón comenzó a latir con fuerza…
Cuando la castaña por fin se detuvo –cuando llegó al tercer templo-… se tiró en el piso a intentar halar aire y pensar quién sería el dichoso elegido…
- Sólo quiero lo mejor para Mu… - se dijo a si misma mientras se incorporaba y tomaba asiento. Entonces recordó su penoso encuentro con Shaka - ¿Por qué me pudo ver? Se supone que solo Mu puede verme… - se acomodo en posición de loto – Bien… eso no importa ahora. Tengo que saber quien es el elegido… pero, ¿cómo lo encontrare? - lanzó un suspiro - … no pensé que mi trabajo fuera a ser tan complicado… - de pronto comenzó a escuchar paso que se acercaban a donde estaba.
Una de dos: o se ocultaba para que no la vieran o permanecía allí, confiada en que no la verían, para que después ocurriera lo mismo que con Shaka… - ¡Patitas para que las quiero!- se levanto de golpe y se oculto tras un pilar.
Busco con la mirada a quien se avecinaba, para toparse después con el monumental cuerpo de Saga aparecer entre las sombras. De pronto, noto que se quedaba parado, viendo hacia el templo del patriaca. Desde donde estaba, podía sentir los cosmos del patriaca, Shaka y… de Mu… vio como lanzaba un suspiro, el cuál curiosamente le pareció que sonaba al nombre de cierto carnerito, protegido suyo.
En su rostro se dibujo una sonrisa felina. – Te encontré…
Salió del templo de puntitas, evitando cualquier sonido, y al salir del alcance visual del santo de géminis correr como loca hacía el santuario… mientras corría, no evitó lanzar una pequeña risita. – Mu, lo encontré….
Mientras, dentro del santuario, Mu y Shaka platicaban acerca de trivialidades… para pasar el tiempo hasta que llegaran los demás, como de costumbre, para desayunar.
- Kiki… no comas tanto… déjales algo a los caballeros… - regaño Mu.
- Lo siento, Sr. Mu – se tapó la boca y dejó escapar un eructo – Disculpe…
- Si ya terminaste de comer, entonces vamos a comenzar tu entrenamiento… si me permiten – se dirigió a shaka y al patriaca, que miraba divertido a un Kiki totalmente apenado.
- ¡Si!
Se levantaron de la mesa y caminaron hacía la salida, donde se encontró con la castaña, que estaba demasiado agitada…
- ¡Mu!- exclamo, feliz, al verle. De pronto, se tapo la boca al recordad que shaka si podía ver y oírle - Mu – susurró, mientras se escondía en un pilar - ¿Adivina que? Lo encontré…
- ¿A quién?
- ¿Mu? ¿Ya te vas?- pregunto una voz. Volteó su vista hacía el frente y ahí vio al (n/a: guapísimo -) santo de géminis.
- Pues si – contesto. Un pequeño rubor apareció en sus mejillas – Apenas voy a comenzar el entrenamiento de Kiki…
- ¡Oh! Ya veo – voltea a ver por todos lados - ¿Dónde esta tu aprendiz?
- ¿Eh?- lo busca - ¿A dónde se habrá ido ese muchacho?- y comenzó a bajar las escaleras.
La castaña vio como Mu buscaba al chamaco con la mirada desde los escalones de la entrada… en eso sintió una mirada posada sobre ella… lentamente giro la mirada y se encontró con los ojos verdes de Saga.
- ¿quién te dejo entrar hasta aquí?- le pregunto una imponente voz.
- ¿Eh? Pues… - rió nerviosamente -… soy invitada en el templo de Aries… si, eso… y vine a desayunar, pero… llegue tarde… si… y…. creo que tengo que avisarle a Mu que estoy aquí y se desesperara al no encontrarme y… y… ¡Adiós! – y corrió escaleras abajo, para llegar con Mu, que ya estaba a pocos pasos del ultimo templo.
- Que extraña chica – dijo mientras se encogía de hombros...
- ¿Qué paso? ¿Por qué tardaste?- le pregunto el ariano, mientras seguía buscando al chamaco.
- Saga me detuvo… - Mu le miró, la castaña le dirigió una mirada de "no preguntes".
Entonces, el guardián del primer templo sintió el cosmos de Kiki, el cual estaba en el templo de piscis… ¿Qué haría ahí? Ambos se dirigieron al templo, y se dirigieron al jardín que ahí había… en el estaban Afrodita y su aprendiz, al parecer ya habían dejado de entrenar, y Kiki… los tres tomando un vaso de limonada…
- ¡¡Kiki!- grito Mu - ¿Por qué te fuiste sin avisarme?
- Lo siento Señor Mu… no volverá a pasar…
- ¡oh, vamos Mu! No seas tan exigente con el niño… - habló Afrodita – No puedes evitar que se relacione con otros niños…
Ambos vieron como Kiki y Paul conversaban animadamente, el segundo riendo de algo que había dicho el primero.
La joven veía como, tanto alumnos como maestros, charlaban, no pudo evitar voltear hacia la entrada del santuario… allí vio a Shaka, observando fijamente al pelilila, pero al verse descubierto por la extraña muchacha, se oculto inmediatamente. Esa actitud era característica de… ¡un momento!
- Mmmnn… que raro… ¿Por qué shaka…? No… entonces… ¿y Saga?... – se puso a pensar en todo aquello – No es posible que sean dos los elegidos… es… imposible… o… o será que…
La li oh!
Perdón por la demora de este capitulo… es que… como dice en mi profile… estoy en un estado depresivo -- (pero no se preocupen… eso no me evita continuar con el fic).
Espero que les haya gustado el capitulo (y que le hayan entendido uu) Por favor dejen review, y a cambio yo les regalo la continuación del fic nn
Besos. Aliss.
